Capítulo 1: Lo que la gente cuenta
ALMAS EN PENA
CAPÍTULO 1: LO QUE LA GENTE CUENTA
Hace 15 años
Era de noche y llovía a cantaros. Las ramas de los árboles chocaban con los cristales de las ventanas y los tejados de las casas y el aironazo era tan fuerte que cualquier desafortunado que necesitara salir por algo a tan altas horas habría salido volando.
Para suerte de los mejores amigos Kim SeokJin y Min TaeHyung, el señor del clima dijo que era un huracán y que duraría poco más de una semana, así que su primaria canceló las clases para evitar accidentes y la preocupación de los padres de familia.
Se volvieron vecinos desde que los Min se mudaron hacía tres años y fue cuestión de tiempo para que ambos se hicieran cercanos, como uña y mugre, junto al hermano menor de TaeHyung, YoonGi (para ellos, Yoonie). Él apenas estaba en su último año de kínder y era un bebé cuando tuvieron la fortuna de conocerse.
Al tercer día de encierro, los niños decidieron realizar una fiesta de pijamas en la habitación de Yoonie porque se hizo un esguince en su tobillo al salir a jugar en los charcos y caerse, así que quisieron animarlo; tenía una tobillera muy cool, según Jin. La señora Park asó malvaviscos en la estufa y les preparó chocolate caliente como postre, después de cenar.
Con eso, llegaron a una misma conclusión: ¡amaban la lluvia!
—Mamá, cuéntanos una historia para dormir —un relámpago iluminó la cara morena de Tae. Años atrás, fue adoptado por la pareja—. No podremos hacerlo si no lo haces porque papá no sabe hacerlo tan bien como tú.
Los tres chiquillos encontraron la manera de acomodarse en la cama del más pequeño, entre un montón de mantas y peluches de dinosaurios, sus favoritos. La alcoba estaba casi a oscuras, las únicas fuentes de luz era una lamparita de estrellas que funcionaba con pilas y los rayos de la tormenta.
—Le diré lo que opinas de él —rio la mujer de piel pálida. Estaba sentada en una sillita cercana, con su cabello oscuro recogido y una bata de seda que le hacía ver como una millonaria, según el Kim—. ¿Qué les parece "La Sirenita"?
Todos parecieron pensárselo más de lo esperado ante una pregunta tan sencilla.
—¡Mejor cuenta mi favorita! —Pidió el mismo de antes—. Tiene de todo. Amistad, fantasmas, familias interesadas, dinero, tristeza...
—No me gustan los fantasmas —YoonGi aclaró y frunció la nariz. Jin le acarició su pancita llena de malvaviscos y galletas para animarlo—. ¿De cuál historia estás hablando? No recuerdo que mamá haya contado algo así.
—¡Porque te quedaste dormido la última vez! —Le recordó su hermano—. Te gustará.
Muy al pesar del más joven de los amigos, la señora pareció estar de acuerdo con TaeHyung, pues no volvió a preguntar, ni intentó hacerlo cambiar de opinión, demasiado segura de su elección. Se enderezó en su silla y aclaró la voz antes de comenzar.
—A mediados de 1800, cuando nuestra ciudad no era más que un pueblecito con gente dedicada a la ganadería, agricultura y unos pocos con mucho dinero que eran dueños y administradores de las mismas tierras, existieron dos muchachos llamados Jeon JungKook y Park JiMin.
» Los Park tenían en su posesión extensos terrenos al norte del pueblo, mismos en los que trabajaban un montón de personas que les pagaban un monto de dinero cada cierto tiempo. Odiaban a la "plebe" y no les importaba aumentar los impuestos en tiempos difíciles, si eso significaba que ellos tendrían mejor ingreso económico y subir en la pirámide de la alta sociedad.
» JiMin, el hijo más joven, siempre estuvo en contra en las prácticas de su familia y le avergonzaba cómo podían ser tan desconsiderados con los menos afortunados, en vez de apoyarlos y agradecerles por su arduo trabajo diario. A veces se escapaba para ayudarlos, inclusive si eso significara salir regañado por sus padres. Le daba asco vivir en una sociedad tan corrompida, tan podrida.
» Un día, cuando paseaba en su carruaje por los barrios bajos de sus tierras, se encontró con los bellos ojos oscuros de cordero de un jovencito que tenía tierra en sus mejillas y el cabello castaño revuelto. Fue apenas un intercambio de miradas que duró un par de segundos. Él no sabía que ese plebeyo se volvería lo más importante para su persona.
» Jeon JungKook era hijo de unos señores que trabajaban bajo el poder de los Park, analfabeto y con un corazón tan puro que muchas veces le jugaba en contra. Esa misma pureza en su mirar se convirtió en la perdición de JiMin cuando, días después, volvió sin compañía en búsqueda del niñito que captó su atención.
» "¡Me encantan tus pinturas!" Inexperto en esa área artística, el riquillo siempre halagó el trabajo que su amigo hacía en las paredes de su pobre colonia y lo alentó a seguir adelante. "Es como ver florecer este lugar... ¡Como si floreciera la esperanza!"
» Los años pasaron y, cuando el Park cumplió los veinte, decidieron dejar de esconder su amistad del público. La nobleza atacó al Park por juntarse con los plebeyos y, peor aún, hacerlo sin recibir nada a cambio porque "una cosa es hacerlo para crearse una buena imagen y otra muy diferente hacerlo por gusto". Está de más decir que sus padres se volvieron locos ante tal noticia.
—¡Qué tontería! —Se quejó SeokJin y sujetó las manos de los otros dos, como para asegurarse que estaban a su lado y no se irían jamás—. Ya estaban grandecitos.
—¡Eso mismo fue con lo que apelaron en contra! —La mujer asintió y suspiró como signo de desaprobación, drama que encantó a los amigos—. Park JiMin era lo suficiente grande para contraer matrimonio con alguien de su clase social, como para seguir con sus jueguitos y berrinches contra la alta sociedad, el destino y, sobre todo, el "deber ser".
» Sus papás lo obligaron a comprometerse con una mujer encantadora de largos rizos rojizos y ojos verdes, la hija de los Baek. Era inteligente, amable y amaba los animales; no obstante, eso no satisfizo el interés del menor, mucho menos al enterarse del corazón herido de su amigo una vez descubrió el plan de su familia para apartarlo de su lado.
» Decidieron escaparse para irse muy lejos y vivir desde cero, tener una casita con un bello jardín y no tener que sufrir por lo que la gente esperaba de ellos. "Nos veremos en el lago de siempre al anochecer", esa fue la promesa; sin embargo, el plan fue descubierto por JiHyun, el hermano mayor de JiMin, así que decidió actuar por su cuenta.
» Fue a casa de los Jeon y les ofreció una alta cantidad de dinero a cambio de que JungKook dejara en paz a su hermanito y se marchara lejos, para que él pudiera hacer su vida como era debido y ellos no se "aprovecharan" de su "ingenuidad".
—¿Y aceptaron? —YoonGi preguntó. A pesar de ser muy pequeñito para comprender muchas de las palabras que dijo su madre, su voz tembló por la tristeza y coraje.
Su mamá volvió a suspirar y se quedó callada unos segundos.
—A veces, se debe de hacer lo que es mejor para uno —susurró. Ni siquiera el relámpago seguido por un fuerte trueno que hubo heló tanto a los corazones de los chicos, como esa declaración—. JungKook, en cambio, tenía un plan y aceptó.
—¡No! —Chilló Jin.
TaeHyung apretó su manita como respuesta.
La señora Min prosiguió:
—Se marchó esa misma noche y dejó esperando a su pobre amigo, mismo al que se le quebró el alma apenas descubrió semejante trato gracias a JiHyun al volver a casa. Dolido y sin manera de tener una respuesta, entró en una depresión por más de un año, misma que apenas y le daba fuerzas para salir de la cama para tomar aire fresco.
» Fue en invierno cuando accedió a seguir con el matrimonio con la señorita Baek al, por fin, creerse la supuesta idea del Jeon siendo un interesado en su dinero y no en su persona, ni en su amistad de tantos años. "¡Si eso fue suficiente para que me dejara, me alegro por su marcha!" Se repetía todas las veces en las que los recuerdos le hacían enojar, antes de llorar por su inexplicable desaparición.
» El dolor era tanto que, un día antes de la boda, mal abrigado, cegado por el alcohol y con el corazón herido en un puño, fue a la catedral en la que se llevaría a cabo la celebración y subió hasta la cúpula más alta. Desde ahí, vio una última vez el (para ese punto) lejano escenario en donde según vería a su otra mitad y dejó que el viento invernal chocara con su piel y despeinara su cabellera rubia antes de tomar una última calada de aire y lanzarse al vacío.
» Su muerte fue el causante del llanto de muchos, en especial por los Park, quienes aprendieron a las malas la lección... O eso dicen algunos porque otros comentan que, desde entonces, la pesadilla para la clase baja del pueblo comenzó y borraron por completo el nombre de Park JiMin del árbol genealógico como símbolo de aberración por su traición.
—¡Eso es muy injusto! —Yoonie lloró y le dio un codazo a su hermano—. ¡Dijiste que me gustaría, eres un gran mentiroso!
—¿Y qué le pasó a JungKook? ¿Supo la muerte de su amigo? ¿Cuál era el plan?
—Es lo mismo que Tae preguntó la primera vez —rio la mujer, quien se acercó a limpiar las lágrimas de su hijito—. Se dice que su plan era invertir el dinero que le dio JiHyun y asentarse en una ciudad a varias horas, donde desconocieran del poder de los Park, dispuesto en volverse el sustento de ambos y ser digno de su amistad.
» Cuando volvió para cumplir con su tarea y más dinero en sus bolsillos, un mes después del fallecimiento de JiMin, su desesperación fue tanta que terminó por ahogarse en aquel lago que fue testigo de sus promesas e incontables encuentros por años.
» Ahora sus pocas pinturas están expuestas en el museo del centro, como muestra de su unión.
—¡Pudo haberle avisado o escrito una carta!
—Los analfabetos no saben leer ni escribir, Yoonie —explicó TaeHyung, que todavía sobaba la zona que golpeó el menor.
—¿Y por qué dijiste que hay fantasmas en la historia? —Quiso averiguar Jin.
—Diles, mamá. ¡Diles! —Pidió él con los ojos brillantes.
—Desde sus muertes —la madre se puso de pie y se acercó a besar las frentes de los tres—, se han visto los espíritus de ambos rondando a las afueras de la iglesia y del lago, respectivamente. Algunos agregan que los han atacado si pasan por ahí con sus parejas, agarrados de las manos, lo cual no logro comprender aún.
—¿¡En serio!?
Ella asintió y se encaminó a la salida.
—O al menos eso es lo que la gente cuenta...
Su susurro se vio silenciado por el rechinar de la puerta de la habitación.
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En la actualidad
Durante el mes de diciembre, en la cafetería de la universidad, un SeokJin de veintiún años se encontraba sumergido en su libro de "Teorías de la Comunicación" para estar preparado para la exposición que daría en su siguiente clase, cuando un apurado y muy animado TaeHyung apareció desde detrás suyo.
Ambos decidieron adelantar materias durante vacaciones para tener el siguiente semestre menos pesado, por lo que muy pocos estudiantes se encontraban en el plantel.
—¡Jinnie! —Saludó y casi vierte su café en las hojas de su amigo, ahora con el cabello teñido de rosa—. No sabes la gran idea que se me acaba de ocurrir, mientras hablaba con HoSeok... Ya sabes, nuestro compañero que conocimos en la conferencia de bienvenida para el nuevo rector y que tiene un "sexto sentido".
—Claro que sé quién es —entrecerró los ojos hacia el castaño y comenzó a guardar en su mochila sus apuntes y libros para evitar un accidente—. ¿Qué está pasándote por la cabeza, aparte de una posible mala idea?
—¡Una! ¡Solo he tenido una mala idea en toda mi vida! —Se quejó—. No necesitas recordármela, como si no la tuviera muy presente... ¡Sin mencionar que fue hace dos semanas!
—Viniste en falda...
—Y eso te encantó, lo sé —interrumpió.
—¡Estando a bajo cero! ¡Pudiste enfermarte!
—Pero te gustó, ¿o no? —Insistió y vio a Jin sonrojarse hasta las orejas, atontándolo por unos segundos—. Era tu regalo de cumpleaños. Sé de tu fetiche extraño con los muslos y los míos son muy lindos.
—En tus sueños —murmuró y cerró el zipper de su mochila—. ¿Y bien?
—¿Recuerdas la historia que le pedía a mamá que nos contara en casi todas nuestras pijamadas? —Preguntó y se ganó un asentimiento por parte del contrario—. Estaba hablando de eso con Hobie y me dijo: "oye, ¿y si eran pareja y no amigos? Se oye muy gay todo lo que me cuentas, amigo". Y yo le dije: "¡no puede ser, es cierto! No puedo creer que mi radar gay no haya unido los puntos antes".
—No son más que historias que forman parte de nuestra cultura, Tae...
—¡Claro que no! —Se negó al instante—. Si es una leyenda, ¿por qué existen las pinturas de JungKook?
—Estudiamos mercadotecnia ¿y todavía lo preguntas, TaeHyung? —Jin suspiró, indispuesto a participar en la locura de su mejor amigo—. Para vender, ¿para qué más?
—¿Me estás diciendo que querían elevar el valor de obras de un desconocido que murió hace casi dos siglos y, aparte, era pobre? Pudieron dejarlas en el olvido y, en cambio, ¡alguien logró exponerlas!
YoonGi, quien ingresó a la casi vacía cafetería con su cabello negro azabache bien peinado y abrigado por completo, fue la señal para que los dos se pusieran de pie y comenzaran a caminar en dirección al estudiante de artes.
Él decidió tomar cursos de inglés extras ese invierno para sacar una mejor calificación en la repetición de su examen de lengua extranjera, al igual que comenzar a aprender mandarín y español.
—¿Cuál es el punto de esta conversación? —Quiso saber el teñido al saludar al menor con un beso en la mejilla.
—¡Quiero investigar qué tan cierta y qué tan falsa es esa historia, así que necesito su ayuda!
—¿¡Qué!?
Oh, pobre Yoonie, apenas llegó y lo arrastraron en la locura de su hermano.
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