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UN NUEVO MUNDO

                                                                             ARIA

Hogar es aquello donde los miedos no existen.

DÍA 1

Mi mirada se abre por momentos ante su confesión.

"¿Estoy... ante un príncipe?" Me pregunto sin creer todavía a quien tenía justo delante, esta situación me desconcierta impidiendo que la asimile con claridad.

-Hijo del rey del fuego...- digo en un hilo de voz casi inaudible, nunca había oído hablar de alguien como él.

-¿Ocurre algo?- pregunta al ver mi expresión de duda y sorpresa.

Todo aquí suena irreal, desde los lugares que mencionan hasta las propias personas.

Pero eso solo me da curiosidad por descubrir más, aunque tenga mucho miedo por conocer toda esta realidad, sigue esa voz en mi interior repitiéndome  que siga indagando.

- ¿Has dicho rey del fuego?- le miró frunciendo ligeramente el ceño.

- ¿Cómo es eso posible?- durante unos segundos, demasiados largos a mi parecer, se queda mirándome como si no supiera que contestar.

- ¿Cómo que como es eso posible?- Eiden arquea una ceja, casi como si mi pregunta le hubiera dañado el orgullo.

- ¿Tan fuerte fue tu golpe para poder olvidar algo tan evidente? - frunce el ceño esta vez él con un gesto de preocupación.

Sigo sin poder asimilar lo que me acaba de decir, alimentando mi creciente desconfianza hacia ellos.

Me veo recubierta de vendajes y trato también de entender como en unas simples horas han conseguido curar y cerrar todas las heridas de mi cuerpo, todo comienza a ser muy extraño.

Mi cuerpo me pide que huya, que no confíe en él, sin embargo mi mente curiosa hace todo lo contrario, parece incluso rogarme que me quede, como si algo estuviera esperando mi llegada.

-Yo no estoy entendiendo nada- le miro angustiada mientras niego nerviosamente con la cabeza.

- No entiendo quiénes sois, como me habéis curado ni qué clase de lugar es este. - su mirada cambia, mostrando ahora confusión, aumentando más aún mi preocupación.

- Tú estabas en el bosque Rosewood, ¿cierto?- Me pilla por sorpresa dicha pregunta, haciendo que varios recuerdos, bastantes espantosos, volvieran a mi mente.

Aquel bosque frondoso de árboles tan altos que parecían no tener fin, hierbas por doquier, causantes de varias reacciones, pájaros negros como el carbón graznando desde las sombras, gritos desde lo más profundo de este tratando de atraparme y animales corriendo despavoridos, por un momento tengo la sensación de haber vivido una pesadilla en la realidad.

-Si- digo secamente - al menos eso creo- paso mi mano sudorosa por mi pelo despeinándolo.

- Conoces nuestro bosque- trata de tranquilizarme - eso significa que de donde vinieras no estaba muy lejos...- mira por la ventana.

Hay un momento de silencio entre ambos, ninguno parece entender esta situación tan surrealista.

- Yo... yo simplemente buscaba ser libre- digo finalmente rompiendo el silencio, pero con miedo de que aquella afirmación pudiera romperme a mí todavía más.

Su mirada denota compasión, creando una atmosfera más cálida entre ambos, aunque distante todavía.

- ¿Ser libre? - niega con la cabeza varias veces, como si le costase comprender el por qué de mi afirmación.

-No entiendo- admite sinceramente.

El viento golpeando contra la ventana, la madera de los muebles crujiendo, el fuego llameante del fondo y mi respiración comienzan a sobre estimularme ante dicha situación.

-¿Crees poder recordar algo más? Por pequeño e insignificante que sea.- trato de tranquilizar mi respiración para poder responderle.

-A mi padre...- susurro tristemente ante el vago recuerdo de su sonrisa.

-¿Qué es de él? - continua preguntando.

- La aldea... - mi miedo se intensifica al recordar ciertas personas con las que solíamos convivir.

-¿Hay algo malo en ella?...- sus preguntas comienzan a atosigarme.

Gente gritando, lanzas, fuego rodeándome y dejándome sin oxígeno, humo y más humo por momentos, mi visión era cada vez más escasa y mis pies ya presentaban varias heridas, y la agonía de un padre tratando de mantener con vida a su pequeña a toda costa.

-Para- suelto una pequeña arcada e instantáneamente poso mi mano sobre mi estómago.

-Perdona, puede que todo esté resulte muy violento para ti- una preocupación se instala en su mirada cristalina.

-No... no me acuerdo de nada más - el nudo de mi estómago parece cerrarse aún más.

-Tranquila- viene rápidamente hacia mi posición y me sujeta haciéndome parecer alguien tan desprotegida ante este mundo.

Apoyo mi cabeza sobre su hombro, estoy exhausta, prácticamente muerta en vida.

-Sé quién podría ayudarnos- me susurra en el oído con calma.

Me  inclino ligeramente hacia atrás para así poder verle la cara.

Mira , esta vez más notablemente, hacia todas las direcciones, como si quisiera deseara que alguien más estuviese con nosotros en este momento.

- ¡Xardon ! - grita sin apartar la mirada de mi.

Rápidamente las inmensas puertas se abren dando paso a un muchacho de más o menos mi edad vestido de guardia.

- Dime su majestad- Se inclina ante él con cortesía y respeto.

- Xardon llame a La Vieja Nerina - me mira por el rabillo del ojo.

- Y dile que venga a la torre de la llama azul lo antes posible- noto cierta urgencia en su voz.

Llevo tan solo unas horas con él y ya puedo percibir el amor y tranquilidad que transmite a su pueblo, con él me siento segura.

El guardia asiente y parece preocuparse por la orden que acaba de recibir.

Una vez finalizada su interacción el joven sale de la habitación como si no tuviera tiempo de pararse a hacer otras.

"Ten cuidado" Escucho decir a una voz.

-Nosotros te protegeremos- me afirma.

Nuestra charla  se ve interrumpida por otra, bastante acalorada, al otro lado de aquellas puertas.

-Déjame entrar- suena demandante y amenazante la voz.

-El príncipe ha prohibido cualquier entrada- responden automáticamente.

-Lo diré una vez más, déjame entrar- se vuelve a escuchar pero esta vez más alto.

-Denegado príncipe Zack-

"Zack" Noto un gran pálpito al escuchar su nombre.

-Tu mismo- un golpe seco nos alerta a ambos de que alguien iba a entrar.

Finalmente el joven de pelo rizado entra a la habitación con gesto despreocupado y quitándose lo que parece ser polvo de sus hombros.

-Perdonad mis modales- sonríe pícaramente - ¿se puede?- se sienta en la misma silla de antes.

Eiden se levanta exaltado.

-¿Qué haces aquí Zack? - aprieta los dientes.

-Lo mismo que tú- dice sentado sin ni siquiera mirarle - averiguar porque ella está aquí- me señala.

Le miro intrigada ante su actitud.

-No voy a permitir este desobediencia- le agarra de la camiseta casi levantándolo de su sitio.

Ahogo un grito al ver el cambio tan repentino de este.

-Ajá, muy bien Eiden- le aparta las manos bruscamente, sin mostrar emoción alguna- ya te has lucido un poco, ahora quédate tranquilito mientras conocemos nuestra situación actual- le mira de reojo.

La disputa de hermanos no pudo llegar a más ya que antes de que el rubio pudiera contraatacar a su hermano menor una mujer y el guardia de antes entran a la habitación cortando cualquier tipo acción.

Al lado de Xardon se encuentra una apuesta mujer bastante alta, castaña y de pelo ondulado.

"¿Esta se supone que es la vieja Nerina?"  Pienso al verla.

Imposible, aparenta perfectamente estar en sus treintas, lo que me hace dudar de dos cosas, una, o aquí la esperanza de vida no pasa de los veinte o dos, esta mujer se cuida demasiado bien.

-La chica...- me busca con la mirada nada más llegar.

- Nerina- Eiden se pone erguido mientras trata de peinarse - Muchas gracias por tu visi- le interrumpe bruscamente.

-Ahí estás- sonríe.

A paso ligero y silencioso comienza a acercarse a mí hasta el punto que pienso que se me va a subir encima.

Cuanto más se acerca peor presentimiento tengo ante todo lo que está pasando en este lugar.

Antes de que pudiera reaccionar de alguna manera me agarra con cierta sutileza las manos, las empieza a analizar detenidamente y creo poder ver a su alrededor una especie de neblina mientras lo hace.

Todos mantienen el aire mientras aquella mujer trata de indagar más allá de lo que ya sabemos.

Tras unos segundos suelta con ferocidad mis manos dando varios pasos hacia atrás.

-No...- pone angustiada su mano sobre la boca.

Todo el mundo parece detenerse ante su reacción, la tensión que nos rodea comienza a ser ya asfixiante y sus miradas sobre mi solo empeoran mi posición.

-¿Qué ocurre Nerina?- pregunta Eiden sujetándola de la espalda.

- Aria... este no es tu lugar- suelta finalmente provocando que se me corte la respiración totalmente.

Sus palabras cayeron sobre mí como una sentencia, trato de buscar alguna prueba que refute mi existencia, que demuestre que ella está equivocada, no obstante soy incapaz de hallarla.

- Tu llegada aquí no fue un accidente, los hilos del destino dibujaron el camino para atraerte hacia aquí-  aquella neblina se oscurece por momentos.

Mi cabeza comienza a dar vueltas fuertemente.

-Espera ¿qué?- ahora todos en la sala me miran extrañados y puede que incluso un poco aterrados.

- Claro que soy de este mundo, ¿a qué te refieres?- le miro desesperada.

- Tú no perteneces a este mundo- repite y nos mira a todos - Tú eres una simple mortal que debía acceder a él-

Las personas de mi alrededor comienzan a cuchichear sobre lo que está ocurriendo.

- ¿Y qué mundo es ese?- digo aterrada ante su confesión.

- Un mundo en el cual jamás sobrevivirías- noto como casi vuelvo a desmayarme ante la noticia.




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ACTUALIZADO

Espero que las actualizaciones os estén gustando :)

Nos vemos en el siguiente capítulo <33

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