Capítulo 5
Ambas intercambiaron miradas. Rubi estaba poniendo a Lillianne contra la pared. En la aristocracia vampírica y demoníaca, es inaceptable que un demonio proteja a un esclavo humano, ya que los demonios no necesitan sangre humana. Lillianne cuando conoció a Lucas, lo salvó convirtiéndolo en esclavo, el cual era el único método posible para mantenerlo con vida. Ahora que Lillianne protegió al niño de una vampiresa externa a los Soleil, pueden incluso considerarla una traidora. Podrían pensar que Lillianne quiere ganarse la confianza de los humanos, y cuando tenga control sobre ellos, chantajear a la aristocracia vampírica. Si Lillianne tiene poder absoluto del flujo de humanos enviados como esclavos para los vampiros, estos estarían obligados a depender de la demonio. Si lo miramos desde ese punto, Lillianne podría reinar sobre los vampiros. Aunque claro, todo esto es producto de malentender las intenciones de la duquesa. Por esta razón, el hecho de que Lillianne convirtió a Lucas en esclavo para salvarlo de la muerte debe ser un secreto.
«La única persona externa a los Soleil que puede saber del tema es Abigail, y tal vez su esposo. ¿Qué es lo que puedo responder? Algo fácil, veamos...»
—Ya veo, parece que lo estoy protegiendo. Sin embargo, no es así. A este desagradable esclavo aún le faltan muchas cosas que debe hacer para servirme. Quiero usarlo todo lo que pueda antes de dejarlo morir de la peor forma posible.
Rubi parecía un poco desconfiada.
—Además, Baronesa Garnett, usted sabe cuanto amo el dinero. No puedo dejar que se desperdicie dejándolo morir ahora. Más adelante, cuando esté satisfecha, el humano morirá. Seré yo la que lo mate.
El niño escuchaba todo eso en silencio. La Baronesa Rubí ahora si parecía creerle. Ambas se dirigieron a la salida de la mansión, dejando al niño solo. Sin embargo, antes de que Lillianne se retirara del lugar, giró la cabeza para mirar a Lucas. Ya en la salida, Rubi y la demonio conversaban.
«Necesito garantizar que guardará silencio.»
—Duquesa, sería un problema si muchas personas se enteran de esto. Podrían querer ir a por mi esclavo de la misma manera en la que usted lo hizo.
—Entiendo, ¿y qué sugiere?
—A cambio de su silencio absoluto, le ofrezco el 50% de descuento siempre que compre en alguna de mis tiendas.
—¡Muchas gracias! No se preocupe, no le diré ni a mi esposo. Por cierto, cuando ya no necesite al humano, en vez de matarlo, podría vendérmelo.
—Lo tendré en cuenta.
«No»
Luego de eso, Rubi se fue.
«Al parecer, no podré invitar a más vampiros a la mansión. Solo si busco algo que oculte el olor a sangre humana. Ahora que Rubi se fue, puedo tener un momento de descanso. Sonreír a los aristócratas es demasiado agotador.»
Una pequeña cabeza se asoma desde una esquina del lugar. Era Lucas.
—¿Qué haces allí, humano?
El niño se le queda mirando.
«¿Por qué me mira?»
—¡Fea!
«¿Qu...?»
Luego de eso el niño se va corriendo.
«Seguro fue por lo que dije. ¿Pero "fea"? Posiblemente tenga mala visión.»
—¿Señora, pasó algo? Lucas se fue corriendo haciendo pucheros.
—Allí estás, Midna. Le dije a la invitada que el humano era solo un esclavo al que mataría dentro de un tiempo, todo para que ella no se entera de la situación y se crearan rumores. El humano estaba allí y se lo creyó.
—Ya veo. ¿No sería mejor si usted se disculpara?
—¿Por qué debería? Yo solo me encargaré de mantenerlo con vida hasta sus 18 años. Lo que él piense de mi es irrelevante.
Un rato después llegó Abigail, quién pronto se enteró de la situación. Los minutos pasaron y el reloj pronto marcó la 8:00 pm. Era el momento de la cena. Lillianne, Abigail y Lucas se sentaron en la mesa y comenzaron a comer. Todavía existía tención entre la demonio y el humano.
—Lucas, lo que Lillianne dijo no era enserio. Nadie puede enterarse de nuestra situación. Por eso tuvo que mentir.
—Lo se... Pero esa chica le creyó. Significa que la demonio ha matado antes...
«Obviamente.»
—Lucas, en la aristocracia, desgraciadamente matar es normal.
—Tambien lo se, Abi.
—Eh... ¡Pero Lillianne te protegió!
«Abigail, eres muy ruidosa. El humano, una vez más, creerá cosas que no son.»
Lucas bajó la cabeza y abrió su boca para hablar.
—Una persona que mata no es buena.
«Exactamen...»
El niño levantó su cabeza con firmeza y habló.
—Pero un demonio que protege no es malo.
«¿Qué?»
—Terminé de comer. Iré a hacer la tarea que me dejó el profe Fray.
El niño se va corriendo del inmenso comedor.
—¿Qué opinas, Lillianne?
—No opino nada. Se lo dije a Midna y ahora te lo diré a ti. Lo que él piense de mi es irrelevante.
—Lillianne, me he estado preguntando desde hace tiempo. ¿Por qué salvaste a Lucas? No es propio de ti. A ti generalmente te da igual si alguien muere.
«¿Por qué salvé al humano?»
Lillianne no dijo nada. Se mantuvo en silencio, pensando en una respuesta para la pregunta de Abigail.
—Si no sabes o no quieres decirme, está bien, pero Lillianne...
Abigail se levantó y puso su mano en el hombro de Lillianne.
—No es malo que un demonio tenga sentimientos humanos.
«¿Sentimientos humanos? Algo como eso...»
—No los necesito.
Lillianne retiro la mano de Abigail y se levantó del asiento. Luego se giró hacia ella y la fulminó con la mirada.
—Estoy molesta, Abigail, así que no me hables ahora. Iré a la biblioteca a despejar mi mente. No me sigas.
Lillianne salió del comedor y Abigail suspiró.
«"Sentimientos humanos", "sentimientos humanos"»
La demonio llegó a la biblioteca y golpeó uno de los estantes.
«¿Qué demonios significa eso? ¡Son estupideces! Un demonio no puede ser así. ¡No debería tener eso! ¡Sobre todo yo! »
Algunos recuerdos de su pasado inundan su mente. La demonio apretó los dientes y el puño.
«¡Maldición...!»
Unos pasos se escuchan por el pasillo y la pequeña cabeza de Lucas se asoma por la puerta. Al ver a la demonio este se dirige hacia ella en silencio.
-No estoy de humor para tratar contigo, humano, por eso vete. Ahora mismo podría incluso matarte.
El niño no se movió, solo siguió observándola en silencio con sus grandes ojos amarillos.
-Te estoy diciendo que te largaras.
Lillianne alzó la mano, como si fuera a pegarle. El niño instintivamente cerró los ojos, pero el golpe nunca llegó. Los abrió lentamente y vió como la demonio bajaba la mano.
-No estoy jugando. Vete.
Esta vez el niño si salió corriendo. Lillianne se dirigió al sillón más cercano y se sentó.
«Solo quiero matar todo rastro de emociones. No me importa si me quedo vacía. Es mejor que esto.»
La demonio suspiró y enderezó su postura. Al parecer se había tranquilizado un poco. Solo un poco.
«Por otra parte, perdí la compostura por unos momentos. Imperdonable. Esta conducta no puede volver a repetirse.»
Dos días pasaron y Lucas parecía estar mejor. Un niño alegre cuando estaba con Abigail, pero con Lillianne era diferente. Se mostraba calculador y no sonreía, sin embargo no parecía tenerle miedo. Hoy es el día en el que Lucas saldría al sol. Necesitaba fijar la vitamina B, además de estar un poco pálido.
-Humano, sube al carruage. Midna, mi daga. Chófer, tome la ruta menos transitada.
La mayor cantidad de habitantes en el imperio Hebrim son vampiros, y también son ellos los que mejor detectan la sangre humana. Al ser de día, ellos no saldrían. Incluso aunque estén bajo tierra o en una cueva, todavía hay grietas por donde los rayos solares se filtran, por eso no se arriesgarían a estar despiertos ahora, aunque algunos como Abigail si salen de día, pero no son muchos. Por otra parte, aún están los demonios que pueden dormir cuando quieran. Por esta razón Lillianne le ordenó al chófer ir por la ruta menos transitada.
«Tomaremos uno de los túneles abandonados que llegan al exterior.»
El niño miró fijamente a Lillianne.
-¿De verdad saldremos?
-Si. Una vez a la semana irás al exterior.
-Ya veo...
Luego de que Lucas pronunciara esas palabras, el silencio reinó en el carruaje.
«Es molesto cuidar de un humano que no deja de mirarme.»
Lucas miró hacia el abajo y luego al frente. Estaba siendo precavido. Luego de unos segundos se decidió a hablar.
-Es feo decir demonio. ¿Cómo puedo decirte?
-Llámame como quieras menos por mi nombre.
-Entonces...
«Solo llámame demonio y punto.»
-¡Te diré "Lili"!
-¿Lili? ¿Qué es eso?
«No necesito que me llamen así. Es molesto.»
-¡Es tu apodo!
-¿Mi qué...?
-Un apodo. Mi mamá me dijo que un apodo era...
Lillianne puso los ojos en blanco.
-Se lo que es un apodo. No es necesario que me recites el diccionario. Además, no me llames "Lili"
Aproximadamente en una media hora de bajaron del carruaje y caminaron por un túnel en el que solo se podía ir a pie. Una débil luz se veía a lo lejos. Lucas corrió hacia ella y por fin salió al exterior.
-¡Puedo ver el cielo! ¡Y el Sol!
«Está demasiado emocionado. ¿Qué hay de interesante en la luz?»
Lillianne se sentó en una roca más o menos adecuada para servir de asiento.
«Incómodo. La próxima vez debo traer un cojín.»
La demonio estaba sentada casi donde se acababa el túnel y daba lugar a la pradera. Ella veía al exterior con una mirada extraña. Todo estaba iluminado por el Sol. Era una vista muy diferente a la usual. La duquesa suspiró y con su brazo bloqueó los rayos de sol que llegaban hasta su rostro.
-Ugh, es demasiado brillante.
Capítulo 5/Fin
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