Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 22

—Eres mi último recurso — digo casi agitado.

—Hmm... pues dime — acepta Raziel dando la vuelta para quedar de frente a mí.

—He pasado todo este maldito tiempo desde la guerra hasta ahora, buscando a alguien.

—¿A quién? — pregunta enarcando una ceja.

—No sé quien sea — confieso desesperanzado por ello —. Nunca en mi vida la había visto, nunca había sabido de ella, y no sé quién es, sólo puedo describirla...

—¿Una ángel? — inquiere mirándome con un gesto confundido.

—Ni yo me lo creo, pero así es.

—Vaya... no sé cómo podría ayudarte yo a encontrar a alguien de quién ni siquiera sabes el nombre.

—No creo que sea tan difícil, por lo menos estoy seguro de que era la única chica en la guerra, eso es un gran avance.

—Sí... puede ser.

—Era alta — comienzo la descripción.

—¿Como tú?

—No, bastante más baja. Ojos verdes, cabello oscuro, piel un poco pálida... y sus alas son negras.

—Luzbel — comienza suspirando, cosa por la que creo que ya tiene a alguien en mente.

—¿Lo sabes? ¿Sabes quién es? — pregunto esperanzado.

—Escucha, no creo que debas buscarla — comienza —. No es precisamente lo que a ti te agrada.

—¿Qué? ¿Por qué no? — inquiero ansioso por conseguir lo que necesito.

Uriel pasa junto a nosotros, nos mira rápidamente y se sigue sin decir nada.

Raziel le mira un momento antes de volver a verme a mí.

—Bien — acepta —, dejaré que ella te lo explique.

Emoción crece en mi pecho y casi brinco de la felicidad.

—¿Dónde la encuentro? — pregunto más ansioso aún.

—Pon atención — pide poniéndose junto a mí no muy convencido de darme la información —. Sales de aquí, vuela hasta río, cuando llegues a el síguelo en dirección al bosque... ya sabes. Justo ahí, donde el bosque empieza encontrarás sus aposentos.

—Gracias — digo con una sonrisa imposible de quitar —, de verdad no sabes cómo te lo agradezco — termino comenzando a correr fuera del castillo.

Mi corazón late arrítmico de la emoción que siento, luego de tanto por fin he conseguido información de ella.

Pensé que sería imposible, incluso comenzaba a creer que sólo la había imaginado, aun cuando eso era imposible.

Vuelo veloz hasta llegar al río que no está tan lejos del palacio, me detengo un momento y miro en dirección a donde Raziel me ha dicho.

Desde donde estoy no se ve nada, sin embargo aún me falta bastante por recorrer.

Continúo volando sobre el río, a muy poca distancia de el, tan bajo que podría tocarlo si estirase la mano.

Cada vez me alejo más de todo, y me resulta bastante extraño que el lugar donde se supone que vive está tan lejos de todo, tan aislado...

¿Esto es real?

Raziel y yo jamás hemos tenido problemas, nos llevamos demasiado bien, eso mismo me impide sospechar de que me haya engañado y me mandara aquí para hacerme algo...

Pero igualmente no me cuadra que ella esté tan aislada del resto.

Mis dudas me hacen ir cada vez más lento mientras pienso en las posibilidades de esto. Sin embargo justo cuando me detengo por completo, lo miro. Ahí está, tal como me lo dijo Raziel.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro por ello.

Termino de llegar y miro a todas partes nervioso... ¿qué hago? ¿Sólo toco y ya? Podría llamarla desde aquí, si tan solo supiera su nombre, claro está.

Respiro profundo y me deshago de todas las absurdas inseguridades que nunca había sentido, y justo ahora me atacan.

Me acomodo un poco el cabello y me elevo lentamente.

Las ventanas están cubiertas con telas blancas, así que no puedo mirar dentro.

Sin pensarlo más termino por darle unos leves golpes a la puerta.

No hay respuesta, no oigo nada, ningún ruido ni nada que me indique que hay alguien dentro.

Desilusionado, suspiro y me dispongo a irme, volveré mañana.

Un ruido me detiene, un segundo después la puerta se abre.

Me quedo sin aliento, pensé que no había nadie y ahora me ha tomado por sorpresa.

Ella me mira un poco pensativa, casi nerviosa. No tiene demasiado encima, la tela que la envuelve es negra pero casi transparente.

—Yo... — comienzo muy nervioso, tanto por haberla encontrado como por mirarla así —. Estuve buscándote...

—¿Buscarme? — pregunta luego de balbucear un poco en busca de las palabras adecuadas.

—Sí... — acepto riendo un poco nervioso —. Me... ¿me recuerdas?

—Claro — acepta y siento emoción de ello —. Evité que te cortaran las alas — recuerda.

—Sí... gracias por ello.

—No es nada... y... ¿quieres pasar? — pregunta haciéndose a un lado para cederme el paso. 

—Gracias — digo pasando sin pensarlo demasiado.

—¿Qué te ha traído por aquí?

—Estuve buscándote desde ese día... no sé que pasó, sólo quería encontrarte, no tengo muy claro el motivo, pero necesitaba volver a verte.

—Vaya... no sabía que me buscabas, no pensé que fueras a hacerlo.

—¿Por?

—No sé.

—¿Cómo te llamas? — pregunto al fin.

—Soy Alaia — responde sonriéndome —. ¿Cuál es tu nombre?

—Luzbel.

—¿Tú eres Luzbel? — pregunta cambiando de expresión drásticamente. Cosa que no sé interpretar.

—¿Pasa algo malo?

—No... — se apresura a negar —. Es que... bueno... — su expresión cambia varias veces, sonríe y mira a varios lados, luego parece preocuparse —. Yo... creo que no deberías estar aquí — suelta de pronto, tomándome por sorpresa.

—¿Pasa algo?

—No creo que quieras saberlo — propone caminando hacia la puerta y la abre —. Padre — menciona sorprendida cuando mira al ángel que está del otro lado de la puerta, sin embargo el más sorprendido soy yo.

—¿Padre? — cuestiono parándome junto a ella —. Raziel... ¿qué significa esto?

—Te dije que no era una buena idea — contesta él.

—Escucha, Luzbel — comienza ella —. Yo no quiero tener problemas contigo, sé que me aborrecerás por lo que soy, sin embargo no soy como crees, yo... no quiero tener problemas contigo, no represento un peligro para ti.

Ella parece preocupada y yo no estoy más que confundido.

—Tú — me dirijo a Raziel —, largo.

—¿Qué? — cuestiona él.

—Largo, Raziel, tengo que hablar con ella, vete.

Cierro la puerta y no le doy más opción que irse, pues no vuelve a tocar ni nada parecido.

Varias ideas se me pasan por mente, me quedo un momento en silencio procesando todo.

—Vamos paso por paso — comienzo —. ¿Eres su hija?

—Sí.

—Escucha...

—Sé que odias a los que no son como tú — suelta —. A los que no son puros.

—No, no es cierto.

—¿Uriel qué?

—A Uriel lo odio por motivos diferentes...

—Se gana el odio fácilmente.

—¿Eso crees?

—Sí.

—Bien... yo no te odio ni nada parecido, no me interesa de dónde vengas.

—¿Qué tan seguro estás de eso?

—Completamente.

—No soy de aquí.

—Eso me queda claro, y no me interesa. No quiero que pienses que tendremos problemas por ello, no quiero que tengas en mente ninguna de esas cosas, ¿bien?

—De acuerdo...

—Eres un ángel — digo acercándome más a ella y mirándole a los ojos —. Que nadie te diga lo contrario. Y si alguien lo hace, dímelo, le haré cambiar de opinión.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro