Las manecillas del reloj han dado infinidad de vueltas sobre su eje. Tu vida, que gran vida has tenido. Llena de aventuras y desventuras, llenas de amores y desamores.
Pues la vida te ha dado tristezas y alegrías, mientras las piezas del viejo reloj danzaban. Vida, ¡Vida has tenido aún en tus peores momentos! Tus momentos llenos de luz en el tiempo.
Abuelo, tu que has caminado por las sendas del tiempo y la vida y has tocado con tus manos las estaciones del año, ya a tí el otoño te ha llegado.
La vida se te desprende como hojas secas, llevándose en el viento todos tus años.
La sabia de la vida desciende a las profundidades de la tierra, tu piel se marchita como las flores del campo.
Viejo, ¡Tu mi viejo! Te has vuelto encorvado y tus cabellos han perdido el brillo de tus años de mozo. Han llegado a tí tiempos donde mermas, tiempo donde tus días caen como hojas secas, pues se acerca ese tiempo de dolor y tormenta.
Pero mientras se cumplen todos tus últimos días quiero disfrutar a tu lado el fin de este verano. Mientras las hojas vuelan para adornar paisajes y anunciar que la sabia de los árboles ha migrado y el otoño de tus días se vislumbra en el horizonte.