No había duda. Realmente era sangre. El niño estaba realmente asustado.

—Rosemary, espera un momento.

El niño lo sabía. Estaban matando a un humano. Debía ayudarlo. Incluiso si le dolía el tobillo, eso no le impidió avanzar y cojeando se dirigió al lugar donde provenía el olor. Abrió levemente la puerta, pero no podía ver mucho. Gallian y Abigail estaban de espaldas y tapaban su campo de visión.

—¿¿Qué están haciendo??

Ante el grito del niño, ambos vampiros se dieron la vuelta. Sus bocas estaban manchadas de sangre al igual que sus manos y ropa. Sin embargo, eso a él no le importaba. Su mirada se dirigió para lo que estaba encima de la mesa.

—¿Esos son... cachorros de lobo? ¿Beben sangre animal?

Los vampiros hicieron una mueca. Entonces Edwin explicó.

—Lo siento. Desgraciadamente nacimos como vampiros. Necesitamos sangre. No queremos esclavos, queremos un cáliz. Pero no tenemos, así que tenemos que debemos matar lobos. Aunque no queremos.

—¿Qué es un cáliz?

—Un humano destinado a darle su sangre a un vampiro para siempre. El cáliz no se puede liberar. Si el cáliz muere, el vampiro muere y viceversa. Solo cuando el cáliz muere de vejez, el vampiro queda libre.

—Si quieren eso... quieren quitarle la libertad a un humano.

—¡Ah, no! Los humanos que vienen aquí como esclavos están apuntados en una lista, así que se les reconocerá si regresan al mundo humano. Ya que no pueden volver lo mejor es convertirlo en cáliz. También el humano obtiene poderes del vampiros por su condición de cáliz.

—Podría ser... ¿que nos salvaron a Rosemary y a mi por esa razón?
Edwin y Abigail estaban sorprendidos. La vampiresa hizo una mueca y luego suspiró.

—No es así. No fue por eso.

—¿Entonces?

—Yo... soy infértil. No puedo tener hijos.

Erns estaba bastante sorprendido. Esa es una respuesta que claramente no esperaba escuchar.

—Edwin me aceptó a pesar de eso. Estaba bastante agradecida, pero dolía. No puedo darle un hijo.

—¡Abigail! ¡Te dije que eso no me importa!

—Lo se, Edwin. Lo se pero, aún así me molesta. Además, yo también quería un hijo.

Erns es inteligente, así que se dio cuenta de todo. Abigail también lo sabía, así que puso una expresión de tristeza.

—¿Ya sabes por qué los salvé?

—.....

—Me retiraré primero.

—Ah, Abigail...

Edwin llamó su nombre, pero se detuvo. Sabía que él no podía hacer nada. Erns también se detuvo, pero por una razón diferente. Estaba sorprendido. No podía creer que Abigail los quería adoptar.

La vampiresa abrió la puerta para salir de la habitación, sin embargo había alguien allí. Rosemary estaba pegada a la puerta y llorando. Había desobedecido a Erns, aunque él no le dijo nada.

Abigail se acercó a Rosemary y le habló.

—¿Rosemary, que haces aquí? ¿Por qué estás...?

—¡Lo seré yo!

—¿Qué estás...?

—¡Me convertiré en el cáliz de Abi y seré la hija de Abi!

—¿Eh?

—¡Así que no estés triste, Abi!

La situación había dado un giro muy diferente. Erns iba a intervenir, pero antes de eso Abigail negó con la cabeza, y poniendo una expresión melancólica abrazó a Rosemary.

—Estoy bien, Rosemary. No te preocupes. Lo que dijiste es algo muy importante. Es una decisión que hay que pensar mucho, así que no te preocupes, estoy bien. ¡Más importante ahora...!

Con un movimiento, la vampiresa levantó del suelo a Rosemary, cargándola.

—¡Ya debe estar el baño de Rosemary, así que vayamos! Luego te pondré un vestido bonito.

—¡Si!

—¡Entonces vamos! Edwin, encárgate de Erns.

—Claro.

Con un crujido, la puerta de la habitación se cerró, dejando a Erns y Edwin a solas.

—Ahora, Erns, es momento de darte un baño.

—¿Qué estás...? ¡Suéltame, vampiro!

Edwin había cargado a un Erns malumorado. Es tan adorable.

—Por caminar hasta aquí, tu tobillo debe haber empeorado. Te caerás en el baño.

—¡Puedo hacerlo yo solo!

—No puedes. Solo tienes 8 años. Eres un niño. Ah, por cierto. Ya se que nos robaste dinero y nos utilizaste a mi y a Abigail.

—.....

—Lo que hiciste fue malo, aunque no estoy enojado. Abigail tampoco. Ambos sabemos que nos tienes miedo.

Erns rechinó los dientes. Ser cargado por un vampiro... Qué humillación. El seguro lo matará. Estaba seguro de que lo haría. Sin embargo no pasó nada.

—Buenas noches, Erns. Dulces sueños.

Habían pasado dos meses. Edwin siempre le daba las buenas noches. Abigail hacía lo mismo con Rosemary. La relación entre la vampiresa y la niña era bastante buena. Fue Abigail quién se hizo cargo de Rosemary, mientras que Edwin se hizo cargo de Erns. Su relación también parecía haber mejorado. Ambos vampiros sabían el pasado de los niños.

—Edwin, ¿como se llama eso?

—Se llama enroque. Es un movimiento útil en el ajedrez.

—Mmm...

—Erns, mañana se hacen 180 años desde que me casé con Abigail, así que se habrá una cena. ¿Hay algo que quieras?

—¿Yo por qué? ¿No deberías ser tú?

—No quiero nada, por eso te pregunto a ti.

Erns suspiró. El juego de ajedrez se había pausado y la conversación se desvió a un tema diferente.

—Mmm... Tal vez quiera algo. Te lo diré en la celebración. En fin, Edwin, ¿cómo se conocieron tú y Abigail?

—¡Me aventó un libro!

—Ah, ya veo... Espera, ¿qué?

—¿Qué?

—¿Qué?

¿Qué?

—Era de noche en la biblioteca. Intenté saludarla y me aventó un libro por la cara. Me partió el labio, pero desde ese momento supe que ella sería mi único amor.

—....

—¿Qué pasa con ese silencio?

—Masoquista.

Edwin puso los ojos en blanco, pero terminó riéndose. No lo afirmó... pero tampoco lo negó. ¿En serio es masoquista?

—Y cuando supiste que no podía tener hijos, ¿cómo fue?

—Ah, eso... Es una lástima ese hecho, pero no dejaría a Abigail. En ves de dejarla... En vez de preocuparme por lo que pudo haber sido y no fue, prefiero atesorar lo que tengo ahora.

—Tu... en serio la amas.

—Claro que la amo. Es mi esposa.

En eso sonó la puerta. Eran Abigail y Rosemary. La niña corrió a saludar a Edwin y Abigail se acercó a Erns, pasándole la mano por el pelo.

Al día siguiente se llevó a cabo la celebración. Era humilde, solo una cena glamorosa entre los cuatro. El día anterior, Erns había hablado de algo con Rosemary, sin embargo nadie sabe de que trataba su conversación.
La cena transcurrió con normalidad. Era un ambiente agradable, pero Erns estaba serio.

—¿Erns? ¿Estás bien?

—¿Te sientes mal?

Los vampiros estaban preocupados.

—No, yo...

—¡Edwin, Abi, Erns y yo queremos que nos conviertan en sus cálices! ¡Y que queremos ser su familia!

—¡Rosemary, espera!

Erns estaba rojo mientras que los vampiros abrían sus ojos como platos. Edwin hizo una mueca y habló.

—¿Erns, sabes lo que estás diciendo? Estarías perdiendo tu libertad atándote a nosotros. Nosotros no queremos eso para ti... para ustedes.

—Edwin tiene razón, ustedes...

—Edwin, Abigail, perdí mi libertad hace mucho. Desde que llegué aquí. Y ustedes son los que hacen que no esté solo a pesar de estar cautivo en el mundo vampírico.

Rosemary asintió. Erns tenía mucho miedo al principio, pero terminó dándose cuenta que todos los vampiros no son malos. Ellos no son los asesinos que mataron a sus padres, son las personas que le brindaron calidez, a él y a Rosemary. Aunque no lo quería, al final terminó encariñándose. Un beso de buenas noches todos los días, personas que curaba sus heridas cuando él se lastimaba... Casi como sus padres. Sin embargo...

—A diferencia de Rosemary, yo sí conocí a mis padres. Por eso, no puedo verlos a ustedes como padres... Pero si puedo quererlos como a ellos, porque los veo como familia. Lo que quiero decir es...

Abigail lloraba. Lloraba tanto.

—No llores, mamá.

La dulce voz de Rosemary llamando "mamá" a un vampiro... Por otro lado, Edwin se había lanzado a abrazar a Erns. "Familia"... Algo tan cálido y hermoso como eso.

—Mary, te vas a caer. No te inclines tanto.

—Los peces son hermosos. Ven a verlos, Erns.

Ellos realmente...

—Ya voy.

... han crecido.

                  Capítulo 17/Fin