Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Remus Lupin I

Remus Jonh Lupin.
Habitaciones privadas del profesorado, Hogwarts.
10 de Septiembre de 1993.

La situación era extraña.

Durante mucho tiempo pensó que no había nada más cansado para el que despertar después de la luna llena, golpeado y con nuevos rasguños por todo el cuerpo, pero, en los (únicamente) dos días que llevaba en el colegio entendió que habían cansancios mucho peores. En su caso era el mental. Se sentía devastado en todos los aspectos posibles, maldita sea. No había logrado dormir más de dos horas al día, todo el tiempo pensaba en James, Lily y sobre todo en Harry, o, más bien en su ausencia.

Se sentía como un imbécil cobarde.  Sus amigos confiaron en que si ellos faltaban, el cuidaría y protegería a
su pequeño, pero por su miedo ni siquiera estuvo allí para llevarlo al callejón Diagon a conseguir su varita o a King cross para tomar el tren en su primer año. Sabía que ese había sido Hagrid. El guardabosques, de todas las personas que prometieron cuidar a Harry en el peor de los casos, fue el único que cumplió con su palabra, Remus recordó que incluso le había enviado una carta tres años antes pidiéndole fotos de los Potter. Leer que Harry no tenia ni una sola fotografía de sus padres le rompió el corazón en su momento, pero ahora era un señal tan clara como el agua de que algo no estaba bien al rededor del chico ¡¿Por qué demonios no lo cuestionó en ese momento?!.

"Imbécil, imbécil, imbécil"

Tambien vino a su mente el día en que recibió la lechuza de Dumbledore en su pequeña cabaña a las afueras de Essex. Al leerla sintió algo más que el frío invernal que calaba sus huesos desde esa maldita noche de Halloween hacia doce años; la alegría de poder ver de nuevo a su cachorro, incluso Monny, que todo ese tiempo estuvo aullando internamente por no ver a su cachorro, se regocijó ante la noticia. Aunque no le gustaba admitirlo, esa parte de el era estúpidamente social y necesitaba de la manada que había perdido por culpa de Black.

"Oh, no, desvía ese pensamiento, Remus" se reprendió ferozmente a si mismo, poniéndose a duras penas de pie. Debía admitir que las camas de los profesores eran bastante cómodas. A pesar de su emoción, ese día no tenia ganas de  levantarse a dar clases, afortunadamente era viernes y no había luna llena hasta el próximo mes.

Pero (por qué claro, siempre había un pero) ¿Qué derecho tenía el a esa comodidad cuando el paradero de Harry era desconocido?

Desde la noche del banquete de bienvenida el frío helado (solo que cien veces peor) era todo lo que sentía. Su cachorro no estaba a salvo, Monny se sentía furioso por eso. Gruñía y rasguñaba por dentro en protesta. Lo peor era que probablemente Harry nuca lo estuvo. Dumbledore mintió, Minerva sabía algo y no dijo nada, ni siquiera le envío una carta... pero sabía que no podía culparlos de todo, el tampoco hizo mucho por acercarse a Harry a pesar de saber dónde vivía.

Pero... Harry no podía estar muerto ¿Verdad? Las malditas protecciones seguían en pie según Dumbledore (aunque quería ahorcarlo cada vez que lo veía, al menos el y Monny estaban de acuerdo en algo).

Eso lo regresó a pensar en la noche del banquete, la lechuza, y lo que había escuchado de esos chicos, Granger y Weasley. Era una preocupación genuina de quién tenía las manos atadas. Sonaba tan dolorosamente similar a lo que el algún día tuvo con los merodeadores... no, no quería pensar en eso.

Pero claro, la suerte rara vez estaba de su lado en estos días.

Una lechuza marrón entró en su habitación. Traía un paquete gris que dejó en el regazo de Remus, luego voló a la perchera que todas las habitaciones del profesorado tenían.

-Supongo que estás esperando una respuesta. -Murmuró- hay golosinas y agua junto a la percha-. Señaló la mesita a un lado.

La lechuza ululó y el se concentró en el paquete. No tenia remitente, así que, por supuesto, lo primero que hizo fue lanzar un encantamiento revelador. Si estaba de alguna encantado lo sabría en un instante...

Nada.

Bien, las viejas costumbres de la guerra nos se iban fácilmente, que lo condenen si alguna vez omita hacer el hechizo y terminaba maldito.

Al romper el papel de la en voltura sus dedos se encontraron con una hoja de periódico, un artículo del profeta. Remus giró los ojos. Odiaba ese maldito diario, por eso no lo leía desde hacía casi diez años. Fijándose un poco más, notó que era un número de hacía unos meses, Artur Weasley se había ganado un premio, pero la foto tenía un círculo furiosamente dibujado al rededor de... ¿Una rata?

Una rata... aunque estaba en blanco y negro, se notaba que era gris.

Una rata a la que le faltaba un dedo...

-No. -Susurró firmemente, apretando el paquete como si fuera su cordura. -No, es una broma... el... el murió, Black lo...

Miró un segundo a la lechuza que seguía mirándolo fijamente.

Con la respiración entrecortada Remus sacó la hoja del periódico, lo que envolvía era un pergamino con elegante moño negro con el sello de los black en cera. Remus quería arrojarlo a la chimenea, pero... no, no podía. Increíblemente aún le daba el beneficio de la duda a Black.

Al abrir el pergamino, apareció un torrente de letras escritas por alguien que obviamente parecía no haber escrito en años, pero podía distinguir atisbos de la caligrafía sangre pura de Sirius.

Remus cerró los ojos y lo consideró un segundo ¿Debía hacerlo? ¿O ir con Dumbledore...? No, eso no. Si perdió al niño del que se supone era guardián ¿En qué más podía ser descuidado?.

Se armó de valor y comenzó a leer:

No, no es una broma.

Si, te conozco lo suficiente para saber que es lo primero que pensaste.

Oh, tan imbécil como siempre, Azkaban no le había quitado eso entonces.

Yo, Sirius Orión Black, juro por mi magia que todo lo que se lea en esta carta es la verdad.

Al instante de leer eso Remus sintió un tiron familiar en su magia; un juramento inquebrantable con el como testigo. No tenia idea de que se podía hacer mediante una carta, probablemente algún hechizo familiar de los Black.

Varios sentimientos contradictorios invadieron su mente; si se trataba de una trampa para cualquier cosa retorcida que su antiguo amigo estuviera planeando, entonces Black estaba arriesgando demasiado, pero por otro lado los mortifagos harían lo que fuera por su señor... aunque Sirius jamás fue de seguir reglas ni obedecer .

Sin querer pensar más las cosas continúo con la lectura.

Hola, Remus. Si aún estás leyendo esto te agradezco el voto de confianza, o que tú curiosidad innata siga ahí después de tantos años. Sea lo que sea ruego que lo extiendas un poco más.

Si, la rata de la foto es Colagusano.

No, no, no lo era.

La noche en qué Lily y James murieron lo acorralé en una calle mugle. El maldito bastardo se cortó un dedo (el meñique izquierdo, que también le falta a la rata en la foto) antes de hacer estallar todo.

No, eso no era posible, hubo testigos… testigos muggles hospitalizados, casi muertos.

¿Recuerdas que el perdió la punta de la oreja derecha durante el séptimo año? James bromeaba diciendo que era una herida de guerra.

¿Recuerdas que su cola era calva?

Se que lo haces. Te ruego que no intentes mentirte a ti mismo y me escuches, pero si en este punto aún piensas que de alguna forma alteré la imagen, puedes ir a la biblioteca a buscar el mismo periódico y comprobarlo tu mismo.

No tenías palabras. Sonaba incoherente, estupido y poco pensando como una mala broma. No era real. No podía serlo

Pero todo lo que decía en la carta lo veía en la foto.

-¡Tikki!-. Casi gritó. La elfina doméstica del castillo que le había asignado el director apareció en un segundo.

-¿Cómo puede asistir Tikki al Profesor Lupin?-. Preguntó la pequeña criatura, que le dió una mirada preocupada al verlo.

Remus le extendió el periódico.

-Tikki, necesito que vayas a la biblioteca, busques este mismo periódico y me traigas una copia, si Madame Pince te pregunta, dile que yo te he enviado... eh, no, mejor solo dile que te envío un profesor. -Madame Pince no tenia mucho aprecio por los merodeadores desde que explotaron una bomba de humo apestosa en tercer año.

-Si, profesor Lupin, Tikki hará eso-. Y con una reverencia la elfina desapareció.

Remus se levantó y de su cómoda sacó una barra de chocolate, por Merlin que la necesitaba y se sirvió un trago de Whisky de Fuego que le había regalado Hagrid por su llegada a la escuela. Si, era viernes y tenía clases, pero realmente deseaba un trago.

Diez minutos tortuosos tuvieron que pasar antes de que la elfina regresara con ambas hojas.

-Gracias Tikki, puedes regresar a la cocina -Dijo. La elfina hizo otra reverencia y se esfumó una vez más.

Al comparar las dos imágen no cabía duda; era la misma rata. Muy bien, eso no quería decir que fuera Peter ¿Verdad? Las ratas podían perder dedos y puntas de las orejas y tener la cola calva, eso no significaba que fueran animagos supuestamente muertos ¿No?. Pero ¿Cómo podría Black sortear un juramento inquebrantable? El no juró creer que ese era Peter, si no que ese era Peter, no había una laguna ahí, y por el largo contenido restante de la carta, podía asegurar que Black seguía vivo.

Retomó la carta desde el último punto.

Bien, conociéndote, creo que ya lo hiciste, (engreído de mierda, por supuesto que lo conocía) lo comprobaste. Ahora se que te preguntas como es posible; unos meses antes de Halloween, cuando tú estabas infiltrado en la manada de Greyback, Dumbledore sugirió el encantamiento Fidelio. Habíamos dejado de tener comunicación contigo durante meses, creímos que, bueno, habías cambiado de bando.

Remus tuvo que dejar de leer. Mentiría si dijera que no se sentía herido.

Ahora que hago memoria, fue Peter el que lo sugirió. ¡No estoy tratando de justificarnos! ¡Y se lo que estás pensando! No, James no murió pensando que eras un traidor. Lo juro. Horas antes el y yo hablamos, nos enteramos de la carta que enviaste a Dumbledore y Lily nos golpeó por tan siquiera considerar algo tan horrible. En fin, estoy divagando.

El día que Dumbledore lanzó el Fidelio, yo le sugerí a James cambiara de guardián del secreto sin decirle a nadie, ni siquiera al director. Pensaba que seria obvio y los mortifagos me perseguirán a mi, nadie pensaría en Peter, que en ese entonces nos habia dicho que estaba bien oculto. ¿Ahora lo entiendes? Si es mi culpa que James y Lily estén muertos y jamás me perdonaré por ello, pero Remus, yo NO LOS TRAICIONÉ.

Escúchame, y realmente te suplico que lo hagas:

Se que Harry desapareció. Por favor, siendo libre es la única manera en que puedo ayudarlo.

Si tienes dudas, busca el Mapa del Merodeador. Lo tiene Flitch en su oficina, quizás tengas problemas para abrirlo, porque ahora eres maestro (¿Cómo se eso? Te lo diré cuando nos veamos frente a frente).

Me despido por ahora, Remus. Si acaso estoy equivocado y esa rata no es Peter, yo mismo iré a entregarme a los dementores.

Pero como se que no lo estoy, nos veremos pronto, viejo amigo.

Te prometo que encontraremos al cachorro.

Remus se dejó caer lentamente contra una pared en la que ni siquiera había notado que estaba recargado. No quería creerlo, no podía. Sirius estaba diciendo la verdad entonces... entonces... era la segunda vez que ponía su fe en la persona equivocada. Casi quería soltar una carcajada histérica y golpear su cabeza contra la pared.

El reloj de la pared sonó, era hora de iniciar su día.

Remus lo pensó un segundo. Sabía quién era el chico de la fotografía. El hijo de Artur y Molly Weasley,  sobrino de los hermanos Prewett, Ronald, Ron. También conocía ya a los hermanos mayores que eran alborotadores, dignos sucesores de los merodeadores por lo que había escuchado, tendría que ser muy cuidadoso en abordar al chico sin alertar a Peter.

Bueno... no por nada el era la real mente maestra detrás de los merodeadores.

Con renovada energía se puso de pie y miró la lechuza que aún estaba en el perchero.

—En un minuto te daré la respuesta—. Murmuró y el ave ululó.

Tomó un pedazo de pergamino que tenía en la mesa y escribió dos líneas.

No puedo creer que aún te de el beneficio de la duda, perro pulgoso.

Att: Monny.

Ató el pedazo de pergamino a la pata del ave y miró como salía volando, esperaba no arrepentirse de su desición.

Entonces miró una foto de Lily, Harry y James en su tocador.

—Espero estar haciendo lo correcto.



Bueno, si entreeeeeee por eso público hoy, un regalo :3

Probablemente esto tenga algunos errores, prometo mañana lo reviso, pero casi no dormí hoy, así que adiós

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro