Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6-Reflejos de medianoche

Permanecí firme mientras asimilaba el nombre de la persona involucrada en este plan. Se trataba de Ryan, el chico de aquella noche. Después de echarlo de mi habitación porque no quería verlo nunca más, ahora tengo que enamorarlo perdidamente y usarlo para uno de los turbios planes de mi familia.

No tengo idea de cómo podré hablarle nuevamente después de todo lo que le dije.

Sin pensarlo demasiado, pulsé el botón de llamada y esperé escuchar su voz mientras el tono de llamada continuaba sonando.

—Mentiría si dijera que no esperaba esta llamada.

—¿Por qué está registrado tu número en mi celular?

—La noche que te dejé en casa lo agregué porque sabía que llamarías.

—Quiero que nos veamos —dije sin rodeos mientras él reía, presumido, en voz baja.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión? ¿Recuerdas cómo me pediste que me fuera y no volviera?

—No he conseguido dejar de pensar en ti y, además, ya sabemos nuestros nombres. No somos dos jóvenes totalmente desconocidos.

Traté de convencerlo con mis palabras, pero también intentaba convencerme a mí misma de que todo esto eran solo mentiras y que él no era más que un propósito pasajero en este plan.

—¿Cuándo te veo?

—¿Por qué no vienes esta noche y vamos a un lugar lejos de aquí? Tendrás que devolverme antes del amanecer para que no sospechen en casa.

—Me encantan las misiones peligrosas.

—Te espero a las 10.

—Ahí estaré.

Corté la llamada y decidí mantener esto en secreto, reportando a mi madre solo a medida que descubriera datos importantes. Mientras esperaba las cuatro horas restantes para reencontrarme con Ryan, me duché y organicé mi recámara. Luego bajé al comedor para comer algo y regresé a mi confortable espacio.

—¿Te comunicaste con el joven?

—Lo he hecho.

—Cuéntame al respecto.

—Vendrá esta noche por mí e iremos a un lugar que desconozco. Planeé escaparme por la ventana de mi habitación junto a él. Supuse que de esa forma creería que está ganando mi confianza y así no tendrá que entrar a casa... al menos no por el momento.

Omití que ya lo conocía, ya que podrían exigir detalles al respecto.

—Mañana me cuentas todo. Tu padre estará satisfecho.

—Lo hago por el trato acordado, no por colaborar en sus negocios.

Subí a mi habitación y comencé a arreglarme, asegurándome de estar lista con tiempo de sobra. Un rato después, una notificación en mi celular rompió el silencio.

Ryan Ford:
—Tengo que ir por ti un poco más temprano. El lugar donde quiero llevarte está lejos de aquí.

Le respondí confirmando su mensaje. Vendría una hora antes, ya casi era tiempo. Elegí una ropa casual, aunque no tenía idea del lugar al que se refería. Una hora después, escuché unos cortos y sigilosos sonidos en mi ventana.

—Cuidado y no dañes mi ventana con esas rocas —dije mientras me acercaba. Lo vi debajo, mirándome fijamente, como un caballero enamorado sacado de una película clásica.

—Intenta bajar de a poco, te sostendré.

—¿No traes una cuerda, una escalera? —le susurré, cuestionándolo.

—¿Acaso tienes miedo? —respondió sonriendo, dando vueltas en círculo mientras esperaba que bajara.

—Te voy a demostrar que no soy esa chica que crees.

Tomé mi celular y me sostuve al marco de la ventana mientras mis pies buscaban un lugar firme.

—¿Estás segura de que no necesitas mi ayuda?

—No necesito tu estúpida ayuda, Ryan. Puedo hacerlo sola.

Mis pies resbalaron, e intenté agarrarme, pero lastimé mis manos. Comenzaron a dolerme y, sin poder evitarlo, caí... o tal vez no.

—¿No necesitas ayuda, Kaia? —me dijo con una sonrisa burlona mientras me sostenía entre sus brazos.

—Bájame —respondí rápidamente, recomponiéndome para quedar frente a él.

—Era más inteligente traer algo para ayudarte a bajar.Pensé que podías hacerlo sola —dijo, tapándose la boca para disimular su risa.

—Es muy pronto para pelear. Vamos a comenzar el largo viaje. Nos espera un largo camino.

—¿Te puedo ayudar a subir?

—Yo puedo sola.

—Por favor, déjame ayudarte. Al menos por hoy.

—Bien —dije, dándome por vencida.

Me sostuvo hasta que estuvimos en el lugar indicado, demasiado cerca uno del otro. Sentí la velocidad incontrolada de su respiración, y eso no era nada bueno. Me da miedo cuando está tan cerca de mí; me asusta cómo reaccionamos cuando estamos juntos. En realidad, tengo miedo de lo que somos cuando estamos cerca.

—El casco, es por seguridad.

Asentí. Organizó con delicadeza mi cabello suelto y despeinado hacia atrás, colocándome el casco con cuidado. Acarició mis mejillas y retiró algunos mechones restantes.

—Está todo en orden. Podemos irnos —dijo, rompiendo el silencio mientras ocupaba su lugar como conductor.

No sabía a dónde iríamos, solo me centré en la noche, los paisajes a nuestro alrededor, el clima, el viento... y en nosotros. Luego de un par de millas y varios minutos, llegamos a una playa que desconocía. La luna llena se reflejaba en el mar, que parecía cristalino e intensamente profundo.

—Tienen cosas en común.

—¿Quiénes? —pregunté, desconcertada.

—El mar y tú.

—¿A qué te refieres?

—Poseen una presencia que deja una intensa impresión con solo verlos. Cargan misterios e historias fascinantes, pero cuando llegas a conocer sus profundidades, descubres su verdadera belleza y aquellas características que los hacen únicos.

Mientras escuchaba la manera delicada en que él me describía, reflexioné en silencio. Pensé en cómo esa profundidad también puede dar miedo, en cómo la oscuridad y las corrientes peligrosas pueden envolverte, consumirte y hacer que olvides lo que alguna vez amaste.

—Gracias por aprenderte un poema para mí —dije, comenzando a caminar.

—No aparece en ningún libro ni cita de un escritor reconocido. Lo pensé mientras observábamos el mar y quise compartirlo.

—Debes quitarte los zapatos. Así podrás apreciar mejor lo suave que es la arena.

Nos quitamos ambos los zapatos y los sostuvimos en las manos.

—¿Te apetece sentarnos en la orilla?

—Vamos.

La noche estaba fresca, y se alcanzaba a sentir el delicado olor proveniente del mar.

—No sabía que te gustaban los planes tranquilos- le dije al chico.

—Tengo varias personalidades, y aún hay mucho de mí que te falta conocer.

—Háblame un poco de ti, Ryan. ¿Tienes familia?

—Una familia común, como cualquier otra.

—Si no te sientes listo para hablar de esto, podemos conversar de algún otro tema —dije amablemente, esperando con impaciencia que hablara más.

—Mi padre tiene algunos negocios, y mi madre es una mujer modesta de familia —compartió, haciendo pausas en sus palabras.

—Mi caso es similar. Somos una familia muy tranquila —mentí, buscando dar una buena impresión.

Ambos sabemos mentir.

—Espero que la próxima vez no tengas que bajar por tu ventana.

—Eso espero —le sonreí para relajar la tensión del ambiente.

—¿Quieres bañarte?

—Estás completamente loco, Ford. El agua debe estar helada a estas horas y, además, no traemos ropa para la ocasión.

—No necesitamos encajar con el momento, sino hacerlo apto para nosotros.

—¿Puedo usar la camisa que llevas puesta?

—Espera y te la doy —dijo, comenzando a quitársela frente a mí.

—Voltéate para cambiarme. No mires.

—Intentaré... —respondió, riendo mientras se giraba.

Me coloqué su camisa y organicé lo que llevaba en la arena junto a nuestros zapatos. No era exactamente mi talla, pero cubría la mitad de mi cuerpo.

—¿Vienes o te quedarás toda la noche ahí? —grité mientras comenzaba a correr hacia el agua.

—Eso es trampa. Llevas una considerable ventaja —dijo, alcanzándome en pocos pasos.

Nos adentramos en el agua, sintiendo el frío abrazador de las profundidades desconocidas.

—Está más fría de lo que imaginé.

—¿Nadamos? —respondí, sumergiéndome en las oscuras aguas que parecían no tener fin.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro