Ya estamos en septiembre. Han pasado tres meses desde que Lucas se fue y el ambiente en la mansión se ha oscurecido un poco, aunque los primeros días estuvo peor. Tal vez si pasa más tiempo... ¿todo vuelva a la normalidad?

—Elías, una vez más desde el principio. Faltan tres meses para mí boda y tú serás duque.

—¡Argh, ya lo se!

Elías es el único que se encarga de alegrar la mansión. En estos tres meses se ha vuelto más alto.

—Lillianne, ese es el carruaje de la familia Solder.

—Ya lo se. Quédate aquí. Bajaré a la recepción.

—Si, si. ¡Al final un jodido descanso!

—Cuida tus palabras.

Abigail bajó de su carruaje y saludó alegremente a Lillianne. El día en el que le borró la memoria a Lucas y lo puso a dormir... hubieron muchas lágrimas por parte de Abigail. Gallian también, Edwin, Rosemary, Erns... Incluso Midna. No lloró pero... sus ojos se humedecieron. Midna fue una de las personas que más cuidó a Lucas y la primera en cargarlo. Mientras Abigail y Rosemary lloraron en silencio, Erns explotó.

—¿¿Por qué lo hiciste?? ¿¿¿Siquiera buscaste otra solución???

—Esa fue la única solución.

—¡Pero aún así...! Yo... Yo...

Erns estaba abatido. Él, que había estado sosteniendo los hombros de Lillianne con rabia, de repente bajó los brazos y apretó los puños con un terrible sentimiento de arrepentimiento.

—Ni siquiera... pude despedirme...

Realmente... el hecho de que Lucas se fuera fue algo que afectó a todos. De una forma u otra, el se ganó el cariño de ellos.
—Mi señora, el Príncipe Heredero la espera.

«¿Ronan? ¿Y ahora qué hace este aquí? Debería haber llegado en dos horas.»

—Avisa que bajaré en diez minutos.

—Si.

Lillianne apresuradamente terminó de ordenar su oficina y luego bajó por las escaleras . Cada paso que daba se sentía como estar más cerca de la muerte. Cuando el vampiro la vió, se levantó de su asiento y le extendió la mano.

—Te demoraste, Lillianne.

—Usted llegó antes de hora acordada.

—Da igual. ¿No tienes nada que decirme?

Lillianne lo miró, pero tuvo que ahogar las palabras que surgían de su interior, y forzando una sonrisa, no tuvo más remedio que decir aquello que tanto desagrado le producía.

—Felicidades por su cumpleaños, su Alteza el Príncipe Heredero.

—Gracias. ¿Entonces, nos vamos? Mi querida prometida demonio.

—Si.

La mierda guió a Lillianne al carruaje y un rato después llegaron al palacio. Inmediatamente después fueron anunciados en el salón de baile.

—¡Su Alteza Real el Príncipe Heredero, Ronan Hebrim y su prometida, la Duquesa Lillianne Soleil están entrando!

«Elías y Gallian ya han llegado. Abigail y Edwin también. Ach, no tengo tiempo para desperdiciar en esto. »

La música comenzó y la pareja protagonista de esta noche inicio el baile. Primero Ronan, luego Gallian y después Elías. Lillianne bailó con todos ellos, pero no duraría mucho.

-¡Lillianne, Gallian, Elías, por aquí!

«Ah, Abigail y Edwin nos llaman.»

En el momento en el que dió el primer paso, un grito desgarrador hizo eco en todo el salón.

—¡¡¡Aaaaaahhh!!! ¡Ayu... da! ¡¡Alguien ayuda!!

«¿Qué?»

—¡¡POR FAVOR!!

El salón se llenó de gritos, tanto de la multitud como de aquella persona que gritaba.

—¿Lillianne, que ocurre?

—Elías, dile a Gallian, Edwin y Abigail que salgan del salón.

—¿Por qué?

—AHORA.

Justo en ese momento un demonio, escolta del príncipe se paró en medio del salón y gritó.

—¡¡Todos los vampiros, salgan de esta habitación!! ¡¡Rápido!!

Como indicó el demonio, todos los vampiros salieron corriendo.

—¡Abigail, apresúrate!

—Si...

En pocos minutos, solo quedaron unas cinco personas en la habitación, entre ellas, Lillianne y Elías. Solo quedaron demonios. Ahora con pocas personas, pudieron observar mejor a la víctima. Yacía desmayada en el suelo, y de sus ojos caían gotas de sangre.
—¿Está... llorando sangre?

Elías estaba sorprendido, sin embargo Lillianne comenzó a atar cabos. A su mente llegó una conversación que había tenido con Edwin hace un tiempo.

—Ah, si. Al parecer Abigail te contó. Uno de los barcos que preparé para comerciar con otro imperio fue saboteado. Además, hubo un brote de una enfermedad rara que solo afecta a vampiros. Los marineros lloraron sangre. Aún se están investigando las causas y los otros síntomas.

«Si ambas cosas están relacionadas...»

—¿Lillianne? ¿Qué ocurre?

—Esto es malo.

Aproximadamente una hora después, Lillianne llegó a la mansión. Fue recibida por Midna. Había algo que debía decirle.

—Mi señora, Delia ha llegado. Es sobre Lucas.

—Hazla pasar, Midna.

Una chica vestida de negro entró. Delia, quien anteriormente era la subjefa de los sirvientes, ahora era la sombra de Lucas y los ojos de Lillianne. Luego de enviar al humano a un pueblo mientras este seguía desmayado, Delia fue enviado para vigilarlo. Aunque todo pasó más rápido de lo esperado.

«Originalmente dejaría ir a Lucas al día siguiente de que alcanzara la mayoría de edad, y tampoco había planeado borrarle la memoria. Entonces... Oh, llegó Delia.»

—Saludos, mi señora.

—Informe.

—Si. En realidad... tengo malas noticias.

Esto era raro. Todo siempre había estado bien. La primera vez que vino, aunque hubieran dificultades no fue nada severo.

—Contruyó una cabaña en medio del bosque. En una pequeña pradera y ahora vive allí.

Y luego otra vez...

—Se convirtió en cazador. Casi cae por un precipicio pero todo está bien.
Y una vez más....

—Asaltaron su casa pero se las arregló y atrapó a los ladrones.

Delia le habló a Lillianne. Era un caso bastante serio.

—Se ha instalado una iglesia en el pueblo. Los sacerdotes van a atrapar a todos los humanos que escaparon para el pueblo y los regresarán.

«¿Qué? Ese pueblo al no tener iglesia era al que todos siempre escapaban. Ahora que habrá iglesia...»

—Delia, llama a Gallian y a Elías, ahora.

—Si. ¿Pasó algo?

—Tendremos una reunión.

Al día siguiente, los Soleil se dirigieron al establo. Lillianne vestía pantalones, una camisa blanca y una capa con capucha.

—¿Estarás bien? ¿Y si te descubren?

—Todo estará bien, Gallian.

—Realmente has cambiado.

—No me malentendiendas, Gallian. Debo hacerme responsable de las consecuencias de mis actos. Es mi deber.

—.....

«Solo los mataré y volveré.»
El objetivo de Lillianne con esta salida no es encontrarse con Lucas y protegerlo directamente, sino destruir a la iglesia.

—Elías, te encargo el Ducado en mi ausencia.

—Si.

Ayer, cuando se anunció la reunión, Elías era el más molesto.

—¡Oye, Lillianne! ¿No pudiste esperar? ¡Me estaba bañando! ¡La sirvienta casi me ve desnudo, joder!

—Tenías una toalla alrededor de tu cintura. No te verá desnudo. Además, es normal que las sirvientas asistan a los nobles durante el baño. Eres tú el que no quiere...

—¡Exacto, no quiero!

Fuera de eso, lo demás fue normal.

—Elías, te encargo el Ducado en mi ausencia.

—¿Qué hago con el príncipe heredero?

—Ah, esa cosa... Solo dile que seguí los pasos de Gallian y me fui de viaje. Llegaré a tiempo para la boda de todas formas. Si todo sale bien, estaré de regreso en cuatro días.

De esta forma, Lillianne dejó el imperio Hebrim acompañada de Delia.

—Señora, ¿está segura de que está bien?

—Delia, te cortaré la garganta si vuelves a preguntar lo mismo.

—Me disculpo.

La sirvienta tenía razón. ¿Qué clase de dama noble monta un caballo, empuña una espada y duerme en el suelo al interperie? Cualquiera que la viera diría que es una deshonra para la familia Soleil.

Al día siguiente llegaron al pueblo, pero las noticias que escucharon no fueron buenas. Al parecer, los miembros de la Iglesia habían salido a obtener una copia del listado con todos los envíados al imperio Hebrim como esclavos. Planeaban capturar a todos los que escaparon por medio de esa lista.

«Esto tomará tiempo.»

—Delia.

—¿Si, mi señora?

—Regresa al Ducado Soleil e informa de los acontecimientos. Di que no regresaré hasta resolver este problema. Cuando vayas, asegúrate de no ser vista.

—Entendido.

Delia partió.

«Tengo algunas provisiones en la bolsa. No puedo estar al interpérie así, y nevará pronto. Me adentraré en el bosque.»

Lillianne camino por el bosque, y a lo lejos vio una montaña. Una cabaña se encontraba al pie de esta, en una pequeña pradera en medio del bosque.

«Delia había dicho que la casa de Lucas estaba al pie de una montaña. ¿Será esta?»

Un joven, de no más de 20 años cortaba un tronco para hacer leña. Sus ojos amarillos eran realmente hermosos.

—¡Uf! Está comenzando a hacer frío. Será mejor que termine pronto.

«Lucas.»

El humano comenzó a apilar los trozos de madera, y un copo de nieve cayó, seguido de otro.

«Tomé la decición correcta al borrarle la memoria y dejarlo ir. El pertenece aquí, a la luz, y yo...»

«... a la oscuridad.»

Y sin mirar atrás, Lillianne se dio la vuelta y regresó a las sombras.

                   Capítulo 21/Fin

Y aquí está el capítulo. Me disculpo por la demora. Dije que lo subiría ayer, pero me quedé sin mb para el internet y hoy me recargaron.

También he estado dibujando mucho y mejorado, así que el estilo de dibujo cambió, como verán en la imagen de este capítulo. Eso es todo. A los pocos que siguen la historia, gracias.