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DUAL MOON: SONG OF REVENGE🩸 pt.2

OST: 69 (rock) by OOR

🐾ALMA DE ALFA🐾

Las luces en rojo y en azul amenazan con cegar a los asistentes cuando se atraviesa el umbral del hall de Uróboros. Es un firmamento distorsionado para aquel que no está acostumbrado a semejante derroche.

De un lado a otro, sinuososas figuras enfundadas en trajes que se ciñen a la piel componen el eficiente servicio encargado de mantener satisfecha a la audiencia.

El champán llena las curiosas fuentes que han ubicado en la improvisada pista de baile. El suelo está forrado de algún material luminoso que replica el diseño de un tablero de ajedrez.

Desde el extremo opuesto de la barra, un reservado se atesta de rostros que no concuerdan con el lugar. Van de los más morenos a la palidez extrema de un hombre que prefiere observar desde una posición aún más retirada.

—El señor Min lo recibirá antes que inicie la primera pelea. Si es tan amable...

Un muchacho desgarbado describe una floritura con sus ágiles manos. El impecable traje de ejecutivo solo enmascara todo lo que puede ser la seguridad personalizada del clan en ese lugar. Nuestro curioso invitado asiente antes de abandonar el trago que ni siquiera ha probado.

Del otro lado de la pared de vidrio, la marea de cuerpos parece saludarle en silencio. Una sonrisa arrogante se imprime en sus facciones mientras recorre la pasarela que pueden construir los guardias de Min y su propia agrupación.

El pasillo serpentea entre dos áreas restringidas más antes que el líder de la seguridad en Uróboros desbloquee el panel con el dibujo de una serpiente abrazando a otra y entonces la entrada a la Junta se haga realidad.

Siete minutos de viaje y trescientos metros bajo tierra, la verdadera cara del encuentro emerge fresca y desvergonzada como una consagrada mujer de la noche.

Lucien niega mientras las voces alrededor comienzan a reunir las apuestas de los que esta noche probarán el ring. Sus ojos grises buscan con impaciencia lo que le han prometido.

A estas alturas Mika y Mila, sus hermanastros, ya deben estar en el salón con los hackers de Min. Una obra de benevolente humanidad. Una soberana estupidez diría Agust.

—Adelante, señor Mijailov.

Insiste el chico hasta que otro panel es develado. Lucien frunce el ceño, el despacho de Min Yoon Gi está limpio hasta de su aroma.

—El señor Min nos pidió que le custodiáramos hasta su llegada.

—El señor Min... se está tomando demasiadas molestias en ignorarme olímpicamente. Solo recuérdele quién necesita a quién.

El silencio que siguió aquellas palabras era más comparable al de un campo baldío antes de una batalla, solo adornado por el graznar de los cuervos y otros animales rapaces que se atrevían a comer de la carne aún viva de sus enemigos.

Lucien no iba de bromas. Ming Hao apretó los dientes. El viciado ambiente del club sobre sus cabezas le había impedido apreciar el asfixiante poder de las feromonas del alfa a solo unos metros de distancia. Aquel que sin permiso se apropiaba de la silla de su jefe con un elegante cruece de piernas.

Lucien Mijailov y su inquietante mirada en azul grisáceo no solo era la cabeza pensante detrás de la Bratva. No, ojalá y fuera tan simple como conocer el rostro adjunto a su puesto, entonces Ming Hao y los pocos que habían tratado con Jimin no pudieran pensar que tenían frente a sus ojos a una copia de duros ademanes, dispuesta a saltarle a la yugular al que no siguiera sus directrices.

Lucien parecía intuir el recorrido de los pensamientos ajenos mientras sus agraciados dedos se paseaban por el borde de la superficie de caoba del escritorio. Una de sus cejas cobrizas se alzó antes de dirigirse nuevamente a los guardias de su anfitrión.

—Bien, solo porque estoy ansioso por comprobar si es cierto... esperaré a vuestro señor.

Concedió con otra sonrisa que jamás llegó a iluminar su semblante. Ming Hao tragó duro pero asintió. Del otro lado de la puerta aledaña al despacho, Woozi informaba al equipo apostado en la suite de su jefe que "el extranjero" podría causar problemas. El joven no tenía idea de que la tardanza de su jefe tenía nombre y mal humor para exportar.

—Es importante. Por favor, no te comportes como un niño mimado y acéptalo.

Jimin contuvo el impulso de arrojarle el cepillo para el cabello en plena cara. El reflejo enfurruñado y mortalmente atractivo de Min Yoon Gi no se lo ponía fácil.

De hecho cómo había terminado allí. Sentado frente a un tocador mientras se rehusaba a que el equipo de estilistas que previamente le había enviado Yoongi continuaran discutiendo sobre su apariencia. Algo por lo que hasta ahora nunca se había preocupado.

—Pensé que estaría sobre el ring, no convertido en un adorno colgado en tu brazo.

Eso era lo que más le intrigaba. Después de abandonar a Seok Jin y los cachorros, el de ojos verdes pensó en tomar una ducha y luego de pedir el servicio de habitaciones, una ligera siesta para llegar en condiciones a la noche. Nunca pensó que le enviarían una verdadera legión de betas con una preocupación soberana por limpiar su piel y cortar su cabello para devolverle un rostro que apenas reconocía.

Usando una camisa de seda negra y pantalones a juego, sus captores, habían convenido en colocar por encima una chaqueta que servía más de adorno que de protección contra el frío.

Era transparente, rematada en piedras minúsculas hacia el cuello y los puños, describiendo el patrón de finas medias lunas y soles. Si no estuviera más ocupado en sacar de quicio al hombre detrás de su silla, quizás hubiera admitido que muy en el fondo le gustaba el resultado de aquel grupo de pesados.

—Hubo un ligero cambio de planes gracias a tu visión de la mañana. Ahora quédate quieto o te haré daño con el cierre de los pendientes.

Lo último era casi un gruñido. Jimin tuvo ganas de montar una rabieta pero se mordió la lengua y enfrentó el espejo. Detrás de la luneta remarcada por arabescos dorados pudo comprobar cómo las nervosas manos del alfa trabajan sobre el estuche aterciopelado de lo que sería sin dudas una promesa explícita.

Yoongi iba con la artillería pesada. Colocarle esos pendientes de zafiro al omega que esperaba a regañadientes en el tocador era una declaración demasiado abierta. Una que no cabía en el plan que hasta ahora habían urdido. El ligero cambio, como el mayor le había llamado, en aquella mascarada, prometía sacudirle el suelo.

De pronto el de cabello gris acero recordó a Seok Jin y los cachorros. Su turbación llegó hasta Yoongi, que instintivamente aprovechó su posición para rozar con la punta de sus dedos la marca de emparejamiento en el cuello de Jimin.

—Me he ocupado personalmente de Vante. Esta noche nadie te pondrá un dedo encima, nadie excepto yo.

Jimin quería cuestionar qué significaba aquello pero la caricia de unos cálidos labios sobre la sensible piel de la oreja derecha lo dejaron aún más obnubilado. Yoongi también iba vestido de etiqueta.

Un traje blanco de tres piezas sustituía los habituales tonos neutros. Siendo la única nota singular la especie de filigrana escarlata que remarcaba las solapas y los puños de la camisa.

Su cabello también había sido cortado, no tanto como el suyo, pero sí lo suficiente para ofrecerle un aura aun más imponente y sensual de la que ya poseía.

Malditamente sensual. Masculló el lobo de Jimin y el humano testarudo quiso gritar. Min notó el ligero estremecimiento en los hombros del chico antes de ofrecerle la mano.

—Vamos, nuestro invitado está impaciente.

Preguntar de qué se trataba estaba descartado. Jimin se irguió en todo lo que su estatura podía permitirle antes de pasar de la mano a su disposición y encontrar la puerta.

El impulso de tocarse las orejas, allí donde las lágrimas de zafiro destacaban sobre su cremosa piel, le coqueteaba con fuerza. Lo controló todo lo que pudo hasta que el espacio viciado del ascensor, por su esencia y la de su acompañante, impuso otra prueba.

El aroma de Yoongi se hacía más denso por instantes obligándole a liberar el suyo como una reacción incondicionada a su mate. Faltaban cuatro números más para que se detuvieran cuando Min lo rodeó por la cintura antes de esconder la nariz entre su hombro y la delicada línea del cuello.

—Me estoy arrepintiendo de esto... justo ahora lo único que deseo es tumbarte sobre el alfombrado y hacerte el amor hasta que no tengamos conciencia... Estás magnífico esta noche, precioso mío.

Por la Diosa.

Jimin cerró los ojos antes de atrapar con sus manos a la que codiciosamente se cerraba en su cintura. Yoongi estaba loco, pero bueno eso lo sabía. Quizás la locura se filtrara como un virus contagioso, porque una parte de él, una muy grande, para su pesar, deseaba acatar esa sugerencia y olvidarse del infierno desarrollándose alrededor.

—Yoongi... quiero saber qué te traes ahora. Compartí información contigo a cambio de saber sobre mis amigos y hasta el momento...

Fue interrumpido por los labios ajenos. Al principio con hambre, con la misma voracidad que lo hacía soportar el peso del cuerpo del alfa sobre el suyo. Luego, como la pendiente de una ola, el fuego remitió hasta la moderación que no podría asociar jamás con él. Una sonrisa de arrogantes encías rosáceas terminó en su campo visual antes que Yoongi se separara después de un inocente pico.

—Te has ruborizado...

—Cállate...

Con esas palabras los encontró Ming Hao cuando las puertas del ascensor se volvieron abrir. Jimin intentó leer la expresión del chico, pero este se las arregló para asentir en dirección de Yoongi y tratarlo como si nunca lo hubiera visto en la vida.

Confundido por tanta frialdad, el de cabello gris acero y ojos color primavera, terminó ingresando al antiguo despacho de Juntas del clan Yamato solo para quedarse clavado bajo el umbral.

De pronto el suelo se movía bajo sus pies. Una sensación de vértigo le electrizaba la piel como si estuviera viendo a la misma muerte directo a los ojos. No había imagen que le hiciera justicia aquello. Ni en sus peores pesadillas hubiera imaginado que el invitado de Yoongi era...

—Jimin, creo que te deberías sentar. Por lo visto tu mate no hizo nada para prepararte para este encuentro...

—¿Qué demonios Yoongi? ¿Hasta dónde llega tu desfachatez? ¡Explícame de dónde sacaste a este hombre que parece una mala broma del concepto de un doppelgaännger!

Lucien no pudo evitar que la risa le ganara. El rey del bajo mundo los observaba con la misma frialdad que su omega solía enfrentarle.

—¿Y todavía se burla?

Insistió Jimin. Para ese entonces se paseaba nerviosamente de un lado al otro de la estancia, dejando que sus feromonas lo contaminaran todo.

Lucien le observaba casi con interés científico. Cuando Min se puso al teléfono esa misma mañana para insinuarle que la prueba de ADN que identificaba a su hermano mellizo estaba en su poder solo pudo pensar en un intento desesperado de la mafia asiática por salvarse de la furia del resto de los grupos.

Hasta Rusia sabía de las ambiciones del de orbes color púrpura. Por fortuna o por desgracia, ahora la sangre obligaba a Min a retroceder. Jimin parecía al borde de un colapso. Lucien dedicó una mirada a Min antes que este abandonara la estancia con gesto impasible.

"Maldito cobarde. Ahora solo me dejas con este demente."

"Querías la verdad, así que no encuentro a nadie mejor para ampliar el árbol genealógico que a tu propio mellizo. Es por tu propio bien que hago esto."

"Te odio, jamás te voy a perdonar. No debía haberte confiado mi visión cuando una vez más me has traicionado ¡Cobarde!"

Escuchar la conversación de los elegidos ponía más yerro sobre la paciencia de Lucien. Una vez que Jimin dejó de lanzarle dardos con la mirada a la puerta por la que había desaparecido Yoongi, fue que pudo percibirlo.

La fuerte presencia que llenaba la estancia, la misma que compartía forma y sustancia con la suya. Era tan desconcertante como predecir una nevada en medio del desierto del Sahara. Era tan familiar con su omega y su shifter, que en aquel preciso momento solo se concentraban en evaluar a su rival.

—Si ya terminaste de hacer una rabieta  toma asiento. No tenemos mucho tiempo antes que Vante y sus alimañas lleguen y tu amigo el omega nos necesita.

Tu amigo el omega...

No se incluía otro apelativo en la oración o en la inflexión de aquella voz con un acento extranjero. Jimin dejó caer su humanidad sobre el butacón frente al escritorio detrás del que se encontraba aquel hombre.

Sus ojos iban de arriba abajo por la misma barbilla puntiaguda y la nariz perfilada que le identificaba a él. Como si el molde para dos personas fuera el mismo y solo el color de los ojos y la tonalidad del cabello pudiera poner el sabor de la probabilidad sobre sus labios.

Jimin era adoptado, había comenzado a comprender esa dolorosa verdad con mayor fuerza desde que Min Yoon Gi se había manifestado en su vida. Sus padres en Busan, sobre todo su madre, siempre pensaron en la idea de que se presentaría como alfa debido a su actitud de líder y protector.

Aún cuando la presentación le trajo una sorpresa que en su fuero interno nunca aceptaría al completo, había aprendido hacerse fuerte para continuar protegiendo a los suyos. Por eso no podía dejar de mirar con ojos filosos al individuo que indudablemente encarnaba al alfa que debía haber sido ser él.

Sus pensamientos, muy similares a un tormentoso huracán, solo se golpeaban uno contra otro mientras intentaba ocultarse de su inquisidor. Los ojos de un azul grisáceo de Lucien lo atrapaban como la experta red del depredador que podía ser.

Aún en medio del caos, el alfa gamma líder de la Bratva reconocía aquella parte de sí mismo que su madre adoptiva tanto le había querido ocultar. Sin poderse contener, Lucien salvó la distancia de seguridad que representaba el escritorio para estrechar una de las manos del de cabello gris acero.

El impredecible roce obligó a Jimin a encontrarse reflejado en la mirada ajena. Esperó el rechazo de su omega o la frustración de su shifter. Esperó la repulsión por la mentira o la herida de la ignorancia pero nada de eso llegó.

En su lugar, una terrible sensación de reconocimiento y paridad comenzó a palpitar en su interior. Antes que Lucien se pronunciara en su idioma natal o siquiera antes que le confiara lo más relevante de esa noche, Jimin supo que todo iba a cambiar.

La delgada cubierta de su vida se había roto por completo y ahora, las cicatrices más viejas se mostraban sin pudor bajo la promesa de la venganza.

—Привет, брат*

 

🐾ALMA DE ALFA🐾

Notas:

*Hola, hermano (traducción del idioma ruso)

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