Capítulo XXXVI: Preparativos antes de la Gran Ofensiva (Parte II)
Capítulo XXXVI: Preparativos antes de la Gran Ofensiva (Parte II)
Pasaron por el Centro de Sarajevo, las reconstrucciones se estaban llevando a cabo, se podían oír los gritos de varios prisioneros de guerra que se habían traído desde Asia Central tras la caída de Israel en Medio Oriente. Los azotes no paraban y muchos de ellos, provenientes de América Latina, sucumbieron a las gélidas temperaturas y la falta de comida, llevando a que se desplomaran contra el suelo. Los que aún tenían fuerzas, caían pero un Capataz iba y los golpeaba con su látigo, llevando a que se pusiera de pie. En el caso de que no acataran las órdenes, les apuntaban a la cabeza.
- Les doy otra orden nueva, Camaradas.- Se dirigió Reina a ellos.- Los "Ustachas" vigilarán a los prisioneros en la reconstrucción. Todo aquel que no trabaje, se ejecutarán de 10 a 30 personas.- Encargó esa misión, llevando a que aquellas personas se acercaran y junto a "Los Tigres de Arkan" se instalaron allí, formando varios "Puestos de Avanzada" para evitar que cualquiera intentara fugarse.- Y para dejarlo enserio, se hará una demostración.- Sentenció y un Comandante de los "Ustachas" separó a 30 personas, entre los gritos de sus familias, todos ellos jóvenes, hijos, quienes fueron puestos de rodilla y les apuntaron a la cabeza.
- ¿Qué se siente ver cómo su tan amada "Democracia, Amor, Progreso" y demás basura barata arden en las llamas, mugrosos?.- Preguntó Alexander a ellos pero ninguno dijo nada.- Eliminen a estas mierdas. Nunca aprenderán, para cuando lleguemos a sus países, no les tendremos piedad ni a sus descendientes.- Prometió.- Voy a gozar un montón viendo a los políticos de Argentina yacer muertos a mis pies y sus hijos siendo enviados al frente como "Carne de Cañón". Dicen que el fracaso de los padres son sus vástagos que, en muchas ocasiones, no salen como esperaban.- Sentención burla y de ahí vino la descarga de fusilería, cayendo los cuerpos contra el suelo y la sangre que se fue extendiendo contra el piso.
La risa de aquel Bosnio era gélida, fría, despiadada, disfrutaba de ver aquellas muertes. No había parado de ordenar ejecuciones desde que volvieron. La muerte de aquellos Mercenarios solo había sido una pequeña parte del placer que obtuvo, ahora quería más, deseaba ver más sangre derramada pero Reina, por su parte, a pesar de que había ordenado esas nuevas formaciones y cambios, la joven permanecía callada en aquellos momentos, como si estuviera distraída, alejada de la Realidad misma.
- Mi Reina.- Oyó una voz y allí se encontraba un muchacho de cabello negro, cejas finas, ojos oscuros y vestido de negro, portando el uniforme de las "33* División de Granaderos SS Voluntarios Charlemagne". Se detuvo, entrechocó los talones y presentó sus respetos.-
- ¿Y este chico? ¿Quién eres?.- Preguntó Alexander, girándose hacia el peli negro.
- Recién llegados: SS-ObersturmbannFührer William Dunbar. Venimos de Francia con mis Camaradas.- Presentó a los suyos, una enorme columna de tropas, entre Soldados, Suboficiales, Oficiales y Comandantes con sus familias.- Oímos su mensaje que lanzaron desde las ruinas de Tel'avid. Queremos unirnos a la guerra.
- Tranquilo, Alex. Yo ya los había invitado y habrán más en llegar.- Le detuvo Reina.- Me alegra saber de que en Francia todavía hay un espíritu Patriota frente a la escoria Progre y Multiculturalista. Bien, muy bien.- Observó a cada uno de los presentes.- No todos son basura, pero cuando se deja un libertinaje, se destruye el orden y permiten el caos, entonces es cuando los jóvenes deben arreglar lo que sus padres y abuelos no pudieron por culpa de los políticos que votaron. Bienvenidos a bordo, Camaradas de Francia, Hermanos e Hijos de Vercingétorix.- Saludó y de ahí William se volteó para dirigir una orden en su lengua natal.
Todos los que le acompañaban emitieron un grito de batalla, mientras que enarbolaron las banderas e insignias, así como también iniciaron con la quema de símbolos progresistas hasta que no quedaron ni las cenizas.
- Y vendrán muchos más desde Francia, Suiza, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos e incluso de la Europa Nórdica. Queremos recuperar la Gloria de Europa, un orden, acabar con la desgracia y sobre todo con los culpables que denigraron a nuestros países ante la basura extremista. No todos los inmigrantes son malos pero aquellos que vienen, únicamente, para cometer atrocidades, es entonces donde hay que acabar con ellos y dejar, únicamente, a los que no son escoria. Nuestro primer objetivo es Marsella y pedimos que nos dejen entrar allí para limpiar el camino.- Le explicó William, dejando sorprendidos a los presentes.
- Estamos preparando la "Gran Ofensiva", muchacho.- Habló Alexander.- Aún tenemos mucho que hacer antes de salir, por lo que deberán estar preparados. No será sencillo avanzar hacia el Oeste.
- No importa, estamos dispuestos a todo.- Repuso el peli negro.- Queremos hacerlo y ver nuestras banderas izadas en París sobre las ruinas y cadáveres de nuestros enemigos.
- Entonces los tomo bajo nuestro mando.- Avisó la peli celeste.- Vayan reportándose al Cuartel General, si tienen heridos, que los manden al hospital. Mis Oficiales se harán cargo de ustedes.- Prometió y de ahí éste se giró hacia donde estaban los suyos, hablándoles en francés.
Todos acataron sus palabras, saludaron a la manera militar y partieron para dicho edificio ubicado en el Centro de Sarajevo. Mientras que las columnas de tropas avanzaban, Reina los miró, cerró los ojos y suspiró para sus adentros, sabiendo muy bien lo que tenía que hacer en esos momentos. Tomó la mano de Alexander, éste se sorprendió y la miró a los ojos.
- Ven, hay algo que quiero mostrarte.- Pidió.- Es...Es importante que lo veas.
No dijo nada, la acompañó hasta las afueras del Este de la urbe capitalina, encontrándose allí un viejo cobertizo de madera, ya en un avanzado estado de descomposición al haber visto muchos Inviernos, Veranos, lluvias y demás Elementos que afectaron, lentamente, su estructura. Reina abrió la puerta y encendió un interruptor. La Luz invadió el recinto, no era de esas lamparitas sin un protector, sino de que, para asombro de Alexander, era de los más recientes, de calidad fría, blanca. Las Sombras quedaron atrás, Reina se arrodilló y levantó una puerta de madera que estaba adherida al piso, revelando ser una trampilla que conducía hacia un sótano.
- ¿Qué...Qué es esto?.- Preguntó el Bosnio con asombro pero ella se quedó quieta, de pie ante el descanso de las escaleras y le tomó de las manos.-
Se dirigieron hacia el interior, el lugar ya estaba iluminado y contenía una serie de estantes con provisiones, una cama e incluso su propio generador que alimentaba y brindaba de Electricidad al sótano. Las paredes estaban bien cuidadas a pesar del aspecto que daba el cobertizo. Toda una auténtica fachada para el más asombro de los planes, incluso uno podría considerarlo como el lugar ideal para refugiarse durante el "Apocalipsis Zombie".
En el suelo habían varios objetos tirados, en ellos una botella vacía que Reina tomó.
- ¿Sabes qué es esto?.- Preguntó pero él negó con la cabeza.
- No sé por qué me has traído aquí; Amor, si tenemos que preparar la "Gran Ofensiva". Estamos perdiendo tiempo valioso.- Recalcó el muchacho, encogiéndose de hombros, por lo que ella suspiró nuevamente.
- Ya me lo temía. Ha...Ha pasado tanto tiempo que...ya te lo habrás olvidado.- Remarcó la joven, mientras que iba hacia él y le tomaba de las manos.- Alex, ¿no lo recuerdas? ¿Acaso te olvidaste de aquella vez en la que una persona, vestida como el "Asesino del Zodiaco", te salvó de esos hijos de puta albaneses y kosovares?.- Preguntó y al hacer contacto con sus manos, el joven tuvo esos recuerdos: Las palizas, burlas, desprecio, escupitajos, la "Pera o Bolsa de Boxeo" de esa gente que no paraba de atacarlo por ser Eslavo. Aún cuando se defendiera, siempre terminaba herido hasta que llegó ese "Salvador".
Recordó el momento en el que el primero de ellos cayó muerto, con la garganta cercenada, luego vino otro con un tiro en la cabeza y así sucesivamente, todos eliminados por esa misteriosa persona que había salvado su vida.
- Ahora que lo dices...Yo...Yo tengo recuerdos...Recuerdos de quién fue pero nunca pude ver su cara o saber si era hombre o mujer.- Dijo con asombro.
- Esa persona era yo, Alex.- La revelación, el modo en que lo dijo, la forma y la expresión en sus palabras calaron hondo en su ser. ¿Cómo podía ser verdad?. Sé que no me creerás pero allí, sobre esa pared, está el atuendo que llevé conmigo, hasta las armas.- Mostró lo que había puesto, como si fuera la Armadura de un Caballero que esperaba la vuelta para ser llamado a las armas o partir a la próxima "Cruzada". Comenzó a sentir un temblor en todo su cuerpo, el aire se volvía denso, pesado, gélido, mucho más bajo, casi al nivel de la Antártida o Siberia. Respiraba hondo pero sentía que no le llegaba a los pulmones.- Y hay más, solo te pido que hagas memoria.
- Reina...Yo...Yo lo que recuerdo fue que...tras todo lo vivido en el Orfanato y mi adopción, tiempo después...alguien me había puesto un pañuelo empapado con Cloroformo y terminé en un sitio desconocido, donde no podía hacer nada pero una mujer me retuvo.- Comentó.-
- Bueno.- En ese momento, la joven dejó de hablar con seriedad y fue animándose.- Esa persona fui yo, aquella que te secuestro y te retuvo un tiempo en este lugar. Este es el sitio, Alex, el sitio donde perdiste tu virginidad conmigo.- Lo contó de una manera o forma tan natural que aquello fue como un quiebre en el espíritu del joven peli blanco-plateado. Sintió que Reina lo abrazaba por detrás y le susurraba al oído.- ¿Y sabes por qué lo hice?. Porque quería buscar al hombre ideal, alguien que estuviera tan roto por dentro, como yo, para, no solo convertirnos en los Amos del Mundo, sino también de que debía encontrar a mi "Alma Gemela". Tú lo fuiste y pensar que nunca creí que eso fuera a producirse, sin embargo, fue el destino que me atrajo hacia ti, igual que la Gravedad.- Añadió pero el corazón del Bosnio se había hecho pedazos, igual que un cristal al ser impactado por una piedra o una pelota con tanta fuerza que lleva a que sus restos se rieguen por doquier.- La vida misma es así, Alex: Tienes que seguir adelante. Lo que hice estuvo mal pero, a su vez, fue para guiarte y todo lo demás, es porque te amo. Desde el día en el que te vi, como aquel niño pequeño que sufría a manos de esas escorias, supe que, dentro de ese débil, había un hombre que pedía a gritos su libertad y yo te la concedí. El amor es raro, como una enfermedad, muchos Griegos pensaban que era un mal hasta que vieron lo equivocados que estaban. Tú, en cambio, has visto tanta desgracia que no sabes cómo has podido llegar hasta aquí, permaneciendo en pie, igual que un barco en medio de la tempestad.- Reina fue abrazándose más a su cuello, no lo quería soltar, ejercía presión.- Si lo piensas bien, fue la mejor decisión que pude haber tomado en toda mi vida por ti.- Concluyó y le besó el cuello pero él se la quitó de encima, de una manera violenta, arrojándola contra la cama.
Ella se agarró y quedó sorprendida por la fuerza que conservaba el joven. Sus ojos parecían brillar, entre la ira y las lágrimas, la respiración se hacía profunda y más cuando tenía esas imágenes en su cabeza, aquellas a las que había encerrado, de por vida, en su interior y que nunca más volverían a emerger, ella las había "convocado".
- Alex, ¿qué...?.- Preguntó Reina pero él desenfundó su Pistola Parabellum.
- ¿Qué hago? ¡¿Qué qué hago?! ¡¿Qué piensas que voy a hacer?! ¡Alejarme de ti, loca de mierda! ¡Eres una enferma mental!.- Exclamó, preso de la rabia, sintiendo que la Adrenalina que su cerebro inyectaba se convertía en una droga poderosa.
- No, te equivocas, yo no lo soy. Estoy 100% cuerda, solo déjame que...- Pidió pero él disparó contra el suelo, a pocos centímetros de sus pies.-
- ¡NO DES UN PASO MÁS O LA PRÓXIMA BALA SERÁ PARA TU CABEZA!.- Juró con rabia.- ¡¿Sabes lo que hiciste?! ¡Me arruinaste la vida, me violaste! ¡¿Te parece divertido?! ¡Lo dices de la misma forma que aquellos que se ríen de un hombre porque fui violado por una mujer, que le dicen "Qué suertudo eres" pero no es así...NO ES ASÍ, REINA!.- Aquello último lo dijo con una bronca, casi apretando los dientes que las palabras salían en una especie de siseo.- ¡QUE UN HOMBRE SEA VIOLADO, ES IGUAL DE HORRIBLE COMO LE PASA A LAS MUJERES! ¡Y TÚ LO DICES DE UNA FORMA TAN "NATURAL" QUE HASTA ME DAN GANAS DE VOMITAR!.- Estaba fuera de sí, quería llorar pero la ira se lo impedía.-
- Déjame que te lo explique, ¿sí?.- Pidió Reina, esta vez teniendo cuidado de no provocarlo con un avance hacia donde estaba.- Me quedaré aquí, ¿de acuerdo?. Todo va a estar bien.
- No, no lo va a estar: Tú misma condenaste la "Gran Ofensiva" porque querías revelarme esta atrocidad que me hiciste. Me haré cargo de ponerte bajo arresto. No quiero verte, te quiero lejos de mí.- Advirtió con seriedad y frialdad en su voz.- Loca de mierda. Debería haberlo sabido, desde que nos conocimos en ese Café de Tokyo, no había momento alguno por el cual dudara de ti pero me dejé engañar, igual que el Rey Odiseo de Ítaca al caer en las garras de la Hechicera Circe.- Apuntó, yéndose de allí pero, ni más bien le dio la espalda, Reina se le abalanzó encima suyo.
Ambos cayeron y rodaron contra el suelo. El joven le apuntó con la Parabellum pero ella extrajo su katana y quedaron a pocos centímetros de matarse el uno contra el otro.
- ¿Y qué crees que harás? ¿Tomar el mando tú solito? ¡Jajajajajaja, no me hagas reír! ¡Yo fui la que te "construyó" y que te convirtieras en un despiadado militar! ¡¿O acaso eres un llorón de la "Generación de Cristal"?! .- Preguntó Reina y le propinó un golpe contra el rostro. Se puso de pie y de ahí vino una patada contra el estómago.
- ¡ZORRA DE MIERDA! ¡HIJA DE RE MIL PUTA!.- Exclamó el joven, sacándose de la encima y al rodar por el suelo, ésta dio contra un viejo fonógrafo, quizás databa de principios del Año 1910, previo al "Hundimiento del HMS Titanic" y el estallido de la Primera Guerra Mundial. El golpe produjo, a continuación, que el disco comenzara a correr y a inundarse el sitio con una música que se fue expandiendo.
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- ¡Ja, ¿eso es todo lo que tienes?! ¡Unas simples palabritas que no me hirieren y unos golpes de niña! ¡Vamos, he peleado contra tipos más duros que tú!.- Se burló Reina.- Hicieron bien esos Mercenarios en matar a tu familia, lo mismo con esa puta de tu hermana mayor. ¿Qué pasó? ¿Tanto te quería y se quería casar contigo?. Terrible incestuosa ella.- Al decir eso, el Bosnio pegó un grito tan fuerte que reverberó por las paredes y cargó contra la peli celeste, agarrándola del cuello y estampando su cabeza contra el suelo.
- ¡NUNCA VUELVAS A HABLAR DE MI NATASHA! ¡ELLA ERA MIL VECES MEJOR QUE TÚ, VIOLADORA DE MIERDA! ¡LO MISMO VA CON MI FAMILIA, LOS TUYOS, SOBRE TODO TU MADRE, UNA FANÁTICA DE LOS "USTACHAS", MENOS MAL QUE LA MATARON COMO A TU PADRE!.- Exclamó, preso de la cólera.
Reina, al escuchar eso, le dirigió un puntapié en la espinilla, luego un golpe en estómago y el Bosnio cayó al suelo, de rodillas, agarrándose dicha zona por el dolor que le recorría.
- Vuelve a insultar a mi familia y acabo con tu vida aquí mismo.- Le amenazó.
- Hazlo entonces, si tienes los ovarios necesarios como para violarme, los deberás poseer para matarme.- Le espetó el joven, quedando cara a cara con ella.
- Sabes que nunca, en tu vida, podrás deshacerte de mí. Yo te amo, quizás en un "Modo Yandere" pero no en el estúpido cliché donde mataría a cualquiera que estuviera contigo. No, no, no, no, no.- Le corrigió y movió uno de sus dedos frente a la cara del joven. Ambos estaban ensangrentados, con heridas y cortes, jadeando del cansancio pero no dejaban de apuntarse, Alexander con su Parabellum y Reina con la katana. La habitación estaba hecha un desastre, con los estantes derribados por doquier, la cama deshecha y ellos completamente agotados pero no cedían en su guardia. Reina sonrió, malvadamente ante su "adversario".- Será mejor que te lo grabes en tu cabecita, Alex.- Advirtió con esa mezcla de frialdad y burla hacia él.-
- ¿Que no me voy a deshacer de ti? ¡Te borraré de cada uno de los registros y de mi mente inclusive!.- Juró y piso el suelo con fuerza, pateándolo como un "Jefe de Pista de Circo".- ¡Tú estás muerta para mí!.- Exclamó y se fue de allí, furioso, dejando a la otra allí pero, dándole la espalda, algo lo impulsó a que se volteara, como si un hálito gélido, igual que la Muerte que respirara a sus espaldas, estuviera allí, listo para asestar un golpe pero la joven no se movió.
Pronto, el sonido de sus pasos se fue distanciando hasta que, llegando al exterior, justo en el cobertizo, volvió a mirar hacia atrás pero nada.
Él no lo sabía pero, en aquel búnker, la peli celeste no estaba llorando, todo lo contrario, comenzó a sonreír malvadamente, mostrando esos dientes blancos y perfectos, mientras que podía sentir aquella sensación de temor a lo desconocido: Ella iba a conseguirlo, no importa cómo pero, tarde o temprano, él iba a ceder como un castillo de naipes.
Alexander salió de ese sitio y regresó para Sarajevo, en donde entró en el bar que servía en el Cuartel General, tomó asiento y pudo ver que, a pesar de ser la caída de la tarde, la llegada de Crepúsculo, muchos de los colegas de William se hallaban cenando, jugando a las cartas, viendo los partidos de fútbol de la Liga Francesa por la televisión, así como también otros bebían cerveza, deseándose buena suerte para la "Gran Ofensiva" que se aproximaba. Miró por varias partes hasta encontrar una mesa donde se hallaba aquel muchacho peli negro, leyendo un libro y resolviendo el Crucigrama del periódico de la ciudad.
