Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¡Especial 100k! (Pt. 1)

Elyon de Wölcenn miró el pergamino que había desenrollado y que mostraba inequívocamente un mapa. Sin embargo, no tenía para nada el estilo de Wölcenn ni enseñaba ninguna isla que conociera de su reino.

En ese momento, estaba en el Palacio de la Isla Whily; Lyn le pidió unos informes de su anterior reina y solo los encontraría en su biblioteca. Tenía que agradecer que la Reina Talith fuera demasiado ordenada porque, de lo contrario, no habría encontrado lo que Lyn pedía de manera específica entre lo que podrían ser considerados siglos de archivos.

Sin embargo, al revisar el libro de informes, cayó el mapa que encontró, y todos los archivos señalaban importaciones de alimentos y artefactos que no recordaba haber visto o escuchado en Wölcenn.

Por supuesto, sabía lo que tenía que hacer con su hallazgo, pero había descubierto mucho y las dudas eran aún mayores, por lo que sentía que era injusto tener que compartirlo solo con Lyn.

En realidad, tuvo en mente a otra persona en cuanto vio el mapa, pero si se era honesto consigo mismo, casi siempre pasaba pensando en silencio en él, por lo que quizás, debía considerarlo solo una especie de reflejo.

Al volver al palacio real, vio a su rey junto a Kari, y discutió lo que había encontrado. Por lo menos, la curiosidad de Kari era lo bastante grande como para argumentar cada detalle del hallazgo y que le diera la razón.

Era claro que el mapa tenía el estilo propio de Wækas, y muchos de los productos mencionados en los informes pertenecían allí, pero eso solo les dejaba más dudas que respuestas.

¿Acaso ya había existido una alianza entre el Reino de las Nubes y el de las Olas mucho antes de que ocurriera el conflicto entre los Tres Reinos?

—Ay, no, ya conozco esa mirada... —murmuró Kari al ver a Lyn tan pensativo.

—¿De qué mirada hablas? —respondió este molesto, enarcando una ceja.

—De tu mirada de «usaré esto como excusa para viajar a Wækas cuanto antes y ver a su rey en privado, mientras le dejo todo mi trabajo y obligaciones a mis pobres y sobreexplotados guardianes».

Elyon llevó su mano para cubrir su boca en un intento de que no notara que rio por las palabras de Kari. Podía decir que había descrito muy bien la situación.

—Así que sobreexplotados. Ely, ¿tú también estás de acuerdo con eso?

También conocía esa mirada en Lyn, la que decía «si no dices lo que yo quiero oír, conocerás la verdadera sobreexplotación». Aunque seguían siendo mejores amigos, Lyn siempre lo trataba bastante igual que al resto de sus compañeros cuando se trataba de trabajo.

Normalmente no le habría importado, pero esperaba conseguir algo de tiempo para ver a alguien...

Rápido, negó con la cabeza.

—Me siento bien con mis actuales tareas...

Lyn le lanzó una sonrisa burlona a Kari, quien solo giró los ojos.

—Supongo que informar al Reino de Wækas de nuestro descubrimiento solo nos añadiría más trabajo...

—¡Yo nunca dije eso! Por supuesto que quiero saber de qué se trata esto, pero todos aquí sabemos que por más pequeña que sea cualquier diligencia que tengas con nuestros aliados, te desaparecerás por un montón de tiempo.

—No es sencillo mantener satisfecho al capitán para que la alianza siga en pie. Requiere de mucho tiempo y esfuerzo...

—¡Ay, cállate! —Kari cubrió su rostro con sus manos, sintiendo vergüenza—. Haz lo que quieras, igual eres el rey...

Para entonces, Lyn escribía una carta mientras ignoraba las quejas, y al terminar, selló el sobre y lo extendió hacia Elyon junto a la brújula de Marseus.

—No pienso descuidar mis tareas en esta ocasión, así que te pido que seas tú quien entregue el mapa y averigüe sobre las importaciones realizadas con el Rey Marseus. Solo si estás de acuerdo...

