44. Impredecible hallazgo
Sin haber olvidado el pésimo momento que pasó por causa de su contraparte, una extraña calidez comenzó a recorrer el cuerpo del príncipe una vez que la Espada Maestra se apoderó de la última llama sagrada.
El arma resplandeció intensamente a medida que destellos azulados salían de la afilada hoja; fue tanta la fuerza de la iluminación que el joven tuvo que separar la espada lo más que pudo de su cuerpo, mientras sus compañeras se escondían detrás de su espalda.
Una vez que el resplandor se desvaneció, Link creyó que sus ojos le estaban jugando una broma debido al cansancio y al enojo, pero luego asimiló que las cosas no eran como pensaba...
Un ente desconocido estaba levitando en su presencia. No parecía ser una persona, mas su físico era similar al de una mujer carente de extremidades superiores. Su piel poseía una coloración entre tonalidades azuladas y púrpuras, las cuales combinaban con la túnica que se sostenía en su tronco por un zafiro, y con las oscuras y rayadas mallas que cubrían sus piernas; su rostro era humanizado, pero no poseía ojos establecidos.
- Por fin nos reencontramos, amo Link.
El joven no supo qué responder, simplemente estaba pasmado viendo la criatura que se encontraba frente a él. Su presencia le imponía un poco de ansiedad, pero al mismo tiempo no le transmitía temor alguno, como si se tratara de alguien que ya conocía desde hace tiempo.
Midna y Navi, quienes seguían protegiéndose detrás del héroe, observaban al ente con curiosidad, pero a diferencia de Link si sintieron temor al verle; por eso la princesa crepuscular reaccionó a la defensiva, dirigiéndose a ella amenazante.
- ¿¡Quién eres tú!? ¿¡De donde saliste!? – preguntó Midna
El ente no respondió, solo observó detenidamente a la Twili, para luego dirigir su mirada al héroe elegido.
- ¡Contéstame! ¡Te hice una pre...!
- Espera, Midna. Yo a ella la conozco... – afirmó el joven.
Sonriendo, Link se acercó hasta donde se encontraba levitando el ente; colocó su mano encima de su hombro, mientras esta lo miraba con sumo interés.
- Has vuelto... Fi. – dijo, sintiéndose conmovido.
- Siento felicidad que me haya recordado, amo Link.
- ¿Felicidad? – preguntó extrañado.
- Así es, recuerde que conocí esa nueva sensación en nuestra despedida... ya hace miles de años.
- Lo recuerdo... una triste despedida. – contestó apenado.
- Pero gracias a usted y al gran valor que ha demostrado en la búsqueda de las llamas sagradas, la Espada Maestra ha podido recuperar sus poderes, y por eso yo he podido regresar.
Mientras el joven y el espíritu de la Espada Maestra conversaban, el hada y la Twili observaban perplejas la situación. No entendían cómo su compañero podía hablar con tanta desenvoltura con un ser que acababa de, según ellas, conocer.
- Link, ¿puedes decirme que está sucediendo? – preguntó Midna, nerviosa.
- Sí, ¿quién es esta mujer? – cuestionó Navi.
- Les presento a Fi. Ella es el espíritu de la Espada Maestra. – contestó Link, animado.
- ¿¡Qué!? – preguntaron espantadas.
- Así es. Ella es la esencia del arma y fue creada por la Diosa Hylia. Fue mi primera compañera.
Fi se acercó hasta donde se encontraban Midna y Navi, causando que estas se espanten al tenerla cerca.
- Hay un 100% de probabilidades que ustedes sean el hada Navi y la soberana del mundo crepuscular, quienes acompañaron a mi amo en los periplos de sus pasadas vidas.
- Espera... ¿Cómo es qué...? – preguntó Midna.
- El hecho de que haya estado dormida en la sagrada arma, no quiere decir que no sepa quiénes son ustedes, pues he podido conocerlas percibiendo sus esencias, tanto en esta era como en las pasadas.
- Ah... – expresó Navi, perpleja.
El espíritu las dejó completamente enmudecidas con esas palabras, pues la sorpresa de saber que un ser había vivido dentro de la espada todo ese tiempo, las tenía impactadas.
- Según mis cálculos, mis palabras han causado una alteración en sus emociones, la cual si no llega a ser controlada puede pasar al nivel de la somatización.
- ¿Soma... qué? Eres muy extraña, me das miedo. – expresó Navi, nerviosa.
- Eso puede deberse a que no soy una persona, mas las probabilidades de que yo pueda hacer algo que le produzca miedo, hada Navi, son nulas.
- Este, yo...
- Por favor, no deben temerle a Fi, les aseguro que ella es aliada nuestra. – intervino Link para calmar la tensión en sus amigas.
- ¿Aliada nuestra? Eso quiere decir que...
- Así es, Midna. A partir de hoy ella se une a nuestro grupo de viaje.
- ¿Qué cosa? ¡Imposible! ¡Ya somos tres viajando y uno más solo sería un estorbo! ¡Otra boca más que alimentar! – se quejó la princesa.
- Oye, princesa, hablas como si tú nos mantuvieras. ¡Te recuerdo que Link es el que se encarga de nosotras! – exclamó el hada.
- Mi estructura física es diferente a la de usted, princesa Midna, yo no necesito ni agua ni alimento para mantenerme con vida. – aclaró Fi.
- Por favor, dejen de pelear, no tienen nada que temer. Les aseguro que Fi sería incapaz de causarles daño. Con el tiempo van a habituarse a ella. – indicó Link.
Luego de aquellas tranquilizadoras palabras, Midna y Navi no tuvieron más opción que aceptar la integración de Fi a su equipo. Link estaba seguro de que estar junto a sus tres compañeras le ayudaría a enfrentar los últimos retos que el destino le tenía preparado.
- Ha llegado la hora de irnos. Regresemos a la casa de Ashei como nos pidió, además quiero entregarle los trozos del robot que encontré. – dijo el príncipe.
- Amo Link, antes de emprender una retirada, es necesario que desactive el cronolito para que el barco regrese a su estado
- ¿Cronolito? – preguntó extrañado.
- Es el elemento que manipula el tiempo y espacio de este galeón. Hace millones de años existieron varios y eran obtenidos por robots idénticos al que usted encontró. Gracias a esa piedra usted ha podido movilizarse en este territorio sin mayor dificultad. Es más, hay un 90% de probabilidades que la Ocarina del Tiempo esté formada de ese material.
- Ahora entiendo por que el material se me hizo conocido. – dijo Link.
- Ese es el motivo, amo. Ahora, proceda a desactivar el cronolito, por favor.
- Bien, pero antes resguardaré a Navi para que esté segura.
El joven abrió la botella para que el hada entre, mientras que Midna se resguardó en su sombra. Sin embargo, a Link le preocupó la situación de su recién llegada amiga.
- Fi... ¿Y tú? – preguntó preocupado.
- No se preocupe por mí, amo. Recuerde que no poseo un cuerpo físico y no puedo ser afectada por estas anomalías.
Fi notó que su amo se encontraba un poco incómodo, y a pesar de que este no había mencionado nada, ella conocía perfectamente los motivos.
- Amo, las probabilidades de que el encuentro con su contraparte lo afectó en sobremanera, son muy altas. Le sugiero que siga el consejo de la princesa crepuscular y no preste atención a eso, pues todo lo que ha logrado con su esfuerzo podría desplomarse por no saber manejar sus malas emociones.
El joven escuchó atentamente las palabras de su compañera y a pesar de que esta era carente de emociones, apreciaba el apoyo que le estaba brindando.
- Gracias por tus palabras, Fi.
- No tiene nada que agradecer, solo pienso en su bienestar.
Luego de su pequeña charla, Fi se fundió con la hoja de la Espada Maestra, momento que el joven aprovechó para sacar su arma y disparar al cronolito.
En tan solo segundos el estado del galeón regresó a la normalidad, mientras el agua helada rodeó todos los rincones. Una vez acabada su acción, el joven nadó de regreso a la superficie, sintiendo como su mente y corazón volvían a perturbarse debido a las amenazas contra el amor de su vida, provenientes de su indeseable y oscura contraparte.
...
Las primeras estrellas comenzaban a reflejarse de manera tenue en los desérticos terrenos, mientras que en la sala del trono del Patíbulo del Desierto, se estaba llevando una reunión especial.
Luego de haber regresado del hundido galeón, Dark Link estaba ante la presencia del Rey del Mal, mientras que Grahim lo observaba de pies a cabezas con sumo recelo. Al joven de cabellera gris plata le complacía ver como lo analizaba el Señor de los Demonios, pues dentro de él podía percibir la envidia y el fastidio que sentía hacia su persona, acción que se le hacía patética de su parte.
- Las cosas salieron mejor de lo esperado, amo Ganondorf, pues a pesar de que no derroté al imbécil de Link, mis palabras lo perturbaron intensamente. – dijo Dark Link, complacido.
- Eso es lo que deseo. Si obtuvo la última llama sagrada es lo que menos me importa, pues eso de ninguna manera le garantiza la victoria contra los obstáculos que le esperan... mucho menos contra mí. – respondió el Rey del Mal.
- Así es, y ahora que me he convertido en su aliado las barreras para que ese tipo se acerque a usted, serán sumamente fuertes.
Al escuchar esas palabras, el Señor de los Demonios se acercó hacia donde se encontraba el joven de la oscuridad, para hacerle ciertas aclaraciones.
- ¿Acaso crees que eres el único que va a servir a mi amo? Te recuerdo que tú eres un advenedizo, yo he vivido para el rey Ganondorf desde el inicio de los tiempos. – aclaró Grahim, indignado.
- Precisamente porque eres un vejestorio obsoleto, es mejor que un espíritu joven se encargue de los asuntos de su excelencia. – contestó el joven en tono mordaz.
- ¡Escoria inmunda!
- No tengo tiempo para pelear contigo. Si el rey aquí presente cumplirá con mis deseos, yo tengo que retribuirle de alguna forma.
- Me agrada que seas agradecido, Dark Link. – dijo Ganondorf.
- Como no serlo, si gracias a usted conseguiré lo que tanto anhelo.
- Pienso que este ha sido un día pesado para ti, dile a Ferrus que te lleve a la habitación que se dispuso para ti.
- Se lo agradezco mucho. En calma y soledad podré planear cómo llegar hasta la princesa, pues soy el único que puede localizar el lugar en el que se encuentra... no como otros. – dijo, mirando a Grahim con arrogancia.
- ¡Ahora si ya me hartaste, basura! – exclamó, mientras lo tomaba por el cuello de la túnica.
- ¡Suéltalo, Grahim! – ordenó el Rey del Mal.
- ¡Señor, me está insultando! – exclamó Grahim.
- Deja de decir estupideces. Permite que el muchacho vaya a descansar.
- Pero...
- ¡Obedece!
Con sonrisa y mirada arrogante, el joven de la oscuridad retiró con brusquedad los brazos del Señor de los Demonios.
- ¡Ferrus, ven inmediatamente!
Rápidamente, las puertas se abrieron y entró el sirviente de Ganondorf, centrando toda su atención en su amo para escuchar la orden.
- Dale al joven una de las mejores habitaciones. Trátalo como lo harías conmigo.
- Como usted diga, mi señor.
Dark Link siguió al esbirro de Ganondorf fuera de la sala de trono, momento que Grahim aprovechó para manifestar su malestar.
- ¿Tantas consideraciones con ese recién llegado? – preguntó enfurecido a su amo.
- ¿De qué te quejas? ¿Acaso se te ha dado un mal trato en este sitio?
- ¡No es eso, solo que simplemente no lo soporto! Ya es demasiado para mí que se parezca al miserable que tanto desprecio, pero que ahora quiera estar por sobre mí, es algo que simplemente no puedo tolerar.
- Ya hablamos de eso, es necesario que él encuentre a la princesa... además te aseguro que esto no durará mucho.
- ¿Ah?
- Confórmate con saber que estoy construyendo un camino para lograr mis objetivos. Una vez que eso ocurra, todo regresará a su cauce.
El Señor de los Demonios quedó pensativo con esas palabras, recordando que su amo tenía peculiares maneras para realizar sus asuntos. Sin embargo, con la aparición de Dark Link no se le ocurría qué planes tenía con él para el futuro.
- Retírate, quiero estar solo.
- Cualquier cosa que necesite, no dude en llamarme.
Siguiendo la petición de su amo, el Señor de los Demonios se retiró de la sala del trono, mientras que Ganondorf mostró una irónica sonrisa en los labios.
...
Rodeado por la más perpetua de las oscuridades, sin velas o antorchas que pudieran perturbarlo, se encontraba el joven de la oscuridad bebiendo una copa de vino tinto, observando desde el balcón la desaparición del ocaso.
Dark Link se encontraba pensando en uno de sus más grandes objetivos, los únicos que le daban un sentido a su vida y le permitirían sentirse un ser único e incomparable; vencer a su contraparte, al cual odiaba con todas las fuerzas de su alma, pero sobre todo, encontrar a aquella hermosa dama que había despertado en él apasionantes y arrebatadoras sensaciones.
Fue en ese momento que a su mente vino el suceso de la mañana, en el que salió del portal de las sombras y se encontró con el ser que lo trajo de vuelta al mundo...
*.*.*.*.*
Lo primero que encontró en el momento que salió del portal de las sombras, fue a un ser de cabellera blanca mirándolo con sumo asombro.
- Pe... pero si es...
Restándole interés al impacto del ser que se encontraba frente a él, posó su mirada a otro sujeto de mayor tamaño, al que le dedicó una fiera y altanera mirada.
- Tú...
- Vaya, al parecer me has recordado. – dijo Ganondorf.
- ¿Para qué me has traído de regreso? ¿Acaso crees que vas a utilizarme como la última vez? – preguntó enfurecido.
- ¿Qué es lo que estás diciendo? – preguntó el rey del mal, sorprendido.
- Tú solo me usaste para que acabe con el imbécil de mi contraparte, y de nada sirvió, pues al final terminé vencido.
- Es cierto, acepto que en el pasado pensaba de una manera un poco equivocada, pero esta vez pienso retractarme contigo. Te daré la oportunidad de que tomes venganza y derrotes a Link de una vez por todas.
- ¿Crees que haré eso porque tú me lo estás pidiendo? Si venzo a ese idiota será por mis propios deseos, no porque tú me lo órdenes.
- ¿No entiendo qué está pasando, mi señor? ¿Quién es este tipo y por qué se parece tanto al mocoso? – intervino Grahim.
Dark Link observó con desprecio al Señor de los Demonios, de pies a cabeza.
- ¿Quién es este afeminado?
- ¿Qué acabas de decir, basura? ¿¡Cómo te atreves a dirigirte a mí de esa manera!?
- Disculpa, pero no peleo con damas, además pienso largarme de aquí cuanto antes a resolver mis asuntos.
El joven de la oscuridad se disponía a retirarse, pero las palabras de Ganondorf lo detuvieron.
- Espera, vencer a Link por la fuerza no te garantiza la victoria.
- ¿A qué te refieres con eso? Mi mayor deseo es acabar con ese sujeto para poder ser único. Detesto que me comparen con él o me consideren su sombra, pues yo no soy nada de eso. Tengo que aprovechar que he podido desprenderme de él y convertirme en un ser individual para poder eliminarlo de una vez por todas.
Ganondorf sonrió ante las palabras del joven, pues le dio gracia que aún seguía sin entender sus aclaraciones. Sin previo aviso apareció su preciado oráculo y mostró a una persona muy especial, a la que el joven de la oscuridad no pudo resistir a observar con impacto.
Cambiando su semblante drásticamente, Dark Link se acercó lo más que pudo al oráculo para observar más de cerca a la exquisita imagen que resplandecía, sintiendo por primera vez como una ráfaga de sentimientos y emociones embargaban por completo la negrura y oscuridad de su alma.
- ¿Quién es ella? – preguntó en trance.
- ¿Ella? Es la joven monarca del reino más poderoso y próspero de todos. La Princesa Zelda. Es hermosa, ¿verdad?
- Muy hermosa... nunca había visto a una mujer como ella. ¿Dónde puedo encontrarla?
- ¿Encontrarla? ¿Para qué?
- La quiero para mí, deseo tener a mi lado a esa joven. – afirmó el joven, con seguridad.
- Pues... no creo que eso sea posible.
- ¿Por qué no va a ser posible? ¡Si quiero que ella sea mía, así va a ser! – exclamó enfurecido.
- Es una mujer casada.
- ¿Y? Eso para mí es lo de menos. Aniquilo a su compañero y asunto arreglado.
- Su marido no es nada más y nada menos que tu contraparte. El Héroe Elegido por las Diosas, Link.
Una furia desmedida invadió al joven de la oscuridad al escuchar semejantes palabras. No le molestaba el hecho de que la princesa fuera una mujer comprometida, sino que el dueño de su cuerpo y alma fueran el sujeto que más detestaba. Él deseaba haberla descubierto por cuenta propia, mas su indeseable enemigo se le había adelantado.
- Desagradable, ¿verdad? La princesa está muy enamorada de él, pues Link sabe cómo amarla y tenerla contenta en todo sentido. Ella no tiene ojos para otro hombre que no sea él. – dijo Ganondorf.
- Eso es porque aún no me ha conocido. Yo soy mejor que ese tipo y puedo quitarle a su mujer más pronto de lo que piensa.
- De eso no tengo duda, pero pienso que las cosas serían más fáciles si aceptaras mi ayuda.
- ¿Tú ayuda?
- Mira, la princesa es una hechicera muy poderosa y la necesito para poder cumplir mis planes.
- ¿Cómo sé que no la quieres para ti? – preguntó el joven, desconfiado.
- ¿Qué cosa? ¡Por favor! Pero si es una niña, yo no tengo interés en ella más allá que en conseguir sus poderes. Te aseguro que si tú la encuentras y obtengo de ella lo que necesito, podrás quedártela, pues despojada de toda fuerza, no tendrá más opción que hacer lo que tú quieras. ¿No crees que no hay nada mejor para un hombre que tener a una mujer dispuesta a complacerlo en todo sin quejarse? ¿Qué mejor venganza para tu contraparte que enamorar y arrebatarle a la mujer que ama? Creo que ese dolor sería mucho más intenso que la misma muerte. Matarías dos pájaros de un solo tiro.
Se quedó en silencio unos segundos, analizando la propuesta del rey del mal. Solo con ayudarlo a despojar a la princesa de sus poderes podría tenerla para él sin ningún problema, y lo mejor de todo, se vengaría de Link y se deleitaría viendo su sufrimiento, mientras su amada mujer se regocijaba entre sus brazos.
- Está bien, acepto tu propuesta, mi rey.
- Veo que ahora me estás hablando con más respeto. – dijo Ganondorf, complacido.
- Se lo ha ganado debido a su tentadora propuesta. Si usted me asegura que la princesa, sin sus poderes, estará bajo mi completa voluntad, no tengo problema en traerla hacia usted... siempre y cuando sea para mí solo.
- Yo siempre cumplo mis promesas.
- En ese caso creo que iré a darle una visita a esa copia barata de Link, voy a divertirme con él un rato y a anunciarle que acaba de perder a su bella mujer.
Luego de aquellas palabras, el joven se disponía a retirarse, pero fue interceptado por Grahim, quien se dirigió a él completamente enfurecido.
- Tú no vas a ningún lado, seré yo el que cumpla los deseos de mi amo.
- Lo siento, pero ya escuchaste a Ganondorf... Y la próxima vez que oses a dirigirte a mí, llámame por mi nombre... Dark Link.
- ¿Ah?
- Lo que escuchaste, para ti y todos los que se dirijan a mí, soy Dark Link.
*.*.*.*.*
Su máximo anhelo siempre había sido terminar con la vida de su contraparte. Deseaba ser el único y que no se lo compare con nadie, pero ahora que había conocido a la princesa, el punto débil y la adoración de su enemigo, su objetivo se había afincado con mucha más fuerza.
Deseaba a aquella mujer con locura, quería verla sumisa y desnuda doblegada ante él, dispuesta a complacerlo en todo lo que se le ocurriera sin queja alguna. Entendía que esa fascinación podía deberse a su relación con el héroe elegido, pues a pesar de tener almas opuestas, poseían los mismos gustos, sobre todo si se trataba de algo tan apasionante como aquella dama.
- Voy a encontrarte, princesita, y vas a sentirte tan atraída por mí que te olvidarás de ese imbécil. Conmigo vas a conocer la verdadera y desenfrenada pasión... vas a ser completamente mía y de nadie más, mucho menos de él.
Volvió a deleitarse con otro sorbo de su copa de vino, imaginándose en sus adentros cómo sería descubrir los encantos de aquella mujer, que sin razón aparente le había enloquecido los sentidos, sensación que creyó nunca conocería debido a la oscuridad de su alma.
...
Después de una hora de camino, cuando el cielo ya había sido cubierto por el manto de la noche y gélidas ventiscas, el héroe elegido había regresado al hogar de la espadachín.
Ashei había escuchado el sonido de la puerta, y debido a que su padre se encontraba en casa y que Serbot fue a cumplir con su encargo, supo perfectamente que se trataba del héroe elegido, por lo que fue abrir inmediatamente.
- Buenas noches, Ashei. – saludó Link, cortes.
- Buenas noches, Link. Pasa, por favor. – dijo Ashei
- Muchas gracias.
- Se te ve sumamente cansado. ¿Pudiste encontrar el "tesoro escondido"? – preguntó la joven en tono burlón.
- Bueno... sí, pero aparte encontré otra cosa.
El príncipe tomó de su alforja los pedazos de metal que encontró en el galeón, causando que la joven se sorprenda.
- ¿Cómo entró todo eso en esa pequeña alforja? – preguntó con curiosidad.
- ¿Eh? Bueno... digamos que es mágica. – dijo Link, riéndose con nervios.
- Si tú lo dices... déjame ver lo que has traído.
Analizando detenidamente, Ashei se dio cuenta de que todos los pedazos de hojalata se le hacían conocidos, hasta que descubrió que eran muy parecidos a los del robot.
- Se parece a Serbot.
- Por eso lo traje, talvez tu padre pueda hacer algo cuando regrese.
- Él ya está de regreso, se encuentra vigilando a una criatura enferma que encontró en su viaje. Vamos a verlo para que lo conozcas e informarle que te quedarás aquí de nuevo.
- De verdad no es necesario, no quiero causar molestias y mucho menos si tu padre ya está de regreso. – dijo el joven, apenado.
- De ninguna manera. Él ya sabe que eres enviado de la reina Rutela, además no es bueno que te expongas al frío de afuera; otra vez habrá una fuerte tormenta.
- Está bien, acepto tu ofrecimiento. Gracias.
Link siguió a Ashei hasta la sala de estar de la mansión, sintiendo curiosidad por conocer al hombre y de ver a la criatura que estaba cuidando.
...
Una vez en la sala de estar, Link y Ashei encontraron al hombre sentado en el suelo, observando con preocupación hacia una dirección específica, pero se dio la vuelta en el momento que escuchó a su hija hablarle, llevándose una sorpresa al ver que no venía sola.
- Papá, él es el chico del que te hablé, Link.
- Buenas noches, señor. Es un gusto conocerlo. – dijo Link, estrechando la mano.
Dante analizó detenidamente a Link, sorprendiéndose de verlo vestido con ese característico sayo verde, el cual era idéntico al de la leyenda que había recordado en la mañana. En ese momento se preguntó si su idea no había sido del todo desatinada, o si solo se trataba de una simple coincidencia.
- Papá, Link te está saludando. No lo dejes con la mano estirada. – habló la joven, sorprendida por el actuar de su padre.
- ¿Ah? Lo lamento tanto, muchacho, me distraje. Mi nombre es Dante, el gusto es mío. – dijo, sintiéndose avergonzado y devolviéndole a Link el gesto.
- No se preocupe, señor Dante.
- Papá, le dije a Link que se quede a dormir esta noche, pues va a haber otra tormenta.
- Si... está muy bien, Ashei, que se quede el tiempo que sea necesario.
- Gracias, señor, espero no causar molestias.
- Tranquilo, pero lo que si necesito es que despejes algunas dudas sobre tu llegada a estas tierras, pues como te habrá comentado mi hija, nadie, aparte de nosotros, las habita. – dijo Dante, serio.
- Responderé gustoso a cada una de sus dudas, señor.
- Papá, ¿cómo sigue la criatura?
- No la veo muy bien, aún sigue tiritando debido al frío.
- Disculpe la indiscreción. ¿De qué criatura se trata? – preguntó Link.
- Puedes destaparla un rato si deseas. Te vas a sorprender.
Siguiendo las indicaciones, Link se arrodilló en el suelo para descubrir de qué criatura se trataba. Una vez que la destapó sus ojos se sobresaltaron en sobremanera.
- ¡Pero si esto es una...!
El joven no pudo continuar con su expresión, pues sin previo aviso Navi salió de su gorro, causando gran sorpresa en todos los presentes.
- ¡Navi! – exclamó Link.
El hada observó detenidamente a la criatura, sintiendo como una ola de sensaciones recorrían su pequeño y luminoso cuerpo.
- ¡Flero! ¡Hermano!
Navi se colocó al lado de la pequeña hada, la cual, a diferencia de ella, poseía una luminosa coloración verdosa.
Al escuchar la voz de su hermana, Flero levantó ligeramente las alas, sintiendo por un momento que sus oídos le estaban jugando una mala pasada, pero una vez que alzó la mirada, se emocionó al ver a quien tenía a su lado.
- Navi...
- ¡No puedo creerlo! ¡Por fin te he encontrado! ¡Después de tanto tiempo volvemos a estar juntos! – exclamó emocionada.
Ambas hadas lloraron al haberse reencontrado, mientras que los presentes estaban completamente sorprendidos con la escena, sobre todo Link, quien se sintió conmovido al presenciar el encuentro entre su amiga y su hermano, pues él conocía mejor que nadie cuánto el hada añoraba encontrarlo.
- Link, no sabía que tú también tenías un hada. – dijo Ashei, sin salir del impacto.
- Es mi amiga Navi. Desde que empecé a viajar con ella le prometí que encontraríamos a su hermano. Jamás me imaginé que eso ocurriría en este sitio.
- Vaya, no tengo palabras para describir esto que estoy viendo. Dos hermanos que no se han visto mucho tiempo, se han vuelto a reencontrar. – dijo el hombre.
- Siglos, señor Dante, literalmente ellos no se han visto siglos. Las hadas tienen la capacidad de vivir mucho tiempo. – dijo Link.
- Señor Dante, señorita Ashei, sé que mi aparición ante ustedes fue inesperada y sorpresiva, pero de corazón les agradezco que hayan rescatado a mi hermano. – dijo Navi, conmovida.
- No tienes nada que agradecer, pequeña criatura, pero por más que la haya encontrado en mi viaje no sé qué puedo hacer para curarla.
- Pero yo sí puedo. Gracias al rocío de hadas mi hermano estará mejor, solo me tomará una noche producir el suficiente para que se recupere.
- Yo tengo la botella que me regalaste, si deseas la puedes usar. – sugirió Link.
- Gracias, pero no es necesario, Link, pues Flero necesita la que sea directamente producida de mis alas.
- Entiendo, pero no quiero que te agotes haciendo eso.
- No va a pasarme nada malo, te lo aseguro. Mi deber es cuidar de mi hermano menor.
- Una vez más, gracias por su hospitalidad, señor Dante. Gracias a usted Navi y su hermano han vuelto a encontrarse. – dijo Link al padre de Ashei.
- No es nada, muchacho, yo también me siento feliz de que los hermanos se hayan reencontrado. Es mejor dejarlos solos, mientras tanto ven con nosotros para cenar algo.
Ashei y su padre fueron los primeros en abandonar la habitación, mientras que Link, antes de retirarse, colocó dos manzanas junto a Navi.
- Como en este sitio es difícil encontrar frutas, te dejo estas manzanas siendo lo único que puedes comer. Trata de hacer que Flero coma un poco, pues eso le ayudará a recuperarse más pronto. – dijo Link, sonriéndole a su amiga.
- Gracias, Link, aunque para él será suficiente con el rocío de hadas. Mañana que esté más recuperado te lo presentaré como es debido, pues por su estado a duras penas puede hablar.
- Me dará mucho gusto conocerlo. Bueno, mañana vendré a verte. Que descanses.
- Buenas noches, Link.
Link se dirigió rápidamente al comedor para alcanzar a Ashei y a su padre, sintiéndose contento que después de mucho tiempo Navi y su hermano estaban juntos.
...
La cena transcurrió de manera tranquila, donde el padre de Ashei contó todo lo relacionado con su viaje y como encontró a Flero casi congelado debajo de un árbol. Los jóvenes escucharon atentos la conversación, agradeciendo a las Diosas que el hada iba a recuperarse con la ayuda de su hermana.
Antes de finalizar su conversación, el hombre recordó algo sumamente extraño que descubrió en su regreso, sin imaginarse que eso causaría una impresión en uno de los jóvenes.
- Hija, me había olvidado de comentarte algo. ¿Recuerdas la cabaña que construí para que habitáramos mientras arreglaba los desperfectos de esta mansión?
- Sí, ¿qué sucede con ella?
- Me dio curiosidad verla de más de cerca, y cuando entré vi que la chimenea parecía haber sido usada por alguien. Algo muy extraño, ¿verdad?
Al escuchar esas palabras, el príncipe se puso sumamente nervioso. Jamás se imaginó que esa pequeña cabaña pertenecía al padre de Ashei. Suplicaba en sus adentros que el hombre no descubra que en ese lugar ocurrieron muchas más cosas que una chimenea encendida.
- ¿En serio? Es muy extraño. Link, ¿tú conoces ese...? – preguntó Ashei.
- ¡No!... Digo, no conozco el lugar del que están hablando. Lo siento. – respondió nervioso.
- ¿Estás pálido, muchacho? ¿Te sientes bien?
- Yo... claro que sí, solo estoy un poco cansado, señor. Solo eso...
Escuchando la respuesta del joven, Dante decidió comenzar el interrogatorio con él, pues tenía mucho interés en saber los motivos que lo llevaron a sumergirse en las heladas aguas para llegar al galeón hundido.
- Link, mi hija me dijo que la reina Rutela te envió a una misión especial al galeón hundido, imagino que con el traje que tienes puesto pudiste sumergirte.
Cuando Link escuchó las palabras del hombre, se dio cuenta de que debido a todo lo ocurrido con Navi y su hermano se había olvidado de cambiarse de sayo. Obviando ese asunto, decidió seguir con la conversación.
- Así es, esta armadura me permitió sumergirme en el agua sin congelarme u ahogarme. La reina hizo algo muy especial por mí, por ese motivo fui al galeón a buscar lo que me pidió.
- El tesoro escondido...
- Sí, señor, ese mismo...
- Link, ¿se puede saber que objeto es ese? Desde que me comentaste ayer sobre aquello me dejaste con la curiosidad. –preguntó la joven.
El príncipe se puso un poco nervioso debido a la pregunta de Ashei, no podía contarle tan fácilmente sobre la búsqueda de la llama sagrada, sin embargo, tenía que tener una respuesta rápida para no quedar como un mentiroso.
- Claro que puedes saber. Los objetos que encontré para la reina fueron unas poderosas zarpas. – contestó Link con una sonrisa.
- ¿Zarpas? – preguntó Dante.
El joven, con cuidado, sacó las zarpas de su alforja y se las enseñó a Ashei y a su padre.
- Vaya, hace tiempo que no veo una de esas, sobre todo tan relucientes. No parece que hayan estado refundidas en el galeón. – comentó el hombre.
- Son especiales, por ese motivo la reina las desea.
- Estoy seguro de que se sentirá agradecida con tu proeza.
- Esperemos que sí, señor.
- Bueno, muchacho, imagino que estás muy cansado debido a tu aventura en ese viejo galeón. Ashei te llevará hasta tu habitación para que descanses.
- Muchas gracias por todo, le deseo que pase una buena noche.
- Buenas noches, Link. Que descanses.
La espadachín escoltó al príncipe a su habitación, mientras que Dante empezó a recoger los platos de la mesa.
...
Una vez que Link estuvo instalado en su habitación, Midna y Fi hicieron su aparición. La Twili tomó la palabra para conversar con su compañero, mientras que el espíritu estuvo al margen analizando lo que hablaban.
- ¿Quién diría que el hada encontraría a su hermano justo en este sitio? – preguntó Midna, sorprendida.
- Yo todavía sigo sin creerlo, pero me siento muy contento de que lo haya encontrado, pues a Navi le mortificaba enormemente no conocer su paradero.
- Imagino que ahora que se reencontró con él regresarán juntos a su lugar de origen.
- ¿Ah?
- ¿Acaso no has pensado en esa posibilidad? Puede ser que el hada decida viajar con nosotros hasta aquí e irse con su hermano a esos bosques secretos a los que pertenece.
- Yo... no lo había pensado. – comentó Link, cabizbajo.
El joven sintió como la tristeza comenzaba a invadirlo al pensar en la posibilidad de separarse de su amiga, hasta ese momento no se le había ocurrido que eso podría suceder.
- Percibo que la princesa crepuscular ha alterado sus emociones, amo. – intervino Fi.
- Oye, esta conversación es entre Link y yo. No te metas, fantasmita. – se quejó la princesa.
- Midna, no le hables así a Fi. La estás ofendiendo. – defendió Link, con seriedad.
- Amo Link, recuerde que yo no conozco la sensación de la ofensa, así que las palabras de la princesa Midna no me producen ningún tipo de alteración.
- Ya me aburriste, fantasmita, mejor voy a mi cama a dormir. Buenas noches, muchacho.
- Buenas noches, Midna. Que descanses.
Luego de despedirse de la princesa crepuscular, Fi regresó al interior del arma sagrada, mientras que la mente de Link volvió a perturbarse al recordar el encuentro con su contraparte.
Una punzada de dolor y desesperación se apoderaron de él al recordar la lucha que tuvo contra Dark Link, y de todas las palabras que dijo de su amada esposa. Solo de imaginarse las barbaridades que este podría hacerle, el pánico y el horror se apoderaban de su alma.
El joven desconocía completamente que esa terrible situación lo iba a seguir afectando mucho más de lo que se imaginaba...
...
Ya adentrado en la comodidad de su cama, Dante se encontraba pensando en la llegada de Link a su casa.
Desde el momento en que lo vio le pareció un joven sumamente educado, no parecía ser una amenaza para él ni para su hija, y su relato sobre la misión que le encomendó la reina Rutela parecía sincero. Por ese lado se sentía aliviado, pero por otro presentía que aún escondía muchos secretos, los cuales tenía mucha curiosidad por descubrir.
Ya estaba a punto de quedarse dormido, pero el sonido de la ventana lo sobresaltó.
- ¡Señor Dante! ¡Ábrame, por favor!
El hombre escuchó la voz de su robot llamándolo desde la ventana, así que rápidamente se levantó a abrirla para permitirle pasar.
- Serbot, tardaste demasiado en regresar. – comentó preocupado.
- Lo siento, señor, pero hubo un derrumbe que bloqueó gran parte del camino para llegar a los dominios y tuve que ingeniármelas para encontrar otro medio que me permita llegar vía aérea.
- Entiendo. ¿La reina leyó mi carta?
- Por supuesto que sí, aquí está su respuesta como lo pidió. Lo dejo solo para que la lea con calma. Buenas noches.
- Buenas noches, Serbot.
El robot salió por la puerta de la habitación, mientras que el hombre, con suma ansiedad, abrió el sobre y empezó a leer la carta.
Cada frase escrita desorbitó los ojos del hombre de manera inmisericorde, pues las anteriores sospechas que tuvo sobre Link habían sido firmemente confirmadas.
Consternado e impactado, se sentó en el filo de la cama mientras el pedazo de papel cayó al suelo, pues uno de sus mayores temores estaba a punto de cumplirse.
- Ese muchacho es el Héroe Elegido por las Diosas... y aparte de eso es el yerno de Daphnes... el esposo de la princesa. ¡Maldita jugada del destino! – exclamó exasperado.
El temor y el miedo siguieron apoderándose de él, pues esa situación podía perjudicar al ser más importante de su vida.
- Ashei no puede enterarse de eso, eso solo reviviría amargos recuerdos de aquel fatídico día y que tanto costó que deje atrás. Tengo que hablar con Link antes de que mi hija descubra quien es él en realidad. Me levantaré mañana temprano e iré a buscarlo, el pobre ya debe haberse quedado dormido debido al cansancio.
Decidido a defender la tranquilidad de su hija, Dante apagó la lámpara y se acostó en su cama para tratar de conciliar el sueño, rogándole a las Diosas que los tormentos del pasado no regresen a perturbar la tranquilidad que tanto le costó construir...
...
Aquella mañana, donde los rayos del sol se posaron en los gélidos terrenos del Pico Nevado, Navi estaba despertándose lentamente, sintiendo la extraña sensación de que algo le faltaba.
Una vez que estuvo despierta, se preocupó al no ver a su hermano a su lado, pero cuando se disponía a volar para buscarlo, la chillona voz de este la alertó.
- ¡Hermanita!
- ¡Flero!
Navi alzó el vuelo y empezó a volar alrededor de su hermano a medida que golpeaban sus luminosos cuerpos el uno con el otro. De esa manera demostraban la felicidad que sentían de estar juntos después de mucho tiempo.
- ¡Ya estás recuperado! – exclamó Navi, emocionada.
- Así es, hermana. Gracias a tus cuidados me siento completamente renovado. Espero tú no estés muy agotada.
- No te preocupes, la felicidad de verte sano no se compara al cansancio.
Ambos se quedaron revoloteando por algunos minutos, hasta que Navi detuvo su acción y se puso seria, causando que su hermano se preocupe por aquello.
- Navi, ¿qué te ocurre? – preguntó preocupado.
- ¿¡Por qué te fuiste!? Creí que me esperarías en el Bosque Perdido como habíamos quedado, pero cuando regresé ya no te encontré. No tienes idea cuánto tiempo te he estado buscando, como alma en pena vagando por todo este mundo. – comentó el hada, llorando desconsolada.
El hada verdosa se entristeció ante esa pregunta, pero debía ser sincero con su hermana y comentarle sus razones.
- Me fui por los mismos motivos que tú. Demoraste demasiado en tu regreso y creí que algo te había pasado, por ese motivo decidí salir del bosque a buscarte, pero al parecer terminé igual, deambulando por todos lados, rogándole a las Diosas el poder encontrarte. No recuerdo cómo acabé en estas heladas tierras y fui rescatada por aquel buen hombre.
- ¡Flero, no tienes idea de todas las desgracias que ocurrieron con nuestra ausencia! ¡Cosas terribles! – exclamó Navi, espantada.
- Me imaginé que eso podría ocurrir, pero debido a mi inmadurez creí que nadie se atrevería a entrar al bosque por los rumores de su maldición.
- Pero no fue así. Mi amigo, con el que cumplí la misión que me encomendó el Árbol Deku, entró al bosque a buscarme y por eso murió. El hechizo que dejé colocado antes de irme en tu búsqueda no duró tanto como pensé. – indicó Navi.
Sin poder soportarlo más, Flero lloró ante la acusación de su hermana mayor. Se sintió sumamente culpable de la desgracia que ocurrió debido a su impulsividad.
Navi se conmovió al ver a su hermano triste. Es cierto que tanto él como ella tuvieron la culpa de lo ocurrido, pero como una vez le había dicho Link, ya de nada valía recordar el pasado, pues ahora la vida le había dado otra oportunidad para enmendar los errores.
- Ya no llores, hermano. La verdad yo también tuve parte de la culpa. – pidió Navi.
- Pero tu amigo se murió...
- Es cierto, pero eso ya fue hace mucho tiempo, él ahora ha renacido en esta era y hemos vuelto a encontrarnos.
- ¿En serio?
- Así es, al igual que en el pasado nos encontramos en una importante misión.
- Me gustaría conocerlo y agradecerle el haberte cuidado todo este tiempo.
- Es cierto, le prometí que te presentaría. Vamos a verlo a su habitación.
Con algo de dificultad, ambas hadas abrieron la perilla de la puerta. Una vez abierta, se dirigieron rápidamente a buscar a Link.
...
Cuando los hermanos llegaron a la habitación del príncipe, pudieron ver que este aún seguía profundamente dormido.
- Sigue dormido, ha de seguir cansado debido a la misión de ayer, sobre todo por ese horrible problema... – recordó Navi, espantada.
- Esperaremos hasta que despierte, mientras tanto exploremos esta casa. ¡Se ve que es enorme! – comentó emocionado.
- ¡Flero! No creas que me he olvidado lo travieso que eres, no quiero que desordenes nada.
- Solo vamos a ver, nada más.
El hada verde salió emocionada de la habitación a explorar toda la casa, mientras que Navi, nerviosa, lo siguió para evitar que haga algún desastre.
A pesar de las chillonas voces de las hadas, Link ni se inmutó ante ellas, sin embargo, Midna se despertó mal humorada y Fi salió de la espada llevada por el mismo motivo.
- ¡Hada endemoniada! ¡Cómo se le ocurre despertarme de mi reparador sueño! – se quejó Midna.
- Princesa del Crepúsculo, alcancé a escuchar que el hada Navi quería evitar que su hermano menor desordene la casa. – comentó Fi.
- ¡Ay, no! ¡No permitiré que se comporten de esa manera! Luego los dueños de esta casa pensarán que Link fue el que hizo eso. ¡En este momento voy a detener a ese par!
La Twili salió con prisa de su cama para alcanzar a las hadas, mientras que Fi la siguió en su acción.
...
El hada verdosa logró llegar al sótano de la casa, lugar que estaba repleto de libros y varios estantes con cajones.
El hada se puso a jugar con cada uno de los papeles que había en el sitio, lanzándolos por el suelo y escabulléndose entre ellos. Ni parecía que un día antes había estado agonizante frente a la chimenea.
- ¡Flero! ¡Deja de hacer eso, por favor! – exclamó Navi, enojada.
- ¡Son solo papeles viejos! ¡Ven a divertirte conmigo! – expresó emocionado.
Navi se sentía muy nerviosa de ver que su hermano menor no le hacía caso. Luego de unos minutos, en el sitio se escuchó el enfurecido grito de Midna.
- ¿¡Qué es lo que está pasando aquí!?
- ¡Princesa! – exclamó Navi.
- ¿Se puede saber qué le ocurre a tu hermano? Ayer se estaba muriendo y ahora está que desordena todo.
- ¡Ya le dije que se detenga, pero no me obedece!
- ¡Oye tú, hada revivida! ¡Deja de causar tanto alboroto!
- Oh, ¿quién es ella? ¿Una nueva especie de Skullkid? – preguntó Flero, acercándose a Midna.
- ¿Skullkid? ¿¡Cómo te atreves!?
La Twili estuvo a punto de abalanzársele al hermano de Midna debido a su atrevimiento, pero la llegada de Fi detuvo su acción.
- Sugiero guardar la calma y no causar alboroto alguno, pues eso podría despertar a las personas de la casa.
- ¿Y tú en qué momento me seguiste, fantasmita? ¡Regresa a tu espada! – exclamó Midna.
- ¿¡Qué sucede aquí!? ¿De dónde salieron us...?
La llegada Serbot al sótano no había sido percibida por las compañeras del héroe elegido, quien enmudeció por completo al notar la presencia de un ser en especial... la del gran y centenario amor de su vida.
- ¡Mi amor! ¡Señorita Fi!
El robot se abalanzó a rodear con sus metálicos brazos el brillante cuerpo del ente de la espada, sorprendiendo enormemente a todos los presentes, a excepción de la susodicha, quien ni se inmutó ante aquel gesto.
- LD-301S, después de mucho tiempo nos volvemos a ver.
- ¡Para ti soy Serbot, tuyo por siempre!
- ¿Un robot que ama? ¡Voy a volverme loca! – exclamó Midna, impactada.
En escándalo en el sótano se intensificó en sobremanera, Midna y Navi luchaban inultamente para que Flero no desordene el sitio, Serbot no se soltaba del cuerpo del espíritu de la espada por nada del mundo; en sí, todo se había salido de control.
Luego de unos minutos, una conocida y sonora voz hizo eco en el bullicioso ambiente.
- ¡Por las Diosas! ¿¡Qué está pasando aquí!?
Link había llegado al notar que ninguna de sus compañeras se encontraba en su habitación, y en la búsqueda de ellas fue guiado por el molestoso ruido que se estaba llevando en el sótano.
- ¿Qué es lo que están haciendo? – preguntó Link, enojado.
- ¡Link, que bueno que llegaste! ¡Calma a esa endemoniada hada para que no siga tocando cosas que no son suyas! – rogó Midna.
Al haber escuchado la voz de Link, Flero se acercó hacia él para saludarlo.
- Tú debes ser Link. Mucho gusto, me llamo Flero. – saludó animado.
- Hola, Flero, mucho gusto. Me alegro de que ya estés recuperado.
- Muchas gracias, todo se lo debo a mi hermana...
- ¡Link, deja de socializar con esta hada! ¡Mira todo el desorden que ha causado! ¡Hay que arreglarlo antes de que el señor y su hija se despierten!
- Es cierto, no debieron causar todo este desorden, Navi. – reclamó el joven, serio.
- Yo no hice nada, Link, traté de detenerlo, pero no pude. – contestó avergonzada.
- Trataré de arreglar todo esto antes de que Ashei se dé cuenta. – dijo Link.
- Yo te ayudaré en el otro sector de este cuarto, y por el robot no te preocupes, pues debido a su encantamiento ha olvidado todo este desorden. – comentó Midna.
Link se dio la vuelta y observó a Serbot completamente abrazado de Fi, no pudo evitar sentirse extrañado ante tal acción, pero decidió restarle importancia para empezar a acomodar las cosas. Tomó un tumulto de papeles y los colocó lo más ordenado que pudo y siguió realizando la misma acción con el resto.
Luego de haber ordenado lo mejor que pudo, tomó una caja de cartón que estaba mal acomodada encima de la mesa, pero al alzarla no se dio cuenta por donde pisaba y cayó al suelo con el objeto encima de sus piernas.
Quejándose de dolor y de frustración, se disponía a levantarse para seguir con su acción, pero al ver que dentro de la caja había una imagen conocida para él, se estremeció en sobremanera.
El joven, completamente sorprendido, colocó la caja encima de la mesa y tomó el objeto que se encontraba dentro de ella, dándose cuenta de que se trataba de la imagen de una persona muy conocida para él.
- Pero... si él es Shad.
Su corazón empezó a palpitar rápidamente al haber visto una pictografía de su amigo, haciendo que su mente empiece a pensar en cosas imposibles.
Olvidándose de su prudencia, empezó a revisar la caja, en la cual encontró una caja de terciopelo con un anillo solitario de oro, de una calidad y acabados muy conocidos por él.
Luego de cerrar el pequeño estuche, siguió revisando la misteriosa caja, encontrando otra imagen que lo estremeció mucho más que la anterior... una pictografía en la que se encontraba Ashei, físicamente un poco más joven, abrazada de dos chicas muy conocidas por él; la una tenía cabello rojizo y la otra una larga cabellera castaña.
- Zelda y Gracielle...– susurró impactado.
- Link, ¿sucede algo? – preguntó Midna, deteniendo su acción al ordenar las cosas.
El joven no respondió a la pregunta de su compañera, pues se encontraba analizando una y otra vez la pictografía que tenía en sus manos y el resto de las cosas que había encontrado. Fue en ese momento que descubrió algo estremecedor y escalofriante, que ni en un millón de años se pudo haber imaginado.
- Nunca estuvo muerta... ¡Cómo no pude darme cuenta si tienen el mismo nombre! ¡Qué imbécil fui!
- Link, ¿qué te sucede? – preguntó Navi, preocupada.
- ¿Por qué grita tu amigo, hermana? - cuestionó Flero.
Sin previo aviso, Midna se escondió en la sombra del héroe, pues repentinamente sintió que alguien se acercaba.
- ¿¡Qué es todo este desastre!?
Ashei había llegado al sótano al haber escuchado ruidos, impactándose enormemente al ver a su robot abrazado de una extraña criatura, la cual no pudo regresar a la espada maestra debido a que Link no la llevaba puesta.
- ¡Qué es eso! – exclamó espantada.
La joven observó impactada a aquel flotante ente, pero al poner su atención en Link para que le dé una explicación, notó que este estaba observando una hoja con tanto detenimiento, que ni siquiera había notado su presencia... pero al descubrir la caja que se encontraba encima de la mesa, el pánico se apoderó de ella.
- ¿¡Qué...!? ¿¡Qué haces con eso!? – preguntó enojada y nerviosa.
Con semblante serio, el joven volteó para encontrarse con Ashei y le mostró la imagen en la que ella salía abrazada a sus tres amigas.
- ¿Me puedes explicar qué haces revisando este sitio?
- La que me debe una explicación eres tú, Ashei. ¿De dónde conoces a Zelda? – preguntó nervioso.
- ¿A Zelda? Espera un momento... ¿Cómo es que conoces a...?
- Zelda es mi esposa y ella me dijo que estabas muerta... al igual que Shad, tu prometido. – afirmó serio.
Completamente impactada se sintió la joven al haberse visto descubierta. Por primera vez en mucho tiempo la máscara de frialdad y fortaleza se había derribado de su espíritu, pues dolorosos recuerdos que yacían refundidos en su inconsciente salieron a flote...
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