Capítulo 15. Final Flash
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El Rey Cold miraba con estupefacción el punto donde desapareció Freezer. Hacía escasos segundos que él se encontraba allí de pie, hablando a sus enemigos y riendo maquiavélicamente ante ellos. En cambio, ahora no había rastro alguno de él. Intentaba asimilar si era real o una mera alucinación, pero cuanto más tiempo pasaba más consciente era de que, lo que acababa de ocurrir, no era cosa de su imaginación.
Cooler, al igual que su sorprendido padre, tampoco era capaz de salir de aquel trance en el que se encontraba. Su hermano se encontraba vivo, él mismo vio como los científicos y médicos le colocaban las prótesis y le ayudaban con la movilidad. Ahora ya no quedaba nada de él, solo el asombro de una muerte tan inesperada como impactante. Sabía bien quien era la culpable de todo ello, esa mujer que abrazaba con fuerzas a la pequeña que Cold tuvo cautiva.
Fue como un jarro de agua fría romperse encima de su cabeza, mientras las palabras de Bulma resonaron en la cabeza del tirano la última vez que se encontraron en el laboratorio de su base.
"Por favor, es un material delicado. No debe moverse mucho ni tampoco ser implantado de cualquier manera".
Su interior palpitaba de rabia al ser consciente de como aquella mujer, aquella insignificante y débil humana, había logrado su cometido sin que nadie la descubriera.
Ya no era ninguna incógnita que Bulma había recuperado la memoria, pero lo que sí fue asombroso fue su capacidad de deducción para saber que estaba trabajando en la fabricación de unas prótesis que, posteriormente, serían implantadas al malherido cuerpo de Freezer. Fue rápida e inteligente para crear una bomba y colocarla en el interior de una de ellas para que él y sus hombres la cargasen hasta el planeta de Cold. Si hubiera realizado algún movimiento brusco, la explosión se hubiera formado antes de tiempo y su plan no habría servido para nada. Dejándola expuesta y en mayor peligro.
Cooler alzó su mano justo en la dirección donde se encontraban madre e hija. Formó una bola de ki amarilla en su palma y la soltó al segundo. Sabía que no conseguiría nada con ello pues, como imaginó, alguien se interpondría.
Vegeta se alejó del malherido cuerpo de su hermano para ponerse delante de su esposa y su hija con el fin de protegerlas. No le costó nada desviar la bola de ki hacia otro lado, dirigiéndola hacia una de las ventanas, rompiendo el cristal de esta y estallando en el cielo.
–Mátalos–ordenó Cold a su hijo con rabia. Había vuelto en sí cuando Cooler atacó a la humana y la medio saiyajin. Sabía que la mujer era la mayor culpable y ahora quería hacerla pagar por la muerte de Freezer–, menos a esa zorra. A esa la voy a destrozar lentamente. –
Vegeta se posicionó, preparado para comenzar el ataque en cuanto escuchó la amenaza de Cold. Ahora ya no había nada que ellos pudieran hacer para doblegar al Príncipe, así que se desquitaría con ellos y les mataría de inmediato.
–Ahora debéis tomar una nave y marchar–ordenó el Príncipe a la humana que apretaba con cuidado a su hija contra su cuerpo–. Aquí ya no tenéis nada que hacer. –
Bulma no pensó discutir su orden, ya que su misión allí había acabado. Fue a buscar a su hija y a matar a Freezer y, para ello, debía estar a una cierta distancia para poder detonar la bomba en su pecho. Ahora debía preocuparse por el bienestar de Bra, y sacarla de allí cuanto antes para que no estuviera más expuesta al peligro.
–Vosotros habéis matado a uno de los nuestros–la voz de Cold resonaba en toda la sala como un eco maligno, que se acentuaba con los firmes pasos que daba al bajar los escalones que conectaban con su trono–. Ahora yo liquidaré a uno de los vuestros. –
Los saiyajins se pusieron alerta mientras el Rey Cold clavaba su colérica mirada en cada uno de los allí presentes, incluyendo el mismo cuerpo herido de Tarble, pero terminó por ignorarle para que muriese agonizando dolorosamente.
Alzó su mano y apuntó con su dedo índice a cada uno de los guerreros que estaban preparados para el ataque. Apuntó a Goku y éste se preparó para el impacto, pero antes de soltar su rayo de ki, Cold desvió nuevamente su mano a gran velocidad, justo donde estaba Trunks, para liberar el ataque. Éste pasó rápido, pillando por sorpresa al muchacho.
El rayo atravesó justo en su pecho, haciendo que retrocediera con las manos a la altura de éste. Escupió sangre por la boca mientras caía de rodillas al suelo.
–¡Raditz! –gritó Trunks al ver al saiyajin caer al suelo justo delante de él.
El cuerpo de Raditz impactó boca abajo, ensuciando las baldosas con su sangre mientras sus ojos se clavaban en la figura de su hermano, quien estaba estático viendo al melenudo temblar por culpa de aquella herida.
–¡Raditz! –se escuchó el grito desesperado de Bra al ver al saiyajin tendido en el suelo.
Bulma aferró con fuerza a su hija para evitar que se escapase de sus brazos, mientras asimilaba la sangrienta escena que acababa de presenciar. Cold estaba dispuesto a matar sin un combate previo y quiso que Trunks fuera su primera víctima, pero Raditz se interpuso entre el cuerpo del adolescente y de aquel veloz rayo que amenazaba con atravesarle. Cayó al suelo y aún estaba vivo, pero sabía que era por poco tiempo.
Goku finalmente reaccionó. En su interior resucitó un odio que hacía mucho no sentía, consiguiendo que se transformase en Super Saiyajin para, acto seguido, atacar a Cold por lo que había hecho. En cambio, Cooler se interpuso entre ellos para dar comienzo a un combate entre el guerrero y el tirano que le tuvo esclavizado durante veintiún años en su base.
Mientras ellos luchaban, Trunks se acercó al cuerpo de Raditz, cayendo de rodillas justo delante de él. Le dio la vuelta y rodeó su cuello para inclinar un poco su cabeza. El rayo había atravesado su pecho, dejando un orificio de salida que ensuciaba también su espalda con la sangre, llegando a hacer un charco en el suelo. Los ojos azules del joven se llenaron de lágrimas al sentir el ki del hombre desaparecer con lentitud.
–¡Raditz! –Bra consiguió liberarse de los brazos de su madre. Bulma y Vegeta salieron corriendo detrás de la pequeña que se puso al lado del saiyajin, justo delante de su hermano.
Vegeta agarró a la niña antes de que llegase a tocar a Raditz. Ella chilló y pataleó mientras su padre luchaba porque no viera aquella cruel imagen.
–Bulma–Vegeta vio a la mujer que estaba a su lado llorando, con los ojos clavados en el saiyajin herido–¡Bulma! –el grito sobresaltó a la mujer, que despertó de aquel embrujo en el que se mantenía al ver el cuerpo de Raditz–. Debéis poneros a salvo. –
–¿Y Raditz? –preguntó ella sin dejar de contemplar a su viejo amigo, quien parecía luchar por no dejar de respirar en los brazos de su primogénito.
–Que Trunks le saque fuera de la sala junto con Tarble–Vegeta volvió a mirar a su hermano que estaba en la misma situación que Raditz, salvo que éste tenía mayores heridas–. Nosotros cargaremos sus cuerpos cuando acabemos con Cooler y Cold, pero aquí no podéis estar las dos. –
–¡Yo quiero ir con Raditz! –lloriqueó la niña luchando por escapar de los brazos de su padre.
Vegeta hizo caso omiso de las palabras de su hija debido a que la figura de Cold se acercaba hasta ellos con paso amenazante. El Príncipe, con gran rapidez, le entregó la niña a Bulma para que la cargase en sus brazos. Bra pataleó para que la dejasen bajar y poder estar con Raditz, mientras que la humana volvía a su trance sin poder asimilar la realidad.
–Trunks–Vegeta se acercó a su hijo que se encontraba en el mismo estado de shock–, saca a Raditz fuera. –
Por muy cerca que estuviera Vegeta de él, Trunks no era capaz de escuchar las palabras de su padre. Su cabeza le torturaba rememorando una y otra vez el momento que vio a Raditz ponerse delante de él para acabar malherido y cayendo al suelo. Contaba mentalmente el tiempo que le quedaba de vida. Le estaba costando respirar y parecía que luchaba por no cerrar los ojos.
–¡No te mueras, Raditz! –Bra, en un momento de flaqueo de su madre, consiguió zafarse de su agarre para ir hacia el saiyajin.
Vegeta iba a impedir que se acercara, pero vio a Cold demasiado próximo a donde estaban ellos. Apretó los dientes con rabia. Nada estaba saliendo bien. No entró en sus planes que Bulma estuviera allí, ni que Freezer desapareciera tan pronto. Esto último fue fortuito, pero su muerte había acontecido una cadena de infortunios. Su padre había atacado a Raditz y a partir de ahí todo parecía descontrolarse.
Se transformó en Super Saiyajin y se echó encima de Cold para alejarlo de su familia. Comenzaron una pelea de puñetazos que ambos esquivaban con bastante maestría, hasta que Vegeta consiguió golpearle en el estómago con su rodilla. El tirano se dobló un poco y fue el momento que aprovechó el Príncipe para agarrarle de un cuerno y empezar a estamparle su puño en el rostro sin parar.
–Raditz–dijo la suave voz de la niña que se colocó al lado de su hermano. Puso sus manos sobre el hombro de él y empezó a moverlo un poco para que éste reaccionase.
El saiyajin fue capaz de emitir una pequeña sonrisa al sentir a la niña a su lado, llamándole desesperadamente y rota en llanto. Su ki estaba casi por desaparecer, tal vez porque su mayor esfuerzo fue en aquel gesto que le dedicó a Bra. Bulma, ante aquella imagen trágica y dañina, se aproximó a ella para separarla de Raditz y que no tuviera que seguir sufriendo al ver al hombre morir, pero se vio paralizada antes de poner sus manos sobre ella.
Vegeta dejó de golpear a Cold y la pelea entre Goku y Cooler también cesó cuando un brillo intenso inundó toda la sala del trono. El Príncipe se giró hacia la dirección de donde provenía, para ver a su hija llorando y apretando sus manos contra el cuerpo de Raditz. La pequeña estaba envuelta por un aura blanquecina que llegó a rodear también al saiyajin caído y así permaneció por diez segundos, el tiempo exacto que tardó en cerrarse la herida en el pecho del guerrero.
Raditz notó una pequeña descarga en su interior, como una llama que le quemaba pero que no era dañina. Se incorporó bruscamente hasta quedar sentado en el suelo ante la mirada perpleja de Trunks. El guerrero se examinó la zona donde fue herido, para no encontrar ni una sola marca. Con el mismo asombro miró a la niña que se encontraba tan anonadada como todos los presentes.
–¿Cómo has hecho eso, Bra? –preguntó Trunks sin dejar de mirar a Raditz. La niña no era capaz de emitir palabra alguna, simplemente se encogió de hombros.
Aquella escena repleta de incógnitas y sorpresas, fue destrozada cuando Cold agarró de la cabeza a Vegeta para impactarle contra el suelo, rompiendo las baldosas con el cuerpo del saiyajin. Raditz se puso en pie, dispuesto a atacar al tirano que estuvo a punto de matarlo. Voló hasta él para propinarle un puñetazo que el Rey esquivó. El lagarto respondió aquel golpe con una patada que le hizo volar al otro lado de la sala.
–Madre–Trunks se puso en pie, sabiendo que debía unirse a la batalla–, llévate a Bra y a ese hombre–con el índice, señaló el cuerpo herido de Tarble–. Tomad una nave, que ella cure sus heridas e id al planeta Riolhase. –
Bulma, que al principio apareció en aquella sala rebosando seguridad y fiereza, ahora se encontraba aterrada y preocupada. Lo que Bra hizo con Raditz aún era desconcertante, tanto como ver al guerrero sin ninguna herida y luchando contra uno de los tiranos cuando estaba al borde de la muerte.
–No es tiempo de que dudes madre–Bulma reaccionó finalmente a las palabras de su hijo–. Tenéis que poneros a salvo. –
Trunks avanzó hasta el cuerpo malherido de Tarble, se agachó ante él y lo cargó con cuidado entre sus brazos, pero aún así emitió un gruñido de dolor. Su estado era muy grave y el hecho de que estuviera vivo parecía un milagro. Se alejó con rapidez de la zona de combate mientras su madre, con la niña en brazos, abría la puerta de la sala para salir al pasillo. El muchacho salió afuera, intercambiando la mirada con la humana. Ella sentía un aire frío que la envolvía al pensar que debía marchar y dejar a su hijo y Vegeta luchando.
–Si no habéis vuelto en cinco horas, vendré para buscaros–Bulma llevó su mano al rostro de su hijo, acariciando con suavidad su pómulo.
–Piensa en Bra, mamá–Trunks bajó la mirada a la niña que lloraba en el hombro de su madre. Volveremos, pero no hagas tonterías. –
Trunks depositó con cuidado el cuerpo de Tarble en el suelo del pasillo. Bulma sentía que el corazón le daba un vuelco mientras las lágrimas resbalan por su rostro. En esos momentos pensaba lo mucho que le hubiera gustado tener la fuerza de él para estar en su lugar y poder protegerle.
–Te quiero, Trunks–la humana se acercó al medio saiyajin para depositar en su mejilla izquierda un suave beso.
Él acarició el rostro de su madre, así como ella lo hizo antes, perdiéndose en sus ojos azules que él heredó de ella. Emitió una pequeña sonrisa y, antes de entregarse a la batalla, revolvió el cabello de su hermana. Susurró un "luego nos vemos" y volvió a la sala del trono, cerrando las puertas que conectaban con el pasillo.
Trunks limpió las lágrimas que habían ensuciado su rostro. En ese momento acontecían dos batallas diferentes. Goku combatía cuerpo a cuerpo con Cooler y Raditz se unió a ella cuando Vegeta le ordenó que le dejase a él solo pelear contra Cold. El enorme tirano se encontraba encajado en una grieta que hizo con su cuerpo en el suelo, mientras que el Príncipe golpeaba su abdomen sin descanso. El lagarto pudo reaccionar en un momento, agarrando por el brazo al saiyajin y estampándole a su lado izquierdo. Aprovechó aquel momento para ponerse en pie y empezar a pisotear las costillas del guerrero. El adolescente intentó evitarlo, transformándose y volando hasta él para enterrar su pie en el pómulo de aquel monstruo, mandándole contra la pared. Su padre se puso en pie mostrando algún rasguño, pero nada grave.
Por otro lado, Goku y Raditz habían conseguido vencer a Cooler. El mayor le había agarrado de la cola y empezó a darle vueltas hasta soltarlo en la dirección donde se encontraba su hermano, quien le golpeó de lleno con una esfera de ki blanca. El tirano chocó contra el enorme trono que se rompió con el impacto.
–¿Esto era lo que debíamos que temer? –sonrió Vegeta al ver a ambos tiranos rendidos ante ellos.
Cold resbaló por la pared hasta caer al suelo, mientras que su hijo intentaba ponerse en pie, pero le resultó un arduo trabajo. Tosió dolorosamente, escupiendo una gran cantidad de sangre que ensució las baldosas. Apretó los dientes cuando la risa de Vegeta resonó por la sala. Hacía apenas un día que aquel saiyajin estaba bajo su dominio y ahora había conseguido invertir la situación. Su gruñido se escuchó rabioso. Cooler no iba a consentir que aquella raza estúpida se volviera contra él y ganase, así como lo hicieron con su hermano.
–Habéis tenido suerte, monos–Cold consiguió levantarse al apoyar su cuerpo en la pared mientras llevaba una de sus manos a su costado izquierdo–. Si Freezer hubiera estado aquí ninguno reiría y se jactaría como lo hacéis ahora. –
–¿Por qué crees eso? –Vegeta volvió a su forma normal al pensar que ya no era necesario gastar energías en dos enemigos tan ridículos como ellos–. Sois la misma mierda, pero con diferente nombre. –
–Te hubieras tragado esas palabras–Cold contempló a su hijo que logró ponerse en pie. Estaba muy herido y ensangrentado. Notó su sangre hervir ante dicha imagen–. Con Freezer no hubiera ocurrido. –
Cooler no aguantó más la humillación en las palabras de su padre. Para él Freezer siempre era el mejor en todo mientras que a su otro hijo le dejaba como el segundón que jamás llegaría a nada. Podía ser fuerte e impartir miedo, pero la reputación de su hermano le ensombrecía y su propio progenitor se encargaba de recordárselo.
El ki de Cooler empezó a elevarse repentinamente, llamando la atención de los saiyajins. El herido tirano estaba envuelto en un aura maligna que incrementaba su poder, hasta que desembocó en una fuerte y sonora explosión.
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Bra logró reanimar a Tarble gracias a sus nuevos y extraños poderes. El hombre se sentó en el suelo, sorprendido al sentir que sus dolores y heridas habían desaparecido. Se giró a ver a la niña que, con una enorme sonrisa en sus labios, saltó sobre él para abrazarlo. Rodeó con sus pequeños brazos el cuello del saiyajin que pensó que moriría. Bulma, con gran estupefacción, contemplaba aquella imagen sin saber que estaba ocurriendo con su hija, la cual parecía tener un don curativo que utilizó con aquel extraño sujeto.
–Fue justo como lo dijiste, Bra–habló Tarble mientras revolvía cariñosamente el cabello a la pequeña–. Tu madre ha matado a Freezer. –
–Pero...–la pequeña agachó la cabeza al recordar la visión de lo que estaba aconteciendo en la sala del torno–no sé qué ocurrirá ahora. –
Bulma se cruzó de brazos mientras Bra se separaba del hombre y éste se ponía en pie. Ambos cruzaban miradas y compartían una sonrisa cómplice.
–¿De qué estáis hablando? –aquel intercambio de palabras seguía desequilibrando a la mujer.
–Debemos ir a por una nave–Tarble se giró hacia la mujer con un gesto serio–. Allí te contaré todo. –
Bulma alzó una ceja ante las palabras del hombre desconocido. Hubiera objetado algo si no fuera por la situación en la que se encontraban. Prefirió asentir y agarrar de la mano a su hija para salir lo más rápido de allí, pero todo se torció cuando un fuerte temblor les hizo caer al suelo. La mujer agarró con fuerza a la niña para protegerla mientras que Tarble alzaba la mirada a las enormes puertas de la sala. Sabía que aquella sacudida nació del interior de aquel lugar.
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La figura de Cooler se dejó ver después de que la humareda se disipara. Trunks observó estático la nueva imagen de aquel monstruo que había cambiado por completo su apariencia. Manteniendo el color morado de su piel, mostraba mucha más musculatura y más altura que antes. Sus antebrazos blancos mostraban dos afiladas cuchillas y unas grandes gemas de color azul oscuro, así como las tenía también en sus blancas piernas. La punta de su cola también era afilada y blanca y su cabeza era muy diferente.
Mostraba cuatro cuernos con una enorme gema azul en el centro. Únicamente se veían sus ojos completamente rojos y su boca estaba cubierta. Aquella terrorífica imagen no se compara con el inmenso ki que ahora tenía, mucho más elevado que antes.
El tirano se giró para ver a su padre que estaba tan sorprendido como los saiyajins. Él conocía la transformación de su hijo, pero, era tan raro que éste la utilizase, que lo había olvidado. Cooler se desvaneció y en un segundo se plantó frente a Cold, que cayó nuevamente al suelo a causa de la rápida aparición.
–Si tanto anhelas la presencia de Freezer, no te preocupes, padre. Yo te enviaré con él–Cooler movió con rapidez su cola, clavando la afilada punta a la altura del pecho de aquella enorme bestia.
El quejido de dolor se escuchó con fuerza por toda la sala. Cooler alejó la cola mostrando la sangre morada de su padre. Acto seguido alzó su pierna para aplastar la cabeza de Cold con su pie. Repitió aquel acto continuado mientras su risa se escuchaba como un eco que resonaba en el lugar y en las cabezas de los saiyajin, que presenciaban la imagen sin parpadear.
La cabeza de Cold quedó aplastada y formó un río de sangre que terminaba en un charco morado. No quedaba absolutamente nada del rostro de aquel tirano, simplemente se veían los afilados y negros cuernos.
–Bien–Cooler volvió la atención a los cuatro saiyajins que estaban perplejos al ver como el tirano había matado a su padre sin ninguna complicación–. Ahora vosotros. –
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Cuando el temblor desapareció, Bulma, Bra y Tarble se montaron en la nave que había llevado hasta allí a la humana. Ella se sentó delante de los controles y los otros dos detrás de ella. Se pusieron el cinturón de seguridad mientras la mujer intentaba encender el vehículo lo más rápido que podía. Las coordenadas estaban marcadas y no hacía falta que condujera, simplemente debía activarlas para salir cuanto antes de aquel planeta.
–Tarble–el hombre se giró hacia Bra cuando su dulce e infantil voz le llamó–, ¿mi papá y tú sois hermanos? –
Bulma miró de reojo hacia atrás, prestando atención a la conversación de su hija con aquel hombre. Tarble asintió a la pregunta de Bra, que sonrió alegre por la noticia. Su madre, en cambio, estaba bastante sorprendida por aquella información. Vegeta jamás le habló de un hermano y ahora que tenía a aquel sujeto al lado le vio algún pequeño parecido físico.
–Eras el bebé que la abuelita tenía en brazos–Tarble sonrió ante el recuerdo de Bra. Si no hubiera sido por ella, él jamás hubiera descubierto la verdad.
La nave despegó a los pocos segundos mientras ellos hablaban y la mujer les escuchaba. Aquel estado de dudas ya estaba molestándola. No sabía quién era él y tampoco entendía bien las palabras de su hija.
–¿Alguien me explica de una vez lo que está ocurriendo? –preguntó Bulma mientras se giraba, llamando la atención de Tarble y la pequeña–. ¿Quién eres tú? ¿Y por qué mi hija tiene ese poder? –
–Me llamo Tarble–Bulma le analizó de arriba abajo. Era de pequeña estatura, tenía el cabello en punta, pero no en llama como Vegeta, en cambio, su ceño fruncido era bastante similar al del Príncipe, salvo que aquel hombre mostraba una mirada más amigable–. Estuve cuidando de Bra todo este tiempo y gracias a ella he descubierto que soy el hijo de los Reyes del planeta Vegeta. –
Bulma cambiaba la mirada de Bra a Tarble constantemente. La pequeña mostraba una sonrisa mientras asentía, dando a entender que era cierto lo que le estaban contando. El hombre era un saiyajin y eso se podía apreciar aun a falta de cola.
–¿Qué? –fue lo único que dijo Bulma ante la extraña explicación.
–Bra posee un don–Tarble habló con seriedad. Entendía que todo fuera confuso para la madre de la pequeña, y por ello debía explicarse para que supiera lo que había ocurrido con su hija–. El Rey Darek le dio de beber sangre de feresi cuando tenía dos años. Estos animales eran muy importantes y decían los akrogianos que si bebías de aquella sangre podías adquirir ciertas capacidades que el resto de seres no pueden–Bulma escuchaba con atención la explicación, pero aún se sentía sumergida en aquel mar de dudas–. En principio ella podía tener visiones, pero parece que también tiene un don curativo. –
La nave permaneció en silencio tras las últimas palabras pronunciadas por Tarble. La mente de Bulma era el único lugar donde las voces se escuchaban. Se repetía la información y la procesaba con lentitud. Escuchó lo que era un feresi y estaba segura de que alguna vez el Rey Darek le mostró uno y le habló de la importancia que tenían, pero no recordaba el momento exacto en el que ella le dio permiso para que le diera a Bra de beber la sangre de aquel animal. Alzó sus ojos azules a la niña que estaba manteniendo su sonrisa. ¿Era por eso por lo que Cold la quería?
No podía discutir con Darek, ni mucho menos preguntarle por qué hizo algo así. Lo único que podía hacer en ese momento era agradecer aquel don de Bra, porque de otro modo no hubieran podido salvar a Raditz.
–Gracias a ella pude contactar con el Rey Riolhase–la voz de Tarble volvió a la realidad a Bulma–. Ella tuvo una visión con la Princesa Aloy que estaba esclavizada en la base de Cooler. Al parecer estaba viva gracias a Trunks. –
–¿Fuiste tú quien trajo al Rey a la base? –Tarble asintió con una sonrisa de orgullo. Escuchar aquella pregunta le hizo saber que su plan funcionó tal y como imaginaba–. Quiero que me digas todo lo que sepas del don de Bra, sin omitir ningún detalle. –
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Vegeta se vio obligado a transformarse nuevamente cuando vio a Cooler aproximarse hacia él. El tirano le golpeó en el rostro y le empujó hacia atrás, estampándole con una columna que se rompió al momento. Goku se dirigió hacia él para golpearle en la cara, pero el lagarto le atacó con la cola echándole detrás de él, luego apuntó con una esfera de ki dorada a Raditz que iba también a su encuentro, haciendo que atravesara las puertas con su cuerpo.
Cooler se giró hacia Trunks que estaba en postura de combate mientras apretaba con una de sus manos el collar que una vez le regaló a Aloy.
–Si te soy sincero, eres al único que no deseo matar–habló el tirano mientras avanzaba a paso lento hasta donde se encontraba el muchacho–. Te doy la oportunidad de arrepentirte por tu traición y de unirte nuevamente a mí. –
–Das por sentado que vas a vencer ahora–Trunks volvió la mirada a los guerreros que habían caído de un golpe. Su padre fue capaz de ponerse en pie, al igual que Goku. Raditz tampoco tuvo complicaciones, pero se mostraba cansado. Volvió su atención a Cooler, que paró a un metro de distancia de él–. Somos cuatro y tú uno. –
–Eso no es un problema–Trunks ocultó el collar por dentro de la armadura y retomó su postura de combate–. Arrodíllate ante mí e implora mi perdón. –
–No–el guerrero empezó a elevar su ki hasta llegar a transformarse en Super Saiyajin 2–. Una vez alguien me dijo que los saiyajins no se doblegan ante nadie. Yo no seré el primero que lo haga. –
Las palabras de Trunks formaron una sonrisa en el rostro de su padre, pues fue él quien una vez se lo dijo. Vio como el muchacho se abalanzó sobre Cooler y le propinó un par de puñetazos, los cuales podía esquivar, pero no con tanta facilidad.
Cooler apresó los puños de Trunks para después darle un fuerte cabezazo, haciéndole una brecha en la frente de la que emanó un río de sangre que ensució su ojo derecho. El guerrero no emitió ningún sonido, simplemente analizó la situación y actuó. Se echó un poco hacia atrás, aun apresado por el tirano, y utilizó el espacio para golpear con sus piernas en el estómago del monstruo, que se dobló y liberó a su enemigo.
Trunks alzó su rodilla para golpear el mentón de Cooler, mandándole hacia atrás. Antes de que su cuerpo impactase, Goku apareció para atacarle con una potente ráfaga de ki, empujándole hacia la dirección donde estaba Vegeta, quien le recibió dándole un codazo a la altura del estómago. El tirano cayó al suelo y antes de levantarse, Raditz saltó sobre su pectoral para seguir dando con su pie al rostro ensangrentado de aquel monstruo.
–¿Quieres ver algo divertido? –sonrió Raditz mirando el cuerpo de Cooler.
Raditz empezó a elevar su ki a gran velocidad, hasta que su cabello se tornó rubio y sus ojos negros a unos turquesas. Un aura dorada envolvía su cuerpo mientras éste reía jocosamente a la vez que golpeaba con la planta del pie la cara del tirano. Cooler, en un rápido momento que el guerrero no apreció, pudo agarrar su pierna y lanzarle con fuerza contra Trunks. El adolescente pudo agarrarle antes de que ambos acabaran en el suelo.
–Raditz–Trunks contemplaba sorprendido al guerrero transformado en Super Saiyajin que pudo mantenerse en pie. Vegeta y Goku se acercaron a ellos mientras evaluaban el ki considerable del melenudo.
–Fue justo después de que Bra me curase–contestó Raditz con una sonrisa orgullosa en el rostro–. Podía notarlo. Todo mi cuerpo estaba vibrando y era como una rabia que me estaba quemando y que quería explotar. –
Trunks respondió con una sonrisa a la vez que colocaba su mano sobre el hombro del guerrero.
–Que tierna escena–Cooler consiguió ponerse en pie, llamando la atención de los cuatro que se habían entretenido ante la sorpresa de Raditz–. Se acabaron los juegos. ¡Os voy a matar ahora! –
Cooler avanzó a gran velocidad hacia ellos. Su ki estaba al máximo y pensaba responder a las burlas que acababa de recibir. Primero se acercó a Goku, que esquivó el primer golpe, pero no el rodillazo que le hizo doblarse. Luego le dio con la cola a Trunks a la altura del rostro, haciéndole otro corte en la mejilla. Vegeta se echó sobre él y pudo esquivarle, pero el segundo ataque del Príncipe le dio justo en el mentón.
Raditz apareció a su lado izquierdo y enterró su codo en el cuello del tirano, mandándole contra la pared. Entre él y Vegeta le propinaron una serie de ráfagas de ki que le echaban más hacia atrás, hasta llegar a romper y atravesar la pared.
