Capitulo 25 .. El festejo del año.
Sábado, 5:50 PM.
Alma Velasco
La vida es una burbuja, la cual aumenta a medida que el planeta va girando y nosotros como seres humanos vamos fluyendo. Nos explota en la cara en el momento menos indicado, justo en ese instante, en el que no tenemos forma de detener el tiempo y cuidarnos de que nuestra bomba no estalle. La mía reventó, pero de la manera más injusta, algo producto de todas mis mentiras.
Tuve tanto tiempo para confesar la verdad, tantas oportunidades con él para aclararle quien en realidad soy, pero fue más la falta de valentía, la poca fe en mi misma que me detuvo. Ahora me subí a un viaje sin retorno porque no existe la manera de lograr devolver el tiempo, justo a ese día en el hospital, cuando me preguntó cuál era mi nombre, para responderle con el mayor de los orgullosos: —Soy Alma Velasco.
Tuve miedo de su reacción aquel día, de que me juzgara oh me señalará, pero ahora por fin logró entender que todo fue producto de mi imaginación, porque él decidió estar conmigo teniendo la certeza de que no era de su misma condición social, siguió buscándome después de ese día porque le interese como mujer, no porque le importe mi nombre realmente. Ahora la situación se torna peor, el resultado de mis mentiras ha salido costoso, porque para él soy una completa zorra que le come la polla a su hermano, al mismo tiempo que le como la suya.
En mi memoria están grabadas todas sus palabras humillantes: —¡Eres una maldita zorra que folla con millonarios!. ¡¿Qué quieres nuestro dinero?!.
¡¿Cómo se atrevió a decirme eso?!. La pasta es lo que menos me importa, en toda mi vida solo he tenido el amor de mi madre y el cariño de mi hermana, aunque la segunda mencionada se la ha pasado peleando conmigo... No me interesa tener más nada que ellas dos, porque el dinero nunca me ha hecho falta, porque nunca lo he tenido. Si en algún futuro llegó alcanzar mis sueños como arquitecta y mi condición social cambia, será por mi arduo esfuerzo, no por acostarme con ningún idiota adinerado.
Tengo tanta rabia en estos momentos.
Quisiera tenerlo de frente para mostrarle que ha humillado la persona equivocada, que no puede venir hablarme así y luego marcharse, dejándome votada a más de trescientos kilómetros lejos de casa. Sus palabras fueron crueles, más que en mi memoria están marcadas en mi corazón y serán difíciles de borrar: —Nunca tomaría en serio una mujer tan insignificante como tú, solo te buscaba para satisfacer mis ganas. ¿Pero qué crees?. Encontré una mejor que tú, porque cualquier zorra es mejor que tú.
¡Hijo de...!. Está claro que para Miguel Arango nunca signifique nada, me busco todas las veces que quiso hasta que se cansó, me lo dejó muy claro en el día de ayer, después de tener una tanda de sexo conmigo, que al parecer para él solo fue una simple follada como todas las demás. Tal vez si merezca que me grité todo el odio que siente ahora por mí, pero no soy una zorra y no me acuesto con su hermano, pero de algo si estoy segura... Soy mejor mujer que todas las que han pasado por su cama.
¡¿Qué se ha creído ese gilipollas?!. ¿Tal vez piensa que lo nuestro llegó a su fin y jamás volverá a verme?. ¿De seguro piensa que todo ha finalizado con sus palabras humillantes?... ¡Pues no!. Le voy a demostrar la mujer valiente que soy, esto no se puede quedar así. Yo tengo que limpiar mi honor.
Él me gusta y demasiado, lo peor de todo es que termine confesándoselo como idiota. ¿Cómo fue su reacción?. Ni siquiera tuve una maldita respuesta, pero me ha quedado bastante claro... Solo he sido una chica fácil, que he caído como boba.
Hasta descuide mis estudios por estar pendiente de él, he faltado a clases muchísimas veces, mi promedio está bajo y lo más probable es que pierda la beca, si eso sucede mis sueños de arquitecta se irán a la mierda y mi madre estará decepcionada de mí.
Recuerdo los planes que tenía cuando me gradué y recibí esa beca, todos los deseos que había en mí por estudiar, pero desde que puse mis pies sobre la universidad, conocí los Arango y él entró en mi vida, todo cambio. Ahora soy una completa mentirosa y estoy catalogada como una zorra.
—¡Maldición!. —exclamo de ira al mismo tiempo que impacto mis puños sobre mis piernas y obtengo la atención de mi acompañante, quién se encuentra a mi lado en el asiento del conductor.
—Tienes que intentar relajarte. De ese modo solo lograrás agobiarte aún más. —alega mientras conduce, con la vista puesta en la carretera.
—No puedo. —me siento triste, pero a la vez estoy enojada, porque no pude manejar toda esta situación y se me ha salido de las manos.
—Estamos cerca de una cafetería. ¿Quieres que me detenga por un café?. Eso ayuda. —las palabras de Leonardo, intentando ayudarme a lidiar con mis problemas.
Niego.
Leonardo es todo un encanto, en pocas horas paso por mí como se lo pedí, me rescató de donde el imbécil de su mejor amigo me dejó votada sin importarle si encontraba la forma de regresar a casa. ¿Quién tiene el corazón tan duro para hacer algo así?. Solo un troglodita como él.
Puse a Leonardo al tanto de cómo me trató su mejor amigo, de cómo me humilló y no espero explicaciones de mi parte, solo se marchó dejándome votada en esa playa, su respuesta fue: —Corres con suerte de que solo hiciera eso contigo, mi amigo tiene serios problemas mentales.
¡Le creo!. Es imposible contradecir una verdad como esa. Miguel Arango es un maldito cavernícola, por cierto, un cavernícola bastante sexy, con una mirada acorralarte que te eriza la piel, con unos labios tortuosos que humedecen bragas de solo sentirlos y con una polla de tamaño súper grande que te obliga a sentir la gloria de cada una de sus embestidas... ¡Sí!. He determinado que tiene serios problemas mentales, pero. ¿Qué hago pensando en esas cosas?. Lo nuestro ha llegado a su fin y con lo que estoy por hacer, será la sentencia de que jamás volveremos a estar juntos.
Llevo la mirada través de la ventana, observando como se pierden los árboles y que se está oscureciendo, a medida que nos vamos desplazando en dirección a mi casa... Siento una vibración dentro del bolsillo de mi pantalón, es el móvil. Llevo mi mano hasta él, lo extraigo y enciendo su pantalla para proceder a leer el nuevo mensaje que se visualiza en ella.
—Ya estoy en tu casa, espero por ti.
Es la respuesta de una de las personas que me ayudarán con mi plan de esta noche.
—¿Leonardo cuánto nos falta para llegar a casa?. —con mi pregunta, logro que mi acompañante aparte la mirada de la carretera por un momento, mire en mi dirección y su atención se enfoque en el móvil que sostengo en mis manos.
—Llegaremos en treinta. —regresa su mirada a la carretera—. ¿Estás segura de que tus planes para esta noche, son las mejores opciones?.
Su pregunta es una fuerte interrogante, porque todavía tengo la oportunidad de cancelar mis planes y olvidarme por completo de Miguel Arango, borrar de mi memoria todo lo sucedido, estoy segura de que me tomaría diez años aproximadamente superarlo... Pero no es tan fácil, las cosas no pueden quedarse así, tengo que limpiar mi honor, no puedo permitir que siga con la idea de que me acosté con su hermano, porque no soy una puta, mi madre me educó con grandes honores y jamás haría algo así, aunque Miguel fuera gemelo, oh tuviera un doble, oh si lo clonaran... Jamás haría algo como eso.
Tengo que enfrentarlo y demostrarle que si está acostumbrado a humillar a las mujeres después de meterlas a su cama, yo no estaba en esa lista, porque soy la mujer más excepcional que ha podido conocer.
—Sí, estoy segura. —afirmo—. Pisa el acelerador, llegaremos tarde a esa fiesta.
***
Atravieso el umbral de la puerta de mi hogar y percibo como Leonardo hace lo mismo detrás de mí, mientras mis ojos viajan hasta el sofá que yace en el centro de nuestra sala, encontrándome con la pelinegra de ojos verdes, se encuentra sentada de piernas cruzadas con la espalda inclinada en el asiento, en sus manos sostiene el móvil y su mirada tiene toda su atención puesta en la pantalla.
—Hasta que por fin llegas. —observo los movimientos de sus labios al hablar y los de sus dedos al teclear en el móvil—. ¿Para qué me pediste que viniera?.
La veo tan relajada sentada en el sofá, Justo en ese sofá viejo tenemos los mejores recuerdos de nuestra infancia, de cuando jugábamos a las muñecas casi todos los días, las mayorías de veces que nos reunimos siempre salía la conversación de que cuando fuéramos grandes seríamos inseparables, iríamos a la misma universidad, conoceríamos al hombre perfecto y tendríamos una boda doble, que una cuidaría de la otra durante el parto y hasta que nuestros hijos tendrían la obligación de convertirse en mejores amigos, pero... ya no la miro de la misma forma. ¿En dónde quedó mi mejor amiga?. Porque por más que la observó me convenzo de que esa no es la misma Laura del pasado.
Está nueva Laura es fría y cruel, no sé cuáles sean sus planes, pero de algo si estoy convencida y es que no le importará hacerme sufrir si para ella es necesario.
—¿Te quedarás mirándome toda la noche?. —su pregunta me trae de regreso a la realidad. Aparta la mirada del móvil posicionándola en mí por primera vez, la veo ponerse de pie y empezar a caminar en mi dirección, hasta quedar frente ami—. ¿Me pediste que viniera para ofrecerme unas disculpas por pegarme?.
—Aquí hay una sola persona que debe pedir disculpas y esa eres tú. —el verde de sus ojos se conectan con los míos, me taladran de una forma escalofriante, demostrándome que no tiene miedo—. ¿Tienes alguna idea del problema en el que estoy, por tu culpa?.
—Un momento. —la voz de Leonardo interviene, apartando nuestras miradas, logrando que mi oponente enfoque sus ojos en él—. ¿Tú eres Laura?.
Una media sonrisa se forma en la comisura de los labios de mi ex mejor amiga.
—¿Acaso estoy famosa?.
—Milan tenía razón. —responde el castaño—. Eres muy sexy.
¿Sexy?... ¿Qué tantas cosas le dijo Milan a Miguel sobre Laura?, oh sobre mí, porque después de todo el segundo mencionado piensa que soy ella.
—¿Milan?. ¿Qué está pasando?. —cuestiona Laura abordada por la confusión.
—Laura por tus estupideces, ahora Miguel cree que yo me estoy acostando con su hermano.
Observó cada unos de sus movimientos, lleva su mano derecha hasta la parte trasera de su cuello, ladea su cabeza de un lado a otro, mientras hace una mueca con el rostro, en un significado de que se encuentra abrumada.
—¿Por qué demonios se te ocurrió tener sexo con Milan?. España es bastante grande, está lleno de hombres apuestos. ¿Por qué él?. —me dedica una mirada de desprecio—. ¿Lo hiciste para hacerme daño?.
—¡La del problema eres tú, no soy yo!. —se dirige hasta mí e impacta su dedo índice sobre mi pecho una y otra vez—. ¡Tú robaste mi nombre, sin importarte las consecuencias!. ¡Cuando regrese a Madrid te dije que debías decir la verdad!. ¡¿Qué hiciste?!. —se aparta de mí con una sonrisa burlona en su rostro—. ¡Te fuiste a revocar con él a Francia!. ¡Ahora no te quejes y...
—¡¿Otra vez con la misma discusión?!. —el tono de voz fuerte de mi hermana menor detiene los gritos de Laura.
Ana viene en dirección desde nuestra habitación y se posa en nuestro campo de visión, mis ojos reparan su atuendo... Viste con unos jeans rasgados, combinados con un top de brillantes, el cual muestra el tatuaje de águila en su abdomen y en sus pies tiene unos botines negros. Nosotras compartimos clóset, tengo conocimiento de toda su ropa, al igual que ella de la mía y esa que trae puesta en esta noche nunca la había visto, se nota a leguas que es nueva y costosa. ¿De dónde la saco?. Observó su rostro y tiene puesto un fuerte maquillaje, el cual resalta sus labios, por tanto, labial. El pelo lo trae amarrado en una coleta, dejando visible más de diez piercing que adornan su oreja izquierda.
—¿Por qué estás vestida así?. —mi pregunta es con autoridad, soy la hermana mayor, tiene que darme explicaciones—. ¿De dónde sacaste esa ropa?.
Mis palabras se la lleva el viento... Porque de parte de Ana no recibo ninguna respuesta y hasta el momento percibo que no tiene planes de responder, porque tienes sus ojos fijos sobre Leonardo y para causar más tensión, él también tiene los ojos sobre ella... Los descarados están compartiendo miradas.
No los voy a juzgar, mi hermana es toda una diosa, sus piercing y tatuajes les dan un toque de morbo a su figura, es normal que un hombre posicione su mirada sobre ella. Al igual que Leonardo, ese castaño de piel blanca con ojos café, obliga a cualquier mujer a deleitarse con su figura por un largo rato. Una sonrisa se forma en mis labios, me gusta verlos así...
—¿Alma, este quien es?. —mi hermana rompe el hielo de la tensión con su pregunta, sin apartar la mirada del castaño.
Me resulta gracioso que estén compartiendo miradas sin ni siquiera disimularlo, hasta Laura tiene una sonrisa en su rostro por este momento entre ellos.
—Él es...
—Yo mismo puedo presentarme. —responde el castaño deteniendo mis palabras, camina varios pasos hasta quedar justo frente a ella y podemos ver cómo estira su mano, mientras una sonrisa adorna su rostro—. Mi nombre es Leonardo Novoa, pero puedes decirme Leo, muñeca.
El semblante del rostro de mi hermana cambia, mostrando desagrado por las palabras escuchadas.
—¿Acabas de decirme muñeca?. —su pregunta nos toma por sorpresa, pero lo que más nos impresiona, es ver cómo pasa por el lado de Leonardo encaminándose hasta la puerta, sin estrechar su mano o esperar una respuesta alguna.
—¡Ana!. —le grito—. ¡Regresa aquí!. ¡No seas mala educada!. ¡Ana vuelve...
Mi última oración quedó a medias, porque mi hermana se ha marchado sin mirar atrás, demostrándole a Leonardo que le cayó de lo peor.
¿Cómo se le ocurre tratar a mi acompañante así?. ¿Y a dónde va vestida de esa forma?. Así es mi hermana, un dolor de cabeza cuando desobedecer se trata... Aparto los pensamientos y preocupaciones sobre ella, regresando a mi memoria los planes que tengo para esta noche, los cuales pueden declarar mi sentencia, porque estoy por meterme en la boca del lobo.
Mis ojos viajan hasta el reloj que yace en la pared del centro de la sala... 6:30 PM. Es una alerta de que no puedo seguir perdiendo el tiempo, es momento de que ponga mis planes en marcha, porque he tomado una decisión y no existe la manera de que me arrepienta... voy a ir a esa fiesta.
—Es momento de que me vaya. —son las palabras de Laura, mientras camina hasta el sofá, toma su bolso y lo cuelga sobre su hombro—. Leonardo Novoa fue un placer conocerte.
—Tú no vas a ningún lado. —mi voz detienen sus planes de irse, fijando sus ojos en los míos, los cuales forman curiosidad.
—¿Disculpa?. —esa sonrisa vuelve aparecer en su rostro, pero con la diferencia de que esta vez muestra su dentadura.
¿Cuál es el chiste?... Por su culpa estoy en este problema, por ella Miguel ahora piensa que me acosté con su hermano, porque una amiga leal no haría lo que ella hizo, eso fue una traición... Ahora ella me ayudará a resolver esto.
—Lo que escuchaste, de aquí no te mueves. —camino varios pasos hasta posarme frente a su figura, quedando muy cerca de su rostro, mientras la observó con frialdad, demostrándole que no le temo y que le faltará mucho para destruirme—. Tú, únicamente tú. —impacto mi dedo sobre su pecho, justo como hace minutos lo hacía ella conmigo—. Serás la que me ayudara a resolver este problema, así que prepárate, porque esta noche saldremos de fiesta.
No responde, tampoco hace falta que lo haga, no le estoy poniendo opciones, le estoy dando una orden y si no cede soy capaz de arrastrarla por las greñas hasta esa fiesta.
Será una larga noche... Familia Arango, no se desesperen, que en menos de nada, Alma Velasco estará con ustedes.
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Sábado, 7:00 PM.
Narrador Omnisciente
Las familias millonarias se definen por el valor neto que poseen en sus cuentas, las mayorías tienen abundancia de bienes y un sin números de cosas valiosas e innecesarias, su principal fuente es crecer aún más, porque para ellos nunca es suficiente y su mayor preocupación es siempre mantener un alto nivel de estatus ante los demás, como lo es en el caso de los Arango. Esta familia es una de las más prestigiosas de España, solo los rodean personas exitosas y con el mismo objetivo de seguir creciendo al igual que ellos.
Todas las familias tienen un cabecilla que se encarga de mantener todo a flote, en el caso de los Arango, tenemos a la Sra. Verónica, la cual se mantiene firme haciendo su papel de buena madre oh como le llaman sus hijos, dictadora. Se encarga de plasmar reglas sobre todos los miembros de esta familia y pobre de quien la contradiga. Sus mayores preocupaciones son: el que dirán de los demás, mantenerse siempre en el nivel más alto de la taza económica todos los días, que sus hijos contraigan matrimonio con miembros de su mismo estatus económico y por cierto lo más importante... disfrutar de la mejor vida, gastar en lo más costoso y lujoso posible, aún sea innecesario, por ejemplo la gran fiesta de esta noche, es sumamente innecesaria.
Mia, la pequeña de esta familia, cumple sus veintidós años en el día de hoy, lo recomendable es que disfrute su día como toda adulta de esta edad lo haría... Una pequeña fiesta con sus amigos y familiares más cercanos, pizzas, alcohol, música de esas obscenas que las chicas como ellas disfrutan y agitan sus caderas en el centro de la pista, que bebiera de felicidad hasta embriagarse y al día siguiente se levantará con una cruda mural y con la gran interrogante dé. ¿Qué pasó anoche?... Pero en su caso será todo lo contrario, porque su madre la Sra. Victoria, alias la dictadora, se ha encargado de realizarle una gran fiesta de cumpleaños por todo lo alto.
Para ser sincero con ustedes... esto no parece una fiesta de cumpleaños por ningún lado que se le mire. Más bien se puede considerar como la alfombra roja de los premios Billboard oh de los Latín Grammy, pero. ¿Qué le pasa a esta señora?. ¿Por qué tanta exageración?. Todo esto se lo debemos al equipo de trabajo que está contrato a través de las redes sociales, el cual está constituido por veinticinco personas, ellos vinieron desde Atlanta, Estados Unidos para encargarse de la decoración de esta fiesta extravagante.
Debemos reconocer que este equipo de estadounidenses han hecho un excelente trabajo está noche, la decoración es inigualable... Todo se puede apreciar en color rojo y dorado, como por ejemplo las rosas rojas que adornan toda la mansión por todos sus alrededores, las altas luces que hacen un buen contraste con las alfombras doradas que cubre todo el suelo de este hogar, desde la entrada del jardín delantero hasta dentro del centro de la sala principal, donde acaba de iniciar la celebración con música clásica, se pueden apreciar a un costado de las escaleras principales el violinista, clarinetista y el pianista, los cuales están entre los setenta años y quienes con todo su entusiasmo ya empezaron a tocar su repertorio de música triste.
Esta fiesta cuenta con un gran equipo de trabajadores dispuesto a brindar el mejor de sus servicios, desde ya se pasean por todos los alrededores de la mansión, elegantes meseros que llevan en sus manos grandes bandejas con más de cinco copas sobre ellas, atienden esos invitados de prestigios que llegaron puntual y ya están disfrutando de esta velada.
Toda la prensa de Madrid está aquí, ellos también se las están jugando para tomar las mejores fotografías y que nos se les escapen ni un pequeño detalle para el periódico de mañana. La Sra. Verónica sí que se tomó en serio esta fiesta, ella busca cualquier pretexto para tirar un montón de dinero, porque la fila de los números del presupuesto de esta fiesta, causa escalofríos y nos puede provocar un ataque fulminante al corazón.
Por cierto. ¿De dónde conoce la Sra. Arango tantas personas?. Porque el aparcamiento de la mansión ya se encuentra lleno de vehículos lujosos y la noche apenas empieza... Solo esperemos que todos traigan regalos costosos, pero conociendo la organizadora de esta fiesta, de seguro escribió en la invitación: —Solo se te permite la entrada si traes contigo, un cheque con más de seis dígitos.
Hablando de los invitados... Justo ahora están haciendo su gran entrada en un Mercedes-Benz en color negro, los Ferrel. Se han estacionado en la misma entrada logrando alertar a la prensa con su llegada. Lucia Ferrel hace su aparición, saliendo de los asientos traseros, al mismo tiempo que la Sra. Andrea, su madre sale del asiento del copiloto y el Sr. Juan, su padre del lado del conductor. Los tres lucen sumamente elegantes para la ocasión, pero toda la atención se la lleva Lucia, cuando es abordada por la prensa tomándole un montón de fotografías como si fuese una estrella. Debemos reconocerlo, ella luce hermosa en esta noche. Ese vestido en color nude resalta su piel blanca, es sencillo, pero sus pequeños detalles hacen que luzca espectacular, como por ejemplo el escote de su espalda, el cual deja toda esa parte visible. Su cabellera roja la trae en una coleta perfecta, sin un solo flequillo fuera y el maquillaje profesional es el complemento perfecto para su atuendo.
Después de unos largos segundos, por fin la prensa termina su repertorio de fotografías con Lucia, dándole acceso para que se una junto a sus padres, esta se cuelga del brazo izquierdo de su padre, mientras su madre sostiene la mano derecha del señor y los tres emprendan camino hacia dentro de la mansión, demostrando lo que no son, una familia feliz.
¿Deben estarse preguntando dónde estará metida la dueña de esta fiesta?.
Mia Arango, nuestra cumpleañera y la ternura de esta familia, en momentos se encuentra en su habitación, bueno... En realidad está allí dentro desde las diez de la mañana, porque el segundo equipo que su madre contrato, la tienen abordada haciéndoles pruebas de maquillajes y los últimos arreglos de sus vestidos, sí vestidos, porque esta chica lucirá siete cambios en una sola noche. La Sra. Verónica se encargó de mandarle a perfeccionar siete vestidos con su diseñador personal, los siete están incrustados por piedras preciosas, algunos en telas marfil y otros en algodón. Cada uno de esos vestidos están validados en una fortuna.
Justo ahora, Mia está de pie frente a su tocador, mientras tres personas le terminan el peinado, otras dos se encargan del maquillaje, aparte de tres más que ajustan el hermoso vestido a su cuerpo. En una de sus manos, nuestra Mia sujeta el móvil, así ha permanecido todo el día, muy pendiente a los mensajes de textos que le escriben... y no son de felicitaciones por su cumpleaños.
Una vibración provoca un vuelco en el corazón de Mia, similar a cada uno de los anteriores que ha sentido cada vez que le llega un mensaje al móvil. Con lentitud lleva sus ojos a la pantalla del aparato y con una gran sensación de nervios lee el nuevo mensaje...
—Esta noche será inolvidable para la cumpleañera de esta fiesta.
Su corazón late fuera de lo normal, así se ha sentido todo el día. Mia no está feliz por su cumpleaños. En primer lugar, nunca pidió una fiesta tan exagera como está, segundo, ella odia la música clásica y tercero, el enmascarado que la persigue se la ha pasado enviándole mensajes acosadores desde la mañana.
El primero fue: —Feliz cumpleaños, a la perturbadora de mis sueños.
El segundo: —¡Qué disfrutes tu ridícula fiesta!.
El tercero, al medio día: —Contando las horas, para que empiece tu velada.
El que le sigue: —Me encantaría, regalarte un oral, como regalo de cumpleaños.
Luego: —Mejor te regalo sexo duro, porque ese coño virgen será mío.
Mia no ha respondido ninguno de los mensajes anteriores, solo los lee, pero no se atreve a responder. Lo más preocupante, es que no se ha atrevido a contarle a nadie sobre los acosos de este sicópata en su día de cumpleaños.
—¡¿Dónde está la cumpleañera más hermosa de esta mansión?!.
La exclamación de una voz masculina obtiene que la cumpleañera aparte la mirada del móvil y la lleve hasta el espejo del tocador, donde se refleja la figura de su hermano, quien sostiene una bola de pelo con cuatro patas en sus manos...
La preocupación de sus pensamientos desaparecen y se convierten en felicidad, aparta los estilistas de su lado con emoción y gira sobre su propio eje para observar mejor a su hermano mayor.
—¡No lo puedo creer!. —su fuerte voz, se escucha como ecos en la habitación.
Mia tiene los ojos fijos en el animal que sostiene Miguel Arango, es un American Bully, tipo Terrier, con los pelos en color marrón y en el centro de su pecho una mancha blanca, la mirada del pequeño transmite alegría y tiene una cinta roja de regalo envuelta en su cuello.
—¡Está hermoso!. —afirma Mia, con una sonrisa en sus labios, mientras sus ojos se llenan de lágrimas y sin poder contenerlas corren por sus mejillas.
Miguel camina en su dirección, hasta acortar el espacio, estira el pequeño animal y esta lo recibe con emoción mientras llora.
—Feliz cumpleaños hermanita. —este lleva su mano hasta la mejilla de Mia y la desliza por cada una, hasta limpiar las lágrimas—. No llores, es tu noche, debes estar feliz.
—Estoy llorando de felicidad, bobo. —sus brazos estrechan al pequeño contra su pecho—. Me acabas de conceder uno de mis sueños.
Mia siempre quiso un perro desde pequeña, pero no cualquiera, si no justo ese que sostiene entre sus brazos ahora, de esa misma raza y color, esos son sus favoritos desde que tuvo uso de razón, pero su deseo no había sido concedido porque su madre tiene prohibido traer animales dentro de la mansión... ¡Oh rayos!. ¿Qué opinará la jefa de este hogar, al enterarse de que han violado unas de sus reglas?.
—Mírame como el genio de la lámpara mágica, estoy para cumplir todos tus deseos. —alega Miguel, con una sonrisa entre sus labios.
Miguel Arango tiene el mismo genio de su madre, oh tal vez peor, pero a diferencia de ella, es débil con sus hermanos y mucho más con Mia. Este hombre no ha tenido un buen día hoy y sus pensamientos se encuentran abrumados por la chica de ojos avellanas, pero aun así intenta poner su mejor cara, para festejar el cumpleaños de su hermana.
—¿En serio?. —pregunta Mia con emoción—. ¿Podrías desaparecerme ahora y volverme aparecer cuando la fiesta haya terminado?.
—Muy gracioso. ¿Quieres que nuestra madre muera infartada?.
—¡Obvio que no!. —su respuesta es rápida—. ¿Puedes creer que mandó hacer siete vestidos solo para una noche?.
—No te quejes tanto. —responde, al mismo tiempo que sostiene al bully, apartándolo de los brazos de Mia—. Mírate, estás preciosa.
La última oración de Miguel estuvo al compás de sus ojos, cuando recorrieron a su hermana menor de pies a cabeza. Esta tiene puesto el primer vestido de la noche, es en color rojo pasión, el cual tiene la parte de arriba ajustada a sus pechos con un escote en el centro, cubre sus brazos por las mangas largas, mientras que la falda es abullonada y gracias al abierto desde el inicio de esta, deja visible su pierna completa y muestra los hermosos tacones dorados. Su pelo está peinado en ondas profundas que resaltan su rostro.
—Gracias. —responde y una sonrisa se dibuja en su rostro.
De repente, varios golpes se escuchan en la puerta, logrando que ambos dirijan su mirada hasta esa dirección y se encuentren con la rubia de ojos azules.
—¿Se puede?. —pregunta Yina desde el umbral de la puerta.
—¡Vaya, sí que estás hermosa!. —la reacción de Mia.
—Ese es el defecto de esta familia, todos somos hermosos. —secunda Miguel, agrandando su ego.
Mia ríe por el comentario, al igual que Yina, mientras la segunda mencionada camina hasta ellos con una carpeta en sus manos. Debo recalcar, que si luce hermosa. El vestido que trae puesto es del mismo color de sus ojos, azulado, de mangas largas y es totalmente ajustado al cuerpo. Su pelo está tejido en una trenza que cae sobre su hombro y en los pies tacones de color negro.
—Feliz cumpleaños, para mi prima favorita. —la rubia estira el brazo con el que sostiene la carpeta hacia la festejada, para que la reciba.
—¿Es mi regalo de cumpleaños?. —pregunta, con una sonrisa de oreja a oreja.
—Sí, supera el regalo de tu hermano. —responde Yina, mientras observa por unos largos segundos el pequeño de cuatro patas que sostiene Miguel.
—¿Compites conmigo?. Pierdes tu tiempo. —le responde, el hombre de mirada helada con una sonrisa.
—Es broma. —dice Yina—. Ese nuevo miembro de la familia es hermoso.
Mia termina de recibir la carpeta, sus ojos se concentran en leer con atención las líneas de arriba de la primera página, llenándola de confusión en el momento.
—¿Yina qué es esto?. —pregunta la cumpleañera sin apartar la mirada de la carpeta.
La rubia no responde, hasta Miguel se abruma por la confusión al ver el rostro de su hermana.
Los ojos de Mia se desplazan a las líneas centrales de la página, leyéndolas despacio... Mientras más avanza sus pensamientos más se agobian, de pronto, se salta algunas líneas en la lectura, avanzando hasta el final de la página y leyendo en letra grande su nombre completo.
—¡¿Yina, porque hiciste esto?!. —la reacción de Mia, por el regalo inesperado de su prima.
—¿Qué está pasando?. —pregunta Miguel, mientras suelta el regalo de Mia de sus brazos, dejándolo en el suelo.
—Es tu regalo de cumpleaños. —responde Yina, con la voz calmada.
Mia aparta la mirada de los papeles que sostiene en sus manos, llevándola hasta el rostro de su prima, intentando encontrar alguna respuesta para lograr comprenderla. Sus ojos no tardan en conectarse y la festejada de la noche, mueve la cabeza en sinónimo de negación.
—No puedo recibir esto. —afirma.
—¡¿Pueden explicarme qué demonios está pasando?!. —se altera Miguel, gracias a la tensión entre ellas dos.
—No grites. —le reclama Yina, al mismo tiempo que aparta sus ojos de Mia y los posiciona en él.
—No estoy de humor para jugar a las adivinanzas. —sostiene el único hombre dentro de la habitación—. ¡¿Qué está pasando?!.
—Yina... —habla la festejada, logrando que la mencionada enfoque su mirada en ella de nuevo—. ¿Por qué me otorgas la autoridad legal del club?.
—¡¿Qué ella hizo qué?!. —la fuerte voz de Miguel, es como un taladro para los oídos de ellas—. ¡¿Cómo se te ocurre hacer una cosa así?!.
—Yina, no puedes hacerme dueña del club de la noche a la mañana.
Yina Brown, es la dueña legal del Club The Stars desde que su madre falleció. Su madre, hermana de la Sra. Verónica y tía de los Arango, fue quién fundó ese lugar en su juventud, al morir su única hija paso hacer la heredera y desde entonces se ha encargado de mantener a flote esa empresa, pero ahora, de forma inesperada, Yina ha otorgado a su prima, Mia Arango como la única dueña del Club The Stars.
—Puedo explicarlo. —responde Yina, con toda la calma.
—¿Yina, podemos hablar en privado tú y yo?. —pregunta Miguel eufórico, intentando controlar su enojo.
No le molesta que le ceda sus bienes a Mia, sino las circunstancias, pero en realidad no está enojado, se encuentra preocupado. Él es el único en la familia que tiene conocimiento de lo que está pasando con Yina, del sufrimiento que vive desde que su madre falleció, es muy extraño de que repente, sin previo aviso haya tomado una decisión como despojarse de sus pertenencias.
Mia tampoco está molesta, solo está confundida, tampoco comprende por qué su prima le cede uno de sus más grandes tesoros, porque ese club es el mayor recuerdo de su madre fallecida. Mientras tanto, Yina no encuentra las palabras correctas para responder.
—Yina, te estoy hablando. —insiste Miguel.
—Vamos a calmarnos. —alega Mia, mientras le da otro vistazo a la carpeta, intentando poder creer lo que está pasando.
—Mia lo siento, yo no quería molestarte el día de tu fiesta. —habla Yina, al mismo tiempo que acorta el espacio entre ellas, obteniendo que sus miradas se conecten—. Tome está decisión porque ya no podré hacerme cargo del club. —respira profundo intentando encontrar las palabras—. Me mudaré a la india.
—¿Qué?. —Mia no logra comprender nada.
—¿Es en serio?. —secunda Miguel.
—Encontre el amor de mi vida, es de la India y está a la espera por mí. Nos vamos a casar. —responde Yina, dibujando su mejor sonrisa en los labios.
Una sonrisa se escapa de los labios de Miguel y aparecen gestos de amargura en su rostro. Él sabe muy bien que ella está mintiendo.
—¿En la India?. ¿Por qué no lo conozco?. ¿Cómo pareció en tu vida y Cómo es que se enamoraron tan rápido?. ¿En serio te vas a casar?. —es la interrogación de Mia, porque por más que intenta entender, sus pensamientos se confunden más.
—Yina, hablemos en privado. —las mismas palabras de hace unos minutos se escuchan de la voz de Miguel, pero esta vez sostiene su brazo y está no demora en apartarlo.
—Mia, sé muy bien que tienes muchas preguntas. —Yina vuelve a dirigirse hacia su prima—. Te voy a aclarar todas tus dudas, pero...
—Sí, hazlo porque no comprendo nada. —la festejada detiene sus palabras.
—Escucha. —la rubia de ojos azules posiciona sus manos sobre los hombros de Mia—. Te explicaré todo, pero mañana. Esta es tu noche, no debemos abrumarnos con cosas insignificantes. —sus miradas están más conectadas que nunca—. Está noche disfrutemos de la grandiosa fiesta que nos espera abajo y te prometo que mañana a primera hora te aclararé todas tus dudas.
—¿Me lo prometes?. —le pregunta con ingenuidad.
—Te lo prometo. —responde la rubia, al mismo tiempo que le dedica un guiño con el ojo izquierdo—. ¿Y tú?. ¿Me prometes que recibirás mi regalo de cumpleaños?.
Muchas confunsiones han abordado los pensamientos de Mia, observa sus ojos con mucha atención intentando buscar alguna lógica, porque su conciencia le dice que le está mintiendo.
—No. —responde con voz cortante—. Lo siento, pero no puedo recibir tu regalo. —en las manos de Yina, pone la carpeta y está la sostiene—. No puedo aceptar que me regales el más preciado recuerdo de tu madre.
—Yina, hablemos. —Miguel interrumpe la tensión entre ellas, cuando apartan las miradas—. No te lo volveré a repetir.
—Mañana hablamos. —dice la rubia, apartándose de la festejada y dirigiéndose hacia la salida con la carpeta en sus manos.
—Que terminen de alistarte, la fiesta ya empezó. —alega Miguel, caminando hacia la salida, detrás de Yina.
Mia queda abrumada por la situación, sabe que algo grande está pasando con su prima, pero ella no iba a explicarle esta noche, solo debía poner de lado esos pensamientos por el momento y esperar el día siguiente para hablar sobre el tema.
De pronto... el sonido de la vibración del móvil, obtiene que Mia lleve sus ojos hasta el tocador, donde lo había dejado cuando su hermano mayor llegó. Regresa esa sensación de preocupación que ha tenido todo el día, camina despacio hasta el aparato, lo toma y enciende su pantalla con un nudo en la garganta para proceder a leer el nuevo mensaje.
—Tu peor error fue no agregarme a la lista de invitados de tu fiesta, ahora atente a las consecuencias.
El corazón de Mia late fuera de lo normal, al punto de sentir que puede detenerse o hasta desmayarse. Observa su reflejo atreves del espejo del tocador, percatando que por más dinero que una persona tiene, no es feliz. En esta noche tiene una de las mejores fiestas de la historia, pero ella solo quiere cerrar los ojos y olvidarse de los acosos del enmascarado. Puede ver en el espejo como los estilistas regresan a la habitación, acercándose hasta ella para continuar con el proceso de que luzca impecable para la fiesta.
Mientras tanto... en la habitación de Miguel Arango, está el hombre de mirada azulada acorralando a su prima, para sacarle las reales explicaciones que no le dio a Mia.
—¡Detente. Para ya de gritarme!. —exige Yina, mientras sus manos están vueltas puños, tan fuertes que lastiman sus palmas.
—¡¿Por qué demonios se te ocurrió poner a nombre de Mia el club?!. —Miguel se dirige hacia ella, con tono de voz demandante—. ¡¿Explícame esas excusas que inventaste?!. ¡¿Es cierto que te vas de Madrid?!. —sus palabras no son medidas—. ¡¿Quieres desaparecer?!. ¡¿Te vas a suicidar?!.
—¡¿Qué cosas dices?!.
—¡Responde maldición!. —continúa con sus preguntas, acorralándola hasta sacarle la verdad —. ¡¿Es eso?!. ¡¿Te vas a suicidar?!.
—¡Cállate!.
—¡Estás planeando irte a la India, para terminar con tu vida y que ningún miembro de la familia te encuentre!. —acorta su espacio, gritándole en el rostro—. ¡Eres una cobarde!. —sus gritos, logran que está cierre sus ojos y los apriete fuertes—. ¡¿Quieres terminar con tu miserable vida?!. ¡Si tanto te quieres morir, súbete en la cima de la torre de la inmobiliaria y lánzate!.
—¡Lo intenté!. —reacciona la rubia al abrir sus ojos de golpe, obteniendo una gran impresión de parte de su primo—. ¡Intente cortarme las venas, pero no pude!. —sus sentimientos son débiles y de pronto no puede contener las lágrimas que corren por sus mejillas—. ¡Sí, soy una cobarde!. ¡No puedo ponerle final a mi miserable vida!.
La tensión es triste, está chica se acerca hasta la cama y se sienta para proceder a llorar con todas fuerzas, sollozar con dolor desde el centro de su corazón. Miguel no es una mala persona, solo que tiene un mal genio, pero le preocupa la situación de Yina y en estos momentos se arrepiente de decir esas palabras hirientes.
A pasos lentos camina hasta la cama, al estar a su lado se sienta junto a ella, sin abrumarla, la rodea con su brazo derecho y la estrecha contra su pecho. Está llora desconsolada, como si estuviera sacando grandes sufrimientos dese hace un largo tiempo.
—Lo siento, yo no...
—Sí... Si me iré de viaje. —se aparta de su pecho, con lágrimas en el rostro y el maquillaje totalmente arruinado—. No será para terminar con mi vida, porque no tengo el suficiente valor.
—Soy un imbécil, no tenía porque...
—Me mudaré a Miami—detiene las palabras de Miguel, al mismo tiempo que limpia sus lágrimas con las palmas de sus manos—. Las razones son porque tomaré terapias intensivas con una psicóloga.
Su respuesta alienta las sensaciones preocupantes de Miguel, porque su voz demanda sinceridad. Está diciendo la verdad.
—¿Por qué tomaste la decisión sola?. Habíamos quedado en que yo me ocuparía de encontrar una buena psicóloga y te acompañaría en todo el proceso.
—Lo sé. —responde Yina—. Hubo algo que no te explique aquella noche que te comenté mi situación. —sus miradas se conectan—. Hace meses viaje a Miami, en busca de una psicóloga que encontré mientras investigaba en internet, tan solo tuve dos terapias con ella, pero por cobarde termine huyendo.
—Hay algo que no comprendo. —le dice Miguel, sin apartar el contacto visual—. ¿Por qué tienes que mudarte a Miami para tomar terapias?. Sabes bien que puedes ir y venir las veces que se te antoje.
—Aquella vez que recibí esas terapias. —explica—. Ella me dijo que debía apartarme por un tiempo de todo lo que me perturba mientras esté tomando las terapias.
—¿Todo lo que te perturba?. —interroga Miguel, desconcertado en la conversación.
—Si todo lo que me perturba. —dos gotas de lágrimas salen de los ojos azules de la rubia—. El departamento donde vivo, el club. —su voz se quebranta—. Los amigos y...
»La familia.
La última palabra que sale de su boca, es un fuerte golpe en el tórax para Miguel, las cuencas de sus ojos amenazan en salirse porque no puede creer que acabe de decirle que la familia es un sufrimiento en su vida.
—¿La familia, Yina?. —pregunta con un tono de voz lastimado.
—Sí. —responde, cerrando sus ojos y dejando que unas lágrimas detrás de otras corran en su rostro—. Lo siento Miguel... Ustedes juegan hacer la familia perfecta mientras yo estoy en una soledad total.
—Yina no seas injusta.
—¿Injusta?. —se aparta de su lado y se pone de pie—. Desde que mi madre falleció vivo en el sufrimiento, tanto al punto de intentar terminar con mi vida y nunca, nunca ningunos de ustedes me ha preguntado cómo me siento.
Miguel se pone de pie para intentar acercarse a ella, pero esta no se lo permite.
—Siempre he estado como un material de apoyo para ustedes. —continúa la rubia con palabras hirientes—. Escucho todos sus problemas, pero ustedes nunca han estado para escuchar los míos. Las únicas que saben todo lo que estoy sufriendo, son las cuatro paredes de mi habitación. Miguel ustedes son una mala familia, Tal vez suene cruel, pero...
Las últimas palabras de Yina quedan a medias, en el momento que la puerta de la habitación se abre de forma inesperada, dejando visible la figura de la organizadora de esta fiesta, la dictadora, madre de los Arango, la inigualable, Sra. Verónica.
—¡¿Qué está pasando aquí?!. —sus palabras denotan rigidez y firmeza.
La señora luce divina, hasta pueda ser que supere a su propia hija como la mejor vestida. Trae puesto un vestido en color dorado, el cual deja visible su espalda y su pierna derecha completa, con un escote provocativo en la parte delantera como si fuese una quinceañera y su cabellera la trae en un moño perfecto.
La mirada reprobatoria de la señora se posiciona sobre Yina, detallando su rostro y alertándose de que algo está pasando, porque su sobrina está llorando.
—¿Por qué estás llorando?. —pregunta al mismo tiempo que entra a la habitación, sin que nadie la invite a pasar.
Ninguno de los dos responden a sus preguntas. Solo obtiene que Yina camine hacia la puerta con rapidez, pasando por su lado, hasta salir de la habitación.
—¡Yina, espera!. —Miguel le hace el llamado al mismo tiempo que intenta ir tras ella, pero es en vano, en el momento que su madre posa su figura frente a él, deteniéndole el paso.
—¡¿Qué está pasando?!. —insiste su madre con la misma pregunta.
Miguel no responde, solo posiciona ambas manos en su cabeza. Está abrumado.
—No soy estúpida. —continúa la señora—. Algo está pasando con Yina, lleva varias noches durmiendo aquí en la mansión y...
—¡¿Por qué no le preguntas a ella?!. —detiene sus palabras con gritos—. ¡Deja de estar de chismosa!.
—¡No me hables así, no soy ninguna chismosa!. —responde sintiéndose ofendida.
—¡Ni siquiera te importa lo que pase con Yina, solo quieres estar pendiente de la vida de todos como siempre!. —la respuesta de Miguel, es una falta de respeto para su madre, pero es la pura realidad.
La Sra. Verónica no responde, solo toma una bocanada de aire intentando relajarse y así no continuar con la discusión.
—Hijo. —habla en un tono de voz más calmado—. Estoy aquí para informarte que Pablo y Leonardo ya están aquí, ambos esperan por ti abajo.
Los ojos de la señora viajan por todo el cuerpo de su hijo.
—¡¿Por qué no estás listo?!. —se altera, al darse cuenta de que viste ropa casual—. ¡¿Tienes idea de la hora que es y todavía no estás listo?!.
—¡Madre deja los gritos!. ¡No he tenido un buen día hoy y lo que menos necesito es discutir contigo ahora!.
Los dos son un filo, ambos tienen el mismo carácter.
—En quince minutos tu hermana bajará y todos tenemos que estar presente cuando eso suceda. —camina hasta la puerta y se detiene en el umbral—. Deja de perder el tiempo.
Luego de esas palabras la señora termina de irse, quedando Miguel a solas con él mismo. Regresando a sus pensamientos la mujer que le gusta, esa mujer que según su conciencia, lo ha engañado con su propio hermano y ha dejado huellas dolorosas en sus sentimientos, porque sí... Miguel Arango tiene sentimientos, aunque nunca lo demuestre.
Con todas las preocupaciones en su cabeza, el engaño de Laura Vega y los problemas de su prima Yina, se dirige hacia el baño a tomar una larga ducha, para intentar disfrutar de la fiesta con sus familiares y amigos, porque aparte de todo el estrés que lo agobia, está feliz de que su hermana esté cumpliendo años.
***
Atrayendo toda la atención de la prensa y los invitados, Miguel Arango aparece desplazándose escaleras abajo, vistiendo un traje sumamente costoso y elegante de color negro, combinado con zapatos del mismo color. Su cabellera oscura peinada hacia atrás, escapándose un solo flequillo que recae sobre su frente. En su muñeca izquierda resalta el Rolex de correa azul oscuro, es personalizado y está valorado en miles de euros por sus pequeños diamantes incrustados.
Termina de bajar las escaleras y la prensa sin perder tiempo lo aborda con fotografías, obteniendo que este ponga un gesto de malhumor en su rostro y los ignore por completo, desplazándose a la mesa donde sus amigos lo esperan, mientras sus ojos reparan todo el alrededor, incomodándolo aún más por la fiesta tan exagerada y el exceso de personas.
Llega hasta la mesa donde se encuentran sus amigos Leonardo y Pablo, acompañados de Yina, Raúl y su hermana Michelle quién luce divina, en un vestido de lentejuelas de color verde. Miguel sin perder tiempo, toma asiento al lado de su prima Yina sin decir una palabra.
—¡Ami también me alegra verte!. —le grita Leonardo para que pueda escucharlo, no porque la música clásica esta alta, sino por el murmullo de tantas personas.
Con su broma, obtiene que Miguel le dedique una mirada reprobatoria.
—¡Deja a la nena, no está de humor!. —secunda Pablo, logrando que Leonardo, Raúl y Michelle se rían a carcajadas junto a él.
Miguel ignora todas sus palabras, tiene muchos asuntos en la cabeza para estar bromeando. Desde que llegó a la mesa enfocó sus ojos sobre Yina, quien se mantiene con la cabeza baja para no hacer contacto visual con él.
—¿Podemos hablar un momento?. —Miguel le habla en un tono de voz, solo para los dos.
Yina se siente acorralada, porque sabe que negarse no es la solución, su primo continuará insistiendo para terminar la conversación que tenían arriba. Así que termina asintiendo después de pensarlo por unos largos segundos. Sin perder el tiempo, los dos se levantan de la mesa, obteniendo que Leonardo agregue algunos comentarios de bromas sobre ellos.
También logran que Lucia, quien se encuentra en otra mesa cercana junto a sus padres, los observe con celos, mientras ambos se desplazan a un costado cerca de las escaleras.
—Miguel escucha...
—Yina... —interrumpe sus palabras—. Me iré contigo a Miami.
—¿Qué?. —su pregunta, denota sorpresa.
—Iré contigo y te acompañaré las primeras semanas a las terapias...
—No puedes hacer eso. —Yina detiene sus palabras y sus miradas se conectan.
Lucia observa con atención todos los detalles desde la mesa, toma un trago largo de su copa de vino, mientras mira como Miguel sostiene el mentón de Yina y se acerca hasta su rostro.
—Yina, te acompañaré a Miami. Iremos a las primeras terapias tomados de las manos y me regresaré cuando tenga conocimiento de que estarás bien. —Miguel sostiene sus afirmaciones—. No estás sola, me tienes ami, tu hermano, porque así te quiero como mi hermana.
En los labios de Yina se forma una sonrisa y sus ojos se llenan de lágrimas, pero esta vez las contiene.
—Quiero que me prometas que iremos juntos a Miami. —alega Miguel, sin romper la conexión en sus miradas—. Prepararé todo para que salgamos en mi jet privado, el lunes en horas de la mañana. Prométeme que así será, que esto lo haremos juntos agarrados de la mano. ¿Lo prometes, hermana?.
—Lo prometo. —responde. Con eso es suficiente para que Miguel la estreche contra su pecho en un fuerte abrazo, mientras Lucia se toma de un solo sorbo todo el líquido restante de su copa de vino.
Miguel y Yina se separan de forma rápida, cuando el murmullo de las personas aumentan y toda la prensa se posiciona frente a las escaleras... Es porque la festejada, Mia Arango se encuentra bajando las largas escaleras con una gran sonrisa en sus labios, luciendo como la dueña de la noche vestida de rojo pasión en combinación con la decoración de su fiesta. Miguel la observa con orgullo, con una sensación en su pecho de emoción, porque tal vez tenga un pequeño favoritismo entre sus hermanos con ella, la mira como la niña de sus ojos. Este camina hasta el borde de las escaleras, extiende su mano para recibirla. Ella llega hasta el último escalón y estrecha su mano, mientras sus miradas se unen en una fuerte conexión de hermanos.
—Luces preciosa. —le dice y ella lee sus labios comprendiendo sus palabras.
Le sonríe en modo de respuesta, aparta la mirada de él y la lleva hacia delante sin apartar el agarre de su mano. Observa todo su alrededor, la gran fiesta preparada para ella, que aunque es exagerada, siente que quedará marcada dentro de su corazón para siempre... De pronto su mirada viaja hasta la entrada y sus ojos se abren demás, la sonrisa de sus labios se agranda aún más, hasta el punto de mostrar su perfecta dentadura. La emoción recorre por todas sus venas mientras tiene sus ojos fijos sobre ella, porque tenía dudas, pero nunca perdió las esperanzas. Mia en definitiva está llena de felicidad, hasta que sin pensarlo y medir las consecuencias, de su boca sale a gritos su nombre: —¡Alma Velasco!.
Nota de la autora
Vaya, vaya... ¡La cosa se puso buena!. Acaba de iniciar la fiesta más esperada. ¿Vieron preparados?. ¿Compararon sus palomitas para la función?. Espero que les guste este maratón de la increíble fiesta preparada por la amada Sra. Verónica.
No me hago responsable, de nada que suceda en esta fiesta... Jajajá
Quiero dedicarle esta primera parte de la fiesta a una fiel seguidora Ilianacorreamenendez. La cuál se tomó unos minutos de su tiempo y editó la siguiente preciosa portada sobre esta historia. Te quedo super hermosa, gracias por tanto cariño y permanecer desde el inicio en este recorrido.
DCLEBRON.
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