CAPÍTULO 15: "Mal"
"Mal, mi pequeña más linda aunque no tenga mi sangre, tú solo fuiste una víctima de ellos"
Anónimo
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Capítulo 15:
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He perdido la cuenta de cuantos meses han pasado desde aquella noche en donde todo ocurrió, antes pensaba que solo era un juego de niños que podría ganar con una simple adivinanza descubriendo y destapando al asesino delante de todos para vengar la muerte de Tamara. Pero nada fue así...
Nunca debí haber salido de mi habitación aquella noche, entonces nunca hubiera descubierto a Abigor ni a los otros dos hermanos; Samael y Jilaiya. Siguiera viendo a mí Dios como el único hombre y a la madre superiora como la mejor persona del mundo. Me mantendría ciega hasta mi muerte pensando que el cielo será mi hogar...
Pero ahora mírame... me encuentro en el infierno jugando al juego de un rey obsesionado con el día en el que cierre los ojos y pierda mi alma. Tengo los minutos contados y debo resolver tres acertijos antes de que mi tiempo se agote.
El primero; ''Los recuerdos más preciados solo se guardan en la antigüedad''
...
Parada frente a un trono de reyes me había encontrado con una pequeña estatura mientras veía a los sirvientes pasar. Como había parado aquí no lo sabía, tampoco sabía porque mi edad había cambiado pero lo que si sabía era donde estaba.
El catillo de los tres reyes nobles cuando aún vivían.
Ósea que...
— Mal — Una vos masculina pero infantil me hizo voltear a ver a un niño de ojos dorados y cabello castaño. Mi corazón empezó a latir como loco.
Era el... el mismo niño de mi visión pero al lado había un niño castaño de ojos rojos ¿A caso eran?
— Mal te estábamos buscando — El pelinegro tomo mi mano y un sonrojo se apodero de mis mejillas.
En ese momento dos preguntas se apoderaron de mí ¿Por qué me había sonrojado con un simple toque de él y por qué me había llamado Mal? Mi mente y cabeza se confundieron pero decidí solo seguir el ritmo de lo que pasaba a mí alrededor.
— Yo solo estaba... — Intente decir algo pero una mujer de aspecto elegante se apresuró con rapidez para separar su mano de la mía.
— Abigor ¿Qué te he dicho de hablar con ella? — Le pregunto al pequeño de ojos dorados que solo la miraba fríamente — Andén los dos a su habitación.
No podía decir nada, me había quedado inmóvil mientras Abigor volteaba de reojo para luego irse junto al castaño ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Era el joder...ese niño era el...
— ¿Pequeña estas bien? —La mujer de cabello castaño y ojos verdes acaricio mi mejilla revisándome con miedo.
¿Pero miedo a qué?
— Estoy bien... gracias... — alce mi mirada viendo una corona en su cabeza — Reina Elisabeth...
— Mal te he dicho que no juegues con ellos...la última vez casi te tiran de las escaleras.
Una rápida imagen de alguien ensangrentado tirado en el fondo de unas escaleras se fue tan rápido como vino.
— Lo siento señora...
— Ve a tu habitación, debes descansar después de lo de ayer.
La mire extraño pues no entendía nada de lo que me estaba diciendo ¿A qué se refería con lo de ayer? Maldito rey del infierno ¿Acaso no podía hacerme de esta estadía un poco menos complicado? Solo era la primera parada y mi cabeza ya iba a estallar.
Yo solo asentí y ella beso mi mejilla para luego irse. La reina Elizabeth era una mujer tan hermosa y amable...
Camine por el castillo, todo era tan diferente, seguía siendo el mismo convento pero obviamente más hermoso y lujoso ¿Por dónde empezaría a buscar? Debía evitar gastar el mayor tiempo posible.
El acertijo era solo un juego de palabras que debía descifrar pero no era tan fácil como lo imaginaba en algún momento, sabía que con la palabra "Antigüedad" se refería al pasado, a lo antiguo y eso significaba haber viajado en el tiempo.
¿Pero a qué se refería con los recuerdos más preciados?
Sin darme cuenta llegue a una puerta que se encontraba abierta, parecía la habitación de una princesa, llena de juguetes y una gran casa de muñecas que parecía la perfecta réplica del castillo.
Mire hacia los lados y entre a la habitación todo era hermoso, mis ojos brillaron con el sueño de infancia que alguna vez tuve de tener una familia que no me abandonara y un cuarto tan precioso como este.
Fui hasta un espejo y mi reflejo mostró la cara de Mal con su cuerpo y ropa... Esta no era yo... ¿Acaso estaba en uno de sus recuerdos? ¿Ella conocía a los hermanos y había vivido en el mismo castillo que ellos?
Mire a mí al rededor y vi una pintura en la pared con la pintura de una mujer y una bebé en sus brazos, no podía ver el rostro de la mujer pero los ojos de la beba me hicieron tragar saliva, así que retrocedí y tropecé con una mesita tirando un adorno de cristal al suelo.
El llanto de un bebé me hizo darme cuenta de una gran cuna en la habitación, de la cual estaba decorada con las mejores telas del Reino.
Con pasos ligeros llegue hasta ella e hice a un lado la tela para poder verla pero antes de lograrlo alguien tomo mi muñeca evitando que viera a la bebé de la pintura.
— Mal, aléjate de ella — La voz de un Hombre me tomo por sorpresa sacándome de la habitación a base de jalones.
— ¡Ahaaa me duele, suéltame! — Gruñí y el hombre me soltó, alce mi mirada para verlo pero su rostro parecía estar censurado.
¿Qué mierda?
— No vas a lastimarla... -Me tomo de los hombros sacudiéndome — ¿Te piensas que por ser la hija bastarda del rey Arturo voy a tenerte lástima? — Aún no se no como la reina acepto tenerte aquí luego de la traición de mi hermano.
¿Su hermano?
Lo empuje separándolo de mí.
— ¡Dejame yo no le iba a hacer nada! — Le grite empujándolo.
— Si te vuelvo a ver al lado de la princesa no dudaré en decirle a tu padre que te encierre en el ático... Total no es como si te quisiera de todas maneras.
No entendía por qué pero lágrimas de enojo y furia se acumularon en mis ojos y unas ganas de matar llenaron mis manos con la suficiente fuerza para empujarlo por las escaleras detrás de él...
Pero no lo hice, tuve que apretar mis puños con fuerza para evitar cometer una locura como esa.
— Que sea la última vez... Ahora lárgate de mí vista...
— Si...señor
Él entró a la habitación del bebé y cerró la puerta, tuve que quedar un rato parada, no sabía porque había tenido esas ganas de matar a alguien, yo no era así.
Pero es verdad, en este momento yo no era Alma...Era Mal... Una chica que no conocía.
En el momento en el que me di la vuelta vi unos ojos verdes mirándome fijamente.
Samael
Me miraba con indiferencia, como si no le importaba, detrás de él estaba Abigor y Jilaiya mirándome igual.
¿Qué había pasado con ellos? Hace unas horas se habían demostrado tan lindos y ahora de repente me miraban así... Siendo solo niños se veían igual de guapos que de adultos e igual de peligros.
En ese instante los tres se dieron la vuelta y se fueron de ahí. Algo empezaba a molestarme.
Alma...
Esa voz de nuevo.
Alma...
Grietas y suciedad empezaron a cubrir los pisos y paredes, las pinturas se rasgaron y sombras extrañas me observaban de todas partes ¿Que estaba pasando? Ya no era Mal, ahora era Alma, era yo...
Una luz y una figura completamente blanca apareció delante de mí, casi segando mis ojos, a lo que tuve que cubrir mi rostro.
— Alma...
— ¿Quién carajos eres? — destape un poco mi rostro entrecerrados los ojos pues me molestaba pero ella o el solo ignoro mi pregunta.
— Sígueme... — Ordeno y se dio la vuelta empezando a parpadear, por un momento la sentí conocida.
No sabía exactamente qué hacer pero solo decidí seguirla rezándole a Dios porque no fuera una cosa de esas que me mordió o un nuevo enemigo, pero no... Quien fuera aquella persona me estaba guiando hacia la habitación de la reina Elizabeth y el rey Arturo, la cual ya estaba llenas de cosas sucias y antiguas sin valor.
Entonces lo entendí, recordé el acertijo y lo repetí una vez más en mi cabeza. Cuando se refería a la antigüedad se refería a algo viejo de hace bastantes años, y cuando se refería a los recuerdos estaba queriendo señalarme un lugar donde se guardan las memorias.
¿Qué más podría ser?
No había duda de que había resuelto el primer acertijo tan solo debía encontrar ese objeto.
La luz camino un poco más hacia una estantería y esta se abrió. Este cuarto me resultaba familia de alguna manera. Me quedé pensando y solo una cara se me hizo presente.
La madre superiora
¿Hay un pasadizo a la habitación de la madre superiora? Muerda, si era así podría colarme por los pasillos con la ayuda de Abigor y buscar más pistas sin tener que arriesgarme con esos mostros.
Entre detrás de la brillosa persona y todo se volvió oscuro, incluso ella o el desapareció.
Perfecto ¿Había terminado de morir?
Una luz de vela parpadeó en la habitación y de repente se prendió, vi unas paredes de piedra con pinturas y retratos de personas como el rey, Mal y alguno que otros paisajes, también habían lienzos empolvados en el suelo y una pintura con un trapo rojo cubriéndola.
Si algo había aprendido de la ves que vi a Jilaiya en el pasado era que no debí destapar pinturas cubierta con paños rojos para no quedar traumada, pero como la curiosidad era tan fuerte caminé hacia la pintura y estire levemente mis manos para descubrir el contenido pero antes de hacerlo esa voz volvió a aparecer.
— Alma...
Mire a mi izquierda y vi aquella luz parada delante de un escrito. Joder me desconcentrada muy rápido, baje mi mano y caminé al escrito y justo lo vi, ahí estaba lo que necesitaba para superar la primera prueba ¿Dónde se guardan los recuerdos más preciados? En la Antigüedad... ¿Y que guarda secretos de antigüedad?
¡Los diarios!
Ahí estaba sobre la mesa, el diario de la reina Elizabeth, lo tome entre mis manos y este se transformó en 5 páginas perdidas.
¡Bingo!
— Alma... — la luz me habló y la mire —Corre.
Y con esa palabra empezaron a salir las sombras del suelo y techo como si de muertos vivientes se tratarán.
— ¿¡Que mierda!? -Di pasos hacia atrás y sentí como si me agarraran del pie — ¡Ahaaa!
Logré zafarme y salí corriendo por donde vine por toda lados salían mostros y sombras, si en estos momento hubiera tenido mi Daga me hubiera ahorrado toda estos problemas.
Corría por mi vida buscando un lugar por donde salir pero todo empezaba a desmoronarse.
¡Santo Dios, Alma, Piensa!
Pero era imposible con tantos bichos detrás de mí, corrí como pude y empecé a bajar las escaleras aunque estas empezaban a desbaratarse detrás de mí.
— ¡Mierda, mierda, mierda!
En una de esa las escaleras se rompieron justo cuando yo estaba al poner mi pie sobre otro escalón, caí con tanta fuerza que sentí como si mi cabeza se reventara en pedazos, pero no.
Estaba en el infierno y aquí nadie moría solo perdías el alma, yo no perdí mi alma y tampoco morí pero al levantar mi cabeza sentí como si todo estuviera dando vueltas.
Me levanté con cuidado apoyándome del barandal que estaba a mi lado, alce mi mirada y justo delante de los tronos estaba el portal de regreso al tren, pero algo llamo demasiado mi atención, podía ver a los hermanos en el fondo detrás de los tronos mirándome aún con aspecto de niños, sus ojos brillaban en la oscuridad, ellos empezaron a salir de ahí y uno de ellos sostenía la cabeza de Mal en sus manos pequeñas.
Abigor.
Mis ojos se asustaron mucho y cuando vi a Jilaiya con la daga que me pertenecía, sentí mi corazón acelerarse del miedo por lo que me apresure a correr hacia el portal, justo cuando Jilaiya se abalanzó sobre mí pero ya era demasiado tarde para alcanzarme.
El sonido del tren volvió a llenar mis oídos y yo me encontraba paralizada sosteniendo las páginas del diario en mi mano izquierda. El rey en su trono empezaba a aplaudir mirándome con una sonrisa maniática.
Ese hombre era un ser asqueroso.
Lo mire con rabia pero mis ojos se abrieron aún más cuando vi a Mal petrificada adornando su habitación.
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Capítulo dedicado a la KAREN mas bella y hermosa que he conocido. Feliz cumple linda, creo que no debo ni etiquetarte, tu sabes quien eres :)
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