Alma libre.
La historia sucede en una línea de tiempo en donde Link no viaja en el tiempo después de la pelea con Ganondorf.
Al salir del establo una sonrisa apareció en los labios de Malón, la mañana la abrazaba con el rocío y los pequeños rayos del sol alzándose por el horizonte.
Estaba fresco pero no lo suficientemente como para necesitar de un abrigo, con su pañuelo cubriendo sus hombros era más que suficiente. Estiro un poco sus brazos y empezó con el trabajo que tenía de esa mañana, no era mucho, o al menos no a esas horas del día.
Poco a poco fue liberando a los animales de sus establos, para que pudieran caminar y comer. Al llegar a la yegua de pelaje marrón volvió a sonreír, sentía la alegría que Epona le transmite.
–¿También estás feliz Epona?–una pequeña risa salió de sus labios al ver cómo la yegua daba un relincho en forma de respuesta–es porque hoy viene Link, ¿Verdad?
Link… aquel joven de ropajes verdes, el que conoció cuando sólo eran niños y hoy en día es el gran héroe de Hyrule. El mismo que era un espadachín misterioso que nadie sabía dónde se encontraba, a veces solía ir al rancho Lon Lon a visitar a su amiga Malón o a su amiga Epona, la cual solía llevar a sus aventuras pero esa vez no fue el caso.
–También estoy feliz de volver a verlo.
Mientras su mente empezaba a volar en el mar de recuerdos, sacó a la yegua para que pudiera ir con los demás animales.
Link era todo un misterio para las personas, su actuar carecía de sentido para muchos y había todo tipo de rumores de lo que era su vida o porque había rechazado tantas propuestas que más de uno moriría por tener. Si, el alma del héroe era un ser extraño, o al menos eso era para la gran mayoría de personas, la pelirroja escuchaba todos los rumores sin darle importancia a ninguno en particular, ella era la única que entendía al héroe.
Porque era la única que el héroe le había permitido abrir su corazón para contarle sus secretos, miedos y preocupaciones. Después de todo, Malón nunca cuestionaba sus decisiones, o al menos no de forma que Link sintiera que lo atacaban.
Una canción empezó a sonar por todo el rancho, los animales se acercaban a oír aquella melodía y que hacía parar el tiempo. Si había algo hermoso en el universo en ese momento, quedaba completamente opacado con la bella voz de la joven.
De repente una mirada se posó en la pelirroja y apenas la sintió dejó de cantar.
–Sabría que vendrías.
Fue lo que dijo antes de darse la vuelta para ver al dueño de su corazón.
Sabía que iría, no había una forma lógica de explicarlo, cuando se trata de algo que se siente es muy difícil encontrar palabra correctas para describirlo, y también porque Malón nunca le interesó saber cómo lograba tener ese sexto sentido.
–Nunca podré hacerte una visita sorpresa ¿Verdad?
Más que una pregunta era una afirmación, después de ir varias veces sin avisar se había dado cuenta que la chica sabía perfectamente que iría a visitarla, ¿Cómo? Solo las diosas lo sabían.
Cuando sus miradas se chocaron un pequeño sonrojo apareció en las mejillas de los jóvenes, muchas veces Talón solía reírse de cómo aún se avergonzaban tanto cuando ambos sabían perfectamente los sentimientos del otro. Sin embargo ese momento no duró mucho, ya que el rostro de Malón paso a uno de completa molestia.
–¿Otra vez te lastimaste? No me digas que de nuevo te metiste en dónde no debías.
Malón seguía con sus preguntas y retos sobre sus heridas, no eran nada graves pero eran varios raspones y rasguños.
–Fue un accidente.
La sonrisa de Link era como la de un pequeño niño que había hecho una travesura. Al final Malón solo dió un pequeño suspiro, lo agarró de la mano y lo llevó a dentro para poder curar sus heridas.
No era la primera vez que pasaba, y la única razón de porque no estaba molesta era porque cada vez eran menores, y viendo su estado estaba segura que si había pasado por un accidente y no una pelea, parecía que se había caído de un lugar muy alto y había rodado varios metros por una superficie bastante áspera o con varias piedras.
Unos minutos después Malón limpiaba las heridas de Link con la mayor delicadeza, no era una experta en ello, no tenía muchos conocimientos de medicina, sin embargo con la práctica había estado mejorando mucho. Cada vez que limpiaba las heridas venían a su memoria varios recuerdos, era algo bastante seguido lo que hacía.
