Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11: Cayendo en una rutina

Después de ese breve encuentro la vida volvió a ser monótona, una rutina que empezaba y acababa en mi pequeño apartamento, en donde las horas pasaban más o menos rápido y mi mente en ciertos puntos se quedaba en piloto automático.

No lo veía precisamente como algo negativo, aunque el adjetivo "Aburrido" podía definir bastante bien como se sentía mi vida en esos momentos. Ningún interés amoroso a la vista, ningún vecino ruidoso y egocéntrico despertándome a altas horas de la noche, solo yo, mis alumnos y una cantidad algo alarmante de té.

El agudo timbre resonó por las paredes del apartamento, y de mi boca salió un pequeño bufido irritado, mi ceño frunciéndose ante las pocas ganas que tenía de levantarme. Me llamó la atención como el timbre que había sonado era el de la puerta y no el del portal, ¿Sería algún vecino que necesitaba algún favor?

Desde que me mudé hará poco más de un mes he intentado tener una relación cordial con cada vecino que conocía en los rellanos o en los buzones, intentando ser una vecina respetuosa y amable. Supongo que esos ideales me venían de mi madre, quién siempre vi siendo una vecina ejemplar y quien me enseñó a corta edad que el universo devolvía cada acción que realizabas, por lo que era siempre importante actuar de buena fe.

No sé hasta qué punto eso era algo que realmente creía o si solo se trataba de una pequeña mentira blanca para inculcar buenos valores a su hija pequeña; El caso es que, independientemente de la razón, hoy en día y siendo una adulta funcional seguía con esas palabras marcadas con fuego en la memoria.

Mis pies se arrastraron por el frío parquet, preguntándome quién podría estar al otro lado de la puerta. Lo único que pedía era que no fuera el único vecino que no soportaba, y que sabía a ciencia cierta que era mutuo.

Ese hombre... Algún día me iba a sacar de las casillas, lo tenía claro. Hacía bastante que no lo veía, y siendo sincera desde que le demostré qué tan molesto e inservible su sistema de aislamiento acústico era no había vuelto a escucharle poner su rock a volúmenes tan desmesurados ni en horarios que jugaban con su cordura. No obstante, esas pocas veces que había interactuado con él habían sido más que suficientes para tacharlo completamente y no querer cruzárselo más de lo necesario, es decir, nunca.

Miré curiosa por la mirilla y al ver esa mata de pelo repeinada y esa prominente nariz apoyé mi frente en la puerta con un golpe seco. Pues claro que tenía que ser él.

El timbre volvió a sonar, esta vez de manera más prolongada, y solo pude chasquear la puerta molesta y respirar hondo antes de abrir la puerta de par en par.

Al otro lado se encontraba ese mismo vecino que momentos atrás había jurado y afirmado que no quería ver en toda su vida. Ese mismo que se encontraba mirándola desde arriba con esa ceja alzada mostrando una superioridad y egocentrismos que hacían que su sangre ardiera.

— Que — Aunque impedí que mis ojos rodaran nada más conectar con los suyos me fue imposible retener a mi lengua.

Dante alzó ambas cejas, una pequeña sonrisa incrédula asomándose brevemente antes de ser borrada de su rostro.

— Vaya, ¿Se supone que es así como recibes a tus invitados? — La voz rasposa de Dante sonó por el rellano con cierto deje de burla que no me gustó ni un pelo

no eres mi invitado — Hice énfasis en ese "Tú", mi ceño frunciéndose. ¿Cómo era posible que con una mísera frase y un par de miradas estúpidas ya me hubiera cabreado tanto? Sin duda lo suyo podía ser catalogado como un talento.

—Ni ganas de serlo, créeme — Bufó apartando su mirada brevemente antes de volver a conectar sus negras pupilas con las mías. — Es tuyo — Un paquete que no había visto hasta ahora se interpuso entre su mirada y la mía.

— ¿Perdón?— Pregunté confusa, mis manos cogiendo el paquete de manera dudosa

— Me lo han entregado a mí — Me giré para dejar el paquete dentro del apartamento, aún extrañada porque mi vecino tuviera algo mío — Al principio pensé que tal vez había sido un error del repartidor — Volví a encararle y fue entonces cuando vi su lengua remojando sus labios con una sonrisa picara en su boca — Pero no, en la etiqueta pone perfectamente mi dirección. — Su mirada claramente me incriminaba de algo, lo cual no tenía sentido alguno.

— ¿Por qué demonios iba yo a enviar paquetes a tu dirección. Mis paquetes, cabe recalcar — Pregunté, molesta de una insinuación que no me gustaba un pelo.

Dante pasó una de sus manos por su cabello, mirando brevemente hacia otro lado mientras se encogía de hombros. Uno de sus antebrazos pasó a estar apoyado en el marco de mi puerta principal, su cuerpo acercándose al mío y acortando la distancia.

— Eso me pregunto yo, ¿Por qué lo has enviado a mi dirección, Olivia? — Me preguntó con una sonrisa que hizo que mis ganas de darle un puñetazo incrementaran, pero opté por simplemente dar un par de pasos atrás para poner distancia entre nuestros cuerpos.

— Mira no sé quién te crees que eres o por qué te piensas que yo tendía cualquier tipo de interés en alguien como tú, pero estás completamente equivocado. Si mi paquete ha llegado a tu dirección debe haber sido por algún pequeño error. — Me crucé de brazos y le miré de manera dura. Dante solo resopló divertido.

— "Alguien como yo" ¿Y se puede saber cómo es eso? — Preguntó aún apoyado en el marco de mi puerta, yo solo pude rodar mis ojos molesta de que esta interacción estuviera pasando en primer lugar

— Pues alguien tan altanero y con aires de superioridad — Solté lo primero que se me pasó por la cabeza, él únicamente asintió tildando la cabeza, claramente entretenido por la situación

— Así que altanero y con aires de superioridad... Me alegra dar tan buena impresión — Bromeó, no obstante mi cara se quedó igual de hierática.

— ¿Algo más? — Pregunté, viendo como el contrario jugaba con el cuello de su camisa negra para posteriormente subirse las mangas hasta que los antebrazos quedaban descubiertos.

— Un "gracias" no estaría de más. Ya sabes, por el paquete — Hizo un movimiento con la cabeza para señalar la pequeña caja que se encontraba en el suelo. Resoplé porque realmente él tenía razón.

— Gracias por coger mi paquete, ¿Feliz? — Agradecí entre dientes. En la boca contraria se formó una gran sonrisa.

— Algo más agresiva de lo que me esperaba, pero me conformo, a la próxima revisa bien a dónde envías tu paquete. Puede que esta vez te lo recogiera, pero nada te asegura que lo vaya a aceptar a la siguiente — Tuvo el descaro de guiñarme el ojo antes de dar un pequeño empujón a su puerta y entrar en su apartamento.

Cerré la puerta con el pie mientras inspeccionaba el paquete, fijándome en como realmente la puerta que estaba escrita en la pegatina de envío era la suya y no la mía. Mi ceño se frunció confundido, juraba que había escrito mi dirección correctamente.

Abrí mi portátil y fui a revisar los datos de envío del paquete, entrando en la ventana de pedidos y entonces vi como, efectivamente, mi dirección sí que estaba bien escrita. ¿Habría sido error de la empresa de envíos?

Sin duda era un error inusual y que no acababa de entender, pero por suerte todo había quedado en una anécdota algo molesta, pero una anécdota al fin y al cabo.

Dejé el paquete de lado y me puse con las tareas pendientes que tenía, mi mirada fijándose en esa pila de hojas de exámenes sin corregir que me esperaban en la encimera de mi cocina.

Suspiré sabiendo lo que me esperaba: Horas y horas corrigiendo las mismas preguntas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro