CAPÍTULO 4
Las ondas se expanden por todo mi cerebro. El lago se ve cada vez más cercano; por primera vez veo un auge de melancolía en su danzar. Me acerco despacio a la orilla, veo algunos rastros de hierba al rededor y luego giro mi cabeza hacia el bosque, a la izquierda. Algo me inquieta en la imagen que rápidamente capto: no estoy sola, un montón de machas negras nublan mi vista de aquel tupido lugar. El sentimiento de peligro se acrecienta junto con la cantidad de... ¿personas?
Mi mente sabe que debo correr, mi alma sabe que algo no va bien. Pretendiendo huir del reciente peligro, volteo una vez más para encarar el lago con la intención de esconderme mientras todos se van, pero un hombre se ha adelantado a mi pensamiento y me apunta con un arma; trato desesperadamente de usar mi poder para frenar sus acciones, pero no encuentro la conexión necesaria. Sin darme tiempo a procesar, acciona el arma.
Me despierto frenéticamente con la respiración acelerada y una gota de sudor bajando por mi frente, jurando haber escuchado el disparo. Trato de acompasar mi respiración mientras me levanto con dirección al baño.
Siempre he soñado con aquel lago, pero nunca había pasado esto, nunca había avanzado de la calma al caos. No sé si es mi mente tratando de desbloquear algún recuerdo con ayuda de mi poder, o es solo la tensión de estar envuelta en una misión en campo real.
«Qué patética», pienso mientras salgo del baño resolviendo que estoy exagerando, es la primera vez que sueño esto y es normal que el mismo escenario se repita en circunstancias diferentes. Seguro mi padre me llevo allí cuando aún era una bebé y por eso no recuerdo exactamente lo que sucedió, pero estoy segura de que no fue nada violento porque el lago solo me transmite calma y paz.
Mi estomago ruge con fiereza. Ayer estaba tan ensimismada con los detalles del plan que se me paso alimentarme antes de dormir.
Cuando termino de comer me dirijo al jardín trasero y encuentro allí a Valery y Lily entablando una animada conversación, pero al parecer mi presencia no es justamente indicada, porque las palabras cesan en el momento en que me ven.
—¡Hola, chica! —dice la peli rosa—. ¡Ven, únete a nuestra charla! —me invita imprimiendo toda la emoción que puede en sus palabras. Es tan alegre y extrovertida, supongo que no puedo esperar que todo el mundo sea gélido y estático como estoy acostumbrada, ya estoy en el mundo real.
—No quiero incomodarlas, veo que estaban en una conversación de la que no seré partícipe —digo sin mucho ánimo—. ¿Saben dónde está Mike?
La morena rueda los ojos con cansancio mientras señala el costado de la casa. Asiento en forma de agradecimiento y me dirijo al lugar que me fue señalado.
Cuando estoy más cerca no veo rastro del pelirrojo, en su lugar, esta Blake moviendo frenéticamente el mismo dispositivo de ayer.
—¿Acaso te hizo algo esa cosa para que la trates así? —pregunto con sarcasmo.
Blake me fulmina con sus profundos y fríos ojos negros. Ayer en la noche pensé haber visto toda su belleza, pero al parecer me faltaba apreciar mucho más. La oscuridad de la noche y la pobre iluminación de la casa me impidieron ver el pequeño destello que se instaura en sus ojos y detallar sus finos labios, debo admitir que se me hace bastante atractivo. Su tez, aparentemente blanca, está un poco bronceada haciendo que el color se pose en su rostro a diferencia de mí. Me pregunto a qué color cambian sus ojos cuando utiliza su poder.
Me doy cuenta de mis pensamientos y remuevo mi cabeza para enfocarme en lo que debo hacer. «Es atractivo, pero no es el punto de la misión, ¿verdad, Lehia?»
Cuando vuelvo al ahora me doy cuenta de que Blake me está mirando con desesperación y confusión, concluyo que debió haber dicho algo.
