Capítulo 2. El lobo vestido de cordero
Sábado 26 de noviembre del 2022. Amelia
Desperté con un grito ahogado ¿Qué demonios había soñado, se sintió tan real? Miré mi brazo y estaba en perfectas condiciones y no me dolía nada, menos mal que todo fue una pesadilla.
Observe el reloj de la mesa de noche y marcaban las 10:30 de la mañana, había dormido demasiado, así que me levanté para desayunar, hoy sería un largo día y debíamos preparar la casa para la fiesta que iniciaba a las 7:00 pm.
Salí del cuarto y me dirigí al dormitorio de Cristina el cual estaba al final del pasillo, cinco habitaciones en la planta alta, dos habían pertenecido a los hermanos mayores, Ulises y Emiliano, el dormitorio principal de los padres, una de invitados y finalmente la de mi amiga, para mi sorpresa no estaba ella en su habitación, ya hace un año que no entraba, pero seguía el mismo librero atiborrado y su pizarrón con miles de fotos, lo único que cambio fueron las sábanas que ahora eran de un molesto amarillo pollo con círculos rosas.
- Hasta en las sábanas pone mucho color - dije en voz alta.
- Y cómo siempre entras sin tocar a las habitaciones - me dijo en un tono juguetón y una sonrisa. - Aunque claro, si no tuvieras esa costumbre, nunca me habría encontrado con los momentos más vergonzosos de mis hermanos, recuerdas la vez que se estaban mirando en el espejo con caras raras, diciendo que son los más guapos de la tierra.
El recuerdo me dio mucha risa y con esa emoción nos fuimos a desayunar. El día transcurrió entre compras de frituras, cerveza y decorar la sala con globos color dorado y rosa, me daba un poco de nervio, esta fiesta no estaría con la supervisión de un adulto, temía que de pronto todo se descontrolara.
Cuando llegó el tiempo de arreglarnos fue una batalla campal, me recogí el cabello en un moño alto y Cristina me obligo a ponerme unos pantalones de cuero y una blusa celeste de mangas campesina con unos tacones que amenazaban con tirarme al suelo, siendo sincera me gustaba como me veía, era extraño ir tan ajustada, pero me dejé de quejar cuando vi los hermosos vestidos de las demás chicas. Éramos alrededor de 30 personas en la fiesta y el ambiente estaba mejor que nunca, Cristina se había ido a hablar con los demás invitados así que aproveché para tomar y bailar sola hasta que uno de mis tobillos se dobló y me caí.
- Wow, ¿te encuentras bien? Déjame ayudarte a levantarte.
Es él, es Guillermo, no podía creerlo, se había vuelto más guapo que antes, cabello castaño, piel clara, labios carnosos y sus hermosos ojos azules, era fácil olvidar lo que me advirtió mi Nana viendo semejante monumento de músculos.
- Gracias, el piso se me movió muy feo hace un momento. - dije y claramente sentí como mis mejillas tomaban un color rojizo.
- ¿Quieres ir a un lugar más tranquilo? Hace mucho que no hablábamos.
- Si, me gustaría tomar un poco de aire fresco y un poco de agua. - así que nos encaminamos a la cocina para salir por la puerta trasera y pasar por mi bebida, pero la cocina estaba llena con chicos preparando bebidas, era casi imposible alcanzar el agua con estos monstruos de tacones.
- Adelántate, yo voy por el agua.
Solo asentí, lo único que quería era aire fresco. A los pocos minutos llegó Guillermo con un vaso y después de darle las gracias procedí a tomarme todo el líquido, aunque para mi sorpresa sólo había jugo de naranja en él, pero era mejor que alcohol.
Caminamos un rato a la orilla del bosque sin decir una palabra, el silencio era incomodo, pero no sabía que decirle, era él quien quería hablar, pero sólo miraba a un lado a otro como si estuviera revisando el alrededor, eso me ponía más tensa ya que a esta altura no se podía ver la casa, creo que era momento de regresar, pero me comencé a sentirme mareada casi me caigo de nuevo si no fuera porque Guillermo me tomó del brazo.
- En verdad que eres hermosa Amelia. - me susurro en el oído.
¿Qué acababa de decir? ¿Por qué todo estaba dando vueltas? No podía zafarme de su agarre, me estaba doliendo el brazo, esto no era el alcohol ¿Qué demonios me dio de beber?
- ¿Le pusiste algo a mi bebida? - apenas podía hablar, me sentía cada vez más débil.
- Créeme que lo vas a adorar, solo déjate llevar. - me apoyó en un árbol y tomó mis manos y las sujeto por encima de mi cabeza, estaba atrapada.
- Espera no, no quiero hacer esto, por favor suéltame.
Mis piernas comenzaban a temblar y él comenzó a acariciar mi cara y bajó por mi pecho, quería que se detuviera, pero uno podía mover los brazos, comenzó a besarme y cada vez estaba en peor condición. Su mano bajo a mi entrepierna, no iba a permitirlo, no quería, así que hice lo impensable para salvarme de esta situación.
- Estúpida zorra como te atreves a orinarme encima. - me gritó sacando su mano de mi pantalón y liberando mis manos, era mi momento, le di una patada en la entrepierna y salí corriendo.
Lo primero que hice fue quitarme los tacones, era mejor correr descalza a caerme y que el imbécil me alcanzará, corrí sin rumbo, la cabeza me daba vueltas y no sabía a donde me dirigía, empecé a escuchar sus pasos y gritos, estaba muy asustada, pero recordé que el sendero del bosque estaba cerca, si me introducía al bosque lo perdería, conozco bien ese camino, será fácil esconderme en un matorral. ¿Cómo decía mi abuela? Entraré a tu hogar no importa hace mucho que no lo decía y no pasaba nada, pero sin pensarlo murmuré.
- Por favor escóndeme, que me están persiguiendo, no dejes que me encuentre. - y me adentré a la oscuridad del inmenso bosque.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro