HURRICANE OF PAST🧧
🐾ALMA DE ALFA🐾
Las notas de un piano rasgan el fino cristal del silencio. La luna brilla como una esfera plateada repleta de cicatrices doradas sobre el cielo desnudo de Moscú.
Katia Mijailov se abraza las rodillas mientras sigue los compases de la interpretación de su marido sobre el instrumento que solía ser su forma de vivir antes de ser encontrada por el halo del destino.
Los desplazados en el tiempo siempre se las arreglan para encontrar a sus iguales.
Con diecisiete años ella no podía estar más fuera de aquella teoría que su mejor amiga, Hee Sung, se encargaba de imponerle a todas las chicas del dormitorio en el internado.
De alta cuna, Min Hee Sung era tan bella como la noche y a la vez tan complicada como un eclipse de Sol.
"Somos ciervas destinadas para una causa mayor. No te lo han dicho Hee Joo, las que se nombran iguales es porque comparten sangre en las venas. Mi tía y tu madre. Tú y yo, querida prima."
El peso de las promesas punzaba sobre aquellas dos adolescentes la noche que todo cambió. La familia Park y la familia Min siempre se habían unido por caminos de sangre y fuego.
Los portadores del Dragón Amarillo y los defensores de la Sierpe de Agua. Uno destinado a sanar, otro destinado a matar.
Un círculo de luz por otro de oscuridad. Hee Joo había repetido demasiadas veces las leyendas en su cabeza como para creer en el poder de la Diosa.
"Yo no voy a seguirte en esa locura. Me he enamorado también y él… él es como la tempestad… una colección de fragmentos de atmósfera precipitándose sobre mi piel. Renunciaría a mi nombre solo por él."
Recordaba sus palabras bajo la lluvia púrpura. La expresión vacía de Hee Sung y su sombra alejándose sobre los charcos antes que su vergüenza estuviera en todas las columnas de renombre de la época.
"La primera heredera del clan Min de esta generación se ha fugado para unir su vida a un extranjero. La maldición del desarraigo caiga sobre la familia Min y su progenie."
Nueve meses después, Hee Joo, levantaba el auricular de su habitación con un nudo en la garganta, mientras su prima le contaba cómo su esposo había bautizado a su hijo delante de todo el Bajo Mundo.
"Un bebé consagrado al dragón debe renacer de la sangre y el fuego. Un heredero digno del poder de los Von Stein dominará nuestros mundos, con o sin Luna."
Hee Sung sobrevivió a las vejaciones de su esposo por nueve años más. Cuando su segunda hija fue bautizada bajo el fuego de la locura de su esposo, Yoongi no pudo soportarlo.
La única que escucharía la declaración del testigo sería ella. La prima alejada por kilómetros entre Rumania y Sur Corea.
La prima que también llevaba sangre de una Hermadad que se había rehusado aceptar hasta que las propias voces del pasado se personaron en su puerta.
—No tienes edad para hacerte cargo de ese pequeño engendro. Debes dejar al bastardo de Hee Sung en adopción y colaborar en el frente. Aún no sabemos cuál es el rostro de Asura y la amenaza de los rusos es más que obvia. Tu sangre es tu cruz. No nos decepciones.
La puerta del pasado rechinó con sus herrumbrosos goznes. Hee Joo murió aquella noche tan helada como el propio recuerdo de la mujer que anhelaba ser.
La elegida por la Disoa para dar vida y sanar, la prometida del demonio azul que también intentaba burlar al destino tras la máscara de un ring de boxeo.
"Kibum, Asura, Uriah, mi nombre no valdrá nada en comparación al peso de mi destino. Nos iremos al norte, donde nadie nos pueda encontrar. Fingiremos la muerte para el nacimiento de una nueva Hermadad. Tengo amigos en la tierra del Tigre Blanco y la Aurora Boreal. Los rusos nos escucharán, se lo deben a mi padre."
Aún recordaba esa promesa mientras su vientre seguía creciendo bajo la marca de la eternidad. Nunca podría apostar por una torcedura en el camino.
Por una cuerda tensada para separarla del camino de la luz y enfrentar al hijo de su prima con su propio hijo.
Cómo su responsabilidad había pasado a la próxima generación y cómo ahora las mentiras se regocijaban cual gusanos en las heridas del cadáver del ayer.
La melodía en los dedos de Uriah es interrumpida por el sonsonete de un teléfono en la planta baja de la Casa Matriarcal.
Katia, antiguamente Hee Joo, le sonríe a su marido antes de buscar las dagas gemelas que se ocultan bajo el liguero de su camisón.
Uriah aspira lo suficiente para percibir el grito del desafortunado beta que le ha abierto la puerta a las fuerzas bajo el emblema que solía ser suyo. El cuervo mordiendo al Uróboros se mezcla con el tigre de Bengala.
Las tres lunas tatuadas en mejillas y cuellos centellean mientras el silencio de una noche invernal es interrumpido por las fauces de la venganza.
A quinientas millas de la ciudad de Moscú, y cinco días adelante en el calendario de la Diosa, dos figuras observaban la caída del Sol antes que la frialdad de una noche sin luna intente coquetear con su lado humano.
Jimin termina perdiendo la paciencia mientras los binoculares abandonan las manos de cierto alfa de ojos azul violeta.
—Deberíamos hacerlo ahora, a fin de cuentas, no es a Jungkook a quien se le está helando el trasero noche tras noche mientras el viejo se va de juerga.
Un puchero llenó los labios del omega y Yoongi tuvo que reconocer que también amaba ese lado del de hebras platinadas.
—Menos mal que te ignoro porque de lo contrario ya hubiéramos terminado con la garganta abierta en cualquier cuneta. No tienes sentido de la perspectiva, mi dulce luna.
El omega lo miró mal antes de impactar su mano sobre el trasero del alfa. Yoongi enarcó las cejas.
—No dices eso cuando estamos en privado. De hecho, "alguien" se ha pasado toda la semana alabando mis progresos con las armas de fuego… o debo suponer que es solo una trampa para llevarme a tus redes más rápido—Cuestionó Jimin entrecerrando los ojos—Piensa con cuidado tu respuesta o no tendrás donde llevar de paseo a tu "amigo" por mucho tiempo.
Lo último iba con una mirada desdeñosa hacia cierta parte de la anatomía del alfa que ya comenzaba a palpitar. Yoongi juró en voz alta antes de empujar a su omega contra el tronco más cercano.
Los alientos se mezclaron. La voluntades se enroscaron y Jimin percibió el anillo dorado en los iris de su alfa antes de jalar la férrea cadena del autocontrol.
—Te aprovechas de las últimas horas de mi celo para jugar sucio. Después no digas que no te advertí, precioso…
Yoongi masculló antes de arrastrar a su chico a un tormentoso beso. Las lenguas se encontraron en un disputa ilícita. Las manos de Jimin se anudaron detrás de la nuca de Yoongi sin dejar de sostener los binoculares.
El alfa no perdió tiempo para bajarle la cremallera de los ceñidos vaqueros que usaba el de ojos verdes y dejar que la frialdad de la noche se impusiera en la delicada piel de sus piernas y el trasero.
—Joder, Yoon, lo último que quiero es que el pesado de Kook o ese chamán que debemos vigilar me atrape a mitad de un polvo de venganza…
Yoongi respondió perpetuando la marca en el cuello que orgulloso se le ofrecía. Jimin balbuceó una versión estrangulada de su nombre mientras le rodeaba las caderas con las piernas para acogerlo a plenitud.
—No recuerdo que los polvos de venganza estuvieran contemplados en nuestro acuerdo. Yo lo llamo hacerte el amor a lo primitivo, ahora muévete conmigo, bebé.
El de ojos verdes se tragó la risa mientras podía sentir la madera arañándole la espalda aún detrás del grueso abrigo que le cubría hasta las rodillas.
Para el resto de los asistentes a contemplar la lluvia de meteoros sobre el parque de la reserva en los Montes Urales, solo serían conscientes de una pareja apoyada contra el tronco de un centenario ciprés para contemplar el espectáculo más esperado de los últimos cincuenta años.
El Cometa de Zion, el primer licántropo reconocido en la historia, visitaba la Tierra en una noche de total oscuridad.
Mientras tanto, el calor de la semilla de la vida se extendía en el vientre del omega que en los últimos tiempos había aprendido a regañadientes a seguir su destino.
Yoongi dejó otro beso húmedo en el sitio donde sus fauces habían sellado su lazo con su destinado. Jimin suspiró complacido cuando el nudo comenzó a formarse en su interior.
—Por eso me gusta discutir contigo… Eres el mejor haciendo los paces, cariño.
Un beso perezoso que comenzó en la oreja del alfa y fue avanzado por la mejilla hasta morir en su boca fue la justificación perfecta.
La piernas de Jimin seguían rodeando al más pálido al tiempo que sus aromas se mezclaban con el tono de pinos y nieve del bosque. Yoongi movió las manos para desentumecer la piel de su chico.
—Estoy pensando seriamente en retirarme del negocio por un tiempo. Creo que tanta teoría y caza de brujas me ha llegado hartar.
—¿Vacaciones a una isla desierta? ¿Desnudos tú y yo?
La risa del alfa logró calentarle el pecho a Jimin. El nudo comenzaba a menguar, pero aún así, el omega se acurrucó más contra el pecho ajeno. Yoongi le besó la coronilla antes de encontrarse con la mirada cristalina del más joven.
—Jeju… por una larga temporada…
Ronroneó lleno de promesas y Jimin se obligó a ignorar el nuevo ramalazo de deseo que le atravesó el vientre cuando todavía albergaba al alfa en su interior.
—Hecho. Sobrevivamos a esta estupidez entonces y… podrías… ahh… gracias, cariño.
Jimin se estiró cuando era obvio que ambos trabajaban por recomponer ropas y abrigos antes de retornar sobre la pequeña elevación desde la que vigilaban a Aleksander Volgov, el beta más viejo de la nación rusa y el actual responsable del santuario oculto en el corazón de la montaña de los Montes Urales.
—¿Crees que nos excedimos en tiempo? A veces tengo la impresión que este viejo loco es más listo de lo que dijo Kook y que…
—Que jovencito más impertinente. Con razón la madre Luna te marcó dos veces. Solo el hijo de Katia Mijailov podía ser tan problemático.
Jimin estuvo a punto de sacar su Glock pero Yoongi fue más rápido y antes de lo que podía calcular, ya tenía sujeto al viejo Volgov por el cuello.
—Tranquilo, jovencito. Deberías recordar que solo soy un pobre viejo.
—¡Pobre viejo y un cuerno! Llevamos días congelándonos el trasero mientras usted se hace el tonto en los bares del pueblo o a saber en qué otra cosa. No se haga el idiota, viejo sí, sabandija tal vez, pero no lo dejaremos en paz hasta ver el santuario que custodia. De todas formas, usted que adora el destino debería bailar de alegría por tener a la mano a los protagonistas de esta generación.
Bramó el que cargaba con el estigma del Dragón pero lejos de atemorizar a Volgov, este le ofreció una sonrisa donde los incisivos estaban reemplazados por piezas de marfil.
—El hijo de Azra Von Stein y Min Hee Sung. El dragón destinado a devorar la Luna. Están de suerte caballeros, el Cometa de Zion está a punto de hacer su entrada en Poniente.
—No nos hables en acertijos. Si sabes lo que te conviene…
—No, mi querido mocoso. Si sabes lo que te conviene a ti, te callarás mientras llevo a mi nieto y su consorte frente al Altar de la Puerta Norte. Ha llegado el tiempo de recomponer la brecha y regresar los poderes a la tierra. Así que trae tu culo de elegido junto a Yoongi, es un camino difícil hasta la Montaña Blanca.
Jimin abrió la boca para decir algo pero las palabras jamás fluyeron.
"Llevar a mi nieto y a su consorte."
Yoongi solo le había reseñado lo poco que recordaba de la muerte de sus padres, de cómo había cambiando sobre el fuego con nueve años y una mujer coreana se había ocupado de repatriarlo a Asia.
Von Stein en Ukrania era Volgov en Rusia, Asura Yamato en Japón era Mijailov en tierras dominadas por la Bratva.
La convergencia de estrellas en una misma galaxia se llama constelación, para los herederos originales de la Diosa Luna, simplemente destino.
🐾ALMA DE ALFA🐾
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