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D-19

OST: Game of Survival by Ruelle

Jimin despertó en la soledad de una habitación donde las feromonas se mezclaban en el ambiente. La mitad de sus recuerdos estaban sumidos en el caos total, la otra parte se esforzaba por no prestarle atención a la vocecita testaruda que le obligaba admitir el hecho de que independientemente de su condición tuvo una inolvidable primera vez.

Aún con el ligero temblor que recorre sus extremidades el de cabello gris ceniza reconoce que está limpio allí donde la esencia más primitiva puede ser reconocible.

Jimin chasquea la lengua y sus manos construyen puños con la delgada sábana antes de reparar en la bandeja a su derecha. Allí donde lo que parece su desayuno, una nota y una opulenta rosa negra se inclina delicadamente para hacer que su omega levante las orejas y juegue a su alrededor como un cachorro travieso.

Aún cuando el joven de hermosas facciones y ojos verdes intenta no estar conmovido, sus labios se curvan y tiemblan en el inicio de una sonrisa.

"Nos vemos en los vestidores antes de la competencia. He cambiando de opinión, buena suerte hoy en el cuadrilátero, precioso."

MYG

Precioso... Jimin se queda suspendido en el nuevo apodo que Yoongi le ha dedicado desde la noche anterior. Sabe que corre peligro fuera de las fronteras de su acuerdo y que quizás ahora mismo pueda quedar encinta después de los excesos de la noche.

No, tampoco puede tener tan mala suerte. Está allí para desmantelar una organización más peligrosa que el hombre que prácticamente lo ha secuestrado. El hombre que no tiene piedad la mayoría de las veces y cuya fortuna está cubierta de sangre.

En un instinto de autoprotección  se abraza a sí mismo y no puede evitar reparar en el ardor de la marca en su cuello. Por la diosa, eso era para siempre. Se había dejado marcar y había hecho lo mismo con el alfa en cuestión cuando a los omegas no les correspondía tal derecho.

A menos que se tratara de parejas destinadas y profundamente enamoradas marcarse los dos significaba doble lazo. No, no podía ser tan estúpido.

"La rosa negra significa pérdida y luto. Pero muy pocas personas conocen su otro lado. Está destinada al amor complicado y tenaz, aquellos que se prometerán la eternidad sin importar las consecuencias."

Una voz vagamente familiar hace eco en su razonamiento. Cabellos castaños con reflejos dorados, ojos azul turquesa, aroma a fresas y girasoles. Un omega se cruza en el vórtice de su recuerdo y de repente las náuseas doblan por la mitad el cuerpo aún desnudo de Park Jimin.

Su imaginación se esfuerza por hacerle frente a lo implacable de su memoria. Su percepción de la misericordia quiere justificar a Yoongi producto de los últimos acontecimientos, sin embargo, la ira que se cuece en su interior no está en la misma disposición.

Por un instante la habitación se sume en el asfixiante silencio de verlo todo en rojo. Ver el mundo a su alrededor caer como la torre de Babel, la construcción abierta a la mitad como el cascarón vacío que solía darle forma a una alma. Los gritos sin nombres de los que intentan salir adelante en medio de la explosión.

El reflejo de sí mismo caminando dentro del caos. Con el regusto de la sangre en su boca y manchando su pálida piel. El escozor de las marcas de ascensión en su espalda y el palpitar desenfrenado de su corazón mientras sujeta a un hombre entre sus brazos. Un hombre de cabellos negros rematados en púrpura con la marca del dragón en el pecho.

La percepción de que su bestia ha matado le quema el cuello, donde una marca muy semejante a la que pudiera exhibir una fruta podrida deja de latir a la espera de su propio destino.

"Somos dos que se unieron cuando todo parecía improbable. No importa en qué vida nos alcancemos, cada ciclo girará inexorable hasta la añorada última vez."

Jimin alza la cabeza antes de caer de rodillas. Su vientre punza y observa la sangre manar hasta teñir el suelo lleno de escombros y resquicios de cenizas. El olor a muerte acompaña la llegada del omega que ha susurrado en su conciencia.

Solo que el dorado de sus cabellos ha sido sustituido por una cabellera rojiza hasta la cintura y una capa de piel de armiño para enmascarar su inexistente aroma.

Una mano de ágiles dedos se ofrece y el fuego de la ira vuelve a prender. Vante, el rey de los demonios de la Hermandad contraria está aquí para sellar la brecha con su pasado.

Antes que las luces de la destrucción puedan echarlo fuera del círculo de la cordura y el agrio sabor de la desdicha se desborde por su garganta, Jimin grita un nombre que no había pronunciado jamás para sí mismo.

Los espasmos que cubren su cuerpo cuando la habitación de la suite en el Skycryper vuelve a tomar forma decoran con sudor sus sienes. Aún con su lobo y su shifter en equilibrio, soportar una visión de ese tamaño es doloroso.

Los sonidos de la desesperación continúan taladrando su cabeza, pero aún así termina tomando la rosa y la nota de Yoongi hasta apretarla contra su pecho. Sin importar cómo las espinas dejan pequeños trazos rojizos allí, el omega que todos codician se alza sobre sus piernas.

El temblor va desapareciendo mientras la idea de una vía de escape en el desastroso juego de supervivencia al que debe enfrentarse comienza a forjarse en su cabeza.

Mentirle a Yoongi no será tarea de principiante. No cuando su rut los ha conectado demasiado, al punto de percibir al alfa a través del vínculo al regresar del trance.  El omega masajea la marca en su cuello.

Es obvio que me has mentido en cuanto a Taehyung y Jungkook, pero no puedo permitir que te maten cuando estamos unidos. Eres un cabrón manipulador, pero eres mío a fin de cuentas.

Concluye para sí mismo y decide pasar del desayuno cuando las puertas dobles que trazan el límite hacia el cuarto de baño se hacen presentes. Le espera un día que no está dispuesto a ceder a nadie más.

Aún cuando estaban en extremos opuestos de la misma edificación el escalofrío que recorre el cuerpo firme de Min Yoongi le obliga a pensar en todo lo que ha acontecido en las últimas horas.

Aún espera el informe de vigilancia de Kim Namjoon cuando la imagen de cierta cabellera platinada y ojos de un verde primaveral le persigue en su subconsciente.

—No traigo buenas noticias... Los bastardos de Vante se llevaron a...

—¿El cachorro?—Min enarcó una ceja antes de inclinar con elegancia la taza de expreso hacia sus labios. Namjoon le enfrenta con una mirada en tonos grises—Honestamente, me preguntaba cuándo vendrían. Por lo visto el plan va viento en popa.

—Yoongi...

El aludido negó. La idea de implantarle un rastreador al chico había nacido de la planeación de Hoseok. Tal como los registros del laboratorio de los hermanos Yamato que involucraban las muestras de sangre y ADN de Jimin. Namjoon resopló.

—Estás demasiado confiado en tu previsión de la situación y medio servicio ya sabe cómo Jimin exterminó a los cabeza de clan. Eso y de su condición de omega especial. El teatrito no te ayudará mucho si el resto de las mafias deciden intervenir. Unirte a un asesino nato solo lo empeorará.

La taza de café en las masculinas manos de Min crujió hasta formar afilados fragmentos. Aún así, el alfa de cabello albino y ojos grises le devolvió la mirada. El pesado aroma de Yoongi enviaba un mensaje claro.

Namjoon sabía que la marca en el cuello del alfa era más que una huella de que había pasado el rut de Jimin. Era la epítome de la destrucción llegando envuelta en el cartucho de dinamita que solía ser Min.

—La confianza nunca ha sido mi especialidad. Pero es obvio que estás olvidando algo de relevancia aquí. Las posiciones cambian, todos saben que un día despiertas en la cima y al próximo estás hasta el cuello de la mierda. No nacimos en los primeros puestos para poder presumir. Deja que vengan, es exactamente lo que quiero. Déjame purgar el rebaño antes de decapitar a la serpiente.

Lo último era un ronroneo bajo. Namjoon tuvo casi que obligarse a no inclinar el cuello en un gesto de sumisión que avergonzaría a cualquier miembro de su casta.

Yoongi siempre había sido dominante, incluso cuando su antigua compañera lo mordiera, el riesgo de convertirse en un gamma estuvo pululando en las cabezas ajenas.

Sin embargo, la hija de Jaehyung solo parecía haberlo condenado a portar una odiosa marca que complicaba sus celos y diezmaba su salud a paso lento pero constante. Namjoon tenía la sospecha que ese efecto de contención  había sido anulado la noche anterior.

Un ligero cambio en la pesadez del ambiente le advirtió que la carga de feromonas dominantes sería reforzada cuando la figura de Jimin apareció en el umbral del restaurante de la planta baja del Uróboros. Era increíble cómo horas atrás toda la estancia había sido reducida a escombros y charcos de escarlata.

Ecos de la última visión de Jimin intentaron desestabilizar la línea tensa que exhibían sus labios. Yoongi se puso de pie para recibirlo.

—Bienvenido precioso, pensé que te quedarías hasta tarde en la cama.

Min no se ocultaba y Namjoon estuvo a punto de murmurar una disculpa para dejarlos en privado cuando la mano de Jimin sobre la mesa lo interrumpió.

—Estoy perfectamente. No te preocupes de más. Namjoon, necesito tu teléfono.

Expresó sin titubear. Ganándose el ceño fruncido de ambos alfas. Jimin carraspeó.

—Jin hyung me dijo que le llamara desde tu teléfono si tenía... si tenía algún percance...

Cuidó de decir lo último mordiéndose el labio inferior mientras su mirada reparaba en Yoongi. El rubor que fue tiñendo las mejillas del omega hizo a los dos alfas pensarlo mejor.

—Por supuesto, si Jin insistió en que le consultaras nunca me podría oponer. Solo déjame llamarle primero para que sepa que van hablar.

Era comprensible que la mano derecha de Yoongi fuera un hueso duro de roer. Jimin asintió antes de tomar asiento a la mesa. La imagen de una taza de porcelana hecha trizas le hizo repasar la expresión furibunda de Yoongi mientras le estudiaba con los ojos entrecerrados.

—Hablaremos después de esa llamada. Ahora come.

Casi le empujó un plato con beicon, huevos revueltos y fruta picada frente a su nariz. El de ojos verdes le miró incrédulo. Gracias a la diosa, Namjoon ya le pasaba el móvil para que la voz de su esposo hiciera presencia en la línea.

—¿Aló? ¿Seokjin hyung?—cuestionó Jimin antes de esbozar una deslumbrante sonrisa. Una que causó otro ramalazo de celos en cierto alfa de orbes púrpuras.

—Sí, quería hablar contigo en un ambiente más privado pero por lo visto no me queda otra que hacerlo de esta manera. Recordé que antes de ser responsable de los cachorros de la Villa Min eras médico ginecobstetra, así que... ¿Qué método anticonceptivo me recomiendas después de mi rut?

La tos nerviosa de Namjoon era un evento casi cómico. Mientras los colores desfilaban por el rostro del alfa, Min Yoon Gi se mantenía como una estoica estatua de hielo que escupía fuego por lo ojos. No se tragaba el desvergonzado interrogatorio del único omega en el salón.

Para nada, la ligera tensión en su marca le exigía realizar una inquisición completa de Jimin para salir de la ponzoñosa duda de que estaba a punto de jugarle una de las suyas.

—Claro, de hecho no fue tan cavernícola. Se parece más un gatito enfurruñado cuando las cosas... cuando las cosas se ponen intensas.

Esa fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Yoongi, que sin importarle lo que Namjoon o el propio Jin pudieran reclamarle por tomar el hilo de la conversación terminó cortando la línea.

—¿Qué haces?

Protestó Jimin y Namjoon entendió que esa era su señal para escapar de uno de los momentos más vergonzosos de su existencia.

Escuchar a Jimin mencionando métodos anticonceptivos cómo si descifrara el código morse lo había dejado mareado. No quería que imágenes de quien sabía era un omega se pasearan en compañía de su jefe por su cabeza con tanta nitidez. Que la diosa lo perdonara pero no le prestaría más su teléfono a si le amenazaran de muerte.

Cuando la puerta del reservado que aislaba el restaurante del resto del emplazamiento se cerró con un suave clic, fue cuestión de segundos para que Yoongi se abalanzara sobre su presa.

—¿En qué idioma hay que hablarte a ti? Elige bien, precioso, manejo alrededor de cinco y por años la cifra sigue aumentando. Creí que habíamos hecho las paces hace unas horas.

El tono meloso de Yoongi discrepaba con el agarre firme en las muñecas de Jimin. Lejos de sentirse amenazado una sonrisa irónica le iluminaba el rostro al más joven.

—Quizás sea porque yo no hablo en el idioma de los mentirosos y ese sea el punto en el que se dificulta la comunicación. Ahora, suéltame. Tengo un combate para el que entrenar.

El aliento con tonos mentolados y cítricos de Jimin acarició el oído del alfa. Yoongi reforzó su agarre hasta obligarlo a mirarle directo a los ojos.

—¿Ahora de qué demonios me perdí? Eres el omega más terco e impertinente que he conocido.

—Acostúmbrate, cariño. Gracias a nuestra falta de tacto estaremos enlazados de por vida, a menos que marques a otro y entonces...

—¡Por encima de mi cadáver!

Proclamó el más pálido de los dos y ya era demasiado tarde cuando inclinaba la cabeza para conquistar la boca ajena. Jimin le golpeó el pecho con los puños. Un gesto que solo ayudó a acercarlos más mientras la vajilla del desayuno se hacía añicos sobre el piso de losas decoradas.

Una mordida donde los caninos lograron trazar caminos de sangre en el labio inferior de Yoongi fue la señal para que se separaran. El alfa sonrió.

Precioso, juegas en un tablero donde yo he estado moviendo piezas por años. Pude escuchar a través de tu plática desvergonzada cómo le pedías consejo a Jin. Estás perdiendo tu tiempo, si quieres sobrevivir, tendrás que darme el beneficio de la duda.

—¿Y convertirme en tu fiel esclavo? No gracias, paso.

Una limpia carcajada nació del pecho de Yoongi. El chico entre sus brazos se agitó un poco más pero no consiguió escapar. La seriedad volvió a los apuestos rasgos del contrario antes de alzarle el mentón para que lo volviera a mirar.

—Aún no puedo ver qué hay dentro de tu cabeza pero sé que sucedió algo esta mañana. Mi marca palpitaba cómo si estuvieras en peligro. Por el bien de este acuerdo, dime lo que se me está escapando...

El de orbes verdes se enfrentaba a la disyuntiva de capitular o seguir nadando contra la corriente. Yoongi era como las engañosas aguas de un rápido o un voraz huracán.

—No me creerías,  pero si llegarás hacerlo, solo diría que el olor del señor de la muerte estará en el aire esta noche. Eso y que he recordado que no puedo confiar en ti, no cuando omitiste que sigo teniendo dos mejores amigos.

La expresión de Yoongi no se altera en lo más mínimo, a excepción de una ligera contracción en el anillo oscuro que separa el iris de la pupila. Jimin espera pacientemente por el estallido mientras la idea de que enojado Min Yoon Gi es demasiado atractivo le coquetea en la mente.

No, qué demonios. Solo debemos encontrar el sistema de seguridad y evacuar el edificio antes que...》

Antes de que Vante y sus gusanos lo vuelen en pedazos. Buen intento, precioso. Pero eres mi omega y nosotros, desde ayer en la noche, no somos la pareja común que solo se une para procrear.》

—¿Qué?

La realización golpea al más joven con algunos segundos de retraso. El monólogo que libraba en su mente fue interrumpido por la voz del hombre que ahora esboza una mueca equivalente al inicio de una sonrisa.

—Touché, Jim. Vamos, como bien decías hace poco, tienes un combate para el que prepararte.

🐾ALMA DE ALFA 🐾

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