Capítulo 9. Sigue mi voz
Tarde del domingo 27 de noviembre del 2022. Aurelio Duarte
El día se estaba acabando y Amelia no me había marcado, era la primera vez que mi hija se tardaba tanto en responder mis mensajes, cuando le marqué mando directo a buzón y mis nervios eran mayores al no tener el número de su amiga Cristina para comunicarme con ella. El sonido del teléfono me hizo volver de mis pensamientos y me dio mucha alegría ver el nombre de mi pequeña en la pantalla del teléfono.
- Hola princesa, estuve mandándote mensajes como loco ¿Qué horas son estas para comunicarte apenas?
- Señor Duarte, habla Cristina, sucedió un inconveniente.
- Cristina quiero hablar con Amelia ¿está ella contigo ahora? ¿le pasó algo a mi hija? - el miedo me inundó cada poro de mi cuerpo.
- Es que no la encontramos, no sé dónde está.
Mi mente se quedó en blanco, estaba pasando de nuevo, los sollozos de Cristina me recordaron a aquella mañana que Amelia marcó cuando mi madre desapareció en el bosque.
- Mis padres ya están aquí y estamos en camino a la comisaria, en verdad lo siento mucho, la busqué por todos lados, pero no la encontré ni siquiera en la casa que era de su abuela.
- Voy para allá Cristina.
No pude decir más, el ciclo se estaba repitiendo, armé una maleta improvisada y conduje a Zama a toda velocidad. Cuando llegué a la comisaria vi a Cristina con sus padres hablando con un oficial, al parecer no había pasado mucho tiempo que llegaron así que pude saber que sucedió la noche del sábado, cuando vieron por última vez a mi hija.
- Les pregunte a todos mis amigos y varios dicen que la última vez que la vieron fue salir de la casa con Guillermo. - dijo Cristina, parecía que no había dormido mucho y sus ojos estaban demasiados hincados.
- Guillermo de Luca, ¿verdad? - le dijo el oficial Flores, un hombre robusto de piel blanca y cabello lleno de canas.
- Sí, trate de marcarle, pero tampoco contesta su teléfono, creo que él tiene algo que ver.
- Hija eso no puede ser posible, esta tarde se levantó otro reporte de persona desaparecida, sus padres se acaban de ir, íbamos a mandar una patrulla a su casa, pero al parecer existe una segunda persona involucrada. ¿Están seguros de que ellos no eran novios, quizá solo se fueron a divertir un rato?
- ¡¿Cómo puede decir eso de mi pequeña?! Ella es incapaz de hacer eso, para todo me marca - estaba enojado que pensaran eso de Amelia, después de su abuela teníamos una regla, tener siempre la ubicación del otro, no importaba que la salida fuera solo ir a la esquina siempre mandábamos mensaje de lo que íbamos a hacer.
- Tranquilo señor Duarte, es una posibilidad que no se puede descartar tan rápido, lo primero será que nos mandes una lista de los invitados con su número de contacto, de esa forma podremos reunir información y mandaremos una patrulla para revisar la zona.
Después de que dieran toda la información al oficial salimos de la comisaria el sol había caído y solo me preguntaba donde estaría mi hija ¿qué tanto se alejó para no encontrarla?
- Aurelio, en verdad lamentamos lo sucedido, no sabíamos que la fiesta se saldría de control de esta manera - me dijo Lucas Castillo.
- ¿Estaban en la casa ese día? - no hubo respuesta, ¿cómo fueron tan crédulos al confiar su casa a treinta jóvenes.
- Eso supuse, me iré primero, los veo mañana.
Conducir por el pueblo me trajo recuerdos que aún no sanaban a mi mente, lamenté tanto dejar a Amelia con mi madre, pero no hice nada por cambiar la situación, algo se había roto el día en que ella desapareció, supongo que Amelia se culpaba tanto como lo estoy yo ahora.
Lunes 28 de noviembre del 2022. Aurelio Duarte
La situación no tenía un buen panorama, según las investigaciones de los policías resulto que vieron a Amelia y a Guillermo salir por la puerta de la cocina y cuando fueron a revisar la zona encontraron los zapatos que usó mi hija ese día además de huellas en la tierra que indicaban que habían entrado al bosque, ese maldito lugar volvía ser un problema en mi vida.
Se empezaron los operativos para realizar las búsquedas dentro del bosque, la ansiedad se apoderó al no poder intervenir ni poder acercarme a ese sitio, decían que por mis emociones podía dificultar la investigación, pero no podía quedarme quieto por mucho tiempo.
Al día siguiente el caso dio un giro repentino cuando encontraron el cadáver de Guillermo de Luca, no se había dado noticia de la causa de muerte, el reporte oficial fue que un animal lo atacó y se desangró, pero según los rumores la escena donde lo encontraron parecía la de una película de terror sobrenatural.
No podía quedarme de brazos cruzados, preparé una mochila y me adentré a ese bosque maldito, haría lo imposible por encontrar a mi pequeña, no importaba el costo.
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