—¿Perdón?
—¿Y así Mike dice que eres de las mejores espías que pudo encontrar?, me decepciona, conozco a varios que harían un mejor trabajo.
Mi estomago se revuelve con rabia, por supuesto que soy una buena espía, si no lo fuera ya me habría descubierto, si no lo fuera no podrían haberme escogido para esta misión; pero bueno, eso él no lo puede saber.
Tomo una inspiración disimulada para calmar mis nervios.
—Si Mike me escogió deberías creer que tiene sus motivos y respetarlos, conozco a muchos que ya habrían desbloqueado ese dispositivo —digo con diversión disfrutando de lo que mi afirmación le causa: una expresión de indignación.
Tal vez estoy dejándome llevar un poco por las emociones, solo debo vigilar que estas no me lleven a cometer un error, debo controlarme.
Blake pasa del enojo a la diversión, lo cual me deja un poco confundida.
—Parece que Amara es muy inestable. No tienes que ponerte tan agresiva, preciosa —proclama con coquetería.
—Si no fueras tan idiota, tal vez Amara sería más amable contigo. —Hago un puchero.
Blake se ríe con sonoridad.
—Yo soy el ser más encantador que existe ¿y me quieres llamar idiota? —dice mientras niega con su cabeza.
—Si, eso es precisamente lo que dije. —Sonrío de lado.
Su expresión se endurece un poco de repente, como si hubiera recordado algo. Parece querer decir algo más, pero es interrumpido.
—Buenos días. —Aparece Mike.
—Buenos días, Mike —digo.
Veo que Kaeil se posiciona al lado de Blake y comienzan a entablar una conversación.
—Hoy no parece haber mucho que hacer. Los proveedores traerán una carga la próxima semana, tendremos que escoltar en los diferentes puntos de entrega, pues no queremos que los repuestos se pierdan. Por ahora pueden ponerse a entrenar, escojan ustedes.
Después de esto se dirige al patio trasero donde están las dos chicas.
Me volteo para seguir a Mike. Sin embargo, escucho la conversación de mis objetivos, por lo que me refugio en la esquina de la casa, donde no tienen vista de mi cuerpo, y me concentro en entender lo que dicen.
—No eres del tipo que hace bromas por ahí, se supone que ese soy yo.
—No estaba haciendo ninguna broma.
—No lo niegues, te escuche con Amara. Parece que te emociona mucho entablar una relación con ella.
—Eres estúpido, no pasa nada. Solo estoy tratando de actuar como todos.
—No me malinterpretes, me emociona que puedas deshacerte de tus barreras y alcanzar tu potencial con las chicas, de verdad; pero estamos en una misión de investigación, no de jugar a quién consigue novia primero.
—Como digas. —Blake agita su mano en el aire—. Pero debo objetar, mi potencial se ha más que sobrepasado con las chicas; y no estoy buscando novia, a diferencia de ti, y mucho menos una humana.
Ruedo los ojos y me aparto de allí. Nada de lo que dicen parece servirme de algo.
Camino hacia el patio trasero, nuevamente, donde veo que están acomodando un montón de implementos de pelea al rededor.
—Es hora de que demuestres de qué eres capaz, Amara —dice la morena llamada Lily.
Toma un par de dagas y lanza una de ellas en mi dirección. Son bastantes sencillas, la empuñadura esta forrada en cuero negro y la hoja es plateada.
—Vamos, te estoy retando.
—Tal vez te arrepientas —digo con más seguridad de la que en realidad tengo, y me pongo en posición esperando a recibir su ataque.
En el campamento, desde muy pequeña, comencé a entrenar con varios profesores y, eventualmente, comencé a ser mejor. Siempre me han dicho que es mejor atacar primero y aprovechar la ventaja que la sorpresa podría otorgar, pero hasta ahora he encontrado más útil esperar el primer ataque, dado que en defensiva me he desarrollado de manera intachable. Además, si espero a que sea el oponente el que ataque primero, puedo ver cómo maneja sus instintos y su técnica.
Estamos a una distancia prudente, pues cuando estiro mi brazo no puedo alcanzar el suyo que esta flexionado.
Miro sus ojos por un largo tiempo tratando de descifrar alguna emoción, pero solo veo deleite en su mirada.
Lily se abalanza en mi dirección tratando de clavar su daga en mi cuello, pero rápidamente giro el cuerpo, bloqueando su ataque con mí antebrazo derecho, el mismo con el que sostengo la daga, y, en el acto, empujo mi daga hacia su pecho; Sin embargo, ella prevé mi intención y con el brazo libre toma mi muñeca derecha, tratando de apartarla de su cuerpo. A pesar de su fuerza, no cedo, por el contrario, con mi mano libre le propicio un golpe en el estómago que la hace retroceder por un momento.
Esta vez soy yo la que se abalanza hacia ella, llevando la daga hacia su rostro, pero ella se desliza hacia un lado con rapidez y me rodea con su brazo, impidiendo que me mueva, así que dejo caer la daga, tomándola en el aire con la mano izquierda, y levanto mi rodilla para propiciarle otro golpe. Ella ve mi intención y retrocede, soltándome.
—Das lucha.
—Te dije que te arrepentirías.
Vuelvo a poner mi daga en mi mano derecha para tener total control sobre esta.
Lily toma impulso y se lanza hacia mí, trata de clavar su daga en mi estómago, pero rápidamente dirijo la mía hacia su cuello, y antes de enterrar la punta, me detengo, porque este es un entrenamiento y no es necesario lastimarla.
Ambas dagas están a punto de tocar nuestra piel, así que nos alejamos tomando aire antes de volver a arremeter. Nuestras dagas conectan un par de veces en el aire, chocan la una con la otra en un intento mutuo de repeler los ataques, pero finalmente su daga se dirige hacia abajo y yo tengo que saltar hacia atrás para evitar que conecte con mi pelvis.
En este punto mi respiración ya está en un ritmo muy elevado. Aun así, no hay señales de que la pelea haya terminado. Cuando Lily lanza su brazo hacia adelante yo enredo el mío sobre el suyo, tratando de llegar a su costado mientras con el otro brazo trato de alejar su torso de mí.
Es entonces cuando siento que su daga conecta con mi cuello. No estoy segura de si fue intencional o de qué tan profundo llego, aun así, sigo peleando. Esta vez la hoja de mi daga choca con la muñeca de Lily con la intención de que su daga caiga al piso, lo cual sucede. Entonces, sin más remedio, Lily me toma del cuello tratando de ganar la pelea ahorcándome; pero no le doy la satisfacción. Suelto mi daga y tomo el brazo con el que me presiona mientras lo giro. Su cuerpo queda a mi disposición. Le doy un par de rodillazos en el vientre y la suelto mientras su cuerpo se desploma; veo que comienza a toser y sangre es expulsada de su boca.
—Ambas terminamos sangrando —digo con cierto resentimiento y cansancio, mientras señalo mi cuello.
Solo entonces me doy cuenta de que casi todos estaban observando la pelea.
Lily levanta la mirada para fulminarme y saca su dedo medio para mi, luego deja que su cuerpo se caiga hacia atrás, tratando de recuperar el aliento.
Yo me volteo y comienzo a caminar con la intención de llegar a mi habitación, pero Blake obstruye la entrada con su cuerpo y parece tener la intención de dirigirme la palabra.
—Tal vez Mike no se equivocó después de todo, claramente eres la ganadora de la pelea —dice regalándome una amplia sonrisa—. Si tan solo no te hubieran clavado la daga, diría que fue perfecto.
—Tal vez deberías acostúmbrate a que yo siempre tengo la razón —digo con aires de superioridad y aprovecho el momento para conseguir algo—. Tal vez... podría intentar arreglar ese aparato con el que peleas día y noche, ya sabes que soy buena.
De inmediato la diversión abandona su rostro para ser reemplazada con una seriedad absoluta y es casi tenebroso.
—Bueno, solo sugería, guarda tu mirada asesina, aún no te he dado motivos para que acabes con mi vida. —Me río, tratando de hacer el espacio más ameno y eliminar cualquier sospecha que haya podido provocar.
—No creo que tu campo sea lo mental, luchadora —cambia de tema deliberadamente.
—Te sorprenderías. —Levanto las cejas. Si tan solo supiera que ese es justo mi campo de acción.
—¿Es una invitación?
—¿Te gustaría descubrirlo?
Entonces sigo mi camino, pasando al costado de su cuerpo. Me rindo ante su negativa.
Al subir las escaleras un disparo me deja helada; se oye y se siente demasiado cerca de mí. Recuerdo mi sueño. Se siente tan real ahora que en verdad un arma se accionó; pero no puedo evitar que mi mente se transporte a ese lago que tanta calma trae. Me siento pérdida entre la realidad y la ficción. Me siento débil y amenazada. Me siento rodeada de todas esas manchas negras, de todas esas personas, o tal vez eran esos monstruos que pretenden ser dioses.
Reacciono y me agacho cubriendo mi cabeza con mis brazos. Estando abajo, levanto la mirada hacia la pared que hace un momento estaba intacta y veo que ahora hay un hueco provocado por la bala. Me horrorizo al ver lo cerca que impactó de mi costado.
Todo el mundo se reúne en la sala de estar, donde recogen un par de armas de un mueble a mi izquierda y comienzan a salir. Por instinto, tomo un arma para seguirlos y poder defenderme. He visto varias armas como estas en los campamentos, son negras y tienen un compartimiento transparente que tiene un líquido azul; cuando alguien entra en contacto con este líquido se paraliza y su piel comienza a palidecer para eventualmente tornarse morada, ya que el líquido corta de inmediato las vías respiratorias e intoxica los pulmones.
Salgo con los demás y me agacho tras la camioneta que esta parqueada en la entrada del garaje. Tomo una inspiración profunda y me levanto preparándome para apuntar a quien atacó, pero alguien se me adelanta y escucho cómo un arma es disparada, y luego otra, para luego ver cómo un hombre cae lentamente al suelo, emitiendo un sonido sordo cuando su cuerpo conecta con el pavimento. Mike se levanta y me percato de que fue él quien lo asesinó. Comienza a revisar el perímetro para descartar algún otro asesino. Sin embargo, yo rápidamente hago un repaso mental de la zona, tratando de sentir la cantidad de personas que hay. Sé que mis ojos se están tornando violeta, así que bajo mi mirada al suelo, y cuando siento que no hay ningún otro intruso, me levanto despojándome de mi poder al tiempo que Mike informa que está despejado.
Todos se acercan al cuerpo y alcanzo a ver un collar con forma de águila.
—Águilas —espeta Ethan y deduzco que es algún otro grupo criminal.
—Definitivamente lo enviaron a matar a alguien en específico. Un agente solitario —resuelve Mike con preocupación—. En fin, quemen el cuerpo y vuelvan adentro —ordena—. Creo que vamos a necesitar más precaución durante los siguientes días. Henry, Ethan, comienzan guardia nocturna hoy.
Todos entran a la casa excepto por los dos hombres que Mike ya mencionó, el objetivo dos, que se hace llamar Henry aquí, le dice algo a Ethan y se disponen para arrastrar el cuerpo. Me encamino a seguir a los demás para ir a mi habitación, pero Mike me sujeta del brazo para que lo siga, vamos al costado de la casa y comienza a hablar.
—¿Sabes que estaba tratando de matarte ti, verdad?
A decir verdad, no me di cuenta de que yo era el objetivo, solo hasta que levante la mirada para ver la bala ya incrustada en el cemento de la pared, estaba tan sumida en la relación que tuvo con mi sueño que no medí el peligro real, si no hubiera tenido los reflejos necesarios para agacharme, seguro el asesino hubiera vuelto a disparar y tal vez no hubiera fallado.
—S-sí.
—Iré a revisar la escena de una vez, en unos días te daré toda la información. No sé quién te quiera muerta pero tal vez tú deberías encontrar una razón.
Asiento sin ser capaz de decir algo más y amago para retirarme.
—Espera —dice Mike haciéndome parar.
—Te dije que en el transcurso de la misión te daría diversas instrucciones. Pues ha llegado el momento de la primera. Necesito que de alguna forma tomes el dispositivo con el que Blake ha estado entreteniéndose estos días para que tratemos de descifrar qué es lo que tanto buscan en él, podría ser una pieza clave que nos revele varios secretos de la Academia.
Recuerdo lo que le dije momentos antes del altercado reciente y me cohíbo enseguida.
—Ya intenten decirle que yo podía ayudarle a hacer lo que sea que necesitaba, pero me rechazó rotundamente evitando el tema.
—Entonces tendrás que robarlo —resuelve como si fuera lo más fácil del mundo.
Robarlo implica qué hay una posibilidad de que descubra mi poder a raíz de la instrucción tan rídicula que acabo de recibir, pero es cierto que el artefacto parece contener información valiosa. Así que, evitando reprochar sobre el riesgo de ser descubierta, solo asiento y esta vez no me detiene cuando emprendo mi camino hacia mi habitación.
Cuando estoy subiendo las escaleras percibo un auge de poder. Aunque yo no tenga en uso el mío, mi mente siempre está alerta, mi mente es superior a la de los demás. Eso me han dicho toda mi vida.
Está sensación viene de una puerta negra comenzando el pasillo, cuando paso frente a ella la energía que se acumula dentro se arraiga de forma impresionante a mi ser, es como si dentro estuvieran usando un poder insoportablemente fuerte. No he estado en presencia de muchos Psyques, pero nunca había sentido tal energía, supongo que el poder es tan fuerte e imponente que fácilmente lo percibo por mi mente hipersensible.
Trato de abrir la puerta para ver qué hay dentro, pero inmediatamente giro el pomo la puerta se cierra de forma violeta y escucho que detrás de esta colocan el pestillo.
Estoy más que segura de que es Blake quien está adentro, pues Kaeil está de guardia afuera.
La curiosidad me invade y me pregunto cuál será su poder.
Mi padre una vez me dijo que era posible que esto pasara, que mi poder me hacía una persona muy empática, pero no solo en la parte emocional, también en la parte del aura que recorre cada centímetro de otro Psyque. Entonces debo suponer que el poder de Blake es un poder muy avanzado, un poder de rango mayor y que su aura y su fuerza están a un nivel más alto. Recuerdo el rango, la parte que me ocultaron en el expediente y fácilmente conectó los puntos: eso tiene que ver con su alma, el rango tiene que ver con la forma en que su alma está constituida y cómo esa alma se refleja a forma de aura cuando el poder está en uso.
Sigo caminando hasta mi habitación y me tumbo en la cama. No solo la duda sobre Blake y su poder, o el rango que podría tener, sino también la duda de quién quiere matarme, y, peor, la constante inseguridad respecto a lo que mi padre me ha dicho durante toda la vida. Nada de esto me deja conciliar el sueño rápidamente, así que optó por utilizar mi control mental y dejar mi mente en blanco; poner los recuerdos en los cajones y las preguntas tras las puertas que más tarde tendré que abrir para responder.
Veo mi mente como un laberinto, pero, paradójicamente, sé exactamente cada tramo y cada rincón de este; entonces me concentro en recorrer los pasillos, divagando con el silencio de la habitación y armonizándolo con mi respiración.
En menos de lo que pienso, el lago está arrullándome, esta vez no hay hombres de negro ni armas, esta vez me sumerjo en el agua y dejo que el viento de este lugar guíe a mi cuerpo y a mi conciencia hacia el sueño.
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