CAPÍTULO 35: "Miedo"
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Capítulo 35:
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Una gran tormenta había comenzado a caer, ya faltaba menos de dos horas y media para el amanecer. Abigor me tenía abrazada por la espalda mientras sus labios dejaban pequeños besos sobre uno de mis hombros descubiertos de las tiras del vestido que traía puesto. Él se encontraba en pantalones solamente, con su torso afuera y descalzo en los pies mirándome como su pequeña mientras yo miraba a Estefi. No había querido salir y dejarla sola, era mejor si yo misma la protegía y el pelinegro no me dejaría sola tampoco.
Sus ojitos claros empezaron a abrirse a lo que rápido me di cuenta y me separé de Abigor caminando hacia ella con pasos largos, ella lo miraba todo, era normal había perdido sangre y tuve que ponerle suero por lo que seguro estaba mareada.
—No te muevas mucho —La cubrí con una sábanas que había encontrado en los estantes.
— ¿Alma?
—Aquí estoy peque...
Ella se sentó rápido y me abrazó llorando y destapándose. Un trueno cayó en ese instante y se apretó aún más de mi cintura a lo que tuve que cargarla.
— ¿Francella está?... —su voz rota susurro en mi oído y yo asentí levemente —Esa mujer es muy mala... me da mucho miedo.
—Lo se mi niña... por eso, ahora hay que salir de aquí... —la bajé con cuidado y desconecte el suero sacándole la agujita.
Estefi miró hacia Abigor y se sonrojó escondiéndose tras de mí.
—Ey no soy malo... ven pequeña —Mire a Abigor agacharse, nunca había visto sus ojos con tanto brillo.
Mire a Estefi y ella estaba muy sonrojada.
— ¿Es muy guapo, he? —Solté una risita captando la atención de la rubiecita delante de mí —No es malo, al contrario, él te va a cuidar con la vida si hace falta ¿Verdad mi amor?
Abigor me miró y me sonrió. Estefi poco a poco lo volvió a mirar y salió detrás de mí caminando hacia él. Abigor la tomó de la cintura y la levanto en el aire cargándola. Estefi lo miro a los ojos y él le sonrió a ella, los cachetes de la pequeña casi colapsan por lo que termino escondida en su cuello abrazándolo.
—Oye que no muerdo —el gesto de Estefi hizo que Abigor explotara en una ligera risa.
—Se ven hermosos juntos —Sonreí y me acerqué a mi prometido dejando un beso en sus labios.
— ¿Es tu novio? —Estefany me miró muy avergonzada.
—Uno de ellos... —dije y sonreí ladeando mi cabeza a lo que Abigor acomodó a Estefi en uno de sus brazos y a mí me agarró de la cintura con el que le quedó libre.
— ¿Me puedo quedar con este?
—Oye
—Soy todo tuyo princesita —Río mi pelinegro y beso su mejilla.
Yo sonreía mirándolos. No sé por qué me vino a la mente la imagen de padre e hija, pero verlos si me hacía muy feliz, más que ahora Estefany estaba completamente sola y yo debía cuidarla.
El olor de la sangre de la reina llegó a mis narices y tanto Abigor como yo nos miramos algo serios. Me separé de él y caminé a la puerta de la enfermería con cuidado para no hacer ruido abriéndola lentamente. Ahí la vi, caminaba por los pasillos sujetando su cara llorando, los chicos la seguían hipnotizados detrás de ella.
— ¿Dónde está la bestia?
— ¿Que viste? —Abigor bajo a la niña de sus brazos y la hizo subirse en su espalda para luego caminar hacia mí.
—Parece que algo le paso en el rostro tenia sangre. Samael y Jilaiya están hechizados aún, pero no veo a la bestia.
—Hay que salir de aquí si queremos liberar a mis hermanos...
—Lo sé, pero no podemos arriesgarnos con la niña sin tener un plan, Abi.
—No sabes cómo extrañaba que me dijeras así... —Beso mi cuello haciendo que se me erizara hasta el alma.
— ¡Abi! —Reí y me puse seria —no es momento de coquetear.
—Uy perdón, mi amor.
— ¿Que es coquetear? —preguntó Estefi.
—Cuando estés grande sabrás —Dije y la miré pellizcando su nariz ella sonrió y los tres salimos con cuidado de la enfermería.
A pasos lentos caminamos hasta la puerta de al frente asomándonos por la pequeña esquina abierta. Escuchando el llanto de la madre superiora.
— ¡Mi cara! —Gritaba llorando y mirándose a través de un espejo — ¡Mi hermosa cara, todo es su culpa! —agarro un jarrón y lo reventó contra el espejo haciendo que este explotara en pedazos antes de poder ver su reflejo — ¡Encontrarla! viva o muerta no me importa ¡Pero encontrarla ya!
Jilaiya y Samael asintieron y ambos hermanos se dividieron hacia diferentes lugares. Samael se convirtió en una serpiente metiéndose por un hoyo en la pared mientras Jilaiya golpeaba su guadaña en el suelo haciendo que su propia sombra se lo tragara.
— ¡Me las vas a pagar, Arioc! —grito ella a lo que yo arrugue mis ojos confundida y en cuanto se dio la vuelta pata salir jale a Abigor junto a Estefi a escondernos tras un muro.
El sonido de la puerta y sus pasos caminar me confirmaron que se iba alejando hasta que solo la oscuridad nos acompañaba.
— ¿A qué se refería con Arioc? —Voltee a ver al pelinegro a lo que solo alzo sus hombros.
—Nunca había escuchado ese nombre pero al mismo tiempo siento que es algo que debería recordar... que deberíamos recordar...
Abigor y yo nos quedamos mirándonos y volvimos a sentir los mismos pasos que hacían retumbar el suelo. El rugir de la BESTIA hizo que los grandes candelabros de acero en el techo se mecieran de forma peligrosa, lo que no sabíamos es que esos candelabros nunca recibieron algún tipo de mantenimiento. El instinto nos hizo voltear a ver al techo justo cuando uno se nos venía encima.
— ¡Abigor, aparta! —los empuje y ambos saltamos hacia atrás cayendo sobre nuestras manos y pies.
El candelabro cayó al suelo abriendo un gran agujero entre nosotros y justo de una de las puertas cerca de mí salió la Bestia quien se detuvo mirándonos mientras soltaba humo por los huecos del osico con sus garras chorreando sangre.
—Alma... —Abigor susurro mi nombre preocupado.
— ¡Abigor corre! —dije sacando mis garras y colmillos.
— ¡Pero alma no te puedo dejar sola!
— ¡Alma! —Estefi grito asustada
— ¡Corre Abigor, protege a la niña con tu maldita vida, como si fuera tuya! —Grite y los mire de reojo.
El gruño y miro a Estefi de reojo bajándola de su espalda y cargándola de frente metiéndola en su cuello. Le susurró algo y antes de poder saber que era Estefi lo abrazó fuerte y el salto por una de los grandes ventanales junto a ella. Seguro la llevaría a la cabaña antes de poder volver conmigo para protegerme a mí.
La bestia volvió a rugir acordándome de su presencia y haciéndome que lo mirara. Yo afile mis garras y saque mis colmillos rugiendo con fuerza demostrando que no le tenía miedo, mi cabello se volvió blanco y corrí hacia encima de la bestia tirándome sobre él, encajando mis colmillos en su cuello. Un rugido de dolor se escuchó en todo el palacio y cuando menos lo esperaba me agarró para tirarme contra la pared golpeándome fuerte la cabeza.
— ¡Me cago en la pu...! —Gruñí y me levanté del suelo casi temblando, preparándome para volver a atacar. La bestia se tocó el cuello y miró lo que se podría decir que era su mano embarrada en sangre. Su mirada volvió a caer hacia mí y otro rugido retumbó las paredes, volviendo a correr hacia mí.
Estaba preparada para volver a recibir el ataque justo cuando otra bestia saltó de adentro de una de las paredes tumbando a la otra bestia hacia el otro lado del pasillo. Volteo a verme y rugió como si me hubiera querido decir la palabra "Corre" No iba a quedarme ahí para averiguar, solo sujete bien mi bolso y corrí al hoyo de la pared que esa cosa había abierto metiéndome dentro, corriendo lo más rápido que podía por aquellos laberintos hasta que un aire frío me golpeo el rostro haciendo cerrar los ojos.
La luz de la luna iluminó mis pupilas al volver a abrirlos, me di cuenta que me encontraba colgando de un segundo piso con vista al cementerio. En otro momento pudiera haber muerto por imbécil pero esta vez no tenía nada que perder. La mano que se agarraba del borde que me sostenía la deja soltarse cayendo en pie sobre unos arbustos. El sonido de los truenos llegaron a mis oidos mientras sentía el lodo entre mis dedos desnudos y mi vestido húmedo por las fuertes lluvias se apegaba a mi cuerpo.
¿QUE HABIAN SIDO ESAS DOS BESTIAS?
Uno definitivamente era el Rey Arturo de alguna manera y el otro no tenía ni la menor idea de donde había salido. Uno de los dos me había atacado y el otro me había defendido ¿pero cuál era cuál? Había algo que se me estaba escapando. Me abracé por la soledad ya que el frío ni me afectaba. Casi no podía ver por dónde iba.
Corrí hacia la tumba de los reyes bajando los escalones para cubrirme de la tormenta. Ya a salvo de la lluvia caí sentada en el suelo recostada a una de las paredes casi destruidas del lugar. Cerré mis ojos y puse mi mano en mi abdomen sintiendo un líquido rojo que calentaba mis dedos. Preocupada mire estos y vi que color carmesí cubría mi mano, estaba mal herida y supongo que al esto hacérmelo una bestia no se curaría tan rápido como otras veces, solo esperaba con ansias que Abigor hubiera puesto a salvo a la pequeña Estefi de toda esta mierda.
Busque en la bolsa algo con lo que vendar la herida pero no había nada, tan solo la caja de música, el diario incompleto y la pulsera de serpientes con la que supongo Francella pudo esconderse de la reina para no ser sacada del palacio. Solo faltaba la puta daga que la maldita reina había agarrado luego de matarla.
Deje el bolso de lado y recosté mi cabeza a las piedras suspirando mientras las gotas de mi pelo mojado corrían por mi rostro y pechos que se alzaban en una respiración agitada luego de tanto correr. No sabía si esas bestias volverían por mí pero debía recuperar fuerzas antes de volver a enfrentarme a la que quiso hacerme daño por algún motivo.
El silencio combinaba perfectamente con los rayos que caían hasta que el sonido de un metal llano mi atención junto a unos pasos que chapoteaban el lodo. No parecían ser los pasos de una bestia por lo que solo podía ser una persona; Jilaiya.
Los pasos se acercaban cada vez más a lo que rápido agarre la cajita de música dentro del bolso y la quise hacer sonar ¡Pero maldita sea no funcionaba! Estaba empapada en agua el mecanismo no funcionaría así. Los pasos se detuvieron y sentí una sombra tapando la poca luz que entraba de la luna llena, que aun con la tormenta no dejaba de brillar. Me levanté rápido sujetando la herida y el bolso volviendo a enganchármelo mientras miraba al principio de las escaleras. Ahí estaba mi castaño, parado a contra luz con su capucha puesta y su guadaña entre las manos. Pero eran esos ojos violetas lo que me decían que estaba en peligro. Sin la caja de música para hacerlo volver a la normalidad no se me ocurría ni una otra manera de deshacer el hechizo. Sus pasos lentos empezaron a bajar a los escalones mientras yo retrocedía sin soltar mi herida.
—Jilaiya detente... tú no eres así, sabes que ella te está dominando, no dejes que lo haga, odias que te dominen —Susurre pero el solo seguía caminando hacia mi completamente serio —Escúchame por favor, Jilaiya, nunca serías capaz de tocarme, soy tu angelito ¿Recuerdas? se tú por favor —Gruñí por el ardor de la herida y el alzo la guadaña poco a poco apegándola a mi garganta, casi cortándola — Tu querías ser un rey... el rey de todo esto... Despierta Jilaiya... tú no eres una marioneta... yo soy tu angelito y tú eres mi Dios... Jilaiya
Los ojos de Jilaiya se quedaron completamente fijos en los míos y sus brazos se tensaron. Sabía que se estaba conteniendo, uno de sus ojos se había vuelto rojo por un momento y justo antes de volver a ser violeta susurro;
—Lucha mi angelito... sé que puedes contra mí...
Alzo su guadaña en el aire con intención de hacer rodar mi cabeza y la bajo de forma rápida y precisa. Gotas de sangre cayeron en el suelo.
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😖😖😖
Que miedito gentee, por cierto quería decirles que alma se está acabando y para los que aún no lo sepan ya está disponible en mi perfil la historia de "Te puedo ver" espero si les gusto mi manera de narrar y mi imaginación pueden pasarse por ahí y dejar su hermoso apoyo que tanto me hace falta. Los amo a todos por igual excepto a mi mujer Francella ya las chicas del grupito de WhatsApp, a las que les dedico cada capítulo de Alma 💖🌈 los loveteooo
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