Capítulo 4: Almas en pena
ALMAS EN PENA
CAPÍTULO 4: ALMAS EN PENA
Una vez el silencio reinó en la pequeñita oficina, SeokJin se dirigió a paso cuidadoso hacia la silla que se encontraba detrás del escritorio para ser el encargado de leer las cartas, al ver a sus compañeros indispuestos a tomar la iniciativa; Yoon no era bueno leyendo en voz alta, Hobie parecía rehusarse a contraer "malas vibras" y TaeHyung quería adentrarse a la historia a través de su imaginación mientras escuchaba a alguien más.
La silla crujió bajo su peso apenas se sentó y el acojinado se hundió al punto de hacerle pensar que se caería en algún momento.
—Esta es la carta de noviembre de 1849 —habló al leer la fecha que estaba en el sobre. Olía a humedad y a papel en descomposición por los años.
Tras desdoblar la carta, contempló los detalles de su contenido y descubrió un pulso firme y fino oculto tras la tinta descolorada por el tiempo, un sello borroso que supuso debió ser representativo de la familia del hombre que ayudó a Jeon y un corazoncito al final del escrito junto al nombre del redactor.
—Noviembre de 1849 —releyó la fecha, antes de comenzar.
» Querido Jeon JiMin, soy yo, JungKook.
» Debes de estar molesto, consternado o triste por mi repentina desaparición, pero quiero que sepas que estoy bien y, por supuesto, que lamento haberte dejado de manera tan abrupta cuando teníamos un plan para escaparnos después de tu cumpleaños. Verás, no tenía tiempo para pensarlo demasiado.
» Tu hermano vino a visitarnos a mis padres y a mí después de separarnos porque, al parecer, nos siguió al bosque, a nuestro escondite. No sé desde cuándo nos estuvo espiando y hasta dónde oyó, lo único que sé es que fue lo suficiente para venir hasta mí para hablar conmigo sin ataduras.
» Me pidió que te dejara, que abandonara la "tonta idea" de hacer una vida contigo porque no soportaba la idea de perder a su preciado hermanito, ni que su pureza de sangre y alma se viese manchada por alguien "como yo" y que, mucho menos, quería sufrir los ataques de ira de su padre una vez huyeras.
» Por supuesto, le dije que no estaba dispuesto a hacerte de lado y que afrontaríamos esos riesgos juntos, por más romántico y "tonto" que se escuchara; así que me ofreció dinero para irme. Fue demasiado, suficiente para solventar algunas deudas de mis padres y para que yo pudiera continuar con mi sueño de ser pintor sin tener que recurrir a medidas extremistas.
» Me volvió a resaltar que ningún hombre era digno de ti, mucho menos yo, un simple plebeyo, y que todo esto se te pasaría apenas contrajeras matrimonio con una joven guapa y lista para tener hijos y ofrecerte la vida digna que te mereces.
» Él no sabe lo seguro que estoy de tu amor y, sobre todo, del mío hacia ti, así que le dije que, si tanto se preocupaba por tu vida plena y digna, cambiaría el plan que teníamos por uno en el que yo me iría antes para tener un hogar y una economía estable para ambos, lejos y donde no conocieran el apellido Park para que no se preocuparan por el "respeto" hacia su familia.
» Accedió tras pensárselo un poco y le aclaré que mi única condición era que te avisara. No creo que lo haya hecho, por eso te mando esta carta, poco más de un mes después, para que estés al tanto de la situación.
» Usé el dinero que me dio para las deudas que te mencioné y para asentarme en una ciudad que está a unas horas en carruaje. Aquí conocí a un hombre por casualidad, un noble joven, es el que me está ayudando a escribirte. Es muy amable y dice que tiene contactos que nos pueden ayudar con nuestros registros, la publicación de mis pinturas y otras cosas. Él comparte tu ideología sobre las clases sociales y dice que está muy interesado en conocerte.
» Comenzaré a trabajar en su casa como jardinero y, en mis tiempos libres, continuaré con la pintura hasta que consiga un trabajo estable de la misma. Te ama y te extraña, Jeon JungKook.
Jin volvió a doblar la hoja y la guardó donde antes al haber terminado. Sus dedos estaban terrosos y le picaba la garganta por el polvo.
—"Príncipe cruel" —susurró HoSeok al recordar la pintura. Se había quitado otro suéter a mitad del relato y se lo había pasado a YoonGi, quien trataba de mantener sus manos calientes con algo—. Si no le contó a su hermano sobre su marcha, ¿creen que haya permitido que le llegaran las cartas, de todas formas?
—Lo más seguro es que no —habló la nubecita Min—. No creo que se hubiera suicidado, en ese caso. Además, todas van dedicadas a él, ¿no? —El Kim hizo un sonido afirmativo y abrió la siguiente carta—. No creo que no hayan hallado al menos una de Park, en caso de haberle respondido alguno de sus escritos.
—Murió sin saber todo lo que su amor hizo por él —a TaeHyung le pareció tan triste que necesitó soltar un suspiro para volver a enfocarse.
Él, a diferencia del resto, se quedó sin silla y tuvo que sentarse en el borde del escritorio, del lado en el que su amigo estaba sentado y con sus piernas rozando un brazo de Jin.
Un roce un poco tortuoso, de hecho.
—Diciembre de 1849 —prosiguió Kim al tragar saliva por tercera vez por estar bajo la mirada penetrante de Tae.
» Querido Jeon JiMin, soy yo, JungKook.
» No recibí ninguna carta tuya este mes, me imagino que estás molesto por mi actuar tan repentino y que por eso no has escrito. Yo también lo estaría, así que quiero pedirte disculpas, en caso de no haberlo hecho como era debido en la carta anterior. Sabes que soy un poco malo expresándome.
» Mi jefe es muy chistoso. No lo digo porque está escribiendo esto para ti, lo digo de verdad. Es soltero, aunque tiene una muchacha que está muy interesada en él y me da risa y ternura cómo no puede hablar con ella de temas que no sean sobre política y economía. Es peor que yo, así que le prometí ayudarlo durante enero a conquistarla.
» A ti te gustó mucho el boceto de unas flores que te dibujé hace años, cuando te dije por primera vez "te quiero", ¿no es así? Estaba pensando en hacer lo mismo para ellos; sin embargo, tras pensarlo más, creo que eso apagará la chispa de lo especial que tuvimos nosotros, así que buscaré nuevas ideas.
» Desearía que estuvieras aquí porque sabes ser más romántico que yo. Mi jefe dice que no hago más que hablar de ti (sí, no deja de hacerlo. Mucho gusto, Park, soy su jefe). Dijo que escribió algo para ti en esta carta, ojalá no haya sido algo grosero.
» Será nuestra primera Navidad, primer aniversario y primer Año Nuevo sin estar juntos. Por favor, no me odies tanto. Hice la pintura que viene en la otra hoja para ti en mi tiempo libre como regalo. Sé que es muy poco, te regalaré algo mucho mejor cuando estemos juntos.
» Espero que, cuando veas el cielo nocturno, te acuerdes de mí tanto como yo me acuerdo de ti. Recuerda que siempre serás la estrella más brillante de mi cielo. Con amor, Jeon JungKook.
SeokJin sacó la hoja mencionada y la abrió para sus amigos. Era una acuarela ya desgastada de JiMin sujetando un girasol y, en él, había una diminuta mariquita.
Las siguientes tres cartas fueron para mantener informado al noble sobre los avances que JungKook logró tener en su trabajo, en cómo logró ayudar a su jefe para que hablara con la interesante muchacha, de cuánto lo echaba de menos y de por qué, por qué no respondes y por favor, perdóname, quiero devolverte el favor de haberme ayudado con mis pinturas.
La sexta estaba arrugada y parecía que algunas gotas de agua corrieron el contenido.
—JungKook consideró no mandarte este mes una carta —Jin leyó una línea que estaba al reverso. Era una nota del buen hombre—. Nunca lo vi tan desolado, lloró hasta dormirse. Yo iré a dejarla a la oficina del cartero. Al parecer, las relaciones a distancia son difíciles.
TaeHyung y HoSeok también estuvieron a nada de llorar.
YoonGi seguía con un frío espantoso y comenzaba a creer que se enfermaría.
—Junio de 1850 —la séptima.
» Querido Jeon JiMin, soy yo, JungKook.
» Lamento haber dado una posible imagen mental espantosa de mí en las últimas cartas. Te extraño tanto que no logro medirme. Daría lo que fuera por recibir una carta de tu parte, Mimi. Aprendería a leerla a la perfección al derecho y al revés con tal de sentirme en contacto contigo otra vez.
» Mi jefe y su enamorada hablaron conmigo y me dijeron que, a lo mejor, no puedas escribirme por tu situación familiar. Eso tiene mucho sentido, perdón por alterarme... ¿O no debería de disculparme? Siento que tú dirías algo como "no pidas disculpas por amarme porque entonces me enojaré", luego fingirías estar molesto conmigo y no me dejarías darte un beso hasta que te dijera cuánto te amo.
» Esta distancia es una tortura. He conocido a gente maravillosa aquí y tú estás ahí, tal vez pasándola mal. ¿Cómo es posible que una ciudad que está a unas horas de la nuestra puede ser tan diferente? Juro que me apuraré en reunir más dinero para ir por ti y traerte. Te mostraré todo lo que he aprendido y tú acariciarás mi cabello como si fuera un cachorro, incluso si sabes que "no me gusta".
» Ojalá en otra vida nuestras almas no tengan que pasar por tantos baches para estar juntas, como nosotros ahora. Espera un poco más, por favor. Sé que es algo egoísta, pero confía en mí. Te ama muchísimo, Jeon JungKook.
—¡Ya no aguanto este frío de mierda! —Estalló el menor de los Min y se puso de pie, frustrado e ignorando que su hermano acabó por hacerse un espacio entre los brazos de su mejor amigo para lloriquear en su pecho—. Ustedes sigan leyendo, yo iré a ver si el señor Kim está por ahí para preguntarle si tiene té o café para poner en la tetera.
La nubecita salió de la oficina hecha una furia y HoSeok, quien se debatió entre quedarse o seguirlo, decidió aguardar por él al no comprender cómo éste moría de frío, mientras que el resto estaba "bien".
Las cartas de julio, agosto, septiembre y octubre fueron para hablar sobre cómo Jeon consiguió trabajo con un noble que le encargó dos retratos, gracias a la novia de su patrón, y de su proceso artístico. También presumió con orgullo cómo es que retomó las clases de lectura que tenía con su pareja, ahora con la mujer, para poder asegurarse de que las cartas no dijeran algo fuera de lo común.
Ese año, como regalo de cumpleaños, le regaló otra acuarela. En esa ocasión, era su novio con un hermoso guardapelo colgando de su cuello y los botones de su camisa desabrochados hasta la mitad de su pecho, reluciendo su blanquecina piel y un diminuto lunarcito coqueto.
—Oh —el lector seleccionado soltó cuando, tras abrir el sobre de noviembre, echó un vistazo a las palabras claves de ese relato—. Parece que en esta habla sobre el tercer cuadro que nos comentó el señor Kim, "Príncipe cruel". Guau, ¿en verdad JiMin entendía todas las cosas técnicas sobre pintura que le decía JungKook?
—Cuando estás enamorado, no hay nada mejor que escuchar a tu gran amor hablar de lo que le gusta —Hobie explicó con mucha sencillez—. Ves sus ojos brillantes por la emoción, la sonrisa que envuelve cada una de sus palabras y el cómo te dice con las mejillas sonrojadas que espera no aburrirte con su relato.
Los mejores amigos se vieron entre ellos ante semejante descripción y se preguntaron qué tantas veces habían pasado por una situación similar en el pasado. Cuántas veces TaeHyung hablaba y hablaba y cuántas veces SeokJin oía y oía con una sonrisa que ocultaba sus ganas de juntar sus labios.
—Creo que Mimi era así —prosiguió el solecito, sin darse cuenta de la situación y poniéndose de pie para curiosear por la pequeña habitación.
—No le digas "Mimi" —Tae lo regañó—. No lo conocíamos, como para tener tantas confianzas. Hasta me siento extraño refiriéndome a ellos con sus nombres, ¿ustedes no?
Jin rio, suave y sereno, mientras limpiaba con las mangas de su suéter las pocas lágrimas del reciente berreo que tuvo su amigo. Lo acomodó correctamente sobre sus piernas, como niño visitando a Santa Claus, y tomó el siguiente sobre.
—Oh —repitió y, sin dar cuenta, ignoró las orejas del Min, ardientes por los nervios y la vergüenza de ser tratado como un niñito—, esta tiene una caligrafía distinta. Miren.
HoSeok no tardó en acercarse y en comprobar que, de hecho, esa última tenía un pulso menos estable que las anteriores y sus trazos eran más gruesos y rebuscados, casi sin ligereza y como si se estuviera acostumbrando a su nueva pluma y tintero.
—Diciembre de 1850 —leyó la última fecha.
» Querido Jeon JiMin, soy yo, JungKook.
» ¡A que no adivinas quién está escribiendo esta carta! Así es, el mismísimo Jeon JungKook. HyoRi (la comprometida de mi jefe, por si no la recuerdas, sé que eres malo con los nombres) me puso a hacer muchos trazos estos últimos meses para que tuviera una letra más bonita y legible, dijo que no necesité mucha ayuda porque tengo práctica dibujando... Y sé que mi letra no era horripilante antes (después de todo, me ayudabas siempre), ¡aun así, admitamos que la mejoré demasiado! Estoy muy orgulloso de mí.
» Este mes fue agobiante.
» Hice todo lo posible para acabar con mis pendientes y ahorrar al máximo mi dinero para, por fin, ir por ti. Sí, Mimi, ¡al fin estaremos juntos! Mi jefe dijo que con mi trabajo de este año ha notado mi compromiso, así que nos permitió vivir en la casita destinada para el jardinero y su familia, dentro de su residencia. Contamos con su apoyo y protección en casos de problemas, siempre y cuando nosotros no lo metamos en muchos.
» Desde aquí, podrás buscar algún pasatiempo que te apasione. Tú me has cuidado todos estos años y ayudado a mis padres cada que lo necesitaban cuando el dinero no alcanzaba, por eso te pido que te dediques a buscar esa pasión que mueva todo en ti y que no te presiones con "hacer algo de provecho" al instante. Déjame consentirte y mimarte.
» Por cierto, estoy escribiendo esto durante nuestro aniversario para que la carta llegue con tiempo y estés listo cuando vaya por ti... Oh, verdad, ¡feliz aniversario! Creo que soy mejor dictando las cartas que redactándolas, ¿no es así? Me voy por las ramas. ¡Te amo!
» Hace unas horas acabé tu regalo de aniversario. Es mucho mejor que el anterior, lo juro. Es un cuadro al que titulé "Noche de espinas". No creas que he olvidado cómo amas los títulos dramáticos, ¡lo pensé para ti! Ojalá que te guste tanto como a mí.
» Ten todo listo para el 28 de enero, nos vemos en nuestro lugar secreto. Te ama con locura, Jeon JungKook.
» P.D. Aquí te envió dos pequeños retratos para que los pongas en el guardapelo que te regalé, amor. Tómalos como un detallito de Navidad.
—Oh, JungKook... —Susurró Hobie con cierta presión en el corazón—. Tuvo que ser horrible la noticia ¡y ni cómo informarle, si quizá sus padres también eran analfabetas!
Los retratos eran uno de JiMin que se conservó en excelentes condiciones, pese a los años, y uno un poco distorsionado de JungKook, en donde se le podían apreciar ciertos rasgos faciales que Jung y el menor de los Min no pudieron distinguir cuando los "atacó".
—Debe ser el mismo collar del dibujo de su cumpleaños... —Dijo Jin para sí mismo, a la vez que HoSeok releía la carta con pesar.
Tae aprovechó que cada uno estaba absorto en su mundo para levantarse de las piernas de su amigo y acercarse al archivero de donde el señor Kim extrajo las cartas, incapaz de creer que era todo lo que había de ellos.
Así fue cómo descubrió, con sorpresa, que el cajón no estaba repleto de carpetas o libros polvorientos, como imaginó, sino de simples recortes de periódicos viejos y una cajita negra.
Dudó unos segundos en si tomarla o no; no obstante, algo le dijo que lo hiciera porque la frase lo cuidaré con mi vida resonó en su cabeza y pensé que era el único incapaz de olvidar tus ojos lo hizo en su corazón.
Sus latidos incrementaron de velocidad, su cuello sudó y sus manos picaron de necesidad.
Tómalo, tómalo, decía la voz de un jovencito rubio y ojos rojizos.
Déjame regresar a él, decía la de un muchacho castaño y ojos brillantes.
Lo siguiente que supo fue que tomó la cajita entre sus manos y la dejó sobre el escritorio, sumergido en su curiosidad y en las voces que pedían a gritos su ayuda para reencontrarse, porque él tenía todo el tiempo del mundo para estar con su amado y a ellos se lo arrebataron.
—¿Tae? ¿De dónde sacaste eso...? —La voz de Jin fue silenciada con sus acciones mecánicas y lo contempló sin decir más.
Las grandes manos de TaeHyung vacilaron un poco antes de seguir.
La cajita emitió un sonidito al ser abierta por completo.
En su interior, yacía el mencionado guardapelo con las antiguas pinturas que poseía el regalo original, una de JiMin y otra de la pareja. Su cadena dorada estaba manchada por los años y tenía una piedrecita roja en la parte exterior como decoración.
Un sollozo se escapó de los labios del apacible SeokJin y fue incapaz de seguir viéndolo cuando, al examinarlo con detenimiento, vislumbró pequeñas salpicaduras marrones, sangre seca que ocultó por esos años todos los pesares que tuvo el portador antes de caer. Escondió su rostro en el costado del abdomen de Tae y dejó que intentara despreocuparlo con caricias en su cabello.
HoSeok, inquieto por el descubrimiento, se puso de pie otra vez y dio vueltas por la oficina. Si había algo que odiara más que los fantasmas, era la sangre.
—¿Por qué tienen esto aquí? ¿Por qué no fueron capaces de limpiarlo? Por todos los Dioses del Olimpo, ¿por qué tuve la grandiosa idea de aceptar y meternos en esto? —Se decía a sí mismo en voz demasiado bajita.
El Min aprovechó para estirarse hacia al archivero y ver, ya sin la adrenalina de antes recorriendo su sistema, los títulos de los recortes.
—"30 de diciembre de 1850. Park JiMin, hijo de los condes Park, muere tras lanzarse de la catedral" —dijo en voz alta. Jin se acurrucó más contra él y el Jung maldijo por lo bajo—. "29 de enero de 1851. El reciente pintor, Jeon JungKook, es encontrado muerto en el lago del pueblo".
» "30 de enero de 1851. Ciudadanos se reúnen a las afueras de la residencia Park para rendirle tributo a Park JiMin y protestar en su honor".
» "28 de febrero de 1851. El señor Park sale a dar un aviso: Park JiMin dejó de ser su hijo desde el momento en que juró lealtad a un plebeyo".
» "19 de mayo de 1851. Ante el reciente aumento de impuestos, hambruna".
» "30 de septiembre de 1851. Los señores Park no están dispuestos a disminuir los impuestos, a pesar de haber perdido a un octavo de su población".
» "18 de octubre de 1851. El conde Kim, dueño de tierras vecinas, ha venido de visita".
» "29 de octubre de 1851. ¿El conde Kim comprará nuestras tierras?"
» "02 de noviembre de 1851. Accidente de gas en el gran salón ELVIRIA. No hubo sobrevivientes".
» "03 de noviembre de 1851. Ante el reciente fallecimiento de la familia Park, el conde Kim ofrece un nuevo comienzo a la gente bajo su cuidado".
» "30 de diciembre de 1851. El conde Kim y su esposa, Kim HyoRi, inauguran el museo STILLA en memoria de todos los héroes de la región".
Fue hasta la última noticia cuando Jin se apartó y echó un vistazo al artículo.
—No puede ser... —Susurró HoSeok—. El hombre de la foto es igual al señor Kim. Sé que dijo que son sus antepasados, pero... ¿Tanto así?
Por su parte, tras haber examinado de cerca la fotografía, SeokJin apenas pudo balbucear algo de su nombre, vean el nombre porque sí, ahí yacía el mismo hombre, con la misma camisa y el mismo bordado.
Justo cuando los tres alzaron las miradas, completamente en silencio y con un dolor en el estómago que combinaba miedo, pánico y dios, ¿por qué quiero ir al baño en estos momentos?, un alterado YoonGi entró de golpe a la oficina.
—¡Tenemos que irnos ahora mismo! —Jaló de la mano a HoSeok para que se apurara, al ser el más cercano a la puerta y porque no quería agarrar de la mano a su hermano, ni a su mejor amigo—. Fui a preguntar por el tal señor Kim y... Ay, no. Es que no puedo tener unas vacaciones normales nunca. Primero, Jin se pierde en las albercas; luego, TaeHyung pide que hagamos esta tontería; ahora, ¡resulta que hablé con gente muerta...! No, ¡hablamos!
Mientras el paliducho repetía un montón de veces ay, cielos, ¿por qué no se mueven, malditos idiotas? ¡Todos son idiotas, todos!, el resto tardó en procesar antes de que la realidad les cayera como balde de agua helada y un escalofrío recorrió sus cuerpos.
Gente muerta.
Kim NamJoon.
—Santo Dios, ¿hablamos con un conde? —TaeHyung tardó en asimilarlo. Tuvo que ver a su nuevo amigo desmayarse por segunda vez por culpa de los fantasmas para comprenderlo—. Y YoonGi siendo tan grosero con...
—¿Podemos no hablar de cómo me dirigí a un fantasma? ¡Por todos los cielos, Min TaeHyung! ¡Puede que me suelte una maldición por haber actuado de esa manera!
Por supuesto, el drama era de familia, incluso si no lo eran de manera biológica.
Todos abandonaron la oficina, no sin antes llevarse el guardapelo y las cartas. Estaban muy apurados para darse cuenta del letrero que estaba sobre el marco de la puerta de esa habitación.
"BODEGA", decía.
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