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Cicatrices


Kendall

Dos meses antes.

Los clientes se me habían acumulado como de costumbre, al final no pude acompañar a Alexa de vuelta con Nexalia, llegaría algo tarde para el entrenamiento.

Terminé lo antes que pude, y partí casi corriendo hacia la casa, me pregunto qué estarán haciendo ellas dos mientras yo no estoy.

Abrí la puerta y entré al mencionado lugar.

—Perdón por llegar tarde yo-... —pero al entrar solo me encontré a Nexalia sentada, meditando supongo, es lo que más hacia ella, eso o hablar con las plantas.

—Oh Kendall, al fin llegas —dijo la eclipsada de cabello corto, abriendo los ojos viéndome.

—Si hola ¿y dónde está Alexa?

—La mandé a una misión.

—Eso es genia- ¿¡Espera que!?

Parece que mi reacción la sorprendió o asusto.

—¡¿Por qué la enviaste sola a una misión!? Espero que sea algo seguro —continúe hablando.

—La mande al faro abandonado.

—¡¿Cómo!?

Retrocedí unos pasos, el faro abandonado era uno de los lugares más peligrosos, había rumores que en ese lugar estaba el antiguo campamento de monstruos, no logro entender por qué la envió allá.

—¿Estás preocupado por ella? —pregunto ella.

—Obviamente.

—¿Es por tu hermana?

—¿Eh? ¿A qué viene eso? ¿Y cómo sabes que tenía una hermana?

—Las plantas lo ven y lo escuchan todo.

—Eso es terrorífico —fruncí el ceño ante sus palabras.

—¿Ves a Alexa como una hermana menor no es así?

—¿Y que si ese es el caso?

—¿Es para llenar el vacío o para hacer lo que no pudiste en un tiempo pasado?

—Me estás empezando a molestar Nexalia. Estás hablando de algo que no deberías —tome mi espada y su funda que siempre dejaba al lado de la puerta.

—Solo intento sanar tus heri-

—No son heridas, son cicatrices, te recomiendo que aprendas la diferencia.

—¿Y qué tipo de cicatrices son? Capitán de los Anti-Eclipsis; Kendall Mansour.

En cuanto ella acabó su frase, yo ya tenía el filo de mi espada en su cuello, un solo movimiento y perdería la vida.

—Así que te contuviste en nuestro primer encuentro —intentaba sonar calmada, pero viéndola de reojo y el sudor cayendo de su frente, sabía que estaba asustada.

—No sé cómo obtuviste esa información, pero si sabes quién fui, y sabes lo que soy capaz de hacer. Te recomiendo que mantengas la boca cerrada.

—¿Te sientes en conflicto con tu pasado, e intentas redimirte ayudando a Alexa en su propósito?

—Es gracioso que seas tú quien diga eso.

—Tienes razón, al final, tú y yo somos parecidos ¿No crees?

—...

—Si de verdad ambos queremos ayudar a Alexa, tenemos que saber nuestros motivos —dijo ella.

Retire mi espada de su frágil cuello, pudo ver que ella aún seguía nerviosa, pero supo mantener la compostura aunque su vida dependería de un hilo.

—Khaterine Mansour. ¿Se llamaba no?

—Así es —enfundé mi espada.

—Ella murió en la guerra, mi más sentido pésame.

—Fue mi culpa que ella muriera, pude ver como se desviaba del buen camino, era mi responsabilidad como hermano mayor, el asegurarme que ella se mantuviera firme en ese buen camino, pero fallé, y ella murió en consecuencia.

—Lamento escuchar eso.

—Por eso ayudo a Alexa, para mí, es como la hermana menor que jamás pude guiar, ella es una chica buena, y espero que siga siendo así, siguiendo un buen camino.

Casi sentí que mis lágrimas iban a salir, tener que revivir esos recuerdos, me hicieron ver mejor las cosas ahora, pude alejarme de la guerra, y conocer a Alexa, quizás es el tan llamado destino.

—¿Y tú porque ayudas a Alexa?

Ella miró al suelo, parecía melancólica, algo triste.

—Es una larga historia.

—Tengo tiempo.

Tras eso ella miró la ventana.

—Pronto será año nuevo, me gustaría celebrarlo con Alexa —comenté, creo que tenía una sonrisa tonta, una de un niño pequeño.

Nexalia rio levemente.

—Sí, yo también espero que sea así —ella se levantó, caminó hasta una mesa, donde una raíz le pasó una tetera.

—Ponte cómodo, como dije; será una larga historia.

Alexa.

Arrastrándome, apoyándome en las paredes, sosteniéndome con mi espada, dejando un gran rastro de sangre. Pude llegar a la puerta, empezaba a ver borroso y marearme cada vez más, la pérdida de sangre me empezaba a afectar fuertemente.

Tengo que encontrar algo para limpiar la herida y evitar que siga sangrando, tengo que hacerlo rápido.

Pero si la limpiaba con agua de mar o buscaba un lago, esta podría infectarse, estoy en un punto muerto.

La sangre cubría mi ojo derecho y llenaba mi boca, el sabor metálico me mantenía levemente despierta, debo pensar en algo rápido.

Caí de rodillas, empezaba a sudar y a sentirme cada vez peor.

Piensa, piensa, quizás podría usar mis poderes de alguna manera.

Recuerda tu entrenamiento con Inexa, debe haber algo.

Escupí sangre al suelo, volviendo a levantarme.

Buscando en mis recuerdos, logré ver la imagen de mi entrenamiento, un rayo en dos de mis dedos, manteniéndose en control. Quizás podría funcionar, podría sellar la herida con eso, me quedaría una gran marca en el rostro, pero salvaría mi vida.

Volví a retirar la sangre que entraba a mi boca, y con mi mano izquierda, invoqué mis poderes tal como vi en mis recuerdos, creando una electricidad constante.

Tragué saliva, mi corazón latía rápidamente por lo que iba a hacer, quizás iba a doler más que la misma herida.

Acerque el rayo a mi herida, empezando por la mejilla, la electricidad al tocar el lugar, se empezó a quemar, sellándola, pero.

El fuerte dolor invadió mi rostro, provocando de mis gritos y quejidos por la acción. Agarre mi mano izquierda con mi mano derecha para mantenerla cerca de mi rostro e ir subiendo por el camino que dejó la herida, quemándola y evitando que sangrara más.

Duele, duele demasiado, pero tengo que seguir haciéndolo, no había otra manera, esta era la única.

El tiempo se me hizo lento, quizás fue el dolor, pero tras una eternidad, puse cerrar la herida completamente.

Caí de rodillas, completamente agotada y adolorida, mis lágrimas salían de mis ojos, ahora podía hacerlo sin sentir que mi rostro se retorcía.

Golpeé el suelo y empecé a llorar, quería desahogarme de alguna manera, y esta era la única que encontré, termine también vomitando el almuerzo, no podía olvidar lo que acababa de pasar.

Me quedé ahí por un buen rato, la sangre de mi rostro y ropa se había secado, mis lágrimas también. Aún tenía aquel objeto que me pidió Ine, y ahora tengo prisa para volver al pueblo.

Kendall apareció en mi mente por alguna razón, me pregunto cómo estará él, quizás regaño a Nexalia por enviarme a una misión sola, reí levemente ante esa imagen.

Tenía que mantenerme firme, fue un infierno esto, pero aún quedan muchos por delante. Fue mi propia decisión dejar el pueblo y empezar esta cruzada, tengo que seguir.

Tengo que matar a ese monstruo y hacerlo pagar por lo que hizo, tengo que volver al pueblo cuanto antes.

Mi rostro dolía aún, pero podía aguantarlo, era mínimo comparado al anterior.

Tengo que volver a Hage, ahora que lo pienso, no sé si volver al mismo lugar donde me dejó Nexalia, ya que tal vez sus plantas no me puedan llevar de vuelta.

Debo pensar un poco, rápido, rápido.

Di cabeza al asunto mientras me retiraba del faro, afuera de este, el rastro del ejército de monstruos era visible, habían arrasado parte del lugar solo con pasar, aunque ya antes no estaba en buen estado igual.

Mi cuerpo tembló al contacto con el exterior, la nieve estaba cayendo, hacía frío, demasiado frío.

Me abracé a mí misma buscando generar algo de calor, pero era mínimo comparado con el resto de la temperatura.

Seguí caminando, el viento y la nieve empezaron a quitarme mucha movilidad, se estaba generando una tormenta, si seguía así, iba a morir aquí.

No podía sobrevivir a esa cosa, no puedo morir por nieve. Mi mente seguía pensando una solución sin resultado alguno.

Cómo pude seguí avanzando, ya no veía el horizonte, se perdía entre la tormenta, ya no estaba seguro de a dónde estaba caminando.

Caí de rodillas, mi cuerpo no daba más, ¿Así iba a acabar todo? Libere un mal mayor, y no voy a ser capaz de eliminarlo, moriré congelada.

Esto es una mala broma.

No, no puedo darme por vencida aquí, debo pensar.

Aun tenía algo, lo que me dio Ine para volver, lo que me di... No estaba... lo había perdido.

Golpee la nieve por la frustración otra vez.

Si pudiera usar un transporte como hizo Inexa, ella dijo que yo algún día podría hacerlo.

Pero necesito un punto de referencia, no deje ninguno, nada con algo de electricidad...

Espera.

Toqué mi cintura, la funda del cuchillo que me dio Omah, no estaba ahí, se me había caído donde Inexa.

Quizás funcione, puede hacerlo.

Concéntrate, recuerda tu entrenamiento, se uno con tu poder, con tu rayo, con tu propia alma.

Imagina en tu mente la electricidad y la daga, ambas juntas.

La visualicé, y mi poder interior fluyó, sentí como mi cuerpo cosquilleaba y se rodeaba de los rayos.

Cerré los ojos mientras aquella sensación se expandía por todo mi cuerpo, hasta que volví a sentir esa misma sensación de cuando Inexa me llevó. Caí al suelo, un suelo de madera, no había nieve y no hacía frío, era un ambiente agradable.

Me rasqué los ojos, los abrí viendo a mi alrededor, era mi habitación en la cabaña de Inexa, y en mi mano tenía mi daga.

Estaba de vuelta, de alguna manera, pude lograrlo, solté un suspiro, completamente aliviada.

Parece que alguien había visto mi daga y la había llevado a mi habitación, sea Kendall o Inexa, no importa.

Me levanté del suelo, mi cuerpo estaba algo entumecido por el frío, pero lentamente la sensación iba desapareciendo.

Camine por los pasillos, ya me los sabía de memoria de tanto recorrerlos, revise cada habitación, buscando a alguno de mis dos compañeros, sin éxito alguno.

Ahora que lo notaba, la vegetación había desaparecido levemente, qué extraño.

No encontré a nadie, ni en la sala, ni en la zona de entrenamiento con Kendall, no hay nadie.

Me dirigí a la salida, pero al dar un paso afuera, un calambre recorrió mi cuerpo, obligándome a caer de rodillas, sentí que algo me quemaba por dentro, pude notar mis relámpagos sobresalir de mi cuerpo.

—D-duele...

¿Fue el transporte por medio del rayo? Quizás su uso me estaba pasando factura, después de todo, es la primera vez que lo utilizo.

Quemaba todo mi cuerpo, me levanté como pude, caminando afuera de la cabaña.

—A-agh... dioses.

A duras penas podía caminar, tenía que buscar a Kendall o Ine, pero solo sabía dónde buscar a Kendall.

Logré llegar al pueblo, note cómo la gente me miraba extraño, después de todo, veían a una chica cubierta de sangre seca, con una gran cicatriz en la cara, y que camina tropezando.

Allí, en la multitud, era donde el puesto de comidas de Kendall siempre estaba, debe estar ahí.

Varias personas se giraron, yo avancé entre ellas, la multitud se apartó ante mi paso.

Agarré mi pecho, respirar me dolía, sentía como venía de mi pecho y se esparcía por todo mi cuerpo.

Finalmente llegué al frente, y ahí estaba, aquel chico de cabello corto, y camisa blanca rasgada, me miró fijamente.

—¡Alexa!

Pude notar como su rostro pasó de felicidad a preocupación.

—¿¡Alexa!?

Lo escuché gritar mi nombre, él rápidamente ignoro a todos sus clientes y corrió a mi lado, tomando mi cara.

—Por los dioses, tu rostro...

Al escucharlo, yo aparté mi mirada, seguramente ahora me veía bastante lamentable, hice una mueca de dolor.

—Y-Ya vienen...

Hable como pude, agarrándome ahora con más fuerza el pecho.

—E-estás cubierta de sangre... rayos...

Él me cargó entre sus brazos, sabía que yo ya no podía caminar y mucho menos levantarme, creo que me estaba llevando de vuelta a la cabaña.

Creo que escuché los gritos de sus clientes quejándose, pero él los ignoró completamente. Él estaba enfocado totalmente en mí.

Yo solo pude ver su rostro preocupado, con mis ojos entrecerrados, al final, caí totalmente desmayada, mis energías se habían agotado.

Vi a una chica, en una habitación vacía y oscura, pude notar su cabello blanco, desprendía un aura de soledad, de arrepentimiento, quizás de miedo.

Parecía que necesitará ayuda, la pedía a gritos en su profundo silencio.

Desperté, abriendo mis ojos lentamente, la luz del día entraba por la ventana.

Me recompuse, notando que mi chaqueta negra no estaba conmigo, tenía mi camisa, manchada de sangre junto con pantalones. Mis botas estaban a un lado de la cama, junto a mis guantes y armas.

Parece que Kendall se encargó de mí mientras estaba desmayada.

Es verdad, tengo que darle aviso de lo que está pasando.

Me coloqué mis botas y dejé mis armas ahí, caminando por el lugar en busca del chico.

Esta no era la cabaña de Inexa, era otro lugar, diría que más acogedor, y obviamente tenía menos plantas.

Salí de esa pequeña habitación, llegando a una sala, era una sala normal, con una mesa para sentarse a comer y un sillón.

Estaba conectada a una cocina, donde el chico de cabello castaño se ubicaba.

—Kendall...

Él al escuchar su nombre se giró, mirándome, aún tenía una expresión preocupada.

—Alexa, no esperaba que despertarás ya, por favor siéntate.

Hice caso y me dirigí al sillón, sentándome en este.

Segundos después, él se sentó a mi lado.

— ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó él.

Al recordar todo lo que paso y lo que hice, no pude evitar desviar mi mirada al suelo.

—Hice algo que no debía... Libere un mal gigante.

—Espera, por favor, empieza desde el principio.

—Nexalia, me dio la misión de conseguir una especie de... Artefacto antiguo, cuando llegue y lo tome, no lo sé, sin quererlo libere un ejército de monstruos encerrado —empecé a sobresaltarme.

—Tranquila Alexa...—el chico se veía sorprendido y asustado por mis palabras, pero aun así, intento tranquilizarme.

—Vienen hacia aquí Kendall, él dijo que iba a destruir este lugar junto al muro, no sé cómo lo sabe, pero viene hacia aquí.

— ¿Quién es ese "él"?

—Es un monstruo capaz de hablar el lenguaje humano... Necesito hablar con Nexalia, ¿Dónde está ella?

—Nexalia desapareció hace una semana, no tengo ni idea de adonde fue.

— ¿Qué?..

En ese momento, sentí como la esperanza que estaba guardando lentamente se iba quebrando.

—Tenemos que actuar rápido entonces Alexa, enviaré una carta a Daria, le pediré que venga y suba a sus barcos a toda esta gente. Pero...

—¿Pero...?

—Dudo que llegue a tiempo la carta, quizás uno o dos meses.

Otra vez me empecé a sentir inútil, empezaba a tener ganas de llorar, y parece que él lo noto.

—¿Dijiste que también iban a atacar el muro? Si vienen hacia aquí con menos de sus fuerzas, quizás podamos hacer algo.

—¿Un humano y una eclipsada contra un ejército de monstruos? —reí ante la propuesta suicida.

—Es lo máximo que tenemos.

Pesé a las nulas posibilidades de ganar, Kendall tenía una sonrisa en su rostro. ¿Cómo es posible que ante esta situación él pueda mantenerse firme? Ojalá ser como él.

—Haremos lo necesario, para proteger a esta gente, ¿no? — comenté.

—Será así, lo daremos todo...—la sonrisa volvió a mi rostro, salte a abrazar a Kendall, me sentía ahora más aliviada, y con más ganas de seguir adelante.

—Gracias... De verdad.

—Siempre estaré para ti Alexa —él me correspondió el abrazo.

Pero aun había algo que no le había contado.

—¿Has escuchado del escuadrón veintiuno? —me decidí a preguntar.

—¿A qué viene eso? —preguntó el chico.

—El monstruo lo dijo, quien fui yo, yo era su capitana, la capitana de ese equipo.

El chico se separó del abrazo, viéndome con total sorpresa y terror, una expresión que jamás creí que iba a dirigir hacia mí, estaba por levantarme e irme, pero él fue quien me abrazó ahora.

—Entiendo... Por favor no te contengas, puedes desahogarte —esas lindas palabras hicieron eco dentro de mí, sentí las lágrimas salir de mis ojos y no pude evitarlo, abrace con fuerza al chico, empezando a llorar apoyada en su hombro.

Tengo arrepentimientos y dudas ¿Quién soy yo? cuál de las dos Alexas soy... quién debería ser, cuáles fueron mis atroces acciones del pasado... no lo sé.

No sé qué haré a partir de ahora, tengo miedo de lo que pasará, pero por ahora, queda defenderse no perderemos por nada en el mundo.

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