Capítulo XVII: El pacto
Narra Elizabeth
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He caminado por mucho tiempo en este bosque a plena noche, estoy sola, y la poca luz de la Luna solo me permite observar las siluetas de los árboles, pero no es suficiente como para guiarme. Abandoné la tribu de los Concédants, seres que me cuidaron estos últimos días y admito que me siento mal por no haberme despedido en persona, pero si lo hubiese hecho lo más probable es que no me habrían dejado irme.
Solo avanzo con un pequeño costal sobre mis hombros en el que guardo las pocas prendas que Scarlett me regaló amablemente, también, llevo conmigo unas cuantas frutas que saqué de la cocina de Elek y su hermano.
Comienzo a sentirme arrepentida de mi decisión, pero aún así no me detengo y continuo caminando sintiendo el frío veraz de esta noche desolada. La luna comienza a ocultarse debido a las nubes y no hay rastros de esas esferas de luz, que a pesar de estar lejos de nuestro alcance, siempre me transmitieron tranquilidad.
La razón por la que decidí huir de la tribu fue por que las palabras de Arthur fueron determinantes para mí, cuando admitió que había asesinado al sacerdote del pueblo me sentí profundamente agradecida con él por haberlo hecho y antes de irse, me dijo: "Podemos vengarnos juntos, toma tu decisión" Esas palabras se repitieron en mi mente una y otra vez, y después de haberlo pensado tanto, en la tarde tomé esta inquietante decisión que hasta el momento me ha provocado un vacío en mi interior y la incertidumbre de no saber qué va a pasar o si realmente lograré vengarme de esa gente. De tan solo recordar sus rostros y sus acciones perversas, la rabia llena mi ser y hace que ignore por completo mi conciencia, la cual me grita que de la vuelta y regrese a la tribu.
—Optaste de forma correcta, muchacha —la voz de un hombre me hace sobresaltar asustada. Pero al girar mi mirada, veo que es Arthur, el cual ha salido de entre los árboles y solo trae puesto un pantalón —Tranquila, no me temas. Te prometí que haríamos esto juntos y así será.
—¿Qué tengo que ha-hacer? —pregunto tartamudeando.
—Debes permitir que el ser oscuro haga un trato con tu alma. Solo déjate guiar, ya luego nos encontraremos de nuevo.
Su respuesta se me hizo extraña, pero eso fue lo de menos. Justo cuando se marchó algo agarró de mi brazo con fuerza, no logro ver de quien se trataba, de hecho no hay nadie más aquí...
—Te guiaré —una voz gruesa e intimidadora me hizo sobresaltar asustada nuevamente y me ordenó que lo siguiera. Comenzó a jalarme con brusquedad y no tuve otra opción que seguir caminando, ya que si no lo hago lo más probable es que me lleve arrastrada.
Me hizo subir por una colina rocosa y tropecé varias veces llegando incluso a rasgar el vestido que me había regalado Scarlett, no solo eso, también me lastimé un poco las rodillas.
—¡Detente! —le rogué aterrada, mi brazo comienza a doler por su agarre.
Sin embargo no me hizo caso, y solo me soltó cuando llegamos a la cima. Observo el cielo sobre mí y me percato que las nubes han ocultado la luz de la luna, todo está nublado como si estuviese a punto de llover, y el frío aquí arriba es casi insoportable.
Frente a mí, se forma un humo negro y un hedor apestoso entra por mis fosas nasales, a pesar de ser solo humo, se extiende hacia arriba y luego se esfuma de repente dejando a la vista la forma física del ser oscuro, mismo que vi en el bosque ese día.
—Este sentimiento se siente tan bien... Oh, me siento tan complacido de tu decisión, cre-creeme que has elegido bi-bien. Debemos darles su merecido, pero no te preocupes, no será tan aterrador, solo lo suficiente —su voz me pone los pelos de punta, suele trabarse y además se escucha agitado. Baba cae de su hocico pronunciado y deja a la vista sus afilados colmillos, verlo frente a frente me acelera el corazón.
—¿Me harás daño? —le pregunto tratando de ocultar mi nerviosismo.
Gotas de agua comienzan a caer y a pesar del viento que hace volar lo que queda del vestido, solo siento una horda de calor invadir mi cuerpo.
Él se arrodilla y extiende su largo brazo hacia mí.
—Por supuesto que no sería capaz de hacerle daño a ti y a tu alma, solo te daré la fuerza que necesitas, tus poderes de bruja y los míos nos harán invencibles. Cuando logres tus propósitos, te dejaré en paz, y esa gente que asesinaron a tu familia habrán recibido su castigo ¿ Entonces qué dices? ¿Te unes, muchacha?
Abre su hocico con la intención de formar una sonrisa, pero solo luce atemorizante. Verlo a él, es como ver a un perro erguido en dos patas, solo que aterrador y con la desafortunada habilidad de hablar.
—Pero aún no sé controlar mis habilidades —me excusé pero no sirvió de nada.
—Yo te ayudaré y te haré más poderosa.
¿En que me metí? He cometido un error muy grande.
En el cielo se forman relámpagos y la lluvia comienza a caer fuertemente empapándome por completo. Pero por otro lado, ese ser sigue de rodillas esperando una respuesta de mi parte y se ve bastante inquieto.
Realmente no sé si quiero hacer esto, recuerdo lo bella y tranquila que era la tribu de los Concédants y siento ese deseo de regresar y abrazar a Elek otra vez, su calidez siempre me llenaba de fortaleza. Los recuerdos llegaron a mí con rapidez, combinándose unos con otros, recuerdo como la sangre se esparcía por el suelo mientras sostenía a mi madre en sus últimos momentos, aún puedo recordar ese calor insoportable que se sentía en lo que antes era mi hogar y el recuerdo de ver a mi padre muerto en medio de la taberna rodeado de fuego, rompe mi corazón.
No entiendo por qué estoy recordando todo eso justo ahora, mi mente se llena de imágenes y eso me provoca un fuerte dolor de cabeza, en serio trato de no pensar en lo ocurrido pero todo se repite una y otra vez y no sé cómo detenerlo. Me siento tan mareada que incluso, de forma inconsciente extiendo mi mano hacia él y con lágrimas en los ojos comienzo acercarla. Anhelo detenerme, pero es como si ya no tuviera el control sobre mi misma, la extremidad de él es como un imán. Ahora entiendo por qué dicen que la oscuridad te atrapa.
—¿Qué me estás haciendo? ¡Te ordeno que te detengas! —bramo furiosa pero este solo estalla en carcajadas.
Inevitablemente, mi mano agarró la suya y la sentí pegajosa, además, los huesos que sobresalen de esta me lastiman.
—Nuestro trato está hecho, no hay vuelta atrás pequeña, pero te aseguro de que no habrá nada de qué arrepentirse, conmigo no existe tal cosa como el arrepentimiento —justo en ese momento un lazo de luz con tonalidades rojas se desprende de él y viaja hasta mi pecho provocándome un horrible dolor, mi respiración se vuelve cortante y con mi otra mano comienzo a golpearme en el pecho desesperada por que este dolor acabe.
Aún sostiene mi otra mano, trato de liberarme de su agarre pero me detengo asustada al ver como de sus venas sale un liquido oscuro que se dirige hacia mi mano, sé que es inútil tratar de huir así que solo cierro mis ojos y en el instante en que ese líquido hace tacto con mi piel comienza a quemarme.
Grito aterrada pidiendo ayuda y comienzo a patearlo con mis piernas, pero al parecer mis golpes no le hacen daño.
Mis venas se marcan, comienzan a sobresalir de mi piel más de lo normal tornándose oscuras, casi negras, y con lágrimas en los ojos me detuve. Me rindo...
—Ya no quiero hacer esto, por favor, basta —di mis últimas súplicas y cierro los ojos mientras soporto este dolor inmenso.
De pronto, dejo de sentir su agarre y abro los ojos de inmediato, el ser oscuro ya no está frente a mi pero extrañamente aún siento su presencia. Algo dentro de mí ha cambiado, la adrenalina comienza a recorrer cada parte de mi cuerpo e imagino la muertes de las personas que me hicieron daño y solo me siento complacida y emocionada por que eso pase.
—Sigo aquí y siempre estaré aquí, ahora vamos a hacer lo que tu corazón te pide con ansias, venganza —dijo una voz en mi cabeza, al parecer, el ser oscuro ha entrado en mí...
Luego de escuchar sus palabras comencé a reírme y observé a la lejanía vislumbrando el pueblo de Conques, donde vive esa gente detestable.
—Ese es mi destino —dije comenzando a caminar en dirección al pueblo, dispuesta a llevar a cabo mi venganza. Juro que los haré sufrir de la misma forma.
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