Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

D-30

"Las cicatrices del pasado toman el color carmesí de la revancha. Solo el fuego puede hacer daño al fuego… Entonces por qué me he quedado sin fuerzas para seguir adelante. Tú solías ser mi norte… no me abandones cuando todo parezca ir en mi contra."

🐾ALMA DE ALFA 🐾

Las últimas luces del atardecer marcaban patrones iridiscentes sobre el agua de una solitaria alberca. Jeon Jungkook observaba la oscilación de las ondas grisáceas a fin de calmar su corazón.

La noche que cambió su vida parecía más lejana de seis meses. En ese entonces era una víctima de la manipulación y sus ojos estaban totalmente vendados.

"No debiste escoger al mejor amigo. Fallaste el día en que te enamoraste de un desigual."

Jeon Jun Hwa, su ahora difunto padre, le había escupido esas palabras antes de confundirse en un charco de sangre bajo sus botas. 

"No me equivoqué el día que mi mundo colisionó con el de Kim Taehyung. A partir de entonces, los hilos que me ataban a la oscuridad comenzaron a desprenderse uno a uno. Alma Havintis, pather."

Las llamas del averno se llevaron aquel recuerdo de una infancia confinada entre la jaula de las apariencias. Bajo el gimnasio del padre de Jungkook se escondían los esqueletos de la realidad.

Desde el origen de los clanes en Seúl, la podredumbre disfrazada de lujos de la Liga del Dragón dorado o el hecho de que sus raíces se confundieran con el siniestro donde murieron la hermana y la madre de Yoongi.

Cada pieza encajaba perfectamente y cuando su padre le dijo que no le quitara los ojos de encima a Park Jimin no pudo sentirse más sucio.

Llevarlo a los clubes, enseñarle a Lee Taemin el perfecto personaje que podía ser. Espolear su sed de sangre y destrucción mientras se afilaba los dientes podía haber sido la diferencia entre el antes y el ahora.

La única ecuación sin respuesta había sido aquel pequeño omega de ojos turquesa y corazón enorme. 

Muy pocos recuerdos quedaban a salvo de la vorágine de la destrucción. Sin embargo, la imagen de aquel chico de sonrisa cuadrada y ataques de drama con chocolate se había mantenido firme, como la última tabla a la que asirse en medio de la tormenta.

Esa misma figura que a veces se le aparecía en sueños encontró la salida a la terraza del penthouse. Aún llevaba la ropa de montar, a pesar que el atuendo de pre- papá destacara la redondez de su vientre, los rizos rubios describían un halo sobre la cabeza de la criatura más bella que había conocido. 

Taehyung decidió avanzar primero, sus ojos recorrieron la esbelta figura enfundada en cuero y gabán. Desde las pesadas botas de motero hasta el medallón de un cuervo devorando al Uróboros.

Aquel extraño con el cabello azabache hasta la altura de los hombros y los ojos color noche se parecía mucho a su alfa, aunque ya no lo era. 

—Ha… ha pasado tiempo. Solía echarte de menos…

La voz serena del omega traspasó la delgada capa de soledad que invadía el ambiente. Una atmósfera completa para arropar el planeta de los incomprendidos. Jungkook tragó duro.

—Estás casi a término… ese… ese será mi heredero…

Taehyung avanzó a pesar del temblor que invadía su cuerpo. Su mano impactó la mejilla izquierda del alfa con un golpe seco. Luego la derecha y una vez más la izquierda hasta que la sangre decoró el labio inferior de aquel ser oscuro.

Jungkook le atrapó la muñeca cuando comprendió que seguiría abofeteándolo en busca de no sé qué reacción.

—¡Te amaba, maldita sea! ¡Te amé a pesar de que sabía que no era mi destino!

—Tae cariño… déjame…

—¡No! ¡No trates de solucionarlo con palabras! Puedo oler la sangre en tus manos más que cuando te curaba las heridas después de una noche en The Rogue. El rompecabezas se ha develado por completo. El hecho de que no haya querido ver no resta que no lo sepa ahora ¿Cuánto más lejos vas a ir?¿Cuánta oscuridad queda por engullir los restos de tu alma?

Jungkook cerró los ojos mientras se maldecía por dentro.

"Ya no queda nada que puedas salvar. No puedo perdonarme a mí mismo, cómo podría tener el egoísmo de pedir que te sacrificaras por mí."

—Vamos adentro. Tenemos que asistir a una cena importante. Min ha pedido una tregua.

—¿Yoongi? Espera un minuto… ¿Te vas a aliar con el Rey del Bajo Mundo Asiático?

—Taehyung…

—¡Maldita sea! ¡Deja de tratarme como a un niño torpe! No tengo tu marca pero llevo a tu hijo en el vientre. Dime qué demonios está pasando para que aparezcas convertido en una especie de ídolo  y ahora vayas a entrevistarte con Min.

—Después, cariño. Ahora sé tan amable de llevar tu bello culo de embarazado a la habitación y dejar que Misha te prepare para la cena.

—No iré a ninguna maldita cena hasta que no me digas la verdad ¿Quién eres realmente Jeon Jungkook? ¿Cuál es la identidad del hombre del que…?

Unos labios crueles interrumpieron el ataque de Taehyung. Un torbellino de imágenes llegaron para enmarañar su mente. Aquella tarde de otoño en la que derramó su café sobre la playera del alfa.

Solo recordaba su olor y la forma en que sus ojos de bambi se ampliaron para descubrirlo. Las veces que quedaron en la biblioteca a pesar de no coincidir sus perfiles académicos.

Los sueños que dibujaron sobre un tablón descolorido o la cantidad de veces que se durmió sobre su pecho sudoroso después de sacarlo a rastras del gimnasio de su padre.

Taehyung intentaba empujar todo aquello pero su cuerpo se oponía. El reconocimiento al lugar entre los brazos ajenos o el aroma picante a cuero y tormenta lo obligaron a reaccionar.

Sus uñas se clavaron en la nuca del alfa mientras su lengua correspondía a la avidez del pelinegro. No supo cómo ni cuándo, pero ya era tarde dentro de una habitación desconocida mientras las ropas abandonaban ambos cuerpos. 

—He… he cambiado desde…

—Shhh.. estás precioso, siempre has sido hermoso, bebé.

Taehyung quiso creerle en el instante en que sus labios se volvieron a conectar. Necesitaba tiempo para aclarar demasiados espacios en blanco, pero de momento, prefirió arder en el fuego de la necesidad.

Yoongi se traía algo entre manos. Jimin lo suponía incluso antes que le sobornara con la tarjeta de su suite presidencial con vistas al río Volga.

—Sarátov es hermoso de noche. Nuestro compromiso es a las nueve y aún no te has cambiado. Jim… dijiste que ibas a colaborar.

El viaje en coche se había dilatado cuatro horas. Cuatro horas en las que Jimin rumió su furia contra los Mijailov y deseos de venganza sangrienta sobre el regazo del más pálido.

Luego, las primeras casas de una pintoresca ciudad se dejaron ver sobre la línea del horizonte y Hoseok anunció que los dejaba para acudir a una reunión de negocios en los muelles de aquel lugar.

Jimin entrecerró los ojos, porque evidentemente su idea de echar rodilla en tierra por dar con el paradero de su mejor amigo comenzaba a sonarle demasiado conveniente para la calma que exhibía su alfa.

—Mi colaboración necesita incentivos. 

—¿Ahora a qué juegas? 

Cuestionó Min apropiándose de otra Glock para hacerla desaparecer en la pistolera de su pantalón.

—Justamente esto— se acercó para tocar el acero cubierto por el cuero. Yoongi esbozó una sonrisa socarrona—Me estás mintiendo descaradamente, maldito cabrón.

—El cabrón que te ama más que a sí mismo. No te olvides de eso.

—Idiota…

Jimin lo empujó antes de regresar al vestidor. Yoongi ocupó el umbral para observar en primera fila cómo su omega se cambiaba.

Sabía que iba a explotar si le contaba que Jeon Jungkook había contactado con ellos minutos después de haber secuestrado a Taehyung, por eso era tan importante que llegara ignorante a la cena.

Aún cuando estuviera desarraigado por completo, su chico pertenecía a una casta tan antigua como el tiempo.

—Tenemos un asunto importante esta noche. Quiero que juguemos del mismo lado, precioso.

Murmuró el alfa mientras se acercaba para cerrar el cierre de la camisa de Jimin. Algunos mechones plateados quedaron entre sus dedos. El omega suspiró antes de envolver sus brazos en torno a la cintura de Min.

—¿No existe la remota posibilidad de que nos fuguemos de toda esta calamidad? Ya he sufrido demasiado como para volver a empezar. Te entregué el shifter por eso. Yo no quiero dirigir el mundo, solo caminar a tu lado. Aún no lo he dicho pero yo…

—Lo sé—le interrumpió Yoongi con un beso en la frente—Por eso es tan vital asistir a esa cena. Para empezar a construir el futuro debemos estar en paz con el pasado.

Jimin tragó duro, la resolución que encontró en la mirada de su alfa no parecía dar espacio a dudar. Solo pedía que su instinto le guiara hacia la mejor solución.

Una que en esos instantes descansaba sobre los hombros de cierto alfa pelinegro, dispuesto ajustar cuentas con su propia identidad si eso le aseguraba la paz a sus descendientes.

—¿Estás seguro que esto es lo que quieres? Siento que te acabas de precipitar al poner una marca sobre mí y nuestro hijo ¿Qué juego de poder vale tanta sangre y destrucción para siquiera intentarlo?

Una ceja dorada se enarcó en el rostro de Taehyung. El lazo que se acababa de consolidar en su cuello aún palpitaba con vida propia. No iba a negar que una gran parte de su ser se había resistido aceptar la señal que lo mataría en caso de perecer su otra mitad.

Sin embargo, no pudo rehusarse al influjo de su lobo, y su grácil cuello ahora exhibía el arco de la mordida de Jungkook entre aros que iban del violeta al rojo intenso.

Taehyung podía incluso entrar en la mente de aquel chico que conocía a medias. Un estremecimiento lo recorrió de arriba abajo mientras Jungkook le ofrecía la mano para que abandonara el asiento del pasajero del lujoso coche en que circulaban por las calles nevadas de Sarátov.

—Máster, el señor Min y su omega le esperan. Han venido solos, y las armas han sido confiscadas tal como se acordó con una de las manos del Dragón Dorado. 

Woosung se acercó portando un abrigo grueso que ocultaba la especie de uniforme que ahora Taehyung sabía pertenecía a la verdadera representación de la Hermandad de los Cazadores Lunares y al lado del Cónclave que Jungkook representaba.

Como heredero del poder del chamán, el escudo del Cuervo devorando a la serpiente estaba destinado a fundirse con el del sol fragmentado rodeado por un dragón.

La verdadera interpretación de todas las creencias de la raza, no tenía nada que ver con el poder. Cuando se hablaba de los elegidos se refería al nacimiento del último sacerdote capaz de hacerse cargo de la curación y el transporte de las almas de un lado a otro.

Uno cuya compasión y lealtad al templo fuera genuina. Aquel cuyas manos jamás se mancharían de sangre mientras su alfa pudiera librar esas batallas.

Jimin había renunciado al shifter por amor. Taehyung no había permitido que le arrancaran a su hijo por el mismo motivo. Jungkook había tenido muy poco tiempo para hacerle notar que debían unirse al Dragón Dorado para eliminar la Hermandad de los Cazadores Lunares y restaurar el equilibrio entre los adoradores de la Diosa.

Su contacto con Lyall y Hoseok en los últimos meses había sido otro punto a señalar. El día que Ren y Min Hyun irrumpieron en el tugurio donde se había recluido después de ajustar cuentas con su padre hasta convertirse en el blanco de los grupos de Busan, comprendió que no podía continuar huyendo de su destino.

Por muy repulsivos que le sonaran los lazos que lo ataban a la historia de la criminalidad y el lado oscuro de la Hermandad, Jungkook era el hijo de sus progenitores y estaba destinado a reclamar su lugar como parte de aquel complejo engranaje de mentiras.

—Gracias Mayor, mientras conversamos con los Min quiero que estés pendiente de la familia Mijailov. Los regalos que les he ido dejando en estas semanas han terminado. No me sorprendería que en este preciso instante Katia y la cobra de su marido estén tras nuestra pista.

Una sonrisa socarrona iluminó las facciones de Woosung. Su decisión de separarse de Uriah y Kai diez años atrás para servir al templo de la Quinta Virtud en Busan aún le estaría quemando en la piel a sus hermanos. Uriah el mayor, Kai el menor y él en el centro.

Escoger la lealtad por encima de los lazos de sangre no es opción cuando sueles ver más allá de ti mismo. La cicatriz de tres lunas en su mejilla derecha centelleó bajo una silenciosa aurora boreal en febrero.

Jungkook le dedicó un apretón en el hombro donde ahora llevaba el pesado emblema que colgaba de su cuello.

—Esta noche, si la Diosa lo permite, el Cuervo de Fuego será presentado al Dragón. Alma Havintis ¡Alma de Alfa!

Woosung correspondió aquella resolución arrodillándose ante su Señor. Taehyung por su parte, le pidió a la Diosa que los mismos intereses altruistas que movían la marea de ajustes protagonizada por su alfa fueran los de las personas que les esperaban dentro de aquel restaurante a la orilla del río Volga.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro