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Capitulo 16 .. Acorralados

Miguel Arango

Conduzco por las calles de la ciudad, camino a la mansión después de llevar a casa la mujer con la que pase las últimas horas.

¡Joder, pero que mujer!.

Tan guapa, especial y exquisita. Con su mirada cautivadora de color verde oliva y su larga cabellera en castaño oscuro se ha robado toda mi atención. Es pasión y fuego lo que transmiten sus suaves labios. Son muchas las emociones que recorre por todo mi cuerpo solo de pensar en tener su piel haciendo contacto con la mía.

Quisiera dar reversa de regreso por ella, para continuar comiendo de su boca, mientras arremeto con fuertes estocadas en su canal y escuchó sus lindos gemidos que desde hoy son música para mis oídos.

Joder, es extraño que esté pensando estas cosas, muy extraño que aún siga pensando en ella, yo no soy así, yo no era así. Hace unos años solía salir con una chica diferente todos los findes, la llevaba a cenar, luego teníamos una noche de sexo salvaje y en el momento que salía del hotel me olvidaba hasta de su nombre, pero todo eso cambió gracias a Lucia, ella se tomaba la tarea de hacerme la vida imposible con sus escenas de celos y como ya teníamos casi tres años de noviazgo decidí apartarme de esa vida, dedicarme al trabajo en la empresa y tener una sola novia como la ley lo amerita.

Esta chica es diferente, sentí en ella algo muy diferente a todas, aunque es un poco extraña y a veces percibo como si me estuviera escondiendo algo, pero a diferencia de Lucia estoy seguro de que si es sincera, mientras estuvimos juntos pude darme cuenta de algo: Lucia me está mintiendo, todo este tiempo me ha estado hablando mentiras, no creo que está relación pueda continuar. Desde que la tenga de frente me va a escuchar.

                                ***

Me recuesto en la cama luego de tomar una ducha larga de dos horas completas, reparó la pantalla de mi móvil sin desbloquear y noto que son las 6:00 PM, en pocas horas el día terminará y mañana me espera un largo día de trabajo, lo mejor es descansar.

Aparece en mis pensamientos la imagen de ella con mi polla en su deliciosa boca, como chupaba y saboreaba con hambre de ella, es con la primera que experimenta y eso me hace sentir especial. Puedo sentir como la erección crece debajo del bóxer, por cierto es lo único que llevo puesto porque siempre me ha gustado dormir semidesnudo.

Recuerdo la parte en que se encontraba encima de mí en la ducha, como me montaba como si fuese una profesional. Llevó mi mano dentro del bóxer para sacar la erección que me está molestando, un pajón pensando en esa deliciosa mujer no quedaría nada mal...

—Hijo por fin llegas... ¡¿Qué demonios estás haciendo?! —son los gritos de mi madre, al entrar a mi habitación sin tocar y observar lo que estaba a punto de hacer.

De manera rápida tomó unas de las almohadas y la pongo allí, para tapar la gran erección. Por cierto, no logró ver nada porque aún no había terminado de sacarla por completo.

—¿Madre por qué entras sin tocar?.

—Eres mi hijo no tienes nada que esconderme. —su rostro está lleno de impresión por el momento.

—Cierto, se me había olvidado que no sabes lo que significa privacidad.

—Perdona he. ¡Me iré para que te la sigas jalando!. —no se mueve de donde esta.

Sería una excelente idea.

—¿Sabías que eso se vuelve una adicción?. —continúa con ambas manos a su cintura.

—¿Qué?. —esto es muy incómodo.

—Si te la jalas cinco u ocho veces al día el pene te crece fuera de lo normal.

Lo tengo fuera de lo normal y no me la jalo tantas veces al día, al contrario, ni siquiera hago esas cosas. Solo fue hoy, tuve que tomar esa decisión para no correr detrás de la mujer que no sale de mis pensamientos.

—¡No voy a tener está conversación contigo! Y si eres tan amable. ¡Salte de mi habitación que quiero dormir!.

—¿Dormir?. ¿Acaso dijiste la palabra dormir?. —por lo visto, no planea irse.

—Si madre dormir. ¡Quiero dormir!.

Tomó la sábana y me arropó por completo, de pies a cabeza demostrándole que quiero estar solo. Pero, ella no se va, al contrario, puedo sentir como se sienta en el borde de mi cama.

—Miguel no leíste mi mensaje, me respondiste un ok sin leerlo.

Ahora que recuerdo, cuando tome el móvil anoche para pedir el pollo, me llegó un mensaje de ella, pero no recuerdo si respondí o no porque esa mujer me tenía hipnotizado, es como una droga.

—¿Dónde estabas anoche? ¡¿Con quien estuviste anoche?! —sus preguntas a cada momento son con un tono más fuerte.

Quito la sábana de mi rostro, mientras me siento en la cama.

—¿Madre que parte no entiendes de que soy un adulto?.

—Llame a casa de Leonardo y me dijo que estabas con él, que ibas a dormir haya y pasarían toda la noche viendo el partido de fútbol juntos. —son sus palabras, mientras sonríe.

¡Ostia! A eso le llamo, tener uno de los mejores amigos del mundo. Él y Pablo siempre me cubren las espaldas en asunto como estos.

—Ya vez... Estuve en casa de Leonardo toda la noche.

—Pero que crees, resulta que también llamé a casa de Pablo y me dijo que pasarían toda la noche jugando juegos de mesas, mientras tomaban un trago y charlaban. —procede aplaudir con su rostro de victoria—. Te felicito hijo, no tenía la menor idea de que tenías el poder de bilocación, estar en dos lugares al mismo tiempo.

¡Son unos inútiles!.

Luego de reír por unos segundos, se levanta de la cama y se dirige hasta la puerta, pero antes de irse.

—Ponte guapo, tenemos una cena en casa de Lucia y no podemos llegar tarde.

¿Perdón?.

—No iré, estoy muy cansado y quiero de dormir.

—No te lo estoy preguntando, Te lo estoy ordenando. —son sus palabras mientras se acerca hasta la cama otra vez—. La invitación es de los padres de Lucía y está será la primera vez después de años que podremos cenar con ellos, porque las mayorías de veces si su padre no estaba por asuntos de trabajo y en otras ocasiones, era su madre la ausente por andar de zorra por el mundo.

—No hables así de las personas y menos a sus espaldas.

—Lo siento, no solo lo digo yo. Lucia se ha tomado la tarea de contarle al mundo la clase de madre que tiene. Miguel tienes diez minutos para que te levantes de esa cama, te esperamos en el estacionamiento y no es discusión.
—termina de irse sin esperar una respuesta alguna.

No quiero ir a esa cena, pero ahora que lo pienso si es buena idea, tengo que ver a Lucia y exigirle que me explique por qué me ha mentido todo este tiempo. No lo pienso más y me levanto de la cama.

En menos de nada estoy listo. Opte por unos vaqueros ajustados en color gris, con una camisa negra y zapatos Louis Vuitton del mismo color. Me rocío perfume de la misma marca y salgo de la habitación mientras me ajusto el Rolex en la mano izquierda.

—¡Qué guapo!. —exclama mi hermana menor deteniendo mi paso al salir de su habitación.

Me quedo anonadado con la semejante belleza que tengo como hermana. Mia luce impresionante con ese vestido en color rosa manga larga, el cual cubre la quemadura de su brazo izquierdo. En los pies lleva tacones finos. El pelo lo trae peinado en ondas, toda una diosa.

—Es de familia, tú también estás muy guapa.

—Nuestra madre me obligó a usar estos tacones y los odio, lo mío son las botas y los tenis.

—No entiendo ¿por qué tanto alboroto con esta cena?.

—Mmm... hueles muy rico hermano ¿Es para Lucia?. —ruedo los ojos por su comentario—. Ahora que recuerdo olvide el perfume. ¿Me esperas unos segundos acá ya regreso?.

Se dirige hacia su habitación, la cual está justo al lado de la mía y mis ojos viajan a la que se encuentra frente a la de ella, tiene la puerta entreabierta. Es la de Milan.

Camino hasta ella y empujó la puerta para terminar de abrirla. No hay nadie, nunca está como siempre, lleva meses en este plan, se desaparece sin avisar a donde va y con quien. De casualidad mis ojos viajan a la cama y puedo notar que algo sobresale debajo de la almohada.

Me acercó, lo tomó y me concentro en la imagen que tiene, además de la información. Es un volante.

—¿Miguel qué haces?. —la voz que viene debajo del umbral de la puerta me pone alerta y de forma rápida guardo el volante en el bolsillo de mi pantalón.

Es Michelle.

—Estaba verificando a ver si Milan también nos acompaña a la cena.
—termino de salir de la habitación, mientras la observó de arriba, hacia abajo—. ¿Por qué estás vestida así?.

—¿Me veo mal?. —me pregunta.

—No, todo lo contrario. Estás preciosa. Estoy seguro de que nuestra madre se molestara cuando te vea, sabes que no le gusta que te vistas así.

Esta vez luce Sport, tiene jeans rasgados y una chaqueta en el mismo estilo, con botas en color negro y el pelo amarrado en una coleta.

—Pues nuestra madre tendrá que aguantar, no puedo toda la vida estar con vestidos elegantes y tacones finos.

—¡Estoy lista!. —exclama Mia con entusiasmo, al salir de su habitación.

Las observó a ambas y me siento afortunado, sin dudas tengo las hermanas más hermosas del planeta tierra.

—Hermana me gusta tu estilo, esas botas están espectacular si quieres podemos intercambiar. —le dice Mia a Michelle.

—Gracias por la oferta, pero estoy sumamente aburrida de siempre llevar tacones, así que hoy te toca llevarlos por mí.

—Sin dudas a nuestra madre le dará un infarto cuando te vea.

—Chicos sus padres los esperan en el aparcamiento, dicen que no se pueden demorar un minuto más porque llegarán tarde. —son las palabras de Lola quién acaba de llegar.

—Lola gracias por el aviso, justo ya nos vamos. —le responde Mia.

No respondo nada, solo dejo un pequeño beso en la mejilla de Lola, ella para mí es muy importante y me encamino hacia las escaleras, puede escuchar los tacones de Mis y sentir a Michelle, vienen detrás de mí.

Llegamos al aparcamiento de la mansión donde nuestros padres nos esperan para partir, ambos están dentro de la BMW en color blanco, último modelo de mi padre. No comprendo. ¿Por qué si ya están dentro del vehículo no se ha terminado de ir?.

Nos acercamos hasta la ventana del conductor, la cual mi padre no demora en bajar.

—¿Qué esperan?. —les pregunto.

—Por ustedes, suban que estamos bastante tarde. —responde nuestra madre.

—Me iré en mi auto, para cuando me aburra poder marcharme sin problemas.

Sin esperar una respuesta me aparto de la ventana y me dirijo a buscar mi auto, alcanzó a escuchar como mis hermanas vienen detrás de mí y me gritan:
—¡Nosotras vamos contigo!

Será una larga noche...

                                 ***

Veinte minutos después de estar recostados sobre mi auto frente al edificio donde vive Lucia cansados de esperar, aparecen nuestros padres. Podemos ver como nuestra madre se baja del vehículo enojada, más bien podría decir que se tira y se encamina hacia nosotros.

—¡¿Te has vuelto loco?! ¡¿Cómo se te ocurre conducir así?!. —me regaña mientras me apunta con el dedo índice.

—Verónica no vamos a hacer un escándalo aquí. —nuestro padre intenta calmarla.

—¡¿Acaso no viste como nos rebasó?!. ¡Solo pude ver el reflejo del aire que dejó en el camino!.

Ruedo los ojos y no respondo nada. Solo me encamino dentro del edificio como que no es conmigo. No tengo tiempo para sus quejas, suficiente tengo con tener que venir a esta cena, la cual estoy seguro de que no terminará bien.

—¡Miguel no me dejes con la palabra en la boca!.

Sigo mi camino sin mirar atrás, como si ese no fuera mi nombre y no tuviera una madre histérica.

Pocos minutos después nos encontramos en el octavo piso, tocando el timbre del apartamento donde vive Lucia. Mi madre está más calmada, luego de una pequeña discusión en el elevador con Michelle por como viene vestida.

Por fin abren la puerta y podemos ver la mujer que nos recibe, tiene un vestido largo en color negro, con un escote provocativo, además de un abierto desde en el inicio de una de sus piernas y su larga cabellera ondulada. Lucia es una mujer muy bella eso no lo puedo negar. Su mirada oscura se encuentra con la mía y no sé porque mierda aparece en mis pensamientos aquella mirada de ojos verde oliva que hipnotizan.

¿Acaso está mujer no dejará de perturbar mis pensamientos?.

—Es emocionante tenerlos aquí, por favor no duden en pasar. —son sus palabras mientras que con su mano hace una señal de que entremos.

Sin perder tiempo para que todo termine rápido entro sin decirle una sola palabra, mis padres y hermanas lo hacen detrás de mí.

—¡Qué bueno que ya están aquí!.
—exclama la Sra. Andrea madre de Lucia, quien aparece en nuestro campo de visión junto a su esposo el Sr. Juan.

Siempre me han caído como una patada entre las bolas.

Están vestidos como estrellas de Hollywood, ella con un vestido de gala en azul, mientras él tiene un traje muy elegante y costoso en gris.

¿Hay que vestirse tan exagera solamente para una cena?.

—Le agradecemos por la invitación, estamos felices de estar aquí. —dice mi madre con una gran sonrisa en su rostro. Luce como toda una dama, firme y segura. Con tacones finos, vestido de su diseñador de alto prestigio en color negro y su larga cabellera lacea.

—Para nosotros es más que un honor tener la familia Arango en nuestro hogar. ¿Verdad mi amor?. —responde Andrea, quien permanece junto a su esposo Juan agarrada de su brazo, mientras lo observa con entusiasmo al hacerle la pregunta.

—Si mi amor, esperamos que esté sea un comienzo para estar más unido.
—le responde en el mismo tono.

Todos aquí sabemos que ese matrimonio es una falsa, al igual que está cena. No entiendo para que está payasada.

Lucia aprovecha que estoy desprevenido y se acerca hasta mi boca, pero como no estoy muerto logro apartarla a tiempo.

—¿Qué te sucede?. —me pregunta.

—¿Lucia podemos hablar un momento en privado?. —la miro firme a sus ojos, puedo detallarla, está nerviosa. Separa sus labios para responderme y...

—Pasemos al comedor, muero de hambre y solo estábamos esperando por ustedes para iniciar. —las palabras de su padre detuvieron su respuesta.

—Vengan por acá. —dice Andrea, mientras ella y su esposo se dirigen al otro lado del departamento, me imagino que hacia el comedor. Mis padres los siguen y mis hermanas también.

—Lucia nada más serán unos segundos. —insisto.

Tengo que hablar con ella, quiero saber por qué me mintió y tiene que ser ya.

—Hablamos más tarde. ¿Vale?. —me responde y sigue detrás de ellos.

Siento mi móvil vibrar dentro del bolsillo de mi pantalón, lo saco y puedo ver su pantalla iluminada, es un mensaje de Leonardo, me apresuró a desbloquearlo para leerlo.

—Pablo y yo estamos en el bar del club, te aviso por si quieres venir.

Quisiera ir con ellos, pero por ahora solo me toca seguir a los demás para la cena, mientras más rápido iniciamos, más rápido termina todo y me largo.

Pocos minutos después nos encontramos todos sentados devorando nuestros platos. No puedo negar que se la han lucido, sobre la mesa hay un poco de tono y toda la cena está deliciosa.

Todos estamos en silencio, el nivel de intensidad es alto, nada más en algunos momentos cruzamos algunas miradas. ¿Para esto nos invitaron? ¿Solo para que traguemos?.

—¿A vosotras que les pasa?. —le pregunta mi madre a Mia y Lucia. Me imagino que es porque no se han dicho una sola palabra está noche.

—Suegra Pregúntele a su hija, en estos días no me ha hecho ni una sola llamada.

—¿Será porque agrediste a Alma en la universidad delante de todos?. —le responde Mia.

—¿La agredí? Pero si ni siquiera la toque.

—Las agresiones no son solo con golpes, también son con palabras. La humillaste y luego viniste a encerrarte aquí por todos estos días.
 
—Mia no, estuve de viajes todos estos días.

—Ah... Eso significa que huiste para no afrontar las consecuencias.

—¿Cuáles consecuencias?. No le temo a esa muerta de hambre.

—¡No te permito que hables así de ella!.
—grita Mia con una expresión molesta en su rostro.

¿Por qué tanto alboroto con esta chica?.

Alma es su nombre, suena algo inofensivo no creo que sea una mala persona.

—Mia no estamos en tu mansión, esta es mi casa y aquí hablo como quiera. ¡Alma Velasco es una arrastrada! ¡Reconócelo te está lavando el cerebro!.

—No tengo por qué soportar esto, me marcho a la mansión. —son las palabras de Mia, mientras se levanta de la mesa.

—¡Sí, ve detrás de ella!...

—¡Bueno ya!. —demanda Juan, logrando que su hija cierre la boca—. Mia lo siento. ¿Será que puedes volver a tomar asiento?. No hicimos esta cena con el fin de empezar una discusión entre nosotros.

—Mia siéntate. —le ordena nuestra madre y ella no tarda en obedecer.

—Para aliviar la tensión. Lucia cuéntanos él porque de esta cena.
—le dice Juan, su padre.

—Disculpa, pero llegué a pensar que la invitación de esta cena era con interés de compartir. —son las primeras palabras de nuestro padre.

Desde que llegamos ha permanecido en silencio. Él siempre ha sido así, un hombre reservado en este tipo de cosas, todo lo contrario de nuestra madre.

—Si ese es un motivo, pero la idea principal es la gran noticia que Lucia nos tiene para contar. Vamos hija te escuchamos. —su padre insiste.

De repente la mirada de Lucia se encuentra con la mía, puedo notarlo, está nerviosa y asustada. ¿Qué le sucede?.

—Pues... Miguel y yo les tenemos una gran noticia.

¿Perdón?.

—¿Cuál noticia?. —le pregunto con una confusión en mi rostro, sin apartar nuestra mirada.

Ella permanece sentada del lado de su padre, este toma una de sus manos, logrando que aparte su mirada de mí y la centre en él.

—Hija estamos esperando por ti. Cuéntanos esa gran noticia, por la cual decidiste realizar esta semana.

Todos estamos en silencio a la espera de que Lucia nos dé una respuesta.

—Pues... Yo... Nosotros... —tartamudea.

—¿Estás embarazada?. —le pregunta Michelle.

—¡No!. —respondo de forma rápida.

—¿Cómo estás tan seguro de eso?. —me pregunta mi madre.

—¡Porque nunca le he metido la polla sin preservativo!.

—¡¿Cómo se te ocurre hablar así de mi hija?!. —Juan está molesto.

No acostumbro hablar así de ninguna mujer, pero esta reunión es un fastidió. ¡Quiero largarme de una vez por todas!.

—Lucia hablemos en privado. —insisto con lo mismo de hace un rato.

—¿Estás embarazada o no?. —pregunta Michelle otra vez.

—¡Ya te dije que no lo está!. —le respondo enojado.

—¿Por qué respondes con tanta seguridad?. —vuelve mi madre con la misma pregunta.

—Estoy perdiendo el poquito de paciencia que tengo. —pienso en voz alta.

—No me hables así. Soy tu madre.

—¡No estoy embarazada!. No lo estoy. Miguel y yo siempre nos hemos cuidado.

Se relajan un poco mis músculos.

—Lucia si no estás embarazada. ¿Cuál es la noticia?. —le pregunta Mia.

Está haciendo calor.

—Miguel... Miguel y yo estamos comprometidos. Nos vamos a casar.

¡Qué!.

Siento como corre la sangre caliente por mis venas, el sudor está por todo mi cuerpo, me remojo los labios porque siento que están secos. En estos momentos deseo tomar esta grande mesa y tirar de ella por la ventana para calmar está rabia.

¿Cómo se le ocurre?. ¿Se ha vuelto loca?.

—¡Está es la mejor noticia que he escuchado en años!. —exclama mi madre.

—Si están comprometidos. ¿Dónde esta tu anillo?. —le pregunta Juan.

—Lo tengo metido entre las bolas. ¿Quieres verlo?.

—¡Esto es una falta de respeto!. Para mi hija y para esta familia. Nunca la has tomado en serio.

—Amor tienes que calmarte. —Andrea intentando domar la bestia que tiene como esposo.

—¡No me voy a calmar!. —me señala con su dedo índice—. ¡Tú no vas a jugar con mi hija!. ¡Te exijo que le pongas un anillo a Lucia como es debido!. Oh si no me veré en la obligación de contarles a la prensa de que el empresario con más prestigio de la industria de España, es un abusivo de mujeres.

—¡Eres un gilipollas!. ¡Ami no me intimidas con tus amenazas!.

—Vosotros tenéis que calmarse. —son las palabras de mi madre tratando de calmar la situación, mientras se pone de pie—. Juan te aseguramos que Miguel le propondrá matrimonio a Lucia como es debido.

—¡Madre cállate!. —la fulminó con la mirada.

—No estoy seguro de creerle, ya no confío en él.

Lucia permanece con la cabeza baja en su asiento, no se atreve a mirar en mi dirección para no encontrarse con mis ojos. Todo esto es su culpa.

—Será en la fiesta de cumpleaños de Mia, es próximo a dos semanas exactas y se llevará a cabo en la mansión. Pedirá la mano de Lucia delante de todos, asistirán más de cien personas y toda la prensa de Madrid. Te doy mi palabra.

—¿Verónica qué haces?. —reacciona mi padre.

—¿Mamá invitaste más de cien personas y la prensa a mi fiesta de cumpleaños?. ¿Cómo se te ocurre?. Yo solo quería una fiesta sencilla con mis familiares y amigos más cercanos, no con un montón de personas que no conozco. —las palabras de Mia, con el rostro lleno de impresión, pero no más que yo por toda esta locura.

—¡Mia no estoy para tus berrinches!.

—No son berrinches mamá. ¿Por qué siempre quieres controlarnos en todo?.

—Me alegra saber que no solo controla la mía. —opina Michelle, mientras toma un trago de su copa de vino de lo más relajada—. No me arrepiento de asistir a esta cena, este show está buenísimo.

—¡Ambas son unas hijas malas agradecidas!.

—Verónica espero que tu hijo cumpla con mi hija, de lo contrario me veré en la obligación de hundir su carrera exitosa y su imagen asombrosa.
—demanda Juan, con firmeza en sus palabras.

—Te prometo que mi hijo cumplirá.

¡Nadie me obliga nada!. Estrelló los puños cerrados contra la mesa, logrando que todos se sobresalten en el momento. Me levanto de la mesa y siento que me palpita la cien, me acercó hasta el lugar de Lucia, no pierdo tiempo en tomarla de uno de sus brazos con bruteza (me vale un quintal de mierda que su padre este a su lado). La levantó de su asiento y me encamino con ella a un lugar donde únicamente estemos los dos.

Llegamos hasta una pequeña antesala, tiene un pequeño sofá como decoración y el lugar tiene cristales por todo su alrededor, se puede ver toda la ciudad a través de ellos. Suelto de su agarre en el momento que tiro de su cuerpo sobre el asiento.

—¡¿Qué demonios pasa contigo?!.
—le grito, estoy furioso y ella lo sabe. Quiero una buena explicación.

—No me grites. —me responde con un tono de voz calmado y a la vez asustado. Evade mi mirada, no me mira a la cara.

—¡Eres una loca!. ¡¿Cómo se te ocurre decirle a nuestra familia que nos vamos a casar?!.

No responde nada.

Todo tiene un límite y mi paciencia llegó a su fin. La tomo de los hombros, levantándola del sofá, logrando que nuestras miradas se encuentren y puedo ver el miedo que tiene.

—¡Responde!. ¡¿Por qué coño mientes ante mis propias narices?!

—Tenemos cuatro años de noviazgo. ¿No crees que ya es hora de dar el siguiente pasó?.

—¿Qué?. —me sorprende, no era la respuesta que esperaba. La suelto de los hombros y me pellizco el puente de la nariz.

—Miguel podemos casarnos, formar una familia y ser muy felices. No entiendo por qué te pones así.

—¡Estás mal Lucia!. Las cosas no funcionan así, no puedes organizar una cena y sin mi consentimiento decirles a todos que nos vamos a casar, donde yo no tenía la menor idea de nada.

—Yo... pensé que la sorpresa te haría feliz.

—Me conoces, sabes que odio las sorpresas. Se supone que yo era quien tenía que dar este paso, pedirte compromiso, organizar esta cena en la mansión y dar la increíble noticia. Lucia Tienes que decirles la verdad a todos. No nos vamos a casar.

El miedo de su rostro cambia a indignación.

—¿Tienes a otra verdad?

Esto era lo último que me faltaba.

—¡Volviste a tus andanzas!. ¡Tienes otra puta y por eso no te quieres casar conmigo!. ¡Responde!. ¡Dime la verdad a la cara!.

¿Quiere que le diga la verdad?.

Por un momento había olvidado por completo, lo que tenía en mente para decirle, pero ya lo he recordado.

—¿Lucia porque no me dices la verdad tú?. Has estado mintiendo todo este tiempo.

—No sé dé qué hablas.

—Aquella noche, en la que te escabulliste de la habitación de mi hermana a la mía, me dijiste que era tu primera vez, que nunca habías estado con nadie, pero. ¿Qué crees?. Toda la verdad sale a la luz.

Me observa sin decir una palabra, no encuentra excusas para responderme.

—Todos estos años me la pasé pensando que eras especial, porque había sido el primer hombre en tu vida, pero todo fue una mentira. Acabó de darme cuenta de que me engaste, no eras virgen.

—¿Te acostaste con otra?. ¿Verdad?. Por eso me estás diciendo todo esto, porque te fuiste con otra a la cama.

—Es todo lo que me vas a responder, merezco una explicación del porqué de tus mentiras Lucia.

Lágrimas comienza a correr por sus mejillas. Acorta el espacio que nos separa, comienza a impactar sus puños contra mi pecho y a gritar como la loca que es: —¡Tu no entenderías nada!. ¡No tienes la menor idea de por todo lo que estoy pasando!.

—¡Te escucho!. Cuéntame por lo que estás pasando, pero esta vez intenta que no sea otra de tus mentiras.
—sostengo sus brazos, deteniendo sus golpes.

—No digas nada de lo que puedes arrepentirte. —me responde en tono de voz bajo, con sus ojos rojos por las lágrimas de cocodrilo.

—Nunca me arrepiento de nada. Tienes 24 horas para decirle la verdad a toda la familia, si no lo haré yo.

Tiro de su cuerpo nuevamente contra el sofá y me encamino hacia el comedor, encontrándome con los demás quienes aún no terminan de cenar, sigo mi camino hasta la salida sin mirar a nadie, solo logró escuchar la voz de mi madre gritarme: —¡Miguel vuelve aquí!.

                                 ***

—¿En serio Lucia se atrevió hacerte eso?. Vaya, cada día más me sorprende.
—son las palabras de Leonardo, después de contarle todo lo sucedido en la cena.

Nos encontramos en el bar del club, el ambiente está muy bueno, se escucha la música de Bruno Mars: Uptown funk. Alcanzó ver a Mia y Michelle, las cuales corrieron detrás de mí sin consentimiento de nuestros padres para qué las sacará de aquella cena. Están en la pista de baile junto a nuestra prima y dueña de este lugar Yina, las tres agitan su cuerpo al ritmo de la música.

—Miguel, pero hay algo que no logro entender en todo esto. —dice Pablo, logrando tener mi atención, mientras tomo un sorbo de mi vaso de whisky—. ¿En qué momento te acostaste con otra?.

—¡Si con la virgen!. —grita Leonardo, para que pueda escucharlo por lo alto de la música.

—¡No hables así de ella!. —lo fulminó con la mirada, mientras enciendo un cigarro lo llevo hasta mi boca, le doy una calada y suelto el humo.

—¡Lo siento!. Solo queremos saber de quién se trata. —me observa con curiosidad, estira su brazo hasta mí y me palmea el hombro—. Hace años que no fumadas, sí que estás mal.

Necesito calmar el puto estrés.

—¡No quiero hablar de ella con ustedes!.

Ella es especial, no comentaría nada de lo que viví con ella en la playa. No es una puta.

—Somos tus mejores amigos, entre nosotros no hay secretos. —insiste Pablo.

—¡Basta!. ¡Se acabó el tema!. No quiero que se comente ni una palabra más de este tema. —los regaño en el momento que las chicas caminan en dirección hacia nosotros.

Ambos asienten dándose por vencidos.

—¿Por qué tanto silencio?. —comenta Michelle al sentarse en nuestra mesa, entre medio de Pablo y yo.

Solo a mi hermana se le ocurre hacerse mejor amiga de la misma persona que es mi mejor amigo.

—Miguel felicidades por tu boda. —me dice Yina con una sonrisa de burla en su rostro y yo solo la ignoro.

—Eres muy mala Yina, las personas no se felicitan por sus desgracias. —le responde Leonardo.

—Tan poco así pues... Lucia es mi mejor amiga. —le reclama Mia.

—Les recuerdo que nuestra madre, nos advirtió de que no podemos hablar con nadie de este tema, hasta la fiesta de cumpleaños de Mia, donde Miguel le pedirá matrimonio. —habla Michelle.

Se quedarán esperando.

Puedo ver de repente como Pablo se acerca hasta Yina y rodea su brazo por su cuello, pero esta se aparta de él.

Supuestamente, son novios, pero Yina no quiere que Pablo se le acerque, se la pasa pidiéndole tiempo porque quiere que lleven las cosas despacio y por un momento recuerdo de que también le miente con el asunto de que nunca ha estado con nadie.

Es una mentirosa, al igual que Lucia porque se acostó con Leonardo en el viaje que hicimos de vacaciones Acapulco. Hace varias semanas le advertí sobre que debían decirle la verdad a Pablo, pero por lo visto aún siguen engañándolo.

Leonardo es mi mejor amigo y Yina mi prima, al igual que Pablo también es mi mejor amigo y no voy a permitir que le sigan viendo la cara.

—¿Yina todavía no le dices la verdad a Pablo?. —le preguntó delante de todos.

—¿Cuál verdad?. —se hace la inocente.

—No fijas demencia. La verdad sobre ti y Leonardo.

—Miguel no lo hagas, dame unos días más y se lo diré. —me dice Leonardo, intentando evitar que le cuente todo.

No voy a contar la verdad, ellos lo harán.

—¿Qué sucede?. —pregunta Pablo confundido.

El pobre es muy idiota y por eso todas las mujeres juegan con él.

—Yina se lo dices tú o se lo digo yo.
—insisto.

Todos tienen cara de sorprendidos.

—Pablo escucha Yina y...

—No es necesario Miguel, yo se lo diré.
—detiene mis palabras—. Pablo lo siento mucho, pero te he mentido todo este tiempo, no soy virgen. Hace años en aquellas vacaciones en Acapulco estuve con Leonardo.

—¡¿Cómo?!. Es una broma. ¿Verdad?
—Pablo intenta no creer lo que Yina le acaba de decir.

Mira el rostro de Leonardo y este solo le dice: —Lo siento amigo.

El cuerpo de Leonardo cae sobre el suelo en el momento que Pablo impacta contra su rostro con su puño cerrado y le grita: —¡No me vuelvas a decir amigo!.

Podemos ver cómo Pablo se va a pasos apresurados y Michelle sale detrás de él

—¡¿Feliz?!. —me pregunta Yina, mientras que Mia ayuda a Leonardo a levantarse.

Pensarán que soy un hijo de puta por esto. Pero nadie se merece que le mientan.

Odio las mentiras.

Alma Velasco

Camino por los pasillos de la universidad después de tener tantos días sin venir, se siente bien estar aquí y no volveré a dejar de venir.

En el día de hoy estoy muy feliz, decidí ponerme una camisa en color roja, es mi color favorito porque representa alegría, con una falda en color negro y las mimas botas de siempre porque aparte de que son muy cómodas, son las únicas que tengo.

Adoro aceptar regresar a la universidad, además de que el inconveniente se arregló con Yina y gracias a su pago recuperamos la casa. Pero por lo que más destilo felicidad, es por él. Fue la mejor noche de mi vida.

Todavía no me puedo creer que haya estado con él, es imposible olvidar sus besos arrebatadores, sus caricias enviando ráfagas de energía por todo mi cuerpo y como arremetía contra mi sexo, cada estocada no la borraré de mi memoria. Me entregué a él por primera vez y no me arrepiento de nada.

Por cierto, por eso decidí usar camisa en el día de hoy, para tapar las marcas que dejó en todo mi cuello y pecho.

Para ser sincera no quiero que se borren, me gustaría que fueran un tatuaje para tener la mejor noche de mi vida marcada en mi cuerpo.

Miguel conmigo se esmeró, mostrarme la playa, demás de la gran cena que mandó a preparar para mí, eso fue muy lindo y lo agradezco aunque no pude aprobar ni un bocado porque soy alérgica a los mariscos, pero se preocupó por mí porque ordenó para mí un cubo completo de pollo frito. Eso fue muy lindo.

Desde el momento que me dejó en casa no he podido sacarlo de mi mente por un solo segundo y no quiero hacerlo. Tal vez, me esté equivocando con todo esto, pero si él es fue yo me quiero quemar.

—Vaya, vaya. Tuviste las agallas de regresar. —me giró sobre mis pies, para ver el rostro de la persona que habló detrás de mí.

—Disculpa. ¿Me hablas ami?. —fijo que nunca la he visto.

—¿Cómo te atreves a regresar a esta universidad?. ¿Qué parte de que no perteneces aquí no entendiste?.

—Lucia si tanto te molesta verme, porque mejor no dejas tu venir y así también me evitas ami encontrarme contigo. —mis palabras son firmes, con mi mentón en alto demostrándole que no le tengo miedo.

—La becada aquí eres tú, no yo.

—Si tienes razón, la mal educada eres tú, no yo. Si no fuera por toda la pasta que tienes no estuvieras aquí.
—declaro.

—Aparte de fea, mal vestida y muerta de hambre eres estúpida. No te conviene declararme la guerra.

—Lucia déjala en paz. —son las palabras de Mia, al llegar junto con Yina la cual tiene el móvil pegado a la oreja.

—Mia no quiero discutir contigo.

—Lucia yo tampoco quiero discutir, pero debes entender que Alma es mi mejor amiga y no voy a aceptar que la trates así.

—¿Otra vez con lo mismo?. —le pregunta en un tono molesto.

—No tienen que discutir por mí, yo me mantendré alejada.

Me giro para irme hasta el salón de clases.

—¡Alma espera!. —las palabras de Mia me detienen.

—¿Mia tienes que decidir ella o yo?.

—Lucia no me hagas esas preguntas eres mi mejor amiga, pero tampoco me alejaré de Alma ella es una chica maravillosa, me salvó la vida.

Discuten como si no estuviera.

—¿Pueden hablar más bajo?. Estoy en una conversación muy importante sobre los impuestos en el club. —habla Yina.

—¿Mia sabes qué?. Quédate con ella, pero. ¡Luego no quiero que vengas arrastrada a mis pies suplicando que te perdone!. —declara Lucia y luego se marcha sin esperar una pregunta alguna.

—En definitiva no me dejarán hablar. Iré a terminar la llamada a otro lugar. —son las palabras de Yina con rostro molesto y puedo ver cómo se marcha, dejándome a solas con Mia.

—Mia deberías ir detrás de tu mejor amiga. No tienes que pelearte con ella por mí.

—Alma no puedo permitir que te trate así y tú tampoco debes aceptar que nadie te humille. No le hagas caso, más tarde hablo con ella y se le pasa el enojó.

Ahora que la tengo de frente, aprovecho para decirle todo lo que tengo en mente.

—Mia quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí.

—¿Agradecerme?. No he hecho nada por ti, no tienes nada que agradecerme.

—Claro que sí. Convenciste a Yina de ir hasta mi hogar para ofrecerle trabajo a mi madre y en el momento que todo estaba perdido, solucionaste el problema. Yina regresó a mi casa esa tarde, le pago una alta suma a mi madre de pasta y con eso hemos resuelto muchas cosas. De corazón gracias.

—Alma me alegra escucha eso. Reitero que no tienes nada que agradecerme.

—También quiero pedirte disculpas si he sido un poco dura contigo todo este tiempo.

—Solo te perdono si aceptas ser mi amiga.

Claro que acepto. Mia es un amor, aunque su mejor amiga y madre hayan sido de lo más horrible conmigo, ella no tiene la culpa de nada. No pierdo tiempo en estrecharla con un pequeño y nos encaminamos juntas hasta clase.

La mañana pasa rápido, al medio día almuerzo junto a Mia, Yina y Samuel en la cafetería. Gracias a que en casa tenemos un dinero extra después del pago de Yina, puedo pagar mi propio almuerzo.

Mientras comemos, observó cómo Mia no les quita sus ojos de encima a Samuel, está claro que le gusta, es que no lo disimula ni un poco y la entiendo, Samuel es muy guapo y cualquier chica puede destilar amor por él con solamente verlo. También puedo notar que está enamorada sola porque él solo tiene un lindo aprecio por ella como amigos.

                                 ***

Este ha sido un día increíble. Lucia no ha vuelto a molestarme, me la he pasado pensando todo el día en Miguel, no he prestado nada de atención en clases. Ya es la última hora y está por terminar para marcharme a casa, por cierto Mia se ofreció a llevarle, le dije que no era necesario pero ella insistió.

Me encuentro en el baño, pedí permiso a la maestra para vaciar mi vejiga porque no aguanta más. Me lavo las manos, me observó al espejo lo feliz que estoy y nadie borrará mi sonrisa.

Me encamino hacia fuera del baño y justo me encuentro de frente con Samuel, quien también acaba de salir, pero del baño de hombres.

—¿Cómo ha estado tu día?. —me pregunta.

—Superbién. ¿Y el tuyo?

—Bien... ¿Alma puedes venir conmigo? Quiero mostrarte algo.

—Samuel lo siento, pero debo regresar a clases.

—Alma solo serán unos minutos.

—Samuel he perdido muchas clases en estos días, nada más salí un momento al baño, pero ya tengo que regresar.

—Te prometo que no te quitaré muchos minutos de tu tiempo. —insiste.

—Vale, pero tiene que ser rápido.

                                ***

Atravesamos la puerta de un lugar con poca luz, tiene muchos asientos por todo el alrededor, en fila uno encima de otro como una escalera, es como si fuera un cine, pero este en el fondo tiene una tarima con muchos instrumentos.

—Waoo, esto es increíble. —mis palabras de impresión, nunca había estado en un lugar así.

—Este es mi lugar favorito de la universidad, es el teatro. Sígueme.

Baja las escaleras con pasos apresurados, lo sigo y puedo ver cómo se sienta en el piano.

—Vamos a jugar un juego, yo tocaré la melodía de una canción y tú adivinas cuál es. ¿Vale?.

Asiento y empieza a tocar.

Domina las teclas del piano muy bien, su melodía envuelve mis sentidos, lo observó y puedo ver como su pelo riso cae sobre su frente, pasa la lengua por sus labios en el transcurso y no lo puedo negar. Es tan lindo, cualquier chica sería muy afortunada de estar con él.

Tres minutos después termina de tocar y separó ambas manos aplaudo con emoción.

—Samuel lo haces muy bien, eres increíble. ¿Por qué no te dedicas a esto?.

—Mi padre insiste en que debo concentrarme en mi carrera. Quiere que sea el próximo director de esta universidad cuando ya él no pueda.

—¿Y esto es lo que tú quieres?. —le pregunto.

—Dime... ¿Cuál fue la melodía que acabo de tocar?. —me pregunta evadiendo el tema.

Puedo notarlo, es incómodo para él hablar de eso.

—Someone like you, de Adele. Tocas muy bien, fue muy fácil descifrarlo.

—¿En serio crees que lo hago bien?.
—me pregunta en un tono de voz bajo.

En el instante no puedo responder nada gracias a que su mirada conecta con la mía, el verde de sus ojos es cautivador y puedo apreciar como aparta su mirada de la mía para enfocarla en mis labios, logrando alimentar mis nervios.

Se levanta del asiento y camina hasta mi dirección acortando el espacio que nos separa sin apartar su mirada de mis labios, levanta su mano y la posa sobre mi mejilla mientras acerca su rostro hasta el mío, tan cerca que puedo sentir su respiración sobre mí y sin pedir permiso alguno de forma inesperada pega su boca con la mía.

No lo apartó, lo recibo en un beso lento, sensual y sin prima, como si tuviera todo el tiempo del mundo para detallar cada parte de mis labios. Aferra sus manos hasta mi cintura, al mismo tiempo que por instinto las mías se envuelven en su cuello y con delicadeza giramos sobre nuestros cuerpos sin apartarnos, acercándonos hasta el piano, levanta mi cuerpo para subirme sobre el instrumento, quedando acostada sobre el piano, mientras él está encima de mí, entre mis piernas sin apartarse de mi boca, con su lengua entra en ella acariciando la mía con ternura.

Segundos después. Mis piernas están descubiertas gracias a que traigo falda y se ha subido sola dejando visibles mis bragas en color negro, además de tener los primeros botones de la camisa sin abotonar, no tengo las tetas al aire por el motivo de que traigo brasier, algo muy extraño porque odio usarlos. Mientras que Samuel esta sin camisa y con la correa del pantalón desabrochada, repartiendo caricias lentas por todo mi cuello y pecho, en tanto con sus manos recorre mis piernas.

De repente aparece él en mis pensamientos. Ese hombre de mirada azul helada repartiendo caricias arrebatadoras aquella noche mientras estábamos en el mar, arrasando con mi boca y quemando en llamas todo mi cuerpo con cada embestida, las cuales estaban cargadas de agresividad acompañada de las fuertes olas y esas palabras que dice al oído con su voz ronca las cuales erizaron mi piel.

Miguel es diferente provoca quemarse en el mismo infierno si es necesario por estar a su lado, mientras que Samuel es dulce y tierno, te hace sentir como una princesa con cada caricia.

No entiendo por qué en estos momentos deseos con todas mis fuerzas que el hombre que está a mi lado sea él. Miguel Arango.

Samuel no se merece esto, es muy lindo, ha sido bueno conmigo desde el primer día. No puedo jugar con sus sentimientos.

—¡¿Qué están haciendo?!. —la exclamación de una voz femenina, logra que nos apartemos como un rayo uno del otro.

Mis ojos buscan la voz de la chica. Esta parada arriba, en la entrada del teatro, observando con rostro de impresión y a la vez de decepción en dirección a nosotros.

Es Mia Arango.

¿Cuánto tiempo llevará allí?. ¿Cómo se nos ocurre hacer algo así en un lugar como este?.

—Mia escucha puedo explicarlo.
—intento hablar con ella, mientras me bajo del piano.

Puedo ver cómo sale corriendo del lugar sin responder nada. Con rapidez me acomodo mi falda y me encamino a seguirla mientras me pongo los botones de la camisa.

—¡Alma espera!. —me detiene Samuel, logrando que me gire para observarlo mientras se pone la camisa.

—Samuel lo siento, debo ir detrás de ella.

Se acerca hasta donde estoy, me observa con curiosidad y me preocupa:
—¿Alma por qué tienes esas marcas en el cuello y el pecho?.

No respondo, solo salgo corriendo detrás de ella.

Llegó la hora de todos irse a casa, me cansé de buscar a Mia por todos lados, en los baños, la cafetería y todos los salones de la universidad. No pude encontrarla, al parecer desde que salió huyendo del teatro se marchó a casa.

Camino en dirección a la salida de la universidad para marcharme a casa sin mi mochila, porque cuando regrese a buscarla al salón de clases no la encontré por lo visto alguien escondió de ella, me imagino que Lucia está detrás de eso hará todo lo posible para que no regrese más, pero solo perderá su tiempo, no lo va a conseguir.

Atravieso la salida de la universidad, todos los estudiantes también se marchan a casa. Quedó perpleja en el momento que mis ojos se encuentran con esa mirada azulada, del hombre que se encuentra justo en la entrada, recostado de su Porsche lujoso, como si estuviera esperando por alguien.

Hoy luce más hermoso que nunca, tiene un traje muy elegante y formal en color negro, el cual se le ajusta al cuerpo, haciendo resaltar sus brazos, pechos y piernas musculosas.

Quisiera ser ese traje en estos momentos.

Su mirada me repara por completa, puedo ver la confusión que tiene su rostro y me empezó a preocupar, en el momento que recuerdo todo: No sabe que soy Alma, mucho menos que estudió en esta universidad.

¿Qué voy a hacer?. ¿Qué le voy a decir?.

Miguel Arango se aparta de auto lujoso y camina en dirección hacia mí, sin apartar su mirada helada de mis ojos.

¿Ahora que le voy a decir?. Este es mi final, estoy entre la espada y la pared...

Nota de la autora

Hola amados lectores. ¿Qué les ha parecido este increíble capítulo lleno de intrigas?.

Miguel está acorralado con Lucia por la noticia sorpresa que acaba de darle a toda la familia Arango, mientras que Alma está acorralada por Miguel atraparla en la Universidad.

¿Qué creen que pasará en el próximo capítulo?. ¿Piensa que este es el final de Alma Velasco con sus mentiras?. ¿Ustedes creen que estamos muy cerca de una boda entre Miguel y Lucia?.

Esperen el próximo capítulo...

Gracias. No olviden votar y dejar lindos comentarios.

DCLEBRON.

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