DUAL MOON: SONG OF REVENGE🩸 pt.1
OST: Dellusion: All by OOR
🐾ALMA DE ALFA🐾
En el reino del destino los hilos se entretejen en una madeja pocas veces comprensible. Algunos tiran hacia el extremo de la limpia claridad, otros se tensan y fortalecen bajo la protección de las sombras. Siempre cumpliendo ese precepto acabado de que no puede existir la luz sin la oscuridad, la luna sin el sol, la calma sin el desastre, la lluvia sin la tormenta...
A simple vista este dogma pudiera eclipsar cualquier plan de la lógica común, incluso para los acostumbrados a revelarse contra las fuerzas de la madre luna, queda muy poco por hacer cuando la historia parece escrita desde antes. Vivir al margen de una alucinación, esperando conjugar las piezas del puzle antes de disparar al enemigo se convierte en la única salida.
Ese sentimiento nunca ha abandonado a un cachorro de tez clara y ojos tan oscuros como la noche. Jeon Jungkook sabe que la paz está lejos cuando jamás ha podido dominar la intranquilidad que agita su espíritu.
Quizás por eso siempre estuvo a centímetros del desastre. Saboreando el peligro como la fuerza vital que impulsaba el latido de su corazón y la pulsación que brindaba aliento a sus venas.
Podría haber utilizado su habilidad para la tecnología en una búsqueda de la que se fingía en extremo aburrido. Sin embargo, las semanas al lado de Vante le habían confirmado la certeza que ese hombre sería de los que prefería enterrar sus secretos en papel y tinta.
Así que no tenía otra opción que burlar la seguridad del condominio donde actualmente se quedaban e intentar encontrar los esqueletos de su armario. Con paso decidido y levantando la capucha negra de la amplia sudadera que llevaba, la excusa de entrenar para el combate de la noche era la apuesta más segura a fin de encauzar sus pesquisas.
De esa manera, una sombra cubierta de negro se desvió del gimnasio del departamento para encontrar el pasillo principal que drenaba a una especie de semicírculo.
Genial, masculló el alfa pelinegro, seguro había un circuito completo de cámaras de seguridad que le estarían enfocando en todas direcciones. Debía esperar su oportunidad o en el mejor de los casos ausentarse del combate que se produciría en solo unas horas.
Algo que tampoco era muy factible, ya que su enemigo estaba allí. Bueno, uno de sus peores enemigos. Por mucho que tuviera que agradecerle a Vante haberlo sacado del Bloody Land y tratar sus heridas, seguía sin confiar en el pelirrojo.
También estaba el hecho de que compartía el aspecto de su antiguo mate y eso solo sellaba con sal y fuego la herida en su corazón. Jungkook no había marcado a Taehyung en espera de tener cierta estabilidad económica y formar un hogar.
Había soñado que tanto él como su omega podrían terminar la universidad y ahorrar lo suficiente para comprar una propiedad con alberca y jardín.
Una casa familiar, la casa que alguna vez tuvieron sus padres y las dificultades le arrebataron de cuajo. Jungkook se preguntaba si su progenitor habría sido notificado de su desaparición, si lo que estaba haciendo no estaba mal.
Después de todo, su padre siempre había tratado con el bajo mundo de una forma u otra. Quizás esa fuera la justificación para que su madre lo hubiera abandonado sin mirar atrás.
Aún en medio de esa telaraña de recuerdos, el rostro cálido de Taehyung regresaba para sonreírle. Esa era la mayor diferencia, lo único que le permitía seguir colgando del hilo de la cordura.
Porque cuando miraba a Vante, cuando aquellos rasgos tan familiares y a la vez tan ajenos se presentaban en las dolorosas sesiones de "terapia" a las que era expuesto, entonces podía notar que donde debería haber azul cargado de vida solo se transparentaba el verde enfermizo de la soledad y el rencor.
Vante presumía de una fuerza de hierro para ocultar la verdad. Tal como él mismo había estado enmascarando su vulnerabilidad durante gran parte de su existencia, el señor del Ángel Corrupto tenía un propósito y una fecha de caducidad.
Jungkook debía bailar con las sombras para encontrar la verdad, para entender por qué su vida se había vuelto de cabeza desde que Park Jimin llegara a ella siendo perseguido por una estela de sangre y destrucción.
Lo culparía a él de probar el veneno en sus labios, de arrancarle a su omega cuando aún no podría exhibir su marca, de arrojarle a los lobos de cuencas vacías que solían custodiar sus sueños.
Desde el Bloody Land, su propio animal no se había manifestado. Solo un débil lamento cada vez que le administraban aquella serie de inyecciones que acababan incendiando su torrente sanguíneo y obnubilando su cerebro.
Vante prometía una cura para el mal que lo aquejaba ahora. Vante hablaba de resurrección y causas justas pero Jungkook no creía en ello, se contentaba con saber la verdad y usarla a su favor. No había dejado de pensar en ello.
Si aún existía una manera de traer a Taehyung de regreso y el poder del shifter elegido era tan grande... él tomaría esa carta y la convertiría en su espada, como el paladín oscuro de una secta sin nombre.
Entre aquellos muros debía estar la respuesta pero aún no era tiempo. Primero debía estudiar la disposición de las cámaras de seguridad y encontrar su punto ciego.
Luego apropiarse de los gruesos pergaminos que solían acompañar a Vante a todas partes. Solo sus lacayos (como los llamaba Jungkook) parecían tener acceso a ellos. Allí debía estar la historia de la Hermandad y la dichosa profecía, que por lo visto lo incluía a él.
Recordaba vagamente, al principio de su cautiverio, haber escuchado la palabra "recipiente" pronunciada por otra voz que no era la de Vante. Otra voz que curiosamente podía ser casi igual a la suya en profundidad y tesitura.
Sacudió la cabeza y se encaminó a la balaustrada de cristal y acero que cerraba el circuito al final del pasillo. Un pequeño invernadero, especializado en el cultivo de rosas negras le dio la bienvenida.
Rosas negras y un ángel caído, qué cruel analogía para justificar su presencia en el nido de las sierpes. Solo esperaba soportar lo suficiente para obtener la información y hacerse con el premio que todos codiciaban en aquel momento: la sangre del omega elegido y su poder divino.
Sangre corrupta a fin de cuentas. Jungkook miró por encima de su hombro. Como si todo ese tiempo de análisis y divagación no hubiera estado en soledad, la sonrisa de Vante lo cubrió como una mortaja.
Dies Irae, la plegaria de los que pedían venganza estaba a punto de ser pronunciada. La misma que llevaba a los cautivos bajo la localización de la Hermandad del Ángel Corrupto a sacar sus propias cuentas.
Uno de ellos era un alfa de cabello color platino y ojos color ámbar. Le llamaban Jack el Oscuro por la insólita habilidad de su lobo para predecir en la extrema penumbra.
Vante sabía de ello, por eso las agrietadas extremidades de Hoseok colgaban suspendidas de cuatro grilletes sobre una pantalla donde se refleja la luz del Sol sin importar que fuera de noche.
Tres días de agonía podían contarse hasta entonces. Él no había dicho nada más allá de admitir que Lyall era su hermana de crianza o que toda la "realeza" del bajo mundo había venido desde abajo.
Hael resopló dando otra vuelta en torno al tatami del piso desde donde observaba la tortura administrada al alfa. A su espalda una mujer de aspecto nauseabundo le miraba con desprecio.
—Hasta este punto llega vuestra lealtad ¿Son capaces de morir por proteger a ese engendro del omega elegido y a su consorte?¡Son repugnantes!
Declaró golpeando con los puños la mesa donde Min Hyun también estaba sentado. Si había algo que no soportaba el pelinegro era estar en la misma habitación que Hael, pero Ren, convenientemente se había trasladado a la zona de fallas que era el Skycryper en la previa del desastre.
Así que a él solo le quedaba esperar que trajeran a Jimin y realizar la extracción. Mientras tanto debía ser testigo del tedioso interrogatorio dirigido a los que debían ser los representantes de la Quinta Virtud y al faldero de Min.
—¿No piensas decir nada? Debería dejar de tenerte misericordia... después de todo... fuiste la primera afectada por la maldición. Un alfa que marca a otro alfa... Apuesto que tu padre no te contó todo lo que podría representar eso para ti cuando no eras su destino.
Los ojos de Lyall se entrecerraron. Hael sonrió con sorna antes de acuclillarse frente a ella y comprobar la obra de su sangre sobre las venas de un condenado.
Las grotescas líneas oscuras sobre la piel cetrina de la mujer le daban el aspecto de un cadáver exánime. El cabello antiguamente moreno se había desprendido casi por completo. La vida se le escapaba desde que la unión que compartía con Yoongi había sido anulada.
Xian Hye Young tenía más razones para odiar a Jimin que para salvarlo pero sabía que una mayor cantidad de destinos pendían de ese hilo. Si ella quedaba atrás no importaba. El día que creyó morir esa fue su luz en medio de la oscuridad.
Reuniendo las pocas fuerzas que su menguada salud podía suministrar alcanzó a escupir el apuesto rostro que la observaba ensimismado. Una risa ronca, más similar a un rugido emergió de la garganta de Hael.
—Por la Diosa, claro que no podrías traicionar a tu tribu. Al menos no por segunda vez. Veamos qué pensará tu antiguo mate cuando sepa que sigues respirando... asquerosa bruja...
Espetó antes de colocar otra carga a la vía en el brazo derecho de la que alguna vez fue considerada como una de las alfas más fuertes del bajo mundo.
El dolor se apropió de las terminaciones nerviosas de la mujer como si de una ráfaga se tratara. Hael terminó de limpiarse el rostro antes de acercarse al oído de ella y murmurar con el tono aterciopelado de la muerte.
—Mi sangre te mantendrá ocupada hasta que te entreguemos a Min. Él será tu verdugo.
El grito que siguió a aquella resolución traspasó la malla insonorizada que protegía el Atrio en Yokohama. Debajo de la pantalla de sol los orbes color oro de Hoseok resplandecieron con furia.
🐾ALMA DE ALFA🐾
—Debería funcionar ¿Has notado algún cambio desde ayer?
Jimin negó mientras su mirada seguía sobre el abultado vientre de Seok Jin. El omega saldría de cuentas pronto, pero aun así, continuaba desempeñando cada una de sus responsabilidades, si es posible con más cuidado desde la llegada del de ojos verdes a la villa Min.
—Entonces lo más probable es que toda esa actividad fuera mediada por el arranque de feromonas que tuviste. No creo que haya sido tu ciclo normal.
"Arranque de feromonas" qué poética manera de llamar a la masacre que se había cargado la vida de Hikari Yamato y medio batallón de sus servidores. Con solo recordar las expresiones horrorizadas de Lalisa y Bangchan la bilis amenazaba con asfixiar al de cabellos color ceniza.
—Nunca he sido regular en cuanto a mis celos. Solo sé que tendían a empeorar cuando estaba estresado o había mayor demanda en el club en el que solía trabajar.
Argumentó Jimin bajando de la camilla donde Jin lo había estado examinando. A pesar de las probabilidades en contra, el omega menor había insistido en que le colocaran un implante.
Horas atrás había comprobado que su resistencia era muy pobre cuando se trataba de Yoongi. El pelinegro a su lado asintió antes de entregarle otra dotación de supresores e inhibidores de aroma.
—No creo que bloqueen mucho el poder de tu lobo, y ahora del shifter, pero ayudará a mantener la farsa de que eres alfa frente al resto de los jefes del bajo mundo.
Comentó Jin casi con tristeza. Jimin terminaba de subirse el pantalón y ya pasaba a otra cómoda sudadera cuando observó aquella expresión compungida en el rostro del mayor.
—Por favor, todo menos compasión. El barco donde estaba se hundía antes de esto...
Masculló apretando los dientes y Jin resopló. Los guantes azules que aún descansaban en sus manos fueron arrancados con rabia.
Aún cuando él también dependiera del éxito del plan de Yoongi se sentía demasiado asqueado. Usar a Jimin como solución de todos sus males era demasiado egoísta.
—Nadie, escúchame bien, nadie merece ser utilizado como una arma. Por muy altruista que sea la causa, tengo la impresión de que siempre has vivido para los demás...
—Seok Jin...
—¡No! Ya es hora que abras los ojos y pienses en ti. Una vez que se te acaben los objetivos quedarás a la deriva... puedo ver tu soledad, Jimin. Desde que pusiste los pies en nuestra casa pude notar que serías un problema ambulante. No suelo equivocarme en los pronósticos y tú has superado los míos con creces. A partir de ahora haz todo lo que puedas por salvarte antes... Salva tu alma de la mancha de la corrupción...
Lágrimas pesadas escurrían por la mejillas de Seok Jin aún cuando él no parecía advertirlo. Lágrimas de impotencia y culpabilidad al cargar los hombros ajenos con la podredumbre de los que persiguen el poder.
Una insólita calidez llenó al de ojos verdes antes de estrechar entre sus brazos al mayor. El aroma a frutas maduras y café recién hecho que identificaba al omega pelinegro se impregnó en toda la estancia. Jimin sonrió.
—Unas semanas atrás te hubiera escuchado sin pensarlo dos veces... hoy... hoy no podría traicionar a los que me han apoyado a pesar de todo. Tienes que estar bien Seok Jin, yo tengo que ver a ese cachorro tuyo y patearle el trasero al resto de los del Anexo...
El moreno negó y estaba seguro que le echaría alguna reprimenda cariñosa cuando una melena color rosa se dejó ver a través del umbral.
—¿Se puede saber a quién le patearás el trasero realmente?
Choi Yeon Jun estaba allí, con los brazos en jarras y una expresión de falsa modestia mientras escaneaba la estancia con sus ojos color amatista.
Los omegas mayores casi alcanzan a replicar antes que tres atolondrados muchachos irrumpieran entre risas y codazos. El color de cabello variaba desde la plata en Soobin, el rojo cardenal en Taehyun y el azul eléctrico en Huening Kai.
—Por la Diosa ¿No se habrán dejado sin seguridad la Villa, verdad?
Apuntó Jimin cuando el momento emocional compartido solo segundos atrás aún le cosquilleaba en el pecho. Taehyun respondió por los tres.
—Por poco vienen los más chicos. El equipo de Ming Hao y Woozi está con el jefe. Habrá una reunión importante mientras se desarrollan las peleas.
Sin dudas sería un buen sucesor para Yoongi si las cosas se llegaban a complicar, pensó Jimin y no pudo evitar que su mirada regresara sobre el vientre de Jin.
Tal como las monarquías, las responsabilidades en un clan llegaban desde y para honrar los lazos de sangre... la imagen de un pequeño bebé de cabellos azabache y ojos azules sobre el regazo de Yoongi fue como recibir una patada sobre el estómago.
Por mucho que deseó disimular su crispación, Yeonjun no perdió tiempo para mofarse de su expresión perdida, la que decidió achacar a los nervios por la noche que se les avecinaba.
Un poco más distante, pero bajo el mismo umbral, cierto alfa de esencia similar a un bosque en calma observaba a su omega con la misma sombra en el corazón. De todos los pactos posibles, por primera vez dudaba en firmar con su nombre.
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