Capítulo 1: El presagio
El sonido estridente del silbato de un tren resonaba rompiendo la calma de la madrugada.
Las aves durmiendo en los pastizales alzaron vuelo en el cielo nocturno, sin embargo aquella oscuridad no duraría por siempre.
El sonido del tren resonaba con fuerza, pero eso no molestaba a sus pasajeros, el tren era un vehículo de transporte y de carga, llevando consigo animales, vegetales, así como distintos materiales extraídos del sur.
En el primer vagón de pasajeros se encontraba un solitario joven dormido, un chico de 16 años a poco de cumplir los 17, de un cuerpo ejercitado y de una altura de 1.75 metros, su cabello era de color negro como la noche, su rostro parecía carecer de imperfecciones salvo por un lunar en su mejilla derecha justo a un lado de su fosa nasal, y otro en medio de su lóbulo de su oreja izquierda.
Vestía con un uniforme color blanco manga larga el cual terminaba con decoraciones color jade formando un dragón, sus pantalones eran azul marino con unos zapatos de cuero. Sobre su pecho llevaba un chaleco color esmeralda así como unas hombreras grises, mientras que en su cuello se encontraba de una cadena de oro con un colgante de jade con la forma de un lobo atravesando por una espada.
Un joven aspirante a caballero imperial, por ahora no era más que un simple escudero de nivel 1.
***
- ¡Achu!
Estornudé con fuerza, para después bostezar, aquello me había despertado casi de inmediato, mire a los lados encontrándome con un vagón solitario, pero finamente decorado, desde sus muebles de madera tallados con figuras de plantas, hasta dragones de oro que decoraban los marcos de las ventanas.
-Un fresco lunes por la mañana...
Suspire mientras me ponía de pie al mirar una ventana abierta caminando hasta ella, pudiendo sentir el frio viento nocturno que provenía del mar, no estábamos muy lejos de el, pues recorríamos la costa así que se encontraba a unos 100 metros del tren. Al llegar a la ventana mire a través de ella mirando salir el sol desde el este, casi en frente de la locomotora, aquello ilumino el mar oculto por la noche.
-Wow, vientos fuertes y un mar tranquilo.
El golfo de Horizon hizo su presencia permitiéndome mirar como el sol destellaba entre las tranquilas olas del mar, el olor a sal lleno mis sentidos mientras sonreía, parecía un gran día para que los barcos navegaran por estas costas.
En ese momento, mis ojos se encontraron con una vista hermosa.
Muros de piedra que rodeaban una península protegiendo una enorme ciudad en su interior, en su centro se lazaba una enorme catedral que superaba a cualquier casa o edificio que la rodeaba, incluso más alta que la mansión del duque. Aunque tal vez había algo que igualaba su altura, cerca de la ciudad, adentrándose en el mar se encontraba una isla de costas rocosas, en la cual se alzaba una fortaleza junto con un imponente castillo.
-Horizon...
Solté un suspiro mientras cerraba la ventana regresando a mi asiento, Horizon era el nombre de aquella ciudad magnifica, una ciudad costera que dominaba el comercio entre el norte y el sur del imperio, por ello se había ganado puesto de capital de su propio ducado, ducado que llevaba su nombre.
"Y al que yo mismo pertenecía".
Mi nombre es Rohei Castelar, hijo mayor del conde Marcus Castelar de Taurus, así como un un escudero, el convertirme en un caballero imperial había sido mi deseo de toda la vida.
"Sin embargo... aquel deseo seguía siendo muy lejano".
Justo en ese momento escuche el silbato del tren sonar tres veces, eso significaba que estábamos por entrar a Horizon. mire por ultima vez el mar y la ciudad desde fuera de los muros, tardaría 5 días en volver a verla desde este Angulo.
La enorme maquina entro en un túnel haciendo que todo se oscureciera de repente, las lámparas mágicas alumbraban tenuemente el interior de los vagones, la estación de trenes estaba ubicada dentro de las murallas aunque la mayor parte había sido construida bajo tierra.
Y era ahí donde nos encontrábamos, los túneles de Horizon.
-Rayos, parece ser que algunos monstruos han vuelto a colarse...
Dije al ver fugazmente la figura de un goblin en uno de los túneles, era una pequeña criatura de piel verde, de no más de un metro de alto, su intelecto era parecido al de un niño de 5 años, pero con una crueldad que nadie podría comparar. Aunque débiles estos suelen buscar lugares donde esconderse, son como cucarachas, se reproducen rápidamente, se alimentan de la basura y en una ciudad grande como Horizon, los goblins vienen para servirse un festín.
