Tomó una botella de vino
Y dio un sorbo no muy fino,
Bajó por su boca un sinsabor
Y en su rostro se vio el amargor.

Su mirada estaba perdida
Trago tras trago en la bebida;
Del vino pasó al ron y a la cerveza
Y de su integridad ya no tenía certeza.

Se tambaleó paso a paso hasta la cocina
‎Y encendió la radio de la ezquina;
‎La canción de ella se escuchó
‎Alcanzó su foto y la rompió.

De rodillas cayó al suelo
Y llorando miro al cielo;
Recordó el brillo de las estrellas
Y se la imaginó entre ellas.

¿Qué sentido tenía continuar?
Si ella ya no iba a estar;
Solo se sumerge en el alcohol
Con la esperanza de no ver el sol.

Danzó con los ojos cerrados
Recordando eventos pasados;
Sintió la suavidad de su piel
Y la calidez de su cabello de miel.

Cuando los abrió a ella la vio
Mas al besarla se desvaneció,
Eran desvarios de su ebriedad
Junto a su enorme necesidad.

Cayó al suelo dormido
Ya era costumbre este recorrido,
Su partida lo volvió un ser despreciable
Un alma miserable.