Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 25

El horizonte de la mañana me hace pensar en el pasado, incluso cuando me empeño en olvidarlo; no creo que algún día pueda, así que intento aceptarlo y continuar.

Respiro hondo grabando en mis entrañas el olor a la libertad y la naturaleza, incluso cuando estoy plantada tras una ventana. Blake tuvo que irse hace rato a una reunión con el concejo táctico, como él lo llamó; así que me encuentro en su habitación totalmente sola, únicamente con la compañía de su olor que aún está impregnado en la prenda que llevo puesta.

Anoche dormí mejor de lo que nunca había dormido, sintiendo sus latidos y su calidez en mi cuerpo a pesar de estar profundamente dormida. Gracias a eso me levante con una sonrisa en mi cara que parece estar tatuada con tinta permanente, pues no se va ni siquiera con los recuerdos que me acechan.

Me giro para repasar la anatomía de la habitación, todo parece armonizar con el aura de Blake; hay algún que otro desorden, pero la mayoría de cosas están pulcramente ordenadas en estantes y cajones, casi todo es negro, gris y rojo; y es que a diario lo veo fundado en ropas monocromáticas.

Me agacho para tomar algunas velas del suelo y decido acomodarlas al rededor del escritorio lleno de papeles. Ordeno lo poco que puedo, sólo para matar tiempo mientras llega la hora de reunirme con Antagon para mi primera clase de la historia.

Abro los cajones e introduzco los papeles con cuidado de no arrugarlos, entre ellos noto las palabras que hacen alusión a informes sobre misiones y a archivos de las mismas. Sin embargo, justo cuando me dedicaba a cerrar el cajón, algo capta mi atención: un papel rugoso diferente a los demás, con un color amarillento que parece estar quemado por los bordes. Lo tomo y caigo en cuenta de que hay varios más apilados junto a ese.

Por suerte, las partes quemadas no alcanzan a tocar las pulcras letras trazadas sobre este, en una letra cursiva majestuosa y estilizada. Parecen trazos hechos por la criatura más delicada de la existencia, y me es gracioso pensar que probablemente es la letra de Blake la que está allí plasmada con tanta elegancia. Comienzo a leer:

"Su oscuridad me ha vuelto a alcanzar
y a pesar de que intento nunca se callan
me acechan y desfallezco, he de confesar,
creo que jamás escaparé, me dañan.

Acaso la primorosa mañana me podrá salvar
de una noche eterna que me embriaga y me deleita
porque, aunque lo niegue, me dejo seducir por su mirar
por las bestias que nunca dejan de por mi mente caminar.

Calcínenme vivo, aunque no pueda morir
porque si no ustedes han de empezar a huir"

Me quedo quieta al entender a lo que se refiere, tantas veces que me han advertido sobre su pasado, sobre el monstruo que fue y que aún tiene acorralado, ahí dentro, en su interior; sin embargo, es extraño, leer sus palabras y su sentir me hace pensar que no es para nada malo, y también me hace querer absorber esa oscuridad que lo amenaza sin dejarlo por completo vivir.

Cierro los ojos tratando de despejar mi mente. Es realmente hermoso lo que escribe, aun así, no quita que está colmado de horror; es una belleza mortífera, un arte de dolor. Y, para ser sincera, esas líneas me hacen sentir asqueada de mí misma, porque las añoro sabiendo que también me aplican. Tal vez no somos tan diferentes como se quiere hacer ver, o tal vez el único monstruo aquí, llegaré a ser yo.

Me siento tentada a leer más, pero desisto de la idea sintiendo que no es lo correcto. Tal vez después lo comente y así consiga escarbar en su pasado; ojalá el que me deje leer más de sus letras lo ayude a confiar lo suficiente en mí como para revelarme ese infierno que desde hace, aparentemente, muchos años se ha desatado.

Me levanto habiendo dejado todo en su lugar, me coloco la falda que ayer estaba empapada, y me comienzo a dirigir a mi habitación. Una vez allí, tomo un corto baño para comenzar a alistarme. A los pocos minutos salgo y me visto rápido tomando una libreta y algo para escribir; adicionalmente, también tomo la carpeta en la que están escritas las diferentes clases que tendré que tomar y las comienzo a ojear en el camino.

El día de hoy solo tendré historia con Antagon y entrenamiento con Megana; pero más adelante tendré que adentrarme en muchos otros aspectos teóricos de la vida de un Psyque.

Decido bajar por las escaleras, y en el camino me encuentro con muchos otros Psyques que avanzan a sus clases y entrenamientos. Es extraño ver a algunos más jóvenes que yo y saber que ya saben lo que estoy a punto de aprender, me hace sentir inútil y estúpida; pero no me dejo llevar por eso, en su lugar me propongo aprender lo más rápido que pueda (cosa que se me facilita) y ser muy consistente.

Reviso la carpeta y al encontrar el nombre de Antagon puedo también ver en qué salón está ubicado. Todas las letras en la carpeta parecen haber sido hechas a mano, pues tienen trazos irregulares y curvas bastante pronunciadas. Frente al nombre del hombre está escrito el número XVII, por lo que comienzo a mirar las puertas que también están grabadas con estos números.

Finalmente llego a la indicada y me introduzco al ver que la puerta está abierta.

—Oh, Lehia, buen día.

Le sonrío al hombre que me mira con cariño.

—Buen día, Antagon.

—¿Estás lista para hoy? —pregunta con su tímida voz.

Asiento mientras me dirijo a una de las mesas para sentarme. Al frente hay una pizarra vacía junto a un librero lleno de grandes enciclopedias y documentos.

—Bien, comenzaré por lo básico: nuestra historia.

Sonrío con emoción, nada mejor para empezar que al fin entender mi procedencia

—¡Perfecto!

Antagon apoya su cuerpo en el gran escritorio y se cruza de brazos para comenzar a hablar.

—Hace cientos de años, que el primer ser puro pisó el suelo de la tierra. La madre de los Psyques nació de una creciente quebrada en el centro del bosque, cuando los humanos primitivos libraban sus guerras. Por supuesto que no se sabe cómo sucedió, o por qué; pero fue algo predilecto y perfecto, estaba destinado a ser. Ella fue una creación de la naturaleza, una expresión del equilibrio que se tiene que mantener.

Su relato es interrumpido por el ruido de la puerta cerrándose. Me giro y encuentro a la pelirroja caminando con mala cara hacia una de las mesas.

—Llega tarde, señorita Musk —indica Antagon con la voz suave y paternal, como siempre habla.

—Siento la tardanza —se excusa con la voz vacía, más que todo por cortesía, porque en su rostro solo se puede notar la presencia del disgusto.

La miro extrañada ¿por qué está aquí?

—¿Necesitas ver esta clase? creí que...

—Tengo que, Lehia, si —me interrumpe de forma abrupta—. Para poder tener mi rango de soldado de tropa A, debo reforzar mis conocimientos.

—Es correcto —alude Antagon—, pero supongo que no es ninguna tortura repasar nuestro legado, al menos no para ti.

Elektra asiente un poco más calmada. Se nota que respeta su pasado y la historia de los Psyques; aun así, no quita que en verdad le molesta tener que repetir cosas que ya sabe, más aún para poder ser lo que, a mi parecer, ya es, un soldado de primera.

—Bien, en ese caso es hora de continuar.

—Por favor —dice la chica con exasperación y sarcasmo.

Me río mentalmente ante su reacción. Elektra puede parecer tan dura y desinteresada; sin embargo, en realidad su aura destila respeto y atención. Sólo usa una máscara, y espero algún día mirar bajo ella como debería ser.

—Nuestra madre fue creada por la naturaleza con todas las facultades de cualquier Psyque —dice mientras nos pasa un par de libros abiertos en una página especifica—. Ella poseía todos los poderes psíquicos que se conocen. Ella fue la primera y única Mentioum, capaz de modificar su naturaleza para adiestrar todos los poderes psíquicos, que es lo que ser un Méntioum significa.

»Eventualmente, empezó a recorrer todos los lugares de esta tierra, y al verla deshabitada decidió explorar las afueras, así que cruzo el mar con ayuda de su perfeccionada habilidad de bilocación y proyección astral, dos poderes que en conjunto pueden ser muy útiles. Fue así como conoció al primer humano, un hombre que al parecer tenía una visión de paz y unidad; por lo que, al enterarse de la verdadera naturaleza de la mujer, decidió ir hasta donde ella estaba, decidió venir hasta nuestra tierra y concretar un acuerdo para la futura unión de las razas. Sin embargo, lo que antes parecía solo un acuerdo, mutó para convertirse en amor. Nuestra madre se enamoró del humano y engendró ocho hijos que heredaron cada uno un poder de ella.

»Lo malo llegó con la muerte del hombre, a traición de sus propios hombres, por lo que nuestra madre debió invocar a la naturaleza y así pedirle que le otorgará a sus hijos poderes más letales; fue así como los poderes quinéticos llegaron a ellos y pudieron vencer al ejército rebelde. Tiempo después construyeron la gran Academia resguardando a los hijos de sus hijos.

Me quedo boquiabierta ante el relato. Suena tan fantasioso, pero incluso en el pasado los humanos han sido los causantes de nuestras desgracias. Lo único bueno es que se demostró por medio de ella, que si podemos convivir los unos con los otros, después de todo, ella se enamoró de un humano que la protegió hasta el final.

Bajo mi mirada al libro cuando Antagon nos pide leer la inscripción por cuenta propia.

"Una madre parió a otra en las aguas más heladas del planeta, allí la sangre corrió con ímpetu y amor porque una mujer había nacido para engendrar el legado de la vida eterna. Ella, inmarcesible e impoluta, pronto sintió el dolor de las cadenas del poder y la lujuria, que la arrastraron al infierno en su mente y su corazón. De aquella forzada sumisión nacieron ocho retoños, fruto de un desdichado y débil amor. Encadenada y derrotada padeció, incluso la muerte muchas veces la acorraló, encarnada en un ruiseñor pintado de ángel que en realidad era el mismo condenador; y cuando al fin parecía entregarse a lo inerte, la vida no la abandonó.

