CORRE POR TU VIDA
ARIA
El miedo suele ser relacionado con los cobardes, pero hay que ser muy valiente para afrontar aquello que tanto temes.
VIGÉSIMO SEGUNDO AÑO DEL REINADO DE KIAN, OTOÑO
Corro, corro tan rápido como mis piernas me permiten.
Noto como el aire que trato de respirar deja un paso helado en mi garganta y el como mis pulmones comienzan a arder debido al esfuerzo.
Mi cuerpo está magullado y lleno de heridas abiertas, sin embargo en este momento no puedo centrarme en el dolor, debo sobrevivir cueste lo que cueste.
Mi aguante parece empezar a llegar a su límite, haciendo que el miedo se intensifique al imaginar lo que puedan llegar a a hacer conmigo en el caso de consigan atraparme.
El bosque parece volverse más espeso con cada paso que doy y el viento parece susurrar entre las ramas como ecos del pasado que nunca llegaron a ser escuchados.
—¿A dónde voy?— pregunto desesperada.
Me obligo a parar en seco para así poder analizar con más detalle el lugar donde me encuentro, derecha e izquierda, giro una y otra vez la cabeza en busca de alguna salida.
Mi tiempo se agota, y con él mis oportunidades de salir con vida. Comienzo a escuchar a lo lejos el cómo se aproximan, cómo cada vez están más cerca de alcanzarme, viendo que solo me queda correr decido giro bruscamente hacia la izquierda y huir con las fuerzas que me quedan.
Sin embargo no podré llegar muy lejos pues ya noto mi desgaste físico, por más que quiera seguir corriendo, mi propio cuerpo se va frenando debido al agotamiento.
Lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas y mi respiración se agita todavía más.
"Qué alguien me salve por favor" pienso una y otra vez, pero nadie vendrá a hacerlo.
Giro esta vez a la derecha rápidamente, al hacerlo piso una rama y caigo bruscamente contra el suelo; intento levantarme, pero el dolor agonizante de las heridas me dificulta por momentos el movimiento.
Apoyo mi mano en las costillas con la idea de frenar el sangrado, evitar que todo esto pueda empeorar. Trato de coger todo el aire que me sea posible y relajarme todo lo que me sea posible.
Atisbo a lo lejos como se acercan con rapidez hacia mi, todo es tan caótico y doloroso que por un momento acepto mi destino, el morir.
-"¡Huye Aria! ¡Huye!!"- Escucho como me grita una voz interna repetidamente.
Me apoyo sobre una rodilla para así poder levantarme con más facilidad, aunque todo me esté sobrepasando no puedo permitir que este sea mi final, por lo menos no hoy.
Con la poca energía que le queda a mi cuerpo consigo erguirme.
-Vamos Aria...- me digo intentando dejar desapercibido el dolor agudo en mis costillas y pies.
Acelero poco a poco el paso provocando que la sangre empiece a brotar con más fuerza, pero no pienso dejar que eso me detenga, no otra vez, por lo que esta vez hago caso omiso y continuo sin mirar atrás.
Mis piernas ya no dan más de si, hace rato que pase mi límite y mi cuerpo lo nota, no podré seguir este paso por mucho más tiempo dejándome ante una sola opción, es buscar un sitio donde esconderme y reposa.
Trate de buscar a mi alrededor algún lugar que pueda pasar más desapercibido, pero por mucho que busque no dejo de estar en el mismo maldito bosque de árboles infinitos.
No tengo donde esconderme, no tengo donde refugiarme.
Mi sangrado, cada vez mayor y más rápido, deja a mi alrededor un rastro de manchas oscuras en la tierra, nublándose mi mente y dificultándome el proseguir.
No obstante, no paro.
bajo el ritmo progresivamente hasta que termino andando, apoyándome cada pocos pasos en algún árbol para coger un poco de aire y presionar las heridas.
Tras unos minutos caminando sin saber a donde voy, caigo por el mareo al suelo; si sigo así, voy a acabar desangrada, moriré aquí y nadie nunca conocerá el porqué de mi lucha. Todo habrá sido en vano; tantos años investigando para ayudar a las personas, tanto tiempo invertido en la escritura de mi libro, tanto trabajo para nada.
Me encuentro en el suelo agonizando, muriendo, perdiendo el poco tiempo que me queda, lamentando el no haber sido más valiente ante este mundo cruel y no haberme impuesto sobre él.
El no haber luchado más por conseguir mis objetivos, pero ya nada puedo hacer, el pasado ya está escrito y por mucho que yo quiera no puedo volver para poder cambiar la historia.
-Todo es mi culpa...- digo en un hilo de voz.
Mi cuerpo se deja caer con pesadez en el suelo, el mareo aumenta y mi cuerpo tiembla incontrolablemente.
Por segunda vez estoy a darlo todo por perdido, a olvidarme de la idea de tener una vida digna, de un final feliz.
Ante mis ojos un cumulo de polvo azul casi translucido deja ver tras su paso un camino de piedra.
"¿Qué es eso?" Posiblemente sea una alucinación por la gran perdida de sangre.
-"Aria es tu camino, síguelo"- Vuelve aquella voz interna a mi cabeza.
Al principio no me muevo ni un centímetro, temo que todo sea producto de mi mente, pero algo me dice que aquella voz no es fruto de mi estado, ni mucho menos era yo, así que como último acto de valentía trato de llegar a aquel camino de piedras brillantes, cueste lo que cueste.
Obligo a mi cuerpo a moverse, aunque fuera a gatas.
Paso a paso consigo llegar, la piedra del camino es fría y lisa provocando en mí un escalofrío, mis pies destrozados agradecen el que este camino no empeore las heridas.
Me adentro más y más en aquel misterioso sitio, dejando a mi paso una senda de dolor y sangre.
Cuando por fin logro llegar al final, lo único que se ve es un árbol inmenso con un grabado extraño en su tronco.
-Aquí estaré a salvo...- respiro con mayor dificultad que antes.
Tanteo mi mano por el robusto árbol, machándolo de sangre.
Creo ver como este absorbe dicha sangre pareciendo así que yo jamás lo hubiera tocado.
No obstante antes de que cualquier pensamiento pudiera cruzar mi mente, el suelo frío bajo mis pies desaparece repentinamente.
Mis gritos inundan el lugar y el terror mi cuerpo; mientras caigo hacia el vacío parece que el tiempo se para y que la sangre deja de correr por mis venas.
Tras varios segundos , los más largos de mi vida, termino cayendo sobre una seta rosa enorme, al hacerlo , escucho como la mayoría de mis huesos crujen ante el impacto seco, por lo que el aire sale completamente de mis pulmones.
—¡Aghh! —Grito ante tal dolor.
Alcanzo a levantar levemente la cabeza en busca del precipicio por donde se supone que acabo de caer, pero no hay nada, simplemente bosque.
Aunque este bosque es muy diferente al que me encontraba antes, tanto que se podría decir que no pertenece a este mundo.
Me bajo de la seta sintiendo varios huesos rotos.
"Que todo acabe ya por favor" Ruego.
Me encuentro en un bosque, eso no cabe duda, pero todo es tan extravagante y raro aquí, setas rosas enormes, flores de colores que nunca creí poder ver, hojas de árboles amarillas y naranjas, árboles en formas nunca vistas, y lo que más me impresiona de este mágico lugar es la especie de polvo azul celeste que parece que atrapa cada poro de tu cuerpo y te envuelve en un ambiente de irrealidad.
-¿Qué es este lugar...?-
Estoy tan fascinada sumergida en este mundo mágico que por un momento se me olvida el que estoy al borde de desfallecer, pero esta sensación no tarda en desaparecer para volver aquella tortura que llamo vivir.
Sin más energías termino por sentarme a la vera de uno de esos enormes árboles arrancando un trozo de mi falda para al menos intentar frenar la hemorragia.
Me miro el torso y puedo observar varias heridas provocadas por ataques, y algún que otro desgarre hecho con las ramas, los pies tienen ya heridas de tanto correr descalzo y mis manos están llenas de tierra y sangre; todo lo que me queda es esperar un milagro que me saque de este infierno.
Apoyo la cabeza en el árbol y cierro los ojos con la esperanza de que cuando los abra todo mi cuerpo estuviera recuperado y mi vida siguiera tal y como era hace unas semanas, pero por desgracia este es el mundo real, por lo que nada de eso va a ocurrir.
—¿Deberás merecía este final? —digo todavía con los ojos cerrados mientras presiono las heridas
—Tal vez este siempre estuvo escrito —suspiro entre sollozos
—Aún así hubiera seguido peleando por cambiarlo...- dejo caer miz brazos.
Durante unos segundos el silencio se apodera del lugar, el viento deja de soplar y siento que mi propia existencia jamás tuvo valor, o al menos yo nunca le atribuí alguno.
Tras esa calma pasajera vuelve la tormenta en la que me encontraba, el viento empieza a soplar de forma demasiado abrupta de un momento a otro, el bosque se sumerge en estruendosos ruidos de animales y el dolor se intensifica.
Los ruidos de animales son cada vez más cercanos, por lo que tengo la sensación de que voy a ser comida viva por un lobo.
Finalmente escucho pasos acercarse, sutiles y ligeros, pero aún así los escucho, sin embargo mi cuerpo ya se ha rendido ante el agotamiento, por lo que pienso aceptar todo lo que la vida me traiga, y si ahora mismo lo que me trae es un lobo hambriento pues bienvenido sea.
-¿Esto está muerto o vivo?- escucho de fondo decir a una voz masculina.
- Acércate y compruébalo- ordena esa voz
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ACTUALIZADO
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