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D-14

OST: Naihi Shinsho by OOR

🐾ALMA DE ALFA 🐾

La vista desde el Tokio Skycryper estaba diseñada para ocasionar vértigo. Desde allí la ciudad era más comparable con un conjunto de bloques abrazados por el smog y la neblina que pudiéramos achacar a la gran urbanización.

Sin embargo, para Ren, regresar a Tokio no contemplaba fines turísticos muy loables que digamos. Había pasado al menos dos semanas después de aquella noche donde la Luna se cargaba de escarlata y el Bloody Land servía de mascarada para el desfile macabro que regentaba Vante. Habían pasado algunos días y que le asignaran esta misión era una especie de insulto en su rostro.

“No tengo la culpa de que el intento de Min Hyun no extrajera lo suficiente. La sangre de Park es tan rara que solo pudimos concentrar una minúscula alícuota para que manipules su cabeza.”

Recordaba el profundo ceño de Vante cuando le diera luz verde en las instalaciones de experimentación aledañas a la base principal del Ángel Corrupto. Ren no era un títere a fin de cuentas y en esos momentos el vial con el material biológico que pertenecía a Jimin antes de la ascensión se camuflajeaba con el cristal de lapislázuli en el colgante de su cuello.

Era una lástima que un “elevado” como él terminara lamiéndole las botas a Vante y Hael, pero todo tiene un precio y una razón, más para alguien acostumbrado a la eternidad, esperar no sería tan sofocante si no le hubieran añadido a un dolor de cabeza de ojos caramelos y cabello azabache bajo el nombre de Hwang Min Hyun.

—Si no tuviéramos que ir a limpiar el rastro del jefe… aprovecharía esta especie de indulto para explorar la ciudad.

Ren escuchaba con los ojos cerrados pero era totalmente consciente del tono falso mezclado con las ansias de desgarrarle la garganta que tenía Min Hyun hacia su persona. Suspirando dramáticamente recolocó uno de los mechones rubios que le enmarcaban el rostro.

—Supongo que los de tu clase no pueden permitirse un hotel como el del Skycryper. Los Yamato son conocidos por su buen gusto y respeto a las tradiciones. Podrías ahogarte en las aguas termales del recinto y eliminar tu repulsiva presencia. Una vez que aterricemos con el cachorro omega, el señor Hael dirigirá la operación.

El cachorro omega.

Min Hyun hubiera replicado en otra ocasión por el tono altanero de Ren, cuando eran solo peones en el tablero blanco y negro de la Hermandad. Sin embargo, el recuerdo de Kim Taehyung lloriqueando detrás de una de las puertas del laboratorio mientras era sometido al suero del olvido conseguía infligir alguna clase de dolor en un alma que no tenía.

No solo era ridículamente exacto en fisonomía al líder de la Organización, sino que habían visto su alma ser corrompida con violencia antes que Hael le mordiera en el cuello. Lo habían atrapado en una oscuridad que no le pertenecía, con tal de asegurarse el triunfo.

Un pequeño omega de ojos azul cielo y cabello castaño dorado había pagado por la maldición de otros que no lo merecían. Mientras tanto, caía en la cuenta que lo más probable es que Vante no apareciera hasta después de terminar de preparar a Jungkook.

Los engranajes del cerebro de Min Hyun parecían demasiado obvios para Ren, que abriendo finalmente sus imposibles ojos color gris pizarra reparó en el inicio de un amanecer melancólico en el país del sol naciente.

—Guarda tus conjeturas solo para ti. Créeme, esa será la diferencia entre que sigas respirando a que te arranquen el corazón.

No esperaba el consejo, pero lo aceptó. En su reloj de muñeca daban las seis de la mañana, solo dos horas para reunirse en el pasadizo secreto de la mansión Yamato en Yokohama. Que el infierno lo atrapara cuando ardía en deseos de volver a encontrarse con Lyall y sus sombras blancas.

Allí donde los límites de la oscuridad y la luz danzaban a su propio ritmo. Allí donde Jung Hoseok también formaría parte de una reunión un tanto arriesgada, las manecillas del destino se desempeñaban con parsimonia para acompañar el aroma del desastre.

En una percepción muy similar, Park Jimin contemplaba el toque de los rayos del sol sobre las nubes algodonosas que le pertenecían a Tokio. El ruido de Black Bird antes de arribar a la señal marcada sobre el suelo de la azotea del Skycryper fue la justificación perfecta para ignorar cómo Yoongi casi le sacaba físicamente de la cabina.

Mantener a raya sus feromonas le había costado demasiado, por no mencionar que dormitar no era saludable para su cansado cerebro.

—Desayunaremos con Hikari en la planta baja. Nuestro equipaje ya se encuentra en las habitaciones del ala oeste, solo dos niveles por encima del Salón del Emperador. Comprobaré las instalaciones y la cartelera de los primeros combates para esta noche. Hikari-san ya les espera en el restaurante.

Informó Namjoon antes de recibir un asentimiento de parte de Yoongi y la mirada aburrida de Jimin.

—Yo me entrevistaré con el grupo de Yokohama mientras terminan de coordinar la reunión antes de la pelea de esta noche. Nos vemos en dos días hyung.

Hoseok se dirigió a Yoongi y por unos instantes el silencio del alfa le inspiró más dudas de las que podía cargar.

—Excelente, pero antes de desayunar y que ustedes vayan a sus posiciones nos cambiaremos de ropa.

Nos cambiaremos de ropa.”

Jimin enarcó las cejas antes de comprobar las intenciones del alfa de orbes azul púrpura por arrastrarlo directo a los ascensores.

Namjoon puso los ojos en blanco antes de repasar unas últimas indicaciones a Hoseok que continuaría a bordo de Black Bird hasta llegar a Yokohama.

—No puedo creer que te estés comportando como un… “un esposo.” Por la Diosa, la palabra me hace sufrir la lengua. En serio Yoongi, deja de decidir las cosas por mí. Quieres una tregua pero esto se sale de discusión. Nadie se creerá que le administras una habitación a tu guardia de seguridad, por muy excéntrico que seas.

El séquito de hombres uniformados que los acompañaba y del que Jimin no había visto nunca las caras parecía inmune a la discusión. Yoongi avanzaba a grandes zancadas hacia el angosto pasillo que llevaba a la zona de ascensores.

—¿Esposo? Yo no lo había previsto de esa manera… Desde que sucedió lo de la ascensión de tu shifter y todas la leyendas urbanas en las que me obliga a creer Jaehyung no paras de comportarte como un… como un niño mimado… ¿Estás cerca de tu rut o solo quieres que mi lobo te lama, cachorro?

Lo que faltaba. Jimin reparó en que no tenía a Joshua, Min Hao o el diligente Woozi para compartir el peso de una misión que le exigía demasiado. Contestarle a Min en ese estado sería lo mismo que agregar más leña al fuego por eso se abstuvo de pronunciar palabras mientras las puertas selladas con el grabado de dos serpientes de agua devorándose por la cola les acogieron.

No sabía por qué aquel símbolo del Uróboros le parecía tan familiar. Últimamente tenía flashazos de escenarios que lograban suspenderle en una nube de melancolía y dudas.

El trayecto hasta el ala oeste transcurrió en un silencio tenso hasta que una mano pálida terminó sobre la suya. No supo cuándo los guardias formaron dos filas para flanquear la entrada de él y el jefe del bajo mundo a la suite que debería considerarse una ilegalidad.

Suelos alfombrados, una cocina, un bar, el recibidor, la sala de estar y tres puertas más para lo que debería ser el baño y dos dormitorios. Jimin intentaba registrar los diseños, marcas impagables y caras decoraciones al puro estilo japonés postmodernista cuando la voz profunda del que parecía el jefe del pelotón que los había seguido se dejaba escuchar.

—Min-san, sea oficialmente bienvenido a las instalaciones del Uróboros. Nuestra ama le espera para tomar el desayuno en el primer Nivel. Hemos comprobado la seguridad de la alcoba y el señor Hoseok dejó varias “sombras” con el fin de que no ocurran inconvenientes. Les deseamos una feliz estancia.

Una reverencia de noventa grados, y en el cerebro de Jimin se movían más engranajes cuando comprendió por qué no le sonaban esas caras serias y hasta cierto punto desconcertantes. La seguridad era de los Yamato en su totalidad y si no fuera de Min Yoon Gi de quien estuviera hablando, pensaría que el hombre carecía de sentido común al venir prácticamente desprotegido.

—Agradezco su hospitalidad, Mazaki-san. Espero que el arreglo de flores de bambú para nuestra anfitriona haya llegado en perfecto estado. Ahora mi guardia personalizado se encargará de comprobar el perímetro de la estancia mientras nos adecentamos para el desayuno. Con permiso.

Como si esa última palabra fuera una especie de interruptor el desgarbado japonés de lentillas redondeadas, ejecutó otra reverencia antes de que tres sombras en las que Jimin ahora reparaba abandonaran la habitación para unirse al pequeño regimiento que continuaba anclado en el pasillo. Cuando la puerta doble de madera de cerezo fue cerrada, el de cabellos grises y ojos verdes suspiró.

—Ve a tu habitación y cámbiate con el conjunto que han dejado sobre la cama. La tercera puerta es el cuarto de baño y el acceso a la terraza. Tenemos unos diez minutos antes de comparecer. El tiempo no se compadece de nada… solo sigue adelante.

El tono frío de Yoongi le hizo dar un respingo antes de observar su espalda ancha desfilar camino a una de las puertas que había señalado. Por lo visto la supuesta “seguridad” no existía cuando entrabas en el nido de las serpientes y todos los ojos y oídos se podían concentrar en una misma habitación.

Jimin parecía atrapado en la contemplación de cómo el sol terminaba de emerger en el cielo de Japón. El dormitorio que le habían asignado se conectaba con el cuarto de baño y apostaba que la otra puerta, excluyendo la de la bonita terraza que se insinuaba en el exterior, llevaría a los dominios de Min.

—Solo yo me meto en estas cosas.

Masculló cambiando su atuendo de sudaderas y chaqueta de cuero por la estética de una camisa de seda en tonos perla y una pantalones que se entallaban a su cuerpo como una perfecta prueba de lo que era tener ropa hecha a medida significaba.

Ropa a medida.

En qué momento Min le había consultado sobre sus proporciones cuando aquel pantalón resaltaba lo estrecho de su cintura y la redondez de su trasero.

Su atuendo gritaba niño rico omega y un furioso sonrojo trajo a la vida a sus mejillas antes que la puerta que había predicho enlazaba ambas habitaciones con el cuarto de baño se abrió de golpe.

Bajo el umbral la presencia de Min Yoongi crecía cuando portaba una camisa de seda negra y pantalones del mismo corte del de Jimin. Solo que allí las formas eran más propias de un alfa y la tentación de gritarle que parecían una pareja picaba en su lengua.

Siéntate, te trenzaré ese cabello rebelde que tienes ahora.

La voz de mando de un alfa siempre le había dado curiosidad. Gracias a su shifter no se sentía cien por ciento inclinado a obedecer, pero Yoongi no iba de bromas mientras separaba la banqueta del vestidor de la habitación de Park y palmeaba el mullido mueble para que el chico tomara asiento.

Mordiéndose el labio inferior entes de acuchillarle con la mirada, Jimin ocupó el sitio mientras observaba la labor del alfa con sus grisáceos cabellos desde el espejo del vestidor.

—No tendremos conversaciones más allá de estas cuando estemos aquí. Debería haber un enjambre de ojos y oídos sobre nosotros ahora.

Percibió el choque del aliento ajeno sobre su nuca y el olor a tierra mojada mezclado con whisky se intensificó.

—Ya me había dado cuenta, igual… ¿no les parecerá raro que trates a tu seguridad así? Parecemos una pareja justo ahora…

Dejó el venenoso comentario para que ambas miradas chocaran en el espejo. Allí un chico extremadamente pálido lucía tenso mientras le ataba algo a la larga trenza que era su cabello.

—Exactamente eso, cariño. Hoy para Hikari y su ejército de buitres, tú eres Min Jimin.

Jimin hubiera exclamado más alto si la figura que lo encontraba en el espejo no estuviera estampando sus labios contra los suyos en un gesto cargado de sensualidad y hastío a partes iguales.

—No soy un omega para ellos, maldito hijo de una zorra, porque…

Fue interrumpido de nuevo por el ímpetu de Yoongi cuya desesperación por saquear la boca ajena decía mucho de sí mismo. Jimin emitió un sonido estrangulado cargado de ira mientras le tiraba del cabello que aun acariciaba la nuca del alfa intentando apartarlo.

—Esto es parte del plan y ella sabe que no me importa de qué casta sea cuando deseo algo. Eres un omega con las bolas de un alfa, así que eso te hace más que merecedor de mis atenciones. Aprovecha el beso que seguro la tiene asqueada para ponerte al día con mis indicaciones. Necesitamos esta cuartada para salir vivos de aquí.

Fue lo que dijo Yoongi antes de que una mano cayera lánguidamente sobre el trasero de Jimin para apretarlo casi obscenamente.

—Voy a molerte a golpes cuando esta idiotez acabe. Eres lo más bajo que he visto, pero te concederé razón cuando no se debe confiar en esta especie de amabilidad entre la mafia.

—Hasta que al fin muestras sentido común. Bésame ahora por iniciativa propia. No podré proteger a mi amante actual si pareces una barra de acero entre mis brazos.

Jimin se mordió la lengua para no maldecir. Hasta en ese plano Yoongi era arrogante, por eso terminó soltándose del alfa con un empujón antes de intercambiar los lugares. Yoongi quedó sentado en el mueble antes de que Jimin subiera a su regazo.

Es mi lobo, mi kitsune y una oleada de hormonas. Él no me gusta y este no será mi primer beso con lengua por iniciativa propia.

Se repitió así mismo antes de enmarcar el rostro de un Yoongi que le observaba con la mirada. Cuando sus bocas se encontraron el calor los atrapó a los dos al punto de sentir lo que su lado humano exhibía sin necesidad de excusas sobre la tela de ambos pantalones.

Jimin coqueteó con el inicio de la barbilla ajena antes de atreverse a dejar una húmeda caricia de su lengua sobre el labio inferior del alfa. Yoongi entreabrió la boca solo para que el más joven se animara a morderlo. El roce tímido del omega solo disparaba más su aroma y la esencia afrutada que exhalaba Jimin.

—¿Eso es todo?... Yo esperaba más siendo tan testarudo. Te daré una muestra de lo que me gusta, cachorro.

El jefe del bajo mundo lo sujetó por la nuca antes de ladearle la cabeza y tener un mejor acceso. Jimin concedió la razón al hecho de que de no estar sobre el regazo de Min, sus rodillas cederían al fuego de aquel beso. Al ímpetu de aquella lengua succionando la suya y trazando una cavidad que ni siquiera conocía como algo tan desconcertantemente bueno.

Quizás tuviera un problema en el futuro para insultar a Yoongi si se empeñaba en seducirle con sus labios y sus habilidades como amante por mucho de farsa que tuviera todo aquello. No supo cómo pero sus manos ya estaban desabotonando la camisa del alfa para apreciar su piel caliente bajo los dedos.

—Besas cómo el infierno…

—Tú sabes al paraíso. Trata de imitarme ahora.

Le reclamó y por primera vez en sus veinte años Jimin obedeció sin rechistar, moviéndose inconscientemente sobre los muslos de Yoongi y dejando que las personas que observaban su encuentro del otro lado de las cámaras de seguridad profirieran exclamaciones que rayaban lo obsceno.

Los toques desesperados en la puerta de la habitación les comunicaron que habían puntuado alto para burlar la seguridad, Yoongi le acarició una mejilla antes de bajarlo de su regazo.

—Confío en que te aplaques un poco cuando regreses al salón. Estoy seguro que Hikari está del otro lado de la puerta… y Chim… roséate con imitador de aroma… No queremos que esas hienas sepan que a pesar de todo eres mi omega…

No sabía si gritar o preguntarse de qué estaba hecho Yoongi cuando parecía una tentación ambulante con el cabello despeinado y los tres primeros botones de su camisa abiertos. Jimin solo pudo jurar antes de correr hacia la privacidad del cuarto de baño y maldecirse por haber disfrutado con aquella farsa.

🐾ALMA DE ALFA 🐾

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