-Más tarde le avisare al capitán que hay plagas en los túneles.
Suspire pensando en voz alta, realmente no paso mucho tiempo para que el tren llegara a nuestro destino, el ruido de la gente y el retumbar de las maquinas, eran suficiente para alejar a los monstruos de la estación, incluso para mí fue abrumador cuando el tren se detuvo y su sonido cíclico fue remplazado por un tumulto de murmullos y gritos sin ningún orden.
Si, había llegado a la ciudad.
Solté un largo suspiro antes de levantarme, rápidamente busque mis cosas, primero tome mi espada la cual tenia en la mesa frente a mi colocándola en mi cintura, luego camine hacia la puerta tomando mi mochila la cual había dejado en un asiento cerca de esta.
-Tenga buen día joven Roe.
Me dijo el conductor del tren quien personalmente había venido a abrir la puerta.
-Muchas gracias, tenga cuidado en su camino de regreso.
Dije mostrándole una sonrisa de agradecimiento antes de bajar del tren.
Sentí un gran alivio cuando al fin toque el suelo de la ciudad, la estación de los nobles estaba separada levemente por una valla de los plebeyos, al bajar me quede mirando hacia el otro lado, muchas personas que no se conocían entre si caminando en distintas direcciones, sin ningún orden, pero no tenía por qué haberlo, los caminos no debían ser iguales para todos.
Suspire sonriendo para luego mirar hacia el frente.
"Sospechoso".
Era normal que la parte de los nobles estuviera relativamente vacía, solo algunos soldados o algún caballero protegiendo a los nobles que entraban o salían, sin embargo, ahora habían mas, una docena de caballeros se encontraban discutiendo en una esquina mientras podía notar al menos el triple de guaridas, no solo aquí, si no también al otro lado de la cerca.
-No significara que...
Empecé a pensar mientras caminaba por la estación sin llamar mucho la atención, algunos soldados me miraban raro por no conocerme, pero no me decían nada. Aquello solo podía significar algo.
-La ciudad está en estado de alerta.
El imperio de Skyland había estado en guerra por casi 100 años. Desde el año 397, hasta ahora en el 502, todo el siglo V fue una guerra intermitente, incluso ahora sentía que la guerra seguiría por más tiempo, los enemigos del imperio eran Runus al oeste y Paradise al este, los dos eran un conjunto de ducados rebeldes gobernados por el guardián de la gema del fuego, aunque hacía tiempo que este había muerto.
Incluso, hace unos años el ejército de Paradise intento invadir los ducados de Horizon, Dolores y la marca de Rio Real. No fue hasta hace dos años que pudimos recuperar la ciudad de Horizon, desde entonces mi padre ha estado fuera luchando para liberar Dolores, aunque ahora se encontraba al oeste, en la marca de Rio Real intentando recuperar los territorios debajo del rio de Oro.
Lo más seguro era que habían avistado un ejército enemigo en la frontera del oeste, donde se encontraba el ducado rebelde de Merindia.
-Sí, eso debe ser.
Me dije a mi mismo mientras suspiraba. Eso no significaba que hubiera un ataque pronto, pero de haberlo estaríamos en graves problemas, como dije, la guerra estaba ahora en rio real, la mayor parte del ejército, unos 10000 hombres estaban ahí, ahora solo quedábamos la reserva, al menos 6000 unidades, de las cuales la mayoría eran soldados inexpertos.
De inmediato empecé a sentir como mi corazón me alertaba, mi propia sangre empezaba a fluir advirtiéndome. Blood Warrior, era la magia que mi padre me había heredado, no era algo que controlaba por completo, se activaba cuando me sentía en peligro, en consecuencia potenciaba mis instintos así como mis habilidades de combate. Incluso me avisaba cuando la muerte se cernía sobre mí.
Aquello me hizo mirar hacia atrás, intentando regresar por donde vine.
-No... solo es una falsa alarma.
Me dije a mi mismo intentando tranquilizarme, hacer que mi corazón dejada de latir tan rápido, respire profundamente para luego soltar un largo y pesado suspiro. Negué con mi cabeza y entonces continúe con mi camino.
-Alto, detente ahí.
Sin embargo antes de salir de la estación fui detenido por un caballero, pero no era alguien que pareciera mayor que yo, era del tamaño de un niño, con una altura no mayor a los 1.30 metros, con un rostro infantil, pero con unos ojos azules afilados, y un cabello castaño con algunas canas, el portaba una brillante armadura ligera con cota de malla bajo esta, además de llevar un colgante de jade y una lanza con una punta muy afilada para ser falsa.
Era un Atradishe, un caballero Atradishe, no era un humano como yo, pero, Skyland no era solo un imperio de humanos, pues también habían otras cuatro razas, los atradishes después de los humanos eran los más numerosos del continente. Aunque las otras dos razas eran menos, los enanos habían decidido aislarse hace muchos años, después de casi exterminar a la última especie, las sílfides, las cuales se consideraban extintas o al menos las de sangre pura, pues aún quedaban algunos semi-sílfides por Ershia.
- ¿Qué ocurre?
Pregunte mirando con cuidado al caballero.
"Demonios, no me había puesto mi mascara, sin ella no me reconocerían como noble".
El caballero Atradishe me miro seriamente analizándome de pies a cabeza, parecía no reconocerme.
-Todos los estudiantes deben ir a la ciudadela, hoy no habrá clases en su lugar se le ordena a los estudiantes del Supremo Colegio Militar de Horizon tomar sus armas y esperar instrucciones.
Me respondió con seriedad, me aliviaba que no tuviera que presentarme ante él, pero aquello era una señal clara de un inminente ataque.
-A la orden, gracias por informarme.
Conteste con seriedad demostrando respeto, mientras el asentía dejándome pasar. El supremo Colegio Militar de Horizon era la escuela militar más importante de esta parte del imperio, así como una de las organizaciones que se encargaban de conceder los trabajos fundamentales para obtener un nivel, aunque como estudiantes nosotros estamos en lo más bajo del ejercito.
-Pero, incluso entre nosotros hay rangos.
Pensé, yo estaba en el rango D del ejército, dentro de la escuela me encontraba entre las unidades de elite que podían entrar en combate, aunque en el ejército estaba en la base, quienes luchaban en el frente, quienes exploraban o defendían, mi objetivo era subir al rango C, es decir graduarme para formar parte del ejército volviéndome un caballero.
Entonces un fuerte viento soplo, una corriente de aire caliente cayo desde el cielo golpeando el suelo con fuerza provocando que el polvo se levantara. Por reflejo cubrí mi rostro con mis brazos protegiendo mis ojos del polvo, solo pude abrí mis ojos cuando el viento aminoro permitiéndome levantar la mirada.
Una enorme aeronave surcaba el cielo con unos enormes motores rugiendo como un dragón.
Hecho de madera y metal, armado de proa a popa por cañones mágicos, con enormes turbinas que lo hacían remostar las nubes como si fueran olas. Era un barco volador, el mayor invento del imperio, además de haberse vuelto el estándar en todo el continente. Como su nombre lo decía era parecido a un barco en su forma, con un casco largo y cóncavo, una cubierta especial donde se podía caminar, además de tener cuatro poderosos motores dos en la parte trasera compuestos por hélices los cuales hacían que el barco se levantara, mientras los dos de adelante eran más pequeños y eran los que decidían la dirección.
Pero no era lo único que veía en el suelo, pues podía ver a algunos dragones volando dirigiéndose hacia los barcos, estos eran montados por caballeros dragón, una unidad de elite del imperio, hábiles, fuertes, y con un dragón bajo su control, se habían vuelto una señal del dominio imperial, los caballeros dragón dieron forma al imperio, y permitieron controlar el vasto territorio, que iba desde las tundras al norte y el gran desierto al sur.
Ver barcos voladores era bastante normal, pues al ser una de las principales rutas de comercio siempre había algo surcando el cielo, y llegando al puerto, por otra parte, estábamos cerca de otro ducado, Flormar el cual era el ducado que más barcos voladores producía, este estaba conformado por islas alejadas del continente. Aun así era raro ver a los barcos volar tan bajo sobre la ciudad, eso sin contar a los caballeros dragón los cuales no volaban a menos que fuera algo importante.
Entonces, un segundo rugido me hizo tragar saliva, tirado por una enorme bestia, un dragón de cuatro patas sin alas, cubierto por enormes placas de hueso, pero el dragón no fue lo que me hizo temblar, sino el objeto del que tiraba, pues detrás de él se encontraba una máquina que me infundía terror, un enorme cañón mágico de metal y obsidiana. No era uno, era todo un desfile el cual se dirigía hacia la muralla de la costa.
Un gran escalofrió recorrió mi espalda, esto era una muy mala noticia, el peor de los escenarios había llegado, si movían los cañones significaba que se preparaban para recibir un ataque... ¿pero porque estaban yendo hacia la costa?
***
Ducados más importantes de la zona, y Taurus ahí chiquito.
***
Caminaba por las calles aun oscuras, el día apenas estaba comenzando, pero todo se encontraba solitario, los comercios permanecían cerrados, las personas se encontraban en sus casas esperando las ordenes del alcalde, si era necesario una evacuación o prepararnos para resistir un largo asedio. Lo último era lo más posible, aunque la ciudad ya había caído una vez ante las fuerzas rebeldes.
Suspire empezando a pensar, intentaba encontrar alguna respuesta para saber de dónde vendría el ataque.
- ¿Del oeste?
Era la opción más lógica, Paradise tenía una poderosa infantería, un ejército marchando era una señal clara de un ataque, incluso reconocía la fuerza de ellos, pero si fuera así no habrían movido los cañones.
- ¿Del sur?
Nuestra ciudad estaba débil, era un momento para atacar, sin embargo, los años de guerra habían hecho que los rebeldes no pudieran construir una flota naval, después de todo el imperio era el que dominaba todo el mar oriental de Ershia, Paradise había dejando esa batalla perdida, aunque por otra parte el cielo era un lugar en disputa, pero los dragones solían ser decisivos.
No podía entender lo que significaba, empuñaba mis manos con fuerza empezando a sentir un profundo miedo, mi rostro empezaba a demostrar mi preocupación arrugando levemente mi nariz mientras arqueaba mis cejas.
-¡¡ROOOEEEEE!!
Levante la mirada buscando a los lados, reconocía perfectamente aquella voz llamándome, solo bastaron unos segundos para encontrarme con la dueña de aquella voz, un pelo blanco como el algodón, era largo y suelto aunque con un moño rosado en su nuca atando en la base de una trenza la cual recogía el cabello de sus bordes evitando que este se despeinara, mientras que dos mechones de pelo se encontraban sobre su rostro, uno caía por el lado derecho colocándolo siembre detrás de su oreja, mientras otro caía de su lado izquierdo estando siempre suelto cubriendo la oreja de ese lado. Entre ambos mechones se encontraban unos ojos color esmeralda, brillantes como hermosas piedras que parecían valer millones, su rostro era ligeramente redondo empezando a notarse más refinado, sus labios eran de un rosa claro que brillaban como perlas. Su cuerpo era saludable, piernas legas y bien definidas, así como una figura extremadamente estética, su piel se encontraba ligeramente bronceada, no era alguien que le gustara estar dentro de su casa, ella era Luna Unitri, mi mejor y más antigua amiga, tenia una edad similar a la mía solo separados por un par de meses siendo ella menor.
Luna también pertenecía a la misma escuela que yo, pero a diferencia de mi ella era una maga blanca, su uniforme no era muy diferente al mío, vestía una blusa manga larga de color blanco, con una falda azul marino que llegaba hasta debajo de sus rodillas, ella llevaba unas botas de cuero que llegaban hasta sus rodillas. Sobre su pecho y algo levantado se encontraba un chaleco color azul cielo con unas hombreras grises. Mientras que en su cintura llevaba un cinturón de color azul marino. A diferencia de mi ella no era una noble, era más una burguesa, sus padres eran comerciantes, pero la había conocido desde pequeña.
Aunque Luna estaba al otro lado de la calle tan pronto como la vi le salude sonriéndole y agitando mi mano, pero, de inmediato me percate de algo raro, sobre su mano llevaba una espada delgada sosteniéndola desde su vaina, mientras que en sus ojos podía notar cierto miedo.
Cruce la calle sin ver a los lados aunque estaba seguro de que no era necesario, pero, ni siquiera llegue al otro lado, Luna se abalanzó sobre mí rodeando mi cuello con sus brazos al mismo tiempo que enterraba su cara en mi pecho.
-Buenos días Luna.
Hable con amabilidad, ella temblaba y me abrazaba con fuerza sintiendo que empezaba a faltarme el aire, estaba asustada, con miedo, sin más dilación respondí el abrazo cálidamente, dándole suaves caricias en su cabello, peinándolo lentamente.
-Roe... tengo miedo... mucho miedo...
Me dijo casi llorando, sus manos se aferraban a mi uniforme queriendo sentirse segura, era normal, la primera vez que Horizon cayó nosotros aun no podíamos combatir, pero ahora estábamos en serio riesgo de perder nuestra vida.
- No te preocupes... la ciudad va a resistir, los rebeldes no volverán a tomar esta ciudad.
Trague saliva antes de hablar suavemente mientras la abrazaba para darle algo de calma, sin embargo ella levanto la mirada, sus rostro mostraba cierta confusión.
-Roe... ¿no lo sabes?
Mis ojos se abrieron a mas no poder, había algo que no sabía, pero ella sí, algo que no me habían dicho. Negué con mi cabeza, quería saber lo que ella conocía, en respuesta ella abrió sus labios.
-Flormar...
Mi cuerpo se paralizo, sentí un escalofrío recorriendo mi cuerpo, mientras Luna aumentaba la fuerza de su abrazo como si no quisiera decir las últimas palabras.
-...Fue destruida...
Trague saliva mientras sentía mi cuerpo empezar a temblar, casi sentí como mis piernas me abandonaron, ante lo cual ella me soltó permitiéndome dar unos pasos hacia un lado para recuperar mi equilibrio, sostuve mi cabeza mientras intentaba mantener la calma. Flormar era un ducado conformado por varias islas, se encontraba a varios kilómetros de la costa, este siempre había sido un ducado importarte, fuerte, quien nos ayudaba a contraatacar con su poderosa flota de barcos voladores, pero cayó, alguien había logrado conquistar aquel poderoso ducado.
Entonces empecé a pensar quien había sido, para que Paradise atacara Flormar, primero tendrían que conquistar Horizon para tener un puerto fuerte, luego estaba tomar la ciudad principal, San Marino, así que era imposible y mas tan de repente, otra opción seria Muharam, un país al sur ubicado en el gran desierto, pero nunca habían sido hostiles contra Skyland, Marsur un reino ubicado en una península al sur de Muharam, era un país dedicado a comerciar, aliado de todos, pese a que ha habido guerras contra nosotros, no sería posible que pudieran causar tanto daño, e igualmente primero atacarían Horizon.
- ¿Sabes quién lo causo?
Le pregunte, pero ella negó, solo sabía lo básico, probablemente un sobreviviente llego de Flormar para avisarnos. Solo había un lugar donde podría obtener respuesta.
-Vamos a la escuela.
Hable con seriedad.
***
Unido a la península por un largo puente sobre el mar se encontraba la ciudadela, construida sobre un islote rodeada de muros se levantaban un enorme complejo fortificado de castillos, aquel era el lugar donde se reunía el ejército, por lo tanto el colegio militar era parte del complejo, este se encontraba a la izquierda de la entrada en un castillo de 4 torres del mismo tamaño.
Luna y yo nos encontrábamos en el segundo año, además de tener el rango D, pero ella había alcanzando el nivel 2 a diferencia de mí que me mantenía en el nivel 1.
Al llegar al colegio todos me miraron, los demás alumnos ya con sus armaduras se apartaron de mí, sin embargo, ninguno podía ver mi rostro, en su lugar miraban una máscara que cubría desde mi frente, mis ojos hasta mis mejillas, era de color negro con unos lentes azules que me permitían ver.
Para ellos yo era alguien importante, el campeón de Horizon, un título que obtuve hace poco más de 4 meses tras el último torneo.
¿Qué era ser el campeón de Horizon? Era un título temporal, me declaraba como el más fuerte del colegio, era un símbolo de respeto, pero también quien se supone debería dirigir a los estudiantes para el combate, este título solo me duraría un año, sin embargo, desde que lo conseguí empecé a sentir más temor de mis compañeros que respeto. Así como aumentar los conflictos contra otros estudiantes.
-El maldito demonio de fuego está aquí.
Escuche mientras un estudiante se ponía frente a mí, era un aspirante a caballero al igual que yo, pero un año mayor, el cual parecía querer retarme. Los de tercero no me respetaban tanto, estaban molestos por haber perdido contra mí.
-No busques problemas, o los vas a encontrar.
Dije en tono amenazante tomando el puño de mi espada, me molestaba aquel apodo, en Skyland el fuego era un tabú desde que el guardián de la gema del fuego traiciono al emperador, sus caballeros ígneos se volvieron una amenaza a temer dentro y fuera del imperio. Desde pequeño todos me miraban con desprecio al saber sobre este elemento en mí, además de ser el único que puedo manejar.
-Oh, planeas desenfundar tu espada contra otro estudiante ¡¿Acaso esa no es señal de traición contra otro noble?!
Grito desenfundando rápidamente su propia espada.
"Traición".
Es todo lo que muchos han esperado de mí, que les dé la espalda y traicione al imperio.
"Nunca los complaceré".
De inmediato desenfunde mi espada encontrándome con el arma del otro estudiante boqueándola. Era fuerte, tal vez de nivel 3, pero le faltaba disciplina.
Cambie el ángulo en medio del ataque provocando que su hoja se deslizara hacia mi izquierda mientras las chispas volaban, use su fuerza en su contra para que el avanzara mientras lo atacaba con el pomo de la espada, antes de que se diera cuenta el metal ya estaba en su frente golpeándolo, no fue lo suficientemente fuerte para que él se desmayara, pero no le impidió sentir un gran dolor.
- ¡Maldito! ¡Eso duele!
Grito llevando su mano hacia su frente mientras gritaba por el dolor, por imprudencia había soltado su arma, no dude en la tomarla confiscándola para después guardar mi espada una vez más.
-Tienes suerte de que Roe no fuera por tu garganta.
Le dijo Luna sacándole la lengua completamente molesta, sin embargo él no se rindió, miro a Luna con odio y arremetió contra ella intentando golpearla con su puño, los nobles no suelen respetar a los plebeyos, pero ni siquiera llego a acercarse a ella, pues mi pie golpeo su sien dándole una patada la cual lo mando a dormir.
-No puede ser... ¡otra vez!
Al escuchar esas palabras sentí como un escalofrió recorría mi espalda, aquello significaba que estaba en graves problemas. De inmediato gire para encontrarme con nuestro maestro, el comandante Antonio Delmar.
-Rohei, ven conmigo de inmediato, Luna lleva al desafortunado idiota a la enfermería y luego dile que venga a conmigo para recibir su castigo.
Hablo el comandante mientras nos regañaban al mismo tiempo que extendía su mano para pedirme ambas armas, la de mi rival y la mía.
-Luna... nos vemos más tarde, sabemos que esto va a tardar.
Dije soltando un leve suspiro mientras le entregaba ambas armas.
-Suerte, te esperare fuera de la sala de castigos.
Me dijo mientras levantaba al chico ella sola cargándolo sobre sus hombros, mientras yo tuve que seguir al comandante por el castillo, no dijo ninguna palabra hasta que llegamos a la nombrada sala de castigos, o en pocas palabras la oficina del comandante Antonio.
-Rohei, ¿Por qué te empeñas en luchar siempre?
Me pregunto mientras me daba la espalda estando el frente a la puerta de su oficina, parecía estar decepcionando de mí, pero no respondí nada, no podía controlar mi ira, antes pude esquivar sus ataques en vez de contraatacar, no escogí la opción más violenta, pero convertí una provocación en una pelea.
El comandante suspiro ante mi silencio mientras abría la puerta para dejarme entrar.
-Rohei, hoy tenemos un problema muy serio, pero este problema se multiplica.
Me dijo mientras se sentaba en su silla y me señalaba para sentarme también.
-Destruyeron Flormar, es una noticia que aún no digiero.
Respondí mientras me sentaba, a lo cual el soltó un suspiro agobiado.
-Al menos entiendes eso... pero tenemos grandes problemas, no tendremos refuerzos pronto, el frente está muy lejos, nuestras fuerzas están en Rio Real, ni siquiera llegamos a los 6 mil soldados aquí.
Hablo levantando la voz, teníamos que pedir refuerzos al frente o a cualquier ciudad, pero eso requería de tiempo, y no sabíamos si teníamos ese tiempo.
-Rohei, según el protocolo deberíamos ponerte al mando de una parte de tus compañeros, pero como quieres que lo haga si en la semana anterior has mandando a la enfermería a 30 estudiantes... Rohei, desde que te volviste campeón de Horizon te has vuelto más agresivo e irresponsable.
Me dijo mirándome con decepción, con cierta tristeza. Ni siquiera podía bajar la cabeza.
-Ellos son los que buscan los problemas.
Digo empuñando mis manos intentando no sentir culpa por aquellas peleas, no había sido un buen campeón y yo mismo lo sabía.
-Rohei, yo sé que tienes el talento para ser uno de los caballeros más grandes del imperio, tienes la fuerza, la astucia, la inteligencia para lograrlo, y aunque no lo parezca también tienes la disciplina, pero tú mismo te detienes, te dejas llevar por el odio, odio hacia ti mismo, odio hacia ese elemento que tanto aborreces.
Me dijo con enojo, para después soltar un suspiro cansado.
-Aun así... no puedo aceptar esa parte de mí...
Respondí levantando la mirada, mis ojos lo miraban con seriedad.
-Yo puedo luchar sin ella, gane el torneo sin magia, voy a vivir mi vida sin ella.
Odiaba el fuego, el fuego como magia, había visto a caballeros ígneos usarla para atacar, para quemar casas, para matar. Odiaba como todos me miran al ejecutar el hechizo de fuego, desde pequeño, desde que mi madre me lo enseño, como todos a mi alrededor lo miraban con temor y desprecio, odiaba como me miraban cuando se enteraban que solo puedo usar el fuego. Odiaba aquel canto nefasto.
"Ardan llamas del inframundo".
Con toda mi alma odiaba usar aquel hechizo, cada palabra, hasta pronunciar fuego.
-Que talento más desperdiciado.
Me dijo soltando un suspiro cansado, entonces desvió su mirada poniéndose de pie.
-Si sigues así no podrás llegar al nivel 10.
Sentencio mientras empezaba a moverse, no creía en sus palabras pues conocía compañeros que no podían usar magia y ya habían subido de nivel.
-La magia y la fuerza física tienen cosas en común, si no se trabajan se estropean, tu solo conoces dos hechizos, y solo dominas uno, tus compañeros por otra parte, los que pueden usar magia, ya dominan 3 hechizos y saben usar por lo menos 5.
Hablo comparándome con mis compañeros mientras caminaba hacia su ventana.
-El nivel 1 es el más difícil de superar, se pueden tardar años en subir el nivel 1 al 2, ¿sabes porque?
Negué con mi cabeza, en realidad no quería saber la razón de mi estancamiento.
-Simple, para superar el primer nivel debes llenarte de experiencia, enfrentar un reto real que requiera de usar todas tus habilidades... de tu equipo todos tus compañeros ya han superado esa barrera, pero tú sigues atascado porque no usas todo lo que sabes.
Me explico mientras cruzaba sus brazos girando de vuelta para mirarme, pero no quería escucharlo, no quería que tuviera razón, usar esa magia desagradable me era imposible.
-Si lucharas usando tu magia ahora serias posiblemente nivel 4.
Esas palabras hicieron que mis ojos se abrieran completamente.
"¿Tanto?"
Me pregunte un tanto pensativo, no creía que él estuviera diciendo la verdad, él estaba exagerado, si hubiera conseguido tanta experiencia ya habría subido de nivel.
Bufe arqueando mis cejas sin creerle ninguna sola palabra.
-Bien, dejare de darte sermones, hablemos seriamente sobre la defensa de la ciudad.
-Te escucho.
Dije seriamente mientras cruzaba mis brazos, el soltó un suspiro rindiéndose para después sentarse de vuelta en su asiento.
-Primero, sabemos que nuestros adversarios son fuertes, tienen grandes números, además de tener una flota de barcos muy grande, según el informe de un caballero dragón que logró huir y avisarnos, los enemigos atacaron en la noche del sábado, mientras que el huyo a medio día llegando aquí en la madrugada, nos avisó que el enemigo tenía un ejército numeroso y una forma de sortear las barreras, pero murió por las heridas.
Escuche los datos que les había dado el caballero, pero aquello significaba que muy posiblemente el ejército enemigo había ocupado la ciudad, sin embargo, también quería decir que tenían acceso a los barcos voladores de Flormar.
-Lo más seguro es que nuestra ciudad caiga, lo único que podemos hacer para evitarlo es ganar tiempo.
Dije pensativo, pese a que no teníamos un ejército cercano podíamos contar con los refuerzos de Dolores y el resto del imperio, pero significaba que debíamos soportar el tiempo suficiente.
-Así es, el general Niels ordeno que todos los hombres mayores de 15 años deberán pelear, mientras las mujeres y los niños deberán ser evacuados.
Al escuchar sus palabras pensé que me mandarían al aeropuerto, para proteger a los civiles, tal vez podría alcanzar a retirarme con Luna, estaba preocupado por mi familia en Taurus, quería ir a rescatarlos.
-Aún estamos organizando la evacuación, pero tenemos el tiempo en contra, por tu parte te encargare un trabajo digno de tu habilidad, te hare repartir el armamento a las fuerzas civiles, también algunos estudiantes de primero necesitan armas.
Me explico haciendo que yo soltara un largo suspiro, significaba que me tocaba estar en el almacén de armas, sería un trabajo tedioso y aburrido, aunque mis castigos me habían hecho que estuviera familiarizado con las armas de aquel lugar, limpiar el almacén era uno de los castigos más comunes, aunque eso incluía darles mantenimiento.
-Está bien, me encargare de ese trabajo por el bien de Horizon.
Respondí mientras me estiraba moviendo mi cabeza intentando relajarme.
-Espero que no te lleve mucho tiempo, cuando termines me informas, luego te asignare un escuadrón, toma esto como un castigo por tu rebeldía... puedes retirarte, ya conoces el protocolo.
Me dijo entregándome de regreso mi espada, la cual tome mientras me ponía de pie, tras ello me despedí enfundando mi espada y saliendo de la oficina. Al salir Luna estaba esperándome fuera recargada contra la pared de piedra.
-Roe, ¿Cómo te fue?
Luna se levantó haciéndome esa pregunta mientras se acercaba a mí.
-Me dio el sermón de siempre, que debo dejar de defenderme y usar más mi magia.
Respondí mientras empezábamos a caminar por el castillo.
-Estoy de acuerdo con lo de esquivar peleas, pero esos idiotas son los que empiezan... lo malo es que luego yo misma debo curarlos.
-Si...ento mucho dejarte esa carga.
Ella negó con su cabeza para luego mostrarme una leve sonrisa.
-No te preocupes, pero, también creo que deberías usar más tu magia, es muy cálida y hermosa.
Dijo Luna mirándome girando su cabeza hacia la derecha, sin embargo yo negué rotundamente.
-No usare magia, además solo tú y mi madre les gusta mi magia.
-Oye eso no es verdad, los habitantes de Taurus nunca han mostrado ese desprecio, además tu padre y tu hermano no les molesta esa parte de ti, solo son los idiotas de la ciudad los que piensan así.
-Bueno en eso tienes razón, pero aun así nadie va a convencerme de usar magia.
Aunque eso decía, estaba dudado, en parte el general tenía razón, no usaba todas mis habilidades.
-No, no, no, esta vez no voy a dejarte escapar.
Me dice colocándose frente a mí, bloqueándome el camino para luego apuntarme hacia el rostro.
-Prométeme que hoy usaras tu magia, si no la usas hoy seguirás peleando contra ella por siempre.
Bufe con enojo desviando la mirada aunque ella se mantenía firme, por unos minutos ambos nos quedamos callados. Ella me miraba con sus cejas arqueadas hasta que pareció rendirse soltando un suspiro.
-Al menos prométeme que la usaras si estas en peligro.
Dijo mostrándome preocupación, aunque ni siquiera estaba dispuesto a ello, pero, la magia siempre era una herramienta necesaria, por mucho que la odiara.
-Está bien... solo usare magia hoy... y solo si estoy en peligro.
Accedí a regañadientes, Luna sonrió emocionada saltando de alegría.
-Bien, Roe, creo que deberíamos actualizar tu estado.
Me dijo dándome un suave golpe en mi pecho, en este momento era lo mejor, después de todo se avecinaba una batalla por lo que debería estar al 100%.
-Está bien, busquemos un lugar más tranquilo.
Sugerí no podíamos ejecutar aquella magia y dejar que algún otro estudiante viera mis estadísticas, Luna asintió mostrándome una sonrisa, de inmediato tomo mi brazo para llevarme hacia el interior del castillo.
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Casi siento que publicó una vez cada 15 viernes, bueno, ahora he decidido editar está primera parte. Casi duplicó su tamaño del capítulo, espero que no haya sido muy pesado, seguiré modificando los capítulos uno a uno. Sinceramente espero que quede mejor.
Aquí les dejo el mapa de los reinos de Ershia.
Espero que les guste, nos vemos el próximo capítulo.
Notas:
La hermosa Luna y nuestro protagonista Rohei, a los 16 años aun son jóvenes, pero con más experiencia de la que aparentan. Ellos han sido amigos desde los 7 años, nadie conoce mejor a nuestro protagonista que su amiga de toda la vida y viceversa, son realmente inseparables.
¿Cómo se verían en persona?
Aqui les dejo un extra
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