Extra II
Nota de autora: Este extra no tiene nada que ver con los otros dos que prometí anteriormente, pero lo tenía escrito y no aguanté más el editarlo para publicarlo. Se ubica muchísimo antes de todos los hechos de la trama, cuando Lyn y Elyon eran muy jóvenes.
***
A Lyn le sorprendía lo acostumbrado que estaba a mirar a la distancia el jardín del palacio mientras sabía que Elyon debía estar hablándole como siempre sobre Galathéia. Eso no le ocasionaba nada muchas veces, pero gran parte del tiempo se moría de ganas de pedirle que tuviera un tema de conversación distinto, por más aburrido que fuera.
También, era consciente de que no podría hacer eso, por lo que solo se condenaba a limitarse a asentir y darle la razón, incluso cuando no la tenía.
No obstante, en aquella ocasión, valía la pena que el tema de conversación fuera la Dalia de Wölcenn, sobre todo después de que del último entrenamiento de vuelo en parejas, ella cayera sobre Elyon, y este pensara que no existía un momento más apropiado para solo impulsarse un poquito, y presionar sus labios sobre los de la chica. Así sin más. Por mero impulso, y casi sin explicación además del hecho.
En respuesta, Elyon recibió una fuerte bofetada, y aunque Galathéia se negó a hablarle, Azhryl había dicho que se puso a llorar mientras hablaba con Vega sobre el hecho.
Aunque todos fueron espectadores del hecho, Lyn sintió una pizca de lástima, tanto por su mejor amigo, como por Galathéia, pero pasó a tener ganas de reír, porque no podía creer que Elyon pudiera ser tan arriesgado en todo, y no precisamente por valentía, sino que no parecía terminar de entender qué había hecho mal.
Era un tonto, y eso le gustaba más.
—Ya no lo entiendo... ¿Crees que debería rendirme e intentarlo solamente con chicos?
Lyn apenas levantó la mirada hacia él con una seriedad aterradora, pero con verlo, le costaba más contener la risa, hasta que ambos rompieron en carcajadas.
—Tal vez, solo debes aprender a besar... —bromeó el pelirrojo.
—¿Cómo se supone que aprenda si ella no quiere ni verme? —reclamó Elyon, recostándose sobre su lado del umbral, y golpeando un poco su cabeza contra este.
—¿Te ayudo a practicar?
Lyn levantó una ceja al tiempo en que sonreía, y esperaba a que Elyon empezara a reír también. Sin embargo, su amigo lo miró con los ojos muy abiertos, como si de repente, encontrara la solución a todos sus problemas justo en frente de él, y la sonrisa se le borró a Lyn muy lento.
Evadió la mirada, y tragó saliva con dificultad. Estaba bromeando, no había manera de que Elyon se tomara en serio eso.
—¿De verdad me ayudarías?
«Maldita sea».
—Supongo que sí, yo también debería aprender...
«MALDITA SEA».
En cuanto Elyon se levantó de su lugar para llegar a él y arrodillarse justo entre sus piernas, Lyn retrocedió por instinto hasta pegarse contra la columna.
¿Debía decirle que solo había bromeado?
—¿Seguro que no te importa...? —Elyon elevó una ceja, confundido al ver la reacción de su amigo, hasta que puso expresión de sorpresa al creer entender a qué se debía—. ¿Es tu primer beso, verdad?
Más que nunca, las mejillas de Lyn hicieron juego con su cabello, aunque apenas se notaba.
—¿Eso importa? —preguntó enojado, tratando de ocultar la vergüenza.
—A Galathéia le importó mucho, al parecer. No quiero volver a repetir el mismo error... —admitió Elyon con un semblante de ingenuidad. Aunque no había sentido que fuera la gran cosa, le dolía que su compañera estuviese tan molesta con él por eso.
—A mí me da igual...
Mentira. Si todavía no había hecho nada por detener lo que estaba por ocurrir, se debía a que se trataba de Elyon, y por supuesto, quería que él fuera el primero. Jamás se imaginó llegar tan lejos, y no desaprovecharía esa oportunidad, incluso si no era en realidad como se esperaba que sucedieran las cosas.
Elyon tomó aire, como si estuviera preparándose también, y Lyn volvió a retroceder.
—¡Espera un poco, por favor!
Sacó de su cinto un puñal que guardaba, y lo sacó de su vaina para sostener la hoja en su mano izquierda. En cuestión de segundos, esta empezó a sangrar, y Elyon retrocedió, tan confundido como asustado.
—¿Qué estás haciendo...?
—¡Solo no quiero que hagamos un vínculo! —explicó, esperando que su amigo no abandonara la idea por eso. Además, no era gran cosa y podría sanarlo en cualquier momento.
—No iba a hacer un vínculo contigo, solo quiero aprender un poco... —murmuró, bajando la mirada al tiempo en que volvía a acercarse. Su mejor amigo a veces podía ser de lo más extraño, en un sentido un poco aterrador.
—No importa, me siento más seguro así —aseguró Lyn con seriedad, como si fuera algo que Elyon debía aceptar si quería su ayuda. Si descubría sus verdaderos sentimientos hacia él, estaría acabado.
—Como quieras...
Mientras Lyn aferraba su mano al filo de su daga, Elyon se acercó más hasta tocar su rostro con suavidad.
Esperaba que no se diera cuenta de que sentía hervir sus mejillas, además de que no tenía ni la menor idea de hacia dónde mirar.
¿Debía cerrar los ojos? ¿Verlo fijamente? ¿Voltear un poco y ver a las nubes hasta esperar que él llegara?
La opción más aceptable era bajar un poquito la mirada mientras se mantenía con una expresión de incomodidad, y a la vez, expectativa.
Elyon se detuvo de repente, mirándolo con seriedad.
—No quiero besarte a ti...
Lyn rodó los ojos. Ya lo sabía, pero de algún modo, se le hizo bastante cómico que su amigo se detuviera a último momento por eso.
—Solo imagina que soy Galathéia —pronunció otra de esas malas ideas disfrazadas de bromas, o lo que sea que fueran en realidad. Ni él mismo podía estar seguro.
—Está un poco difícil...
Lyn rio sin poder detenerse, hasta volver a ver los ojos azules de Elyon. No volvería a intentar convencerlo, y tal vez estaba mejor así, pero Elyon de repente tocó su mejilla y se acercó más, dejándole apenas tiempo de respirar.
—Tan solo no vayas a enamorarte de mí después de esto... —bromeó en voz bajita, y Lyn sonrió un poquito.
—Solo hazlo, tonto...
Y aun con aquel preámbulo, el beso le tomó por sorpresa, quitándole el poco aire que había tomado con anterioridad.
No importaba. Solo se dejó llevar, y por la manera en que Elyon tomaba mayor seguridad y fuerza en el beso, podría jurar que se estaba tomando en serio lo de usar su imaginación.
No lo estaba disfrutando tanto como imaginaba que lo haría, sobre todo porque no sabía si era correcto intentar corresponderle aunque sea para guiarlo un poco. Sin embargo, no quería detenerlo de que siguiera apretándose contra su cuerpo, y pegándolo más al umbral.
Su corazón latía a toda prisa, e instintivamente su mano apretó más la hoja del puñal, pero quizás lo que lo había hecho jadear con sorpresa y dolor, era el sentir a Elyon morder su labio inferior. Quizás no estaba aplicando tanta fuerza, pero el hecho de que su mejor amigo pudiera transformarse en un enorme tigre con colmillos muy afilados le hacía temer qué tan mal podría salir su idea.
Lo dejó seguir, acostumbrándose poco a poco a la sensación y al sabor de su propia sangre, pero habría preferido estar de acuerdo con ello un poco antes. Sin embargo, en el momento en que sintió la punta de su lengua probándolo también, no pudo evitar empujarlo con fuerza.
—¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¿Fue demasiado? —Elyon preguntó sorprendido por la forma tan abrupta en que Lyn lo había obligado a separarse.
—¿¡De verdad preguntas!? —reclamó el pelirrojo enfadado, soltando su puñal y gruñendo de dolor al sentir la herida tan abierta.
Su boca y su mano sangraban, y no se había sentido tan lindo como se suponía que debía ser un primer beso. Podía entender por qué Galathéia estaba tan enojada con su amigo, e incluso, sentía que de verdad le hacía un favor al haberla prevenido de una experiencia así.
—¡En ningún momento acordamos mordidas o lengua!
—En serio lo siento...
Elyon bajó la mirada al tiempo en que hacía un tierno puchero al que Lyn no se pudo resistir, y aceptó en sus adentros que había querido ese primer beso, por más desastroso que hubiera resultado.
Limpió su puñal con su pañuelo, y Elyon se precipitó enseguida para ayudarlo a levantarse.
—Ven conmigo, vamos a curar eso...
—No es necesario —quiso declinar Lyn, guardándose su brazo contra su cuerpo.
No obstante, Elyon lo ignoró, y lo tomó del otro brazo para casi arrastrarlo a una de las habitaciones del palacio, y Lyn solo pudo pensar «Así es él...», con un largo suspiro.
Fue más incómodo permitirle limpiar la herida con agua, y ladeó la cabeza para no verlo, aunque por instantes, no podía evitar mirar cómo su flequillo le cubría la mirada cuando agachaba la cabeza, y se veía tan concentrado, tan entregado siempre a todo lo que hacía.
Más que aquel estúpido beso, quería que ese fuera el momento que durara más. Anhelaba que cuidara así de él siempre.
—Sé honesto —pronunció el pelinegro, desconcertándolo—. En la escala del uno al diez, ¿qué tal estuve?
En realidad, Lyn quería olvidarse lo más pronto posible de que ese beso había ocurrido —quizás, porque le hacía sentir culpa la manera en que lo consiguió—, pero tras un suspiro cansino, se lo pensó bien.
—Tres de diez, y solo porque eres mi amigo —respondió con tono seco.
Mientras vendaba la herida, Elyon contuvo una risa incómoda. Se había preparado mentalmente para un seis, pero no para un tres.
—¿Crees que deba preguntar siempre antes de morder o...?
Lyn rodó los ojos. En serio era un tonto, pero demasiado lindo. Eso le ayudaba a que no perdiera la paciencia.
—No, pero depende mucho de la ocasión, creo... —pensó, seguro de que tenía que sentir algo con verdadera intensidad para llegar a besar así—. Esta, en definitiva, no era la ocasión —remarcó.
—Lo siento...
Elyon supuso que su mejor amigo no se volvería a ofrecer a ayudarlo jamás, y lo respetaba.
—Gracias por la crítica constructiva, eres el mejor —sonrió al terminar su trabajo.
Lyn sabía que cada vez que él sonreía y dejaba notar sus hoyuelos, se convertía en su perdición. Con el estómago revolviéndosele, asintió, consciente de que estaba muy lejos de ser el mejor amigo.
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