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Capítulo 7

Pasaron los días, y llegó el momento de un anuncio importante. Era el momento de la cena. En la mesa se encontraba Lillianne, Gallian, Abigail y Lucas. Abigail dejó de comer por un momento y habló.

—Lillianne, dentro de tres días será el cumpleaños de Rosemary.

—¡¿Cumpleaños?!

Se notaba en la voz la emoción de Lucas. Lillianne lo miró y luego volvió a centrar su atención en Abigail para responderle.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

—Quería celebrar su cumpleaños, dado que es mi cáliz. Además, quería invitar a Lucas. Por eso... eh... ¡quería celebrar su cumpleaños aquí!

«¿Qué?»

—Abigail, creo que escuché mal.

—No, escuchaste bien. ¡Tus oídos son muy buenos!

«Hasta ahora ella a celebrado ese cumpleaños en su mansión. Si quiere hacerlo en la mía, posiblemente sea porque al invitar al humano no se puede correr el riesgo de que los sirvientes vampiros lo ataquen.»

—Está bien, pero que esos humanos no se me acerquen.

«Ya que también estará el cáliz de Edwin, el esposo de Abigail.»

—Se que ellos te temen, pero tampoco te esfuerzas en agradarles.

—¿Por qué debería? Abigail, lo que piensen de mi no me importa.

La cena continuó. Lucas estaba feliz de poder ir a un cumpleaños y hacer amigos. Gallian estaba extrañamente callado. Su cuerpo estaba aquí, pero su mente se encontraba en algún lugar lejano. Lillianne lo notó y habló.

—¿Estás pensando en tu hermano gemelo?

—Si...

Abigail puso el tenedor en su plato y le sonrió a Gallian.

—No debe preocuparse, señor Soleil. Mi esposo definitivamente estará presente. Estoy segura de que Edwin también desea verlo.

«La situación de los hermanos es algo complicada para ellos, pero también es bastante común en la aristocracia.»

Gallian Soleil y Edwin Solder, vampiros nacidos originalmente en la mansión Soleil. Cuando la única heredera del marquesado Solder se convirtió en la consorte del Duque Soleil de aquella época, dieron a luz a unos gemelos, sin embargo, fueron separados al nacer para convertirse en herederos de cada una de las familias. Edwin fue para la familia Solder y Gallian para los Soleil. Luego de que nacieran los otros hermanos y siglos después ocurriera la guerra de sucesión de los Soleil, Edwin y Gallian se reencontraron bajo situaciones inesperadas. Sin embargo, gracias a la separación de los gemelos al nacer, ambos están vivos ahora.
Lucas terminó de cenar y preguntó algo inesperado.

—Lili, Abi, ¿cuándo es el cumpleaños de ustedes?

—Se me olvidó.

—Nunca me lo dijeron.

Aunque Abigail respondió primero y Lillianne después, las respuestas eran... eh... bastante lamentables. La confusión y la decepción estaban prácticamente escritas en la cara de Lucas.

—¿Por qué? ¡Es un cumpleaños!

«Demasiado ingenuo.»

—¿Tienes idea de cuánto hemos vivido, humano?

«Aunque en mi caso es porqué nunca me dijeron la fecha, pero aunque la supiera, lo habría olvidado igual.»

—Lillianne tiene razón, Lucas. Hemos vivido demasiado, por eso lo terminamos olvidando. Solo la familia imperial y algunos otros lo celebran.

—Pero...

Gallian sonrío y se unió a la conversación.

—No es el cumpleaños exacto de Lillianne, pero recuerdo el día en el que llegó a la mansión y se conviertío en "Lillianne Soleil". Fue el 2 de mayo de hace 2400 años.

«"Aproximadamente"»

—Increíble que lo recuerdes, Gallian.

«Ni siquiera recuerdas tu propio cumpleaños.»

—Por supuesto. Estamos hablando de ti.

«Era tan lamentable en ese entonces.»

—¡Entonces se puede celebrar un cumpleaños esa fecha! ¡Falta un mes!

Lucas habló con mucha emoción. Abigail parecía compartir la opinión del humano.

—No es necesario, así que dejen de hacer esas caras. No se ha celebrado antes y no se hará jamás. Además, no es como si fuera mi cumpleaños.

«No tiene caso celebrarlo ahora.»

Lucas, Abigail, e incluso Gallian tenían caras de decepción.

—Dejen eso. Midna.

—Si, señora.

—Luego del cumpleaños, métete en el pueblo y roba uno de los artefactos de los cazadores de vampiros. Los detalles están en este papel.

—Entendido.

Abigail miró a Lillianne con una cara de confusión.

—Lo sabrás cuando "eso" llegue, Abigail.

Tres días después, llegó el tan esperado cumpleaños. Era de noche y la gran puerta de la mansión Soleil se abrió. Cuatro personas entraron por la puerta. Abigail cargaba a una niña de 7 años, Rosemary. Al parecer era muy tímida. También había un niño de pelo y ojos negros. Era el cáliz de Edwin, Erns. Detrás de este niño, se encontraba el gemelo de Gallian, Edwin.

—¡Edwin! Cuánto tiempo sin verte...

—Si. Me alegra verte bien.

Ambos hermanos se saludaron alegremente luego de 100 años sin tener contacto.

—Ya veo. Así que ese es el hermano gemelo de Edwin. Pero, por otra parte, Abigail, ¿por qué debemos celebrar el cumpleaños de Mary en la casa de esa?

Erns habló con tono condescendiente el cual iba dirigido directamente a Lillianne. Rosemary, aún en los brazos de Abigail, solo se limitó a esquivar cualquier contacto visual con la demonio.

—Erns, ya se que no te agrada Lillianne. Celebraremos el cumpleaños aquí por que hay alguien que ambos deben conocer.

Luego de decir esto, Abigail le lanza una mirada a Lillianne. La demonio asiente mientras suspira, y luego se gira en dirección a la puerta que se encontraba detrás de ella.

—Humano, puedes entrar.

Las puertas se abrieron, dando paso a Lucas. Se acercó a los invitados y los miró en silencio, uno por uno, casi como si los analizara.

—¿Gallian 2.0?

«¿Se refiere a Edwin?»

El gemelo de Gallian comenzó a reírse.

—Soy el hermano gemelo de Gallian. Mi nombre es Gallian. Gusto en conocerte, Lucas.

Edwin se inclinó y pasó la mano por la cabeza de Lucas. El niño sonrió.

—¿Eres Rosemary?

La niña asintió débilmente ante la pregunta de Lucas.

—¡Feliz cumpleaños!

—Gra... Gracias.

Abigail bajó a Rosemary para que saludara a Lucas.

Erns aún seguía confuso.

—No entiendo. ¿Por qué la demonio tiene un humano? ¿Lo compraste?

«¿Oh?»

—Exactamente, cáliz. Lo compré con mi dinero, así que me pertenece.

—Tú... ¿Qué es lo que tramas? ¿Qué le has hecho? ¡¡Seguro que cuando te aburras lo matarás!!

La voz de Erns estaba cargada de ira. Era algo que parecía inexplicable. ¿Qué hizo Lillianne para ser el objetivo de tan desgarradora ira? ¿Qué pasó entre los cálices y la demonio para que su relación se tornara de esta forma? ¿Por qué Erns es el más rencoroso en este tema? ¿Por qué Abigail no defiende a Lillianne? Lucas solo observaba, mientras que Rosemary puso su mano en el hombro de Erns.

—¿Mary?

—Lucas parece bien... No le... hizo nada. Saluda a nuestro nuevo amigo...
Erns hizo una mueca y suspiró con resignación.

—Soy Erns. Gusto en conocerte, Lucas.

Lucas lo miró por un momento y se presentó. Luego Lillianne atrajo la atención y señaló una puerta que daba a un corredor, y más allá a un portón.

—Pasen al salón de música para... ¿Midna? ¿Qué ocurre?

La sirvienta se acerca con algo que parecía ser un sobre.

—Mi señora, el archiduque ha enviado una carta.

«Qué pesado.»

—Dame la carta, Midna. Delia, guía a los invitados al salón de música. Yo iré en unos minutos.

Lillianne tomó la carta y la abrió. Lucas agarró un extremo del vestido de la demonio y le habló con una mirada triste que suplicaba atención.

—¿No irás con nosotros? ¿Qué vas a hacer?

«¿Es una broma?»

—Lo que haga no es tu problema. No te pegues más a mi como un chicle y ve con los invitados.

Lillianne le dio la espalda a Lucas sin siquiera vacilar. El obedeció a Lillianne y se fue con los otros al salón de música. La demonio miró la carta y la leyó en silencio, prestando mucha atención a cada palabra escrita en el papel y buscando cuidadosamente algún mensaje oculto o alguna indirecta.

«No hay nada. Solo es una invitación al debut de su nieta.»

—Desgraciado.

La demonio apretó la carta y luego la rasgó, volviéndola añicos. Cada pequeño trozo de papel había caído en el suelo.

«El evento es dentro de dos semanas. Lo peor es que sabe que no puedo negarme.»

—Que algún sirviente limpie esto. Midna, luego responderé a la invitación del archiduque. Ahora acompáñame a la sala de música.

—Como ordene, mi señora.

Los pasos de las demonios se escuchaban por todo el corredor haciendo eco. Prácticamente anunciaban su llegada. Cuando llegaron al salón de música, el ambiente era bastante alegre. Una música infantil resonaba en toda la habitación. Los músicos tenían buen gusto. Abigail bailaba y jugaba con los humanos, mientras que los hermanos gemelos conversaban.

«Demasiado ruidoso.»

En el momento que Erns y Rosemary vieron a Lillianne, se pusieron inmediatamente a la defensiva. La demonio suspiró y le habló a todos los invitados en la sala.

—Es el momento de la cena. Pueden seguir bailando una vez que terminen de cenar.

Lucas miró a Rosemary y Erns, y luego dirigió su vista a Lillianne. No dijo nada, como siempre. Solo se mantuvo en silencio, analizándolos secretamente.

Todo el tiempo que estuvieron cenando, el ambiente se tornó incómodo. Lillianne fue la primera en terminar de cenar. Con la calma y la elegancia que la caracterizaba, se levantó de su asiento sin hacer ruido y se dirigió a la puerta.

—Lili, ¿te vas?

Lucas desde su asiento miró a Lillianne, mientras pronunciaba esas palabras con ese apodo que la demonio tanto odiaba.

—Si. No hay razón para que esté presente. Me retiraré.

La demonio se fue y Lucas bajó la cabeza, cosa que Abigail notó.

—No estés triste, Lucas. Lillianne es así. Ya hizo suficiente preparándonos su mansión para el cumpleaños.

—Si...

Lucas siguió comiendo. La tímida Rosemary disfrutaba de su pastel de cumpleaños, pero Erns fijó su atención en Lucas. Mientras tanto, Lillianne se dirigía a su oficina.

«En lo que ellos están con su fiesta, aprovecharé para responder a la invitación del Archiduque.»

Unas horas después, Lillianne ya había terminado la respuesta a la carta y algunos otros asuntos en cuanto a los ingresos de sus joyerías.

«Ya debería ser tiempo de que los invitados se retiren. Iré a donde se encuentran.»

Sin embargo, algo inesperado pasó. Mientras Lillianne caminaba por los pasillos, la voz desesperada de Lucas le llamó la atención.

—¡¡¡Lili, ven!!! ¡¡¡Rápido!!!

«¿Ahora qué?»

—¿Qué ocurre?

—¡¡Son Erns y Rosemary!! ¡Ellos...!

Ambos se dirigieron cuanto antes a la habitación de Lucas. A primera vista, Lillianne no notó nada. Sin embargo, Lucas señaló el lugar de los hechos. En el pequeño balcón de la habitación, una mano se aguantaba firmemente de la barandilla. Al dirigirse hacia allí logró ver de qué se trataba. Erns estaba colgando del balcón. Una mano sujetaba la barandilla para no caerse, y con su otra mano sostenía con toda su fuerza a una Rosemary de cara llorosa. Lucas había traído a Lillianne para que los salvara, y en todo eso, una pregunta resonó en la cabeza de la demonio.

«¿Por qué últimamente estoy metida en esta clase de problemas?»
    
                   Capítulo 7/Fin

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