Al abrir los ojos, sentí como un rayo de luz me cegaba.Me di vuelta en la cama intentando apartarme de esa molesta luz, pero en vez de recobrar el sueño aparecieron recuerdos de todo lo que había sucedido anoche: William borracho, Alma borracha, Alma y Julián, la chica de la piscina y yo, y Alma y yo.
¿Algo de eso habrá sido real?
Pasé mi mano por mis ojos para poder enfocar mejor mi vista. Me senté en la cama y pude notar que ella ya no estaba acostada a mi lado.
Me siento como una de mis conquistas.
Salí de debajo de las sábanas con un increíble dolor de cabeza, quizás una de las migrañas más grandes que haya tenido en una fiesta.
— Está abajo— dijo la voz de William de la nada
Me confundí al escuchar eso, no se si fue mi conciencia, si estaba alucinando o de verdad fue William ya que no lo veía por ningún lado de la habitación.
— ¿Dónde estas?— dije preocupado
De pronto apareció desde el suelo del otro lado de la cama y se levantó
— ¿Qué hacías allí?
— Cuando llegué estabas acostado con Alma— se restregó los ojos con pereza— no iba a interrumpir eso
— Gracias— me levanté de la cama y me dirigí al baño tambaleando.
— Está abajo— repitió
— ¿Cómo lo sabes?
Abrí la puerta del baño para poder refrescarme un poco la cara antes de ir a buscarla y aclarar la situación.
— Porque me pisó cuando se fue
Reí con pocas ganas, y me miré al espejo. Mi cara parecía demacrada y mi cabello estaba desordenado; de pronto un flashback vino a mi mente de cuando Alma tocó mi pelo lo que me hizo sonreír involuntariamente. Mi cabeza dolía como mil demonios y no solo era por el alcohol.
— ¿Que pasó anoche?— la voz de Will llegó a mis oídos mientras se estaba recostado en la cama.
— ¿Qué crees tu?— metí la cabeza bajo el grifo de agua helada.
— Que eres un idiota, pero eso no responde mi pregunta
— Claro que la responde: lo arruiné todo— cerré el grito mientras me secaba la cabeza con una toalla.
— ¿Te acostaste con ella?
—Tuve la oportunidad, la tuve ahí enfrente de mi— le sonreí mientras me acercaba a la puerta.
— Pero...
—Pero lo arruine— tomé la perilla— lo arruine desde que hice la apuesta con Julián, ahora soy...
—Hombre muerto— Will se puso una almohada en la cabeza.
—Iré a hablar con ella para...
—Suerte con eso— dijo dándose vuelta para seguir durmiendo.
Abrí la puerta con poca decisión y caminé por el pasillo mientras todo a mi alrededor daba vueltas. No se si fue por todo lo que tomé anoche, o porque dormí pocas horas pero parecía que aún seguía borracho.
Pase entre medio de gente que dormía en el piso, y basura interminable que iba desde botellas hasta paquetes de preservativos.
Mirando el piso para evitar pisar la mano a un chico que aún tenía su vaso en mano, mi cuerpo choco con una delgada figura.
— Disculpa— dijo una voz delicada y conocida.
Mire hacía el rostro y unas cuantas pecas y cabellos rebeldes de color naranjo hicieron que mi dolor de cabeza aumentará un poco más.
—Hola — sonreí tratando de recordar su nombre.
Esta vez no estaba desnuda, ni en traje de baño, estaba con su ropa casual.
—¿Dormiste bien en esta locura, Sam?
Demonios, dijo mi nombre solo para que tratara de recordar el suyo.
—Si — reí incómodo — pude dormir un poco.
—Quería hablar contigo...
—¿De verdad? — sonreí incómodo — estoy un poco ocupado ahora y...
—Bueno al menos me gustaría que tuvieras esto — sacó algo de su sujetador y me lo entregó escondido en mi mano.
Maldición...
—Puedes contactarme cuando desees— me guiñó
—Gracias Anna — tome el papel y lo guarde en mi bolsillo.
—Emma — dijo con el ceño fruncido
Estuvo cerca
— Lo siento — sonreí incómodo — debo irme, gracias por todo lo de anoche, Emma — besé su mejilla y caminé por su costado.
Traté de maniobrar lo mejor que pude entre la basura y la gente para poder llegar a la escaleras y que Emma dejara de mirarme con odio a mis espaldas, pero con mi mareo todo parecía más difícil.
Cuando voltee y vi que Emma había desaparecido entre alguna de las puertas misteriosas, mi mente pudo enfocarse en el problema principal: Alma.
Miles de posibilidades se abrían ante lo que pasó anoche: me podría evitar, no se podría acordar, se acuerda y me odia.
El pánico comenzó a apoderarse de mi debido a que todas las opciones son malas y llegaban a la misma conclusión : No me hablará más.
Un sabor amargo llegó a mi mientras los recuerdos se volvían más nítidos, y sentía una extraña sensación en el estómago cada vez que recordaba aquel beso que ni siquiera debí haberme atrevido a dárselo después de su confesión.
Soy un idiota, tengo que arreglar esto.
Bajé las escaleras sin ánimo, y la vi sentada en el mismo sillón donde estuvo con Julián la noche anterior. Parecía cansada y tenía unas gran ojeras bajo sus ojos, que hacían que ese verde resaltara aún más.
¿Quizás está pensando en mí ? , ¿Debería acercarme?
De pronto su mirada llegó hacia mi presencia y evitó mirarme directamente a los ojos.
Esto es una mala señal
Me acerqué a ella y me senté a su lado, sin pensar que era algo incómodo.
—Hola
Esto es tan incomodo
Sentía como mi rostro se comenzaba a calentar, preparándome para verlo de un rojo intenso.
—¿Qué te pasa?— rió normalmente
—Nada— di una respuesta inmediata
—¿Cómo te sientes?
—Mejor—mentí.
Mi dolor de cabeza no había mejorado, es más sentía que estaba peor, ahora acompañado con un leve dolor de pecho. Pero me sentí un poco más relajado cuando ella hablo.
—¿Y tu?
—Julián me dijo que hice muchas cosas anoche—se tapó el rostro como si estuviera avergonzada—Así que con un poco de vergüenza.
—¿Julián?
—Si, Julián — me miró extrañada
—¿Qué te dijo?
— Que lo besé— me sonrió con un pequeño tono rojo en sus mejillas
—¿No te acuerdas de nada mas?
—Apenas recuerdo que bese a Julián, Sam
—¿No te acuerdas de nosotros?
—¿Nosotros?— pareció que su cuerpo se tensó.
—Si...—mi voz sonó un poco decepcionada
—¿Qué pasó entre nosotros? — movió su mirada para evitar mirarme directo a los ojos.
—Me dijiste cosas que...
—Aquí esta — interrumpió Julián entrando a la habitación — Un té para la enfermita
Julián parecía no tener resaca, venía en perfectas condiciones con su cabello perfectamente acomodado junto a una taza de té que coloco junto a Alma en la mesita de centro.
—Gracias — le sonrió tiernamente.
—Ah Sam, estas aquí — Julián me sonrió cómplice
—Si— no respondí a su sonrisa— lo estoy.
Alma comenzó a tomar de ese té como si la estuviera ayudando con algún dolor. Quizás se sentía mal y ni siquiera tuve la consideración de preguntarle algo. Pero a pesar de eso pareciera que esta evitando hablar del tema, o que no tuviera recuerdos de todo lo que paso.
¿Es algo bueno o algo malo?
—Alma...
—Después hablaremos de esto — me miró finalmente a los ojos con un poco de enfado.
—No quiero hablarlo después — comencé a molestarme.
La cara de Julián demostraba su incomodidad con la situación y luego de escucharnos un rato decidió retirarse nuevamente a la cocina.
—No quiero saber que pasó— dijo entre dientes.
—¿Por qué no?
—Estaba borracha Sam.
—Solo los niños y los borrachos dicen la verdad — me crucé de brazos — creo que las cosas que pasaron, no fueron totalmente correctas, y tengo que hablar contigo.
Ella bebió de su té junto a un suspiro.
—Si fue algo sobre nosotros, olvídalo ¿si?
La miré desconcertado
¿Era una mentira?
—Julián me invitó a salir hoy — evito mi mirada mientras revolvía su té con una cuchara pequeña— y no quiero arruinarlo pensando en esto.
El dolor de mi pecho se intensificó, parecía faltarme el aire, y no en la buena manera que había pasado la noche anterior. Algo dentro de mi se activo haciendo que la llama que parecía haberse tranquilizado después de anoche, ahora estaba enfurecida expandiéndose nuevamente por todo mi cuerpo.
—Dijiste que sentías cosas por mi— la miré a los ojos frunciendo el ceño involuntariamente.
Alma comenzó a toser incesantemente mientras dejaba la taza de té sobre la mesa de centro.
—¿Qué? — limpió su boca con una servilleta.
—Pasaron muchas cosas más Alma, estoy seguro que las recuerdas.
Ella se quedó pensando un momento, parecía afligida y como si no quisiera recordarlo.
—Fue cuando subimos a la habitación ¿no es así?
—Si...
—Sam...— ella sonrió naturalmente pero evito mi mirada nuevamente— estaba borracha ¿Si?
—¿Entonces fue todo una mentira?
—Sam, escucha...
—Dime que es una mentira lo que dijiste sobre lo que sentías por mí, y no te molestare más— la interrumpí bruscamente.
Ella subió la mirada un momento, como si me quisiera decir algo solo mirándome, pero no me bastaba con eso. Mi ceño seguía fruncido, y parecía que estaba respirando mas alterado de lo normal pero no tenia conciencia de ello. Y aunque la mirada de Alma parecía comprensiva y estaba seguro de que iba a decir algo positivo, la bajo nuevamente mirando sus manos retorcerse entre ellas.
— Es mentira Sam.
Sentía como las punzadas en mi pecho eran mas fuertes haciendo que la respiración fuera mas difícil y el dolor de cabeza aumentaba.
—No creo que todo lo que paso haya sido mentira.
Ya déjalo Sam
— Quisiera verte como algo más— volvió a mirarme a los ojos y tenía una mirada triste— pero eres igual que ...— Alma parecía callarse para evitar decirme la razón de sus verdaderos sentimientos, pero ya se había dicho.
— Andree
Ella me miró sorprendida
—¿También hablé de eso? — pareció avergonzarse.
— Si, hablaste de muchas cosas—No dejaba de mirarla directamente a los ojos, como si esperara algo con eso — Pasaron muchas cosas y no se si las recuerdas todas pero...
—Las cosas que pasaron solo olvídalas —me interrumpió enfadada— al menos conoces la razón de porqué no le doy libertad a mis pensamientos por ti y con eso basta.
—Yo no soy como él.
Alma rió sarcásticamente.
— Te conocí siendo como el, y anoche lo reafirmaste bastante— me miró seria
Me quedé en silencio mientras recordaba que después de todo yo fui quien me aparte.
—Yo cambié por ti— susurré sin mirarla al rostro.
—No haz cambiado en nada Sam— me miró a los ojos — solo hace unos días tuviste sexo con una chica solo por diversión, y me metiste en un gran problema por eso.
—¿Estás segura? — apareció Julián apoyado en el marco de la puerta
— ¿Qué demonios haces espiando conversaciones ajenas?
— Estoy evitando que le mientas otra vez.
—No eres parte de la conversación — me levanté del asiento desafiante.
—Soy parte cuando estas tratando de engañarla— se acercó a mí enfrentándome.
—¿A qué te refieres?— Alma miró a Julián confundida.
—Este estúpido — me sonrió sarcástico — me ofreció ser parte de una apuesta.
—Eres un mentiroso de mierda Julián— mis dientes rechinaban de la furia.
—¿Qué apuesta? — Alma se levantó del sillón con los brazos cruzados, como si supiera todo lo que Julián estaba hablando.
— Anoche llegó alardeando con todos, y me preguntó si quería ser parte de la gran apuesta de Bullworth—miró a Alma a través de mi hombro — la cual esa eras tu.
—¡Estas jugando sucio, hijo de puta! — mi furia le ganó a la razón y empuje a Julián contra la pared.
— Eres un idiota —Alma rió irónicamente — esto es todo.
Solté a Julián para mirar a Alma pero ella ya había abierto la puerta principal para marcharse
—¡Hey, espera! — Grito Julián antes de que el portazo retumbara en toda la casa.
— ¿Cuál es tu puto problema? — le grite a Julián en la cara
— Ahora ya no estarás en el camino galán — me guiñó — y gracias por el empujón, eso me dio mucha más credibilidad — se rió en mi cara.
Claro que él no iba a seguir las reglas.
A pesar de que tenía unas gigantescas ganas de romper los dientes de Julián, mi cuerpo se movió solo para abrir la puerta principal y correr hasta llegar a Alma antes que se fuera demasiado lejos.
— ¡Espera!
Alma se detuvo en la esquina de la calle y se dio vuelta para mirarme.
— ¿Qué demonios quieres?
— Solo escúchame... — respire hondo cuando llegué a su lado— un momento ¿si?
Ella se cruzó de brazos y me miró a la cara.
—No le creas a Julián
—¿No le creas a Julián? — rió —¿ ese es tu puto argumento Sam?
—Las cosas no fueron así...
— ¿Y como fueron?
—El... El quiso que todo esto fuera una apuesta.
—Y tu aceptaste ¿no es así?
— No... O sea...
— ¡Habla de una maldita vez! — me miró furiosa como aquella vez en el lago, y algo en mi interior se retorcido.
—Si— termine de decir mirando al cielo — Pero no era lo que quería, de verdad las cosas...
—Si no era lo que querías, no lo hubieras hecho— me interrumpió.
—Las cosas son más difíciles de lo que crees...
—No lo son— puso su mano en la cara
—¡De verdad lo siento mucho! — dije alterado
— Eres un maldito idiota— comenzó a caminar furiosa mientras negaba con la cabeza.
—Alma, lo de anoche no fue solo por la apuesta— comencé a caminar al lado de ella
—Te dije que olvidarás lo de anoche.
—¿Por que debería olvidarlo?
—Porque fue un completo error.
—¿Por qué demonios dices eso? ¿Acaso estabas tan borracha que creíste que era Julián?
Ella se detuvo y me miró furiosa
—¿Que intentas decir con eso?— vi como su cuerpo se tensaba debido a la furia
— No tuviste problemas para acercarte a Julián y coquetear con él descaradamente— comencé a hablar en un tono más fuerte— Con el puedes hacer lo que quieras ¿Verdad?
— Porque él no es como tu — se acercó a mí rostro desafiante— él es mejor.
— ¿Mejor? — reí — Yo arriesgue todo lo que tenía por ti.
—¿Arriesgar todo? — pareció perder la paciencia — ¡Casi me expulsan de la academia por tus mentiras! ¿¡Y tu arriesgaste todo!?
—¡Yo te salve de eso!
—Gracias por nada — sus ojos se clavaron en los míos, y parecía que me estaba asesinando en su mente — de verdad preferiría ser una vaga sin academia que seguir viéndote la cara.
—Pero a Julián si le quieres seguir viendo la cara a pesar de lo que hizo ¿No es así?
— Si — alejó su rostro de mi, pero seguía matándome con la mirada haciendo que mi pecho exprimiera toda la sangre de mi corazón.
—¿¡Si!?— salio en un tomo mas fuerte de el que quería, pero ya no podía aguantar la desesperación— ¿¡Después de todo lo que invento!?
—Quizás tienes razón Sam, quizás anoche me confundí y pensé que eras él— Cruzo sus brazos y miro el suelo con el ceño fruncido.
Pareciera que algo en mi interior hizo clic con esas palabras, haciendo que algo dentro de mí se haya roto en mil pedazos. Con esa sensación de humillación mi mente viajo al pasado, recordando malos momentos que pase con Ayleen y la vi reflejada en ella. El mismo color de cabello, la misma palidez, los mismos aires de superioridad con los cuales me humillaba cada vez que quería. Pero esta vez no seria así.
— Definitivamente fue un maldito error que hayas sido tú.
—¿Sabes que Alma? — me alejé de ella unos pasos como si sus palabras me hayan golpeado nuevamente— Vete a la mierda, eres una maldita perdida de tiempo.
Eres igual a ella, y a todas las malditas mujeres que se creen diferentes e inalcanzables solo porque eres un poco bonita. Maldita mentirosa.
—¿Lo soy? Que pena — sonrió irónicamente y cruzó los brazos nuevamente en su pecho — Entonces deja de perder el tiempo conmigo , y ve a apostar sobre otras chicas ¿Si?
—Deberías agradecer que quizás pude llegar a sentir cosas por ti algún día— sonreí con aires de superioridad.
— Créeme que hay muchos chicos mejores que tu para que sientan cosas por mi, y uno de esos es Julián.
—Todos se acercan a ti porque eres una virgen de mierda — me acerqué a ella y toque un mechón de su pelo— ¿No te das cuenta aún? Se nota a kilómetros — reí mientras un manto de furia parecía cegarme y no darme cuenta de las cosas que estaba diciendo.
Solo quiero que deje de sentirse poderosa. Solo quiero que sienta el dolor que estoy sintiendo en mi pecho en este momento. Solo quiero que...
—Incluso tu lo hiciste — quitó su cabello de mi mano
— Julián también lo hace— Le sonreí de forma maliciosa— ¿Por que crees que aposto por ti?
Ella parecía encogerse ante mi vista con cada palabra que estaba diciendo, y me daba una extraña sensación de grandeza y culpa.
— Anoche pude comprobar lo que se decía por los pasillos de Bullworth — Roce su brazo con mis dedos , haciendo que ella se alejara un paso —por la forma en que cubrías tu cuerpo cuando te saqué la blusa.
—Basta — hablo entre dientes mientras su rostro se comenzaba a poner rojo.
— Típico de una virgen insegura de su...
No pude terminar la frase ya que fue interrumpido por una bofetada en mi mejilla derecha. No pude ni expresar cierto dolor hasta que me toque el sitio con mi mano derecha. Aunque dolía como mil infiernos haciendo que mi oído se escuchara un pequeño sonido agudo, seguía sin comprarse al dolor que sentía en mi pecho.
—No te vuelvas a acercar a mi — me miró seriamente, recuperando todo el tamaño que había perdido con mis palabras hirientes.
Cerré los ojos fuertemente, despertando de toda la rabia acumulada. Toda la neblina roja que estaba viendo al insultarla desapareció de un solo golpe, haciendo que por fin viera lo que realmente había pasado.
Todo se fue a la mierda otra vez.
Ella me miró por unos segundos como si estuviera esperando algo, y luego de ver que yo aun seguía algo paralizado, se dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a su casa.
— Espe...— me quede en silencio y vi como ella apresura a el paso.
La furia volvió nuevamente, pero ya no era contra Alma, ni contra Julián, era contra mi. Saqué mi mano de mi mejilla y le lancé un puñetazo a un árbol cercano haciendo que ahora mi mano doliera mas que mi mejilla y mi pecho.
—Mierda — me apoyé en el un momento y sentí como toda la adrenalina por fin bajó y mi cuerpo quedó débil.
¿Por que demonios tiene que ser todo tan complicado? Ella estaba pensando en Julian después de todo.
Maldita mentirosa
Le di otro puñetazo al árbol, para que los pensamientos sobre ella al fin dejaran mi cabeza. Mire mi nudillo al sacarlo del árbol y a pesar de que estaba sangrando ya parecía no sentir dolor.
Camine hacia el auto para poder irme de este maldito lugar, y mientras me subía vi como Julián me sonreía desde la puerta de su casa.
—¡Creo que gané! — me grito a lo lejos en tanto escuchaba unas carcajadas.
Pensé seriamente si debía correr hacia el y golpearlo hasta que quedara inconsciente. Pero en vez de eso abrí la puerta del auto y me senté cansado. Apreté el volante con furia al recordar las palabras de Alma haciendo que la sangre comenzara a fluir con mas facilidad. Sentía que los ojos me picaban de la furia como si me fuera a poner a llorar como un niño pequeño, pero antes de que algo así sucediera, prendí el auto y maneje a mi casa a toda velocidad.
Odio sentir esta mierda, odio a Julián, odio a Alma, definitivamente la odio. Es una maldita mentirosa, después de todo siempre pensó que fui Julián.
Suspiré cansado mientras esperaba que la luz diera a verde en una esquina, poniendo mi cabeza a descansar en el respaldo de la silla.
¿Por qué le dije eso?
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Ella dijo: ''No es ahora o nunca, espera 10 años , estaremos juntos''
Dije: '' mejor tarde que nunca, solo no me hagas esperar por siempre''
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