Se formó una gran humareda que obligó a los dos guerreros a cubrir sus bocas. Entre aquella polvareda se dejó ver la figura de Cooler que se lanzó contra Vegeta, agarrándole de la cintura para atravesar con su cuerpo una de las ventanas hasta llegar a sobrevolar el castillo de Cold. El Príncipe le dio con ambos codos en el pecho, obligándole a que le soltase. Le agarró por dos cuernos y arrastró la cabeza de su enemigo hasta su rodilla en tres ocasiones, para estamparle después una esfera azul que rompió la máscara que tapaba su boca.
–Te dije que te mataría–rugió el Príncipe mientras contemplaba el estado deplorable de Cooler–. Los saiyajins no se doblegan ante nadie. Menos ante un monstruo como tú. –
Vegeta creó una esfera azulada en la palma de su mano, exactamente igual que el día que luchó contra Freezer. Cooler le contempló con un temor que no era capaz de ocultar. El rostro del Príncipe mostraba una sonrisa triunfante.
Cooler, como aquella vez hizo su hermano, contraatacó con una esfera de ki violeta que se encontró con la que Vegeta le mandó. El saiyajin utilizaba todas sus fuerzas en lanzar aquel ataque y esperar a que llegase hasta el tirano, pero él gastaba sus energías en mantenerse con vida e intentar acabar con la de su enemigo.
Trunks apareció al lado de su padre y no lo hizo solo. Goku y Raditz también estaban al otro lado del Príncipe. Cada uno mando su mayor ataque contra Cooler, uniéndose a Vegeta con el suyo. El tirano no pudo soportar un poder de tanto calibre, que le ganaba terreno a una velocidad que sus ojos no pudieron captar.
La unión de los cuatro ataques envolvió el cuerpo de Cooler, que terminó en una fuerte y brillante explosión que hizo retroceder a los saiyajins. Tuvieron que cubrir sus ojos y bocas de aquel detonante que formó una gran humareda.
Trunks observó el punto donde estaba Cooler cuando el humo despareció. No había absolutamente nadie y su ki tampoco se encontraba. Sonrió victorioso y buscó con la mirada a su padre que estaba intentando mantener la respiración. Su sonrisa se borró cuando Vegeta perdió el conocimiento a causa de todo el poder que empleó en aquel ataque. Volvió a su forma normal y no fue capaz de mantenerse en el aire. Salió volando para cargar su cuerpo antes de que impactase contra el suelo.
–Tenía tanta rabia acumulada que quiso utilizar todo su poder contra Cooler–Raditz observó al muchacho agarrar a su padre al vuelo.
Goku estaba al lado de su hermano, escuchando las palabras que decía mientras observaba aquella imagen. Él también había apreciado como el Príncipe utilizó toda su fuerza en un único ataque.
El saiyajin sintió de pronto algo y su hermano lo percibió igual. Se miraron a la vez e iban a girarse, pero en ese momento apareció Cooler, rodeando con sus fuertes brazos el cuello de ambos guerreros.
Ambos intentaron escabullirse, pero el agarre de Cooler era superior a sus fuerzas, que las llegaron a agotar al intentar matarle. Mostró una sonrisa sádica mientras apretaba sus cuellos hasta conseguir que perdieran el conocimiento. El tirano les estampó contra el castillo, dejándoles incrustados en las paredes. Aquello alertó a Trunks que aún cargaba a su padre inconsciente.
La mirada del medio saiyajin se cruzó con la del lagarto que se relamía los labios, saboreando la sangre le cubría. Trunks tragó saliva y a gran velocidad voló hasta el interior del castillo para depositar el cuerpo de su padre en la sala del trono. Se dio la vuelta al escuchar a Cooler descender hasta el suelo.
–Perdiste tu oportunidad–Trunks frunció el ceño mientras Cooler se acercaba a él–. Puede que ese truquito le funcionase a tu padre con Freezer, pero él y yo no somos iguales. –
Intentando evitar la pelea en aquella sala donde se encontraba Vegeta, Trunks voló hacia Cooler para propinarle una patada en el pecho que le hizo atravesar la ventana. El adolescente fue a su encuentro fuera del castillo a seguir con el combate, pero fue sorprendido cuando el lagarto le recibió con un rayo de ki dorado que atravesó su hombro izquierdo. El guerrero gritó de dolor mientras cubría la herida con su mano. La sangre brotaba y resbalaba por sus dedos, manchando el brazo con finas hileras rojizas. El tirano voló a gran velocidad hacia el muchacho para tomarlo del cuello y apretarlo con fuerza. Éste gimió dolorosamente mientras rodeaba la muñeca de su enemigo para apartarle, pero no era capaz de ejercer presión sobre ella.
–No te esfuerces–Cooler mostro sus dientes al crear una sonrisa malvada–. Habéis gastado todas vuestras fuerzas en un solo ataque. Ahora mismo estáis débiles. –
Cooler enterró su puño en el estómago del medio saiyajin y mostró una sonrisa triunfante cuando le vio escupir sangre. La mano que tenía sobre su muñeca se resbaló a la par que sus ojos se iban cerrando lentamente, tras sentir como su visión se nublaba cada vez más.
–Podías haber sido un gran soldado, pero ese sentimentalismo te ha cegado–el cuerpo de Trunks tembló por la falta de aire–. Iré a Riolhase para vengarme de lo ocurrido en mi base y matar a tu mami y a tu hermanita querida. –
Cooler comenzó a zarandearle mientras elevaba los decibelios de sus risas. En una de sus sacudidas se dejó ver el colgante que tenía debajo de la armadura. Se movía de un lado hacia otro hasta que rozó con la herida de su hombro, manchando la amarillenta piedra con su rojiza sangre. Su corazón latía con fuerza la recordar cual era su cometido. Debía llevarle el collar. Debía volver para dárselo. Debía ir con ella. Debía vivir.
Las fuerzas, nacidas de la rabia, volvieron a él. Trunks agarró nuevamente la muñeca de Cooler con su mano izquierda, ignorando el punzante dolor de su hombro, mientras que el puño derecho lo elevó hasta golpearle en el estómago. El tirano se vio obligado a liberarle y retroceder, mientras el muchacho tosía dolorosamente, dejando salir poca cantidad de sangre que resbalaba y manchaba su barbilla.
–¡Aquí terminó tu maldita tiranía! –Trunks estiró los brazos para luego juntarlos, formando en las palmas de sus manos un poderoso rayo de ki dorado. Utilizó toda la energía que le quedaba en aquel ataque.
El guerrero, en su forma Super Saiyajin 2, liberó el rayo contra Cooler que pudo retenerlo con sus manos. Trunks elevaba su ki mientras veía como su enemigo retrocedía. No podía fallar, porque si lo hacía ya no tendría otra oportunidad y morir no era una opción.
–¡Final Flash! –Trunks miró a su derecha para ver a su padre, en Super Saiyajin 2, crear el mismo ataque que una vez le enseñó a su primogénito.
Aquel rayo se unió al mismo que lanzaba Trunks, incrementando la potencia del ataque que Cooler no fue capaz de contener y que le golpeó directamente. La unión de ambos poderes atravesaron el cuerpo del tirano que desaparecía lenta y dolorosamente ante los ojos de padre e hijo. El hermano de Freezer murió por aquel rayo que llegó a atravesar la atmósfera del planeta.
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Cuatro horas después.
Bulma andaba de un lado a otro en la sala de naves del planeta Riolhase. Se encontraba en un estado de nervios, terror y preocupación que la consumían. Habían pasado cuatro horas y ella avisó a su hijo que si en cinco no volvían, ella iría a buscarles. Necesitaba verle a él y a Vegeta. Tenía que saber que estaban bien, porque su corazón era lo que le decía. Que estuviera tranquila y que dentro de poco les volvería a ver, pero la razón era mucho más terca y la ponía en alerta.
Un suspiro pesado se escapó de sus labios y dejó su andar. Giró hacia su hija que se encontraba en compañía de Tarble. Éste intentaba entretener a la niña para que no pensara en la batalla, pero era una misión complicada. Bra notaba un nudo en el estómago cada vez que pensaba en los guerreros. Miró hacia otro lado. Chi Chi estaba apoyada contra una pared mientras abrazaba a sus dos hijos. Estaba impaciente esperando por la llegada de Goku, por lo que no dejaba de llorar pensando en si estaba bien o estaba mal. Cuando fue conocedora del final de Freezer sintió algo de calma, pero pronto volvió la angustia sabiendo que aún dos tiranos seguían con vida.
En la zona de control se encontraba Aloy junto con un operario que le iba informando si entraba alguna nave al planeta, pero hasta el momento no había noticias. Ella se había prometido no llorar, porque confiaba en verles regresar. Aún así, en su rostro aún quedaba indicios de las últimas lágrimas que emitió.
La humana se encontraba desesperada al ver las diferentes escenas ante sus ojos. Se preguntaba qué era lo que debía hacer si los saiyajins no regresaban. Cuestionarse algo así hacía que su estado de nervios se elevara hasta el punto de desembocar en el llanto, pero no iba a hacerlo. Debía mantenerse fuerte por su hija. Ella no podía verla flaquear, porque entonces la pequeña también caería con su pena y eso no podía consentirlo.
–Una nave atravesó la atmósfera–Bulma se sobresaltó al escuchar al trabajador que estaba con la Princesa.
Automáticamente todos se acercaron a donde se encontraba la Princesa en compañía de un hombre de mediana edad, uniformado por completo de blanco y con unos auriculares con micrófono que contemplaba una pantalla delante de él. Éste era un mapa del planeta en el que se podía ver los movimientos de las naves y se apreciaba un punto amarillo que correspondía a la nave anunciada.
–Es una de nuestras naves, Alteza–informó el hombre mientras la Princesa observaba la pantalla a la vez que se mordía las uñas con nerviosismo.
–¿Puede mantener contacto con la nave? –preguntó Bulma desesperada.
El hombre tecleó algunos botones de la computadora y se colocó bien el micrófono para poder hablar con la nave que acababa de atravesar la atmósfera del planeta Riolhase.
–Solicitamos a la nave que acaba de atravesar el planeta Riolhase que se identifique–ordenó el hombre esperando por una respuesta. Toda la atención estaba puesta en él y en la respuesta que debería recibir, pero pasaron los segundos y ésta no llegaba–. Por favor, necesito que se identifiquen. –
Bulma notaba que la respiración le faltaba al ver que no recibían respuesta de la nave. Estaba poniéndose en lo peor y la idea de que Cooler pudiera tomar aquel vehículo para llegar al planeta no le parecía nada descabellada.
–No se identifican, Alteza–informó el operario a la Princesa que estaba en el mismo estado de nervios que Bulma–. En casos así se procede a abrir fuego ante una nave no identificada por riesgo de amenaza. –
–Es nuestra nave, está identificada–habló la muchacha con rabia mientras pulsaba un botón que abría el techo de la sala para facilitar el aterrizaje–. Que nadie abra fuego. –
–Pero, Alteza...–
–¡Es una orden! –interrumpió ella mientras se alejaba, esperando por la nave que debía aterrizar.
Bulma se acercó para ponerse a su lado. Sintió una pequeña mano que agarraba la suya. Su hija apretaba los dedos de su madre, como si así pudiera hacer desaparecer la angustia que se estaba adueñando de ambas. Alzó la mirada contempló la nave que aterrizó ante ellas. Su corazón latía frenético al ver como la compuerta se abría. Apretó con fuerza la mano de su hija y en un susurró pidió por ver a su familia y amigos aparecer por ahí.
Se dejaron ver cuatro figuras bajar de la nave. Para ese momento Bulma no pudo luchar contra si misma y las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas. Aquel momento ya lo vivió con Freezer hacía dieciséis años, y ahora rezaba por no tener que volver a pasar por algo similar.
Chi Chi fue la primera que avanzó hacia ellos, saltando a los brazos de Goku en compañía de sus hijos. Éste les recibió con una sonrisa alegre a pesar de que estaba herido y ensangrentado, al igual que Raditz, quien iba detrás de su hermano. Vegeta y Trunks bajaron de la nave mostrándose los más magullados, sobre todo el joven. Tenía una brecha en la frente y una raja en el pómulo y de ambas heridas había emanado sangre que ahora se encontraba seca, como la que había ensuciado su barbilla. El hombro lo tenía vendado y el brazo entero ensuciado por el mismo líquido. El Príncipe tenía un corte en el labio inferior y la parte superior del traje de combate estaba roto por el lado derecho, dejando visible parte de su torso y su brazo completo. En el pectoral tenía una herida que también mostraba la sangre ya seca.
Bulma salió corriendo junto con Bra hacia ellos para recibirlos. La mujer les abrazó por el cuello sin importarle que la sangre manchara su piel y sus ropas. Trunks respondió su abrazo mientras Vegeta cargaba a la niña que se aferró a él con todas sus fuerzas.
–Te he echado de menos, papá–Vegeta sonrió tranquilo al sentir a su hija nuevamente entre sus brazos–. ¡Os eché de menos a todos! –
–Más te vale, enana–bromeó su hermano mientras su madre se separaba de ambos para ver la escena de Vegeta con su hija.
–También eché de menos al tío Raditz–Bra miró detrás de su padre para encontrarse con el hombre que se acercaba a ella con una sonrisa en su rostro–. Sabía que vendríais. –
–Bra–Bulma llamó a su hija mientras analizaba el estado en el que habían aparecido los guerreros–, ¿podrías curar sus heridas? –
La niña asintió mientras su padre la bajaba al suelo. Primero le curó a él, después a Trunks y posteriormente siguió con Raditz y Goku. Vegeta aún no comprendía como su hija era capaz de curar con sus manos todas las heridas y en tan poco tiempo.
Trunks se alejó de sus padres para ir al encuentro de Aloy, que le esperaba con los ojos llenos de lágrimas y el cuerpo temblando. El guerrero se quitó el collar y se lo entregó a ella. La joven bajó la mirada a la mano para ver aquella piedra que el adolescente se encargó de limpiar tras mancharse de sangre. La primera reacción que tuvo la Princesa fue abalanzarse hacia él para abrazarle con fuerza y así llorar en su pecho. Él acarició su espalda mientras se perdía en el suave olor que desprendía. Por un momento llegó a pensar que no volvería a verla.
Vegeta y Bulma se miraron con una sonrisa cómplice al ver el comportamiento del muchacho. El Príncipe desvió su atención cuando Bra le dio un pequeño tirón en el pantalón. Se agachó para estar a su altura mientras estudiaba su estado.
–Papi–Bra desvió la mirada hacia otro lado y Vegeta se fijó en la dirección donde ella se perdía. Fue cuando se encontró con la figura de Tarble, que estaba con los brazos detrás de la espalda y algo cohibido–, él es tu hermano. Le vi cuando era un bebé. –
Vegeta alzó una ceja sin comprender lo que quería decir la pequeña. Bra volvió su atención a su padre, pero algo le llamó la atención justo detrás de él. Abrió sus ojos y boca mientras el Príncipe aún estudiaba la figura de su hermano.
–Son muchas cosas las que te tienen que contar–habló Bulma colocando una mano en el hombro de Vegeta.
Vegeta volvió su atención a la niña que aún estaba perpleja mirando detrás de su espalada.
–¿Qué ocurre, Bra? –la pregunta de su padre despertó a Bra del trance en el que se encontraba.
–Esa señora–señaló Bra con su dedo detrás de su padre. Vegeta se giró para ver a la mujer que la niña le mostraba, pero allí no vio a nadie.
–No hay nadie, Bra–dijo volviendo sus ojos negros a la pequeña que seguía contemplando detrás de su padre.
–Hay una señora detrás de ti, papá–repitió ella nuevamente, contemplando la figura que se presentaba detrás del Príncipe.
–Habrás visto a alguna trabajadora–Bulma agarró a su hija en brazos mientras Vegeta se ponía en pie–. Ya estamos todos juntos, Bra. Tenemos que celebrarlo. –
Vegeta dejó a la madre e hija para acercarse a Tarble, que se puso algo incómodo en cuanto vio que se aproximaba.
–Te creí muerto–fue lo primero que dijo Vegeta al encontrarse con su hermano.
–Yo... yo ni siquiera sabía quién era–respondió Tarble con nerviosismo. La apariencia de Vegeta y su potente voz le imponía.
–El hijo menor del Rey Vegeta y la Reina Arwen–Tarble agachó la cabeza, casi avergonzado de no saber nada acerca de los saiyajins que Vegeta le nombró–. El Príncipe Tarble del planeta Vegeta. –
–No creo que fuera digno de ese título–el menor alzó la cabeza para perderse en la mirada de su hermano–. Soy débil y eso parece un rasgo repudiado por nuestra raza. –
–La Reina Arwen era una guerrera de tercera–Vegeta no titubeaba en hablar. No se avergonzaba de decir que su madre no era de élite, sino que lo decía con orgullo y la cabeza bien alta–. El Rey la ascendió para poder hacerla su compañera. –
–Eso significa que yo heredé su fuerza y tú la del Rey–Vegeta negó enseguida.
–Ya hubiera querido nuestro padre ser tan fuerte como yo–Tarble emitió una sonrisa ante el egocentrismo de su hermano–. Has cuidado de Bra todo este tiempo. –
–Fui yo quien dio el aviso al Rey de Riolhase–Vegeta asintió como un gesto de agradecimiento.
Bra contemplaba la imagen de ambos hermanos hablar mientras sus ojos se perdían en la figura femenina que les acompañaba y que poco a poco veía que estaba acompañada por otra, esta vez de un hombre y éste terminó de desconcertarla.
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¡Espero que os haya gustado esta batalla! Ya solo quedan dos capítulos para que termine esta historia. Os agradezco todo el cariño y apoyo que le habéis dado :)
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