Un engañoso comienzo y un perfecto final.

Ella, la sobreviviente de lo impuro, la encarnación de un alma pura, la personificación del poder. Nuestra madre fue encadenada una vez, pero eso jamás volverá a ser, su legado y herencia lo constatará en aquel día de la guerra final."

«La guerra final» recuerdo lo que Blake me dijo sobre eso, la última y definitiva guerra. Me estremezco un poco. La inscripción sobre la madre de los Psyques suena muy lúgubre y dispendiosa. Sólo gracias la explicación de Antagon es que puedo entender, si no fuera por él, seguro que malinterpretaría todo, porque parece que nadie jamás la quiso ayudar.

—Siempre odiaré que en la inscripción sagrada se hable de "Sumisión forzada" —dice Elektra con enojo—. Ella era una Psyque, una mujer fuerte; no tenía por qué someterse a nadie.

Antagon suelta una risa suave.

—No es literal, Elektra, lo sabes. La inscripción sagrada es engañosa y poética, se debe aprender a comprender; más aun sabiendo que eso fue hace siglos atrás, cuando todo era diferente —explica—. Eso es sólo una forma de expresar lo que ella sentía por el humano, fue tanto su amor que ella se entregó a él, aunque le costara, porque eso la hacía sentir amada.

La ojiazul rueda sus lindas perlas.

—Deberían cambiar esas inscripciones en ese caso, ya están obsoletas.

—No se pueden cambiar, por eso son sagradas: no se deben modificar —argumenta Antagon como si estuviese hablando con una niña pequeña—. ¿O tú que piensas, Lehia?

En ese momento me siento señalada, creo que soy la menos indicada para dar mi opinión.

—No voy a negar que suena mal, en eso estoy de acuerdo con ella. Pero al final, eso lo que hay, el pasado no se puede borrar —aseguro con nerviosismo.

Antagon asiente y se decide a continuar.

—Será difícil que lo abarquemos todo en clases, Lehia; así que tendrás que leer mucho por tu cuenta.

Asiento, tiene razón, debo prepararme mucho por mi propia cuenta.

—Bien, está historia la puedes mirar en uno de libros en la biblioteca, te recomiendo "Glosario psíquico y quinético" e "Inscripciones sagradas". Ambos fueron creados por ella y sus hijos, así que nosotros nos encargamos de traducir algunas cosas y de transcribirlos lo mejor posible, brindando la información más verídica.

—Bien, eso haré.

Antagon recoge los libros y se dirige a la pizarra tomando un pedazo de lo que creo es carbón.

—Antes de empezar de nuevo quisiera saber: ¿qué sucedió con ella?

—Tras haber vivido casi siete siglos, viendo morir a sus hijos y nacer a su descendencia, finalmente falleció volviendo a adentrarse a la quebrada. De algún modo sabía que era su hora y decidió irse por voluntad propia.

Arrugo las cejas. ¿Siete siglos?, eso es mucho para vivir.

—¿Vivió siete siglos? —inquiero en medio de una risa de incredulidad.

Elektra resopla mostrando su exasperación ante mi pregunta. Parece que todo lo que sucede la exaspera en algún grado y eso me causa gracia.

—Normalmente los psyques vivimos el doble que un humano, en promedio ciento sesenta años; pero, como podrás imaginar, nuestra madre era mucho más poderosa y vivida, por lo que vivir siete siglos no fue un problema.

¿El doble que un humano? ¿Ciento sesenta años? ¿Por qué no sabía nada de esto?

—Exactamente, señorita Musk. Además, la fuente de agua que le dio vida siempre la recargaba, para un Méntioum esa agua es sagrada y sanativa, por lo que siempre que estaba herida iba allí para sanarse más rápido y así obtener más años de vida.

Wow, mucha información. ¿Entonces el agua la mantuvo viva durante siete siglos? luego dirán que la fuente de la vida inmortal no existe.

—Pero, no se supone que el agua le daba vida, entonces ¿por qué al morir fue allá? —pregunta Elektra con confusión. Es la primera vez que la veo insegura de algo.

—Como antes dije, un Méntioum es capaz de hacer que su naturaleza cambie en cualquier momento: es capaz de controlar cada parte de su cuerpo a consciencia, resultando en la obtención y perfección de todas las habilidades psíquicas con el tiempo. Ella sabía que ya era su hora morir, así que fue como apagar un interruptor de vida. Quiso morir en la fuente porque esa fue la que le dio vida, quiso devolverle lo que le concedió.

—Que absurdo —refunfuña la chica, pero en sus ojos se nota el asombro y admiración. Tal vez crea que engaña a alguien, pero seguro que ese alguien no soy yo.

—¿Ves que puedes aprender alguna cosa nueva? En fin, ahora hablaremos de la conformación de la academia para que no te sientas tan perdida Lehia.

Comienza a escribir el pizarrón conectando los conceptos con flechas en un intento porque entienda.

—Bien, en la cabeza está la directora Cassandra Kimera quien ha estado en el cargo durante nueve años, su antecesor fue su padre. Después está el concejo ancestral en el que participan los apellidos Próta más importantes y antiguos para la Gran Academia.

—¿Sólo los Próta? —pregunto desconcertada.

—Hay algunas excepciones para personas que cuyas opiniones son importantes, o porque sus poderes ayudan en la toma de decisiones. Yo, por ejemplo, soy un Défteros, pero valoran mucho mi opinión y la conexión que tengo con la muerte, así estamos un paso adelante de ella, por eso hago parte de este concejo.

Asiento entendiendo. Es escalofriante que Antagon tenga que sentir la muerte cada vez que pasa para un Psyque. No lograría jamás entender su agonía.

—Después está el coronel Magnum, seguido del general Grantios, y después el concejo táctico que se encarga de crear las estrategias de inteligencia a la hora de concretar misiones o prever peligros: está formado por los dos antes mencionados, por un jefe de inteligencia junto a su equipo de soldados de inteligencia, y por los oficiales superiores de cada tropa junto a sus suboficiales al mando. Para ejemplificar, estaría Kaeil, oficial superior de la tropa A, y Blake, suboficial y soldado integrante de la tropa A al mando de un jefe de inteligencia que está, a su vez, al mando de Grantios y de Magnum —explica y toma un respiro tratando de que sus palabras salgan controladas y claras, cosa que no le es difícil porque, a mi parecer, tiene una locución muy melodiosa—. Por último, está el concejo directivo que está conformado por todos los profesores y por Cassandra, allí se discuten los asuntos de los estudiantes y de la organización de los mismos. Esos son todos los escalones del mando, las personas que tienen poder sobre los demás

»Luego hay otros órganos que no tienen poder, pero que generan organización. Está el grupo de científicos que, aparte de investigar para hacer que nuestra raza evolucioné, también instruyen a los que quieren ser científicos. Está el sector médico y sanatorio, en el que están todos los Psyques con poderes sanatorios y aquellos que deciden especializarse, al final de sus estudios, en el apoyo médico.

—¿Y cuáles son las cosas en las que me puedo especializar?

—Básicamente todo lo que puedas imaginar —dice Elektra mientras abre sus ojos de forma exagerada haciendo claro su punto.

—Temas agropecuarios, militares, médicos y de investigación, enseñanza y actividades varias. Pero ya habrá tiempo para eso; ahora no te preocupes sino por aprender lo más rápido posible, cosa que sé harás. Tu madre era muy curiosa y por eso aprendía muy rápido —explica Antagon.

Sonrío al pensar que soy parecida a ella, aunque en el pasado me falto usar esa curiosidad para descubrir tantas mentiras.

—Bien, ya terminamos por hoy aquí; pero no se te olvide que tú debes estudiar por tu cuenta.

—Claro, de eso no me podría olvidar —ostento con emoción.

Antagon me regala una sonrisa, y es lo único que necesito como despedida para comenzar a emprender camino a la sexta planta del misterioso palacio, pues en alguna sala de entrenamiento me espera Megana.

Salgo del salón y camino por el pasillo intentando llegar al elevador; más mi pretensión se ve frustrada al encontrarme de frente con un moreno de pelo largo tan claro como la nieve.

—¿Me extrañaste?, belleza —pregunta Demetrio con una sonrisa en su rostro.

Ruedo los ojos, aún no olvido lo molesto que fue aquel día que lo conocí; aunque no podría decir conocer propiamente, porque la oscuridad no me había dejado apreciar el color de su cabello, y mucho menos el de sus ojos que se asemejan a los míos, un par grisáceo.

—No recuerdo que nos hayamos conocido —digo con fingida confusión para evitar que siga vacilando de aquí allá.

—Pero cómo dices eso, esperaba haber sido inolvidable con mi presentación —fanfarronea mientras finge un puchero.

—Bueno, algo habrás hecho mal, si es que acaso te llegué a ver —sigo restándole importancia a su supuesta inolvidable primera impresión.

—Auch, no deberías serme tan indiferente; tal vez en el futuro te arrepientas de eso.

—¿Qué tiene que ver mi futuro contigo?

—No seas así —reprocha en medio de una risa grave y pesada—. Hagamos algo, acéptame una cita y así descubres qué tan olvidable soy en realidad —propone con insinuación en su tono.

—Ya déjala, demente —regaña Elektra con la voz llena de desprecio mientras frunce el ceño—. Ninguna aquí te hace caso, así que no esperes que ella sí.

Elektra se acerca a mí, y pasa su mano por encima de mis hombros atrayéndome a ella y alejándome de él.

—Seguro ella piensa diferente, ¿o no?, Lehia —contradice mientras imprime un tono persuasivo en mi nombre.

—Seguro no —sentencio y acelero el paso con Elektra que aún cuelga de mí, dejando a Demetrio en mitad del pasillo con una mirada acusatoria hacia la pelirroja.

—Ese tipo es un grano en el culo —declara ella con exasperación, pero manteniéndose firme como siempre lo hace.

Me río ante su analogía y por un momento ella también sonríe.

—No dejes que te enrede, es de lo peor.

—Para enredarme ya tengo a Blake —digo en medio de un suspiro que sale en parte por el agobio que siento al verlo como un enigma, y en parte porque estoy idiotizada con él; la segunda tiene más peso, pero seguro jamás le diré eso «bueno tal vez sí».

Elektra me suelta cuando las puertas del elevador se abren y me mira con disgusto. Como se nota que el amor no le va, le huye.

—¿Qué pasa? —inquiero con una sonrisa de burla, a pesar de que sé lo que pasa.

—Ustedes son muy empalagosos —explica mientras un escalofrío la recorre.

Me río y eso solo parece hacer que su mal humor empeore, así que decido cambiar el tema.

—¿También vas a entrenar?

Ella asiente y es todo lo que hace para responder. Al cabo de algunos chirreos, al fin llegamos a nuestro destino. Saco la carpeta para revisar la sala a la que debo ir, y veo el número XX grabado en el papel. Ya que las salas de entrenamiento son independientes, no pertenecen a ningún profesor como pasa con los salones.

Me dirijo allí, y cuando estoy por cruzar el umbral, Elektra se detiene.

—Nos vemos luego —dice con ese tono neutro y frío de siempre.

Asiento y le doy una sonrisa que por poco corresponde mientras se dirige a otro lugar.

Entro a la sala y la puerta se cierra a mi paso. El lugar me recibe de inmediato con un ambiente diferente. Está oscuro y hay ciertos tintes violetas en el ambiente. Tras un poco de discernimiento, logro entrever árboles y ramas en el suelo. No sabía que la tecnología de la Academia fuera tan avanzada como la de los campamentos, y eso me genera una incertidumbre abismal; a pesar de eso, me concentro en el ambiente que algunas computadoras crearon, y trato de sentirme conectada con él.

—Su esencia está impregnada en este bosque, ¿no es así niña Winters? —escucho la áspera y fuerte voz de Megana que sale llena de reproche, y no sé a qué se deba.

Me detengo un momento a analizar sus palabras. Claro, el bosque siempre ha estado presente en mi vida, en mis sueños. Se siente tan propio a mi ser, como si fuera una combinación con mi alma. Y claro, no se pueden obviar esas tonalidades de violetas que se mesen en el aire, desde las más oscuras hasta la más claras. Entonces me siento extraña, como desnuda ante la mujer que ahora veo sentada sobre el suelo con sus piernas cruzadas y sus ojos cerrados.

—Veo que no dirá nada, así que siéntese frente a mí.

Me reprendo mentalmente por quedarme atontada en mi lugar dándole razones a la señora para despreciarme.

—Claro —articulo y me dirijo hacia ella imitando su posición en el suelo.

—Ahora dígame, ¿alguna vez ha visitado su mente? —pregunta como si fuera a esperar una respuesta negativa.

—Sí.

—Cierre los ojos —me reprende como si pudiera verme, y es que sus ojos están totalmente cerrados. Esta mujer me causa escalofríos, y más estando en este ambiente tan fantasmagórico.

Hago caso y dejo atrás la vista del bosque para fundirme en el negro.

—Entonces sabe que así se ve su consciente —prosigue en un tono que denota pregunta en lugar de afirmación.

Ante lo que dice me quedo en blanco. A qué se refiere, ¿es que acaso ha entrado a mi mente y no me he dado cuenta?

—Veo que no —constata con superioridad—. Entonces qué es lo que ve cuando entra allá arriba.

—Nada, veo un laberinto de puertas.

Truena la lengua demostrando su decepción.

—Ya, abra los ojos.

Vuelvo a abrirlos y veo su mirada enfada que parece querer aniquilarme.

—No entiendo —digo, desconcertada e intimidada por su semblante—. Se supone que nosotros mismo no podemos ver las formas que toma nuestra mente. Qué se supone que vea.

—Quién le dijo eso —objeta moviendo la cabeza de lado a lado.

Me quedo un momento pasmada ante mi realización. A este punto tengo que cuestionar todo lo que pensé saber.

—Los científicos —simplifico para evitar pronunciar su nombre y que me invada la rabia en el peor momento.

—Cuáles científicos señorita Winters —asevera mientras frunce aún más su ceño. Ya veo por qué solo tiene arrugas en el entrecejo, los demás músculos del rostro ni los usa por estar arrugando el medio de sus ojos.

—Los científicos de los campamentos de investigación avanzada para la evolución humana —recito el maldito nombre que me atormenta como si fuera un mantra.

—Bien —relaja su rostro de repente—. Ahora si nos entendemos. Científicos hay muchos, incluso aquí, así que no le permito generalizar de tal forma; al menos no en mi presencia —ordena con el asco surcando su tono de voz. Parece que es una de las mayores haters de esos demonios.

—Nosotros si podemos explorar nuestra mente, es el primer paso para poder entrar a la de otros. Al parecer el doctor Kinn le escondió información con el fin de restringir su poder —informa un poco más relajada—. Pero, Lehia, escúcheme y no se atreva a ignorar mis palabras —asevera mientras me mira con intensidad y se acerca mí—, usted es más poderosa de lo que cree, así que no le permito limitarse ni justificarse. Conmigo va a aprender por las malas, porque no hay otro camino hacia el verdadero poder que ese. Veo su potencial, así que no lo esconda.

La miro con extrañeza. Ahora mismo me siento con una responsabilidad gigante ante el tono que usó para emplear sus palabras; sin embargo, también la impotencia me acompaña. Es increíble que me haya mentido hasta en mi poder, en lo que creí que era solo mío. Pero no, resulta que incluso de eso, él se adueñó.

—No se altere, ahora mismo necesito que entienda que tendrá que trabajar muy duro porque usted tiene vital importancia en esta guerra —concreta—. Y si, ya había entrado a su mente sin que lo supiera; es otra cosa que tendrá que aprender, porque si, podemos entrar sin ser detectados; así que necesita aprender a restringir su mente de los demás Psyques la habilidad de telepatía.

Me quedo boquiabierta. Todo este tiempo pensando que tenía mi mayor potencial, y hasta ahora me doy cuenta que es solo la punta del iceberg.

—Ahora, trate de entrar a mi mente.

La miro como si le hubiera crecido otra cabeza. Está loca, hace un momento me reveló que pudo engañar a mi mente, y ahora quiere que entre a la suya como si mi poder fuera superior. Está claro que ella ha estado practicando por milenios, a juzgar por su apariencia cansada.

—Mi edad no es tan descabellada, apenas tengo 137 años querida.

La miro desorbitando mis ojos, ¿137? eso es bastante más de lo que creí que alguien podría vivir; pero ahora soy consciente de que vivimos más del doble que los desdichados mundanos.

—Concéntrate que yo ya estoy en tu mente y tú ni has podido tocar a mi puerta.

Desencajo mi mandíbula. Puede estar en el plano astral y en el plano terrenal al mismo tiempo, concentrarse en ambos; yo a duras penas salí viva de la mente de Blake aquel día que use mi poder para borrar sus recuerdos, cuando aún éramos enemigos.

—Que se concentre niña, no tengo mucho tiempo para empujarla a mi mente mientras usted piensa en el desdichado ese.

Hago caso y la miro a los ojos tratando de crear una conexión. Al principio me cuesta mucho porque parece estar poniendo resistencia; pero poco a poco me deja comenzar a crear un puente que se tambalea hasta su mente. Entonces cierro mis ojos tratando de aferrarme a esa conexión por lo que más puedo, pero el plano astral no parece querer recibirme. Sus paredes no caen, y sus barreras solo parecen hacerse más fuertes.

El tiempo comienza a pasar sin que sea consciente de él, la cabeza me comienza a doler y la debilidad se trepa por mis extremidades queriendo tirarme al suelo. Sigo intentando mientras me aferro a cualquier hilo de energía, pero todo parece inútil. Ni siquiera veo una puerta o un umbral de invitación. Tan solo paredes blancas que bloquean mi visión.

En este punto siento que me voy a rendir; pero entonces un montón de cosas suceden de la nada haciendo que mi concentración flaquee por completo.

Lo primero que escucho es el movimiento de las ramas que suena muy fuerte, luego, siento como alguna de ellas alcanza a impactar con mi espalda haciendo que me tambalee hacia adelante. Abro los ojos abruptamente y me encuentro con la mirada de Megana que está dirigida a un punto fijo mientras sus ojos, antes de un color café miel, ahora se ven de un morado profundo y oscuro. Está usando su poder y no lo está camuflando como las veces que ha entrado en mi mente. Tanto por aprender, hasta la forma de camuflarme para que al usar mi poder no se vean mis ojos brillando violeta.

Me giro para ver a qué o a quién está mirando, y me sorprendo al ver a Kaeil inmóvil, como si alguien lo hubiera petrificado. Entonces caigo en cuenta, la mujer ha entrado en su subconsciente y ha hecho que se quedara quieto, todo en menos de un minuto.

—¡La idea era que la alertaras, no que la mataras Kaeil! —grazna Blake mirándolo con furia.

Kaeil vuelve a la normalidad y me mira con una disculpa en sus lindas perlas verdes.

—Sabes que no era mi intención hermano —se excusa mientras toca el hombro de Blake; parece que le doliera más a él que a mí, y tal vez es cierto—. Lo siento, Lehia.

Niego dándole a entender que no se tiene que preocupar. En este punto confío bastante en ellos como para saber que no me harían daño.

Blake rueda los ojos y retira la mano de Kaeil de su hombro sin delicadeza. Entonces me doy cuenta de que el lugar ya no está ambientado como el bosque de mi consciente, como dijo Megana, sino que ahora estamos en una especie de ciudad. Me recuerda a la ciudad perdida, pero sé que no es ahí, esta se ve mucho menos consumida por la naturaleza.

—Cuándo...

—Era una ilusión querida, fue fácil entrar a tu mente y hacerlo.

Me quedo petrificada, es fácil entrar a mi mente y plantar una ilusión.

—Tiene suerte porque somos las dos únicas Psyques con telepatía, hoy por hoy. Eso no quiere decir que no trabajara, pero al menos no leerán su mente a diestra y siniestra —informa la mujer.

Me siento muy estúpida y débil, y lo odio. Odio no estar en control y no saber nada. Trato de borrar los pensamientos de mi mente, ahora mismo necesito entrenar. Vuelvo mi vista al frente y veo a ese lindo grupo reunido, mirándome. Rosa está junto a Daerien, Blake y Kaeil están juntos y Elektra está en una esquina mirando todo con detenimiento, observando y analizando.

—¿Qué sucedió aquí? —pregunto en medio de una risa olvidándome de mis preocupaciones.

—Entrenándote —responde Rosa con emoción.

—Ayudándote a mejorar —dice Kaeil queriendo corregir a la morena, lo cual no le hace mucha gracia y hace que se gire hacia Daerien—. Eres parte de nuestra familia Lehia, así que haremos lo que podamos para que puedas mejorar.

—Pero no tienen que hacerlo, sé que tienen otras responsabilidades y...

—Si tienen que hacerlo —asevera Megana con voz tajante.

Blake la mira con su típica irreverencia, pero no deja de mostrarle respeto.

—Para ti siempre hay tiempo, preciosa —dice mi ojinegro mirándome con cariño.

Sonrío de felicidad.

—Siempre puedes contar con todos nosotros —afirma Rosa—. ¿No es así chicos?

—Claro —responden Blake y Kaeil al unísono.

Daerien asiente mientras me brinda una sonrisa tímida; y Elektra mueve la cabeza mostrando que está de acuerdo, pero no cambia su expresión seria.

Mi pecho se infla, me siento tan bien estando rodeada de todas estas maravillosas personas. No puedo creer que me acepten y me acojan. A penas hace unos meses era como un lobo solitario, ahora estoy rodeada de estas lindas personas que me incluyen como parte de su familia. Al fin me siento en casa, en familia, al fin siento que tengo una vida y no puedo estar más feliz de que sea al lado de todos ellos.

—Menos charla y más acción —espeta Megana.

—Bueno yo me voy —dice Daerien y lo miro extrañada—. Yo no te ayudaré en batalla, al menos no siempre. Estaré tras los monitores vigilando tus movimientos y signos vitales —explica al ver mi confusión—. Hoy no conectare ningún dispositivo a tu cerebro, pero es mejor que te prepares —dice y entiendo su preocupación, a pesar de su tono vacío y carente de emociones. Entiendo a lo que se refiere, pero no creo que me vaya a sentir mal con esos aparatos; después de todo, ya estoy acostumbrada y más que dispuesta.

—Y yo solo estaré al pendiente de tu integridad física —dice la rubia—. Ya sabes, cuando toca pelear, toca, pero nunca es mi elección. En realidad, salvar vidas es lo mío, por lo que odio la violencia —explica apenada mientras sus mejillas se encienden.

La entiendo, no debe ser fácil apretar el gatillo cuando tu naturaleza es sacar la bala. Admiro mucho su fortaleza al doblegarse y entregarse a la Academia, incluso, cuando no está de acuerdo con sus métodos. Es lo que hay. Le sonrío para mostrarle que la entiendo y que no se juzga. La única a la que podría juzgar está dentro de mí, y algo me dice que no ha salido ni la mitad de su verdadera naturaleza.

—Bueno a mí si me gusta golpear, así que no te salvas —brama Elektra mientras comienza a correr hacia mí, y en menos de lo que puedo procesar estoy tendida sobre el suelo con un punzante dolor en la parte trasera de la cabeza.

La chica fue tan rápida a la hora de lanzar su pierna hacia las mías haciéndome perder el equilibrio, que no tuve ni tiempo de devolverle el favor con algún golpe.

—Auch no...

Soy cortada por su puño que impacta en mi pómulo. Trato de atestar uno en su estómago, aprovechando que está encima de mí, pero es inútil, ella es más rápida. Sin dudas es una excelente soldado.

—Lehia, ¿estás bien? —pregunta Rosa con preocupación y veo que sus ojos ya están brillando de ese color verde marino característico de su poder.

—S-si —articulo con dificultad.

Que débil que soy o que fuerte que es ella, en cualquiera de los casos significa que tengo mucho trabajo que hacer.

Me levanto lo más rápido que puedo y casi vuelvo a desfallecer cuando veo a mis tres contrincantes con sus poderes a flor de piel. La tierra, el fuego y la electricidad del cielo me están acechando con violencia.

—Me dolerá más a mí que a ti, primor.

Me río un poco y saco mi poder también. Tal vez no pueda entrar a sus mentes por ahora, pero tratare de usar lo que está a mi alrededor para golpearlos. La energía comienza a salir por mis poros y ubico varias piedras en el suelo, las levanto y me preparo para apuntar. Pero entonces todo se desvanece y somos envueltos por una blanca habitación. Había olvidado que esto era un escenario ficticio creado con hologramas y tecnología. Ahora no tengo nada más que mi potencia física, y me temo que no es para nada igual a la de ellos.

Elektra sonríe de forma siniestra, parece que está disfrutando esto y me intimida mucho.

Respiro tratando de evocar todos mis años de entrenamiento. No fue hecho por Psyques, por lo que no tiene las bases necesarias para aprovechar mi naturaleza; sin embargo, de algo tiene que servir.

La primera en avanzar es Elektra, ella invoca el rayo desde su interior porque al parecer es capaz de crear electricidad sin necesidad de tomarla. El rayo viene dirigido a mí, pero soy rápida y lo esquivo. Entonces tengo su cuerpo a centímetros del mío mientras trata de impactar su puño en mi estómago, pero hago uso de mi antebrazo para evitar el dolor, mientras me giro pasando mi brazo por su cuello apretando y dejándola inmóvil. Cuando creo tener la delantera, Kaeil lanza una rama a mi costado haciendo que me retuerza cuando siento su punta cortando mi carne. Caigo al suelo, pero me levanto en seguida.

El siguiente en emboscar es Blake que viene corriendo hacia mí con su llama cubriendo sus manos; al ver que las dirige a mi rostro, rápidamente me agacho y desde el suelo le hago zancadilla causando que se tropiece. Cada vez es más difícil; y ahora los tres atacan juntos. Elektra llega a mí atestando un puño en el pómulo que faltaba por ser golpeado, mientras Kaeil agarra mis piernas haciéndome caer, Blake hace que su llama crezca y entonces la siento calando en mi pecho.

—¡para! —grito cuando siento que la carne se está chamuscando gracias al ardor agónico que me atraviesa —. ¡Para! —repito en una súplica al saber que este no es el objetivo.

Blake se da cuenta de su error y se aleja de mí, haciendo que el aire reconforte un poco el área afligida. Me levanto un poco para ver la herida y me sorprendo al ver la blusa negra que había usado, vuelta un harapo alrededor de mi pecho, haciendo que mi busto se vea más de lo que debería.

—Ibas apuntando a tu conveniencia, Blake —dice Elektra con sarcasmo al darse cuenta de mi casi desnudez superior.

Kaeil se ríe y Blake la fulmina sin abandonar la preocupación, mientras tanto Rosa se posa a mi lado con cuidado para examinar la herida que se ve roja mostrando que me quemó bastante.

—Primor, lo siento no quise...

—Está bien, no te preocupes —digo con la voz un poco quebrada por el dolor; aun así, no digo nada, ya estoy acostumbrada a este tipo de dolor y a aguantarlo sin refutar.

—¡La idea era que la alertaras, no que la mataras Blake! —dice Kaeil imitando las palabras que Blake dijo antes hacia él, causando que el susodicho lo mire con la ira a flor de piel.

Blake se acerca y me besa la cien con una nueva disculpa implícita. A pesar del dolor y la distracción, aún puedo sentir su aura, y eso me reconforta.

—Ya hice el sondeo, no es grave linda así que no te dolerá cuando te cure —informa mi amiga.

Asiento esperando que su poder se active, y cuando lo hace, el ardor se intensifica bastante, pero no tanto como para no soportarlo. Luego de unos pocos minutos, otra vez estoy de pie esperando sus golpes y poderes.

Elektra es la que tiene menos piedad, me golpea aquí y allá con sus codos, piernas, puños e incluso con su cabeza. Blake ya no usa su poder y es más delicado a la hora de enfrentarme, mientras que Kaeil usa sus ramas para flagelar mi piel con ellas al tiempo que lanza golpes; él es el más coordinado de los tres.

Después de horas y horas, me encuentro tirada en el suelo aclamando por algún líquido que apacigüe mi sed, y me quite el ardor en todas las extremidades. Todo me duele.

—Eso es todo por hoy —ordena Megana saliendo de la sala sin decir nada más.

—Lo hiciste bien, novata —dice Elektra mientras pasa de largo para salir también.

Blake se acerca junto a Kaeil y me ayudan a levantar.

—Ven, yo te curo —dice la rubia, pero en seguida niego.

—Deja que estén ahí, son solo moretones —digo. En verdad no es necesario borrarlos, incluso es mejor verlos para recordar que el día en que no tenga ni uno, será el día que haya alcanzado mi objetivo.

Todos salimos y nos vamos a nuestras habitaciones, Blake se queda a dormir conmigo y a pesar del dolor en el cuerpo, duermo plácidamente con su calor y su cariño.

Capítulo lleno de información 😅.

¿Qué te ha parecido?

Comenta tus teorías y opiniones, me encantaría leer lo que tienen por decir.

¡Nos iremos leyendo, Almas de esta tierra! 🤍✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro