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D-20

OST: King and Ashley by MFS

🐾ALMA DE ALFA🐾

El ruido del helicóptero apodado como Black Bird aturdía a Seok Jin. La idea de viajar de manera improvisada no traía noticias muy buenas que digamos. Tampoco el hecho de que los cachorros fueran convocados a última hora.

—Seokjinnie hyung, deja de preocuparte. Lastimarás al pequeño Yu.

Yeonjun no iba de bromas, aún cuando su corazón de omega dominante se saltara sus compases habituales por otra razón, su preocupación por el mayor era genuina.

—No me pidas un imposible. Desde que Jimin me llamó el nudo en mi garganta no ha hecho más que crecer. Yoongi cometió un error irreparable el día que decidió traer a ese chico a nuestra vida.

El de cabellos color rosa no se atrevió a replicar. Uno de los que se habían opuesto a la incorporación de Jimin a las filas de los habitantes de la Villa Min, sin dudas era él. Sin embargo, tampoco podía negar que la presencia del que todos creían un alfa en aquellos dominios era un hecho.

—Pronto llegaremos...

Fue lo único que se atrevió a replicar mientras Jin asentía distraídamente. Las primeras luces del atardecer dibujaban sombras acanaladas sobre los edificios del circuito de Shibuya, allí donde se reproducía una tira de comerciales con el fin de suavizar el verdadero propósito de las acciones que se llevaban entre las sombras.

Para la posteridad se trataba de un loable evento donde se haría culto al deporte de los puños y el cuadrilátero. Para los hombres más curtidos en el ramo, la afluencia de coches al parqueo del Skycryper hablaba más de la reunión que se produciría a puertas cerradas mientras las apuestas bajaban la tensión.

El tablero estaba en Asia. Europa y el resto de las mafias llegaban en calidad de invitados y observadores. Min Yoon Gi no solo estaba a punto de purgar a su competencia sino de explicar las razones para reemplazar a Song en Italia y recientemente a los Yamato en su propia base.

El trono desnudo sobre el cual se sentaba para admirar el derroche de su omega contra los costales del gimnasio privado en la última planta del Uróboros solo era otra distracción.

—Cuida tu flanco derecho, acostumbras a desequilibrarte más por ahí.

Pronunció el alfa de orbes color púrpura casi con aburrimiento. Únicamente para incordiar, Jimin siguió cometiendo el supuesto "error."

—¿Desde cuándo eres un experto?

Masculló cambiando el peso de su cuerpo de un pie a otro. Un patada hizo tambalear el segundo costal en medio del cuadrilátero. La tiza y el sudor decoraban la sudadera sin mangas que exhibía el omega. Yoongi resopló antes de tomar las cuerdas del cuadrilátero para abrirse paso hasta su impertinente mate.

Jimin sonrió antes de darle otra patada al costal. Provocar a Min Yoon Gi rápidamente podía convertirse en su deporte favorito.

—¿Te crees mucho porque puedes patearle el culo a todos tus oponentes?

Jimin casi construyó una sonora carcajada. De pronto su esfuerzo sobre el costal fue inyectado por una nueva emoción. La sensación de la caza. El reto en la mirada de Min, quizás sus propias ambiciones y las de su lobo, para arremolinarse en el complejo cuadrilátero de su corazón.

Su oponente se quitó el saco del elegante traje de negocios que solía identificarlo. La fachada del magnate especializado en el comercio y la exportación, la máscara a fin de cuentas antes de remangarse la impoluta camisa y con un gesto de la mano hacer oficial el reto.

—Yo no heredé nada de lo que ves ahora. Vine de abajo, del lugar más oscuro que te puedas imaginar.

Murmuró Min cuando intentó acestar el primer golpe a la cabeza de Jimin. El más joven lo esquivó con habilidad.

—Nunca podría asociarte con los que tienen todo en bandeja de plata. Tu complejo de ombligo del mundo te obliga hacerlo todo por ti mismo. No confías en nadie.

Ahora fue su turno y la especie de danza sobre el ring colocó a Yoongi detrás de los costales. Jimin presionó con un patada que fue intersectada a tiempo.

—Mi complejo y mi desconfianza, como tú dices, casi siempre es la diferencia entre seguir respirando o convertirme en alimento para los buitres.

Jimin cabeceó hacia adelante, Yoongi aprovechó para tirar de la larga trenza de su mate. Parecían más una pareja en un salón de baile que entrenador y pupilo.

—Suéltame...

Masculló el más joven sosteniéndole la mirada. El alfa negó apretando más su agarre sobre las hebras color ceniza entre sus dedos.

—No hasta que me digas exactamente qué había en tu visión. He ordenado a reforzar la seguridad pero tengo la sensación de que algo falla. Tú sabes algo, el momento de decirlo es ahora. Estamos del mismo lado.

Aquello último tocó el sensible nervio del que pendía el control del omega. Sin compasión utilizó la rodilla para impactar el cuerpo del alfa contra el extremo de las cuerdas de ese sector. La masa de músculos del abdomen de Yoongi apenas sufrió. Aún así no pudo escapar de la mirada incendiaria de Jimin.

—Por tu culpa perdí a Taehyung y a Jungkook. Ni siquiera me reconozco desde entonces. Los Song, los Yamato, son sólo recuerdos de lo cruel que puedo ser bajo tu mando. Así que no estamos del mismo lado, solo nos utilizamos convenientemente.

Siseó Jimin antes de soltarlo. La risa ronca del más pálido fue el preludio antes que el de cabellos ceniza percibiera el choque de aquel pecho contra su espalda. Sin poder reaccionar antes del desastre, Jimin fue inmovilizado contra el suelo lleno de tiza del cuadrilátero. El aliento y el peso de Yoongi sobre su cuerpo solo conseguía que le hirvieran las venas.

Dónde demonios estaban su lobo y su shifter cuando los necesitaba. Por qué además de desprecio sentía la pulsación del deseo creciendo entre ellos de manera avasalladora. Maldito fuera.

—Cuando te rescatamos del Bloody Land ya se los habían llevado. Hoseok estaba investigando a los Yamato. Para ellos era vital obtener respuestas antes que nadie. Nunca pude pensar que Vante los tomaría como premio.

—¿No pensaste o no quisiste hacerlo? Recuerdo perfectamente cuál es tu método favorito. Lo has empleado dos veces conmigo—el omega giró la cabeza sobre su hombro para encontrar aquella mirada en tonos de gélido púrpura—Me amenazaste con las deudas de mis padres para que fuera tu guardia personal, luego me manipulaste para que siguiera a tu servicio. Nunca me has dicho la verdad, no la que realmente merezco.

Esas últimas palabras hicieron a Yoongi aflojar su agarre, Jimin aprovechó para colocarse encima, en una posición comprometedora para el que observara desde fuera, pero igual de desafiante.

El odio corría líquido por sus venas, trayendo una oleada de malestar que agarrotaba sus músculos y pensamientos. Jimin respiró como solía hacerlo cuando el temor intentaba nublar su realidad.

—Sin embargo, yo nunca seré la marioneta de nadie. Vante tiene la cara de Taehyung. Esta noche, no sé cómo, habrá un incendio y mucha sangre. Quiere tu cabeza en bandeja de plata, incluso más que yo. Eso fue lo que vi en mis sueños, si es que le puedo nombrar de esa manera. Eso y la marca de la luna empañada por el sol.

—El eclipse... pero aún faltan cinco semanas para...

—Para que se complete el rito que nos hizo memorizar Jaehyung—persistió Jimin antes de separarse del alfa—Yo que tú revisaba otra vez... no siempre los que nos endulzan el oído quieren nuestro bien. Iré a ver a Seok Jin.

Yoongi quiso preguntar cómo Jimin sabía que el omega de Namjoon estaba en camino a Uróboros o por qué su última conclusión había movido una especie de hilo invisible en su mente.

No tuvo que preocuparse por lo primero cuando su nueva condición, compartida con Jimin, le permitía examinar las feromonas perceptibles en un radio de quinientos metros. Eso y el sonido del helicóptero sobre la base del edificio confirmaron la marcha del menor.

—Namjoon—pronunció el alfa al tiempo que la línea se estabilizaba en su móvil—Revisa las cámaras de seguridad de Uróboros, eso y el sistema de alarmas contra incendios. Nos hemos perdido algo, algo importante.

Del otro lado escuchó el tono grave de su mano derecha y uno de los pocos en que podía depositar cierta responsabilidad. Yoongi cortó después. No tenía tiempo que perder para jugar una carta de la que contra todo pronóstico tendría que alardear.

Se arriesgaría a complicar aún más su situación con Jimin, pero no a perderlo. Eso estaba descartado. No sólo por ser su As ganador o su mate. El rey del bajo mundo lo sabía desde la primera vez que le puso un rostro a ese nombre... él era su verdadero destino.

🐾ALMA DE ALFA🐾

A solo unos bloques de distancia del Skycryper, la suite presidencial del hotel Royal Ambassador albergaba la intranquilidad de cierto alfa pelinegro. Jeon Jungkook no podía sentirse más irritado mientras la pasividad del rostro a su derecha casi le provocaba un absceso de ira.

—No entiendo por qué debo esperar hasta la noche. Ese bastardo liquidó a mi mate. Merezco cobrar venganza por mis propias manos.

El rostro de Vante no sufrió ningún cambio perceptible. Al menos no uno que el menor pudiera identificar. Rectificando se postura en el mullido butacón en el que se hallaba sentado, el cabecilla de la Hermandad del Ángel Corrupto, decidió dedicarle una lánguida mirada aquel cachorro.

Los rasgos de Jungkook podían confundirse plenamente con los de Hael, dando la impresión de estar en presencia de un espejo si los dos llegaran a compartir un espacio, un hecho del que se había ocupado con especial cuidado, mientras sus planes se deslizaban entre la maraña del destino y las sombras.

La paciencia debía cultivarse con constancia. Aún no tenían suficiente. Aún no tenían a Jimin y saber de la inminente reunión de los clanes de la mafia que regían el bajo mundo tampoco lo facilitaba. Vante reparó otra vez en el ceño fruncido de Jungkook.

—Comprende que es arriesgado querer ajustar cuentas ahora. Créeme, tengo más razones que tú para desear arrancarle cada miembro al heredero de Asura.

—¿Asura? ¿Otra vez con esa historia sin pies ni cabezas? Pensé que te moverías después de lo de Yokohama. En mi opinión tener a tres inútiles de rehenes no te ayudará a cambiar la balanza en contra del alfa al que se ha aliado Jimin.

—¿Y qué sugieres entonces?¿ Otro baño de sangre como el de los Yamato?

Jungkook enarcó una ceja como cada vez que indicaba que iba a replicar. Vante sonrió sin humor alguno.

—Si fuera una parte de lo impulsivo que te muestras ya estuviéramos cubiertos de plomo. Min es un matón de alcantarilla pero la Madre Luna lo ha elegido para completar el octágono. Desgraciadamente debe ser así, los condenados y los que se dejan corromper. Los maestros y los pupilos, es necesario mantener todas las partes del rito en su lugar antes de la próxima luna llena.

—¿Y la de hoy? ¿La fase de penumbra total de la luna de hoy no significará nada...? No me he leído todos esos libros horribles por matar el tiempo. Sé que me ocultas algo.

Quizás su apreciación de Jungkook seguía siendo superficial y sí podía ver detrás de una de sus máscaras. Hael hubiera ironizado antes de exponerle sin pelos en la lengua todo su plan. Una verdad a medias para convencer. El joven cachorro no estaba tan lejos de la realidad. No era necesario que la luna estuviera en su acmé para lograr una extracción completa.

Drenar la energía de Taehyung para mantener a Hael ya no era efectivo. Vante se marchitaba como prueba de su maldición. Esa que perseguía a los incompatibles y descolocaba la jerarquía en el mundo de las sombras.

Esa noche era prioritario llegar a Jimin, tenerlo en su poder lo suficiente para que Min Hyun extrajera la sangre que le mantendría a flote hasta el eclipse. Mientras se completaban las piezas del rompecabezas astral que los atrapaba desde siglos.

Vante se preguntaba si alguna vez pudo haber dado marcha atrás. Cuando era un cachorro ingenuo y al igual que Jungkook, caminaba bajo la égida de la justicia.

Cuántas veces a lo largo de los siglos había intentando arrepentirse por tomar a Hael cuando su condición no se lo permitía. Un elegido y un incompleto. Una blasfemia para su antiguo linaje que sobrevino en maldición.

Destrucción y sangre siempre en su camino, oscuridad y locura que solo Hael podía apaciguar. El momento había llegado finalmente.

Después de casi cuatrocientos años el omega más esperado había anidado en el cuerpo de Jimin, aquel con las características de un alfa gamma impregnadas en su lobo y su shifter, aquel con el don de curar hasta la muerte y ser venerado como un rey.

Qué ilusos si creían que él no se iba arriesgar por solo una probada de la divinidad que debió pertenecerle a su unión. Debía haber sido su final feliz y no el de Yume y Karatsuyu.

Nunca comprendió por qué el ciclo siempre se fragmentaba. Por qué los elegidos debían estar incompletos en un mundo cuyas reglas deberían responder solo a él.

No, Jungkook ni siquiera dilusidaba una partícula del tamaño de su odio. Nadie podría nunca conocer la verdadera naturaleza de su dolor cuando solo le quedaba esperar y confiar en una promesa que tal como el humo se escapaba de entre sus dedos.

—El día que la luna engulla al sol será el inicio de mi reinado. Hasta entonces toda acción que nos lleve a ese destino será meditada y sometida a decisión mía. Espero que te quede claro, Jungkook.

Fueron las palabras del pelirrojo antes de abandonar la habitación. El joven alfa pelinegro esperó a estar en soledad para organizar sus pensamientos.

"Será tu reino pero no es mi destino."

Pensó mientras una sombra con el nombre de la resolución agitaba sus vetustas pupilas. No le importaban las advertencias o las insulsas profecías, él mismo se encargaría de descubrir la verdad.

A solo unas horas de aquel sitio, otro hombre se preocupaba por el flujo de la vida en formas que serían incomprensibles para los profanos. Nunca había dejado su rostro bajo la luz de luna que agrupaba a los de su clase, nunca hasta ahora cuando la sospecha se convertía en realización.

Lucien Mijailov reparaba otra vez en la imagen gemela de aquel que compartía su sangre y a quien sin dudas tendría que acompañar al círculo de acontecimientos desafortunados que acampaba sobre la Hermandad de los Cazadores Lunares.

"La luz y la oscuridad siempre han compartido la misma moneda."

🐾ALMA DE ALFA 🐾

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