- Oh, buenas tardes, Herr SS-ObersturmFührer.- Saludó William, haciendo a un lado la silla que tenía enfrente para que Alexander se sentara. Lo notó raro, no respondió, no se notaba enérgico como antes, sino más bien agotado y cansado, furioso.- Oiga, ¿le pasa algo?.- Preguntó pero el joven se llevó las manos a la cara.
- Nada, no es nada, Willy.- Habló él con ese diminutivo para el francés pero éste alzó una ceja, siendo observado por el Bosnio.- No es nada, ¿sí?. Solo...Solo estoy cansado. Por eso vine a cenar aquí.
- Qué raro. Sus Oficiales decían que siempre lo hace con la Señorita Reina Yagami.- Indagó éste pero solo recibió una gélida mirada por parte de Alexander hasta que éste la bajó.
- ¿Te puedo preguntar una cosa?.- Dirigió su interrogante hacia éste.
- Adelante, no hay problema.- Respondió William, encogiéndose de hombros.
- ¿Alguna vez te has enamorado de alguien?.- Preguntó y eso sonó bastante fácil.
- Pues...sí, sí, sí, me enamoré de una chica, durante mis tiempos en la "Academia Kadic" pero...digamos que fue mejor quedar como simples amigos. Hay veces que el amor te puede ser favorable y las otras se convierte en tu peor enemigo. Créeme, es de lo peor.- Señaló él, relatándole lo vivido.- Es algo que no quisiera recordar, ya que, a pesar de que ahora estoy con otra chica, reabrir esas heridas son tan dolorosas porque, nosotros no lo vemos, pero al hacernos problemáticos con este sentimiento, no solo lastimamos a la persona que amamos, sino también a nuestro entorno y a nosotros mismos. Si te quedas con esa sensación, entonces allí es donde todo termina y no sabes cómo empezar.- Le explicó con aquella Filosofía suya, llevando a que Alexander respirara hondo y pidiera algo para cenar, al igual que para el nuevo proveniente de Francia.- Noto en tu rostro que no estás bien, ¿podrías decirme que pasa?. Yo no se lo diré a nadie.
- ¿Qué me pasa?. Podría decirte que, ir todo bien, a Reina se le ocurrió, como "mejor idea", contarme lo que me pasó años atrás, cuando era más joven.- Comenzó a relatarle aquella experiencia pasada.- La muy infeliz me secuestró, drogándome con Cloroformo y abusó de mí en un búnker de las afueras de la ciudad.- Relató y eso llevó a que, por un momento, William Dunbar se quedara pálido como un fantasma y de ahí volviera a su color normal.-
- Bueno...- Hizo una pausa, pidió tiempo pero eso no fue más que un empeoramiento de lo que estaba sugiriendo.-
- ¿Bueno qué? ¿Hay que dejar que ella se salga con la suya?.- Interrogó éste.- No estaba conectado conmigo mismo, me hallaba dentro de un frenesí nunca antes visto.
- Yo pienso que deberías solucionarlo con ella.- Opinó el joven con calma.
- ¡¿Solucionarlo con ella?! ¡¿Te volviste loco?! ¡A esa puta la quiero fuera de mi vida, no me importa si tengo que dirigir yo solo la "Gran Ofensiva" pero a ella la quiero fuera, desaparecida!.- Exclamó pero evitando llamar la atención de los otros parroquianos.
- Alexander, calma, ¿sí?.- Pidió William y pudo notar esa mirada gélida y asesina en sus ojos.- Por favor, tranquilízate. No puedes hablar así de una Oficial como lo eres tú. Solo siéntate, ¿de acuerdo?. Respira hondo y verás que las cosas se irán calmando. Lo que tienes que hacer, únicamente darte un tiempo. Solo eso.- Le propuso pero el Bosnio seguía bajo esa ira descomunal.
Una camarera llegó y depositó al comida a ambos. William fue el primero en empezar y de ahí vio que el Bosnio apenas comía. Lo notaba raro, después de su estallido de furia, pudo ver que miraba hacia ambos lados, como si intentara disimular de que nadie estaba observándolo.
- Oye, ¿me pasas la sal?.- Preguntó pero, al momento de ver a William, el peli blanco-plateado se horrorizó cuando vio a una Reina Yagami sentada frente a él, incluso usando su voz. Los ojos casi se le salen de las cuencas, estaba temblando del miedo y quedó pálido.- ¿Alexander?.- Le llamó y chasqueó los dedos, volviendo a la Realidad.
- ¿Eh? ¿Qué...?.- Preguntó el Bosnio empapado en sudor frío.
- Te pregunté si me pasabas la sal.- Señaló William el objeto que tenía a su derecha.
- ¿Cómo?. Oh, sí, sí: La Sal.- Aquí tienes.- Se la entregó y condimentó su comida.
- Por cierto, ¿cuándo crees que iniciará la "Gran Ofensiva"?.- Deseó saber el joven.
- Bueno, yo creo que, tarde o temprano, todo depende de las decisiones que tomemos nosotros y el "Alto Mando".- Dio su explicación pero, cuando estaba por beber su trago, sintió una fragancia tan familiar, un perfume que lo llevó a que se volteara y viera, otra vez, a la misma chica que conversaba con alguien.- No puede ser: La muy hija de puta me ha seguido.
- ¿Quién?.- William lo sacó de sus pensamientos.- Yo no veo a nadie, solo estamos tú y yo.
- No...Ella...Ella está aquí, lo presiento.- Temió el joven y tras cenar y pagar, se levantó para dirigirse al Cuartel General, quizás una noche de sueño le vendría bien.
Uno diría que, después de todo, solo era un mal momento que pasaría con irse a la cama pero Alexander no lo pudo reconocer aquello: En su viaje hacia el Cuartel General, el joven podía sentir pasos, risas y la voz de aquella chica, quien lo estaba volviendo loco a más no poder. Juraba ver su sombra atrás suyo, que alguien lo agarraba por detrás, lo tiraba contra una pared y quería besarlo. ¿Acaso deliraba? ¿Estaba con alguna "Fiebre Tropical" y no se había dado cuenta?. Rogaba a todos los Dioses que eso no fuera cierto, sin embargo, al llegar hasta su habitación, otra vez esos pasos que iban hacia él, por lo que desenfundó su Pistola Parabellum y apuntó para protegerse de cualquier peligro.
- ¡Quien sea el que me esté jodiendo, que la pare ya o le meto un tiro!.- Exclamó a todo pulmón.- ¡NO VOY CON BROMAS!.-
- Me alegra de que supieras eso, Alex.- Oyó esa voz y al voltearse, lentamente, aterrorizado, pudo ver esos ojos que brillaban en la Oscuridad del pasillo, azul gélido y esa sonrisa malvada en su rostro.
https://youtu.be/5PGeJn4aIqg
- Dime: ¿Qué se siente el haber caído bajo mi influjo, eh?.- Preguntó, yendo hacia él, mientras que éste le apuntaba con su arma.- ¿Crees que eso te hará sentir mejor?. No, no lo es: No puedes quitarte de mí lo que yo llevo: Tú eres mío y de nadie más. No existe forma alguna que me detenga o que me logres eliminar. Estaré siempre rondando a tu lado, como una Súcubo, tentándote, poniéndote contra las cuerdas. Por eso no puedes dejar de lado tus pensamientos sobre mí.- Se fue acercando hasta cerrarle el paso.- Y créeme: Nunca, en toda tu vida, querrás ver a una Reina enfurecida, porque ni el propio Mariscal Tito te salvará.- Finalizó y pronto quedó frente a él, teniéndolo donde quería.
[Menudo capítulo cargado de emociones y vaivenes. ¿Qué les deparará a ellos?. Por cierto, el personaje de William Dunbar pertenece a la serie "Code Lyoko" (derechos reservados para sus autores, empresa y país).
Mando saludos y agradecimientos para shadowbellatrix y los demás seguidores. Cuídense, Camaradas y buen Sábado de mi parte.].
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