Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34. Cambios radicales

Los rayos del sol empezaban a asomarse por los terrenos del palacio del reino de Ordon. El gobernante del mismo fue el primero en recibir esa hora del día.

La duquesa se encontraba alistándose para iniciar otro día de actividades, esforzándose, al igual que él, en dejar las penas encerradas en el interior de su alma, pues por su jerarquía debía manejar sus relaciones con la mayor seriedad y frialdad posible.

El hombre entró a su despacho a revisar los típicos tratados y asuntos a los que estaba habituado, y hasta hostigado; cuando de pronto tocaron la puerta.

- Adelante. – dijo con poco ánimo.

A la habitación entró el mensajero del palacio con unas cuantas cartas en sus manos.

- Buenos días, Alteza. Le traigo la correspondencia.

- Buenos días, gracias por traerla.

Retirado el hombre del despacho, Demetrio se dispuso a revisar la correspondencia; descartó la que le parecía menos importante, hasta que descubrió una carta que le llamó la atención... una muy esperada.

- ¡Una carta de Link!

Tomó el abrecartas de su cajón y rompió el sobre, luego sacó el papel escrito y empezó leerlo con verdadera ansiedad...

.

Queridos padres:

En estos momentos me encuentro en la región de Farone escribiendo esta carta. Sé que he demorado en hacerlo, pero han sucedido muchas cosas en mi vida últimamente. Lo siento.

He logrado despertar la primera llama sagrada e imbuir la Espada Maestra con la misma, fue una lucha ardua y riesgosa para conseguir aquello, pero valió la pena el esfuerzo, pues mi arma se ha fortalecido.

El espíritu de Farone me dijo que Zelda ya no se encuentra en las garras de Ganondorf, me sentí aliviado de saberlo, pero a la vez estoy intranquilo de no tener conocimiento dónde estará. Lo único que importa es que ya está fuera de peligro y me esforzaré por hallarla y salvarla de toda amenaza. Avísenles a mis suegros esta noticia, por favor.

Sé que mi lejanía es dura para ustedes, para mí también lo es, pero sé que no se compara con la angustia que deben estar viviendo por los peligros a los que me debo enfrentar, pero las Diosas me protegen y me estoy esforzando para cumplir con mi destino y volver ante ustedes con la frente en alto, para que se sientan orgullosos de mí.

En este momento partiré a la región de Eldin a buscar la siguiente llama; una vez más me esforzaré para conseguirla exitosamente.

Cuando tenga oportunidad, les enviaré otra carta. Cuídense mucho y sigan manteniéndose fuerte y unidos como siempre.

Los quiere,

Link

.

Emociones de tristeza y felicidad embargaban al duque al haber leído la carta de su hijo. El saber que este se encontraba bien y que había logrado con éxito su primera misión lo llenaba de orgullo.

Mientras el soberano se encontraba agradeciendo a las Diosas, la duquesa entró al despacho a conversar con su esposo. Verlo con una gran sonrisa la extrañó en sobremanera.

- Mi amor...

- Querida, ha llegado una carta de nuestro hijo. – dijo emocionado.

- ¿¡Qué cosa!? – pregunto impactada.

- ¡Ven a leerla, te vas a emocionar tanto o más que yo!

La pareja se sentó en el sofá a leer la carta, y a medida que Aitana analizaba cada palabra, varias lágrimas de felicidad salían de sus ojos, pues el saber que su hijo se encontraba vivo y había cumplido con su primera misión exitosamente, tranquilizaba su perturbado corazón de madre.

...

El alba empezaba a asomarse por el firmamento del desértico terreno. El gélido ambiente de la noche y madrugada fue reemplazado por el abrasador clima característico de dicha zona, pero a pesar de eso, las frías y calculadoras intenciones no fueron apaciguadas.

A los pies del espejo de los desterrados de la luz, Ganondorf, ensimismado, observaba un peculiar objeto en sus manos; esta vez no se trataba de su espada oscura o de su preciado oráculo, sino de un elemento muy especial que le ayudaría a lograr sus planes, pues ahora manipularía situaciones más allá de la fuerza o el valor.

- Con esto, vamos a ver cómo reaccionan tu esposa y tú, mocoso entrometido. Nunca más volverás a meterte en mis asuntos. – dijo con una sonrisa de satisfacción.

El Rey del Mal decidió dejar sus macabros planes a un lado, pues hacia él se estaba acercando el Tirano de las Sombras, listo para retirarse del mundo de la luz y tomar poder de su gobierno de penumbras.

- Mi dios, aun no entiendo para qué necesita esa esencia de las sombras, pero confió por su gran intelecto que le dará un buen uso.

- Claro que sí, Zant. Qué bueno que reconoces mis fortalezas.

- Ha llegado la hora de retirarme. Una vez que pise terrenos crepusculares, empezaré con la invasión.

- Te deseo toda la suerte. Recuerda que cuentas con mis poderes para lograr tu cometido.

- Así será. Lo primero que haré al llegar será asesinar a la familia de Midna, así pagará por todos sus rechazos del pasado. Hasta pronto, mi dios. – se despidió con una reverencia.

Luego de finalizado su diálogo, el Tirano de las Sombras se posicionó frente al espejo y lo palpó con su mano. Inmediatamente, un gran resplandor se reflejó en la enorme roca ubicada en el circo, abriendo el portal al mundo del ocaso.

- Ahora sí reclamaré lo que por derecho siempre me perteneció. – dijo riendo macabramente.

...

En el mundo de la luz, la llegada del amanecer no había sido la única indeseada por la Princesa del Destino, pues el héroe Elegido por las Diosas, tuvo la misma sensación en el momento que abrió los ojos.

La decepción y tristeza que sentía eran indescriptibles. Por un breve espacio de tiempo creyó que el momento que pasó junto a su amada no se trató de nada más que un efímero y hermoso sueño, pero al percibir un sublime y familiar aroma se dio cuenta lo equivocado que estaba.

- Si no hubiera estado enfermo, no te hubiera dejado ir... – dijo profundamente apenado.

Entristecido, tomó el manto sagrado en sus manos y lo acercó a su rostro para aspirar su aroma. Inexplicablemente, su alma se trasladó a un ambiente desconocido...

Se vio a sí mismo volando en un gran cielo, encima de un ave color carmesí. En ese momento se encontraba realizando algo importante; la adrenalina se encontraba a flor de piel invadiéndolo por completo...

- ¡Vamos, amigo! Tienes que dar tu mejor esfuerzo para ganar este torneo, si consigo la estatua podré graduarme de la academia, pero sobre todo, me ayudarás a cumplir la promesa que hice. ¡No me falles, gracias a ti, lograré lo que tanto he deseado!

El joven no entendió por qué esas palabras vinieron a su mente, llegaron a invadirlo sin previo aviso; sin embargo, había algo que lo inquietaba... ¿Por qué tanta ansiedad por ganar ese mencionado torneo? ¿A quién le había prometido la victoria?

- ¿Por qué pensé eso? Ni siquiera entiendo a quién le hice esa promesa. Bueno, talvez es algo que tiene que ver con mis vivencias pasadas. – dijo, completamente confundido.

El príncipe siguió pensando en las palabras que llegaron a su mente, y lo que más lo mortificó es no saber a qué persona se refería en los mismos, pero luego prefirió dejar eso a un lado y centrarse en su manto, el cual al verlo le provocaba una enorme sonrisa en el rostro.

- Zelda es maravillosa. Darme algo hecho por sus propias manos tiene mucho más valor que cualquier regalo costoso. A pesar de todo este periplo y la lejanía con ella, este ha sido el mejor cumpleaños de mi vi...

- ¡¿Tu cumpleaños?!

El joven casi se cae de la cama debido a los desorbitados gritos que escuchó en la habitación, pues Navi y Midna entraron a verlo.

- ¿Por qué gritan así? ¿Están locas o qué? – preguntó con el corazón desbocado.

- ¡Dijiste que era tu cumpleaños! – afirmó Navi.

- Yo no dije eso. – mintió, para no dar explicaciones.

- ¡Si lo dijiste, niño, el hada y yo te escuchamos!

- ¡Ya está bien, si dije eso, pero eso ya fue ayer! – contestó con resignación.

- ¿Y por qué no dijiste nada? – preguntó el hada, enojada.

- Lo había olvidado...

- Ay, Link, no sé por qué no me sorprende lo que me dices.

- En vez de eso, ¿por qué no me preguntan cómo estoy? No sé si lo sepan, pero estuve al borde de la muerte. – dijo el joven, irónicamente.

- Es cierto, en realidad Midna y yo vinimos para eso. ¿Cómo te sientes, Link? – preguntó Navi, acercándose.

- Estoy mejor, gracias por preocuparte.

- Me alegro de que estés mejor, alteza, casi nos das un enorme susto. – dijo Midna.

- ¡Sí, qué felicidad, tuve miedo de perderte una vez más!

Navi empezó a revolotear alrededor de Link, la felicidad de saber que estaba mejor era infinita para ella, mientras que Midna demostraba su alegría de otra forma, simplemente con una sonrisa.

- Gracias a las dos por preocuparse, pero la razón por la que estoy mejor es gracias a Zelda, ella me cuidó toda la noche. – confesó contento.

- ¡¿Qué?! ¿La princesa estuvo aquí, anoche? – preguntó Navi, sorprendida.

- Sí, ella me regaló este manto sagrado. Ya que fue hecho por ella, tiene su esencia y por esa razón pude salvarme. Aunque eso no es lo mejor que ocurrió, pues también nos reconciliamos, ya sabe que no soy culpable de nada. – contó emocionado.

- ¡Bravo, Link! ¡Me alegra mucho! – exclamó el hada.

- ¿Reconciliarse? – preguntó Midna.

- Sí, es que tuvimos unos problemas debido a... unos malos entendidos. – contestó, evadiendo el tema.

- Supuestamente le fuiste infiel con una muchacha.

- ¿Cómo sabes que...? Ah, cierto, puedes leer las mentes. – dijo con tono molesto.

- A mí no se me escapa nada, príncipe. – dijo con voz pícara.

- Bueno, lo único que importa es que ese malentendido quedó atrás.

- Así es, Navi.

- Hubiera querido conocer a la princesa, o más bien, verla de nuevo. Me gustaría saber si se parece a la que conocí en tu anterior vida. Ella era hermosa, con sus brillantes ojos azules y su larga cabellera rubia. – recordó emocionada.

- Mi esposa no es rubia, su cabello es castaño, y aunque tiene unos cuantos reflejos dorados sobre el mismo, no posee esa tonalidad que mencionas.

- Link, cuando nos vimos en el bosque, lograste acordarte de unas cosas de tu vida pasada. ¿Recuerdas cómo era la princesa? Antes de que te apartaras de ella. ¿Qué tipo de vivencias tuviste con ella?

- Bueno, yo...

- Ya dejen de hablar de cosas del pasado, lo único que importa es el presente, además... creo que es mejor darle un regalo de cumpleaños a nuestro héroe. – dijo la Twili.

- Midna, no es necesario, no tienen porque...

- ¡No, Link! Esta vez, le doy la razón a la princesa. Tenemos que darte un presente, y por mi parte ya sé que te daré. ¿Tienes una botella vacía? – preguntó Navi.

- ¿Ah? ¿Botella vacía? ¿Para qué? – preguntó extrañado.

- ¡Solo dámela y colócala en el suelo! – ordenó ansiosa.

Haciendo lo que el hada le pidió, el héroe colocó la botella en el suelo. Inmediatamente, Navi se posicionó encima de la botella y empezó a mover sus alas más rápido de lo normal; varios brillos escarchados salieron de las mismas y cayeron con gracia dentro del recipiente, hasta que de la nada, se formó un luminoso licor azulado, que resplandecía en el interior de la habitación.

- ¡Rocío de hadas! – dijo el hada.

- ¿Roció de hadas? ¿Para qué es eso?

- Todas las hadas somos creación de la Gran Hada Espiritual, es como decir, la madre de todas nosotras, pues ella nos creó por medio de la gracia que las Diosas le otorgaron. Las hadas de alto rango, como mi hermano y yo, tenemos la posibilidad de crear esta esencia. – dijo, entristeciéndose un poco recordando a su hermano.

- Vaya, no sabía que eras un hada de alto rango. – mencionó Link, sorprendido.

- ¡Claro que lo soy! Por eso el Árbol Deku me eligió para acompañarte. Este elixir te permitirá sanar tus heridas y cansancio de manera asombrosa. ¿No es increíble? – preguntó orgullosa.

