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Capítulo X: Una desición difícil

Narra Elizabeth

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No pude dormir bien en la noche, mis ojos permanecieron abiertos de par en par por culpa de los pensamientos tortuosos que me invadieron en la oscuridad, al parecer este sentimiento de culpa jamás se irá. Lamentablemente no tengo manera de olvidar lo ocurrido, no quiero olvidar a mis padres pero si quiero sacar de mi cabeza la forma en que murieron.

Me siento sobre la cama y me quito las cálidas cobijas de encima. La luz del sol se refleja por la ventana y las aves del exterior cantan, lo cual suena como una melodía para mis oídos y calman el estrés acumulado en la noche que ya se fue, dando paso a este bello amanecer.

La habitación en la que me encuentro es pequeña, dentro de esta solo se encuentra la cama y un armario de madera, junto con una enorme ventana que me deja apreciar la naturaleza y los altos árboles de la zona.

Me levanto agotada y parpadeo varias veces, mis ojos duelen y mis labios se encuentran resecos ¿Hace cuanto no tomo agua?

Alguien toca la puerta haciéndome sobresaltar y una voz masculina que no reconozco se escucha tras de esta.

—Elizabeth Lassarre, es momento de despertar, el desayuno está listo.

Arreglé un poco mi cabello y abrí la puerta enseguida. Frente a mí apareció un hombre alto, de piel blanca como un Concédants y de cabello gris que está peinado hacia atrás, su rostro es parecido al de Elek solo que este es más mayor.

—Eh, hola... —saludo nerviosa y muevo la palma de mi mano un tanto insegura.

Me observa por un momento y me analiza de pies a cabeza.

—Realmente eres igual a Diana —dice y noto tristeza en sus ojos, pero cambia de tema rápidamente —. En fin, ven a desayunar, ayer no tomaste ni comiste nada.

Se marchó hacia el comedor, y se sentó en una de las sillas de madera, agarró una cuchara y comenzó a comer arroz de su plato. Me sorprendo al ver la cantidad de comida que hay sobre esa mesa.

Me aproximo lentamente y me siento en otra de las sillas quedando frente a ese montón de platos de comida, al instante me sentí abrumada. En toda mi vida solo he comido frutas, pan, chocolate y de vez en cuando un caldo de pollo, pero nunca había estado frente a estos platos tan exquisitos. Creí que la realeza era la única que podía darse el lujo de comer así.

En la cocina, permanece Elek terminando de servir vasos con agua, se voltea y nuestros ojos se encuentran.

—Con que ya has despertado, Elizabeth ¿Dormiste bien? —me pregunta sentándose en la silla que está a mi lado y dejó los vasos en el centro de la mesa.

—Dormí muy bien —mentí.

—Él es mi hermano Aleksei, él fue el que te salvó —Elek señaló al hombre a su lado y este solo se limitó a asentir con la cabeza sin apartar la mirada de su arroz —. Es muy serio y reservado. Pero puedes confiar, no te sientas nerviosa.

Ambos me extendieron varios platos para que yo comiera y al mismo tiempo Elek me iba explicando qué tipo de alimentos eran. Estoy muy hambrienta por lo que no esperé más y agarré la cuchara, comí arroz, ensalada de lechuga, tomate y zanahoria junto con un pequeño postre hecho de moras silvestres. Todo estaba delicioso, y por último tomé varios vasos de agua, realmente estaba muy sedienta.

—Lo he pensado, y siento que quiero ser parte de la tribu. Ya no estoy tan asustada como antes —les dije y di un último sorbo al vaso de agua.

Los dos se miraron, Elek sonrió y su hermano parecía contener su sonrisa.

—Nos alegra escuchar eso —contestó Elek.

—¿Y qué has pensado de la propuesta de Lumiére? ¿Deseas que te otorguemos habilidades mágicas? De esa forma podrás adentrarte en este mundo que es muy diferente al de los humanos —dijo Aleksei y se levantó de la silla, tomó una servilleta y se limpió la comisura del labio.

—Necesito tiempo para sanar, aún me siento muy triste por lo ocurrido y no estoy muy segura, pero este cambio en mi vida puede ayudar, o eso creo... —agacho la mirada pensativa y trago saliva —. Aceptaré la propuesta de la líder consejera.

Elek se sorprendió y al parecer se emocionó por mi decisión ¿Realmente es buena idea ser una bruja?

—¿Será doloroso el ritual?

—Para nada, del ritual nos encargamos nosotros y cuando nuestra magia entre en ti pues, quedarás inconsciente pero no habrá dolor —me respondió Aleksei.

—¿Y qué poderes obtendré?

—Los poderes de las brujas pueden variar, pero déjame decirte que será al azar. Al principio no sabrás cuales son tus habilidades pero con el tiempo las conocerás.

Quizás si me hago poderosa puedo vengar a mis padres... No, no pienses en eso Elizabeth —borré esos pensamientos de mi mente y oculté mi nerviosismo.

—Es momento de que me marche, debo hablar con mi padre y comentarle acerca de tu decisión. Te quedarás con mi hermano menor, es educado, aunque torpe —Aleksei se despidió y salió por la puerta en forma de arco que lleva al exterior.

—¿Ya terminaste de desayunar, cierto? Si es así, sígueme. Quiero que me ayudes en algo.

Asentí con la cabeza y ambos nos levantamos, él fue hacia la pequeña cocina de esta cabaña y sacó de un cajón varias zanahorias, también, agarró una canasta vacía.

Me hizo una seña para que lo siguiera y sin otra opción, obedecí. Salimos de la casa y bajamos por las escaleras en forma de espiral hasta llegar a la pradera de césped. De inmediato me percato de que la nieve comienza a derretirse y algunas plantas comienzan a nacer. Varios animales pasan por nuestro lado sin mostrar temor alguno. Muchos conejos corren por doquier, las ardillas trepan los árboles y las aves vuelan sobre nosotros. Todo aquí parece ser tranquilo y muy... agradable.

Me guió a un lugar apartado al resto de la tribu y se arrodilló frente a una pequeña madriguera asomando su cabeza por esta y comenzó a emitir sonidos extraños.

—¿Por qué haces eso? —fruncí el ceño y me crucé de brazos algo confundida.

Apartó su cabeza de la madriguera y de esta salió una hermosa coneja de pelaje gris, su nariz se movió con ternura y su mirada viajó de Elek hacia mí.

—Te sorprenderás por lo que haré a continuación pero no te asustes —extendió su mano hacia la coneja y una luz dorada se desprendió de ella llegando hasta la cabeza del animal. Mi corazón se aceleró pero me mantuve paciente, conteniendo un grito de temor —. Nosotros los Concédants podemos comunicarnos con cualquier tipo de animal de esta forma, esta conejita me pidió zanahorias porque sus crías se lo comieron todo. ¿Quieres darles de comer a las criaturitas?

Lo dudé por un momento, no tengo ganas de hacerlo... Quizás la tristeza me está agotando. Él me cogió de la mano y me obligó a acercarme más, me brindó una de las zanahorias que había traído y sin dudar, acerqué la zanahoria al hueco. Sin embargo, la coneja no se inmutó, en su lugar, varios conejos aún más pequeños que ella salieron dando sutiles saltos y se lanzaron hacia las zanahorias. Uno de ellos, el cual era el más regordete, daba enormes mordidas.

—Son... tiernos —sonreí y contuve mis lágrimas al observar tan bellos animales. Cuando era pequeña siempre quise acariciar a los conejos, pero siempre huían de mí.

—La mamá coneja te agradece por darles de comer, dejará que sus crías coman primero y luego ella terminará el resto —agarra mi mano con delicadeza y sus ojos profundos me transmitieron seguridad —. Yo sé que te sigue afectando la partida de tus padres, pero créeme, yo estaré a tu lado y te ayudaré a superarlo.

No me contuve y me abalancé hacia él con los brazos abiertos, envolví su cuerpo cálido con mis brazos y lloré dejando que las lágrimas cayeran en su hombro. Me dio unas palmaditas en la espalda y acarició mi cabello. Sentí su corazón palpitando rápidamente, pero el mío, está disminuyendo sus latidos. Me estoy tranquilizando.

Tiempo después nos adentramos en el bosque y recolectamos moras silvestres de los arbustos, que por cierto se veían muy frescas.

La nieve se derrite más rápido de lo normal, y el lindo paisaje verde de la naturaleza comienza a ser notable. Aquí todo florece rápido, varias flores han comenzado a crecer y los árboles ya comienzan a dar sus frutos.

—El tiempo marcha de forma diferente al mundo de los humanos, aquí es de día, pero allá es de noche. La magia que habita a nuestro alrededor se apega a la forma natural, es decir, todo aquí florece muy rápido y se vuelve el hogar de muchos animales —me explica Elek y toma un puñado de moras silvestres —. Creo que ya es todo por hoy, hemos recolectado varias moras y creo que con estas puedo hacer tartas o mermeladas ¿Te gustaría?

—Si, me encantaría.

Caminé hacia él y de forma desprevenida tropecé con una piedra, estuve a punto de caer pero Elek me sostuvo antes de que chocara contra el suelo.

—Oh... Gracias —dije nerviosa.

Se queda un momento mirándome y contiene una sonrisa.

—Por cierto, como ya has tomado la decisión de ser una bruja, debo llevarte con el señor Bennet, te explicará todo para el ritual de esta noche —cambió de tema abruptamente y se rascó la barbilla.

—¿Hoy me convertirán en eso? —alzo mis cejas sorprendida.

—Si, pero no te preocupes, todo estará bien. Ahora sígueme, conocerás a Bennet, es un buen hombre. Y déjame decirte que al igual que Scarlett él no es un Concédants, antes era un humano pero le dimos habilidades. Cada uno aquí tiene una larga historia por contar, y espero que algún día seas digna de conocerlas.

***

Un hombre se encuentra frente a nosotros mientras se divierte con algunos niños pertenecientes a la tribu. Este viste de una forma diferente al resto, trae una túnica verde que cubre hasta sus pies, posee un gorro morado y varias joyas coloridas. Claramente no es un Concédants, sus rasgos físicos son humanos.

Al darse la vuelta se percata de nuestra presencia, y al verme, sonríe con orgullo y se levanta del suelo dejando a los niños. Se acerca hacia nosotros emocionado y mueve la palma de su mano en forma de saludo, así mismo, puedo notar que tiene un largo bigote.

—Hola Elizabeth, me alegro de que te encuentres bien. Mi nombre es Bennet, pero muchos aquí me llaman el brujo o el señor de las pociones, puedes llamarme como gustes —dijo formalmente —. Y veo que este joven te está acompañando.

Bennet le dio una palmada al hombro de Elek y los dos se posicionaron frente a mí.

—Aleksei nos ha comentado de que ya tomaste una decisión —añadió y se cruzó de brazos alzando su ceja —. ¿Estás completamente segura de hacerlo? Una vez que te otorguemos habilidades no hay vuelta atrás, esta es una decisión difícil que cambiará por completo tu vida.

—Yo... lo haré —respondí agachando la mirada.

—Si es así, entonces hoy se realizará el ritual en la noche. Puede parecer apresurado pero es lo mejor, este es el último día de invierno, y además, hoy saldrá la Luna por lo que hará ese momento muy especial y significante para tu vida.

—¿Por qué es especial la Luna?

—Ya lo verás —se limitó a responderme.

—Queremos que el ritual sea una sorpresa, solo te diremos que habrá mucha magia a tu alrededor y quedarás fascinada. Esperamos que de esa forma puedas despejar tu mente —dijo Elek con una sonrisa.

—¿Y estaré bien? Quiero hacerlo, pero estoy asustada.

El señor Bennet tomó mi mano con delicadeza.

—Todo estará bien, lo prometemos.

Comencé a sentirme ansiosa, siempre tuve miedo de las brujas y esas criaturas que rumoreaba la gente del pueblo, pero ahora... me convertiré en una de ellas. Espero que esta sea una buena decisión.

—Entonces, le pediré a Scarlett que te prepare para esta noche, el resto de la tribu organizará el lugar del ritual y tú no tienes que hacer nada más que estar tranquila —me indicó el brujo Bennet.

—Te convertirás en bruja —pensé.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y durante el resto del día estuve preparándome mental y físicamente para lo que se viene... El mundo conocerá a una nueva Elizabeth Lassarre.


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¡Qué emoción!

¿Te ha gustado este capítulo? 

Lo que se viene de aquí en adelante será muy pero muy interesante. Espero me apoyes con tus votos y comentarios, te lo agradecería muchísimo. Buen día, tarde o noche <3

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