Para Lyn, no pasó nada desapercibido cómo el rostro de su mejor amigo se iluminó ante la petición. No había pasado casi toda su vida admirándolo en silencio como para no darse cuenta de algo que le emocionaba a profundidad, pero al poco tiempo, Elyon dejó de pensar en el mayor pro de su misión, y tomó en cuenta sus contras:

—No creo que le agrade mucho al Rey Marseus verme...

«Ni a casi nadie en la tripulación...»

Todavía aplazaba sus disculpas, y estaba seguro de que Lyn hacía exactamente lo mismo. Deseaba dejarle en claro a Marseus que no sería jamás un obstáculo en su relación con Lyn, pero pensaba que lo mejor era mantener la distancia.

—Para eso es la carta. —Lyn la mantuvo extendida y le miraba insistente.

Por supuesto que no desaprovecharía la oportunidad, y tomó la misiva.

—Prometo regresar lo antes posible para continuar con mis actividades pendientes.

—Eso no es necesario. Yo me encargaré, ya que algunos aquí piensan que no trabajo lo suficiente por el reino... —dijo Lyn sacudiendo su mano con desinterés.

—¡No fue eso lo que dije! —reclamó Kari, pero guardó silencio hasta que Elyon salió del salón—. Vas a encontrar la forma de salirte con la tuya, ¿no es así?

Lyn solo respondió con una sonrisita traviesa, antes de seguir revisando los archivos que necesitaba.

***

Durante el vuelo, Elyon usó la brújula que Lyn le había prestado para encontrar el Reino de Wækas.

No había pasado mucho tiempo cuando Marseus se la regaló a su rey con la intención de facilitar los encuentros entre ambos, y también como una muestra de confianza. Era consciente de lo preciado que era el objeto para su mejor amigo, por lo que debía cuidarlo con su vida.

No era solo aquello lo que le emocionaba tanto; en realidad, podía decirse que era una mezcla de tantas cosas, que quería apresurarse cuanto antes en llegar al reino de las olas, pero tampoco le exigiría de más a su garza. Pensó por un momento en usar un búho o lechuza, pero su garza podría sentirse reemplazada por no ser tan veloz, y pensó que lo mejor era ser paciente.

Al aterrizar al fin en el mirador de Wækas, su corazón se aceleró y de repente, todas las preguntas que ignoró durante el viaje, empezó a formularlas durante el camino al palacio.

Contuvo la respiración en un intento de detener a su corazón ansioso, preguntándose si era lo correcto entrar y esperar algo.

Quizás no se encontraba en ese momento. O tal vez, estaría ocupado. O en el peor de los casos, simplemente no querría verlo.

Tal vez, la herida sería menor si no mantenía ninguna expectativa, y en todo caso, no tendría por qué herirse. Apenas estaban saliendo, pero como era de esperarse, para él, eso significaba demasiado, y quizás, para Rygel no significaba más que un entretenimiento.

Pero eso ya estaba establecido. Él lo sabía.

Suspiró antes de entrar, y pidió la audiencia con el Rey Marseus.

Ya tenía anticipado que sería una reunión incómoda, y lo confirmó cuando estando frente a él en el salón principal del castillo, este lo miraba con desdén, como queriendo pedirle que se largara para que en su lugar apareciera alguien que sí le interesaba ver.

Pero no había nadie más. Solo él.

—Mis disculpas, su Majestad. Durante mis actividades descubrí información que puede ser de su interés, por lo que mi Rey pidió compartirla con usted cuanto antes...

Extrañado, Marseus recibió el mapa y varios de los informes de Wölcenn. Si bien la información podría ser interesante, todavía tenía la duda de por qué se la entregaba Elyon en lugar de Lyn.

Al descubrir el mapa, sus ojos se abrieron con sorpresa, reconociendo cada uno de sus trazos.

En definitiva, entendía lo extrañados que debían de estar en Wölcenn, y él también lo estaba. Solo podía ofrecer más dudas que respuestas.

—¿Realmente encontraste esto en Wölcenn?

Elyon asintió, mientras dejaba que Marseus explorara los informes con atención. Era cierto que algunos de los artefactos en Wölcenn tenían su origen en Wækas, pero siendo honesto, nunca le había parecido curioso al ser algo a lo que ya estaba acostumbrado, y además, pasaba más tiempo admirando al Rey de las Nubes, que a su reino en sí...

—¿De qué se trata, capitán? —inquirió Nashi al acercarse a él, no sin antes mirar con desconfianza a Elyon.

Marseus le entregó el mapa, y el primer oficial reaccionó con el mismo asombro.

—Esto es... —Quiso pronunciarlo, pero algo le decía que no terminarían de descifrar el misterio solo ellos dos—. Olvídalo, traeré a Rygel enseguida.

El capitán no alcanzó a responder, pero le parecía la decisión más acertada. Sin embargo, pudo notar que Elyon se veía un poco más pálido y nervioso desde que Nashi había salido, aunque supuso que se debía a que estaban a solas en el salón.

Al menos, eso le daba la oportunidad de preguntar algo que consideraba importante:

—Solo por si acaso... ¿Lyn está molesto conmigo? ¿O hay alguna razón por la que no quiso verme...?

Al instante, Elyon se precipitó negando con la cabeza.

—¡Nada de eso, su Majestad! Le prometo que Lyn siempre piensa con ansias en usted... —aseguró. Podía entender de manera personal la inseguridad que producía mantener algo a la distancia—. Pero de momento se encontraba bastante ocupado con sus obligaciones, y creo que si venía él, se habría demorado un poco más de lo debido...

Bueno, en eso Marseus podía darle la razón. Si Lyn estuviera allí, lo más seguro era que terminarían haciendo todo, menos investigar respecto al mapa.

Aun así, se sentía molesto.

—¿Qué sucede, cap? —Se escuchó en la entrada del palacio como eco la voz del cartógrafo, llegando junto al primer oficial. Sin embargo, al avanzar perdía las palabras con solo distinguir la silueta del guardia de Wölcenn pelinegro.

Empezó a cuestionar cada escenario posible que pudiera darle contexto a la situación, pero supuso que lo mejor sería disimular en lo posible, y esperar a que su capitán lo explicara todo.

—¿Un gatito nos visita? —inquirió con diversión, enarcando una ceja al mantenerse al lado del guardián.

—Pues no llegó con las manos vacías —explicó el capitán al entregarle el mapa.

Al revisarlo, y entre más lo miraba, Rygel podía entender por qué Nashi lo buscó con tanta urgencia.

—Definitivamente es de Deneb... —dijo al ver los trazos y reconocer al anterior guardián que le enseñó todo cuanto sabía de cartografía—. En realidad, este mapa a simple vista no señala ningún lugar en específico, es como una especie de trampa. Si me dejas revisarlo mejor, tal vez pueda darte una respuesta. Tengo un presentimiento...

Marseus ladeó la cabeza, otorgándole el permiso. Estaba de acuerdo en que el mapa escondía algo más, y según los informes que Elyon había mostrado, podía jurar que no solo el antiguo cartógrafo de la tripulación principal estaba detrás de ello, sino más bien, la persona que más había admirado en su vida, la Reina Bonnie.

Rygel aguardó en su lugar, a punto de pedir algo más a su capitán:

—Si el gatito ha sido quien lo encontró, lo justo es que me ayude a resolver esto...

—No seré yo quien lo retenga.

Elyon supo que era su turno de decir algo, pero tenía la mente en blanco y tardaba en reaccionar.

—¡Ah! Sí, claro. No tengo problema con ello —respondió entre titubeos, y acto seguido, Rygel lo jaló del brazo para llevárselo a través de la torre a uno de los salones con una amplia vista al océano a través de los vitrales.

Apenas cerró la puerta, el cartógrafo empujó al guardián contra esta para no dejarle escapatoria.

—Ely, tienes que contármelo todo ahora. ¿Cómo lo encontraste? ¿Se lo contaste todo a Marseus antes que a mí?

Estupefacto, Elyon contuvo la sonrisa antes de apartar sus manos con cuidado y cariño.

—Por supuesto que solo te lo contaría a ti. Si quieres escucharlo...

¡Ga-akhé! ¡Claro que quiero escucharlo! En serio no tienes idea de lo importante que es esto.

—Podrías decirme...

Rygel tomó la mano de Elyon para llevarlo a la mesa en medio de la sala, y se acercó a los estantes, revisando en uno de los cajones sus instrumentos cartográficos. Libretas, cuadrantes, astrolabios, brújulas y todo tipo de lápices quedaron regados alrededor, mientras el pirata buscaba una hoja en blanco y examinaba con precisión el mapa descubierto junto a otros mapas realizados.

—Ya te conté sobre la incursión de la Reina Bonnie. Aquello que lo inició... todo. Bueno, quien encontrara uno de sus nueve inventos, era elegible para convertirse en el nuevo capitán. Wayra encontró su catalejo, Leo mucho después de la incursión, encontró en este mismo castillo sus gafas de inventor, y Marseus...

Elyon sacó la brújula que Lyn le había prestado y la abrió.

Rygel asintió.

—Exacto. Y tienes en estos momentos el mapa que ella y Deneb crearon. Ely, ¡tú encontraste uno de los nueve artefactos de la Reina Bonnie!

Elyon podía entender el importante descubrimiento que había hecho, pero lo que lo hacía sonreír así era la forma en que lo llamaba.

Rygel lo sabía. Era consciente de que a Elyon no le molestaba nada ser llamado «gatito», y era especial porque solo él le decía así, pero se veía inmensamente feliz cuando le decía solo «Ely».

—Todos estos artefactos hacen distintas cosas. ¿Qué tipo de don puede hacer que las cosas... tengan dones? —preguntó el guardián, a lo que el cartógrafo sonrió.

—El don de mi anterior reina era la ingeniería mágica, o así le llamaba ella. Podía dar magia a los objetos que creaba, y siempre trató de crear cosas para engrandecer la nación, nunca se detenía. Marseus ha tratado de cuidar su legado tanto como ha podido...

La admiración que la tripulación tenía por su anterior capitana, era igual a la que los guardianes de Wölcenn sentían por la Reina Talith.

—¿Y cuál es el don de este mapa?

—Con este mapa es posible encontrar cualquier lugar. Entiendo que la Reina Bonnie lo haya escondido en un lugar tan imposible para todos nosotros; habría sido bastante sencillo encontrar el resto de los artefactos después.

A diferencia de la brújula que Lyn le había prestado, el mapa sería capaz de mostrar cualquier lugar deseado, incluso si nunca antes lo hubieran conocido.

—¿Cómo funciona?

—No tengo idea —admitió el cartógrafo con una amplia sonrisa, para confusión del guardián—. Lo sabría más rápido si llamara a Leo aquí, pero no haré eso.

—¿Ah? ¿Por qué no? —inquirió Elyon.

—Porque quiero estar contigo a solas. —Rygel disfrutó del momento en que vio al gatito quedarse sin palabras para responder, aunque sea con otra pregunta—. Descuida, podemos resolver esto los dos...

El pelinegro aceptó, tomando asiento frente a la mesa y revisando cada uno de los mapas dibujados en la libreta del cartógrafo, además de otros bocetos más arquitectónicos, tanto de la isla como de las embarcaciones. Por cada página que pasaba, no podía creer que el rubio fuera tan talentoso.

Este en cambio parecía gritar en sus adentros, mientras se obligaba a permitir que Elyon siguiera observando, porque si se tratara de alguien distinto, le habría arrancado la libreta de sus manos y la escondería.

Lo inevitable era sentir que con cada instante, sus mejillas ardían más, y había olvidado la peor parte...

En silencio, Elyon admiró uno de los últimos dibujos, y volteó el cuaderno hacia Rygel en busca de una explicación.

—¿Cuándo hiciste este?

Se trataba de un boceto muy exacto de él durmiendo tranquilo.

Rygel podía sentir toda su piel fría, y a su corazón detenerse por un instante.

«Alguien máteme, por favor...»

—La última vez, cuando te quedaste dormido... Duermes mucho, por cierto —respondió el rubio evitando los titubeos, pero ya no sabía cómo corresponderle.

—¿En serio soy yo? —sonrió el guardián mientras volvía a ver el dibujo.

En realidad, era un poco extraño verse a sí mismo en la hoja, y debía aceptar que era un dibujo muy bueno. Había mucho detalle, tanto en sus pestañas, como en la comisura de sus labios y sobre todo en los mechones de cabello blanco que caían sobre su nariz, confundiéndose entre el resto de cabello negro.

Se sentía muy lindo.

—¿Es así como tú me ves a mí...?

En un principio, Rygel no entendió la pregunta, por lo que solo asintió y de inmediato le quitó la libreta.

—Concentrémonos en el mapa mágico, por favor...

Elyon asintió, mirando el pergamino.

—¿Crees que funcione solo... pidiendo un deseo? —inquirió, llamando la atención del cartógrafo al considerar su idea—. ¿Y si intentas pensar en alguno de esos artefactos? ¿Cuál de todos es el que más te habría gustado encontrar?

—En realidad, encontraste justo el que yo quería —sonrió el pirata—. Pero hay muchos... Como el alfanje fantasma, que es capaz de atravesar cualquier superficie. O el cañón que solo dispara hacia naves enemigas y evita causar daños a naves aliadas. La Reina Bonnie también tenía una moneda de la suerte con la que siempre ganaba todas las apuestas...

—¿En verdad existe dicha espada? —preguntó asombrado el guardián respecto al alfanje. De existir algo así, no dudaría en cambiarlo por el mapa con Rygel.

Al instante, el rubio sonrió astuto.

—Claro que no, gatito tonto. Jugaba contigo... —rio, hasta pensarlo mejor—. ¡El astrolabio pirata!, no me importa el mapa, pero desearía encontrar ese tesoro con mi vida...

Al instante, se percató de cómo los trazos dibujados en el mapa se borraban, dejándolo vacío, y en su lugar, se dibujaban nuevas formas muy exactas y con un estilo muy elegante. A Rygel le costaba admitirlo, pero era un mapa muy hermoso; cuando se le pasara la envidia, trataría de convertirla en un catalizador para mejorar su trabajo.

Lo admiró perplejo, sin darse cuenta de que tenía que buscar el lugar que estaba señalando. En corto tiempo empezó a borrarse, alarmándolo.

—No, no, no...

Trató de buscar su cuaderno para bocetar lo más pronto posible, pero había sido muy tarde.

Inezhé-iza... —murmuró bajito, incrédulo.

Elyon colocó su mano sobre la de él, y le miró con insistencia.

—Intenta una vez más —lo animó.

Rygel asintió determinado, y sostuvo el mapa frente a él, pero no tardó en avergonzarse un poquito.

—¿Se supone que deba decirlo en voz alta? Ah, como sea... Deseo encontrar el astrolabio de la Reina Bonnie...

Una vez más, reapareció el anterior mapa, y Rygel supo que tenía que mantener su atención en el deseo para conseguir plasmarlo en su libreta a tiempo. No sería tan complicado si no sintiera la atenta mirada de Elyon sobre él, modificando todos sus deseos.

Pudo haberse molestado, pero en cambio, moría de curiosidad por ver cómo lo miraba, de saber que ese gesto tan adorable le pertenecía solo a él. El mapa empezó a deformarse...

—Por favor, deja de hacer eso o no podré contenerme...

El guardián estuvo a punto de disculparse por inercia, ¿pero de qué debía pedir disculpas?

—¿Hacer qué?

El cartógrafo soltó el lápiz, rindiéndose con el mapa. En ese momento lo que deseaba lo tenía justo al lado.

—Ser adorable —respondió mientras se acuclilló sobre el regazo del pelinegro y veía sus mejillas llenarse de rubor, y aun así, tan dispuesto a fingir ingenuidad.

—¿Crees que soy adorable? —insistió él de la manera más encantadora existente, que le provocaba besar sus labios hasta sofocarlo por completo.

—Es la única razón por la que lo estoy dejando pasar...

Y le bastó tomarlo del cuello para cumplir su deseo.

Incluso si era algo que Elyon había previsto en el momento, el contacto tan agresivo lo sorprendía, pero no tardó en dejarse llevar por él porque también lo ansiaba, y desde el principio quiso que eso sucediera.

Apretó su cintura, conteniendo un gruñido en el momento en que Rygel lo mordía, y recibió su lengua caliente dentro de su boca ansioso, correspondiéndole como si solo se tratara de un sueño en el que nada más debía importar.

Al menos hasta que el cartógrafo lo tomó de los hombros para apartarse de él, y volver a su lugar.

—Lo siento, tengo que concentrarme en esto... —dijo mientras llevaba su cabello hacia atrás con su mano y regresaba a su tarea como si nada hubiera pasado.

Elyon aún jadeaba y se sentía bastante acalorado, pero ni una sola palabra salía de su boca. Llevó la punta de sus dedos a sus labios, aún sintiendo la huella de cada beso y mordida, pero supuso que eso sería todo.

El problema era que más que ansias, había quedado con un poco de dolor, como si su relación solo se redujera a eso.

Por momentos pensaba que la mejor idea sería preguntar de qué se trataba todo lo que tenían, pero se callaba al pensar que la respuesta podría marcar un fin.

En el mismo silencio permaneció, pidiéndose pensar en cualquier otra cosa.

Cuando Rygel terminó de copiar el boceto, soltó su lápiz.

—¡Listo! Sé dónde encontrar el astrolabio —exclamó emocionado, y del mismo modo, Elyon sonrió tranquilo, compartiendo su felicidad.

No demoró en llevarlo de la muñeca de regreso al salón principal con Marseus, soltándolo antes de ingresar, pues tenían un secreto que mantener.

—Capitán, conseguimos descifrar el funcionamiento del mapa mágico y podemos encontrar la ubicación del resto de los artefactos de la Reina Bonnie. Tenemos el mapa correspondiente al astrolabio que creó, y me gustaría solicitar una incursión de búsqueda.

Lo pidió con firmeza, entregándole el mapa a su capitán para que lo revisara. Sabía que no se iba a negar, pero tenía idea de que Marseus tendría otros planes en mente:

—Aceptado, pero no partirás solo. Vendrás conmigo en el Tritón.

—¿Eh? ¿El resto partirá también?

—No todos, desde luego —suspiró el capitán mientras le devolvía el mapa—. Pero será una incursión muy grande para la que necesitaremos ayuda...

«Ay, no...», pensó Rygel, sabiendo perfectamente lo que eso significaba.

—Incluirá al Rey de Wölcenn... —murmuró sin una pizca de sorpresa, y por el gesto ladino de su capitán, notó lo mucho que le emocionaba aquello.

Se negaba a soportar esa tortura, o al menos, solo cedería si Marseus lo hacía también.

—No creo que deba recordarle que según las reglas de la búsqueda de la Reina Bonnie, cualquiera que encontrara uno de sus artefactos sería elegible para convertirse en el siguiente capitán. Cualquiera. —Hizo mayor énfasis con un tono desafiante y la seguridad de que tendría todo bajo control. Marseus entendía a lo que se estaba refiriendo, pues se le dibujó una pequeñísima mueca, y apenas se contenía de mirar con odio a Elyon—. Bueno, no creo que tenga sentido competir por el trono a este punto, pero en el caso de Leo, le dio un lugar con la primera guardia, por lo que sería justo hacer lo mismo. El gatito sería uno de nosotros, ¿no es divertido? Y él encontró el mapa en primer lugar, así que creo que lo justo es que sea parte de esta incursión.

Marseus no respondió en un largo tiempo, pero era evidente que no le gustaba nada la propuesta. Ese guardián podía ver a Lyn cuando quisiera, no quería soportar compartir al Rey de Wölcenn con él durante el viaje que había planeado.

Además, ¿cuál era el punto de Rygel de insistir en su presencia, además de hacerle la vida imposible?

Bueno, eso era suficiente punto, viniendo de él.

La respuesta personal era un no rotundo, pero como rey que respetaba todas las elecciones de su antecesora...

—¿No le asusta el mar? Escuché que los felinos podrían ahogarse con facilidad... —murmuró de manera intimidante hacia el guardián.

Aunque Elyon debía preparar muchas cosas antes de hacer un viaje —entre ellas, decirle a Lyn que de alguna forma había sido incluido en su viaje de luna miel, aunque intentaría no estorbar en lo absoluto—, quiso responder al desafío del Rey Marseus con la misma altura.

—Confío plenamente en la alianza que nos une, su Majestad.

Rygel sonrió ante su respuesta. En definitiva, lo adoraba.

—Le espero entonces —decidió el capitán sin poner más trabas.

Elyon asintió y lo reverenció en señal de despedida, pero Rygel no tardó en seguirlo hasta el mirador donde esperaba su garza.

Antes de que el guardián terminara de prepararla para el viaje, el cartógrafo tomó la palabra:

—Escucha, siento haber decidido todo eso por ti de repente...

Elyon esperó por un tiempo una excusa. Quizás algo como «lo hice para verte de nuevo»; habría sido suficiente.

Acabó asintiendo, como si no fuera nada.

—Descuida. Nos veremos pronto, entonces...

Estuvo a punto de subirse a la garza, pero su voz le detuvo, e inevitablemente, volteó con urgencia.

—¿Vas a despedirte así? —preguntó el rubio con una sonrisa socarrona, adorando la expresión confundida del guardián.

—No pensé que...

Pero Rygel ya estaba sosteniendo su ropa para impulsarse y besar sus labios con intensidad, y muy poco después se separó sin dejar de mirarlo, y rascó su barbilla.

—Me alegra mucho haberte visto. Ve con cuidado, gatito lindo.

Elyon subió al ave y se marchó de regreso a su reino, aunque fue su garza la que tomó todas las direcciones por sí sola, porque su jinete no reaccionaba en absoluto.

Lo único para lo que tenía mente en ese momento, era que se sentía como si ya hubiera caído muy profundo, como para siquiera pensar en que tenía escapatoria. Y aquello lo emocionaba y aterraba a partes iguales.

La verdad era que Rygel aún seguía conteniendo su emoción por la visita, incluso mucho después de que Elyon se fuera, pero cuando al fin la calma regresó a su pecho, le bastó dar vuelta para que su pulso volviera acelerarse ante la presencia de Hanaq —aunque por un instante, casi lo confundió con Wayra.

Ni siquiera tenía que leer sus señas para entender lo que quiso decirle.

Lo vi todo. 

*

*

*

HOLAAA 💖 Ha pasado un tiempo desde la última vez, así que espero que quede alguien por aquí, o esto será muy vergonzoso... 

Bueno, para empezar, creo que el título explica gran parte. No puedo creer que en pocos meses esta historia pasara de tener 50k a 100k, y de verdad que me hace feliz por todo el esfuerzo que puse en ella y el amor que le tengo. Siempre pienso en ella y todos sus personajes, y desde luego, en esta idea que no podía dejar escapar por más tiempo. 

Al principio, pensé que sería demasiado largo como para un solo capítulo, incluso para tres. La verdad es que este especial durará cinco partes que iré actualizando poco a poco. Otra cosa a comentar, es que es mi intento de porn with plot, así que queda la advertencia (?). 

También es cierto que prometí otros extras anteriormente, pero lo consulté muchísimas veces con mi almohada, y siento que son cosas demasiado importantes como para contar en extras, y que si me doy la oportunidad de editar esta historia, no dudaré en incluirlo de esa forma, para cerrar los cabos que quedaron sueltos. 

No quiero adelantarme tanto a hablar sobre la edición, porque es algo que planeo hacer a mitad del año, y desde luego, pondré la obra en borradores para editar mejor, pero creo que es mejor avisar desde ya ante cualquier cosa.Si se quedaron aquí, me alegra mucho tenerles de vuelta aunque sea por un ratito más, y si recién llegan, les doy gracias nuevamente por la oportunidad. 

Espero que les guste este especial 💖

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro