Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 5: "EL CEMENTERIO"

''...El culpable de todo, de su muerte y de su hambre, por la gula''

Anónimo

.

.

Capítulo 5:

.

.

Una pared de ladrillos me daba la cara sin mostrarme alguna salida, pues la puerta que antes estaba ahí ahora no lo estaba. ¿Cómo carajos había desaparecido? Fue una pregunta de la cual nunca tendría respuestas.

Me volteé hacia el pasillo y un aterrador silencio me hacía preocuparme cada vez más.

Tomé un gran respiro de aire y empecé a caminar con ayuda de las muletas. La luz de las antorchas y velas se reflejaban en color rojo contra mi piel, pues a pesar del frío que empezaba a hacer ese fuego me hacía sentir cómoda.

Media hora después, caminaba con lentitud y precaución por el gran pasillo de ladrillos de piedras, el cual parecía que nunca se acabaría, pero debía buscar una manera de salir de ahí. Cuando pensé que nada podía ir peor, una gran ráfaga de viento golpeó mi rostro y mi cuerpo, apagando las antorchas que me iluminaban, haciéndome quedar en una larga y aterradora oscuridad.

—¡¿Qué!? —Chillé, aguantándome con fuerzas de mis muletas.

Todo mi cuerpo se erizó, sentí un leve nudo en mi garganta y mis dedos se helaron. Empecé a caminar nuevamente, aunque era todo un desastre entre tanta oscuridad.

—Joder, ¿por qué Santo Dios me metí aquí? —susurré para mí misma y sino fuera porque debía sujetar mis muletas para caminar, me hubiera abrazado a mí misma para cubrirme del frío tan grande que empecé a sentir.

Mis pasos se detuvieron al ver una pequeña luz provocada por el fuego de unas velas, caminé con cuidado y alerta a cualquier ruido, pero cuando llegué a donde estaba la pequeña luz casi me desmayo.

— ¡Oh Dios mío! —Grité asustada al ver una pared llena de retratos pintados.

Tapé mi boca sintiendo miedo, era mi rostro en diferentes fases: sonriendo, pensativa, llorando, aburrida, desinteresada y con miedo.

— ¿Qué psicópata pintó esto? —No podía verme, pero sabía que me había puesto pálida, como si mi sangre y mi alma se hubieran escapado de mi cuerpo.

Mi mirada recorrió el altar y me di cuenta que quedaba otro cuadro más, pero este estaba cubierto por una sábana roja, llamando mi atención, sin saber que vería algo realmente aterrador.

Con mi mano temblorosa agarré la tela que no me dejaba ver y de un halón mis muletas se cayeron y con ellas yo al suelo. Mis ojos se abrieron como si quisieran salirse de sus órbitas al igual que mi corazón. Lágrimas de miedo corrían por mis mejillas ante lo que mis ojos grises observaban con terror; Mi boca cosida y mis ojos sangrando, remplazados por dos hoyos negros infinitos era lo que estaba pintado en ese lienzo.

¿Qué cabeza retorcida podría haber pintado eso?

Pensé y la respuesta vino de una voz desconocida.

— ¿No es hermoso mi arte? —Soltó una risa psicópata y empecé a escuchar sus pasos llegar hacia mí.

Rápido agarré mis muletas y dispuesta a salir de ahí, me levanté y como pude empecé a correr por mi vida, aunque lo más rápido que podía avanzar era a pasos largos y seguidos.

— ¿A dónde vas Alma? —Volvió a soltar esa estúpida risa terrorífica que me hacía pensar que estaba en el infierno.

Yo solo andaba rápido, mientras que con pasos largos y el sonido de un hierro golpeando el suelo él se acercaba cada vez más a mí. De repente vi una puerta a la que me aproximaba.

¡Una salida!

Mi respiración se volvió más pesada entre cada paso, me estaba cansando demasiado, pero debía escapar o él me mataría, lo presentía.

—No corras angelito, solo me haces esto más difícil. Ya ven a mí. —Sonó esa risa nuevamente, aún más cerca.

¡Carajo! Me iba a alcanzar.

Llegue rápido a la puerta y esta no se abría, miré hacia atrás y unos ojos rojos venían corriendo y acelerando sus pasos hacia mí. Eran esos mismos ojos rojos que me habían perseguido en mis sueños mirándome de la misma forma, con deseo y maldad.

Volteé de nuevo a la puerta y volví a intentar abrirla y esta vez sí lo hizo. Corrí rápido al otro lado y cerré la puerta, poniéndole una tabla de madera pesada que la taparía.

El único sonido que me rodeó fue el de algunos árboles moverse, mi respiración y mis latidos acelerados llenos de miedo. Di una media vuelta y me encontré con tumbas, lápidas y estatuas horrorosas.

¡ESTABA EN UN MALDITO CEMENTERIO!

Tragué saliva y bajé unos pequeños escalones antes de tocar la tierra separada del concreto. Todo era espeluznante, nada más pensar que estaba en un lugar lleno de personas muertas mientras un psicópata me perseguía, me hacía sentir que estaba viviendo una historia de terror donde acabaría bajo tierra.

Caminé un poco sin rumbo, debía volver a la habitación donde estaría segura, pero no sabía cómo y si la única salida iba a ser volver por el pasillo donde estaría ese loco esperándome, preferiría volverme una muerta más en el cementerio.

Una estructura enorme de cemento llamó mi atención con una gran cruz negra sobre la entrada. A pasos ligeros, llegué hasta las escaleras que bajaban a un subterráneo. Para ser un monumento tan grande debía ser una tumba muy importante y ya de este lugar no me sorprendería si encontrara una salida ahí.

¿Pero qué sería realmente lo que me encontraría si bajaba?

No sabía exactamente, pero debía intentarlo, así que muerta de miedo comencé a bajar esas escaleras chillando por cada araña o bicho que veía, pero tan solo unos pasos después ya había tocado el fondo del lugar. Un olor asqueroso se presentó en mis fosas nasales, pero claro, solo a mí se me ocurría meterme en algo que seguramente sería una tumba.

Cubrí mi boca y nariz con una de mis manos, quedándome parada sobre el pie sano y dirigí mi mirada a los tres ataúdes que había ahí, todos de una muy buena calidad de madera con ligeros detalles de oro. Debían pertenecer a personas de mucho prestigio y dinero... tal vez... ¿y si era la tumba de los Tres Reyes Nobles? Mi mirada siguió recorriendo el lugar en busca de algo por donde escapar y así fue como me di cuenta de que otra puerta roja estaba pasando por los tres ataúdes.

—No, no, no, cualquier cosa menos pasar por esos muertos —me dije a mí misma, negando de forma rápida repetidas veces hasta que unos pasos que bajaban las escaleras me hicieron alertar.

Era él, me había encontrado.

Joder.

¿Qué hacía ahora? No podía quedarme estática ahí o Dios sabe qué carajos me haría ese hombre. Así que metí mis miedos en los bolsillos de mi falda y sujetándome con firmeza de mis muletas corrí a la puerta, agarrando la manija con mis manos para abrirla, pero está no lo hizo. Rápido, lo volví a intentar y nada, viendo entonces, el símbolo de la llave de rubí en el rojo material de la puerta.

Bajé una de mis manos a mis bolsillos, revisándolos, pero lo único que había era el maldito miedo que se me escapó y se metió en mi garganta, haciéndome un nudo.

— ¿Buscas esto? —Esa risa de nuevo ya incómoda para mis oídos, hizo temblar mis manos.

Me volteé lentamente y simplemente ya lo tenía delante de mí, con su respiración cayendo en mi cara. Yo solo mantenía mi mirada sobre su pecho cubierto por una camiseta negra y lleno de vendajes.

¡¿Acaso era una momia?!

—Hasta que te vuelvo a tener tan cerca, angelito... —Susurró en mi oído y sonrió.

Fue una sonrisa aterradora lo único que pude ver, cuando se acercó y pasó su lengua por mi oreja.

— ¡Asqueroso! —Lo empujé con fuerza tumbándolo al suelo, para luego intentar escapar, pero él fue mucho más rápido.

Sus manos agarraron una de mis muletas, haciéndome caer directo contra el concreto del suelo. Grité por el dolor de mi tobillo y empecé a arrastrarme hasta llegar a las escaleras, pero lamentablemente lo oí caminar hacia mí luego de que se lograra levantar.

—Ay angelito... ¿En verdad huyes de mí? —Dijo mientras yo intentaba subir las escaleras como podía, pero era difícil estando en estas condiciones — ¿O es que en serio esa mujer malvada te borró la memoria? —preguntó.

¿De qué mujer hablaba? Él estaba jodidamente loco.

— ¡Ayuda! —Grité desesperada y sin darme cuenta, puse mi mano donde había un pedazo de vidrio, cortándome inmediatamente. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Joder... Mi cena favorita. —Volvió a reír como antes lo había hecho y sentí su agarre en mi pie, jalándome hacia atrás— Ven acá mi dulce angelito.

Grité como pude, pateándolo con el mismo pie que tenía sujetado, pero su fuerza era más grande que la mía.

—Esas muletas no combinan con tu belleza y estas trenzas tampoco. —Estiró su mano hacia mi cabello y lo soltó, haciendo que este tocara mi cintura— Mucho mejor.

Agarró mi cintura y me volteó aún recostada en el piso sin dejar de llorar, horrorizada por lo que estaba pasando. Mantenía los ojos cerrados mientras gritaba por ayuda más de una vez, rogándole a Dios porque me salvara la vida.

—Anda, déjame verlos, esos ojos tan hermosos.

— ¡No, suéltame! —Grité, intentando alejarlo mientras él se me subía arriba y agarraba mi mano herida desde la muñeca.

—No te haré nada, angelito. —Volvió a decir, pero no iba a creerle tan fácil ¿Y si me hacía lo mismo del retrato en el lienzo?

Su lengua pasó por mi sangre; la sentí, era fría y húmeda. Abrí los ojos de forma rápida y vi ese par de ojos rojos mirándome fijamente para luego sonreír.

Se hizo un gran silencio, pero él no hizo más nada que mirarme y yo analizarlo: Su cabello algo largo y castaño estaba recogido en una pequeña coleta hacia atrás dejando ver descubierto su pálido rostro, tenía pequeñas pecas en sus mejillas y nariz, junto a un par de colmillos que se sobresalían de sus labios, haciendo que se viera encantador y al mismo tiempo aterrador.

Mis pechos subían y bajaban de forma agitada.

—Siguen igual de hermosos. —Carcajeo y se inclinó para meterse en mi cuello, sintiendo esos dos grandes y afilados colmillos en mi piel.

¡¿Un maldito vampiro?!

— ¡Jilaiya! —Una tercera voz hizo que el chico de torso y manos vendadas se detuviera y mirara a la cima de los escalones.

Y aunque yo no podía ver, el mismo vampiro o al menos eso pensaba que era, me revelaría su identidad con tan solo mencionar un nombre.

—Abigor... Samael —sonrió y se levantó, alzando sus manos.

Los voltee a ver asustada.

— ¿Qué mierda le hiciste? —El rubio bajó las escaleras junto a Abigor. Luciendo realmente molesto, agarro al chico psicópata, vampiro y lo acorraló, pegándolo contra una de las paredes.

—Por ahora nada, pero me hubiera servido de cenar de no haber sido por ustedes.

— ¡Cállate! —Ordenó Samael y una fuerte bofetada hizo que el labio del loco se rompiera, empezando a sangrar—. Te advertimos que te mantuvieras al margen.

—Es un imbécil, aún no sé cómo carajos nació primero que yo —dijo Abigor.

Yo seguía tirada en el suelo, mirándolos e intentando arrastrarme para escaparme de ahí. Estaba muy conmocionada y totalmente adolorida de mi mano y tobillo.

—Alma —Abigor mencionó mi nombre quedando helada.

—Por favor, no me maten. —Bajé mi mirada, rogándole por mi vida pero ellos parecían no entenderme.

—No entiendo por qué dices eso —Él se agachó y agarró mi muñeca — ¡Ey idiota! —Le gritó al chico de los vendajes que creo haber oído que lo llamaron por el nombre de Jilaiya — ¿Tú le hiciste esto? —Su rostro estaba serio y sus ojos dorados brillaban de la furia.

—Se cayó y se cortó, lo juro. —Levantó las manos, librándose de culpa.

Yo estaba confundida mirándolos a los tres. Esto se tornaba cada vez más extraño. Entre ellos peleaban tanto que podría decirse que eran hermanos en guerra; tan diferentes, pero había una marca de nacimiento en sus cuellos que los igualaba a los tres. Mi mirada estaba fija en ellos, pero luego se tornó fija en Abigor cuando este agarró mi pie y de repente...

— ¡Ahhh! —Un grito de dolor aturdió a los presentes hasta girar a verme.

¡Joder cómo dolía!

Mis ojos se habían aguado, pero él me agarró en sus brazos, cargándome.

—Ya cállense —ordenó el chico de ojos dorados.

—Tú a mí no me ordenas qué hacer, dámela —Samael ordenó, estirando sus brazos hacia mí y yo los golpeé.

—No quiere estar contigo, olvídala.

—No quiero estar con ninguno de ustedes. Bájame Abigor —Dije y lo mire.

—Mi angelito tiene carácter aún sin memoria —Dijo Jilaiya con esa risita otra vez —Ven, angelito mío.

Él se acercó y Abigor estiró su mano, deteniéndolo y negando, pero de repente algo llamó la atención de los tres, haciéndolos ponerse alerta.

— ¿Qué está pasando? —pregunté y Abigor me bajó con cuidado.

Pensaba que me iba a caer sin mis muletas, pero al tocar el frío suelo lleno de polvo pude mantenerme en pie.

Bendito sea Abigor por haberlo curado.

—Samael —Abigor observó nuestro alrededor —Están aquí.

—Qui... —Jilaiya tapó mi boca antes de que terminara mi pregunta.

—No hables, angelito. Sintieron tu sangre, si hablas vendrán hacia nosotros —susurró cerca de mi oído.

No entendía nada de lo que estaba pasando, más no me demoraría mucho hacerlo. Una sombra se reflejó en el suelo de las mismas escaleras por las que había bajado y por las que había intentado huir de Jilaiya. Miré y quise llorar del miedo cuando vi una figura sin ojos, alta y desfigurada que caminaba como araña.

Un grito casi se escapa de mis labios, pero Jilaiya me impedía hablar, quedando todos callados, tan solo observando cómo algo tan horroroso caminaba tan cerca de nosotros.

Samael se acercó con cuidado y puso su mano sobre la mía, para evitar que el olor de mi sangre saliera. Abigor agarró una piedra y la lanzó lejos de nosotros, haciendo ruido. El extraño monstruo rápido saltó y corrió con gran velocidad.

—Hay que sacarte de aquí —susurró Samael.

Jilaiya destapó mi boca de forma lenta.

—Alma, no te muevas —susurró Abigor cuando iba a dar un paso, y entonces fue que me di cuenta: una respiración pesada estaba encima de mí y un tipo de baba cayó sobre mi hombro.

Lentamente alcé mi mirada, encontrándome con uno de esos monstruos que mantenía su inmensa boca abierta, con grandes y filosos colmillos.

Esa cosa me mataría si movía tan solo un dedo de más.

.

.

.

🖤🖤🖤🖤🖤

NOTA DE LA AUTORA

HOLI HOLI, Si eres de l@s lectorxs que aún siguen leyendo con la pinche demora que tengo en las actualizaciones Quero decirte que te amo. Y felicidades por la super paciencia que me tienes.

jiji

Déjame saber que te pareció el capítulo en los comentarios y apóyame siempre con un voto desde el fondo de tu corazón aunque posiblemente quien esté leyendo esto tiene una piedra en ves de ese órgano vital.

besos

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro