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Capitulo 12 .. Inesperado

Mia Arango

-¿Qué haces aquí?

Fueron las palabras que expuso Alma al percibir quien estaba tocando la puerta de su casa.

Definitivamente yo era la persona menos indicada para visitarla después de todo lo que ha acontecido. Además estoy muy segura de algo (Soy la persona que ella menos esperaba).

Sus hermosos ojos verde oliva relumbraban como platos de la impresión. Ella debe poseer muchas preguntas en sus pensamientos como: ¿A qué vine? ¿Cómo supe donde vive? ¿Si no me quedó claro que no quiere saber más nada sobre mí?

En fin, estoy aquí porque quiero remediar los errores, convencerla de regresar a la universidad y sobre todo deseo tener con ella una hermosa amistad.

-Mia, acabó de hacerte una pregunta -insiste con su mirada fija en mí, a la espera de una respuesta- ¿Qué haces aquí?

La determinó y sostiene con sus manos un folder en color azul, sus dedos juegan con el. Sin duda alguna está nerviosa.

-Hola Alma -agrego a mi saludo una pequeña sonrisa para lidiar el ambiente y a la vez hacerle esa pregunta que mi conciencia sabe que es un rotundo no- ¿Puedo pasar?

-¿Mia porque haces esto? -ella pregunta con modestia, es evidente que no quiere insultarme.

-Alma necesitamos hablar -soy persistente para convencerla.

-No tenemos nada de que hablar
-toma una bocanada de aire y la expulsa hacia afuera luego de un segundo- Mia no quiero ser grosera contigo, por favor vete.

-¡Almaaa! -exclama Yina mientras posa su cuerpo a mi lado.

Le pedí a mi prima Yina que me espere en su convertible mientras intentó convencer a la chica de ojos verdes que me permita pasar. Sabía que no sería nada fácil convencerla.

-Estamos concientes de que no quieres hablar con nosotras -continua Yina- Pero debes escucharnos, no te quitaremos mucho de tu tiempo.

Unos segundos de silencio reinaron entre nosotras, mientras Alma nos detallaba con mucha atención, nosotras estamos esperando que su respuesta no sea negativa.

-Vale -responde mientras hace espacio bajo el umbral de su puerta y con su mano hace una señal que indica hacia dentro de su respectivo hogar- Pueden pasar.

Sin desaprovechar el tiempo camino en dirección hacia adentro de la casa y mi prima sigue detrás de mí, además puedo escuchar como Alma arroja la puerta al cerrarla.

En definitiva no le gusto la visita sorpresa.

Ya en el interior puedo observar y detallar su hogar, es humilde, pequeña además de muy linda, organizada y acogedora. Estaba al tanto sobre la vida de Alma, es de clase social muy baja. Pero nada de eso me importa.

Mis ojos localizan la chica que está recostada sobre el mueble, con los pies arriba. Mi cuerpo sigue en dirección hacia ella quedando a su lado. La chica tiene piercing en el rostro, tatuajes por todos sus brazos además de los mechones de diferentes colores que tiene en el pelo.

-¿Qué me vez? -me cuestiona la chica al percibir que no le quitó mis ojos de encima.

-¡Ana! -exclama Alma, referente a un regaño.

-Disculpa, no quería incomodarte
-son las únicas palabras, mejor dicho excusas que se me pudieron ocurrir.

-Ana ellas son Mia Arango y su prima Yina Brown -Alma nos presenta mientras con su manos, señala a cada una al tiempo que menciona nuestros nombres.

-Ya se quiénes son -responde Ana, restándole importancia a las presentaciones de Alma.

-¿En serio? -pregunta Yina con rostro de impresión.

-Ella -responde Ana durante me señala con su dedo índice- Es la chica a la que Alma le salvó la vida, hija de los propietarios de la Inmobiliaria los Arango y tu eres la propietaria del club The Five Star.

Si que nos conoce.

-Tuviste una larga tarea investigando nuestras vidas -dice Yina, ocasionando un pequeño golpe de mi parte, con disimulo en sus costilla al clavarle mi codo. En sentido de regaño por lo que acaba de decir.

-No muñeca -la chica se levanta del mueble- Leo revistas, fue un placer me voy a mi habitación.

La chica termina de irse, dejándonos solas a nosotras tres.

-Es mi hermana menor, pueden sentarse, no se queden hay paradas
-explica Alma, a la vez nos invita a tomar asiento en los muebles.

-Yo no sabía que tenías hermanas
-responde Yina al sentarse a mi lado después de mí.

-¿Porqué vinieron? -nos pregunta Alma, con desespero por saber la respuesta.

-Alma estamos aquí por varias razones -le explicó, mientras ella permanece de pie con toda la atención puesta en mí- Lo primero es que nesecito que me perdones, fui una tonta todo este tiempo....

-Mia escucha....

Me interrumpe pero no permito que tampoco ella termine sus palabras.

-Alma tienes que escucharme. Encontre el sobre con la pasta que mi madre te ofreció en su bolso.

De manera rápida saco la cartera de la mochila donde está guardado el sobre y le muestro la pasta. Ella asiente sin decir una palabra alguna, luego lo regreso donde estaba.

-Lo siento -continuo- siento mucho no haberte creído aquel día en el hospital. Tu me salvaste la vida, arriesgarte la tuya y yo solo me he comportado como una tonta.

-Ok -responde- Tu madre te juro que yo había tomado ese dinero, era normal que confiaras en su palabra, es tu madre.

-Espero que está vez sí podamos ser amigas -una sonrisa se dibuja en mi rostro.

-Alma también vinimos por otra razón hasta aquí -interviene Yina con sus palabras- Necesitamos que......

-No voy a regresar a la universidad
-se interpone Alma, sin darle tiempo a que termine sus palabras.

-Alma si tienes que retornar a la universidad, no puedes dejar los estudios así no más -hago el intento de convencerla.

-La desición está tomada y no quiero hablar más de esa tema.

-No es de eso que te quiero hablar -le responde Yina.

-Yina pero si debemos convencerla de que regresé a la universidad -le hablo a mi prima como si Alma no estuviera presente.

-Mia tenemos poco tiempo
-murmura para nosotras dos, con una mirada penetrante haciéndome entender que debemos de contarle ya.

Puedo descifrar en sus ojos la inquietud que brotan en ellos. Faltan menos de 24 horas para que lleguen los familiares al club, si esas sábanas y toallas no están listas. Definitivamente todo estará arruinado.

-¿Qué está pasando? -nos cuestiona Alma, al darse cuenta de que estamos luciendo algo extrañas.

-Alma tu madre tiene que lavar las sábanas y toallas de mi club, las nesecito limpias para el día de mañana. Te puedo asegurar que les pagaré muy bien.

-Ese tema deben hablarlo con ella
-responde Alma- Además siempre tiene mucho trabajo, no creo que para mañana pueda terminarlas ¿Yina Qué cantidad es?

-80 juegos de sábanas y 150 Toallas.

-¡¿Qué?!

Exclama Alma con los ojos como platos, por la gran impresión que se acaba de llevar al escuchar la cantidad.

-¡Santo Cielos! Eso es demasiado, mi madre nunca podrá terminar todo para mañana a tiempo ¿Porqué no vas a una lavandería?

-hice muchísimos intentos pero no logré solucionar. Alma si tu madre no acepta ayudarme, en el día de mañana mi club estará en boca de todos, porque no pude darle a mis clientes que vienen desde otro país un buen servicio.

-Alma si tu madre acepta ayudarnos mi prima les recompensara muy bien.

-Asi es, ustedes solo pongan, la cifra deseada y yo estaría de acuerdo en pagarla -enuncia mi prima, luego junta ambas manos en forma de petición- Alma por favor dime qué sí

-No -es la única palabra que responde Alma, con un rostro rígido de que no cambiará de opinión.

-¡Sí, lo haremos!

El sonido de una exclamación detiene nuestra conversación, giró mi cuello en dirección a la derecha, localizando la mujer que acaba de llegar. Por su físico está entre los 40, tiene los mismos rasgos físicos en el rostro que Alma, al igual que el verde oliva de sus ojos. Estoy segura de que ella es su madre.

Alma reacciona con la misma impresión que nosotras, al notar que su madre acaba de llegar.

-¿Mamá estabas escuchando nuestra conversación? ¿Hace que tiempo llegaste?

-Acabo de llegar -le responde su madre, mientras se termina de acercar hasta el centro de la sala, sin despegar la vista de mi prima y yo- ¿Quiénes son?

-Soy Mia Arango y ella es mi prima Yina Brown.

-Es un placer señora -dice Yina , mientras se levanta del mueble, se acerca hasta la madre de Alma, además le extiende la mano en modo de saludo, la cuál ella no duda en estrechar.

-El placer es mío, llámame Rosa.

-Entonces como alcanzó a escuchar la razón por la que estamos aquí ¿Si está dispuesta ayudarme? -insiste Yina.

-Mamá no tienes suficiente tiempo para hacerlo

-¿Porqué vienes hasta aquí para que yo solucione el problema que tienes en tu club? -pregunta Rosa, ignorando las palabras de su hija y prestándole atención a Yina.

-Voy hacer sincera con usted Rosa, no tengo a donde más ir.

Yina toma su bolso que lo había dejado en el mueble, justo del lado que estaba sentada. No demora en abrirla, extrae un bolígrafo junto con una pequeña libreta de la cual rasga un papel y se los extiende a la madre de Alma para que los tomé.

-Tome el cheque, anoté la cantidad que quiera. Escriba una cifra, no me importa la fila de ceros que pueda tener si está dispuesta ayudarme.

La Sra. Rosa queda inmóvil con la oferta de mi prima, mientras que Alma tiene rostro de molestia.

Después de pasar varios segundos mirándonos el rostro las cuatro, además de Yina tener todavía el brazo extendido con cheque y bolígrafo, la madre de Rosa responde:

-Ya te di una respuesta, si lo haré. En cuanto al pagó, en esta casa somos muy humildes pero honradas, me pagarás cuando termine el trabajo y te lo entregue. Además aceptaré una cifra no exagerada, no me gusta el dinero fácil.

-Mamá ¿Porqué no me escuchas? No quiero que te metas en problemas.

-Hija se lo que estoy haciendo, necesitamos el dinero para pagarle a Nelson, juntas podemos terminar a tiempo el trabajo para mañana si empezamos desde ahora. Este es nuestro momento.

Alma termina dándose por vencida, aceptando la desición de su madre. Yina regresa sus cosas al bolso, mientras terminamos de acordar todo y ya estamos listas para irnos.

Alma nos acompaña junto a su madre hasta la puerta para despedirnos y luego de ambas cruzar el umbral, mi prima termina de explicarle los últimos detalles:

-En menos de una hora estará aquí el camión con el paquete, mañana al medio día regresaré por ellas y con su pago.

La Sra Rosa asiente, en tanto Alma solo nos observa porque aún no está de acuerdo del todo.

-Alma tranquila todo saldrá bien, confía en tu madre -le dedicó unas palabras de aliento, junto a una sonrisa para que serene sus pensamientos.

***

Luego de un largo recorrido escuchando los éxitos de Adele, desde la casa de Alma hasta la ciudad, sin cambiarle a la radio porque mi prima tiene una fuerte obsesión con sus canciones. Yina se estaciona en la entrada de la mansión, me quito el sintieron de seguridad para bajarme pero ella permanece en su lugar con el auto aún encendido y la radio a todo volumen, con el tema de roling in the deep.

Bajo el volumen del radio, consiguiendo que se moleste.

-Oyeee ¿Porqué haces eso? Ese es mi tema favorito.

-¿No vas a bajar? Es la hora de la cena -le pregunto ignorando sus quejas.

-Mejor no, iré al club a terminar todos los preparativos para mañana junto a Raúl.

-Vale, mañana te espero al medio día.

Me acercó hasta ella, dejo un pequeño beso en su mejilla y me terminó de bajar, además me quedo justo hay parada esperando que su auto termine de irse para entrar a mi hogar.

Una vez desaparece el convertible, me pongo en camino hacia la puerta y mis ojos encuentran a Luis que está bajo el umbral de ella.

-¿Porque estás en guardia? -le pregunto una vez ya estoy parada frente a él.

Me toma del brazo que no tengo las quemaduras, tirándome muy fuerte hasta pegarme contra su cuerpo, provocando que pueda sentir su pecho musculoso, además de causar que nuestras miradas se encuentren por varios segundos.

-¡¿Dónde carajos estabas?!

-Luis no tienes que gritarme, no estoy sorda.

-Tus padres me quieren aniquilar porque no tenía las respuestas de donde estabas -murmura para nosotros dos, muy serca de mis labios- Qué no se te olvidé que soy tu chófer y adonde quieras que vayas debo ir contigo y ¿Porqué demonios no respondes tu teléfono te hemos hecho cientos de llamadas?

Una corriente eléctrica recorre por todo mi cuerpo, provocando escalofríos en mi piel. Al sentir su cuerpo tan serca del mío puedo percibir como su pecho sube y baja de forma rápida cuando respira. Tensa aún más mis sentidos cuando pega sus labios con los míos sin pedir permiso.

Besa suavemente mis labios en un beso placentero, enviando señales de excitación por todo mi cuerpo, ocasionando que muerda su labio inferior en el proceso, además de envolver mis brazos en su cuello y ponerme de puntillas para poder alcanzar aún más sus labios, ya que soy de estatura pequeña.

Sus manos viajan por mis hombros, provocando en el momento que la mochila caiga al piso. Continua recorriendo sus manos por toda mi espalda hasta llegar a la parte baja (mi trasero). Aprieta mis glúteos muy fuerte, sin despegar nuestros labios, mientras nuestras lenguas rozan de manera sensual y pasional.

-¡Quita tus asquerosas manos de mi hija!

La voz de mi madre se escucha como relámpago en noche de tormenta, haciendo que nuestros cuerpos se aparten de forma muy rápida.

Mis ojos reparan la mujer que acaba de salir de la mansión sin darnos cuenta, lleva puesto un vestido ajustado al cuerpo en color rosa, con un escote v en sus pechos resaltando sus grandes y firmes pechos. Portando una figura segura, además de resplandeciente como la dama que es.

Puedo percibir su mirada penetrante y oscura, también sus gestos que indican que está furiosa. Camina hacia nosotros, mejor dicho está modelando, sin perder su esencia y elegancia aunque este enojada. Posa su figura frente a Luis quién permanece a mi lado pero sin estar unidos:

-¡¿Cómo te atreviste a tocar a mi hija?! -la pregunta de mi madre, más bien sus gritos fueron acompañados por una fuerte bofetada en el rostro de Luis, volteando su cara por el fuerte impacto.

-¡¿Mamá porqué haces eso?! -mi exclamación de reclamo se las llevo el viento, en el momento que se dirigió hasta mí, con una bofetada mucho más fuerte de la que le había otorgado hace unos segundos a Luis. Causando derribar mi cuerpo contra el suelo, además de hacerme probar ese líquido tibio de mis labios (sangre), mientras me gritaba en el proceso:

-¡Eres una zorraaaa!

-Sra. Victoria tiene que calmarse
-son las palabras alentadoras de Luis hacia mi madre, en tanto se toma la cortesía de ayudarme a levantar, además me pregunta- ¿Estás bien?

-Estoy bien -murmuro para nosotros cuando ya estoy de pie.

-¡Te dije que alejaras tus manos de mi hija!

-Solo estaba ayudándola a levantarse ¿Cómo te atreves a pegarle a tu hija?

Con las palabras que Luis acaba de decir, alimento aún más la furia de mi madre.

-¿Perdón? ¿A caso me acabas de tutear? No somos iguales, te recuerdo que eres un muerto de hambre y sin nosotros no eres nadie.

-Mamá déjalo ya.

-¡Cállate! -los gritos de mamá retumban en mis oídos, aparte de también causarme temor- Métete a la casa. Luis y yo vamos hablar en privado.

-No voy a ir a ningún lado.

No puedo creer que esas palabras de desafío haya salido de mi boca, no lo voy a negar. Le tengo miedo a mi madre.

-¡Te dije que te metas a la casa!

-Ya te dije que no iré a ningún lado.

-Mia entra a la casa -Luis se dirige hacia mí para intentar convencerme, apoyando las exigencias de mi madre.

Conozco a mi madre a la perfección. Estoy no terminará bien.

Sin decir una palabra me encamino adentro de la casa, de manera rápida me dirijo hacia el comedor porqué es hora de la cena, mi padre y hermanos deben estar allí.

En menos de nada llegó al comedor, me postró de pie al lado de la mesa

En menos de nada, estoy en el comedor parada al lado de la mesa, ganando toda la atención de papá y mis hermanos, excepto Michelle que debe de estar como siempre, en su habitación de arte y no debe de tardar en bajar. En tanto Lola está sirviendo la mesa, mientras mi familia está sentada en espera para empezar a cenar.

Mi padre me mira con rostro de desagrado, no me dice nada, pero si puedo leer sus rasgos físicos, está enojado porque salí de casa sin la compañía de Luis.

-Hermanita estas en problemas
-encuentro la mirada de Milán, al terminar de decir esas palabras desalentadores, que por cierto es algo que ya se.

-¡¿Dónde carajos te metiste todo el puto día?! -exclama Miguel, ocasionando que centre toda mi atención en él- ¿Tenemos que recordarte de que todavía, no hemos encontrado al maniático que intento asesinarte? ¡No mides las cosas que...

-Mamá está peleando con Luis en la entrada de la casa -suspendo sus reclamos. No puedo permitir que mi madre pase más tiempo a solas con Luis. Ella es capaz de enviarlo al espacio si es nesesario.

-¿Qué cosas dices? -las primeras palabras de mi padre, después de que llegue. Se levanta de su asiento y se acerca a mí.

-Papá ella golpeó a Luis.

-Pero ¿Qué cosas di....? Un momento -detalla mis labios cuando ya está parado frente a mí- ¿Qué te pasó en la boca?

Es la primera vez que mi madre me pone la mano, estoy segura de que está noche va arder.

-Mamá me pegó ami también.

-¡¿Qué demonios?! -grita Miguel al escuchar mis palabras, además de con sus puños golpear muy fuerte la mesa, causando asustar a todos por el acto inesperado. Se levanta de su asiento, poniéndose camino a buscar a mi madre.

-Me va a escuchar -dice mi padre, siguiendo los pasos detrás de mi hermano.

-Muero de hambre, pero esto no me lo pierdo va a estar buenísimo. Lola ve a buscar a Michelle, no puede perderse este espectáculo -declara Milán, levantándose de su asiento y apresurándose a seguirlos.

Mientras ellos están enojados porque mi madre me pegó, yo solo estoy preocupada por Luis. No debió besarme ¿Porque demonios hizo eso? Somos buenos amigos desde que él llegó a está casa y yo era muy pequeña.

-¿Mi niña estás bien? -me pregunta Lola, que permanece en el comedor asombrada por la situación y no le prestó el más mínimo asunto a los mandatos de Milán.

-Si estoy bien.

No pierdo más tiempo y me apresuró a seguirlos. Como dice mi hermano Milán: esto será un espectáculo y no puedo dejar de estar presente. Los alcanzó justo cuando cruzan el umbral de la puerta, además puedo percibir que Lola viene detrás de mí.

Llegamos todos afuera, mis ojos pueden notar que mi madre y Luis siguen parados donde mismo los dejé hace varios minutos. Pero ahora el ambiente está diferente, ella está más tranquila y relajada.

-¡¿Qué está pasando aquí?! -grita mi padre con la mirada puesta en mi madre.

-La desición está tomada -responde mi madre con ambas manos puestas a las caderas- Luis está despedido, ya le quite las llaves de mi auto.

-Veronica no puedes despedir a Luis sin consultarme primero -le responde mi padre.

-¡Ya la desición está tomada!
-reafirma sus palabras- Tendrá que irse esta misma noche sin un solo euro, de lo contrario presentaremos cargos en su contra.

-¡Mamá no puedes hacer eso!

-¡Te dije que te metieras a la casa!

-¡No soy una niña!

-Si Luis se va, pues yo también
-habla Lola, causando la atención de mi padre.

-Pues lárgate con él, después de todo me ahorrarias la molestia de tener que despedirte a ti también.

-¡Bastaaaa! -truena Miguel, haciendo que ambas quedemos en silencio- ¿Luis que carajos está pasando? y espero que por tu bien me respondas con la verdad, porqué de lo contrario ¡Yo mismo te sacaré de patadas a la calle!

-Hijo escucha -dice mi madre, intentado responder las palabras de Miguel- Yo te voy a explicar......

-¡Dije Luis!

Todos quedamos en silencio por varios segundos, esperando la respuesta de Luis. Me siento culpable de todo lo que está pasando, no podía permitir que Luis me besará, yo correspondí a ese estupido beso y ahora estamos en problemas. Tengo que ayudarlo, no puedo permitir que lo echen a la calle como si fuera un animal, después de todo él ha vivido la mayor parte de su vida aquí.

-Miguel, con todo el presto que usted se merece yo.....

-Yo lo bese -con mentiras detengo las explicaciones de Luis para salvarle el culo- La verdad es que tengo un fetiche con los chicos músculos, desde hace días estuve acosando a Luis en horas de su trabajo, él solo me ha estado rechazando. Pues hoy no pude resistir más y lo bese.

-¡Mientes! -me encara mi madre- Estás mintiendo para que el inútil se quede.

-Miguel estoy diciendo la verdad.

-¿Padre que piensas al respecto de todo esto? -le pregunta Miguel a mi padre, el cual está en silencio mirando toda la discusión.

En las familias el padre es siempre que tiene la última palabra, pero en esta mi madre es la que manda.

-Luis debe de irse -responde papá- Le puso la mano a mi hija y no puedo dejarlo pasar por alto.

-¡Papá nooo! no soy una niña, te estoy asegurando que yo lo bese -encuentro la mirada de mí hermano- Miguel tienes que hacer algo, no permitas que se vaya.

-Mia -Luis pronuncia mi nombre haciéndome captar toda su atención- Déjalo estar, me iré a recoger mis cosas.

¡Nooo! No puedo permitir que se vaya, no puedo quedarme de brazos cruzados. Luis se encamina para irse y mi respiración empieza a latir fuera de lo normal, me llevo las manos a la cabeza como significado de desesperación, además de mirar a todos lados en busca de una respuesta para resolver este problema.

Esperen un momento.......

Mis ojos alcanzan a ver la mochila que ha estado colgada a mi hombro todo el día, está en el suelo, justo en el punto donde Luis y yo nos estábamos besando. Se me acaba de ocurrir una idea. La solución a todo este problema....

-¡Luiiiiis espera! -con mis gritos me llevo la atención de todos, incluyendo la de el chico músculo que no hace nada estaba besando mis labios.

Tomó la mochila levantándola del piso, de forma rápida la abro y saco todo lo que está dentro de ella, incluyendo la pasta.

-¡Si alguien tiene que irse de esta casa, eres tu mamá por mentirosa!

Tiro los euros en sus pies, causando que mi madre ponga un rostro de impresión, mientras yo sigo con mis reclamos.

-Ese es el dinero que le ofreciste a Alma, nos juraste a todos que ella lo había tomado, además que te pidió el doble. Mentiste, todo fue una mentira. Alma sería incapaz de aceptarte un solo euro.

-¿Cómo te atreviste a mentirnos? Y tener el descaro de jurar. ¡Nos has visto la cara! -los reclamos de Miguel, al enterarse de las cosas que hace nuestra madre.

-¿Madre que pasa contigo? Hasta te atreviste a pegarle a nuestra hermana -dice Milán.

-No voy a darles explicaciones. Sé cómo hago las cosas y todo lo hago por nuestro bien.

-¿Cómo te atreves a decir eso? Somos tus hijos no tus marionetas.

-¡Miguel a mi me respectas, debes tener mucho cuidado como me hablas. Soy tu madre!

-El respecto se gana -luego de responderle, enfoca su mirada en nuestro papá- ¿Padre que tienes para decir sobre esto? ¡Es hora de que te pongas los putos pantalones y ejecutes el rol de padre que te corresponde!

-¡Si padre, siempre te dejas dominar de nuestra madre como si fuera tu jefa! -exclama Milán, apoyando las reclamaciones de Miguel.

-No importa lo que papá responda. ¡Luis se queda! -afirmo mis palabras, además de mirar a Luis y regalarle media sonrisa.

-¿Saben que? -dice mamá- muero de hambre, me iré dentro a cenar piensen lo que quiera y tu Luis ¡Largoo!

-¡Verónica! -grita mi padre, logrando que nuestra madre se detenga, que estaba por irse adentro.

-¡¿Qué?! -responde mi madre, con el mentón en alto, también una mirada firme de desafío. Demostrándole que no le teme.

-Quiero el divorcio.

¡¿Queeeeee?!

Todos los presentes, ponemos un rostro de terror al escuchar las palabras de mi padre. Aquella frase normal en las mayorías de familias que nunca pensamos en escuchar en la nuestra.

-Ya me cansé -continua papá- Le estas haciendo daño a nuestros hijos, con todos tus altercados. Les mientes, les pegas -su tono de voz cambia y sus ojos se llenan de lágrimas- Te amo, pero ya no puedo más.

La mirada de mi madre es fría, además de oscura. Así es ella fuerte como roca y el corazón como hielo.

No responde absolutamente nada, solo se camina en dirección al parqueo, con toda la tranquilidad del mundo como si nada estuviera pasando.

-¿Padre no crees que fuiste muy duro con ella? -le pregunta Milán.

-Hijo no quiero hablar ahora, estaré en mi despacho, que nadie me moleste
-se pone en camino para entrar a casa, pero se detiene por el sonido del mercedes benz de mamá.

El auto acaba de salir del parqueo a toda velocidad, tan rápido que las gomas rechinaron.

-¿A donde va? -pregunto- Nuestra madre conduce muy mal.

No tiene licencia de conducir, porque en el exámen no paso las cuatros veces que lo tomó.

-Voy a seguirla en mi carro -dice Milán, poniéndose en camino al parqueo a buscar su auto.

-Tu no vas a ningún lado Milán -le advierte Miguel, haciendo que se detenga.

-No eres mi padre.

-Ya te dije que no irás.

-Oblígame.

-¡Bueno ya estuvo! -les grita mi padre- Milán tu no te mueves a ningún lado. Verónica es una mujer adulta, sabe defenderse por si sola, los demás ¡Todos adentró! Por cierto. Luis puedes quedarte.

¡Lo logré. Luis se queda!

No puedo negar que me duele muy en el fondo la desición sobre el divorcio, pero si después de todo sea lo mejor para todos.

Nuestro padre, junto a mis hermanos terminan de entrar a la casa. Mientras tanto yo reparo a Luis, está estrechando a Lola con fuerte abrazo, mientras nuestras miradas se encuentran por varios segundos, esta vez es él quien me regala una sonrisa y no puedo negar que me sonroja. Le devuelvo la sonrisa por varios segundos, aparto la mirada de él y me dispongo a seguir mis hermanos dentro de la casa.

Verónica Brown

Conduzco por las calles de Madrid a toda velocidad, sin prestarle importancia a las leyes de tránsito, además de que pueda tener un accidente y terminar con mi vida.

Después de todo eso sería lo mejor, que en en el día de mañana saliera en todas las noticias: La empresaria más hermosa de España, Verónica Brown, mejor conocida como La señora Arango, murió en horas de la noche en un aparatoso accidente.

Por lo menos no sería la ex, porque antes muerta que mis dedos firmen ese asqueroso papel llamado divorcio.

Es que no lo puedo creer ¿Cómo ha sido capaz de tener el atrevimiento de pedirme algo así? Después de todo lo que he dado por construir nuestro imperio

¿Cómo puede llegar a pensar que abandonará así de fácil?. Sin mí la empresa Los Arango, Octavio y mis hijos no son nadie.

Estoy muy segura, así como me llamo Verónica que en el día de mañana estará arrepentido, de rodillas a mis pies, suplicando perdón y que no lo abandone.

Estacionó el Mercedes en la puerta de unos de los bares con más prestigio en la ciudad. Bajo de él, me recibe uno de sus trabajadores, le entrego la llave de mi auto y me pongo en camino hacia dentro.

Atravieso las puertas del bar, encontrándome con un ambiente de diversión, está lleno de personas con clase, que por encima de la ropa se les nota su alto nivel. Su decoración es en dorado con cristales de lujo que adoran el lugar.

Me acercó a la barra y me siento en unos de sus respectivos asientos, mientras me atiende una chica rubia uniformada que se encuentra detrás de ella:

-Bienvenida ¿Qué le apetece tomar? Estoy para servirle -dice sus palabras acompañada de una sonrisa.

-Un gin tonic, con dos de tónica y una sola de hielo.

-Su trago estará listo en unos segundos.

Mientras la chica prepara mi trago, yo reparo mi alrededor. El lugar está lleno de personas, no sobra ni un solo rincón con espacio. Alcanzo a ver en la pista de baile, mujeres solteras y con su pareja, bailando al ritmo de la música de Chris Brown.

-Un gin tonic, con dos de tónica y una sola de hielo ¡Qué lo disfruté! -son las palabras de la chica, cuando regresa con mi trago, mientras lo pone encima de la barra.

-Gracias -respondo, además de tomar la copa y beber un sorbo.

-Joven, coloque el gin tonic a mi cuenta.

La voz masculina que mis oídos acaban de escuchar, que por cierto proviene de Italia, me hacen reaccionar de manera rápida, girando mi cabeza hacia la derecha y encontrándome con semejante figura.

Mis ojos escanean el desconocido que se encuentra a mi lado: Hombre de estatura alta, con hombros y brazos músculos que resaltan, además de una cabellera ondulada oscura, la cual cae sobre en sus hombros. Usa una camisa clásica en color azul marino, en combinación con un pantalón negro de vestir, aparte de tener en los pies zapatos Louis Vuitton. ¿Y si hablamos de su aroma? Su exquisita fragancia, se puede olfatear estando a varios metros de distancia. Tengo que reconocerlo, luce muy bien y tiene excelente gusto.
Por su imagen puedo descifrar que es joven y debe de tener la misma edad de mi hijo Miguel.

Está parado a mi lado recostado de la barra, tiene en sus manos una tarjeta de crédito en color negra, mientras estira su brazo hacia la chica rubia que acaba de atenderme.

Esperen un momento ¿A caso está pagando mi trago?

-No, yo pagaré mi bebida -mis palabras hacen detener a la chica, cuando estaba a punto de tomar la tarjeta.

-Quiero trago de tequila sin hielo
-ordena el hombre que tengo a mi lado- No, espere... Mejor traiga la botella, quiero celebrar que estoy en este hermoso país y puedes cobrarla junto con el gin tonic.

-Pero... ¿Qué parte no entiende? Yo pagaré mi propia bebida.

-Insisto -responde el hombre sin mirarme ni tan solo una vez, después de llegar, además de permanecer con el brazo estirado y la rubia avergonzada sin saber que hacer, pero a mí ya me enfureció más de lo que estoy.

-¿Usted que se cree? No nesecito que nadie me pague nada ¡Soy una dama!

Tomo mi copa y me doy un trago largo hasta dejarla totalmente vacía.

-¡Otro gin tonic y que esté más fuerte!
-le hablo a la chica con voz fuerte, para que pueda escucharme ya que la música está fuerte.

-No tienes que gritar -me dice la figura masculina que se encuentra, mirándome por primera vez- Después de todo, recuerda que eres una dama.

-Veo que dominas muy bien el idioma español, siendo italiano -le digo.

-Mi padre es español -me regala una sonrisa- Desde que llegué he intentado ser amable contigo y tu rechazaste mi trago.

-En primer lugar, no somos iguales para que te dirijas así hacia mí. En segundo, tengo suficiente dinero para comprar este bar completo si es necesario y por último ¡Déjame en paz!

-Disculpa por incomodarte -se acerca más a mi lado- Pero es extraño ver una mujer tan hermosa, sofisticada y elegante con un genio tan fuerte.

Estando más serca de mí, puedo sentir aún más su aroma exquisito y no puedo negar que huele delicioso.

-¿Me estas coqueteando?

-Si

¡Descarado!

Regresa la rubia con nuestras bebidas, colocándolas en la barra, frente a cada uno.
-Un gin tonic y una botella de tequila ¿Los pongo en una sola cuenta o separados? Tienen que decidir ya, porque tengo bastante trabajo.

-¿Si pagas mi trago, me dejarías tranquila? -le preguntó al descarado que está a mi lado.

-En una sola cuenta -le habla a la chica y ella toma la tarjeta para cobrar la cuenta.

-No respondiste mi pregunta
-le reclamó, mientras él sonríe restándole importancia a mis palabras.

-¿A qué le temes? -me pregunta.

Toma la botella de tequila, la destapa y no sirve una porción en el vaso que le trajo la chica, si no que bebe de la misma botella, un sorbo muy largo. Mientras yo trago grueso por el asombroso espectáculo que estoy bien.

-Una mujer empoderada como tú no debería ponerse límites. En estos momentos soy el hombre más afortunado, por estar a tu lado.

-Soy una mujer casada -le digo, mientras le muestro el anillo de compromiso, que llevo en mi dedo anular hace 26 años- Así que detente, no soy una puta, si es lo que andas buscando para esta noche.

Sonríe aún más, pero esta vez se acerca hasta mi oído para susurrarme.

-En primer lugar, ya sabía que era casada, vi su anillo desde que llegué. Segundo lugar, no ando en busca de putas, porque tengo mi novia. Por último, está siendo demasiada paranoica, no estamos haciendo nada malo, solo estamos compartiendo unos tragos como si fuéramos carnales ¿Qué malo podría pasar?

***

Con una gran dificultad en mis párpados, para mantenerlos abiertos, apenas alcanzó ver mi reflejo en el espejo. La imagen es vergonzosa pero a la vez excitante. Mi pelo desordenado, mientras el rodea una de sus manos por mi cuello apretándolo con fuerza, estando a mi espalda y yo inclinada hacia delante en el lavamanos. El desconocido italiano entra y sale de mi sexo sin contemplaciones, es rudo, además de rápido en sus movimientos.

Mis tetas están visibles, de vez en cuando sube su mano libre hasta ellas, apretándola y masajeando mis pezones erectos. Me gusta lo que veo através del espejo, me satisface lo que siento. Jamás había experimentado el sexo de esta manera, tampoco tenía idea de que me gustaría tanto.

Sale de mi interior y me voltea de frente hacia él, encontrando mi boca, besa mis labios con decesperacion, mientras que sus manos la hunde en mi trasero, apretando y estrujando mis nalgas. Logrando robarme un gemido, sin despegar nuestros labios.

Nunca nadie me había besado así, estoy experimentando algo nuevo y peligroso, pero me gusta. Debo estar ebria hasta al culo, después de beberme dos botellas de tequila, además de los cinco trago de gin tonic que me tome primero.

Se aparta de mis labios y por un momento me volteo para verme al espejo.

¡Pero que fachas traigo!

Mi pelo está desordenado y el vestido rosada que llevo puesto, esta envuelto en mi abdomen, dejando visible toda la parte de arriba y abajo de mi cuerpo

Me voltea por segunda vez hacia él, de manera rápida pone sus manos en mis caderas, ejerciendo fuerza mientras me levanta y me sienta en el lavamos con rudeza, provocando que sienta mareo por un momento. Pero eso no es todo, abre mis piernas, separándolas a cada extremo y sin pedir permiso, pega sus labios de mi sexo húmedo.

Gimo por el contacto de su boca.

Por un momento recuerdo que esto está mal. Soy una mujer casada, amo a mi familia, esto está mal.

Con mis manos empujó su cabeza, haciéndolo apartarse de mi entrepierna.

-Tenemos que parar -le digo, con trastorno en el habla, por todo lo que me tome.

-Shhhhhh... Tu solo disfruta -me responde con el mismo tono de voz que el mío, mientras pega su dedo índice en mis labios, haciéndome entender que debo hacer silencio y otra vez vuelve a pegar sus labios donde estaban.

Pero esta vez es diferente, su boca besa mi sexo de manera feroz, saborea esa parte como si fuera un exquisito manjar. Otra vez con mis manos lo empujó, pero ahora es todo lo contrario, lo pegó más a mi sexo con fuerza, mientras hago movimientos con mis caderas disfrutando de la excitación.

Estoy muy húmeda, jamás me pude imaginar que podía estar tan empapada como ahora. Él bebé de mis jugos y con increíbles movimientos de su lengua me obligar a tirar mi cabeza hacia atrás, además de gemir muy fuerte.

Lame uno de mis labios con devoción, estoy muy borracha y reconozco que lo hace muy bien, más bien yo diría que es un profesional. Atrapa mi clítolis con su experta boca y lo chupa, logrando que levante mi cabeza además observe el espectáculo que tengo enfrente. Sus ojos se encuentran con los míos, sin dejar de chupar mi coño empapado.

Lo que mis ojos están viendo es impactante. Un gemido, tras otro se escapa de mi boca. Además con una de sus manos sube hasta mis tetas, aprieta mis botones erectos, mientras que con la otra ejerce fuerza en una de mis piernas, sin dejar de lamer, chupar y beber mis jugos.

Siento una corriente por todo mi cuerpo, el latido de mi corazón está mucho más acelerado de lo normal. No apartó la mirada de él. Él comiendo mi coño con desespero, haciéndome vivir uno de los mejores momentos de mi vida. No debería estarle haciendo esto a Octavio pero ahora no tengo tiempo para pensar en la culpa.

Chupa mi clítolis, mientras lo aprieta con su boca, de pronto siento una energía recorriendo por todas las partes de mi cuerpo. Con su lengua hace movimientos muy rápido en mi sexo y con ambas manos en mis tetas aprieta mis pezones, logrando que llegue al clímax y que grite fuerte sin temor por la liberación.

-Sei delizioso -sus palabras en italiano, al despegar su boca de mi sexo después de terminar.

<<Eres deliciosa>>

Vuelve a tomarme de la cintura, para bajarme del lavamos, cuando ya estoy de pie me empuja hacia una de las puertas de los baños que están cerradas, quedando mi espalda pegada a una de ellas.

Ahora que recuerdo, estamos en el baño de mujeres del bar, por eso se alcanza a escuchar la música desde aquí. Pero como estoy borracha hasta el culo, me acabo de dar cuenta justo ahora.

Levanta una de mis piernas, frota su erección en mi entrada por varios segundos antes de entrar estando aún de pie y contra la puerta. Está entrando lento, muy despacio en mi sexo y como estoy empapada, resbala quedando dentro por completo.

-Me mata tu coño -murmura entre mis labios, antes de pegarlos con los míos.

Es un beso lento, así como la velocidad que se está moviendo en mi interior. Muerde mis labios y con sus dedos recorre mis pezones de forma despacio y desesperante.

Estoy borracha, además de muy excitada y como dicen que los ebrios tenemos confianza en nosotros mismos. Pongo ambas manos en su pecho musculoso y tonificado, lo empujó, logrando apartarlo de mí.

No puedo creer lo que estoy haciendo.

Lo tomó de la muñeca y lo hago entrar conmigo a uno de los baños, lo siento en el escusado que permanece con la tapa cerrada. Junto sus piernas y me siento encima de él.

Tomó en mis manos su erección, que por cierto es bastante grande. Lo pongo en mi entrada y gimo de placer cuando está entrando por todo mi interior.

Comienzo a moverme con movimientos esenciales, mientras él aprieta mis nalgas, me muevo hacia alante y atrás. Beso sus labios, mientras salto en su miembro. Puedo percibir sus latidos al estar tan cerca de él. Sus manos viajan por toda mi espalda, hasta mi cabeza enredándose con mi pelo despeinado.

Nuestros gemidos son fuertes, pero excitantes y justo ahora me preguntó: ¿Cómo es que llevamos tanto tiempo encerrados, en el baño de mujeres del bar y nadie ha venido?

Aparta sus labios de los míos. Se dirige a mi cuello y reparte besos húmedos allí, además de subir hasta mi oreja, pasar su lengua por ella, haciéndome desear que esto nunca acabe.

Empieza a sonar wild thoughts, entonces al ritmo de Rihanna, cambiamos de velocidad. Muevo mis caderas arriba, abajo, hacia delante y atrás. Además de besar sus labios con locura, como si fuéramos viejos amantes. Sus manos recorren mis tetas, las madrea y aprieta fuerte, en ese momento, cambia a una velocidad aún más rápida.

Lleva sus manos a mis nalgas, la sostiene en la parte debajo, me levanta un poco y comienza a embestir muy rápido. Su boca se aparta de la mía, para viajar hasta uno de mis senos, los chupa y saborea mis endurecidos pezones sin bajar la velocidad, al contrario aumentando aún más, siento que puede llegar a partirme en dos. En el proceso muerde uno de mis botones y con eso es más que suficiente para gemir de placer tan fuerte, como si en la tierra solo existiéramos él y yo. Alcanzando los dos un orgasmo largo y placentero, mientras tiemblo en sus brazos, por tener el mejor sexo de toda mi vida.

Nota de la autora

Capitulo largo ¿Verdad que sí?

La cosa se está poniendo buena....
¿Qué piensan que sucederá con Verónica sobre este terrible error que ha cometido? ¿Habrá divorcio o reconciliación?

Acá entre nos me alegro que Luis se haya quedado en la mansión.....

Sobre nuestra Alma ¿Cómo piensan que quedará el trabajo?

Esperen el próximo capítulo....

DCLEBRON

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