Aún recordaba una noche en la que Link había llegado con el brazo herido, era ya bastante tarde, la luna brillaba en su esplendor y las estrellas acompañaban su belleza, esa noche acostados en el pasto fue especial para ambos…
Fue esa noche en la que ambos se conectaron más que nunca, en dónde Malón dejó salir sus sentimientos y Link decidió que era hora de romper esa delgada pared que los separaba.
Secretos, sentimientos reprimidos por qué cuando había contado un poquito a otras personas, lo criticaban por tener una mirada muy diferente.
Flashback.
Una pequeña brisa corría en el rancho Lon Lon, perfecto para acompañar esa noche calurosa de primavera.
Las plantas se veían más felices que nunca, sus hojas brillaban y las flores tenían un perfume más que disfrutable. Malón sonreía mientras las miraba.
Era tarde, bastante, ya debía de haberse quedado dormida varias horas atrás, pero sin importar cuánto lo intentaba no lo lograba. Estuvo un rato en su cama, viendo a la nada, al techo o a las paredes, hasta que se dió cuenta que solo estaba perdiendo su tiempo porque igual no podía dormir…
Tenía una horrible sensación, y en un intento de quitarla decidió ir a tomar un poco de aire fresco, admirar las flores, las estrellas y la luna, tal vez en la belleza del universo logrará relajar su agitado corazón lleno de angustia.
Respiro hondo dejando que el aire llenará todo su cuerpo, su mano estaba apoyada en su pecho mientras que su mirada se dirigió sin ningún motivo a la entrada del rancho. Aún con la luz natural de la luna llena le era difícil ver, intentó agudizar su vista, intentando acostumbrarse a la oscuridad y antes de lograrlo lo escucho…
Un caballo entró relinchando fuertemente. Su primer pensamiento fue correr, era imposible saber quién era o qué intenciones tenía, sin embargo, aunque su mente le impulsaba ir a lo más lógico, su corazón decía todo lo contrario y al final no pudo moverse de dónde estaba.
Sintió su corazón latir fuertemente, y al ver a la persona arriba de la yegua una sonrisa se formó en sus labios. Aunque aquella sensación seguía molestando su corazón, sentía un pequeño alivio al ver a su amigo después de varias semanas sin tener ningún tipo de noticias sobre él, y siendo el héroe de Hyrule era imposible saber en qué loca aventura o peligro estaba metido.
Y aunque su corazón latía por un sentimiento, su expresión al igual que sus palabras reflejaron uno muy diferente, enojo y molestia.
–¡Link!
Gritó fuertemente su nombre, en su voz se escuchaba una mezcla de emociones que era difícil distinguir alguna. Casi corriendo se acercó a la yegua para hacerle todas las preguntas que se estaba guardando desde hacía bastante tiempo, ese día quería respuestas y lo iba a conseguir, no le parecía justo darle todo el apoyo incondicional a alguien que no confiaba ni un poco en ella, incluso con un.
“Algún día te lo contaré todo, solo…
Necesito un poco de tiempo.”
En su lugar se quedaba con la angustia al verlo lleno de heridas físicas y mentales. Lo único que le permitía hacer era curar sus heridas físicas, abrazarlo antes de irse y hacerlo prometer que volvería… sin embargo cada vez que lo veía marchar temía porque al volver a verlo estuviera peor, o que nunca volviera.
El héroe apenas puso un pie en el pasto cuando su vista chocó con los brillantes ojos de la persona que causaba un sin fin de emociones en su corazón, calidez, cariño, amor, pero que en ese momento latía fuertemente por el miedo.
–¿Pero se puede saber dónde estabas?
»¡Me tenías muy preocupada! ¿Acaso crees que puedes desaparecer de la noche a la mañana y aparecer como si nada hubiera pasado?–se quedó unos segundos callada esperando algún tipo de respuesta, pero cuando el rubio abrió la boca para decir algo, Malón volvió a retomar su sermón–¡Bueno no puedes!
Malón estaba tan cerca de su rostro que podía sentir su respiración chocando contra la suya, era una sensación extraña, siempre pensó que sería algo relajante, tal vez bajo otras circunstancias sí lo era.
–¿¡Tienes alguna idea de lo mucho que le reze a las diosas para que al menos siguieras con vida!?
Link no dijo nada, sabía que era importante para Malón, se lo había dicho en muchas ocasiones. Sin embargo, en los momentos en dónde más debía tenerlo presente era en dónde más lo olvidaba, en realidad nunca pensó que fuera tan importante en la vida de la chica como para que su ausencia fuera un motivo de preocupación, ella tenía una vida con responsabilidades, no pensó que en su día diario tuviera tiempo para pensar en el.
Cuando las lágrimas empezaron a caer por los ojos de la pelirroja, Link sintió un profundo dolor en su pecho, ¿Acaso era tan malvado como para hacer llorar a la persona que más quería y que más lo quería?
Pensando que las palabras eran insuficientes, y recordando varios momentos en dónde Malón lo ayudó a no romperse, extendió sus brazos y la atrapó en su pecho. Malón se quedó unos segundos sin saber cómo reaccionar, pero al final decidió aceptar el abrazo, se sentía cálido.
Estuvieron un rato de esa manera, hasta que Malón se separó de él con un poco de brusquedad, se había dado cuenta de un pequeño detalle que debía confirmar, ¿Acaso la ropa de Link estaba rota? Su túnica se sentía extraña bajo sus dedos, como desgarrada.
–¿¡Pero qué fue lo que te paso!?
Exclamó al mismo tiempo que observaba el estado de su amigo, minutos antes sus ojos estaban completamente nublados por la molestia pero ahora era capaz de ver bien su estado. Tenía la ropa rota, algunos moretones y rasguños en su cara y bastante sangre en su brazo… el cual estaba completamente desnudo.
–Déjame que te ayude con eso.
Su voz era más rápida de lo normal, mostrando su nerviosismo y sus manos temblando eran una mayor prueba. Se sacó su pañuelo, y empezó a atarlo en la herida, sus manos se movían rápido y torpemente, o al menos fue así hasta que escucho un pequeño quejido de su amigo.
–Lo lamento.
Tomó un pequeño respiro, un intento de tranquilizarse y siguió con su trabajo.
Después de eso fue a su casa a buscar unas vendas junto a unas pociones rojas.
Mientras caminaba podía sentir su corazón latiendo fuertemente, ¿Ese era el mal presentimiento que tenía? Aunque era verdad que por la falta de luz no podía ver qué tan grave era su herida, eso no quitaba que estuviera preocupada.
Después de conseguir las vendas y dos pociones rojas, obligó a Link a beber una y remojo las vendas para que estás fueran aún más útiles.
Con sumo cuidado empezó a envolver su brazo con las vendas, debía ser cuidadosa, si las ponía de forma muy floja solo se caerían pero si las apretaba mucho solo lastimara, debía ser un término medio.
Una vez terminó se acostaron en el pasto mirando las estrellas, Link miraba el rostro de su amiga y se preguntaba si algún día dejaría de ser una carga para ella.
¿Porque no podía ayudarla? Sabía cómo ayudar a las personas en sus problemas, pero no sabía cuál era el problema de Malón… si es que había uno, y le gustaría que tuviera alguno, de esa forma podría ayudarla y dejaría de sentir esa extraña sensación en su pecho, la de deberle algo a cambio.
Había decidió no volver al Rancho Lon Lon, extrañaría esos ojos risueños y esa sonrisa llena de bondad. Pero no quería volver, porque no dejaba de sentir que solo era una molestia para la chica, ¿Acaso él había hecho algo para merecer todo el cariño de Malón? Lo dudaba mucho.
–Supongo que no vas a contarme lo que pasó, ¿Verdad? Nunca lo haces.
Su voz tenía una mezcla de molestia y resentimiento. Ya estaba cansada de que Link no le contará nada, sentía que tenía el derecho a saberlo por todas las veces que lo había ayudado, pero ¿Realmente tenía ese derecho? Tal vez no.
Tal vez no era una persona tan cercana a Link como había pensado. Una figura de confianza a quien abrazar cuando sintiera que estaba apunto de romperse. Tal vez ni siquiera la consideraba una amiga.
Link sintió el peso de sus palabras como nunca antes lo había sentido. No sabía si era porque sus emociones se encontraban más fuertes esa noche o porque el ambiente tan calmado lo invitaba a reflexionar lo que antes ignoraba por voluntad, sin embargo en ese momento se dió cuenta que si quería seguir manteniendo su relación con Malón era hora que él fuera el que diera un paso más. Aunque sea un pequeño paso, no sabía cómo hacerlo, es difícil explicar algo que no tu entiendes, pero si no lo hacía no soportaría ver cómo la barrera entre él y Malón se hacía más fuerte.
–Está bien te lo diré, es un poco difícil de explicar y no sé cómo hacerlo.
Malón al escuchar esas palabras un pequeño brillo apareció en sus ojos, dejó de ver las estrellas y se acomodo mejor para contemplar a su amigo.
–Tuve una pelea, no es nada importante realmente.
»Es solo que… me ofrecieron un puesto muy alto en el ejército de Hyrule, yo lo rechacé y hubo algunas personas que no estaban muy felices por eso.
Malón escuchaba atentamente, en ese momento varias preguntas se formaron en su cabeza, pero sobre todo quería saber el porqué había rechazado ese puesto.
¡A muchas personas les gustaría tener un puesto en el ejército! Conocía a muchas personas que entrenaban todos los días, poniendo su determinación al máximo al igual que sus habilidades, y aún así no lograban pasar de más allá de ser un soldado más en el ejército.
–¿No te gusta la idea de tener un trabajo para siempre?
Había visto como esos días Link aceptaba múltiples trabajos del ejército de Hyrule, cada uno diferente de otro, desde ayudar a llevar objetos de una aldea a otra, escoltar una caravana o acabar con unos monstruos. Lo había visto hacer todo tipo de trabajos, pero todos empezaban y terminaban, no había ninguno que fuera de larga duración.
–No, no es eso. Es solo que, la ciudad me da…
»La ciudad me da.
Malón podía ver cómo realmente a su amigo le costaba pronunciar las palabras, conectar las ideas para formar oraciones coherentes parecía ser algo que le estaba costando… y le dolía, no se había dado cuenta de qué tan difícil era el tema para Link hasta que empezó a escuchar como por primera vez tartamudeaba.
–No es miedo, es que cada vez que estoy ahí solo puedo pensar en lo mucho que quiero irme…
»No me gusta la ciudad, hay muchas personas y el ruido es simplemente.
Chasqueó varias veces los dedos en un intento de conseguir la palabra que necesitaba, pero simplemente su cerebro era incapaz de ayudarlo. Sus emociones causaban cómo una niebla extraña en su mente, que le impedía concentrarse más de lo que ya lo estaba haciendo.
–¿Hartante?, ¿Molesto?, ¿Sofocante?, ¿Como si escuchar todo eso hiciera que tú cerebro estuviera en blanco y no pudiera procesar nada?
Link la miró sorprendido, eran pocas palabras pero describen perfectamente todo lo que sentía.
–Si…
Link había crecido rodeado de personas de su edad, aunque no se llevaba bien con muchos de ellos… mal en realidad, ya que estaba molestado por no tener un hada, tenía a su amiga Saria que lo acompañaba en todo momento.
En la ciudad estaba solo, y la vida ahí era muy diferente. No importaba cuánto intentaba adaptarse a esa vida, no importaba cuánto se esforzaba por hacerlo, simplemente no era lo que quería, su espíritu era el de un alma libre que va de un lugar a otro, que se acuesta mirando las estrellas y despierta con los rayos de sol en su rostro, que escucha la naturaleza como si fuera un ser que lo guiará en sus largos viajes. Disfruta la paz del silencio y de la calma, de no tener obligaciones pero al mismo tiempo no ignorar su deber como persona que tiene una moral fuerte para ayudar a otros, todo eso desaparecía estando en la ciudad y aceptado la vida que la princesa tantas veces le había ofrecido.
¿Ser un caballero? No sonaba como una mala idea, ¿Ser el comandante de la guardia real de Hyrule? ¡Sonaba como un sueño hecho realidad para muchos! Pero con tantos trabajos, Link solo podía pensar, ¿Cuándo tendría tiempo para él?, ¿Cuando podría ir al bosque y tocar su ocarina?, ¿Cuando podría disfrutar de dar un paseo a Epone y verla feliz? Pensaba en las personas, en todas aquellas que lograría ayudar si se convertía en comandante del ejército, en todo lo que podría ayudar con la experiencia que tenía de sus aventuras, solo por eso lo había intentando, y realmente lo había intentando, pero, al final del día el estrés y la ansiedad eran mayores a él.
–Es justo eso.
Eran más fuertes que él, y aunque logrará sobrellevarlo, esconderlo, fingir que nada pasaba, tarde o temprano su cuerpo lo mostraría. Solo terminaría poniendo en juego su salud.
Unas lágrimas empezaron a caer por su rostro, sentía como le dolía el corazón y todo era tan extraño. Por primera vez estaba abriendo sus sentimientos, y era tan doloroso que no podía dejar de preguntarse si realmente valía la pena, esa era una respuesta que tardaría un tiempo en descubrir.
Fin del flashback.
Al terminar de curar sus heridas ambos empezaron a dar un pequeño paseo por el rancho, mientras hablaban y veían a los animales, los cuales tenían un gran cariño con Link.
El héroe le contaba sobre sus últimas aventuras a Malón, y ella escuchaba atentamente.
Un alma libre que acepta encargos de la ciudadela como un cazarrecompensas, muchos dicen que lo hace por el dinero pero a quienes ayudó saben perfectamente que ese el motivo más lejano a la realidad. Y no solo a quienes ayudó, sino también muchos compañeros de trabajo, porque si, desde que había empezado a trazar con mano temblorosa su propio camino apenas terminó el que las diosas le dieron, había conocido a todo tipo de personas, y cuando se decía todo tipo de personas era realmente todo tipo de personas.
Malón escuchaba con gran asombro la historia que le contaba, mientras una sonrisa se formaba en sus labios. Link no se daba cuenta, pero desde que lo conoció, cuando era un niño que apenas lograba dar saludos básicos y su nombre, había mejorado muchísimo, demasiado en realidad.
–Y entonces esa señora me dijo que si lograba conseguir una flor extraña que crece en las montañas, me haría un perfume con una fragancia suave y refrescante.
En ese momento le estaba contando cómo había ayudado a una bruja experta en todo tipo de pociones, mientras buscaba un regalo perfecto para su hermana menor.
–Pensé que con mis habilidades no tendría que preocuparme por él peligro–su tono de voz cambió a uno con mucho menos entusiasmo, y antes de seguir con su pequeño relato dió un pequeño suspiro–estaba tan equivocado.
Durante mucho tiempo Link había tenido una gran carga emocional, las razones eran muchas. Cómo el haber terminado con i objetivo como héroe, todo fin puede traer incertidumbre porque se desconoce que seguirá, el haber perdido al gran árbol Deku, quien era uno de los mayores pilares en su vida, haber perdido a su mejor amiga Navi, quien también era otro de sus fuertes pilares, el tener que elegir qué era lo que haría con su vida. La lista era bastante larga, pero entre ellas estaba el enterarse que también tenía una familia Hyliana.
Hace muchos años Hyrule pasaba por una fuerte guerra, su madre había huido para protegerlo y fue así como terminó viviendo junto con los Kokiris. Sin embargo su padre, después de quedar gravemente herido logró seguir viviendo, rearmando su vida siendo completamente ignorante de que su hijo no había muerto.
O al menos así fue durante bastante tiempo. Porque un día se volvieron a ver y desde entonces intenta hacer que Link se sintiera parte de la familia… Esto para el rubio era bastante difícil, ¿Cómo sentirte parte de una familia a la cual no había pertenecido antes?, ¿A la cual ni siquiera sabía que existía? Aunque su relación con su padre era compleja, su relación con su hermanita menor era mucho mejor, es más fácil estar con ella porque es ella quien le dice que cosas quiere hacer, y de alguna manera de siente cálido estar con alguien tan simple pero con ideas bien claras.
–Link, Link–empezó a decir su nombre con cierto tono negativo y cansado. Después con los ojos cerrados empezó a negar con la cabeza–si sigues haciendo esas tonterías voy a empezar a cobrarte las vendas.
El rubio simplemente pudo reírse con cierta vergüenza, ya que estaba esperando una respuesta como esa y por eso no quería darle muchos detalles de cómo había pasado.
Después de ese momento siguieron un rato más con su charla, hasta que el padre de Malón les pidió si podían ayudarlo con unos asuntos que tenía en la ciudadela. Malón aceptó diciendo que quería salir un poco del rancho y Link lo hizo porque era incapaz de negar algún tipo de petición que viniera de ese rancho, después de toda la ayuda que le habían dado simplemente no podía negarse.
En el camino ambos jóvenes se miraban con brillos en los ojos. Estaba más que claro que ambos tenían sentimientos más allá de una simple amistad. Malón era consciente de que su amigo la veía más que como una simple amiga, sin embargo había decidió no decirle nada de nada hasta que pudiera terminar de acomodar un poco su vida, quería que por una vez fuera egoísta que pensará en el mismo y en nadie más.
Además, algo en el corazón de Malon le decía que no faltaba mucho para que llegara ese día. El día en que pudiera agarrar su mano y decirle todo lo que sentía, el día en dónde finalmente no tendría que esconder el enorme cariño que sentía por él.
¡Se logró!
Creo que logré ganarle al bloqueo de escritor, que poco a poco se está llendo jajaja.
La verdad es que extrañaba escribir algo de Zelda, no se cuándo será la próxima vez que vuelva a escribir de este juego pero espero que no sea dentro de mucho.
¿Cómo están? Yo feliz porque pude terminar con esta historia que tenía a la mitad como desde hace más de un mes.
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