- Claro que sí, pero viendo lo valiosa que es, la guardaré para un momento crucial. Muchas gracias, Navi. – agradeció con una sonrisa.

- No es nada, con mucho cariño para ti.

Una vez que Navi entregó su presente, Midna se acercó al príncipe con las mismas intenciones.

- Yo también te tengo un presente.

- Ya es suficiente con lo de Navi, no debes molestarte.

- Acéptalo, sé que no me he portado bien desde el inicio, por eso se te hace extraño que ahora sea, bueno... amable.

Midna juntó sus manos, y en medio de estas apareció un extraño objeto ensartado en una cadena de oro.

- ¿Qué es eso?

- Es un... bueno, un amuleto. – respondió con prisa.

- ¿Un amuleto?

- Esta reliquia ha pasado de generación en generación en mi familia.

- Entonces, no puedo aceptarlo, no es correcto. – dijo Link, incómodo.

- ¡Por favor! Tómalo, créeme que es mejor que tú lo tengas...

El príncipe, luego de meditarlo mucho, decidió aceptar el regalo. No quería hacerle un desaire a su compañera.

- Está bien. Gracias, Midna. – agradeció amablemente.

- ¡Pero no te habitúes, eh! ¡No siempre soy así de amable!

- Lo que digas. – dijo, soltando una pequeña carcajada.

- Bueno, es mejor que vayas a buscar al Jefe Goron, pues debes decirle que...

Un intenso dolor de pecho empezó a invadir a la princesa de Crepúsculo, eso preocupó enormemente a Link y a Navi.

- ¡Midna! ¿Qué te ocurre? – preguntó el joven, alarmado.

...

Ambientes de tranquilidad y seguridad se respiraban en el reino del Crepúsculo. Todos sus habitantes se preparaban para dar inicio a un nuevo día; felices y calmados de saberse encomendados a tan buenos gobernantes. Ninguno de ellos se imaginaba que su paraíso se convertiría en un infierno.

En los rincones más silenciosos del palacio, donde los habitantes del mismo no se encontraban en el ajetreo típico de la mañana, estaba el gobernante de los Twili.

Esa mañana no era normal ni tranquila para el joven príncipe, pues se despertó con una enorme y molestosa presión en el pecho; una corazonada de que la desgracia estaba a punto de ocurrir.

Las puertas del gran despacho se abrieron, dando paso al consejero de confianza del soberano. El hombre, con semblante serio, se dirigió a hablar.

- Alteza, ya envié a los soldados a los rincones de la ciudadela. El general se sintió muy intrigado por su decisión, pues todo se percibe tranquilo.

- Yair, sabes que ayer no pude dormir por este mal presentimiento, estoy seguro de que Zant vendrá en cualquier momento. – dijo preocupado.

- No tiene por qué darme explicaciones, pues confío en su criterio para decidir qué es lo mejor para su reino. ¿Y su hijo?

- Ya no se encuentra aquí. Él y el lobo fueron trasladados a la mansión de mis padres, nadie de este sector conoce ese sitio. El interés de Zant no es solo este palacio, también es acabar con los míos, ya que por las cosas que Midna me contó, él tuvo interés de acabar con la familia real Twili, y esta vez no será la excepción. – confesó preocupado.

- Fue la mejor decisión.

- Puede ser, pero la tristeza no me la quita nadie. Primero desaparece Midna y ahora debo separarme de mi hijo.

- Es por el bien del pequeño Link, además de esa manera podrá confundir a ese tirano.

- Eso no será en lo único en lo que lo confundiré, pues por lo que hemos planeado todo este tiempo, podré asegurar a mi pueblo hasta que Midna venga con el héroe de la luz a salvarnos.

- Ojalá, señor, esperemos que muy pronto todo...

Las tierras crepusculares empezaron a agitarse incontrolablemente. Varios adornos y pinturas del despacho comenzaron a caerse una tras otra al suelo. Era un temblor abismal que para el príncipe solo significaba una cosa.

- Ha llegado el momento, Yair. Debemos defender nuestra tierra a como dé lugar. – dijo determinante.

- Mi señor, temo por usted.

- No te preocupes, estoy seguro de que este plan saldrá a la perfección

...

Escoltado por una gran horda de bestias crepusculares, se dirigía el Tirano de las Sombras camino al Palacio del Crepúsculo. Una vez que las bestias arribaron a la ciudadela de los Twili, el pánico y la destrucción invadieron a los habitantes. Observando con terror el caer de las edificaciones, varias madres tomaban a sus niños para poder salvaguardarlos del peligro, los hombres protegían a sus mujeres con las mismas intenciones.

La guardia real Twili sin dudarlo se enfrentaron a los monstruos. Con el uso de sus escudos y espadas, lucharon contra las bestias de las penumbras, mientras tanto, el Tirano de las Sombras, complacido observando el caos de la situación, se dirigió con más de sus vasallos al palacio a desterrar a su soberano.

El príncipe se encontraba a la salida de su palacio con un grupo de soldados escoltándolo. El joven a lo lejos pudo ver cómo el temido se acercaba hacia él.

Los soldados, sin dudarlo, se dirigieron hacia Zant para impedir que se acerque, pero este con sus poderes los paralizó en el acto, mientras que de la manera más tranquila caminó hasta el joven.

- Zant...

El villano se puso frente a frente al príncipe e hizo una reverencia exagerada, fingiendo falso formalismo.

- ¿Oyes esos gritos de dolor, Orión? ¡Es tu pueblo que clama misericordia! Pobres almas inocentes huyendo como ratas asustadas. ¿Acaso su soberano no hará algo para impedirlo?

- ¿Qué quieres?

- Seré breve, el trono por el bienestar del pueblo. Tu decisión hará que yo, con un solo chasquido de mis dedos, detenga esta masacre. – chantajeó Zant al preocupado príncipe.

El príncipe permaneció en silencio analizando las palabras del tirano, el impacto de saber que su pueblo moría a manos del villano lo desgarraba en sobremanera. ¿La decisión que iba a tomar sería la adecuada? ¿Lograría con ella salvar a su familia y a su pueblo?

- Tu silencio es una satisfactoria respuesta. Acabo de detener el ataque, pues en este momento mis guardias están "amablemente" escoltándolos a todos hacia acá, pues les anunciaré quien es su nuevo soberano.

Zant hizo una señal y dos de sus escoltas encadenaron las manos del príncipe, luego lo llevaron junto con su amo hacia el balcón principal del palacio.

El pueblo se encontraba invadido por el terror, mientras las lanzas y espadas apuntaban a sus cuerpos. Ya estaban fuera del palacio.

Todos esperaban la presencia de su soberano para que haga lo esperado, rescatarlos, darles esperanza para no sentir que sus vidas colgaban de un hilo.

Para Orión, ver los rostros de desolación de su pueblo, era devastador, pero precisamente por amor a ellos debía tomar esta difícil decisión, rendirse y humillarse.

Zant se posicionó frente al balcón y se dirigió a hablar con el desesperado pueblo.

- Pueblo, a partir de ahora yo seré su nuevo soberano, pues los que tienen actualmente no poseen la capacidad de serlo. Creo que fui muy claro de mi poderío con la llegada a la ciudadela, así que he aquí a su nuevo rey. – dijo Zant, con tono autoritario y amenazante.

Al principio, el silencio se apoderó los habitantes, pero al ver que en el balcón se encontraba el príncipe Orión, encadenado, los gritos de rabia e insultos se hicieron presentes. Los Twili jamás aceptarían a un gobernante tan violento y déspota como Zant.

Por su parte, el Tirano de las Sombras se sintió burlado e indignado de ver que el pueblo lo rechazaba, creyó que su prepotencia causaría miedo y sumisión, sin embargo, ocurrió todo lo contrario.

- ¿Te das cuenta, imbécil? El pueblo no es tonto, ellos saben reconocer a sus verdaderos soberanos. – afirmó Orión con arrogancia.

Zant, enfurecido por las palabras del príncipe, se acercó a este y lo silenció con un fuerte golpe en el estómago, provocando que los habitantes se impacten con tal acción.

- Vaya, parece que la violencia es la única que los hace callar, caterva de mal nacidos. ¡Vamos a ver si ahora se dan cuenta quién es el que manda aquí! – indicó el tirano, amenazando al pueblo.

Zant desvainó su Espada Crepuscular y se acercó hasta Orión. Rozó la punta del arma en el cuello del joven, para luego bajarla pausadamente hasta su pecho.

- Hasta nunca...

Sin miramientos atravesó el pecho del príncipe, provocando que este se estremezca por el frío dolor que lo estaba tomando; sangre empezó a emanar de manera desorbitada, apagando lentamente su vida.

El joven cayó al suelo observando los ojos de su enemigo, quien demostraba deleite y satisfacción a su macabra acción, hasta que finalmente dio su último suspiro y se entregó a los brazos de la muerte.

El pueblo, desgarrado por la presenciada acción, permaneció enmudecido hasta que Zant habló.

- Esta es solo una prueba de lo que ocurriría si alguien se atreve a revelarse a mi mandato. A partir de ahora su fidelidad será dirigida a mí, pues como su rey soy el único digno de recibirla.

Zant se dio la vuelta junto con sus oscuros esbirros, mientras el cuerpo inerte del príncipe permanecía en el suelo.

- Entierren al "ilustre príncipe" con honores. – ordenó con ironía.

Luego de esas palabras, el villano entró por los majestuosos portones de cristal del balcón, mientras que a lo lejos, el principal consejero del palacio observaba su caminar, aturdido.

...

Link y Navi estaban preocupados por el estado en el que se encontraba Midna, no entendían qué la estaba perturbando.

- Midna, cálmate. – pidió Link.

- Zant invadió mi pueblo, puedo sentirlo. Mi familia ha caído en sus manos.

- ¿Zant? ¿Quién es esa persona? – preguntó el joven.

- ¿Persona? Un tipo como ese jamás sería algo como eso. Él es un esbirro de Ganondorf proveniente de mi tierra. En la antigüedad, se apoderó del Crepúsculo, pero gracias a ti no logró sus planes.

- ¿A mí? – preguntó sorprendido.

- ¿Sabes por qué te busqué, Link? ¡Porque tú eres la reencarnación del Héroe de la Luz! – afirmó con seriedad.

El joven se quedó enmudecido con las palabras de la princesa, varias imágenes y pensamientos llegaron a su mente; una vez más sus vivencias pasadas volvieron, representadas en dos mundos cubiertos por un perpetuo ocaso, y un extraño villano como el causante de lo mismo.

- Creo que sé a qué te refieres, tengo una vaga imagen de eso. Ahora sé que mi percepción de conocerte de antes no estaba del todo equivocada.

- Al igual que tú, soy la reencarnación de la Princesa de Crepúsculo, y así como tuvimos una importante misión, las cosas son iguales actualmente.

- Ahora que Zant tomó el trono de tu reino, más que nunca debo salvarlo, pues mi mundo también peligra. – dijo el joven con semblante serio.

- Así es, y la prueba de ello fue el dragón crepuscular que casi te envía a la muerte. Poco a poco ese tirano enviará a sus esbirros para acá. No sé cómo Ganondorf le entregó mi mundo de buenas a primeras. Sin duda algo está planeando y no solo en contra de Zant. ¿Qué será lo que desea hacer? – preguntó confundida.

- De ese maldito se puede esperar todo. - afirmó Link.

- Solo espero que mi esposo y mi hijo estén bien.

- ¿Tu hijo? – preguntó sorprendido.

- Sí, tengo un hijo pequeño. – confesó entristecida.

El joven se preocupó enormemente por la situación de Midna, no le gustaba en lo absoluto las cosas que estaban sucediendo, sobre todo porque ella se encontraba lejos de su hogar.

- Tranquila, pronto fortaleceré la espada y podremos salvar a tu familia. – dijo, tratando de animar a la Twili.

- Trataré de no angustiarme, estoy segura de que mi esposo tomará una sabia decisión para con mi pueblo, él es un hombre fuerte.

- Midna, no finjas fortaleza, todos tenemos derecho a derrumbarnos de vez en cuando.

- No puedo ponerme a llorar ahora, tenemos que seguir nuestro camino, yo confío en mi pueblo, pues es fuerte y sea como sea sobrevivirán a lo que ese tirano pueda hacer. Es mejor irnos de una vez a hablar con Darunia. Él debe saber que estás mejor y talvez nos ayude con alguna información importante. – dijo la princesa, dejando a un lado su preocupación.

- Es cierto, tenemos que ir a hablar con él.

...

Habiendo tomado posición de su anhelado trono, el Tirano de las Sombras se sentía dichoso. Por medio de su ímpetu y prepotencia, logró colocar al pueblo en un estado de sumisión; ahora estaba bajo su dominio y el que se atreviera a desafiarlo, conocía perfectamente su final al haber presenciado la muerte del príncipe Orión.

De repente, uno de los oscuros monstruos se acercó hacia él para darle una indicación.

- Mi señor, un sujeto que se encuentra afuera desea hablar con usted.

- Hazlo pasar. – ordenó con seriedad.

La gran puerta de la sala del trono se abrió, y la misma reveló a un hombre de edad avanzada y con semblante serio.

- Permítame presentarme, mi soberano. Mi nombre es Yair, soy el principal consejero del palacio y conozco al mismo como la palma de mi mano, pues he trabajado aquí la mayor parte de mi vida. Vengo ante usted a ponerme a su servicio, pues desde ahora, lo respeto y admiro como mi actual rey.

Zant escuchó en silencio las educadas palabras del consejero, trató de buscar en él un ápice de burla o mentira, pero lo único que descubrió fue sinceridad.

- Vaya, no creí que te unirías a mí de manera tan sencilla, sin rebelarte.

- ¿Rebelarme? He sido educado para servir al que me supera en jerarquía, estoy condicionado para aquello, así que desde ahora mi vida será dedicada completamente a usted.

Luego de meditar sus palabras, el Tirano de las Sombras se sintió complacido, pues tener de su lado a un hombre de garbo y amplios conocimientos era una ventaja para gobernar.

- Muy bien, y para probar tu fidelidad deseo que cumplas con una petición.

- Indíqueme, ¿qué desea?

- Quiero que me traigas al hijo de Midna ante mí, pues deseo hacerle lo mismo que le hice a su padre.

Luego de un momento de silencio, Yair respondió a su soberano con semblante serio.

- Su padre lo mandó lejos de aquí. No tengo idea dónde puede estar.

- ¡Búscalo! ¡Haz lo que sea para encontrarlo! – ordenó descontrolado.

- ¡Empezaré la búsqueda inmediatamente, espero tenerle noticias pronto! – afirmó, con una macabra sonrisa.

Despidiéndose con cortesía de su nuevo soberano, el consejero se retiró de la sala a cumplir con lo que se le encomendó.

...

Link estaba junto con Navi y Midna, esta escondida en su sombra, en la capilla donde tuvo su última charla con Darunia. El jefe Goron, se sentía contento de saber que el héroe se encontraba en perfecto estado de salud.

- Muchacho, me alegra tanto saber que estás recuperado, ayer nos diste un buen susto a todos. – dijo el goron, emocionado.

- Lamento haberlos preocupado, pero ahora me siento mejor. – indicó el joven sonriendo.

- ¿Cómo lograste recuperarte?

- Él se siente bien porque la prin...

Link agarró a Navi para callarle su indiscreción.

- Tenía una poción de salud en mi alforja, gracias a eso estoy recuperado. – respondió, mientras miraba a Navi de manera amenazante.

- Ya veo, me alegro mucho, muchacho.

- Pronto tendré que irme, sin embargo, quisiera saber si necesita algo más de mí.

El jefe Goron se quedó meditando la propuesta del héroe, pues desde hace mucho tiempo había planeado muchas cosas referentes a su tribu, pero no sabía cómo hacerlas y necesitaba orientación.

- La verdad, me da vergüenza lo que te voy a confesar. Es cierto que hemos soñado con salir de esta montaña y poder respirar el aire fresco de las praderas, pero esta es la primera vez, después de miles de años, que va a ocurrir eso. No sé cómo vamos a reaccionar al ver a las personas, y sobre todo como reaccionarán ellos ante nosotros, pues pensarán que somos unos monstruos que les haremos daño. – indicó preocupado.

- Entonces pienso ayudarlos en eso.

- Eso planeaba pedirte, pero temo que te tomará mucho tiempo hacer que los humanos se adapten a nosotros, y viceversa.

- Eso es lo de menos, yo lograré que esto se haga realidad en el menor tiempo posible. Todos somos parte en de este mundo, por eso es importante que convivamos en perfecta armonía.

- Tus palabras son tan sabias, definitivamente tu valor no es lo único que te hace ser el héroe elegido por las Diosas, también tu noble corazón y tu honor. – dijo Darunia, sorprendido.

- Gracias por sus palabras. Prepare a su tribu, pues es momento que les informe sobre esta situación.

Darunia, en la parte central de la aldea, reunió a toda la tribu de los Gorons para hacer varios anuncios importantes.

Lo primero que informó fue que Link era el Héroe elegido por las Diosas; lo probó al evidenciar que el joven fue el único que pudo romper el sello de la Montaña de la Muerte y también por el fragmento del valor que tenía en su mano. Este anuncio avergonzó un poco a Link, pues al él le gustaba pasar desapercibido en actos como esos y también por la sencillez y modestia que lo caracterizaba.

Darunia también reveló la importante misión por la que había llegado ante ellos, encontrar la legendaria llama sagrada y poder enfrentarse al único mal que había amenazado al mundo desde tiempos inmemoriales, Ganondorf.

Todas las criaturas macizas gritaron eufóricos ante noticia de Darunia, pues habían oído hablar del enviado de las Diosas, sabían perfectamente que desde hace miles de años ellos vivían enclaustrados esperando su llegada. Sin embargo, las risas y la alegría se esfumaron cuando Darunia reveló la segunda noticia... el momento de salir de la montaña y conocer el mundo había llegado.

Muchas de las criaturas se emocionaron por tal noticia, pero otros se sintieron asustados por ese cambio de vida, pues ver a las personas solo había sido posible por medio de libros o descripciones.

- No teman, apreciado pueblo, aquí el héroe entre nosotros va a ser el que nos represente. Con su liderazgo y don de la palabra, logrará que los humanos e hylians se adapten a nosotros.

Luego de esas palabras, Darunia se dirigió a hablar con el príncipe.

- Link, agradecemos tanto a las Diosas que hayas llegado a nuestras vidas. Ellas asignaron a nuestros antepasados que teníamos que estar enclaustrados aguardando la llegada del héroe para guiarlo, pero ahora que ese día llegó, no solo pudimos lograr nuestra función al enseñarte el camino, sino que también nos ayudarás a poder salir de aquí.

- No hay nada que agradecer, es mi deber. Creo que es mejor que se tomen este día para asimilar estas noticias y planear cómo va a ser su entrada a la Villa Kakariko; yo por mi parte haré lo mismo.

- Me parece bien, Link, así que lo mejor será que mañana salgamos de la montaña.

Toda la mañana y tarde, Link se dedicó a hablar con los Gorons sobre la vida fuera de la montaña. Les contó cuáles eran sus diferentes culturas, costumbres y cómo debían comportarse con las personas dependiendo de la situación, sobre todo porque no deseaba que entre estas se forme un caos al ver a unos seres supuestamente mitológicos.

Luego de la reunión todos cenaron amigablemente. Link fue el único que tuvo que comer de su propia comida, pues alimentarse de la dieta de los Gorons, que estaba compuesta por agua y piedras, no iba a ser del todo saludable para su organismo.

- No sabes lo que te pierdes, Link, estas rocas están deliciosas. ¿Estás seguro de que no deseas una? – preguntó Darunia, saboreando su cena.

- No, gracias, ya hicieron bastante al cocinarme esta carne y vegetales. – respondió cortés.

- Lamentamos no tener fruta ni nada de esas cosas, pero como sabes no necesitamos de ese tipo de alimento para sobrevivir. – dijo uno de los Gorons.

- No te preocupes, amigo, por suerte si tengo comida.

- ¿Cómo pudiste traer lo que estás comiendo hasta acá? Me sorprende que no se te haya descompuesto. – preguntó Darunia, extrañado.

- Bueno... digamos que mi alforja es muy buena para preservar los alimentos, es casi mágica. – dijo riéndose.

- Ya veo me parece extraordi...

Darunia se quedó en silencio al escuchar que de la de Link salían un montón de gritos. Uno de ellos era del hada, los otros no los identificaba.

- ¡Tu amiga está gritando! – exclamó el jefe Goron.

El príncipe se puso nervioso al escuchar los gritos, pues él sabía perfectamente con quién estaba discutiendo su amiga.

- Voy a averiguar qué le pasa, talvez tiene hambre y mi comida no es de su agrado, a veces es un poquito caprichosa. – respondió riéndose con nervios.

- ¿Quieres que te acompañe?

- ¡No! Es decir, no se preocupe, usted siga disfrutado de la cena con el resto de los comensales, solo iré a ver qué le sucede a Navi.

Luego de su charla, el héroe se levantó de la mesa a averiguar qué estaba pasando con sus acompañantes, pues las dos estaban discutiendo con fuerza.

...

- ¡No te comas todas las manzanas! ¡Se supone que Link dijo que eran para las dos! – reclamó Navi, enfurecida.

- Lo siento, pero mi cuerpo es el doble de grande que el tuyo, necesito comer más. – dijo mientras saboreaba la fruta.

- ¡Eres una desconsiderada, solo piensas en ti!

- ¡Déjame en paz! Cómete algún insecto que pase por ahí... total, eres un ser del bosque y cuántos de esos no habrás engullido. – dijo Midna con displicencia.

- ¡Eres una...!

- ¡Ya basta! ¡¿Qué sucede aquí?!

Link entró a la habitación alarmado por los gritos de sus acompañantes, y lo primero que vio fue a Navi, volando como una desesperada, mientras que Midna se atiborraba de la jugosa fruta sin ninguna delicadeza.

- ¡Link! – exclamó Navi acercándose a este.

- ¿Se puede saber qué les está ocurriendo? Sus gritos se escuchan hasta el comedor. La voz de Navi Darunia la reconoció en el momento, pero con la de Midna se quedó dudando. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué un ser de otro mundo también está viajando conmigo? – preguntó con sarcasmo.

- Ya no escandalices, es por culpa de esta hada que pierdo la paciencia.

- ¿Por qué estaban peleando? – preguntó serio.

- ¡Por las manzanas, Link! Se las está comiendo todas sin pensar en mí, solo mira cuantas se ha comido. Vaya que modales, ni siquiera ha masticado y ya se ha atragantado con ellas, no entiendo como puede ser de la realeza. – respondió indignada.

- ¡Navi, no seas grosera! – reclamó el príncipe.

- ¡Pero Link...!

- Mira, hada, no me colmes la paciencia, sino te pulverizo aquí mismo. – amenazó hastiada.

- ¡Hazlo si te atreves!

- ¡Cállense las dos!

Link tomó la bolsa de las manzanas y de un lado separó un grupo de ellas, y con otras hizo lo mismo.

- Las de la derecha son de Midna, las de la izquierda de Navi. ¡Se acabó la pelea! ¡Cada cual tiene lo suyo! – indicó, harto de la discusión.

Luego de haber puesto las cosas en orden, las compañeras de Link se dispusieron a comer su fruta.

- Gracias, Link. – dijeron avergonzadas.

- ¡Ahora, guarden silencio y coman en paz!

Link se retiró de la habitación y se dirigió de regreso al comedor al haber recobrado la paz del ambiente.

...

A la media noche Navi se encontraba dormida en una de las almohadas de la habitación, mientras que Midna estaba sentada al pie de la ventana, en una improvisada cama, apta para su tamaño, que Link le había formado con unas cuantas mantas.

Link se despertó debido a un ruido que escuchó, precisamente en donde se encontraba la princesa crepuscular, y fue ahí que se dio cuenta de que esta estaba llorando.

- ¿Midna?

El joven se levantó de la cama y se dirigió a sentarse junto a su compañera.

- Vuelve a la cama, quiero estar sola. – pidió, evadiendo su mirada.

- Me preocupa cómo te sientes. Sé que te duele estar separada de tu familia, pero estoy seguro de que ellos están bien.

- Lo sé, pero algo me mortifica dentro de mi alma. Siento que algo terrible ha pasado en mi reino, solo espero que Orión y mi hijo estén bien. – dijo, estallando en llanto.

Viendo como lloraba la princesa, Link le colocó una mano en su hombro, prefirió dejarla llorar sin decir nada hasta que se recupere, y poco a poco esa situación se fue dando hasta que el silencio se apoderó del ambiente; luego de unos minutos la princesa decidió hablar.

- Se llama Link...

- ¿Ah?

- Mi hijo... se llama igual que tú.

El príncipe se extrañó con la confesión de su amiga, le pareció curioso que el hijo de la Twili lleve su nombre.

- Mi antepasado decretó que todo varón nacido en la familia real Twili lleve tu nombre. Desde ese entonces hemos llevado esa tradición.

- Vaya, no creí que en tu mundo fuera tan reconocido. – expresó sorprendido.

- Claro que lo eres, nos salvaste de vivir en las miserias causadas por Zant, y esta vez volverás a hacer lo mismo... aunque, de todas formas, el que mi ante... el que yo haya roto el espejo no sirvió de nada, pues Ganondorf, sin saber cómo, logró restablecerlo. – dijo la Twili, impotente por la situación.

- El Espejo... del Crepúsculo. – dijo el joven en murmullos.

A la mente del joven vino la imagen de ese espejo y de manera borrosa vio a una hermosa mujer rompiéndolo... pero aparte de eso se acordó de una frase que esta le dijo de manera confusa.

- "Link, yo...nos vemos..."

Se quedó en silencio recordando esa inconclusa frase, cosa que la princesa notó de inmediato.

- Veo que has logrado recordar todo lo referente al espejo, y sobre todo esa última frase que mi... que te dije antes de irme.

- Midna... ¿Hubo algo escondido dentro de esa frase? No te sentí segura al decirla, según recuerdo.

- Iba a decir que te amaba, pues. – respondió segura y sin rodeos

El joven empezó a toser nervioso debido a la revelación de la princesa. Fue tomado completamente por sorpresa.

- ¿¡Qué!? – exclamó impactado.

- ¡Cállate! ¿Quieres despertar al hada?

- Midna, tú... tú no puedes amarme. Soy un hombre casado y tú también, aparte tienes un hijo...

La Twili cerró la boca del príncipe con un fuerte apretón para obligarlo a callarse, luego rodó los ojos y le respondió.

- ¡Cálmate y escucha atentamente! En ese entonces, yo estaba desorientada, confundí el amor por una gran admiración y gratitud hacia ti, eso me di cuenta en el momento en el que conocí al que, en ese entonces, fue mi esposo, que por cierto se parecía mucho a Orión. Vaya que tengo buenos gustos, es que mi hombre es tan...

- ¡Prosigue, por favor! – pidió alarmado, viendo que la Twili se desviaba del tema.

- Está bien, lo siento, cuando se trata de mi esposo me emociono demasiado... Bueno, a lo que quiero llegar es que lo que sucedió con él, no fue nada parecido a lo que sentí por ti; ahí me di cuenta de que lo nuestro fue una linda amistad y nada más que eso. Además... yo ya sabía que le pertenecías a ella, pues al haber compartido nuestras almas, convivió de igual manera contigo, y poco a poco se fue sintiendo encantada y atraída hacia ti. Por ser los elegidos de las Diosas, sus almas ya estaban predestinadas. ¿Quién era yo para intervenir en un designio divino? ¿Cómo podría enamorarme del hombre al que ella...?

- ¡Espera! ¡Detén tu monólogo! Disculpa, pero, ¿de quién estás hablando? ¿A qué te refieres al decir "ella"? – preguntó confundido.

- ¿Cómo que a quién? ¿Eres tonto o te haces? – preguntó irónica.

- ¡No soy ni me hago el tonto, no sé a quién te refieres! – reclamó indignado.

- Definitivamente, la mordida del dragón crepuscular te fundió el cerebro. ¡A tu esposa! ¡A la princesa Zelda! ¿Quién más si no es ella?

- Oh...

- Ella entregó su vida para salvarme. ¡No me hagas acordar de eso! Fue muy doloroso, sobre todo para ti, pues cuando desapareció ante tus ojos, estuviste insoportable e irritable en algunas ocasiones de lo que duró nuestro periplo.

- ¿De verdad?

Sí... sin embargo, aún recuerdo la cara de idiota que pusiste cuando su alma regresó a su cuerpo, se te caía la baba debido a su exquisita belleza, y ella ni se diga. ¡Par de cursis!

Midna recordó esos hechos con una gran y burlona risa. No solo los conocía por sus escondidos recuerdos, sino que también los había leído en el diario de su antepasado; pero Link no se sentía de la misma manera, había algo que no lo dejaba tranquilo de esa conversación.

- ¿Por qué tienes esa cara? ¿Sucede algo? – preguntó confundida.

- Midna, lo que sucede es que...

- ¡Dejen de hacer tanto ruido, quiero dormir!

Navi se había despertado completamente histérica debido a la conversación de Link y Midna, fue ahí que los jóvenes se dieron cuenta de que su charla se había vuelto algo ruidosa.

- ¡Ya no fastidies, hada! – reclamó la Twili.

- Creo que es mejor irnos a dormir, mañana saldremos con los gorons de la montaña. En sí, será un largo día. – dijo Link, mientras se ponía de pie.

- Bien, esperemos que la integración interracial que vas a hacer no te tome mucho tiempo.

- Esperemos, pero de aquí no me iré hasta ver a los gorons conviviendo con el pueblo. Eso es algo que me corresponde como príncipe, velar por el bien de todos. – afirmó con seguridad.

- Ni siquiera eres príncipe de aquí, no sé por qué tanto compromiso.

- El rey Daphnes tiene mucho poderío en estas tierras, y al ser su yerno me da iguales derechos, obvio no diré a nadie que soy el esposo de Zelda, simplemente ayudaré como una persona normal.

- Muy buen, lo que digas. Iré a dormir, que descanses.

- Que descanses, Midna.

Después de finalizada la charla, Midna se acostó en su cama y Link hizo lo mismo en la suya.

...

Llegada la mañana, Darunia y su tribu se encontraban listos para salir de la Montaña de la Muerte. Una mezcla de emociones y nervios invadían a las rocosas criaturas, pues por primera vez, después de muchos siglos, su especie iba a encontrarse con los humanos e hylians.

Link, junto con ellos, se encontraba desayunando en el gran comedor de la aldea, y al ver que los pobres gorons en estado de ansiedad, trató de calmarlos.

- No tienen nada de que preocuparse, les aseguro que todo saldrá bien, además tengo un amigo que desea conocerlos desde hace mucho tiempo. – indicó con voz calmada.

- ¿En serio? – preguntó un goron.

- Claro que sí, él se ha dedicado a investigar de su supuesta mitología, y cuando los vea se pondrá muy contento. Él se encuentra deprimido, así que conocerlos le ayudará mucho.

- Es una buena señal el saber eso. – dijo Darunia.

- Así es, una vez que terminemos de desayunar bajaremos de la montaña, pero cuando lleguemos esperarán a que regrese con mi amigo, pues él y yo seremos quienes los presentemos ante las personas.

- Está bien, Link.

...

El príncipe y Darunia se encontraban a la delantera de los gorons, bajando de la Montaña de la Muerte. Con cada paso que daban las emociones embargaban a cada uno de ellos; a Link le ocurría lo mismo, pues presentar a las criaturas ante las personas lo emocionaba en sobremanera.

Luego de una larga caminata llegaron al túnel que se dirigía a la salida de la montaña, pero su camino fue interrumpido al ver el gran agujero donde Link había caído anteriormente.

- ¿Y este agujero? – preguntó Darunia.

- Se formó cuando venía para acá, no sé cómo ocurrió, pero mientras caminaba el suelo se destruyó y caí dentro del mismo. – recordó avergonzado.

- Vaya, ¿cómo lograste salir?

- Eh... bueno... pude hacerlo gracias a... una soga que tenía en mi alforja, eso fue. – mintió, omitiendo que Midna lo había ayudado por medio de su magia.

- Bueno, nosotros te lanzaremos al otro lado para que puedas ir a buscar a tu amigo, mientras tanto iremos a buscar piedras para rellenar este agujero y que podamos pasar.

- ¡Excelente idea! – halagó el príncipe.

- Bien, Link, esperamos tu regreso. Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por nosotros, de ahora en adelante, eres un hermano más de esta tribu. – dijo Darunia, emocionado.

- ¡SÍ, NUESTRO HERMANO! – gritaron todos.

El joven se sonrojó ante los eufóricos gritos de los gorons, sin embargo, decidió responderles con una sonrisa.

- Gracias por considerarme uno de ustedes, lo valoro mucho.

Un goron se colocó frente a Link, y se acurrucó en el suelo hasta tomar una forma redonda. Es acción extrañó enormemente al joven.

- Sube encima del compañero, Link, de esa forma podrá enviarte al otro lado. – pidió el jefe goron.

- Está bien...

Con algo de duda el joven se colocó encima del macizo cuerpo del goron, luego este empezó a temblar, y de un solo salto lo envió al otro lado.

El príncipe no pudo evitar lanzar un grito de sorpresa al ver cómo había sido elevado, pero al ver que aterrizó sano y salvo, se calmó.

- ¡Muchas gracias, ya regreso! – dijo, luego de irse.

El príncipe corrió rápidamente para encontrarse con Shad, mientras que los gorons se dedicaron a buscar rocas para cubrir el agujero.

...

Una vez que el príncipe pisó los terrenos de la Villa Kakariko, fue a la casa de Shad para contarle lo sucedido.

Cuando llegó a la entrada del hogar del investigador, tocó la puerta descontroladamente, pues su ansiedad por contarle sobre los gorons era inmensa.

- ¡Shad! ¡Soy yo, Link! ¡Abre la puerta!

Link estuvo tocando por un buen tiempo, hasta que lentamente la puerta se fue abriendo, mostrando a un cansado y desmejorado joven.

- ¡Link! ¡Qué sorpresa! – exclamó el joven.

- Shad... ¿Has seguido bebiendo? ¡Es el colmo! – expresó molesto.

- ¡No, déjame explicarte! Desde que te fuiste, ayer fue la única vez en la que fui al bar, te juro que bebí menos que las otras ocasiones; la prueba de ello es que me ves de pie a pesar de este deprimente estado, antes ni siquiera podía levantarme. – confesó avergonzado.

- Sé que es difícil dejar viejas costumbres de la noche a la mañana, pero debes controlarte. ¡Ya habías dejado de beber, no vuelvas a recaer en lo mismo! – pidió Link, preocupado.

- Lo sé, pero a veces es difícil asimilar que Ashei no está conmigo. Estos días he soñado con ella, reviví todos los hermosos momentos que vivimos en nuestra niñez y noviazgo. Los sueños fueron tan reales que cuando desperté no podía creer que todo era mentira; en serio me cuesta aceptar que ya no está conmigo. – dijo al borde de las lágrimas.

- Lo lamento mucho. Por mi parte sé que Zelda está viva, pero solo de saber que se encuentra lejos de mí, me desgarra el alma. – reconoció igual de apenado.

- Qué bueno que me entiendes, prometo ya no volver a beber más, ayer fue la única vez que lo hice y no se repetirá. Bueno, cambiemos este desagradable tema. Cuéntame, ¿pudiste fortalecer tu espada?

- Claro que sí, y eso no es lo mejor. ¿Recuerdas que me pediste que te consiga alguna evidencia que se relacione con los gorons?

- Claro que lo recuerdo, ¿por qué?

- Bueno, he traído algo mejor que eso.

- ¿Qué cosa? No me digas que... – preguntó en suspenso.

- He traído a los mismos Gorons, no en leyenda ni imagen, a ellos de carne y hueso.

Toda tristeza y cansancio se desvanecieron del rostro de Shad y fueron reemplazados por unos ojos desbordantes de alegría, pues uno de sus más grandes sueños se había vuelto realidad.

- ¡No puedo creerlo! ¡Vamos a verlos de una vez! Aunque... no puedo ir en estas fachas. Tomaré un baño rápido y estaré listo. Espérame en la sala mientras me preparo para salir, por favor. – pidió ansioso.

- Está bien, pero no te tardes mucho, pues los tengo esperando en la montaña.

El joven, ansioso, tomó del brazo a Link y lo hizo entrar a su casa, para luego ir a alistarse para el esperado encuentro con los gorons.

Luego de que Shad estuvo listo, se reunió con Link en la sala de su casa.

- ¡Estoy listo, vamos de una vez a ver a los gorons! – suplicó emocionado.

- Tranquilo, hombre. Vamos inmediatamente para allá. – respondió contento al ver a su amigo animado.

Los dos hombres caminaron hasta la puerta para salir de la casa, y una vez que la abrieron, se impactaron enormemente al ver que frente a ellos se encontraba una inesperada e indeseable persona...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro