Narra Elek

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Llegamos a la cabaña de Scarlett, la cual se ubica un poco apartada del resto de hogares de la tribu, esta está construida de madera y posee un techo de paja, también está rodeada de altos árboles y mucha naturaleza.

Las ventanas están abiertas de par en par y la luz de las velas iluminan el interior.

—¿Has traído la poción? —le pregunta Lumiére al brujo Bennett, quien se encuentra a su lado.

—Sí señora —respondió y tocó la puerta de la pequeña cabaña.

La puerta se abrió y frente a nosotros apareció la joven bruja, su cuerpo alto y voluptuoso está cubierto bajo un vestido blanco que se ajusta muy bien a su silueta. Sus ojos cafés se centraron en la líder y reflejó su confusión respecto a todo lo que está pasando.

—Pueden pasar —dijo en voz baja. Lumiére y Bennett cruzaron por la puerta hacia el interior. Di un paso al frente, pero Scarlett, quien es la joven bruja de la tribu me impidió el paso —. Lo siento, Elek. Pero tu padre me ha indicado que no te deje entrar, lo que pasa es que eres... Olvídalo, solo espera afuera y no dejes que nadie más de la tribu entre.

—Está bien, no hay problema Scarlett. Esperaré aquí y... —ella cerró la puerta sin dejarme terminar mi frase. Me rasqué la cabeza y suspiré un tanto decepcionado por su reacción. Ya soy lo suficientemente mayor, tengo veintidós años como para que me traten como si fuese un niño.

Me di la vuelta y esperé justo en la entrada, pero la curiosidad me invadió y como era de esperarse, desobedecí sus órdenes y me dirigí hacia un lado de la cabaña. Me detuve al lado de la ventana y observé cautelosamente, para que nadie se diera cuenta de mi presencia.

—Dale la poción de curación —le ordenó mi padre al brujo Bennett, quien con cuidado abrió la boca de la muchacha y vertió el líquido morado de la poción.

Adentro se encuentran ambos líderes, Scarlett, Bennett y mi hermano Aleksei. Todos observan a la chica y le brindan los cuidados posibles.

—La poción la curará internamente, cuando despierte quedará como nueva. Sus órganos funcionaran perfectamente. Por lo que veo, su estado de salud no es tan bueno, está demasiado delgada y pálida, su cabello está quebradizo y sus uñas igual. Pero en cuestión de minutos se volverá muy sana —explicó Bennett y sostuvo su largo bigote enrollándolo en sus dedos.

—Ahora Aleksei, debes decirnos todo lo que sabes, necesitamos saber exactamente que fue lo que ocurrió —mi padre Kadey se posicionó frente a mi hermano, y la vista de todos se centró en él. Pude notar que los rasguños que tenía cuando llegó a la tribu se habían curado por sí solos.

—Diana Lassarre me envió un mensaje... Me encontré a un zorro en el bosque y me comuniqué con él, me dijo que Diana necesitaba de mi ayuda, quería que fuese a buscarla a ella y a su familia y eso hice, pero no sabía cuál era la razón —Aleksei se sentó en una de las sillas dentro de la cabaña y suspiró agotado —. Cuando iba de camino, vi a esta chica corriendo desesperada, la reconocí al instante y supe que se trataba de la hija de nuestra querida Diana... Unos hombres la perseguían y, ella cayó en un lago congelado así que la salvé.

Él parecía contener sus ganas de llorar.

—Sin duda algo no está bien, solo rezaré por el bienestar de Diana y de su esposo. Nosotros cuidaremos de su hija hasta que ella regrese. Lo más probables es que... No, mejor no haré suposiciones —expresó Lumiére un tanto afligida y se tocó la frente preocupada.

—Pobre muchacha, sus heridas no son solo físicas, su corazón también está sufriendo, lo puedo sentir. Y lastimosamente la poción no podrá curar su dolor emocional —comenta Bennett y acaricia el cabello de la muchacha con pesar.

Agacho la mirada pensativo y me alejo un poco de la ventana para no ser visto, recuerdo muy bien a Diana Lassarre. Hace mucho tiempo, cuando ella era joven se encontró a un ciervo blanco herido en el bosque, su bondad y su ayuda lo salvaron... Ese ciervo era mi padre. Desde ese entonces, fue traída a la tribu y se le otorgó poderes, convirtiéndola en la que muchos llaman una bruja buena, todos en la tribu cuentan esa historia, de cómo una buena muchacha salvó a nuestro líder guía, todos aquí la amamos y desde pequeños oímos historias de ella. Además, cuando se fue a vivir con su esposo siguió visitándonos y ayudándonos en todo lo que podía, incluso solíamos jugar juntos y me contaba acerca del mundo exterior.

La tristeza me invadió al recordarla, estoy agradecido con ella no solo por salvar a mi querido padre, sino porque me ayudó en mis días tristes y me dio apoyo cuando mi madre murió. Espero que se encuentre a salvo.

Me asomé nuevamente por la ventana.

—Como dice el señor Bennett, la chica despertará en cuestión de minutos ¿Qué le diremos? —preguntó Scarlett y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Por el momento dejémosla descansar, y cuando despierte no la abrumaremos con preguntas, lo más probable es que no recuerde nada de lo ocurrido —respondió Lumiére y sostuvo la mano de Scarlett, quien se nota muy tensa —. Salgamos de la cabaña, si se despierta y nos ve a todos lo más probable es que se asuste. Y tu Kadey, acompáñame a informarle a la tribu lo que sucede para evitar que se asusten demasiado.

Todos se marchan de la cabaña, excepto Scarlett, la cual se queda un momento acompañándola y arropa su cuerpo con una sábana más. Ella se acerca y le brinda un beso en la frente, le susurra algo al oído y decide abandonar su propia cabaña para dejarla descansar.

Sin embargo, me quedé un momento más. La joven empezó a moverse inquieta en la cama, aún no abrió los ojos, pero una de las sabanas que la arropaba cayó al suelo. Quise ignorarlo, pero lo más probable es que le dé frío. Me mordí el labio inseguro y decidí escabullirme dentro de la cabaña traspasando la ventana hasta que llegué al interior.

—Solo la arroparé y me iré, nadie puede saber que estoy aquí —tomé aire incómodo y agarré la cobija del suelo, luego se la puse encima. Quise irme, pero sus quejidos me detuvieron antes de que pudiese marcharme por la ventana.

Al parecer está teniendo una pesadilla, se mueve intranquila y se queja, pero aún no ha abierto sus ojos. Me senté a su lado, sobre la cama, y me quedé un momento observando la sencillez y belleza de su rostro.

Con un poco de vergüenza, sostuve su mano, entrecerré mis ojos y respiré tranquilamente. Una ola de calor me invadió y mis venas comenzaron a brillar reflejando un dorado sutil. Todas las emociones de la hija de Diana se me fueron transmitidas. Gracias a mi poder pude sentir su tristeza, angustia y sobre todo... su miedo.

Al abrir los ojos, quedé pasmado al ver que ha despertado y no aparta su mirada de mí. Solté su mano rápidamente y me puse de pie preparándome para huir, pero ella sostuvo mi mano y me obligó a sentarme nuevamente.

—Tu ¿Qué eres? —su voz se escuchaba débil, frunció el ceño analizando mi cuerpo.

—Yo... yo... no sé —no supe qué responderle, me puse demasiado nervioso.

—¿Estoy... soñando? ¿O estoy muerta? ¿Qué es este lugar? —me interrogó y su mirada viajó por todo el lugar.

Ella se sienta apoyando su cuerpo en el espaldar de la cama hecha de madera y al mismo tiempo observa el alrededor perpleja, como si estuviese tratando de descifrar lo que sucede. Se toca la cabeza adolorida y murmura unas palabras que no logro escuchar.

—¿Eres un ser mágico? —me pregunta y extiende su mano hacia mí. Siento el tacto de su dedo en mi mejilla y una horda de calor se expande por mi cuerpo—. Tu piel es más blanca que la nieve ¿Qué eres exactamente? ¿Y por qué estoy aquí?

Su respiración fluye de forma acelerada y comprendo al instante que está entrando en pánico.

—No te asustes, nosotros no te haremos daño. Estarás segura en nuestra tribu —le dije y forcé una sonrisa en un intento de calmar su miedo. Viéndola de cerca puedo apreciar sus ojos negros y brillantes que son apaciguados por la tristeza que la invade, su cabello negro cae un poco más abajo de sus hombros y ahora su cuerpo se ve más sano.

La poción hizo efecto más rápido de lo esperado...

—¿A qué te refieres con nosotros? ¿Hay más como tú? —nuevas interrogantes parecían estar surgiendo de su interior. Por lo que veo es muy curiosa —. ¿Tribu? ¡Dime algo!

—¿No recuerdas nada? —de inmediato fui interrumpido por el sonido de la puerta, alguien está a punto de entrar.

No tuve la oportunidad de escuchar su respuesta y sin otra opción me liberé de su agarre y emprendí mi huida por la ventana, me lancé tan fuerte que caí sobre la nieve patas arriba y quedé atascado en esta.

—Espero que no haya visto eso —murmuré apenado.

Qué vergüenza...

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¡Espero les haya gustado!

En este capítulo se da el primer acercamiento entre mis dos amados personajes y protagonistas de esta historia... Espero cautivar sus corazones, mis queridos lectores :)