Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 30: "La Bestia"

capitulo dedicado a la jefecita de fans de alma @miceliIzquierdo que esta enfermita :( mejórate mi corazoncito.

.

.

.

Capítulo 30:

.

.

.

Tras adentrarnos a los Establos debí admitir que mi hambre había empeorado, los chicos incluso se habían asustado al ver como mi forma de demonio iba brotando con cada hora que pasaba. Mi cabello se había vuelto color blanco y las sombras de mis criaturas nos perseguían constantemente a pesar de la oscuridad de la noche.

La luna estaba en su punto más alto, y los grillos hacían un concierto alumbrado por luciérnagas que se paseaban entre los corrales vacíos. Jilaiya me tenía cargada en su espalda pues apenas me mantenía en pie al tocar el suelo.

Samael se encargaba de sostener y mirar el mapa en sus manos mientras se mantenía parado a nuestro lado señalando hacia el lugar donde bebía de estar la puerta. Abigor en cambio nos ayudaba a abrirnos camino entre la montaña de heno viejo acumulado con ayuda de sus enormes y afiladas garras, pero al terminar de hacerlo un vacío nos recibió.

—Tiene que estar por aquí —Samael miro hacia delante donde había una pared vacía apenas llena de telarañas.

—Yo no veo absolutamente nada —Dijo Abigor mientras soltaba un suspiro obstinado y secaba el sudor de su frente mientras guardaba sus garras.

Yo miré la pared detalladamente algo se me hacía extraño, mi mirada recorrió todo el lugar empolvado que parecía viejo y abandonado.

—Este no es el establo normal del convento...

—No, no lo es —Dijo Abigor y me miro —Estas eran las viejas caballerizas de Papá...

¿Había dos establos? Eso no me lo había esperado, nunca había visto esta parte del convento y eso que no estaba para nada escondida.

—Solíamos venir a jugar aquí juntos de pequeños —Menciono Samael sonriendo mientras miraba el lugar —Pero papá nos regañaba mucho ya que temían que descubriéramos su secreto ante las personas del palacio.

— ¿Secreto? —Los mire dudosa — ¿Se refieren a lo de ser demonios?

—Veras... Alma, nuestro padre no era un santo, y cuando nuestra sed de sangre empezó a surgir hubieron necesidades extremas que tomar... apenas éramos niños, no nos controlamos... —explicó el pelinegro

—Llegamos a matar a más gente de la que piensas y hubiéramos querido... —Jilaiya termino de decir —No era nuestra intención.

—Ya claro... entiendo que al ver tantas muertes, el rey tuvo que ingeniárselas para no ser visto sacando los cuerpos del castillo... —entendí a lo que ellos asintieron — ¿Ósea que estos laberintos están llenos de sangre no?

—Se podría decir que si... —termino de confirmarme Samael.

— ¿Y por qué yo no tuve las mismas necesidades que ustedes siendo un demonio también? —Pregunté y todos se miraron antes de devolverme la mirada.

—Bueno Alma... —Abigor no sabía que decir.

—No tienen ni la más mínima idea ¿Cierto?...

—La verdad es que si tenemos una ligera idea... —El rubio miró hacia la pared vacía para no darme la cara —Fuiste una niña cuidada con amor y no con ojos que te miraran con terror... tu lado humano se apoderaba de ti, tu bondad e inocencia no dejaba que el demonio que llevabas dentro saliera...

—Y hubiera seguido así, de no ser por nosotros que te hicimos sufrir, llorar y llenarte de ira... —Abigor bajo su mirada y suspiro —Te fuimos volviendo en el monstruo que somos, solo por ser unos "idiotas egoístas" como una vez Jilaiya nos llamó.

Me quedé mirándolos en silencio. Ya entendía muchas cosas, me había mantenido como humana en este tiempo porque no tenía preocupaciones, ni sentía emociones negativas, porque a pesar de la ira y tristeza que sentía tras la muerte de una de mis mejores amigas había tenido un DIOS en el que reprimir esos sentimientos y no rendirme.

Pero ahora luego de recuperar mis recuerdos, ese tal DIOS había desaparecido de mi existencia, ahora en lo único que podía pensar era en que la persona en la que una vez más confié había sido la causante del trauma de Jilaiya, las lágrimas de Samael y el rencor de Abigor, pero sobre todo de mi muerte y mi rencarnación sin recuerdos.

Mis demonios se estaban liberando con mi odio y mi ira... y eso desataba cada vez más mi hambre...

Una pequeña idea se formó en mi cabeza, algo que hizo que me mordiera el labio preguntándome si podría funcionar.

— ¿Mi angelito tiene una súper idea? —Pregunto Jilaiya.

—No estoy segura de que funcione.

—Solo hazlo... —Jilaiya sonrió y Samael tanto como Abigor caminaron hasta quedar tras nosotros.

De forma lenta alcé mi mano invocando una de mis criaturas tras el agujero negro que aprecia en el suelo. Una de ellas apareció olfateando la pared. Había pasadizos muy bien ocultos, hasta para los que habían vivido aquí más de 250 años eran difíciles de encontrar. Pero mis criaturas estaba entrenadas para detectar sangre y gracias a los chicos sabía que en esos pasillos habían sido movidos más de cientos de cadáveres.

Mi criatura se detuvo y el anillo en mi mano empezó a expandir un poderoso brillo. Una puerta apareció delante de nuestros ojos abriéndose por sí sola, mi criatura se metió en el pasadizo y Abigor fue el primero en entrar después de él, sin antes darme una ligera nalgada y sonreírme coqueto.

— ¡Ey! —Me puse como tomate.

¿Por qué había hecho eso tan repentino?

— ¡Te lo dije! Esa es mi chica —Exclamo Jilaiya sonriente mientras Samael entraba tras Abigor.

Yo además de sonrojarme un pequeño pinchazo el pecho me hizo sujetarme a los hombros de Jilaiya con fuerza, no tenía un buen presentimiento.

— ¿Pasa algo, Angelito? —Jilaiya me miró y los demás se detuvieron mirándome —Ey, estamos aquí contigo, nada te va a pasar...

—Me asusta el hecho de que alguno de ustedes salga herido por mi culpa. Por mis demonios internos y externos.

—No deberías temerle a eso... —Dijo Samael y volvió a salir solo para bajarme de la espalda de Jilaiya y cargarme en brazos —Si salimos heridos es por protegerte, porque nunca dejaríamos que nada te pase, Alma, no de nuevo.

—Pero justo eso es lo que no quiero... no quiero perdeos de nuevo —Dije y volví a sentir ese dolor insoportable.

Chille tapando mi boca y Samael me abrazo con fuerzas mirando a sus hermanos mientras que en mis manos se marcaban venas color blancas y negras.

—Vamos rápido, esto se está saliendo de control.

Los chicos asintieron y todos entramos al pasillo que nos envolvió en una oscuridad absoluta. Apenas había unas pocas velas que se prendían a nuestro paso pero era muy difícil ver por dónde íbamos.

Había pasado más de veinte minutos y llevábamos ya un rato caminando sin parar, por lo que empezamos a pensar que estábamos dando vueltas en círculos. Poco a poco nuestros ojos se habían acostumbrado a la oscuridad activándose en los chicos un brillo en sus pupilas que parecían ser las de un gato en la noche.

El eco de nuestros pasos nos recordaba lo solos que estábamos entre esos pasillos pero también podíamos escuchar nuestras respiraciones y latidos, el dolor y miedo que sentía hacia que mi corazón casi quisiera volarse de mi pecho.

— ¿Por qué este pasadizo es más oscuro que los demás? —pregunte entre quejidos.

—La verdad es que no tenemos ni idea —Abigor contestó mi pregunta mientras se mantenía caminando —Normalmente solemos no tomarlos, yo me transporto por espejos y Jilaiya tras las sombras.

—Y yo solo me arrastró y escurro entre hoyos mientras soy una serpiente —Termino de decir Samael cuando un olor extraño los detuvo.

— ¿Hueles eso? —Abigor miro a su hermano.

Samael asintió y me bajó con cuidado mientas el pelinegro pasó a sostenerme sujetándome de la cintura. Mi criatura se detuvo y empezó a dar marcha hacia atrás. Como si algo asustara

—Esto no debe ser bueno —Dije y mire a los chicos.

—No hagan ruido —Abigor me miro y apretó contra su pecho.

—Voy a protestar Abigor —Jilaiya lo miraba con una ceja alzada, era obvio que cada uno estaba intentando tenerme cerca.

— ¿Podrían no pelear ahora? —pregunte y Jilaiya gruñó, Abigor se me acerco al oído.

—Vamos a salir de esta los 4 te lo prometo, y luego tu y yo debemos hablar unas cosas en privado

—Me he dado cuenta que eres más pervertido que Sa... —Susurraba cuando su mano tapó mi boca y entonces sentí una respiración más fuerte que la mía o de los chicos, mire de reojo a mi derecha cuando vi una bestia incluso más grande que las mías, era como una cabra sin rostro y con colmillos.

¿QUE CLASE DE CRIATURA ERA ESA?

La bestia empezó a olfatear el aire a lo que Jilaiya se arrancó una de sus vendas ensangrentadas y la puso frente a la bestia para engañarla, las vendas de Jilaiya olían a sangre humana y ya que estos pasadizos estaban llenos de sangre la bestia percibió todo normal y se fue hacia otro lado.

Todos estuvimos callados un rato para verificar que la bestia ya no nos oyera, y cuando lo hicimos Abigor destapó mi boca y Samael cayó de rodillas.

— ¿Qué era eso? —pregunte muy asustada.

—La bestia a la que tanto miedo mi madre tiene...

—Joder verdad, la oí hablar algo de eso... ¿Por eso los sellos en las puertas?

Abigor asintió y Jilaiya caminó al frente para verificar que estuviéramos a salvó.

—Ey miren —Jilaiya se agachó y vio del suelo un tiempo de rastro —Parece...

—Tal vez si seguimos por ese camino logremos encontrar la salida —Dije.

—Bueno... —Abigor me cargo esta vez —Nada perdemos con intentar, algunos de estos laberintos parecen ser demasiado largos, podríamos pasar una eternidad sin encontrar las salida.

—Anden —Jilaiya siguió avanzando por el rastro.

—Levántate miedoso —le dijo Abigor a Samael de forma burlona.

—No soy un miedoso

— ¿Entonces por qué sigues en el suelo?

Samael rápido se dio cuenta y se levantó sacudiéndose la ropa y volteando hacia otro lado algo sonrojado.

—Solo me había caído... —empezó a caminar detrás de Jilaiya.

—Sí, claro ¿cómo no?

El pelinegro se río en una leve carcajada haciendo que lo mirara. Se veía encantador pero no pude apreciarlo mucho. Me retorcí en los brazos de Abigor y empecé a llorar sangre esto estaba sucediendo más rápido de lo normal, de lo que debería pasar.

—Tranquila mi pequeña —Lo miré llena de dolor y en sus ojos había mucho miedo —Haremos lo que haga falta para que estés bien, que estés a salvo...

—Abigor...

— ¿Si?

—Respóndeme algo... —gruñí de dolor, estábamos solos pues los chicos habían avanzado más rápido que nosotros.

— ¿No puede ser en otro momento?

—No... Necesito respuestas ahora... yo los amo a los tres... Pero necesito saber por qué mataron a mi mejor amiga...

—Alma... nosotros no sabíamos lo importante que era esa chica para ti...

—Eso no lo justifica...

—Espera dejame terminar... —Abigor suspiro y empezó a caminar conmigo en brazos —Alma, nosotros somos demonios... y cómo demonios a veces necesitamos alimentarnos como tú ahora —Yo me quedé mirándolo mientras el mantenía la mirada en el camino —Nuestra madre a pesar de todo lo que hizo nos alimentaba cada vez que lo necesitamos y esa noche fue una luna llena... ella nos eligió a tres chicas al azar, pero te juro que no fuimos nosotros quien las colocó de esa manera en la que las encontraste...

Me quedé mirándolo sin saber si creerle o no, pero ellos no tenían por qué mentirme.

—Lo siento...

—Nunca voy a perdonarlos por eso —Dije y él se detuvo para mirarme a mis ojos llorosos por el dolor acumulado en mi cuerpo —Pero tampoco significa que los deje de amar...

—Nunca más lo volveremos a hacer, lo prometo —me sonrió y se acercó para darme un beso pero antes de hacerlo Jilaiya llamó mi atención haciendo que volteara mi rostro hacia él.

— ¡Chicos por aquí!

—Ya vamos

Sentí el gruñido de Abigor y voltee a verlo sonrojándome al instante por la forma en la que me miraba.

—Cuando todo esto termine me vas a pagar todos esos besos que no me diste en estos años, y vas a tener que recompensarte todos los gemidos que Samael te ha robado con solo roces y palabras... —Susurró y siguió caminando donde Jilaiya.

MADRE SANTÍSIMA PROTÉGEME

Llegamos donde los chicos mientras yo estaba completamente roja y avergonzada recordando esos tiempos con Abigor.

¡SACATE ESO DE LA MENTE ALMA!

Mi anillo volvió a brillar y otra de esas puertas apareció delante de nosotros.

—Por fin saldremos de aquí —Dijo Samael y suspiro agarrando la manija de la puerta.

—Espera —Jilaiya lo detuvo —Habrá gente afuera ¿No? Tenemos que tener cuidado.

Samael asintió y me miró a mí y Abigor.

—Voy a salir yo primero...

Abigor asintió y Samael miró la puerta abriéndola poco a poco, el pasillo de la biblioteca se veía completamente vacío por lo que salió haciéndonos seña. Salimos tras de él y algo extraño recorrió mi cuerpo ¿Por qué había tanto silencio? Era cierto era de madrugada todas las doncellas debían estar dormidas pero sentí como si algo no encajara.

— ¿Ahora cómo llegamos a la sala de tronos? —Pregunto Abigor y miró a su hermano mayor quien abrió el mapa mirándolo.

—Si mal no recuerdo, debería estar por acá —Señalo al lado de la sala de rezos —Aquí había una puerta antes, que te hacía recorrer un pasillo antes de llegar a la sala de tronos, cuando éramos niños nos escurríamos por ahí para espiar las reuniones de los adultos.

—Pero al lado de la puerta de rezo no hay nada —Dije haciéndome una imagen en mis recuerdos.

—Madre seguro oculto la puerta —Dijo Samael —Jilaiya ¿Cómo descubriste la sala de congelación?

—Bueno... fue cuando estábamos buscando a Alma... —Jilaiya se apoyó de su guadaña —Recuerdo que la busque por la misma sala de rezos cuando vi como madre abría una estatuilla, la seguí en silencio sin que se diera cuenta y el frío me recibió junto al olor de la sangre congelada...

Todos nos quedamos en silencio y luego empezamos a caminar a la salida de la biblioteca, pero sentí la inolvidable voz de esa mujer hablando con las hermanas.

— ¿Ya sacaron a todas las damiselas del palacio?

—Sí, madre

Yo miré a Abigor y el me hizo seña de silencio, los cuatro retrocedimos escondiéndonos de nuevo para poder escuchar la conversación. Apenas podíamos verlas por una esquina de la puerta que estaba abierta.

—Mejor... —La madre superiora llevaba a Estefany de la mano quien las miraba confundidas.

—Estefi —Susurre preocupada.

¿Por qué?

Sentí la mirada de la madre superiora quien había volteado a la puerta de la biblioteca. Abrí mis ojos como platos asustada de que nos hubiera visto, al fin de cuentas yo era una presa fácil en las condiciones en las que me encontraba.

Su mirada fija en la puerta captó la atención de la pequeña Estefi quien también volteó a ver, tenía sus ojos hinchados de llorar, su vestido de dormir parecía rajado y sucio lleno de sangre seca, estaba completamente asustada.

Pero eso no fue lo que más me llamo la atención, tras de ellas escondida tras otra pared estaba Francella con mi bolso de tela y seguro todas mis cosas, mirando a la madre superiora y las demás.

¡FRANCELLA NO TE QUEDES, ESCAPA DE AQUÍ!

.

.

.

Síganme en Instagram; AYLENA RODRIGUEZ 04

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro