ALFA SOUL [ETERNAL]🎐
《"Eventualmente serás capaz de volar por el cielo"
Convencido, seguí engañándome como siempre.》
from Black Swan by My First Story.
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🐾ALMA DE ALFA🐾
Las mesas de estilo rústico de aquel restaurante sólo afianzaban la sensación de deja vu que reptaba sobre la piel de Jimin. Una representación de un cuadrilátero estaba sobre el improvisado escenario entablado donde una banda de jazz evolucionaba.
La barra brillaba detrás de unas cuantas mesas desiertas para hacer justicia a la colección más grande de bebidas y toneles que el omega había visto en su vida.
Habían reservado todo el restaurante para aquel enigmático encuentro y Jimin sabía que lo más probable es que los supuestos músicos, el barman y el personal de la cocina también estuvieran ligados a lo que sea que debería ocurrir esa noche.
—Estás demasiado tenso. Tus feromonas afectan a los demás.
La voz de Yoongi interrumpió el flujo de oscuridad que abrazaba los pensamientos del más joven. Jimin suspiró.
—El día que seamos sinceros por completo los elefantes tendrán alas.
Prefirió la salida del sarcasmo. Yoongi negó con cierto deje de diversión antes de acariciarle el muslo por debajo de la mesa.
—Quizás sea hoy ese día. Quiero que escuches atentamente a nuestros invitados. A fin de cuentas, la decisión final será tuya. Puedes estar seguro que lo único que importará será tu palabra.
Jimin estuvo a punto de expresarle su absoluta reticencia a dejarse comprar por aquel discurso cuando una figura enfundada en un traje de noche azul turquesa llenó el umbral.
El familiar aroma a chocolate blanco y calma que le pertenecía a Taehyung lo ayudó a comprobar que no soñaba. Casi consigue ponerse en pie para abrazar a su mejor amigo cuando reparó en el hombre detrás de él.
Jeon Jungkook hizo un rápido inventario de los presentes, antes que la música en vivo fuera sustituida por un leve interludio de piano en los altavoces del local.
—Jim... prometiste controlarte...
La mano de Yoongi insistió en atrapar los nudillos gélidos de su omega. Un gruñido desaprobador salió de la garganta del de ojos verdes.
—¿Qué demonios está pasando ahora?
Para ese entonces, Jungkook ya había salvado la distancia hacia la mesa de Min y separaba la silla para que Taehyung se sentara.
Jimin los fulminó con la mirada y tanto su mejor amigo como su pareja estaban seguros que les lanzaría algún dardo envenenado con su afilada lengua si no fuera por la manera en la que Yoongi lo miró.
—No me obligues a tratarte como un mocoso.
Siseó el alfa y sus dedos volvieron a recorrer la rodilla del explosivo omega. Jimin resopló.
—Creo que a esto se refería Hoseok cuando habló de la Cacería del Cuervo. Vamos, tienen unos minutos para explicarse antes que saque mis propias conclusiones.
Como un profesor malhumorado, Jimin se libró del contacto de Yoongi y volvió a centrar su mirada en la pareja al otro lado del mesón.
Un discreto camarero y su ayudante entraron para dejar sendos aperitivos consistentes en cócteles y ostras antes que el silencio los llegara a asfixiar. Taehyung se mordió el labio inferior y ladeó el cuello.
Jimin abrió los ojos como platos. La marca recién hecha lucía como una lengüeta de fuego sobre la tierna piel de su mejor amigo.
—Jungkook tiene algo que contarte, Chim. Hemos entendido todo al revés desde el inicio.
Jimin buscó la mirada de Yoongi con una pregunta silenciosa. El alfa le volvió a tomar de las manos.
—Adelante, Máster. No me decepciones y mucho menos a mi omega.
La resolución de la presencia del shifter rodeando al alfa se hizo notar antes que otra sombra cayera sobre ellos. Jungkook carraspeó.
—La Hermandad de los Cazadores Lunares no siempre ha estado del lado de la luz. Mi padre... mi padre quería que llegara a ti para asegurar una alianza y hacerse con el control del heredero que había perdido Uriah. Pero... pero entonces todo se complicó cuando conocí a Tae...
Fue difícil escuchar cómo siempre había sido el blanco de las maquinaciones de terceros o cómo los hilos del destino encerraban su vida de una manera tan opresiva.
Los ojos de Jungkook nunca abandonaron los suyos, como tampoco su mano se soltó de la de Taehyung. Como si de las herrumbrosas cerraduras de la jaula del infierno se tratara, Jimin fue juntando las piezas de toda aquella pantomima hasta llegar a unos padres obsesionados con el control del destino más allá de la cordura.
Podía ver que el amor se arremolinaba con la oscuridad y de pronto se preguntó si no sería mejor quemar todo hasta los cimientos. Explotar en furia como lo había hecho Jungkook y ajustar cuentas con sus zarpas.
Sin embargo, un escalofrío descarnado tomó su espina dorsal al escuchar la propia versión de Yoongi de cómo había llegado a formar parte de su vida.
De cómo la orden de la Bratva de encontrar a su príncipe perdido debía terminar con su adiestramiento bajo el papel de un guardia de seguridad mientras experimentaban con su sangre.
El Ángel Corrupto fue una buena distracción, pero a pesar de los pecados que pudo cometer Vante, y sus seguidores, la maldición y el juramento de los que se pertenecen se habían roto ante la decisión de Jimin de ser libre aún cuando eso significara renunciar a su poder como elegido por la madre Luna.
Los entrantes fueron retirados casi sin tocarse antes que el de cabellos color platino se dignara a enfrentar la mirada de los presentes.
—A veces, la ignorancia es el mejor remedio para la realidad. Saber que siempre he sido un instrumento para los que me rodean me ha costado suficiente tiempo. Saber quién soy después de un juego de mentiras tan complicado ha llegado agotarme. Por eso espero el golpe final. Sé que aún no han tomado todo lo que puedo dar. Seamos pragmáticos... ¿Quieres usar mi desarraigo para tu beneficio mientras la cabeza de la Hermandad cae?
Cuestionó el de orbes color esmeralda en dirección a Jeon. A su lado, la fuerza de Yoongi parecía acumularse en un solo latido. El del emblema del cuervo suspiró.
—No quiero que se derrame más sangre. Taehyung me hizo cambiar de opinión en cuanto al sacrificio de darle salida a la venganza en soledad. Necesitamos unirnos para eliminar las sectas detrás de los grupos del bajo mundo.
—¿Y quieres que la Liga de Dragón Dorado te cubra la espalda?
Espetó Jimin mientras sus nudillos blanqueaban. Hasta ese instante se daba cuenta de que había asumido su permanencia al lado de Yoongi.
"No puedo decirle que no a quien ha vengado la muerte de mi madre. Comprende, precioso, la carta del honor está sobre el Cuervo."
El omega escuchó la voz de su destinado a través del vínculo que creía muerto. Aun cuando el hechizo de Alma Havintis había borrado las marcas de ascensión de ambos o el emparejamiento que una vez compartieran, ahora entendía que su corazón seguía enlazado al del jefe del contrabando en el Bajo Mundo.
—Es egoísta de mi parte pensar de tal manera, pero no me voy a echar atrás. Hemos descubierto algo que puede enterrar por completo la ambición de poder de los clanes.
Jungkook se relamió los labios. Jimin estaba por volverlo a interrumpir cuando Taehyung se puso de pie.
—Necesito ir al sanitario. Acompáñame, Chim.
Aún cuando estaba notablemente embarazado, logró rodear la mesa para apropiarse del codo de Jimin. El de mechas platinadas no tuvo tiempo de protestar de más mientras el mensaje llegaba fuerte y claro. Omegas y alfas tendrían que pactar desde cada lado.
—¡Suéltame! ¿No puedo creer que hayas inclinado la cabeza ante él? Precisamente tú que siempre me recordabas la importancia de no dejarme doblegar...
—¡Deja de comportarte como un tonto! ¡Yo no tengo complejo de alfa aquí! ¡No se trata de quién se incluine ante quién, lo único que debe importar es estar en paz!
—Tae... en serio tienes que...
—¡No! Por una vez en tu maldita vida, siéntate y escucha hasta el final.
—Pero...
—¡Eres un omega Jimin! Siempre lo has sido y cada fibra de tu ser lo será hasta el día que mueras. Nunca has tenido que sentirte inferior cuando nuestra casta tiene el poder de engendrar. Quizás este embarazo me haya cambiado para bien o quizás sean mis sentimientos egoístas hablando más alto. Nadie es inocente en este juego. Tus manos también estaban manchadas de sangre mucho antes de esto. Siempre tuviste miedo de la oscuridad, pero lo cierto es que ese miedo se convirtió en animosidad para llevarte hasta donde has llegado. No me mires como si estuviera loco, no tienes que seguir interpretando al mártir que todos han dejado sobre la cruz. Solo podrás ganar este juego cuando aceptes la verdad.
Jimin deseó reír con cinismo. Gritar un poco o quizás astilla el espejo del lavado en los sanitarios. Taehyung estaba tan cerca de arrancarle la máscara con la que había vivido toda su vida que una vena le palpitaba en el cuello.
—¿La verdad?¿Qué versión debería ayudarme a vencer esta oscuridad perpetua?¿Por qué sigo teniendo envidia de la forma en la que perdonas y compadeces a tu alfa?¿Qué se rompió dentro de mí que me ha incapacitado para amar plenamente? Dime... ¿Acaso tú conoces la respuesta?
Para ese entonces el brillo de las lágrimas enmarcaba las espesas pestañas del omega mayor. Taehyung se acercó hasta tomar una gélida mano para colocarla sobre su vientre. Jimin parpadeó.
—Lo único que puedo decirte, mi querido Jiminnie, es que el día que dejes de tener miedo de ti mismo te darás cuenta del corazón tan generoso que posees. Eres el ser más bondadoso que he conocido.
Los brazos del omega rubio se cerraron en torno a los temblorosos hombros del de ojos verdes. Recomponerse fue una tarea titánica pero cuando regresaron a la mesa, ambos chicos pudieron notar que una nueva alianza se había creado. El resto de la cena decantó en temas triviales en comparación a los próximos pasos del grupo que se acababa de fraguar.
Para cuando Jimin regresó al parqueo del restaurante la temperatura había descendido por debajo de los diez grados y una fina estela de copos se dejaba iluminar por los intermitentes del Rover.
—Vamos a dar un rodeo antes de volver al hotel.
Le señaló Yoongi mientras sostenía la puerta del copiloto para el omega. Jimin no le encontró la mirada hasta que estuvieron circulando por la carretera nevada.
Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos mientras los pensamientos de ambos se mezclaban. Yoongi desplazó la mano donde centelleaba el dragón engullendo a la luna hasta alcanzar el reproductor de música. Pronto las variaciones de Bach llenaron el vehículo. Jimin suspiró.
—Quince días hasta alcanzar los Urales ¿Crees que exista ese santuario realmente?
Por mucho que había intentado morderse la lengua, la realidad es que no podía confiar en el plan de Jungkook de distraer a los Mijailov mientras ellos conseguían hacerse con un talismán que tenía más de cuento para niños que de realidad.
La capacidad de creer del omega había menguado por obvias razones. Yoongi miró los kilómetros correr antes de reparar en el perfil de su omega. Si era sincero, tenía la impresión de estar siendo utilizado por el alfa pelinegro, pero había empeñado su honor, por no decir que contaba con la investigación de castas que protegían en el santuario de los Xian.
Si estaban a punto de jugar la última carta para sepultar a las sectas, pues aprovecharía la oportunidad. Ser un juguete del destino nunca había sido de su agrado. Tratar de recomponer los pedazos del alma del chico a su lado no iba a ser tarea fácil.
—Prefiero mentirme a mí mismo...
—O sea, que estamos caminando derecho al abismo con los ojos cerrados.
Jimin se cruzó de brazos. Yoongi disminuyó la velocidad del coche hasta detenerse en una ligera elevación a la diestra de la carretera. El río serpenteaba más abajo. Como un hilo de plata manchado por los cristales de nieve. Las manos de Yoongi trabajaron con el cinturón de seguridad de Jimin.
—Tengo que enseñarte algo antes que me sigas.
Murmuró evitando ver su reflejo en la mirada del omega. Jimin se dejó hacer. Envueltos en una fina granizada salieron al descampado. Una verja ajada separaba el desvío hacia una antigua fábrica de pintura.
Jimin siguió a Yoongi en silencio. Los cimientos de la construcción lucían arrancados en algunas partes. En otras, incluso las tuberías del gas, continuaban funcionando.
La luz de la luna bañó la figura del alfa cuando sus manos comenzaron a trabajar en los botones de su abrigo. Jimin observó toda la evolución envuelto en el mismo manto de silencio y autocomplacencia que su compañero.
El tatuaje del dragón en la espalda de Yoongi parecía moverse con vida propia antes que se cuerpo se postrara en el suelo. Jimin lo supo entonces. Las bellas formas humanas fueron reemplazadas por garras, pelo de un tono casi púrpureo y ojos a juego. Solo un delgado anillo de oro separaba cada iris del océano del Dragón.
El descomunal lobo que respondía al nombre de Karatsuyu se acercó creando diversiones de niebla con su aliento. Una sonrisa nostálgica cubrió el rostro del omega antes de pasar sus pequeñas manos sobre el sedoso pelaje.
—También renuncié a ese lujo el día que dije basta ¿Qué quieres mostrarme exactamente?
Karatsuyu ladeó la fuerte cabeza. Sus fauces se abrieron lo suficiente para condenar a una muerte cruel a cualquier alma que se atreviera a desafiarlo. Jimin le acarició detrás de las orejas.
—Eres tan terco...
Una lengua húmeda le acarició las mejillas al pequeño omega. Más tarde comprendería la petición de aquel lobo por el que otros tantos se peleaban.
Subir a su lomo y aferrarse al pelaje mientras dejaban los límites de la fábrica para perderse hacia el bosque de la rivera del Volga le hizo añorar el "cambio."
Aún así se permitió disfrutar del golpeteo de la brisa sobre sus mejillas o la fragancia de los pinos y los abetos mientras una sombra plateada se perdía entre las ramas y el suelo lleno de nieve. Era un mundo nuevo y a la vez desconocido.
Era quizás, la forma más cruda en la que podía conectarse a una raíz que creía perdida. Karatsuyu se detuvo algún tiempo después. El humano de Jimin bien podría haber calculado horas, el resultado habría sido el mismo. El claro de luna al que arribaron le recordaba cuánto desconocía de sí mismo.
Un tímido arbusto de flores lunares se abría sobre los musgos salvajes, aquel simple pedazo de tierra competía contra el gélido caparazón del invierno para iluminar la noche. Un murmullo mitad rugido mitad gruñido le hizo salir del hechizo de la bruma y el viento.
Karatsuyu desaparecía mientras la espalda de Yoongi regresaba bajo las caras ropas del omega. Jimin tarareaba mientras su abrazo acompañaba el cambio.
Los sonidos de la noche, las palabras de Taehyung, el latido de aquella vida encerrada en la cálida prisión de su vientre hablaron en el lenguaje que nunca se había permitido escuchar.
No iba a encontrar la paz por arte de magia. No iba a ser libre huyendo de su responsabilidad o deteniendo el tiempo. No habría perdón hasta que no se curaran aquellas heridas que por tanto le habían cubierto.
Heridas infligidas por su propio miedo a sí mismo. Por la sola idea de amar sin temer al rechazo o a la vergüenza de quedar atrás. Amar como las improbables flores de luna, condenadas a lo efímero pero seguras de dejar un hermoso recuerdo.
—Ahora ya sabes por qué removería hasta el infierno con tal de regresar a ti. No puedo permitirme otra pérdida, no cuando te quiero más de lo que puedo permitirme.
Jimin se mordió el labio inferior. Sus manos seguían presas contra el pecho de Yoongi. Buscó aquel latido ancestral bajo sus dedos y nuevas imágenes de un cachorro de ojos color violeta le sacudieron el suelo. El alfa sonrió antes de envolverlo más entre sus brazos.
—Te amo. No he dejado de hacerlo desde que tu fotografía estuvo en la mesa de mi despacho. Te he roto mil veces, pero te las has arreglado para devolver cada golpe y dejar en mis manos más de lo que podía sostener. Te amo por siglos y no me es suficiente. Te amo, mi luna plateada, y aceptaré lo que tu corazón decida para nosotros.
Aquellas palabras podían haber sido otra mentira dulce. Pero el Jimin de ese entonces no se permitía más dudas. Ladeando el cuello en dirección a donde la Diosa emitía su halo iridiscente, las palabras se deslizaron de su boca sin necesidad de esfuerzo.
—Necesitaré mucho tiempo para decir lo que quieres. Pero si te sirve de consuelo, no hay un segundo en el que pueda permitirme trazar la distancia contigo. Eres mi mate, quiero recibir tu marca.
Quizás la presencia de la vida silvestre alrededor o el murmullo de la brisa invernal sobre los centenarios árboles contribuía a despejar el camino en la mente cansada del omega.
Quizás el hecho de comenzar a descubrirse como un hijo de la luna junto a su igual fuera la diferencia para mostrar su vulnerabilidad.
Yoongi disfrazó la acometida de sus caninos sobre la piel cremosa de su omega con un lánguido beso. Jimin no pudo hilvanar las palabras pero deseó que la última barrera que protegía su alma se desvaneciera finalmente.
"Alma Havintis, Alma de Alfa, hoy somos uno nuevamente."
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REVIVAL MOON
ALMA DE ALFA
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