Miedo, ansiedad y tristeza inundaban mi ser cuando Amón apareció con tal semblante, en verdad era tan estúpida por confiar él.

- No creías que me quedaría esperando en el río cuando tengo que encontrar una salida del bosque. – le respondí.

- ¿Salida? Aún no puedes irte, quiero conocerte mejor antes de eso.

- Creo que no me estas entendiendo, en verdad me quiero ir, por favor, déjame volver a casa, ya es hora de irme, si quieres vendré a visitarte, pero no puedo quedarme aquí más tiempo. – mentía, todo en mí lo decía, nunca volvería a este lugar después de lo que sucedió, pero en lugar de una respuesta, solo escuche una risa.

- No le encuentro lo divertido a esto Amón.

- Perdona es que es gracioso, tú me pediste que no te encontraran, así que eso pasará, a menos de que yo cambie de parecer, claro.

- ¿En verdad piensas que aceptaré eso? Tu estúpido espíritu de pacotilla, no me puedes hacer nada y no interferirás en mi camino.

Creo que cruce la línea, Amón dejo su risa de burla por la de una mueca de enojo, el viento comenzó a correr fuerte y los pájaros huían de sus nidos en las copas de los árboles, hubo un gran estruendo de un árbol caer, en verdad lo había arruinado, él no me mintió al decir que cuidaba el bosque ¿Por qué no pude cerrar mi boca? El bosque parecía que rugía y viento estaba golpeando muy fuerte en mi cara, tanto que me estaba constando mantener mis ojos abiertos así que puse mis brazos sobre mi rostro y grité lo más alto que pude.

- ¡Perdón! Fui una idiota, no quería insultar tu poder ni la influencia que tienes en este lugar, por favor ¡me estas lastimando!

Silencio, el viento se detuvo y las manos de Amón me apartaron mis brazos de la cara.

- Perdóname tu a mí, no debí actuar de esa manera, ¿te encuentras bien? Olvidé lo frágil que son los humanos. Por favor no me odies, lo último que quiero es causarte daño, yo siempre te protegeré.

Su semblante era completamente diferente, estaba realmente preocupado, no comprendía nada, ¿qué demonios está pasando? ¿por qué cambio su humor tan rápidamente? ¿cómo puede decir que le preocupo cuando no me quiere dejar ir? Sus manos se dirigieron a mi cabello y comenzó a acariciarlo y acomodarlo, era tierno su tacto, pero estaba demasiado asustada, no sabía que hacer o decir, pero tenía una pregunta

- ¿Por qué yo?

- Es una historia que has olvidado, pero en verdad nunca te haré daño, haría cualquier cosa para cuidarte.

- Mantenerme encerrada no es manera de protegerme Amón, por favor, déjame salir – sus manos dejaron mi cabello y dio dos pasos hacia atrás.

- Sigues sin entender nada Amelia, acaso no recuerdas cómo llegaste a mí, ¿en verdad crees que el mundo de afuera es bueno para ti?

- No todo lo de afuera es malo, también están amigos que me quieren y mi papá, tengo una vida. – otra mentira, sabía bien que el tiempo se detuvo desde la muerte de mi abuela, la vi irse y no pude hacer nada, el año pasado me la pasé lamentando y pensando que pude haber hecho algo más.

- Puedes mentirte lo que quieras, pero sé que no eres feliz, ese idiota no volverá a hacerte daño y podrás sanar tus recuerdos aquí.

- Ya te dije que puedo regresar todo el tiempo a visitarte y a Guillermo lo denunciaré y pediré una orden de restricción, seguro le ha hecho eso a otras chicas, puedo buscarlas para ayudarles.

Y entonces recordé algo de cuando ingresé al bosque, Guillermo me siguió, recuerdo claramente sus pasos no volverá hacerte daño. Me acaba de enterar que Amón era un ser poderoso, podía derrumbar árboles y confundir a las personas.

- ¿Qué le hiciste?

- No tengo ningún arrepentimiento.

- No te pregunté si estabas arrepentido.

- Tuvo el destino que merecía, murió como el ser repugnante que fue.