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Vulnerable.

Pov de Becky.

Era increíble todo lo que ella representaba como persona, cada vez podía notarlo más.

Cargué a Atid y lo llevé hasta su cama. Cuando regresé, ella seguía pegando los adornos en las paredes.

-¿Cuándo te toca revisión en el médico? -Pregunté.

-La próxima semana. -Respondió. -Seguro ya me quitan el yeso.

Asentí.

Quería seguir ayudándola, pero la verdad era que me estaba cayendo de sueño.

-Puedes ir a dormir, si quieres. -Dijo. -Yo ya casi acabo.

-¿Segura? -Busqué su aprobación.

-Segura. -Confirmó. -Ve a mi oficina y abre la puerta que está adentro. Tengo un lugar para dormir.

Sonreí y caminé hasta donde me dijo.

Cuando entré a su lugar para dormir, noté que estaba lleno de dibujos y manualidades hechos por los niños. Sonreí instantáneamente.

Ella en serio ama mucho a todos los niños que están en el orfanato.

El lugar era bastante agradable. Tenía una cama y un sofá solamente, pero era bastante acogedor.

Puse mi bolso sobre el sofá y me recosté en la cama. Me quedé dormida al momento.

No sé cuánto tiempo dormí, pero fue bastante hasta que escuché que se abrió la puerta.

Tomé mi celular y observé la hora.

Eran las cinco de la mañana.

-Dijiste hace tres horas que ya casi acababas. -Comenté.

-Todavía tengo tiempo para dormir un poco. -Aseguró.

Observé que quitó mi bolso y empezó a acomodarse en el sofá.

-¿Qué haces? -Cuestioné.

-Voy a dormir. -Contestó riéndose.

-Las dos cabemos aquí. -Dije señalándo la cama.

Me miró detenidamente.

-No quisiera incomodarte. -Respondió.

-Ven. -Ignoré lo que dijo y extendí mi mano.

Ella hizo un gesto de aceptación y tomó mi mano para acostarse al lado mío.

Se acomodó y yo me acerqué levemente a ella para ver si me dejaba abrazarla.

Ella sonrió y me correspondió.

Se sentía tan bien.

Me sentía cálida y tranquila.

Su aroma a esencias florares era todo lo que necesitaba en ese momento.

Me volví a quedar dormida.

Cuando desperté por la mañana, ella seguía dormida. Levanté mi cara levemente hacia arriba para observarla.

Ella era preciosa.

Minutos después, se despertó.

Abrió los ojos lentamente y sonrió en cuanto me vio.

-Buenos días. -Dijo.

-Buenos días. -Le contesté.

Tomó su celular y observó la hora.

-Se me está haciendo tarde. -Comentó mientras se levantaba rápidamente.

-Espera, espera. -La detuve. -¿No vas a desayunar?

-Voy a asearme y arreglarme. -Contestó. -Puedo llevarte al comedor para que tú desayunes.

La miré analizándola.

¿Ella era así siempre?

Se preocupaba tanto por los demás que olvidaba dárse tiempo para sí misma.

Me levanté antes de que se fuera y la tomé del brazo.

Ella me miró detenidamente.

Pasé mis brazos por su espalda y la enredé en un abrazo.

-Desayuna. -Dije. -Hay tiempo para todo.

Suspiró.

-De acuerdo. -Aceptó.

Me miró a los ojos varios segundos y yo le mantuve la mirada, después dejó un beso en mi nariz.

Sonreí.

Enseguida le di un beso corto.

Dejé que se fuera para que se arreglara, cuando llegó tomé mi turno para irme a arreglar y enseguida que terminamos, nos dirigimos al comedor.

La comida olía y se veía deliciosa.

Eran las nueve de la mañana y Freen me explicó que era el horario de desayuno del personal antes de que los niños se levantaran.

-Buenos días, Freen. -La saludaban cada uno de los trabajadores.

Fue agradable para mí notar que ella no tenía barreras entre sus empleados y ella. Se notaba que de verdad tenían un ambiente respetuoso y tranquilo.

Noté que ella estaba comiendo con prisa.

Ni siquiera terminó y se levantó.

-Buenos días para todos. -Los saludó en general. -Espero que estén disfrutando la comida.

Todos le prestaron atención.

-Terminen con calma. -Aseguró. -Cuando puedan, nos vemos en el patio para organizar bien los detalles del campamento.

Suspiré debido a la admiración que sentía por ella.

-Buen provecho. -Dijo para después volver a sentarse.

Enseguida tomó su celular y llamó a su amiga, Nam.

Yo ya había terminado de comer y ella no.

-Freen. -La llamé en cuanto terminó su llamada. -Tu comida.

Ella asintió y se dispuso a seguir comiendo.

Cuando terminó, salimos al patio y ella le dio indicaciones al personal sobre como organizar a los niños para que no hubiera ningún inconveniente.

Ahora entendía porque con el negocio de la joyería era tan desorganizada. Toda su atención estaba puesta aquí y eso era de admirar y valorar.

Los niños más pequeños se quedarían el área recreativa de adentro y los más grandes sí saldrían al patio.

Había varios puestos con diferentes cosas para distintas actividades relacionadas con el arte, tal como ella me lo había dicho.

Los niños comenzaron a salir en filas por sus edades y Freen los saludó.

-¿Cómo están mis pequeños? -Les preguntó saludándolos.

Ella era una mamá completamente.

Algunos contestaron, algunos no, pero todos se veían emocionados.

-Bueno, como ya saben es la semana de nuestro campamento de arte. -Explicó. -Pueden ir a la sección que quieran.

Sonreí.

-A los más grandes, les pido por favor que tengan cuidado con los más pequeños y los apoyen si necesitan ayuda o tienen dudas en algo. -Comentó.

Todos dijeron que sí.

-Queda oficialmente abierto entonces. -Dijo.

Enseguida todos los niños empezaron a correr.

Ella estaba concentrada hablando con su personal para que todo saliera bien, cuando llegó Nam.

-¡Hola Becky! -Exclamó. -¡Qué gusto verte aquí!

-¡Hola! -Respondí. -Lo mismo digo.

-¿En dónde está tu novia? -Preguntó.

Sonreí.

Aún no me creía que salía con ella.

Miré alrededor pero no la vi.

-Hace un segundo estaba aquí. -Aseguré riéndome.

-Después la buscó. -Contestó. -¿Ya sabes en qué vas a participar?

La miré confundida.

-¿Tengo que participar? -Cuestioné.

-Claro. -Afirmó. -Freen siempre participa en la parte de letras y yo en dibujo, por ejemplo.

-Bien. -Accedí. -Después pensaré.

Una de las cuidadoras se acercó a Nam.

-Buenos días, Nam. -La saludó. -¿Ha visto a Freen?

-Nosotras también la estamos buscando. -Respondió. -¿Por qué?

-Atid pregunta por ella. -Comentó.

Nam agradeció por el aviso y dijo que la buscaría, pero una de las niñas se acercó para pedirle que la acompañara a una sección.

-No te preocupes. -Dije. -Yo la busco.

Nam me agradeció.

Ambas estábamos a punto de separarnos cuando oímos gritos desde cierto lado.

Ambas nos mirámos sin entender nada.

Los niños también se habían dado cuenta.

Caminamos hacia donde venían los ruidos y observamos a uno de los adolescentes gritándole a Freen.

No se alcanzaba a distinguir porqué discutía.

Me acerqué más.

-Kasem, vas a asustar a los niños. -Decía Freen. -Tranquilo, mi vida.

Observé que Freen trataba de poner su mano sobre el hombro del niño pero él la quitó con fuerza.

-No me digas "mi vida" -Ordenó. -No eres mi mamá.

Freen ni siquiera se había dado cuenta que todos la estábamos viendo.

-No pretendas serlo. -Dijo él. -Ni tú ni yo sabemos lo que es tener una.

A mí me dolió eso.

No quería ni imaginarme lo que le había dolido a ella.

Ella no dijo nada y él salió corriendo después de eso.

No sabía si Nam y los niños lo habían escuchado también, pero en este momento lo único que me importaba era ella.

Se quedó sin moverse en absoluto.

No quise acercarme para darle su espacio.

Después de unos segundos, ella se dio la vuleta y me vio.

Noté que sus ojos estaban cristalizados.

Las lágrimas estaban a nada de caer.

-Lo siento. -Se disculpó. -Son cosas que pasan.

La miré con preocupación.

-Está molesto. -Aseguró. -Ya se le pasara.

Sabía que estaba tratando de dárse fuerza a sí misma.

Caminó más y vio a los niños preocupados.

-¿Qué pasó? -Preguntó cambiando a un tono de felicidad. -No me digan que ya se cansaron.

-¡No! -Negaban riéndose.

Ella se rió tratando de contener las lágrimas.

-Vayan entonces. -Dijo. -Ya voy con ustedes.

Enseguida que se fueron, Nam se acercó a ella.

-Freen... -Dijo.

Nam tampoco sabía qué decir.

-¿A dónde fue Kasem? -Cuestionó. -No puedo dejarlo así de mal.

Un lágrima empezó a caer de su ojo.

-Yo voy a buscarlo. -Aseguró Nam. -No te preocupes.

Ella asintió y tomó aire.

-Atid pregunta por ti. -Agregué.

Sabía que la vida se le iluminaba cada vez que estaba con él y que eso la haría sentirse un poco mejor.

-Bien. -Contestó. -Gracias.

Ella comenzó a caminar para ir a donde él estaba.

Iba a ir detrás de ella pero Nam me detuvo.

-Dale un poco de tiempo. -Sugirió. -Está muy afectada.

Era evidente.

Ella trataba de estar bien por los niños, pero en sus ojos se notaba el dolor que ese momento había causado en su corazón.

Asentí y Nam se fue con los niños para entretenerlos.

Suspiré y me senté en una de las sillas del patio.

Después de aproximádamente media hora, me levanté para buscarla.

Busqué en todas las salas y la encontré en el área recreativa con los más pequeños y con Atid.

Abrí la puerta despacio y entré.

Ella volteó a mirarme.

Estaba llorando al mismo tiempo que jugaba con ellos.

Se me partió el corazón.

-¿Prefieres que me vaya? -Pregunté.

-Puedes quedarte. -Respondió.

Pov de Freen.

Me encontraba en el patio jugando con los niños cuando vi que Kasem, uno de mis niños más grandes se apartó molesto de todo.

Lo observé caminando con dirección al jardín y lo seguí.

-¿Kasem? -Pregunté confundida. -¿Qué pasa?

-No quiero hablar contigo. -Respondió molesto.

-Lo respeto. -Aseguré. -¿Pero hice algo que te molestara?

-Todo lo que haces me molesta. -Contestó.

-Bueno, mi novia y tú coinciden en algo. -Traté de bromear para calmar el ambiente pero fue en vano.

-Te dije que no quiero hablar contigo. -Repitió. -No fingas que te preocupas por mí.

-De verdad me preocupo por ti. -Aclaré.

-Tú también me vas a dejar. -Agregó. -Cuando salga de aquí ni te vas a acordar de mí.

Entendía lo que pasaba.

Kasem estaba en el orfanato desde antes que Nam y yo lo tomáramos.

Su mamá lo había dejado muchos años atrás.

Él trataba de superarlo, pero cada vez que mejoraba hacía una recaída con eso.

Su miedo era que yo lo dejara completamente cuando él saliera de aquí al cumplir su mayoría de edad.

Jamás iba a ser así.

-Eso no es así. -Negué. -Sabes que me sigo preocupando por los niños y los sigo apoyando como puedo aún cuando salen.

Él se rió sarcásticamente.

-Pues no te creo. -Dijo.

-Es válido que no lo hagas. -Aseguré. -Hablemos cuando estés más tranquilo, ¿Te parece?

Traté de acercarme pero él me alejaba.

-Kasem, sabes que yo siempre estoy aquí para todo lo que necesites. -Le recordé.

Se le cristalizaron los ojos.

Sabía que a veces no confíaba en mí por la herida que su mamá había dejado en él, pero yo siempre había estado tratando de apoyarlo desde que lo conocí. Me dolía infinitamente que me tratara así.

-¡Vete! -Me gritó.

No quería dejarlo en ese estado.

Kasem, vas a asustar a los niños. -le dije. -Tranquilo, mi vida.

-No me digas "mi vida" -Ordenó. -No eres mi mamá.

Di un paso hacia atrás.

-No pretendas serlo. -Dijo él. -Ni tú ni yo sabemos lo que es tener una.

Sentí como si se me hubiera desgarrado el corazón por dos razones: Una; yo lo amaba a él como amaba a los demás niños y dos; el comentario sobre de que yo no sé qué es tener una mamá.

La verdad era que yo sí lo sabía, pero lamentamblemente la había perdido.

Pasé años muy difíciles lidiando con el fallecimiento de mis padres. Por supuesto, mi herida seguía ahí, solo que más bien como una cicatriz, que ya no duele ni sangra, pero la ves y sigues recordando absolutamente todo.

En este momento, era como si de la nada se hubiera vuelto a abrir.

Cuando traté de regresar como si nada, noté que Becky, Nam y varios de los niños habían visto la situación.

Quería pretender que nada había pasado y continuar, pero en mi pecho había una tristeza infinita.

Becky me dijo que Atid estaba buscándome y fui casi corriendo hacia él.

Me senté en el piso del área recreativa en donde estaban los más pequeños y Atid enseguida se acercó a mí.

-¿Estás triste? -Preguntó viéndome a los ojos.

-Poquito. -Mentí. -Fue por una película que vi.

Atid me abrazó.

-No la hubieras visto. -Comentó.

Me reí.

Atid se apartó y empezó a pintar en una hoja.

Comencé a llorar sin poder evitarlo.

-Hagan sus mejores dibujos. -Les dije a todos los niños. -Ya saben que con eso adorno mi casa.

Todos gritaron emocionados.

Eran los más pequeños y eran adorables.

Mientras los veía, me preguntaba si cuando crecieran pensarían de mí lo mismo que Kasem pensaba.

Estaba tratando de concentrame en los dibujos de los niños cuando vi que Becky entró.

Me preguntó si prefería que se fuera.

Yo quería que se quedara, pero no quería abrumarla con mis problemas.

Ella se acercó y se sentó al lado de mí.

-¡Becky! -La saludó Atid enseguida.

Becky lo abrazó.

Atid enseguida se fue para seguir con su dibujo.

Suspiré mientras me secaba las lágrimas.

-¿Estás bien? -Preguntó preocupada.

-La verdad no. -Contesté. -Pero lo estaré, no te preocupes.

Me miró con detenimiento varios segundos y tomó mi mano.

-Lamento que hayas tenido que oír ese comentario. -Dijo.

Subí mi mirada a sus ojos.

-Sé que debe de haber dolido. -Aseguró. -Más viniendo de alguien que amas.

-Está bien. -Contesté. -Lo dijo porque está molesto.

Ella asintió.

-Tu mamá debe de estar muy orgullosa de ti. -Comentó. -Todos deberíamos ser como tú.

Sentí como si eso me hubiera sanado el corazón.

-Incluso a kilómetros de ti se siente tu energía y tu bondad. -Dijo. -Eres hogar para cualquiera, te lo puedo asegurar.

Sonreí.

Esta vez, volvieron a caer lágrimas por mi rostro, pero esta vez, era porque estaba conmovida.

La abracé.

Esas palabras quedarían tatuadas en mi corazón para siempre.

-Gracias. -Dije.

Podría asegurar que la sentí sonriendo y era una sonrisa que casi se podía escuchar.

-¿Ya sabes en qué vas a participar? -Cambié de tema.

-Estaba pensando en canto. -Contestó.

-Vamos entonces. -Sugerí.

Nos levantamos y nos despedimos de los niños por el momento.

Salimos al patio y caminamos hasta la fila para cantar.

Nam nos vio y se acercó a nosotras.

-Freen, ¿Todo bien? -Preguntó.

-Sí. -Afirmé.

-Quería hablar contigo de algo. -Comentó. -Pero si quieres después.

-No te preocupes. -Dije. -La fila está larga.

Las tres nos reímos.

-Te la robo un minuto. -Le dijo a Becky.

Ella asintió.

Caminamos hasta un lugar apartado y Nam inició la conversación.

-Hace días quiero decirte algo pero no he podido. -Expresó. -Supongo que ahora que tienes novia tu mejor amiga queda para después.

Giré los ojos.

Ella se burlaba.

-Eres tan dramática. -Respondí. -Mejor cuéntame de una vez.

-¿Te acuerdas del viaje que hice con Heng al extranjero? -Preguntó.

Asentí.

-Conocí a alguien. -Confesó.

-¿Qué? -Grité emocionada. -¿Y por qué me entero ahora?

-Porque tú estabas muy ocupada enamorándote de Becky. -Bromeó.

-¿Y luego? -Cuestioné. -¿Es una empresaria guapa también?

-Lo es. -Afirmó.

Le aplaudí de felicidad.

-Pero espera, hay más. -Dijo.

La miré expectante.

-Dormí con ella. -Admitó.

-Increíble tu viaje entonces. -Comenté riéndome.

-Y además resulta que viene a verme. -Agregó. -Llega mañana.

-Eso es genial. -Aseguré. -Podemos salir en una cita doble.

-Eso es justo lo que te iba a proponer. -Contestó.

-Déjame preguntarle a Becky primero y te digo. -Dije.

-Bien. -Accedió.

Estaba bastante emocionada con el giro que había dado mi vida de repente.

Tenía a Nam que era como mi hermana, tenía a los niños y ahora tenía a Becky que era mi amor y la persona de la cual me sentía inmensamente enamorada.

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