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D-17

OST: Tony Montana (Yoonmin performance)

Disclaimer: Contenido explícito 🔞

🐾ALMA DE ALFA🐾

El agua de la tina de hidromasaje donde su frágil cuerpo se balanceaba aún tenía rastros en escarlata. Para un licántropo común las heridas tardarían en cerrar, por lo menos tres semanas, para Jimin, solo quedaban finos trazos sobre sus costillas y abdomen mientras la figura de Yoongi hacía su entrada en el cuarto de baño.

La capa de vapor de agua se había mezclado con el aroma natural del omega mientras otro retortijón en su bajo vientre le obligaba apartar la mirada del hombre a su diestra.

—Negarte aceptarlo solo lo complica. Si no estuvieras bajo mi tutela ya habrías muerto.

Se atrevió a tomarle el mentón entre los dedos solo para recibir una mirada de desprecio total de parte de Jimin.

—En tus labios suena cómo si me estuvieras haciendo un favor cuando es todo lo contrario. Eres el titiritero del desfile macabro. A veces me alegro de que estés maldito.

La puntiaguda respuesta solo produjo una carcajada carente de humor en Yoongi. Jimin pensó que se había librado de su escrutinio cuando la mano del más pálido pasó de su barbilla hasta cerrarse en su garganta.

Lejos de mostrarse afectado, Jimin emergió de la tina para arrastrar a Yoongi dentro. El chapoteo del agua mientras ambos luchaban por imponerse enmarcaba los murmullos en la habitación. Yoongi terminó casi de cara a la bañadera antes de percibir cómo el aroma de Jimin se intensificaba.

—¿Qué harás con el cuerpo?¿Te parece inteligente cargarte al alto jefe de la mafia coreana y japonesa en este instante?

Se las arregló para ironizar reconociendo la mirada asesina en tonos plateados de Jimin. Tanto su lobo como su shifter le repudiaban en ese instante. El calor que emanaba el cuerpo del omega solo le aturdía, pero en parte comprendía su reticencia aceptar lo que había hecho.

Desde que sus destinos se habían cruzado un halo de sangre y destrucción perseguía a Jimin. Cómo había pasado de ser un simple omega jugando a ser alfa para pagar una deuda que iba más allá de un simple acuerdo comercial, hasta convertirse en su títere macabro.

Esa divagación fue suficiente para que Yoongi se soltara y consiguiera pasar las manos alrededor de los muslos del menor. Lejos de sentirse disgustado, Jimin resopló.

—No deberías tocarme así. Tonto alfa.

—¿Es por tu celo? Sé que estás cerca ¿Qué haces al respecto, eh? En el estado actual de las cosas no permitiría que lo resolvieras con alguien que no fuera yo.

El comentario era repugnante, más cuando Jimin ni siquiera había conocido otros labios que no fueran los de él. Pero la poca cordura que le quedaba demandaba que no se lo hiciera saber.

Una idea alocada cruzó por su mente. Yoongi había pasado su celo con él pero solo en el plano en el que sus lobos se conectaban. Su shifter había florecido, pero el de su mate, raras veces se mostraba. Jimin sospechaba que la horrorosa marca en el hombro del alfa tenía que ver con esa incomunicación por parte de su segundo animal.

—Siempre puedes transformarte y acompañarme.

Los mechones oscuros de Yoongi fueron a parar entre sus manos antes que ambas bocas se buscaran con desesperación. Estaba mal por muchas razones, pero Jimin intentaba seguirle el ritmo a un Yoongi más preocupado por acariciarle el cuerpo lleno de marcas y cicatrices.

—Serías la perdición de cualquiera sin esa lengua viperina...

El alfa se separó sin aliento antes de retirarse de la bañera. Chapoteando hasta la habitación que compartían regresó con un paquete que Jimin reconocía como supresores.

La ropa empapada se adhería al cuerpo de Min como una segunda piel mientras Jimin regresaba a su relajada posición sobre la bañadera. Una torneada pierna colgando fuera de ella, una torneada pierna que el mayor recorrió con sus largos dedos antes de susurrarle al oído que le inyectaría lo suficiente para que pudiera manejar el dolor en su ausencia.

—¿Por qué no puedo acompañarte al palco esta noche? Dijiste que debía evaluar a los contrincantes. Por lo que más quieras, no me digas que los cachorros de la Villa estarán allá arriba. Si algo les pasara...

—Shhh... no habrá presentación esta noche después de lo de los Yamato. Solo tendremos una reunión para hacer control de daños. Luego regresaré a ti...

Los labios del alfa se quedaron suspendidos en su frente y Jimin deseó no sentirse tan bien ante esa declaración.

Aun cuando todo fuera falso, aun cuando se había permitido no ilusionarse, quizás las hormonas burbujeando en su cuerpo no le dejaban pensar más allá de la espalda ancha de Yoongi antes de despedirse esa tarde.

Justo como la neblina del "calor" parecía borrar recuerdos o datos que debían ser de total relevancia para él, unos siete metros bajo la construcción del Uróboros, el "Club Privado" de la familia Yamato permanecía en silencio hasta que la imagen estoica de Kim Namjoon apareció para analizar al prisionero sobre la especie de tarima donde lo exhibían.

Un muchacho de apenas dieciocho años que respondía el nombre de Yoshinori les miraba a través de sus tupidas pestañas donde la mordaza en su boca y las ataduras en tobillos y muñecas le inmovilizaban como una especie de bulto humano.

—La traición tiene un peso descomunal entre nosotros: "Nacido de la desgracia, reencarnado en el fuego del dragón, juramos lealtad a nuestro Rey del mundo Oscuro. Moriremos en el acto de salvar a nuestra casta."

La letanía que unificaba a los clanes en la mafia era recitada por el alfa de cabellos plateados mientras se paseaba alrededor de su presa. Los pocos asistentes a ese ajuste de cuentas contemplaban en silencio el espectáculo. Pesado silencio deslizándose como las gruesas gotas de sudor en la sensible nuca de Yoshi.

—Sabes que has faltado a tu deber con nosotros. No solo a él, sino a toda la yakuza—Argumentó Namjoon mientras retiraba el cinturón con pesadas decoraciones de su cintura—Debe haber una razón especial para que Vante te dejara respirando ¿No es así, cachorro?

La mordaza ensangrentada que mantenía a Yoshi en silencio fue retirada, produciendo un sonido molesto. Para Lisa y Bangchan que observaban aquel escenario, la expectación parecía consumirlos. Otro en su lugar estaría pidiendo misericordia. Yoshi solo sonrió.

—¿Traición?¿Lealtad? ¡Qué ironía! Jung Hoseok es el verdadero traidor...

Bramó el chico antes de recibir una patada por parte de Namjoon que logró hacer crujir sus maltratadas costillas. Los ojos del alfa resplandecieron en dorado dejando ver a su lobo detrás de la nube de furia que le dominaba.

—¡No blasfemes el nombre de mi hermano, sucia rata de alcantarilla!

Otra patada para que el corazón del chico bombee con más fuerza, decorando el suelo del sitio con sangre. La tos que siguió a ello se mezcló con la desquiciada risa del que lo ha perdido todo.

—Hermano... todos... todos tenemos algo que proteger. Yo fui desplazado de mi familia pero ser el más débil. Haruto fue asesinado por la codicia de ustedes. La única persona que me ha mostrado piedad, a pesar de todo, también fue eliminada ¡Cómo se atreven hablar de hermandad cuando solo les interesa una cosa! Hoseok nos cedió el material necesario para descifrar el origen del shifter elegido. Mientras ustedes juegan a ser los tipos malos, Vante prepara sus piezas para darles el golpe final... Si quieren saber la verdad... Me reiré desde el infierno cuando eso suceda...

Namjoon ya había perdido los estribos cuando el cinturón estaba a punto de aporrear el maltratado rostro del joven. Solo a punto porque en ese instante una presencia imponente se hizo notar en la sala.

Los aromas en aquel sótano adornado para ser un ring se mezclaban con el efluvio de la ansiedad y el miedo. Min Yoon Gi caminó hacia el halo amarillento que proyectaba la única bombilla en el lugar.

Su camisa negra estaba remangada hasta los antebrazos, resaltando lo trabajado de los músculos y el brillo de la manopla tallada en oro que abrazaba su puño derecho.

—Es una lástima que no le hicieras caso a Namjoon, cachorro.

Acarició la cabeza de Yoshi mientras el alfa de cabellos plateados hacía una pequeña venia para dejar su lugar al jefe actual de los dos carteles.

Yoongi se alzó sobre el muchacho antes de repasar la sala con su felina mirada en tonos púrpura.

—A partir de hoy, el clan japonés queda bajo la jurisdicción de Kim Namjoon. Su lema ha sido que mueren de rodillas cuando han cumplido bien con su deber de guerrero. El mío es que mantenerse vivo hace la diferencia. Aun eres útil, querido Yoshi. Ve a arrastrarte junto a Vante y entrégale un regalito de mi parte—La voz de Min fue disminuyendo hasta convertirse en un susurro letal—Dile que el dragón está listo para quemar su mundo hasta los cimientos.

Los ojos de todos los presentes se ampliaron cuando los restos de una mano humana fueron arrojados frente a Yoshi. Una mano con tres anillos que recreaban un Uróboros que en vida perteneciera a Hikari Yamato.

La sangre había sido prácticamente limpiada de la manopla de oro que exhibía Yoongi mientras sus nuevas sombras se apresuraban a retirar a Yoshi. El chico que ahora gritaba maldiciones en japonés dedicadas a un demonio que apenas conocían.

Las órdenes fueron dictadas con claridad mientras Namjoon esperaba por la llegada de su jefe a la pequeña sala de visitas que la propia Hikari usara en el pasado. La idea de quedar al frente de Japón no le agradaba en lo más mínimo, como tampoco había tenido suficiente corazón para desfigurar el rostro del chico Yoshinori cuando el semblante amable de Jin no salía de su cabeza.

Jin, su hermoso omega, su esposo encinta esperándolo en casa. Cómo se suponía que le iba decir que no podría regresar por culpa del ataque descontrolado de Jimin.

La migraña ya ganaba dentro de la cabeza del alfa mientras el brandy se deslizaba por su garganta. La puerta finalmente se abrió.

—Creo que te excediste allá afuera. Los japoneses tienen una idea totalmente diferente de la venganza y acabas de prender fuego sobre la gasolina.

Le atacó sin tapujos cuando Yoongi pasaba de su regaño para ingresar a la habitación contigua donde existían varios lavados. La sangre que aun escurría de sus nudillos fue camuflajeada con el olor a desinfectante.

Namjoon se acomodó en el umbral tratando de leer al hombre con el que ya contaba más de quince años luchando codo a codo.

—¿No vas a escucharme? Estás cambiando otra vez y presiento que no lo podrás controlar por mucho tiempo ¿Esto es parte del plan de Jaehyung? Sí sabes que Yoshinori no mentía. Hoseok está jugando a dos bandas. Por muy ventajoso que sea para nosotros, el resto de nuestros enemigos lo matarán cuando se haga público ¿Yoongi?

Los brazos nervosos del alfa se tensaron sobre el lavado hasta que la cerámica crujió. Namjoon se mordió la lengua cuando aquella mirada incandescente lo encontró en el espejo. Mantener una carta ganadora bajo la manga era su especialidad. Pero eliminar a Hikari había sido ir demasiado lejos.

No solo eso. El otro miembro original del clan también había perecido a cuenta de los esbirros de Vante. Un nombre que solo era eso. Como diversiones de niebla venenosa en un bosque, perseguían al fantasma de una organización tan repugnante como la muerte en traición.

—No me des la charla de padre, no la necesito. Asume el puesto que te he dado. Hikari no iba a pasar la noche. Ella misma me pidió un final rápido. Esto se jodió hace tiempo.

Namjoon estuvo tentado a recordarle que se había jodido más desde que Jimin estaba con ellos, pero fue los suficientemente prudente de no hacerlo. Algo en la forma de moverse de Yoongi le hacía temer y respetar al mismo tiempo.

El alfa de ojos purpúreos disminuyó su ceño gradualmente antes de cerrar el grifo del maltrecho lavado.

—Prepara las condiciones para encontrar a Hoseok y rastrear a Vante. Estaré ocupado con Jimin el resto de la noche.

Un asentimiento seco fue lo que reconoció de parte de su segundo al mando mientras abandonaba la estancia. El olor a destrucción destacaba sobre la ira mientras las primeras luces del atardecer iluminaban los ojos cargados de melancolía de Kim Namjoon.

🐾ALMA DE ALFA🐾

Los supresores no hicieron más que mortificarle mientras la idea ridícula de colocarse una camisa de Yoongi a fin de conservar su aroma sobre su piel mientras esperaba, dominó la poca razón que le quedaba al omega de largos cabellos color ceniza.

Pasaban las ocho de la noche en el reloj de pared de la suite que habían destinado a Min y su guardaespaldas personalizado. Pasaban los minutos en el contador cuando la realidad era otra. En la mañana había tenido que fingir para una persona que ya no estaba en el reino de los vivos.

En la mañana le había repugnado tanto que aquella chica mirara a Yoongi como se podría hacer con algún filete jugoso que ahora sus demonios internos le susurraban que había hecho lo mejor.

Sin embargo, una pequeña parte de su humanidad le reprochaba el hecho de que había tomado demasiadas vidas o que quizás estaba olvidando algo o alguien en particular en los últimos días.

Sin tiempo para concentrarse en la racionalidad cuando otra punzada de dolor invadía su vientre, Jimin se giró para escuchar cómo la cerradura magnética de la habitación cedía ante el peso de una mano adornada con anillos de oro que describían la cabeza de un dragón devorando la luna.

El de orbes plateados a cuenta de su celo no esperó a retener alguna partícula de cordura mientras se movía en la oscuridad de la habitación para tomar a Yoongi por las solapas de la camisa y restregarse contra su firme anatomía.

Omega...

Escuchó el ronco de su barítono contra el área del cuello y fue lo mismo que si le atizaran por dentro con un hierro caliente. Se iba a derretir contra él cuando torpemente intentaba rasgarle la ropa y enredar sus piernas en torno a la cintura ajena.

Yoongi no lo apartó, todo lo contrario, decidió utilizar la puerta como punto de apoyo para sostenerlo y mordisquearle la mandíbula.

—Haremos un desastre épico en la habitación si nos quedamos. Vamos abajo, las aguas termales son un mejor sitio para que te sueltes, mi luna.

Le arrulló dulcemente y Jimin le mordió la boca. Estaba demasiado desesperado como para confesarle que sería su primera vez.

—Solo... solo apresúrate...

Consiguió balbucear mientras Yoongi se movía con él a cuestas de camino al fondo de la habitación. Jimin ni siquiera había explorado lo suficiente para descubrir el segundo elevador con paredes acristaladas que ahora abordaban.

Pegado al frío vidrio de la cabina, el omega de cabellos grisáceos percibió cómo aquella mano de ágiles dedos le tocaba por debajo de la fina camisa. La frustración a cuenta del calor en el cuerpo de Jimin le hacía contraerse con cada roce sobre su necesitada intimidad.

—Sigue haciendo eso y no llegaremos a ninguna parte.

Masculló con los ojos cerrados pero la sonrisa depravada en el rostro de Yoongi solo creció, rodeando por completo la masculinidad de Jimin hasta describir un provocativo círculo sobre la punta.

—Maldita sea...

Protestó el omega antes de girarse y casi azotar el cuerpo del alfa contra los botones del ascensor. Yoongi no sabía cómo sería Jimin durante su celo, pero el aroma que emanaba del chico lo tenía drogado. Inspiró profundo antes de sentir el aire gélido de la noche sobre su pecho y vientre.

La camisa había sido reducida a girones mientras Jimin le aseguraba por la garganta con una mano y su curiosa boca coqueteaba con la firmeza de cada músculo en el pálido. Yoongi había tomado un supresor lo suficientemente fuerte para no perder la cordura del todo, pero dudaba que fuera efectivo cuando se sentía en el límite de su propio celo en ese momento.

Uno muy extraño, porque cerca de sentir dolor y desesperación, cada caricia inexperta y agresiva de su acompañante le hacía tocar el cielo. Cuando la boca de Jimin llegó al inicio de la cinturilla de su ropa interior el ascensor se detuvo.

"Gracias a la Diosa."

Pensó Min, porque de lo contrario lo hubiera derribado para poseerlo allí mismo, sobre el frío suelo de la cabina. Construyendo una pose más semejante a la de una pareja de bailarines consiguió que el menor lo rodeara con sus piernas por las caderas antes de alcanzar el panel del ascensor.

Una especie de acuario los recibió del otro lado mientras la niebla artificial disfrazaba el trabajo de dos alteradas figuras por encontrar la seguridad del balneario. Jimin exhaló contra el cuello ajeno cuando el agua tocó los bajos de la camisa que aun llevaba.

El contraste tibio con el calor burbujeante que emanaba de su piel y la de Yoongi solo sirvió para encenderlos más.

—Deberíamos "cambiar" ahora... de lo contrario... no podré dejar... el nudo...

Yoongi fue interrumpido por la demandante boca del omega. A esas alturas, a Jimin no le importaba nada. Solo aliviar la presión en su vientre y la inmensa sensación de vacío en su entrada.

Nunca, en sus veinte años había experimentado un estado de tensión tan electrizante mientras devoraba la boca ajena y sus manos arañaban la espalda del alfa hasta percibir la calidez de la sangre entre las uñas.

—Jimin... no voy a poder controlarme si lo haces tan difícil para mí. Si no estuviera acostumbrado a sufrir con mi celo diría que estoy entrando en él ahora mismo. Jiminnie...

Le ladeó la cabeza para encontrarse con aquellos ojos, pero el omega solo negó, conteniendo las ilógicas ganas de llorar mientras se separaba de Yoongi de mala gana.

—¿Por qué?¿Por qué siempre se me debe negar lo que quiero?¿Por qué no nací siendo el alfa que deseo ser y solo... soy esto? Un recipiente que a fin de cuentas todos utilizan...

La camisa blanca que cubría el cuerpo de Jimin ya estaba empapada, pero el efecto de retirarla para dejar ver su nívea piel solo hizo explotar la última cuerda de racionalidad en la cabeza de Yoongi.

El alfa estaba perdido en la belleza etérea del omega que como una especie de criatura divina le llamaba a través de una cortina de lágrimas.

El cielo abovedado del balneario dejaba ver toda variedad de especies marinas mientras Yoongi se retiraba el pantalón y los bóxers para reunirse bajo la cascada artificial donde Jimin se había refugiado. Sus manos le acariciaron las mejillas antes de besarlo en la frente y percibir cómo el chico temblaba contra su cuerpo.

—Quisiera que todo fuera diferente...

Alcanzó a pronunciar y en serio esa era la verdadera respuesta cuando estaba más allá de sentir remordimientos por lo que iba hacer. Sus manos vagaron sobre la fina cintura del omega hasta que logró enganchar una torneada pierna alrededor de su cadera.

Jimin enredó una mano en el abundante cabello negro que le enmarcaba la espalda a Yoongi antes de percibir cómo el alfa ejercía presión con dos dedos sobre su virginal entrada.

Apretó los dientes con saña cuando el de orbes color púrpura sustituyó los dedos por su demandante excitación, al tiempo que casi le arrinconaba contra la fría pared de roca del balneario. A pesar de la incomodidad, continuó ofreciéndose hasta que tuvo los ojos de Yoongi rodeados por un halo dorado sobre los suyos.

No pudo evitarlo y con su otra mano le acarició las mejillas. El ceño fruncido del alfa mientras continuaba su incursión dentro del cuerpo ajeno se fue relajando gradualmente hasta que la mano de Jimin se detuvo sobre aquellos labios que no dudaron en besarle con delicadeza.

Construyendo suaves caricias con el fin de distraerle de lo que realmente sucedía con su cuerpo. Obnubilando su percepción del dolor de un mundo que no le pertenecía. Cuando la sensación de plenitud dentro de su bajo vientre reemplazó al punzante malestar, Jimin enganchó su otra pierna en la cadera del alfa para comenzar a moverse en busca de su propia liberación.

Si así se sentía la primera vez, él no quería parar. Yoongi le sostenía por la cintura observando sus expresiones como si quisiera aprenderlas de memoria. En cómo le clavaba las uñas en los hombros o cómo su boca dejaba escapar gemidos entrecortados.

Sin embargo, para Yoongi aún no era suficiente y saber que terminaría anudándolo solo lo complicó más. El gruñido que comenzó a emerger en el pecho del alfa fue el recordatorio de que debía llevar el control mientras se retiraba abruptamente del cuerpo de Jimin, consiguiendo dejarlo igual de confuso que a un niño al que le han arrebatado un dulce.

—Ven...

Bramó el más pálido con las llamas del deseo rodeándolo antes de recostarse sobre una de las rocas que delineaban la cascada artificial. Jimin frunció el ceño, pero comprendió después cuál era la razón por la cual Yoongi deseaba que se subiera a su regazo y sus manos se entrelazaran a la altura del vientre de ambos.

Las caricias ilícitas que intercambiaron sus falanges sobre la excitación ajena le secaron la boca. Jimin estaba recibiendo lecciones que en su mente ni siquiera podían conjugarse.

El dolor había desaparecido por completo mientras intentaba complacer al alfa bajo su cuerpo y a sí mismo. Yoongi le observaba con los ojos entornados al tiempo que sus manos expertas le apretaban el trasero y trabajaban por mantener algunos dedos dentro de su codiciosa entrada.

—Gírate ahora y tómame desde atrás, cuando te dejes ir saldré antes de anudar.

Le estaba costando una inmensidad decir aquello cuando el redondo y sonrojado trasero del omega quedó casi en su cara. Jimin estaba a punto de protestar.

No pudo calcular que su alfa terminara enterrando el rostro allí para recibir sobre su boca el lubricante con tintes afrutados que emanaba desde su entrada. Chilló de placer hasta que los dedos de sus pies se crisparon.

Yoongi siguió en su tarea de devorarlo por completo mientras sus manos continuaban masajeando la necesitada intimidad de su omega.

—Yoon... Yoon... no creo que...

Jimin fue interrumpido por una descarga en su bajo vientre. Un aluvión de su semilla se mezcló con el agua del balneario mientras cerraba los ojos y escuchaba a Yoongi alzarlo por las piernas antes de delinearle el trasero con su propia intimidad.

—Joder, bebé ... no creo que pueda cumplir mi promesa después de todo...

Fue lo que dijo antes de volver dentro de su cuerpo. Jimin se tragó el grito de dolor cuando la invasión fue demasiado ruda. A Yoongi no le importó mucho cuando su lobo y su shifter parecían pelear por tomar el control.

Las embestidas se hicieron más agresivas mientras Jimin comenzaba a balancearse para recibirlo. Mientras Jimin exigía mucho más aún cuando la electricidad parecía correr por su cuerpo allí donde ambos se convertían en uno.

Yoongi estaba a punto de plantar su simiente en el cálido sitio que era Jimin cuando volvieron a intercambiar posiciones.

Ahora de frente, sentado sobre la masculinidad del alfa. El omega le tomó por las mejillas antes de encontrar la boca que había mordido varias veces. Las manos de Yoongi seguían en su espalda baja, dejando marcas rosáceas e instándole a que se moviera encima.

Los dientes dejaron el maltratado labio inferior del omega antes de colonizar su tierno cuello, marcándolo con fuerza cuando su semilla se derramaba por completo en la apretada cavidad de su chico.

Jimin volvió a tocar la nube acolchonada del éxtasis antes de percibir el camino de la sangre escurriendo de su cuello acompañando el dolor punzante del nudo en su interior.

Sabía que debía salirse cuanto antes, pero no lo hizo, en su lugar, delineó el cuello ajeno con su lengua hasta desplegar con certeza sus caninos sobre la pálida piel de su alfa. El cuerpo de Yoongi se tensó un poco más antes de dejarse arrastrar por la espiral de idílico placer que puede traer una marca de ese tipo.

Las respiraciones encontraron un nuevo ritmo cuando los sonidos volvieron a ser relevantes. El chapoteo del agua sobre las rocas. El burbujeo de los peces sobre el cristal del acuario.

La luna iluminando las marcas de ascensión en la espalda de Jimin o la cicatriz negruzca en el hombro de Yoongi siendo reemplazada por un sol fragmentado... Eran algunos de los detalles que convertirían en irreversible aquella unión.

Como si la idea de sembrar vida sobre el nicho de la muerte fuera la cura para cualquier pesar, una nueva presencia con la forma de un dragón dorado crecía sobre ambos mientras los labios de Jimin se paseaban sobre el lóbulo marcado con una argolla de plata de su alfa.

—Has despertado finalmente, no debería permitirme esto... pero... amo que seas mío. Solamente mío.

Yoongi asintió antes de juntar su boca a la de su omega. Sería una noche larga de irremediables consecuencias.




Solo seguiré siendo ese tonto que se enamoró de la locura...

🐾ALMA DE ALFA 🐾

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