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CAPÍTULO 10: "No todo es lo que parece"

Este capítulo va dedicado a EstefanyMartinez342 por lectora destacada, disfrútalo preciosa .

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Capítulo 10

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Si las miradas mataran yo estaría muerta por culpa de Francella, que después de entrar a la habitación luego de yo haber echado a Samael y a Abigor, me había encontrado sonrojada, respirando agitada Y CON UN PUTO CHUPETON EN MI MALDITO CUELLO, por lo cual no me dejaba a solas en ningún momento.

Me había justificado con haber estado corriendo por la habitación intentando matar al mosquito que me hizo la picadura, pero al parecer ella no creyó en mis palabras y no solo eso, también me gane una fuerte golpiza con la biblia cuando pensó que yo sola me había intentado auto complacer para para sentir lo que las protagonistas de mis libros sentían al pecar, pero luego de mis innumerables intentos de convencerla de que el cuento del mosquito había sido verdad, lo logre.

O al menos eso creía.

Sin embargo no me deja estar sola en lugares apartados por mucho tiempo, incluso se había tomado la modestia de ayudarme a tallar mi cuerpo al bañarme para que no me quedara sola estando desnuda, haciendo que yo misma me diera cuenta de que si Abigor no hubiera interrumpido en ese momento, mi cuerpo se hubiera entregado al mismísimo demonio.

A Samael.

Cometiendo el pecado más imperdonable; el pecado de la carne o como muchos lo llaman, el pecado de la lujuria y el placer. Me sentía una tonta, una tan grande que llegue a pasar días enteros en la sala de rezo pidiendo perdón por las cosas que casi había hecho.

Una semana después de clases no había tenido tiempo de buscar más hojas del diario, además de que mi mejor amiga tampoco me la ponía fácil, incluso se quedaba vigilándome cada noche para que no me fuera a salir de la habitación, arruinándome cualquier oportunidad para cotillear en el convento. Sentía como los minutos se volvían horas y días infinitos que no dejaba de pasar. No me gustaba no encontrar nada, sabía que habían más hojas del diario por ahí, hojas que tal vez me ayudarían a salvarle la vida a muchas de las doncellas del castillo; Por lo que tuve que tomar cierta decisión de la que tal vez me arrepentiría más tarde.

Era ya tarde alrededor de las 6:30pm cuando el sol ya se empezaba a ocultar tras las torres más altas del convento, todo estaba tranquilo con su misma rutina, las doncellas ayudaban a las hermanas y otras estaban cenando en el gran comedor para luego ir a encerrarse a sus cuartos o hacer algo más antes del toque de queda.

Francella y yo nos encontrábamos en la biblioteca, como las ayudantes para poder organizar todo antes de irnos a dormir, así que nos encontrábamos cada una de un lado diferente de una estantería haciendo nuestra labor, poniendo cada libro en su lugar.

— ¿Qué harás luego de esto? —Le pregunte mientras quitaba un libro para poderle ver la cara.

—Iré a rezar y tú también —Agrego mirándome y tapando mi visión con otro libro.

—Por Dios Francella, no puedes cuidarme como si fuera una niña pequeña que necesita que la atiendan, no seas así.

Ella saco un libro y me observo fijamente.

—No me interesa, sé que algo tramas y no te dejare hacerlo sola y menos sin saber que es.

Yo me quede callada ¿Debía contarle acaso? No, no podía ¿Qué pasaba si la ponía en peligro diciéndole todo aquello que sabía?

Aunque...

No debía saberlo todo exactamente y tener a una amiga de mi lado no me vendría nada mal.

—Es verdad, tramo algo.

— ¿Hasta que lo confiesas? —Alzo sus cejas con arrogancia.

—Necesito tu ayuda —Dije mirándola y ella solo suspiro.

—Primero dime lo que sabes.

Le conté todo lo que tenía que ver con el diario, pero no le dije de donde lo saque exactamente, mentí diciéndole que lo había encontrado entre las viejas cosas que guardaban en los almacenes del convento y afortunadamente esta ves si me creyó.

Pasaron algunas horas más y ya en la habitación, luego de haber terminado con el trabajo en la biblioteca, ella sostenía ese diario en sus manos.

—Hay muchas páginas perdidas en las que podría haber información importante, pero si no tenemos las demás no podremos entender esa información.

—Ya estoy entendiendo —Dijo ella jugando con un mechón de su cabello rojo mientras se concentraba en leer las páginas que yo había encontrado en la sala de rezo — ¿Entonces piensas que hubo magia oscura en todo esto?

—No estoy segura, pero entonces... ¿Cómo pudieron tener tres hijos? Ellos no podían tenerlos, así decía la historia ¿No?

Todo era dudoso, las dos rompiéndonos la cabeza para poder encontrar algo que nos diera pistas y nada de nada. Sin embargo de repente a Francella se le ocurrió algo.

—Oye, Alma... —Me miro encontrándose con mi mirada.

— ¿Sí?

— ¿Recuerdas esa ves que nos metimos a registrar en la habitación de la madre superiora? —Pregunto mirándome fijamente mientras yo solo asentí —Bueno... habían papeles de las doncellas que estaban muertas y entre ellas una especie de papeles extraños que no entendíamos...que tal si...

—Joder... no lo había pensado antes.

Francella tenía razón, en esa habitación podría haber mucho más de lo que realmente vi aquel día y solo había una manera de descubrirlo.

—Voy a registrar esta misma noche —Le advertí y me levante para buscar algunas cosas.

—Yo voy contigo —Dijo levantándose también.

—No, tú te quedas —Dije de forma rápida mirándola a los ojos.

—Pero Alma...

—No quiero que corras peligro, por favor, además te necesito para que cuide de la habitación y me abras la puerta cuando te lo pida.

— ¿Y qué hay de ti?

—Yo estaré bien... lo prometo.

— ¿Cómo estas tan segura? —Su mirada era preocupada.

—Porque se lo que te digo —Le asegure y camine hacia ella abrazándola ya que cada una estaba sentada en su propia cama —Por favor no te preocupes, estaré bien.

Ella correspondió a mi abrazo y yo acaricie su cabello besando su frente, ella beso la mía, algo que hacíamos desde pequeñas para brindarnos protección la una a la otra.

Pasada las 9:30 de la noche las doncellas que quedaban afuera estaban empezando a encerrarse en sus habitaciones como la madre superiora había ordenado. Todo estaba tranquilo, yo estaba tranquila y Francella...ella muy nerviosa.

— ¿Estas segura que vas a estar bien? —Me pregunto mientras me veía preparándome y tomando un pequeño bolso de tela donde había metido el diario y aquella daga por si necesitaba defenderme.

—Tú solo has lo que te digo, estaré bien —Le respondí abriendo el cajón de la mesita de mi cama para agarrar el frasco de las gotas para dormir, nunca sabría si me sería útil en algún momento —Y recuerda, si el reloj marca la media noche cierras con seguro y te acuestas en la cama haciéndote la dormida, si escuchas que la puerta se abre no voltees a ver.

—Alma, pero... ¿por qué? —Habían cosas que no podía decirle, por lo que ella no lo entendería — ¿Por qué no puedo ir contigo? ¿Por qué tengo que fingir dormir hasta que vengas?

—Porque es peligroso, Francella —Dije y la voltee a ver.

— ¿Entonces porque vas tú?

—Porque alguien tiene que saber por qué santo dios está pasando todo esto y no quiero que más personas acaben como Tamara ¿Entiendes ahora? —la mire fijamente y ella solo suspiro.

—Que Dios te proteja Alma.

Yo me quede callada mientras la escuchaba decir eso y solo asentí, no podía contestarle con aun ''así sea'' porque si me llegaba a encontrar con una de esas cosas del cementerio ni siquiera Dios me iba a poder proteger.

Dieron las 10:00pm y todas las puertas fueron cerradas mientras las campanas anunciaban que el toque de queda ya había empezado. Yo caminaba por los pasillos oscuros de piedras, oyendo latir mi corazón con fuerza en el silencio.

Me dirigía a la habitación de la madre superiora y sentía que mi valentía se hacía añicos, pero no la dejaba caer al suelo, la sosteniéndola con mis puños cerrados evitando que saliera corriendo. Subí escalones y cruce pasillos llegando a la parte más alta del convento donde rápidamente tuve que esconderme tras unas paredes al sentir algunos pasos que se dirigían a las escaleras.

—La madre superiora refuerza cada vez más la vigilancia ¿Crees que una de las doncellas se esté saliendo por la madrugada? —Eran dos de las seis hermanas que siempre acompañaban a la madre superiora mientras sujetaban velas en sus manos para iluminarse.

—No lo creo, pero hay que tener cuidado, si una de las doncellas descubre que está pasando en las noches todas estallarían en miedo, queriendo irse de aquí haciendo que esas cosas despierten y las maten a una por una.

—Joder...

—Hay que tener cuidado —Y así bajaron las escaleras en silencio.

¿Acaso se referían a los monstruos que había visto aquella noche en el cementerio? No, no podía ser ¿Quiénes eran estas personas de las que hablaba y cómo podían hablar de algo tan aterrador con esa calma? Saber que algo tan horripilante estaba pasando aquí y ellas no le dicen nada a nadie...

Me pregunto si las demás hermanas saben algo al respecto...

Miraba a las mujeres bajar hasta que la luz de sus velas desapareciera dejándome nuevamente en los pasillos pocos iluminados.

— ¿Necesitas ayuda, Angelito? —me sobresalte al oír esa risita, dándome la vuelta de forma rápida.

—Jilaiya, joder —Puse la mano sobre mi pecho con mi corazón al punto de estallar — ¿Por qué se me hace extraño que no sean tus otros dos compañeros los que me sorprenden así?

—Mis hermanos no son los únicos que te deben proteger.

Así que si son hermanos... ¿Y si tal vez...?

—No necesito su protección ni la de nadie —Dije dándole la espalda y vigilando el pasillo para ver que no hubiera nadie alrededor.

— ¿Y quién te va a proteger, ah? —Rio nuevamente y se acercó a mi oreja susurrando — ¿Dios? —pegunto con una pequeña carcajada.

—No, yo misma me protegeré.

— ¿A si? —Pregunto algo sorprendido con una sonrisa burlona —Tal vez puedas probármelo con un beso o dejándome matarte para pintarte desnuda y ensangrentada —Menciono mientras lamia sus labios y sus ojos rojos se intensificaban mirando mi cuello.

Joder ¿A caso estaba tan loco? Si pudiera tan solo darle un buen susto para que dejara de decir tantas idioteces.

— ¿Quieres que te lo pruebe? —Dije y saque de forma rápida la daga de mi bolso para luego voltéame hacia él y ponérsela en el cuello, cosa que a él lo tomo por sorpresa.

— ¿Qué, de donde sacaste esa daga, Alma? —Pregunto mirándola con pánico en sus ojos.

— ¿Acaso importa, no querías que te demostraras de lo que soy capaz por defenderme? —Lo mire a los ojos y esta vez fui yo laque solté una risitas.

¿Por qué de repente se veía tan asustado o mejor dicho, sorprendido de que tuviera esa daga en mis manos?

—Jilaiya no me subestimes —Baje la daga y el trago saliva mirándome a los ojos —Soy capaz de abandonar a Dios con tal de proteger a la gente que quiero.

El solo se quedó callado mientras yo sostenía la daga que brillaba levemente por la luz de las velas con mi puño cerrado. No sabía de donde había sacado la valentía, pero lo había hecho.

—No esperaba menos de ti —Dijo mirando su reflejo en mis ojos —Pero aun así me gustaría ayudarte con algunas cosas y decirte que no todo es lo que parece.

— ¿A qué te refieres con eso? —Mi mirada se confundió.

—Ya lo entenderás mientras más paginas encuentres, y ten cuidado...hay ojos observándote desde todas partes Alma.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral luego de oír esas palabras haciéndome mirar a todas partes, pero no había nada.

—Pero si no hay... —Quise volver a mirarlo pero ya no estaba — ¿Jilaiya? —lo llame por su nombre, pero no volvió a aparecer.

Camine en silencio a la habitación de la madre superiora, pensando en las palabras que el castaño había dicho, pero eso solo me ponía más incómoda de cierto modo, así que al llegar al frente de la puerta dude un poco en si debía entrar o no, cuando sentí un grito que venía de las escalera.

—AHAAAAAAAAAAAAAA

Mis oidos se agudizaron y sentí como alguien dentro de la habitación venia corriendo hacia la puerta. Rápido salí corriendo de ahí escondiéndome detrás de la misma pared de antes, viendo de reojo como la madre supriora y las demás hermanas que siempre la acompañaban salían corriendo en busca del grito, todas usando las batas blancas de dormir. Yo fui después de ellas escondiéndome en cada rincón que podía hasta llegar a las habitaciones del segundo piso donde estaba la mía con Francella. Todas se dirigieron a una en especial, haciendo que mis pies se paralizaran cuando vi a Rubí parada aun lado de su cama sosteniendo sus manos contra su boca, con lágrimas y cara de horror al ver el solo la cabeza decapitada de Susan recostada en su respectiva cama, con las sabanas llenas de sangre y sin rastros de su cuerpo.

La pequeña Estefany salió de su habitación asustada y despertada por el grito de Rubí, a lo que gracias a que yo estaba cerca la jale tapando su boca para que no gritara. Ella se asustó pero al verme sus hombros se relajaron y destape su boca poniendo uno de mis dedos en mis labios en señal de que hiciera silencio.

— ¿Qué haces aquí afuera? —Le pregunte y ella restregó sus ojitos mirándome aun adormilada.

—Es que yo escuche un grito —Me miro y quiso mirar hacia la habitación de su hermana pero yo tape sus ojos.

—No fue nada, anda...vamos a dormir —Dije y mire adentro de la habitación de Estefany donde habían otros niños dormidos y algo que se movía entre las sobras,

Rápido me puse alerta y saque la daga dispuesta a luchar si se acercaba, pero luego de unos segundos de estar caminando en la oscuridad de la habitación, salió por la puerta para luego saltar al techo e irse trepando por este.

Las hermanas ni siquiera lo habían visto. Había sido una de esas... cosas y ahora estaba buscando a la niña. Estaba segura de que se había comido el cuerpo de Susan y al sentir la presencia de su hermana había venido para buscarla, pero como pude llegar a tiempo y sacarla de la habitación no lo había conseguido.

—Estefi —Me agache y la mire a los ojos — ¿Había alguien más en tu habitación cuando te levantaste?

— ¿Alguien como quién? —Pregunto ella mientras me miraba —Yo no vi nada.

No entendía nada ¿Acaso ellos no podían ver a esos monstruos? Todo esto se estaba complicando y ya no me daba tiempo de ir a cotillear a la habitación de la madre superiora, debía poner a la niña a salvo antes que nada y evitar a toda costa que viera esa escena tan revolvedora de estómagos.

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Nota de la Autora:

Hola mis demonios 😂🔪 ¿Qué les pareció este capítulo? A mi me dio miedito escribirlo la verdad. Jajajaja aquí les dejo los memes que nos hemos mandado por el grupo de WhatsApp, ustedes si me hacen reír.

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